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POEMAS
Traducción e introducción de
Teresa Garulo
Hiparión
poesía Hiperión
Colección dirigida por Jesús Munárriz
Diseño gráfico: Equipo 109
UN PINO EN EL JARDIN
EL ARROYO EN ESTIO
LA RUŞĀFA DE VALENCIA
ARROYO DE LA MIEL2
LA NORIA
EL BAÑO
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LA MANZANA
10
EL JOVEN DORMIDO
11
EL JOVEN ESBELTO
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EL CARPINTERO
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EL CALDERERO
14
EL NIÑO QUE FINGIA LLORAR
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EL TEJEDOR
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EL JOVEN GUERRERO
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UNA RAMA DE SAUCE
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EL NECTAR DE SU BOCA
El néctar de su boca
se escancia en copas de perlas.
El Can1 ladra envidioso y, deslumbrado,
acusa al sol cuando amanece:
con la saliva aún brillan más las perlas
y su fulgor aumenta las tinieblas.
El que no entiende ignora que su rostro
es un jardín con arrayanes y amapolas;
con estas flores, se diría, lo apedreo
y me sonríe apartando las mejillas.
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EL TAÑEDOR DE LAUD
1
Can Mayor, constelación austral cuya estrella más brillante es Sirio.
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EL SUEÑO
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UN AMIGO TE INVITA
Un amigo te invita,
cuando el crepúsculo es como un enfermo
cuya vida se acaba,
a la vera de un río de aguas rápidas,
cual tu conciencia, límpidas,
y como tu carácter dulces.
Del céfiro la alada brisa unge
las colinas, y oculta, palpitante,
sus plumones y plumas.
Se habían reunido, como estrellas
desde distintos horizontes
y signos del Zodíaco, generosos mancebos.
En el momento mismo en que el relámpago
en la vaina del cielo penetraba
y en sus ojos brotaban lágrimas de lluvia,
al jardín dirigí una mirada
y por verlo aparté mi copa del copero.
Te recuerdo en las líneas de alhelíes
que inclinan sus cabezas para verte;
detente cual si fueras el amado:
éstas son las señales de un amante
que sufre por tu ausencia;
acércate a sus flores, amarillas,
que parecen, mojadas por la lluvia,
ojos de enamorado.
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¡VUELVE A LLENAR LAS COPAS!
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EL VIENTO EN EL RIO
POEMAS AMOROSOS
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AQUÍ EN MI PECHO
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CELOS
El crepúsculo tuvo celos
al verme con mi amado
y envió al agua para separarnos
y al viento como espía.
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NOSTALGIA DE VALENCIA
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TU QUE CABALGAS
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AMANTES
1
Puente cerca de la Ruşāfa, en Valencia.
... Dije: ¿Por qué la noche me parece
eterna ? y si no la es,
¿por qué no se disipa con el día?
... Dicen: La noche es larga y la noche no es larga
Mas ¿Puede discutirse eso entre los amantes?
...Cuando la noche del amor desciende
el que duerme no sabe
cuánto sufre un amante y cuánto oculta.
... Dicen: Brillan las canas en sus sienes.
Y respondo: Las canas brillan en mis sienes.
... Los pechos de los hombres se agitan por ella
como si fuesen las vainas vacías de las espadas.
... Si yo quisiera, estallaría entre nosotros
una guerra de amantes
y sería mi enseña la languidez.
Pero ya, noble muchacha,
me han alcanzado graves males.
Con la intención de verla crucé el mar del Estrecho;
las orillas luchaban por la nave
allí donde se encuentran los dos mares
y la muerte, resuelta,
sobre nosotros se lanzaba.
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1
Lugar de recreo de Granada.
que ha empapado mi manto con sus perlas.
Cuando se diga: «Se ha salvado la caravana»,
di: «¿Cómo pueden ir en paz por esos caminos?»
¡Arqueros de la tribu! Se os ha dado mi sangre,
la que vertiste en el día del an-Naqā.
y no os lo propusisteis, mas fue el motivo
de que la muerte se acercase:
al volveros, encontrasteis
los puntos más vitales del amante.
¡Ojos heridos, cuyo llanto
después de tu partida inunda mis mejillas!
Entrañas sin consuelo, ¡cuántas veces
quise calmar la agitación que les causaste!
¡Ay corazón ardiente!
Nunca puse la mano sobre ti
por temor a abrasarla.
¿Por qué esa estrella, que mis ojos miran
arrobados, no deja el horizonte?
¿Por qué mis ojos se despojan del sueño?
¿ Por qué no se desnudan del insomnio ?
¿Qué calmará, censores, vuestra saña
contra este corazón que me desvela?
¿ Qué pretendéis atormentándolo
si ya se ha derretido ardiendo a vuestro lado ?
Amigos, emplead vuestros consuelos,
rogad a Dios por quien vive añorante,
tened piedad, en la tiniebla densa,
de quien pasa la noche entre sus lágrimas,
la oscuridad humedeciendo ;
distraedme del deseo de veros,
por más que sea vuestro espectro
el que llame a mi puerta,
y prometed que nos encontraremos,
pues pensar en la cita me consuela.
Si antes de separarnos
hubiera yo temido la injusticia
del amigo, habría sido justo
y ahora beberíamos
el vino que quedó de aquella tarde.
¡Que riegue Dios aquellas tardes íntimas
con nubes generosas!
Dios me la dio y era una vida
que raramente disfrutó
aquél a quien fue dada.
¡Cuántas flechas vinieron de tu parte,
las más mortíferas lanzadas nunca!
¡Ay dulzuras de Naŷd, cuyo recuerdo
conservaré, pues me dejaron campo
amplio para el amor!
Después de que te fuiste
la vida ya no es dulce,
ni es bueno para mí seguir viviendo.
¿Quién me traerá noticias tuyas
que me digan verdad ?
¿Sabe Babel que somos unos hombres
que convierten su magia en amuletos?
Grabamos la oración en nuestros pechos
y nos protege de todos los temores,
la oración que pronuncia el ministro supremo
que al hablar deja atrás a la elocuencia.
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ELEGIA A LA MUERTE DE YŪSUF. II
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EN MI SUEÑO AGITADO
1
La tumba, la noche y el corazón.
ELEGÍAS
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Bucearon por ti
en las entrañas de la bahía
temiendo se perdiera la perla blanca;
rivalizaron por llevarte a la tumba
y se multiplicaron las rojas lágrimas
¡Ah, maravilla! Tu esencia,
¿cómo podía estar tan confusa
que la tierra y el agua la reclamaban?
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ELEGÍA
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ELEGIA VALENCIANA
46
Hombres elocuentes,
¿por qué motivo estáis reunidos?
Aquí tenéis a ‘Ukāz,
mas ¿dónde está Quss de Iyād2?
La muerte cruel ha cortado con su tajo
la lengua de la elocuencia.
El cielo de vuestra gloria se ha detenido;
ya no sois, después de abatidos,
la estrella que guía.
Tendréis que andar a ciegas el camino
pues se ha apagado la brillante luz de esa estrella.
No se melló su espada refulgente
sino que se soltaron las junturas
de vuestras lanzas rotas.
¡Ay apoyo indiscutido de la tribu,
mejor tú solo que tus nobles antepasados!
Ay, ¿cuál sería la razón de ser
de un collar, cuyo hilo eras tú,
sino convertirse en dispersión eterna?
1
Alfaquí malagueño de noble familia, escritor y autor de un poema en
elogio de ‘Abd al-Mu’min, el califa almohade.
2
Quss ibn Sā‘īda, obispo de Naŷran, famoso por su elocuencia, que
predicaba en las ferias de ‘ukāz, lugar donde se celebraban importantes
competiciones poéticas. Se conservan algunos de los poemas ganadores de
estos certámenes, que reciben el nombre de mu‘allaqāt.
Ya es bastante dolor para este tiempo
que, por tu pérdida, la larga noche
vista traje de duelo,
noche que con sus estrellas
recuerda el brillo de tus versos
y el fulgor de la espada que ceñías.
¡Qué gran amistad teníamos!
¡Qué digno de amor eras si escuchabas
o tomabas la palabra!
¡Detente de buen grado en tus lares
pues el mundo se ahoga
bajo los pies de los ambiciosos!
Mas ¡ay!, estas palabras llegan a ti
cuando estás ya protegido de enemigos
ya salvo de envidiosos.
Hasta el monte elevado inclinó su frente
por el amigo y el valle se estremeció.
¡Vuelve a nosotros!
Ah, esto es hablarte sin que tú respondas.
Borra de tus ojos el sueño,
ese sueño de llanto e insomnio
que estamos sufriendo.
Ya es el alba y no despiertas,
¿hasta cuándo va a durar tu somnolencia
si ya ha pasado el momento del sueño?
Parece que las rocas hubieran dicho:
Duerme tranquilo; antes que tú ha llegado
la buena nueva de tu venida.
Duermes con la cabeza sobre el mármol,
¡qué duro lecho y qué almohada más dura!
Tu grandeza, que habita en su interior,
ha hecho reverdecer tu tumba.
Con los enseres del campamento
haz más cómodo el lecho en esta tierra fértil,
Oh tú, que partes de noche
en una caravana cuyo paso
apremia el guía mientras canta el camellero,
qué penoso me parece
que te detengas en tal morada
solitaria, sin amigos,
al lado de otros hombres también nobles
-¡Dios conceda la lluvia a esos amigos!-
que moran hasta el día de la resurrección
en sus tiendas de cuerdas extendidas,
en un lugar donde la podredumbre,
reemplaza a las estacas,
descanso de viajeros que cabalgaron
por confines y límites ignotos;
Igual les parecía el día que la noche,
cabalgar o detenerse;
hombres delgados que soportan el hambre
y dan a las monturas
la flor de sus provisiones.
¡Con qué celo apartaron de sus cuerpos
los placeres de la vida!
Ay, quién supiera, aunque la muerte
sea un paraíso para ti
y conozcamos cuál es la distancia,
si tu nobleza puede renacer
o si regresarás de tu ausencia.
Ya se llevaron tu cadáver,
esa espada de adornos numerosos
que colgaban de las espaldas;
se humillaron los hombros de quienes te llevaban
al envainar tu cuerpo
en una tumba sin guarniciones.
¡Qué sangre tan generosa
se ha bebido la tierra!
Ahora yaces en tierra llana
y es una gloria que distingue a esta tumba,
¡qué magnífica fosa
para el más animoso de los hombres!
Hijos de Abū l- ‘Abbas, ¡qué jefe
y qué refugio os ha robado el mundo!
¿Fue otra cosa que el ojo cuya flecha
alcanzó el blanco y encontró destino ?
¡Qué amarga gloria cuyo vacío
no llenarán ni los hijos
ni los nobles amigos!
¡Cuántas colinas sin ti
serían hoy abismos y arenales!
Con tu favor aún las confortas desterrando
de ellas las hienas y animales de presa.
Eras, Abū Muhammad, cual las rocas,
¿cómo pudieron destruirse
las altivas montañas?
¡Qué ardor el de esta brasa encendida
por cuya pérdida maltratamos nuestros cuerpos!
Y ¿cómo consolarse si la tristeza
desborda el cauce de lo cotidiano ?
Las plañideras lloran mientras digo
a mis enrojecidos párpados:
Vuestra es mi sangre sin tasa,
derramad cuanta queráis.
Sólo esto puede hacer el fiel amigo,
y con ello bastaría si con lágrimas
se alcanzase la meta del deseo,
mas son la más débil ayuda
aunque corran abundantes.
La paz sea sobre ti.
Seguiré visitando tu morada,
y en tanto que se vierta sobre ella
la lluvia de perpetuas nubes
recibe el llanto que derrama un cálamo
como lágrimas de tinta
en la mejilla del papel.
ELOGIOS
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ELOGIO DE ABŪ ‘ABD ALLĀH IBN ‘ABD AL-MALIK
IBN SA‘ID1
1
Estrella pequeña de la Osa Menor.
y se aleja de ti constantemente;
que tras un espejismo, a mediodía,
abandona la fuente y de sed muere!
... Aquél que no confía en ti
no vale un solo dedo tuyo
pues tú eres la gente, y el secreto
es que has llegado a ser con tu grandeza
el único entre todos.
Tus prendas aventajan al perfume
del elogio, extendido como almizcle
por países lejanos
¡cuántas veces la fama
se va debilitando al hablar de ella!-,
que penetra en el alma suavemente
como el aliento pasa por la boca.
Mi gratitud te envío cual presente
de quien llega a tu casa
y de tu generosidad se nutre:
eternamente tengo que alabarte
si te complace ser eternamente alabado.
50
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1
Uno de los hijos del califa almohade, ‘Abd al-Mu’min.
en la lengua de las plumas.
... Llenas el mundo de justicia con la espada
y con el cálamo eres en la tierra
la balanza entre Dios y los hombres.
... ¡Ah moradas sublimes; cuyos nobles
cimientos y robusta fábrica.
en el temor de Dios se asientan!
... Y si hubieses vivido en el tiempo
de la revelación,
Dios habría revelado
en estas cualidades un Corán.
...Quien no preste atención a tus palabras
cuando la espada está envainada,
las leerá cuando el sable esté desnudo;
dar muerte a espada al enemigo es una deuda
y aunque tu acero el pago retrasase,
los días son la garantía;
estate, pues, seguro del triunfo,
tuya es la espada y de los cuellos la humillación;
siempre habrá en tu enemigo, en sus entrañas,
sangre sedienta de tu hermosa espada.
53
Si yo no pronunciase tu alabanza
perdería tu amparo y tu favor .
La mano de Ibn Manşūr y yo somos,
como suele decirse,
la nube y el jardín;
sobre sus verdes beneficios
canta mi gratitud como paloma
posada en las ramas.
... Entre los dones, con tu amor me basta,
él es la auténtica riqueza,
no lo que ven las gentes.
VARIOS
54
El cielo de la gloria
tiene una nueva estrella.
Con ella nacen las acciones nobles,
la generosidad,
y se preparan la asamblea y el cortejo.
... Albricias te sean dadas por el niño,
ese cachorro de león
-en realidad, león poderoso-.
Alégrate con él
pues nace un ser afortunado, cuya alborada
enorgullece y maravilla a este siglo.
...y su dulce palabra es hidromiel.
Se ha cumplido el deseo más difícil,
aquel que el noble anhela y persigue.
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A UN POETA AMIGO
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A SU AMIGO ‘AMR
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EPIGRAMA
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1 =D 9 3 =D 2 5 =D 48
2 =D 45 4 =D 55 6 =D 50
7 =D 32 26 = D43 45 = D 21
8 =D 36 27 46 = D 18
9 28 47 = D 53
10 =D 3 29 = D16 48 = D 17
11 30 = D22 49 = D 19
12 = D 10 31 = D35 50 = D 24
13 = D 12 32 =38 51 = D 58
14 = D 20 33 = D13 52 = D 52
15 = D 30 34 = D41 53 = D 11
16 = D 46 35 = D56 54 = D 29
17 = D 49 36 = D57 55 = D 6
18 = D 28 37 = D28 56 = D 4
19 = D 44 38 = D42 57 = D 25
20 = D 31 39 = D1 58 = D 26
21 = D 33 40 = D7 59 = D 23
22 = D54 41= D15 60 = D 51
23 = D59 42= D40 61= D 5
24 = D34 43 = D 14 62 = D 37
25 = D47 44 = D 8 63 = D 39
INDICE
INTRODUCCION
BIBLIOGRAFIA
ELEGIAS
39. A la muerte de un amigo ahogado
40. Elegía a la muerte de Yūsuf. I
41. Elegía a la muerte de Yūsuf. II
42. Tras la muerte de Yūsuf
43. En mi sueño agitado
44. Elegía
45. Elegía valenciana
46. Elegía a la muerte de Abū Muhammad ibn abī
1-‘Abbas al-Ŷudāmi de Málaga
ELOGIOS
47. Elogio de Abū Ŷa‘Far al-Waqqaši, visir de Ibn Hamušk
48. Elogio al visir al-Waqqaši
49. Elogio de Abū ‘Abd Allāh ibn ‘Abd al-Malik ibn Sa‘id
50. Elogio de ‘Abd al-Mu’min cuando desembarcó en el monte de
la Victoria (Gibraltar)
51. Elogio a un noble almohade
52. Elogio de Abū Sa‘id al-Sayyid
53. Elogio de Ibn Manşūr
VARIOS
54. Felicitación por un recién nacido
55. Respuesta a un amigo que le había enviado un cuchillo
56. Saludo a Abū l-Hasan
57. Saludo a Ibn Wahb
58. Respuesta a Ibn Harbūn
59. Respuesta a Abn l-Hasan ibn Lubbāl de Jerez
60. A un poeta amigo
61. A su amigo ‘Amr
62. Epigrama
63. Verso final de un poema