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SU ETIMOLOGIA:
DIFERENCIA:
SU DEFINICIÓN:
a) Salarios en moneda
b) Salarios en especie y
c) Pago mixto.
a) Nominal y
b) Real.
El salario nominal es la cantidad de unidades monetarias que se entregan al
trabajador a cambio de su labor.
Algunos consideran que el salario real se refiere tan solo a los bienes y
servicios adquiridos con el salario en moneda, y no toman en cuenta en el las
prestaciones; considerando éstas, mas bien llamadas “costos de mano de
obra”. Para nuestra opinión y desde el ángulo administrativo; el salario real
debe abarcar todo lo que el trabajador recibe a cambio de su trabajo, y aun las
deducciones como cuotas sindicales, impuestos, etc, solo así podemos
comparar administrativamente los salarios de dos o mas empresas.
a) Individual y
b) Familiar.
El familiar se subdivide en absoluto y relativo; según que sea el que baste para
la sustentación de una familia normal (suele hablarse de 5 o 6 personas;
espeso y 4 hijos) o el que es necesario para sustentar a familias concretas, que
pueden ser mas numerosas. (6 o mas hijos).
a) Mínimo y
b) Máximo.
a) Personal
b) Colectivo y
c) De equipo.
El salario por unidad de obra, también llamado por rendimiento, es aquel que
en el trabajo se computa de acuerdo con el número de unidades producidas.
Su forma más cruda, pero clara, es el destajo. Dentro de el deben considerarse
también los sistemas de salarios incentivos directos.
a) Directo e
b) Indirecto.
Los aspectos principales que queremos analizar son el estudio jurídico, moral,
el económico y el administrativo. Queremos señalar que hay presentaciones
que para el jurista pueden no ser salario, y que sin embargo con toda la razón
los considera el administrador como salario; que hay afirmaciones que desde el
punto de vista moral son verdaderas, y que parecen falsedades desde el punto
de vista económico sin que se de verdadera contradicción, si no solo
afirmaciones bajo distintos puntos de vista.
Es quizá uno de los básicos. La nueva ley federal del trabajo que se acaba de
aprobar lo define en su artículo 82º “salario es la retribución que debe pagar el
patrón al trabajador por su trabajo” y el articulo 20º de la misma ley, define la
relación de trabajo como “la prestación de un trabajo personal subordinado a
una persona, mediante el pago de un salario”, define también el contrato de
trabajo: “Aquel virtud por cual una persona se obliga a prestar a otra un trabajo
personal subordinado, mediante el pago de un salario”. Aclara este mismo
artículo que “la prestación de un trabajo, a que se refiere el párrafo primero, y el
contrato celebrado, producen los mismos efectos”. Por consiguiente, el
concepto jurídico de salario, esta esencialmente ligado al concepto de
subordinación en el servicio que se presta.
El trabajo, aunque no puede ser tratado como “una mera mercancía”, porque
es parte del esfuerzo de la persona humana, no deja de estar sujeto a la ley “de
la oferta y la demanda”, ya que reúne las características de bien y de escasez:
es pues, un bien escaso.
“El punto que al presente nos ocupa, mejor es reconocer lealmente el imperio
de la oferta y la demanda y tratar de hacer solo verdadera economía
investigando mas profundamente cuales son sus resortes, a fin de poder
accionarlos a voluntad en la persecución de los fines que la dignidad de la
persona humana, a través de la ética, impone a la economía”
a) Alteridad: Alter significa “el otro”, algo distinto al yo. La alteridad implica,
por lo tanto, que la justicia debe realizarse necesariamente entre dos o
más personas: jamás puede decirse que alguien es justo o injusto para
consigo mismo, si no es en sentido retórico o metafórico. Por eso la
justicia es una virtud eminentemente social, y aun puede afirmarse que
es la virtud básica o cardinal (cardo: poste sobre el que gira una puerta)
de la vida social: cualquier otra virtud social, de algún modo que tiene
que tiene que referirse a la justicia.
En razón de la alteridad, la justicia se dará tanto más estrictamente,
cuanto mayor distinción haya entre las personas entre quienes se da
esta virtud. Así, la justicia es menos riesgosa cuando se trata de padres
e hijos sujetos a su patria potestad, porque la personalidad jurídica del
hijo esta de algún modo confundida con la de su padre que lo
representa.
b) Objetividad: esta característica implica que, el que se satisfaga la
justicia, o se la viole, no depende, como en otras virtudes, de la mera
voluntad, si no que se exige la entrega, virtual o real, de la cosa a la que
alguien tiene derecho (excepto el caso de imposibilidad absoluta, porque
“a lo imposible nadie está obligado”), no satisface la justicia.
En razón de la objetividad, se impone la restitución. Aquello a lo que una
persona tiene derecho como algo “suyo”, debe serle agregado o
restituido por aquel que sin derecho posee tal bien. Mientras ello no se
haga, la virtud de la justicia no está satisfecha o cumplida. Tratándose
de otras virtudes, basta con cambiar de conducta, cuando se da la
injusticia, no se cumple con sólo cambiar de conducta para en lo
adelante, si no es indispensable restituir: Res clamat dominum: la cosa
llama a su dueño.
c) Igualdad: la justicia es una virtud que busca la igualdad: cuando yo
tengo algo ajeno, hay desigualdad con el dueño de la cosa que
injustamente poseo: el dueño tiene lo “suyo”, menos algo, yo tengo lo
mío, más algo que no lo es: la justicia tiende a restablecer la igualdad:
cada quien tiene lo “suyo”. Por eso Aristóteles la llamó “To Isoon”: “lo
igual”.
Esta igualdad no se da del mismo modo cuando se trata de la justicia
estricta, que cuando operan otras formas de justicia menos rigurosas,
aunque son verdaderas justicias, e implican obligación de pagar, como
son las formas de la justicia que llamaremos después “distributiva, legal,
social”. En estas últimas, no se requiere igualdad absoluta, sino sólo
proporcionalidad. Así, el pago de impuestos no ha de ser exactamente
igual para todos, ni siquiera exige el mismo porcentaje, los impuestos
progresivos, casi universalmente admitidos, sólo implican que se fija una
proporción con base en la cual aumenta objetivamente ese porcentaje,
prescindiendo de personas, sino atendiendo a situaciones o
posibilidades, pero admite que el que más tiene, más debe al bien
común.
d) Juridicidad: esta última característica de la justicia, implica que, para que
se trate de una obligación de justicia, tiene que existir, un derecho
perfecto por parte de alguien, para exigir dicha obligación. Cuando se
trata de otras obligaciones morales que no son de justicia, la obligación
sobre las riquezas excedentes, después de cumplidas todas las
obligaciones estrictas, puede ser muy grave en su cumplimiento, con
todo, nadie tiene derecho a exigir esta obligación: será pues obligación
moral de otro tipo pero no de justicia.
ESPECIES DE JUSTICIA:
Más considerando que el hombre como ser naturalmente social, tiene que vivir
en una serie de sociedades que van estructurándose, hasta que al fin ,
terminan en el estado, es indiscutible que los miembros de ese estado, que se
benefician del bien común que el mismo estado procura, tienen que contribuir a
ese bien común. Esa obligación por la que el particular que dar el estado lo que
el bien común exige, es la justicia legal.
Pero como la persona física es a su vez parte de ese estado, resulta que,
jurídicamente la distinción entre el que debe y el que paga no es completa: el
deudor es también parte del grupo acreedor. Al no ser la distinción tan
competa, la igualdad no requiere ser aritmética, sino solo geométrica o de
proporcionalidad, y la restitución no es estricta; opina la mayor parte de los
autores, que en algunos casos, bastara con cambiar de conducta en lo
adelante, pero no es indispensable la restitución, sobre todo tomando en
cuenta los daños sociales que se causarían de exigir una distribución
retroactiva de cargas.
Pero como el estado no puede exigir la colaboración al bien común, sino para
el solo efecto de lograr la mejor distribución posible, la más justa, de ese bien
común, surge la justicia distributiva, o sea, la que obliga al estado a dar a cada
miembro de él la parte que del bien común corresponde, en proporción a sus
méritos y a sus necesidades y debilidad.
Sustento del trabajador y su familia: “al trabajador hay que fijarle una
remuneración que alcance a cubrir el sustento suyo y el de su familia. Es justo,
desde luego, que el resto de la familia contribuya también al sostenimiento
común de todos, como puede verse especialmente en las familias de
campesinos, e igualmente en las de muchos artesanos y pequeños
comerciantes, pero no es justo abusar de la edad infantil y de la debilidad de la
mujer. Hay que luchar denodadamente, por tanto, para que los padres de
familia reciban un sueldo lo suficientemente amplio, para atender
convenientemente a las necesidades ordinarias”.
Si tomamos en cuenta lo que dice el bien común exige, es indiscutible que este
impone la necesidad de que el salario sea suficiente para sostener al trabajador
y su familia normal, ya que la inmensa mayoría de la población vive del salario.
Es indiscutible que si el salario es insuficiente para que ese porcentaje de
población satisfaga