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Introducción

La balantidiasis es una infección producida por el protozoario ciliado Balantidium coli,


capaz de infectar, además del humano, al cerdo, a los primates y otros animales. En 1857
fue descrito por primera vez al encontrarlo en las heces disentéricas de dos pacientes por
el medico suizo Malmsten, quien lo clasifico dentro del grupo de Paramecium
otorgándole el nombre de Paramecium coli. En 1861, Rudolf Leuckart, naturalista alemán
y fundador de la parasitología moderna, describió un microorganismo con una morfología
similar que estaba presente en el intestino de cerdos. Poco después, en 1862, el medico
suizo Stein clasifico a los dos microorganismos, tanto al observado en heces humanas
como al de origen porcino, dentro del mismo género: Balantidium (del griego
balanto,”bolsa”), y desde entonces se denomina Balantidium coli. La infección por este
parasito se presenta en zonas de pobre infraestructura sanitaria y mala higiene, aunque no
es exclusiva de estas regiones. Sobre todo se encuentra en regiones de clima tropical y
subtropical, así como en lugares donde hay crianza de cerdos. La especie que fue
encontrada en el cerdo (Balantidium suis) es idéntica al del humano (Balantidium coli),
aunque también se le ha localizado infectando otros organismos de mamíferos como ratas,
chimpancés y orangutanes, y con menor frecuencia en perros y gatos; no obstante, se han
encontrado otros huéspedes infectados con diversas especies de Balantidium, entre los
que figuran cobayos (Balantidium caviae), cucarachas (Balantidium blattarum), peces,
pájaros y anfibios. Cabe mencionar que se han descrito hasta 50 especies. El padecimiento
que produce es intestinal y llega a provocar la muerte. El desconocimiento de esta
infección ocasiona que prevalezca en las regiones y que la gente se siga infectando, por
lo que es un importante problema de salud. Balantidium coli es el protozoario más grande
que produce enfermedad al humano. Desde el punto de vista taxonómico se ha clasificado
con base en datos morfológicos, tipo de huéspedes y polimorfismo de acuerdo con el
ambiente en que se desarrolla; sin embargo, en la actualidad se cree que los
microorganismos se clasificaran realizando estudios moleculares con base en secuencias
de genes de la pequeña subunidad de RNAr y espaciadores transcritos.

Características generales del parásito


Balantidium coli presenta dos fases en su ciclo de vida: trofozoíto y quiste. El trofozoito
mide 80 a 150 µm de largo x 60 a 120 µm de ancho. Los cilios, están formados por
microtúbulos cilíndricos y rectos dispuestos en pares, uno central y nueve alrededor del
central. Los microtúbulos, cuya composición es de α y β tubulina, se mueven de manera
sincronizada, son mucho más cortos que los flagelos y se encuentran en mayor cantidad.
Cada cilio se origina de una estructura básica denominada cinetosoma, que contiene
ácidos nucleicos; cada uno se interconecta mediante fibrillas llamadas en conjunto
cinetodesma. Al conjunto cilio-cinetosoma-cinetodesma se le conoce como cinetia; esta
recibe la energía de la hidrolisis del ATP, lo que ayuda a que el cilio se mueva de manera
sincronizada. A toda esta organización se le denomina infraciliatura. Los cilios se
distribuyen en hileras que le sirven al microorganismo para desplazarse y facilitar la
ingestión de alimentos (en caso de peristoma y citostoma); también posee organelos
táctiles (en el caso de los cirros). Otras estructuras de gran importancia para comprender
la naturaleza del parasito son sus vacuolas, que pueden ser contráctiles o digestivas. Las
primeras son unidades membranosas con túbulos que recogen las sustancias de desecho
del parásito presentes en su citoplasma y que lo expanden al almacenarlas (diástole);
cuando el saco central se llena de desechos, el túbulo cercano a la superficie de la célula
permite que por allí se expulsen hacia el exterior de la célula (sístole). Solo presentan una
o dos vacuolas contráctiles, siempre situadas junto a la membrana plasmática. Las
vacuolas alimenticias pueden ser fagocíticas si ingieren partículas grandes, y pinocíticas
si consumen partículas pequeñas y solubles. Además, el ciliado tiene numerosos
lisosomas primarios y secundarios. Los primeros se originan en el retículo endoplásmico
y los segundos son resultado de la fusión de los primeros con los fagosomas. En la región
posterior hay una abertura llamada citopigio, que hace la función de ano en los
mamíferos. Los mucocistos son estructuras esenciales, tienen forma de barras y se
localizan debajo de la película (en la superficie celular); estos se expulsan, y se presume
que dan lugar a la formación del quiste e intervienen en la adhesión a alimentos y la
fijación del parasito. Son estructuras membranosas que participan en la infección.
Balantidium coli posee dos núcleos: un macronúcleo que posee la información genética
para regular las funciones del parasito (alimentación y regeneración) y cuya forma semeja
un frijol, y un micronúcleo esférico, localizado en la parte media junto al macronúcleo,
y cuya función es almacenar información genética para la reproducción del parasito. En
la región anterior tiene una estructura que funciona a manera de boca (denominada
citostoma), así como un peristoma que lo rodea y permite la incorporación de partículas
alimenticias. El quiste tiene forma esférica o ligeramente ovoide, y mide de 40 a 60 µm;
sin embargo, el tamaño puede variar, al punto de que llegan a medir más de 200 µm y
están cubiertos por una pared quística y contiene solo un parásito. Es importante
mencionar que durante el enquistamiento los cilios no desaparecen ni se retraen, como
los flagelados que se enquistan.

Figura 1. Quiste y trofozoito de Balantidium coli


El quiste es viable a temperatura ambiental durante 1 a 2 días. Los trofozoitos y quistes
salen con las heces del cerdo al medio ambiente. Los quistes deben ser ingeridos por los
cerdos para mantener la infección en la naturaleza. El hombre, al estar en contacto directo
con la crianza y comercialización del cerdo, está propenso a ingerir alimentos
contaminados con heces de cerdo que contienen los quistes o éstos pueden ser
vehiculizados por el agua, viento o vectores mecánicos hasta el alimento del hombre. Los
quistes al ingresar al tubo digestivo del animal u hombre van a sufrir la acción de los
jugos digestivos del estómago e intestino delgado, lo que permite la digestión de la
cubierta del quiste y liberación del trofozoito, el cual en el intestino grueso comenzará a
reproducirse si las condiciones son favorables.
Tiene la facultad de reproducirse de manera asexual y sexual. La división celular asexual
del trofozoito de B. coli es por fisión binaria de tipo transversal, en la que por una parte
se separa la parte anterior, donde se encuentra el citostoma y, por la otra, su región
posterior, donde se ubica el citopigio. La región anterior se desarrollara formando una
nueva región posterior, y lo contrario para el caso de la región posterior, con lo cual se
originan dos células hijas. El parasito se desplaza realizando movimientos rotatorios sobre
su mismo eje. La reproducción sexual es por medio de conjugación, mediante la cual dos
trofozoitos se fusionan, intercambian material cromosómico de sus respectivos núcleos y
luego se separan.

Figura 2. Proceso de reproducción por conjugación para Balantidium coli


Ciclo biológico
La fase infectante de B. coli en el humano es el quiste, y ocurre cuando este ingiere
alimentos y bebidas contaminadas. Cuando el parasito llega al estómago la pared quística
se destruye, pero emerge el trofozoito, el cual se desplaza con gran movilidad debido a la
presencia de los cilios hasta alcanzar el intestino grueso; en la luz intestinal se divide en
repetidas ocasiones por fisión binaria o por conjugación. Cuando encuentra un ambiente
deshidratado, se favorece su enquistamiento, mas específicamente a nivel de recto y
sigmoides. Debido al peristaltismo, el quiste se expulsa junto con las heces. Si las
evacuaciones son diarreicas, la fase del parasito expulsado es el trofozoito, debido a que
un ambiente hidratado favorece su presencia y no alcanza a enquistarse. El ciclo se
completa si el individuo parasitado realiza la secuencia mano-ano-boca, es decir, de forma
directa como sucede en los niños, o al comer alimentos sin haberse aseado las manos
(autoinfección externa). Si el individuo prepara los alimentos para otras personas,
entonces las infecta (heteroinfección). Es posible que el fecalismo a ras del suelo
favorezca la transmisión a ciertos animales como el cerdo y el orangután, entre otros. La
transmisión también puede ocurrir cuando animales como cerdo, chimpancé, rata u otros
eliminan al parasito, lo diseminan en el ambiente y contaminan al ser humano. El
ambiente intestinal es un lugar propicio para la reproducción del parasito, ya que el ciliado
realiza metabolismo anaerobio y utiliza carbohidratos para obtener energía. La
reproducción ocurre por fisión binaria, también se reproduce de manera sexual por
conjugación. Esta última incluye varios pasos: 1) se unen dos trofozoitos mediante sus
respectivas membranas plasmáticas, principalmente por su citostoma; 2) los
macronúcleos de ambos se desintegran, mientras que sus micronúcleos que quedan
comienzan a dividirse una sola vez; 3) a continuación cada célula tiene dos micrónúcleos,
y uno de ellos se intercambia con la otra célula y después pierden uno; 4) se separan los
dos parásitos, cada uno con un micronúcleo; 5) acto seguido el protozoario sintetiza su
macronúcleo, y tanto este como el micronúcleo se dividen dos veces, de modo que ahora
el parasito tendrá cuatro micronúcleos y cuatro macronucleos; 6) por último, cada
balantidio se separa llevándose un juego de núcleos: un micronúcleo y un macronúcleo,
por lo que cada célula originó cuatro más. El parásito genera progenie mediante la
conjugación con mayor diversidad genética, lo que le brinda mayor capacidad de
supervivencia.
Figura 3. Ciclo biológico de B. coli

Patogenia
Sus mecanismos patogénicos son mecánicos y líticos. Para el primer caso, debido a que
el parasito posee gran movilidad por sus cilios y es muy grande, al chocar con la pared
intestinal la estimula provocando la aceleración del peristaltismo de forma tal que no hay
tiempo para que se resorba el agua de la luz intestinal y como consecuencia las heces se
eliminan liquidas (diarrea). A nivel lítico, se ha demostrado la presencia de hialuronidasa
en Balantidium coli. La rápida adaptación y reproducción del parasito favorecen la
aparición de síntomas. Es posible que otras enzimas contribuyan a destruir tejidos.
También se observa gran eliminación de moco, y si las lesiones llegan a vasos sanguíneos,
entonces aparece diarrea con moco y sangre (disentería). B. coli produce ulceras en la
mucosa intestinal de manera intensa, las cuales son planas y redondas, con aspecto aftoso
y tamaño variable; esto se explica porque, a diferencia de Entamoeba histolytica, el
ciliado es muy grande y no penetra con facilidad en los vasos sanguíneos, pero causa
sangrado; además, es de cuello ancho y con bordes. Las hemorragias se deben a la
invasión vascular, con bordes edematizados. En la lesión hay escasa infiltración de
neutrófilos, linfocitos y eosinófilos. El parasito permanece de manera indefinida ya que
hay gran cantidad de bacterias para alimentarse. B. coli podría atravesar la pared
intestinal y provocar peritonitis, o también puede cruzar pulmón, hígado, ganglios
mesentéricos y apéndice. Se ha demostrado que los trofozoitos de algunas cepas se
adaptan y reproducen con mayor rapidez y generan más síntomas. Desde luego, es
importante la función del huésped para que se manifieste la balantidiasis. Entre las
condiciones del ser humano que promueven la parasitación se encuentran la aclorhidria
gástrica, infección crónica, desnutrición, alcoholismo y dieta del huésped rica en
carbohidratos y pobre en proteínas.

Epidemiología
La forma infectante para el hombre es el quiste. La puerta de entrada es la vía oral y el
mecanismo de transmisión es la contaminación del agua y alimento con los quistes.
Aparte del cerdo, se han encontrado otros animales naturalmente infectados como el
mono y experimentalmente, otros mamíferos. En el antecedente epidemiológico de las
personas parasitadas, se encuentran datos de contacto directo o indirecto con cerdos. En
áreas de crianza libre de cerdos, los quistes que contaminan el suelo pueden ser
vehiculizados por el agua, el viento y vectores mecánicos como moscas y cucarachas
hasta el alimento humano. En zonas endémicas, el hombre parasitado con malos hábitos
higiénicos se convierte en el principal difusor de la infección. A su vez, la falta de
educación sanitaria, en este caso, relacionado a la crianza higiénica del cerdo, la ausencia
de letrinas en zonas rurales y la pobreza, son factores condicionantes en la epidemiología
de esta parasitosis. En relación con el humano, se ha presentado en sujetos positivos a
VIH y con problemas dentales. También se ha identificado en hospitales psiquiátricos.
Entre los factores que conducen a la balantidiasis humana se encuentran los siguientes:
• Contacto entre cerdos y humanos.
• Deficiente infraestructura sanitaria en las comunidades, así como deposición
inadecuada del excremento de cerdos y humanos, que contaminan el ambiente, las
fuentes de agua y los cultivos agrícolas.
• El calor en climas tropicales y subtropicales favorece la sobrevivencia de los
quistes.
Sin embargo, el parasito también puede sobrevivir en condiciones menos favorables; así,
se han encontrado personas parasitadas en Dinamarca y Polonia, y en general en cualquier
lugar donde se favorezca la ruta oral-fecal. Entre los diversos factores responsables de
brotes de balantidiasis humana se listan los siguientes:
• Problemas fuertes de sanidad (contaminación del medio ambiente).
• Instituciones en las que hay personas asiladas (orfanatos, asilos, etc.) Cabe esperar
que en estos lugares no haya cerdos, pero el personal quizá sea portador no
sintomático, pues si manipula la comida y no tiene la suficiente higiene, puede
enfermar a quienes están asilados mediante el mecanismo patogénico oral-fecal.
• En áreas urbanas, los pacientes son personas inmunosuprimidas (enfermos de
VIH) y la forma de contagio es de un portador asintomático a un individuo
inmunosuprimido. Es importante mencionar que hay cepas patogénicas y no
patogénicas, y estas últimas provocan una baja prevalencia.
Manifestaciones clínicas
Existen algunos factores que favorecen la infección por Balantidium coli, como el estado
nutricional del paciente, aclorhidria, alcoholismo o cualquier enfermedad crónica, así
como la flora bacteriana intestinal y la carga parasitaria. El periodo de incubación varía
de días a semanas. Según Swartzwelder, en la balantidiasis existen tres formas clínicas:
1. Asintomática. Se reconoce con más frecuencia en pacientes psiquiátricos y en
hospitales.
2. Crónica. La diarrea alterna con estreñimiento y las heces muestran moco sin sangre;
hay nauseas, vomito, anorexia, cefalea y astenia.
3. Aguda. Se identifican disentería y múltiples deposiciones de sangre y pus,
acompañadas de nauseas, dolor abdominal, tenesmo y pérdida de peso, pujo, ulceras,
fiebres, malestar general, deshidratación y postración.
En forma fulminante ocurren deshidratación, deterioro del estado general y la muerte. En
los lugares donde existe más balantidiasis predominan las formas asintomática y crónica.
En ocasiones se informa de abdomen agudo quirúrgico por perforación, o apendicitis
aguda que produce la muerte del paciente. También se han observado colitis crónica y
poliposis inflamatoria de recto y sigmoides, y una masa intrapulmonar. El patógeno ha
sido aislado de las vías urinarias de pacientes que padecían uretritis, cistitis y pielonefritis,
e infectados por citología cervico-vaginal. Se estima que los casos fatales representan
30% de los pacientes infectados. La disentería puede ocasionar choque y la muerte. Las
condiciones que hacen más vulnerable al paciente infectado son alcoholismo,
desnutrición, enfermedades crónicas e inmunodeficiencias. Muchas de estas
manifestaciones están acompañadas por pérdida de peso, tenesmo y heces con sangre. En
el intestino se presentan hemorragia y perforación debidas a una enzima proteolítica que
está presente en el parásito. Lo anterior favorece la formación de abscesos, ulceración y
perforación del intestino, presentándose una patogenia similar a las infecciones por
Entamoeba histolytica. Se ha demostrado que pueden secretar cisteína, serina, ácido
aspártico y metaloproteasas, las cuales penetran en las paredes y tejidos subyacentes del
intestino. Las perforaciones y las hemorragias de B. coli son consideradas con
consecuencia fulminante, pues estadísticamente conducen una tasa de defunción de 30%;
en estos casos fatales se ha asociado a sepsis secundaria por infección del intestino. Cabe
mencionar que B. coli puede encontrarse en sitios extra intestinales como el apéndice, y
en raras ocasiones en el hígado y el tracto genitourinario, produciendo infecciones en
vagina, útero y vejiga, así como en la extensión directa del área rectovaginal. Las
infecciones de los pulmones pueden llegar a producir necrosis.

Diagnóstico
B. coli tiene una morfología que le permite ser identificado con facilidad, ya que es de
gran tamaño y además presenta movilidad en espiral que lo caracteriza. Además, en
preparaciones en fresco es fácilmente identificable, con una baja resolución del
microscopio (x100). La colecta de estas muestras se hace de heces diarreicas, las cuales
pueden contener a los trofozoitos. Dicha colecta debe realizarse durante varios días, ya
que la excreción del parasito puede ser errática, y si las heces son sólidas o semisólidas
suelen encontrarse quistes. Es importante reunir los datos clínicos, pues la presencia de
disentería es un signo de gran valor. En el laboratorio se realizan exámenes en fresco de
las heces y cultivos similares a los de E. histolytica. endoscopia y biopsia (como
rectosigmoidoscopia, inmunofluorescencia indirecta y hemaglutinación indirecta) son de
utilidad.

Tratamiento
Los medicamentos más suministrados son la Tetraciclina, Metronidazol y Yodoquinol,
siendo las primeras el antiparasitario de mayor elección. Se utiliza las ciclinas
(tetraciclinas y oxitetraciclina) 500 mg 4 veces al día durante 10 días y en niños mayores
de 10 años40 a 50 mg/kg/día en 4 dosis por 10 días. Se emplea metronidazol, a las dosis
recomendadas para amebiasis; asimismo la paramomicina (cápsula de 250 mg.) 500 mg
3 veces al día por 5 días asociado a las tetraciclinas.

Prevención y control
Para evitar esta infección se requiere mantener apego a las normas básicas de higiene, ya
que el agua potable tiene la cantidad de cloro necesaria para la eliminación de este
microorganismo, aunque se ha observado que no se elimina al quiste de Balantidium.
Asimismo, es conveniente lavarse las manos antes de comer y después de ir al baño, pero
sobre todo después de la manipulación de animales, principalmente cerdos, primates y
roedores. Debe omitirse al máximo el contacto con animales (cerdo y primates), para lo
cual los trabajadores de los rastros y zoológicos deben usar el equipo necesario para
protegerse, tales como batas, guantes, cubrebocas, cofias o gorros. Es necesario que la
gente que vive en poblados pequeños observe condiciones sanitarias adecuadas para la
crianza de los cerdos, no permitiendo que estos estén cerca o en los alrededores de los
ríos, ya que pueden defecar y contaminar las aguas que abastecen poblados o municipios.
Asimismo, los trabajadores de poblaciones pequeñas o zoológicos deben solicitar
estudios coproparasitológicos para descartar la enfermedad. Cabe recordar que este
parasito puede causar disentería, problema que puede tornarse grave. Es importante la
eliminación adecuada de las heces y evitar la defecación a ras del suelo. La gente que se
dedica a la crianza de cerdos debe considerar separar a estos animales de las zonas donde
habita el hombre. La fuente de agua de consumo para el humano debe estar aislada del
lugar donde se encuentren los cerdos. Se recomienda hervir el agua para consumo
humano. Es importante que en las escuelas se indique a los niños las medidas higiénicas
adecuadas. Una mejor infraestructura sanitaria evitara riesgos de infección, así como el
control sanitario para la crianza de cerdos. Es importante mencionar que al estar presente
el parasito en aguas residuales, puede encontrarse en los lodos en forma de quistes.
Conclusiones
 La balantidiosis es una enfermedad producida por el protozoo Balantidium coli,
el cual es el único protozoo ciliado que infecta al ser humano.
 Balantidium coli presenta dos fases en su ciclo de vida: trofozoíto y quiste, de las
cuales la fase infectante es el quiste y ocurre cuando la persona ingiere alimentos
y bebidas contaminadas. El mecanismo de transmisión es el fecalismo
 Los mecanismos patogénicos de Balantidium coli son mecánicos, debido a que el
parasito posee gran movilidad por sus cilios y por su tamaño, al chocar con la
pared intestinal la estimula provocando la aceleración del peristaltismo; y líticos
debido a la presencia de hialuronidasa y puede ingresar a la pared intestinal.
 B. coli tiene una morfología que le permite ser identificado con facilidad, ya que
es de gran tamaño y además presenta movilidad en espiral que lo caracteriza.
Además, en preparaciones en fresco es fácilmente identificable.
 Los factores dependientes del hombre son fecalismo, transmisión por contacto
fecal-oral (manos, agua y verduras contaminadas con quistes) dieta a base de
carbohidratos. Del parásito: el quiste resiste dos semanas en el agua a temperatura
ambiente; el trofozoito se enquiste en el medio ambiente. Los reservorios son
otros hombres infectados.
 Los medicamentos más suministrados son las ciclinas: tetraciclinas y
oxitetraciclina.
 Dentro de los factores de prevención y control se recomienda evitar el fecalismo,
lavarse las manos antes de consumir los alimentos, consumo de agua hervida y
potable, educación para la salud.
Bibliografía
 Atías A. 1998 Parasitología médica. 3ra. Edic. Edit. Mediterráneo. Santiago-Chile
 Becerril M. 2011. Parasitología médica. 3ra. Edic. Editorial: McGRAW HILL.
 Córdova E., Neira M., Liu M., Vásquez V., Ayaqui R., Martínez E., Ruelas N.,
2009. Parasitología humana. 2da. Edic. EDICIONES INDEPENDENCIA
Páginas web
 http://www.facmed.unam.mx/deptos/microbiologia/parasitologia/balantidiasis.html

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