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Artículo especial Arch Argent Pediatr 2012;110(1):35-38 / 35

Educar en la sociedad actual*


Educating at today‘s society

Dr. Guillermo Jaim Etcheverrya


http://dx.doi.org/10.5546/aap.2012.35

La educación es una actividad es- seres biológicos en veloz proceso de


trechamente relacionada con la labor maduración y, por otro lado, de “re-
del pediatra ya que sus protagonistas cién llegados” a un mundo cultural
son, precisamente, quienes están a su que los antecede y que les resulta ex-
cuidado. traño. Además de asumir la responsa-
Toda vez que se hace referencia al bilidad por el desarrollo de sus vidas,
futuro, se menciona la importancia debemos, pues, introducir a nuestros
de la educación para el desarrollo de hijos en un universo de significados.
las personas y de la sociedad. Sin em- Para hacerlo, recurrimos a la ayuda
bargo, la educación sólo logra atraer de una instancia prepública, la escue-
fugazmente la atención del público la, que no es en un todo idéntica al
cuando se produce algún hecho anó- mundo. En ella, los educadores, aun-
malo. No creo necesario extenderme que no hayan construido ese mundo
sobre los signos evidentes de que la o lo prefieran distinto, asumen la res-
Argentina ha ingresado al nuevo mi- ponsabilidad de representarlo ante las
lenio con serios problemas en la canti- nuevas generaciones. Su competencia
dad de personas educadas con las que consiste en conocerlo y en ser capaces
cuenta así como en la calidad de la de introducir en él a los demás. Pero
educación que esas personas reciben. su autoridad se funda en el hecho de
Tan grave deterioro así como las asumir esa responsabilidad testimo-
intolerables desigualdades sociales nial con respecto a la cultura. Como
que se observan en materia de edu- afirma Charles Péguy, el docente “no
cación, deberían estimularnos a vol- es un enviado del Estado ni de la sociedad,
ver a reflexionar sobre las cuestiones sino el representante de la humanidad y de
esenciales. Evitar que la crisis actual sus obras, es el delegado de los poetas, de
termine configurando una verdadera los científicos, de los artistas”. Los do-
tragedia, supone que, una vez más, centes cumplen su tarea en nombre
nos propongamos analizar el sentido de una colectividad que hoy se resiste
último de la educación, las expectati- a respetar el papel que desempeñan.
vas sociales que la determinan y, sobre Al negarles ese reconocimiento y
todo, los modos mediante los que en- así asumir la responsabilidad de esa
a. Profesor de la caramos la incorporación de las nue- representación, nuestra generación
Facultad de vas generaciones a la cultura. expresa su desencanto ante la reali-
Medicina de la ¿Para qué educamos? Responde dad, su desagrado frente a las cosas
Universidad de
Buenos Aires.
Hannah Arendt en su ensayo “La cri- tales como son. No advierte que, pre-
Investigador del sis en la educación”: “Educamos para cisamente, la esperanza de cambiarlas
Conicet. enfrentar la renovación constante que ex- reside en lo nuevo que aporta cada ge-
perimenta la sociedad debido a la llega- neración. Hannah Arendt sostiene que
Correspondencia:
Dr. Guillermo Jaim
da de nuevos seres”. Señala que niños por el bien de lo que hay de nuevo y
Etcheverry: y jóvenes se presentan ante padres y revolucionario en cada niño, la edu-
Jaimet@retina.ar. maestros bajo la doble condición de cación debe ser capaz de preservar e

Conflicto de intereses:
Ninguno que declarar.

Recibido: 21-12-2011 * Conferencia de Clausura, Congreso del Centenario de la Sociedad Argentina de


Aceptado: 22-12-2011 Pediatría, Buenos Aires, 16 de septiembre de 2011.
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introducir ese elemento novedoso en un mundo yendo en las reformas propuestas para superar la
viejo. Para eso, resulta imprescindible hacer cons- realidad que conocimos, soluciones que, muchas
ciente al “recién llegado” de las características de veces, han agravado los problemas de la escuela.
la realidad a la que se incorpora, proporcionán- Hannah Arendt identificó, ya a mediados de
dole los instrumentos de la cultura que le permi- la década de 1950, ciertos rasgos esenciales en la
tirán intentar cambiarla. El verdadero objetivo de crisis de la educación moderna que no han hecho
la educación no es divertir al niño, sino rescatar- sino agudizarse. Los niños forman un mundo
lo de la agitación de la sociedad, asegurando las aparte, en el que los adultos deciden inmiscuirse
condiciones para que pueda entrar en posesión lo menos posible. La educación ya no corresponde
de su herencia. a los maestros que conocen a fondo una discipli-
Pero hoy no se intenta ya conformar a los se- na, sino a los pedagogos, generalistas de la ciencia
res humanos como sujetos autónomos, sino que de la enseñanza. El propósito explícito de la edu-
se trata de satisfacer sus impulsos inmediatos, cación no es más el de transmitir conocimientos
entreteniéndolos al menor costo posible. El prin- sino el de sustituir el aprender por el hacer, el tra-
cipio del placer rige nuestras vidas. Avanza una bajo esforzado por el juego entretenido, los sabe-
sociedad que lo devora todo: bienes, ideas, cele- res concretos por la libre expresión de uno mismo.
bridades. Reina la imagen, consagrando al video- Alain Touraine señala que, en la escuela ac-
niño y al cibernauta. Todo lo que antes era vivido tual, el paradigma de la comunicación ha herido
directamente debe acceder a la representación. La de muerte el propósito de transmitir. La idea y
permanencia del mundo, el sentimiento de lo real, hasta el vocablo mismo han desaparecido del dis-
se disuelven en las imágenes fugaces generadas curso de los reformadores de la educación porque,
por las nuevas tecnologías. Prisionero de un pre- en una sociedad que se pretende democrática, re-
sente absoluto y global, desvinculado del pasado, sulta cada vez más difícil admitir las jerarquías y
el sujeto moderno es un “ser sin ombligo.” Es pre- pensar en la trascendencia. En una sociedad sig-
ciso aceptar y comprender esos cambios profun- nada por el relativismo cultural y moral, discrimi-
dos, que suponen una verdadera mutación de lo nación y jerarquía son conceptos prohibidos pero
humano de la que somos a la vez protagonistas y ellos siguen siendo esenciales para desarrollar en
testigos, pero eso no implica alentar la desvincu- los alumnos el espíritu crítico. Por eso, la escuela
lación de los recién llegados con una cultura que es cada vez más extraña al mundo actual ya que
ha sido laboriosamente construida. se trata de una institución asimétrica en el que los
“¡Profesores, no nos hagan envejecer!”, decían roles de los actores no son intercambiables. De ser-
los muros del París del 68, convirtiendo el arte de lo, la escuela perdería todo sentido.
heredar en un crimen contra la vida y la idea de Privilegiamos la espontaneidad, el intercam-
transmisión en una enfermedad que nadie quiere bio, la comunicación, el debate. En lugar de pre-
padecer. Dijo Albert Camus al aceptar el Premio servar sus valores –el respeto al conocimiento, la
Nobel de Literatura en 1957: “Cada generación se reflexión, el análisis, el esfuerzo, la crítica– la es-
siente llamada a reformar el mundo. La mía sabe que no cuela tiende a adaptarse tanto a la sociedad que
lo hará, aunque su tarea es tal vez más ambiciosa. Con- termina siendo deglutida por ella. Obsesionados
siste en evitar que el mundo se destruya a sí mismo.” por comunicarnos, ya no nos proponemos trans-
¿Cómo advertir hoy que disponemos de un mitir. Transmitir requiere una ruptura profun-
patrimonio digno de ser preservado, cuando la da con el simple deseo de comunicar. Enseñar
idea misma de herencia nos resulta ridícula a los es más que informar, estudiar es más que infor-
gozadores que corremos detrás de la felicidad en marse, aprender es más que expresarse. Debemos
lo nuevo, en el flujo incesante de imágenes y de preguntarnos: ¿los estudios se degradan porque
placeres instantáneos? Posiblemente, el siglo XX los alumnos son lo que son o los alumnos son lo
marque el momento en que el ser humano de- que son simplemente porque hemos renunciado
ja de pensarse a sí mismo como heredero. Alain a enseñarles algo? ¿Las familias siguen enviando
Finkielkraut en “L`ingratitude. Conversation sur a las escuelas alumnos motivados por el deseo de
notre temps” observa que “vivimos en la ilusión de aprender? ¿Seguimos considerando, como en el
creer que las personas logran la libertad renegando pasado, que la ignorancia es un mal?
de toda herencia, de su pasado, de las obras maestras Muchas corrientes pedagógicas sostienen que
de la cultura”. la enseñanza estructurada destruye la creativi-
La educación estaba sustentada en la idea di- dad innata de los niños. Por eso, los maestros,
rectriz de la transmisión. Esta idea se ha ido dilu- hoy convertidos en “facilitadores”, esperan que
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sus alumnos descubran el saber por sí mismos. La concepción que sostiene que el interés del
La creatividad, definida como identificación y so- alumno es el principal conductor de la enseñanza
lución de problemas, es liberada del control del nos lleva a complacer su deseo de reconocerse en
conocimiento, atribuido a los docentes que aún la escuela, de enfrentar en ella solo el paisaje que
tienen la osadía de enseñar. Ese culto de la crea- ya le es familiar porque es el que habita gracias a
tividad produce una nueva ortodoxia del aula, los medios de comunicación. Buscamos interesar
que reemplaza los desafíos intelectuales por los a los alumnos en lo que ya les interesa. Dejamos
sentimientos, el pensamiento independiente por de creer en la posibilidad de encontrar una mo-
el conocimiento ya procesado. Como señala Paul tivación genuina en la fuerza del conocimiento
Ricoeur, “la toma de distancia, la libertad con respec- y en el poder de crítica que abre la cultura. Si el
to a los contenidos transmitidos no pueden constituir criterio de evitar el aburrimiento es el que guía la
la actitud inicial. Por la tradición nosotros nos encon- enseñanza, abandonaremos el pasado en aras de
tramos ya situados en el orden del sentido y, por eso, lo que es actual, reduciendo la escuela a un lugar
también de la verdad posible”. de consumo del presente, que aliente la pura ex-
Se impone una grotesca psicologización de la pansión de lo que ya se es o, más bien, de lo que
escuela que la ahoga en el afecto, en el culto de la se cree ser. Porque la confusa subjetividad juvenil,
autoestima. Se pide a los profesores que amen a hoy modelada sobre la base de la voraz apelación
los niños y no tanto a su saber. Esta desnaturali- consumista y publicitaria, termina por afirmar la
zación de la relación docente-alumno es sintomá- propia voluntad de ser así como se es, rechazan-
tica de la crisis institucional de la escuela y de su do todo intento de dejarse modificar por otros
autoridad. Cuando los grandes profesores están saberes, de confrontar con la alternativa que ellos
habitados por el amor al saber y transmiten ese pueden representar.
entusiasmo por el conocimiento que poseen, po- Como la idolatría del progreso técnico nos
co preocupa al alumno comprobar si lo quieren. convence de que el conocimiento está al alcance
Muchos estudios sobre la escuela terminan instantáneo de todos y de que se hace rápidamen-
por desterrar el estudio de la escuela. Indiferen- te obsoleto, pretendemos enseñar “habilidades”
te y hasta hostil ante los contenidos del saber y la en un vacío casi total de saber. Es obvio que el
cultura que escapan a la observación, la enseñan- mundo cambia rápidamente pero, sin contar con
za se va reduciendo a un conjunto de comporta- conocimientos básicos, no podremos construir
mientos y de actitudes, en general, desvinculados sobre ellos ni enfrentar nuevos desafíos. Resul-
de las exigencias de inteligibilidad y de verdad. ta preciso adaptarse a los cambios, pero abando-
Esta clara tendencia a desintelectualizar la escue- nados al entusiasmo modernizador, corremos el
la se funda en consideraciones acerca de la reali- riesgo de intentar transmitir un futuro vago. Por
dad social que transforman un oficio humanista, eso, es preciso vincular esa exigencia de transmi-
el del maestro, en uno humanitario. Es que, como sión al estímulo de un valor esencial: la pasión
afirma Marcel Gauchet, “la idea de humanidad se ha por comprender.
disociado de la idea de cultura. No la necesitamos para Posiblemente debamos volver a pensar que co-
existir. Estamos expuestos a una ola de privatización rresponde a la escuela enseñar a los niños cómo
que nos estimula a vivir por y para nosotros mismos es el mundo en lugar de instruirlos exclusivamen-
y, sobre todo, de no perder nuestro tiempo en tratar de te en el arte de vivir. Esta apelación a su misión
comprender lo que nos rodea.” fundamental parece extemporánea porque he-
Pero, paradójicamente, cuanto más se invo- mos hecho de la escuela un espejo de la sociedad
ca al igualitarismo, más se consolida un sistema o, más bien, del mercado. En un artículo publica-
desigual. ¿Cómo se puede afirmar que en la es- do en Le Monde, “A l`adresse de Claude Allegre”,
cuela son secundarias la instrucción y la trans- Regis Debray, famoso revolucionario de los años
misión de la cultura sin comprender que esta 60, sostuvo: “No es seguro que signifique progresar
deserción supone el retorno inevitable de los convertir la escuela en un club socio-educativo, trans-
privilegios? Corremos el riesgo de que la escue- formar al alumno en cliente, la actividad docente en
la moderna deje que la sociedad exterior sancio- mero ejercicio de relaciones humanas, al profesor en
ne despiadadamente las desigualdades, como lo proveedor de amenidades y a la transmisión de cono-
advirtieron claramente muchos teóricos marxis- cimientos en una oferta por modificar de acuerdo con
tas, entre ellos Antonio Gramsci, quien afirmó la demanda.”
que el progresismo político requiere una actitud Si advertimos que toda sociedad depende
conservadora en la educación. de la transmisión cultural para progresar y para
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transformarse, la escuela debe persistir en su in- Conviene recordar las palabras de Jacques Mu-
tento de proporcionar a las personas las impres- glioni en “L`école ou le loisir de penser”: “La escuela
cindibles brújulas intelectuales que les permitan no es la apertura, como está de moda afirmar. Es la se-
orientarse en el mundo, rehusando dar por cono- paración. Preservar la independencia de la escuela con
cido lo que ella debe dar a conocer. Para que los respecto a la sociedad exterior es preservar el futuro
jóvenes se puedan convertir en adultos, adqui- e inclusive, prepararlo.” Esta idea debe sostenerse
rir autonomía de juicio y devenir ciudadanos, es aún más firmemente en momentos en que lo con-
necesario que sean puestos en posesión de una temporáneo ejerce sobre los niños tan fuerte pre-
herencia en la que insertarse. El alumno atento sión. La escuela debe resistir a los prejuicios, a las
y estudioso no debe ser reemplazado por el ni- certidumbres, a la vulgaridad del presente.
ño pedagogo, sociólogo y psicólogo. Deberíamos De otro modo, arrastrados por esta ola de velo-
regresar a la concepción de la educación que ex- cidad creciente, los jóvenes pueden llegar a creer
presó hace 2800 años Hesíodo, poeta griego con- que el conocimiento e incluso el mundo físico y
temporáneo de Homero: “Educar es ayudar a una social son sencillos y fácilmente accesibles. Que-
persona a ser lo que es capaz de ser.” darán indefensos, a merced de la codiciosa indus-
En la conciencia social se desdibuja cada vez tria cultural que hoy los manipula a su voluntad.
más la concepción de que a la escuela se asiste, Aunque el contraste resulte traumático, la es-
antes que nada, a aprender asuntos definidos cuela debe ser concebida como ese ámbito de re-
que no coinciden con todas las funciones, ocasio- sistencia, de tozuda afirmación de las cualidades
nes y apetencias de la existencia cotidiana. Por humanas ante la amenaza de su desaparición en
eso se olvida que, para establecer distinciones y el mundo actual. La escuela debe encabezar la
diferencias, para escapar a una ciega identifica- cruzada de oposición al conservadorismo des-
ción con la inmediatez, es esencial mantener en piadado, que hoy nos tiraniza bajo la máscara del
ella ciertos límites y excluir ciertas conductas. imperativo del movimiento y el cambio.
Hoy la escuela es estimulada a tomar como pro- En una época acelerada en que el “academicis-
pios todos los modelos de comportamiento co- mo de la ruptura” está de moda, los verdaderos re-
rriente, a hacerse cargo de las costumbres de la volucionarios posiblemente sean quienes retoman
vida diaria, a sustituir a las familias, a confundir- el ritmo lento que les permite escuchar mejor la
se con la experiencia cotidiana. En cambio, para voz de las herencias. Enseñar consiste en tejer esos
lograr su propósito, la educación debería tomar lazos entre los antiguos y los nuevos. Sobre todo,
en cuenta la separación que existe entre escue- en transmitir esa herencia cultural que confiere
la y vida cotidiana, distinguiendo claramente al hombre la capacidad de comprender una reali-
su lógica de la que impera en el ámbito político dad compleja así como de renovar un mundo tan
de la vida pública. Sólo así podremos aplicar a injusto sobre cuyo incierto destino tenemos una
la educación el concepto de autoridad, sustenta- grave responsabilidad común.
do, como se ha dicho, en el compromiso de dar Estas ideas no son sino la reiteración de las
testimonio de una cultura cuya representación que ya he expresado en muchas ocasiones y re-
asumimos ante los recién llegados. curriendo a los más diversos medios. He querido
Cuando la pedagogía niega tanto esta distin- volver sobre ellas cuando esta Sociedad de Pe-
ción entre escuela y vida cotidiana como el es- diatría, al celebrar su primer centenario, se ocupa
fuerzo que implica mantenerla, se convierte en del futuro pero lo hace sin olvidar que quienes
demagogia. A las tendencias predominantes, se la integran tienen genuino derecho a reclamar la
debería responder firmemente: la escuela debe se- rica herencia que les pertenece. Creo interpretar
guir siendo un sitio de extrañamiento. Un espacio que ese ha sido el sentido profundo de esta go-
de desaceleración. zosa celebración. n

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