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Anticomunismo y propaganda en la
«campaña del terror» de las elecciones
presidenciales de 1964
*
University of Wisconsin-Madison.
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Marcelo Casals
Chilenos, quiero que sepan, que el candidato de los que dicen ser socia-
listas, el señor Salvador Allende, es amigo de Fidel Castro, Ernesto Ché
Guevara, Nikita Khruschev y al igual que todos ellos, sólo sigue una
línea: la trazada por el Partido Comunista. (…)
Cuba es un país eminentemente católico, pero desde el principio, los
comunistas se dieron cuenta de que tenían en la religión a un poderoso
enemigo.
Chilenos, los comunistas borrarán el nombre de Dios de la Constitución,
y después borrarán la Constitución, como lo han hecho en Cuba.
Serán invadidos los templos y profanadas sus imágenes, como lo hicieron
en Cuba (…)
Madres chilenas, estoy segura que ustedes no permitirán que sus peque-
ños hijos les sean arrebatados y enviados al bloque comunista, como ha
pasado en Cuba, y donde con toda la mala intención que caracteriza
a los ROJOS, y como único fin de servir así a los intereses del Partido
Comunista, comenzarán a ser adoctrinados, desarraigando en esas cria-
turas, la orientación cristiana y saludable que ustedes con tanto amor y
desvelo han forjado en ellos. (…)
campesinos, obreros, estudiantes, madres y pueblo chileno en general:
en sus manos está el impedir que se repita en este país la dolorosa
agonía que hoy vive mi patria, esclavizada por el yugo comunista1.
1
«Juana Castro leyó un mensaje radial advirtiendo los peligros del comunismo»,
El Diario Ilustrado, 3 de septiembre de 1964, p. 3. Destacado en el original.
2
«Piden a Juana Castro que concurra al senado de EE.UU.», La Nación, 8 de julio
de 1964, pp. 1 y 6.
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Conservative Women in Brazil and Chile in the 1960s and 1970s», inédito, 2008,
passim. Agradezco a la autora de este estudio por enviarme gentilmente su escrito
vía correo electrónico.
5
Joaquín Fermandois, Mundo y fin de mundo: Chile en la política mundial. 1900 -2004,
Santiago de Chile: Ediciones Universidad Católica de Chile, 2005, pp. 297-302.
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Thomas Wright, «América Latina en la época de la Revolución Cubana: un intento
de interpretación», en Revista Chilena de Historia y Geografía, N° 160, 1992-1993,
passim.
7
He desarrollado con más detenimiento este tema en Marcelo Casals, «El alba
de una revolución. Orígenes de la construcción estratégica de la ‘vía chilena al
socialismo’. 1956-1962», en Martín Bowen et al., Seminario Simon Collier 2006,
Santiago de Chile: Instituto de Historia, Pontificia Universidad Católica de Chile,
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Tomás Moulián, «La Democracia Cristiana en su fase ascendente: 1957-1964»,
Santiago, en Documento de Trabajo, N° 288, FLACSO, 1986, pp. 1-71.
12
Para un análisis de los fundamentos doctrinarios de la Democracia Cristiana,
particularmente de su rol como alternativa al marxismo revolucionario, véase
Luz María Díaz de Valdés, La Democracia Cristiana, una opción ideológica y real
frente al marxismo en Chile: (1957-1964), Santiago de Chile, Tesis de Licenciatura
en Historia, Pontificia Universidad Católica de Chile, 2003.
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Tomás Moulián, Fracturas. De Pedro Aguirre Cerda a Salvador Allende (1938-
1973), Santiago de Chile: LOM, 2006, passim; Sofía Correa, Con las riendas del
poder: la derecha chilena en el siglo XX, Santiago de Chile: Sudamericana, 2005,
pp. 65-103.
14
Sofía Correa, «Iglesia y política: el colapso del Partido Conservador», en Mapocho,
N° 30, segundo semestre de 1991, pp. 137-148.
15
Sofía Correa, «La derecha en Chile contemporáneo: La pérdida del control estatal»,
en Revista de Ciencia Política, Santiago, Pontificia Universidad Católica de Chile,
Vol. XI, N° 1, 1989, pp. 15-19.
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sucesos como la Comuna de París de 1871, donde se proyecta una imagen demo-
nizada de los communards y del propio Marx. Al respecto, véase Luis Ortega, «Los
fantasmas del comunismo y Marx en Chile en la década de 1870», en Revista de
Historia Social y de las Mentalidades, Santiago, Universidad de Santiago de Chile,
N° 7, Vol. 2, 2003.
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Eladio Huentemilla, «Antecedentes de la Ley de Defensa Permanente de la Demo-
cracia», Santiago, Tesis de Licenciatura en Historia, Pontificia Universidad Católica
de Chile, 1992, pp. 44-49.
25
Carlos Maldonado, «ACHA y la proscripción del Partido Comunista en Chile»,
Documento de Trabajo N° 60, Santiago, FLACSO, 1989, passim.
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de estos años del peligro latente que encerraba el supuesto trabajo subte-
rráneo en Chile y denunciaran infiltraciones, debilidades y colusiones de
distintos actores sociales con la tarea «disolvente» del comunismo. Los más
activos en esta faena, en lo que fue una especie de reproducción a escala de
la «caza de brujas» del macartismo norteamericano, fueron el conservador
Sergio Fernández Larraín y el liberal Raúl Marín Balmaceda26.
Como ya se ha señalado, la Revolución Cubana despertó nuevamente
los temores a la revolución social en América Latina. La identificación
de gran parte de la izquierda de la región con el régimen cubano, más
allá de las diferencias doctrinarias entonces suscitadas, concentró en este
sector social las acusaciones y recriminaciones de los grupos y activistas
anticomunistas locales. Fue este un punto central de la propaganda en
contra de las izquierdas latinoamericanas, proceso que tuvo como hitos
destacados, en 1964, la movilización social y posterior derrocamiento de
Goulart en Brasil y la elección de Frei Montalva en Chile.
«Chile en la encrucijada»
La propaganda anticomunista desplegada en las elecciones presidenciales
chilenas de 1964 apuntó a una diversidad de temáticas y actores específicos,
con el objetivo de convocar a la totalidad de la sociedad chilena a la acción
para superar la «encrucijada» a la cual se enfrentaba el país. No existió,
en este sentido, un «guion» uniforme e invariable, predominando, por el
contrario, la diversidad de mensajes y medios por los cuales se difundían.
Sin embargo, es posible identificar una estructura ideológica común a los
argumentos entonces difundidos. En ese sentido, el anticomunismo no fue
solo la oposición al comunismo, sino que también la afirmación de valo-
res, realidades y prácticas establecidas que se defienden de una amenaza
asumida como inmediata y catastrófica. Elementos como la defensa de
la familia, la religión, la propiedad, la nación, la democracia y la justicia
Algunos escritos y discursos sobre esta materia son: Sergio Fernández Larraín, En
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La serie, aunque incompleta, se encuentra en Foro de la Libertad de Trabajo, Chile
en la encrucijada, Santiago de Chile: Impresiones Sopech, 1964. Los afiches fal-
tantes pueden encontrarse en la prensa periódica, principalmente en El Mercurio,
La Nación y El Diario Ilustrado a partir de junio de 1964.
28
Eduardo Labarca, Chile invadido, Santiago de Chile: Editorial Austral, 1968. p.
72. Si bien este libro está enfocado a la denuncia y al debate contingente de la
segunda mitad de la década de los sesenta por parte de un sector específico del
sistema político —el Partido Comunista—, el contraste con distintas fuentes en
torno a otros aspectos de los sucesos de 1964 da cuenta de la verosimilitud de
gran parte de sus datos.
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Otras organizaciones fueron «Chile Libre», «Acción Chilena» y «Acción Mujeres
de Chile» que periódicamente publicaban en la prensa antiizquierdista columnas
y afiches enfocados a distintos sectores sociales. «Acción Mujeres de Chile», por
ejemplo, como su nombre lo indica, se enfocó principalmente a persuadir a las
mujeres de votar por Frei Montalva para salvar al país de las garras del comunismo.
El grupo fue liderado por una aristócrata santiaguina de gran notoriedad pública
durante el gobierno de la Unidad Popular, por su incesante labor de organización
de mujeres opuestas a Allende, Elena Larraín. Luego de separarse de «Chile Libre»
tras constatar la escasa voluntad de sus miembros masculinos por pasar a la acción
política directa, fundó en 1963 esta organización que, de acuerdo con Margaret
Power, seguramente recibió financiamiento norteamericano durante 1964, según
consta (aunque no explícitamente) en el «Informe Church» del Congreso Nortea-
mericano de 1975. Margaret Power, La mujer de derecha. El poder femenino y la
lucha contra Salvador Allende, 1964-1973, Santiago de Chile: DIBAM, 2008, pp.
100-104.
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Ciertamente, el anticomunismo en clave conservadora de la «campaña del terror»
de 1964 no fue la única expresión de esta persuasión ideológica en estos años. La
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absoluto excluyentes entre sí. Al respecto véase Rodrigo Patto Sá Motta, op. cit.,
pp. 15-29.
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Margaret Power, «The Engendering of Anticommunism and Fear in Chile’s 1964
Presidential Election», en Diplomatic History, Vol. 32, N° 5, 2008, p. 942.
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En esa oportunidad, Salvador Allende captó el 32,4% del electorado masculino,
mientras que Alessandri Rodríguez el 30,2%. Sin embargo, las mujeres le dieron
el 34,1% de los votos a este último y sólo un 22,3% a Allende, porcentaje incluso
menor al recibido por quien llegó en tercer lugar en esos comicios, el democrata-
cristiano Eduardo Frei Montalva. Federico Gil y Charles Parrish, «Part II. 1964
Presidential election returns, broken down by sex, province and region, along
with presidential election returns, of 1952 and 1958» en The Chilean presidential
election of September 4, 1964, Washington: Institute for the Comparative Study
of Political Systems, 1965, passim.
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Ese año estaban inscritos para votar 1.332.814 mujeres y 1.582.307 hombres, es
decir, un 35,43% de la población total. Estos índices son bastante expresivos de
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la ampliación del electorado, más aún cuando consideramos que por esos años
cerca del 50% del país era menor de 20 años. A la vez, las mujeres habían llega-
do a representar un 45,7% de la población electoral, porcentaje notoriamente
superior al 33,9% de 1958. Además, en las elecciones de 1964 encontramos otra
diferencia en favor de las mujeres: la abstención femenina fue bastante menor
que la masculina. Un 83,8% de los hombres con derecho a voto concurrieron a
las urnas ese año, frente a un 90,39% de las mujeres, lo que en otras palabras
representa un 16,2% de abstención masculina y un 9,61% femenina. Christian
Carvajal, «La elección presidencial de 1964», Concepción, Memoria de Prueba
Licenciatura en Ciencias Jurídicas y Sociales, Universidad de Concepción, 1991, p.
50; y Raúl Morodo, Política y partidos en Chile. Las elecciones de 1965, Madrid:
Taurus, 1968, pp. 23-27.
35
Para un completa relación sobre este punto en base a la documentación nortea-
mericana disponible, véase Margaret Power, «The Engendering…» op. cit., pp.
931-953.
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Ver fig. 1 de esta primera serie. Foro de la Libertad de Trabajo, op. cit., s/p.
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Ciertamente, ello no excluye que Estados Unidos haya sido más decisivo en los
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Palabras finales
Uno de los aspectos más polémicos de la «campaña del terror» de 1964
fue la masiva —aunque soterrada— intervención norteamericana, recono-
cida y detallada por el mismo Senado de Estados Unidos a mediados de la
década de los setenta —cuando ya los vientos políticos soplaban en otra
dirección— y refrendada con la desclasificación progresiva de documen-
tación de inteligencia de la época, iniciada a finales de los años noventa.
Es ahí donde principalmente se ha puesto el acento en el análisis político
El texto completo de este afiche dice: «Si los adultos de Chile se formaron en una
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