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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA

DEL ESTADO DE MÉXICO

Facultad de ciencias

Lic. en Biotecnología

Unidad de aprendizaje: Complejidad biológica

Ensayo:
Una breve historia sobre nuestros recuerdos y emociones

Profesor: Dr. Arturo Venebra Muñoz


Alumno (a): José Enrique Mondragón De Jesús
Matricula: 1525751

5to semestre 2017 A

Diciembre 2017 1
Contenido
Introducción .......................................................................................................................................3
1. Investigaciones sobre el ¿por qué recordamos el pasado? ............................................................4
2. Las emociones, el cemento de los recuerdos. ................................................................................5
2.1 Historia de las emociones .........................................................................................................5
2.2 El papel de las emociones. .......................................................................................................5
3. La memoria ....................................................................................................................................7
3.1 Recuerdos positivos resistentes al paso del tiempo .................................................................7
4. La memoria emocional, y su papel importante en esta historia. ....................................................8
4.1 Memoria emocional. ................................................................................................................9
4.1.1 Emociones positivas y emociones negativas en la memoria. ............................................9
4.2. Estructuras cerebrales de la memoria emocional .................................................................10
4.3. Influencia de la emoción en la memoria ...............................................................................10
4.4. Influencia de la memoria en la emoción ...............................................................................10
4.5. Función de la memoria emocional ........................................................................................11
5. El olvido ........................................................................................................................................12
5.1 Borrando y restaurando los recuerdos. ..................................................................................12
Conclusión ........................................................................................................................................14
Referencias.......................................................................................................................................15

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“Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo
de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos”.
-Jorge Luis Borges-

Introducción
Siempre me ha llamado la atención la manera en que podemos llegar a recordar cosas que han
sucedido hace mucho tiempo; por ejemplo la sensación que produce comer tu platillo preferido,
siempre me sorprende el modo en que los sentidos funcionan con la memoria, tu platillo preferido es
solo una amalgama de ingredientes, por separado todos esos ingredientes que lo componen, no te
hacen sentir nada, no te recuerdan nada o por lo menos no mucho, pero es esa precisa combinación,
el aroma de la comida, en un instante te puede llegar a recordar, por ejemplo, una tarde en compañía
de tu familia, todos reunidos en la noche precia a navidad, tu madre sirviendo la comida, tu abuelo
contando las mismas historias de siempre, y tú, comiendo ese platillo, dejando desapercibido lo que
alrededor sucede, todo por el simple hecho de terminarte el plato para pedir un poco más; pero ¿cómo
es eso posible?, básicamente todo sucede en el hipocampo, se forman conexiones neuronales, los
sentidos hacen que las neuronas expresen señales que van a la misma parte del cerebro que es donde
se almacena la memoria, es algo llamado memoria relacional, pero no me hagan mucho caso, más
vale primero averiguar la verdadera historia en como ocurre esto.

El hipocampo es una de las estructuras más delicadas y fascinantes del cerebro humano y de otros
mamíferos. En su sugerente forma se contienen procesos de gran relevancia, tales como la capacidad
para aprender cosas nuevas, para orientarnos en nuestro entorno y la más importante de todas:
interpretar y asentar nuestros recuerdos en base a una emoción determinada.

El motivo de este ensayo no es explicar de una forma tediosa la manera en que relacionamos nuestras
emociones con nuestros recuerdos, simplemente pretendo hacer que exista esa curiosidad por querer
saber mas acerca del tema, y que cada uno por su parte se adentre en el tema, un mundo que representa
el cerebro y las emociones.

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“Todo aprendizaje tiene una base emocional.”
-Platón-

1. Investigaciones sobre el ¿por qué recordamos el pasado?


Para comenzar debemos considerar que las emociones son funciones biológicas del sistema nervioso,
y creo que el descubrimiento de cómo están representadas en el cerebro nos puede ayudar a
entenderlas. Este enfoque es radicalmente distinto del que estudia las emociones como estados
psicológicos, independientes de los mecanismos cerebrales. La investigación psicológica ha sido
extremadamente valiosa, pero un enfoque en el cual las emociones son estudiadas como funciones
cerebrales es mucho más poderoso.

Actualmente han existido muchas investigaciones acerca del porque podemos recordar
hechos que han ocurrido desde ya hace bastante tiempo, por ejemplo, una investigación de la
Universidad de Nueva York, llamada “Emotional learning selectively and retroactively strengthens
memories for related events” publicada en la revista Nature, demuestra que la significación emocional
puede jugar un papel importante en el fortalecimiento, incluso, de los recuerdos más antiguos.
Recuerdos que en su día no estuvieron acompañados de una carga emocional significativa. De
acuerdo con esto, si un evento es insignificante cuando estamos experimentándolo, podemos
actualizar más adelante la información con un elemento emocional a fin de fortalecer la memoria. Es
decir, recordar cosas que emocionalmente no fueron importantes pero que ahora sí lo son porque
hemos introducido mayor carga emocional.
El autor principal del estudio, Joseph Dunsmoor, quiso probar esta hipótesis de la siguiente
forma. En el primer experimento pidió a los participantes que identificaran una serie de imágenes de
animales y herramientas. A los participantes no se les dio ninguna instrucción para aprender o
recordar la serie de imágenes que estaban viendo. A continuación, los participantes vieron una
segunda serie de imágenes mientras recibían una descarga leve a través de electrodos colocados en
las muñecas (este dolor sirvió para hacer la segunda categoría de imágenes con "carga emocional").
A diferencia de la sesión inicial, esta vez los investigadores pidieron a los participantes recordar las
imágenes que estaban viendo.
Por último, los participantes vieron una tercera serie de imágenes, sin descargas eléctricas,
después de haber sido instruidos para recordar lo que estaban viendo. Como era de esperar, la
memoria era más eficiente para recordar las imágenes acompañadas de descargas eléctricas. Pero
también encontraron que el aprendizaje emocional que se produjo durante el segundo conjunto de
imágenes influenció la forma en que los participantes recordaban el primer conjunto de imágenes. (E.
Dunsmoor, Murty, Davachi & A. Phelps, 2015)

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“La diferencia esencial entre emociones
y razón es que la emoción lleva a la acción
mientras que la razón lleva a conclusiones.”
-Donald Calne-

2. Las emociones, el cemento de los recuerdos.


Sin excepción, hombres y mujeres de todas las épocas y culturas, de diversos niveles de educación y
diferentes estratos económicos, experimentan emociones, perciben emociones ajenas, cultivan
pasatiempos que manipulan sus emociones, y gobiernan sus vidas en gran medida buscando una
emoción, la felicidad, y evitando emociones desagradables. (R. Damásio, 2000)

2.1. Historia de las emociones

Si queremos conocer la historia de las emociones, tenemos que hablar de algunos filósofos
importantes. Alcmeon de Crotona, en el 500 a. C., afirmó que el cerebro era un radiador (enfriador
de humores), y por tanto la sede del alma era el corazón. Empédocles localizó en el corazón la sede
del alma, Aristóteles dijo que el corazón era el lugar de las sensaciones y de la inteligencia, y en el
Nuevo Testamento no se cita el cerebro sino las vísceras.

La filosofía -pese a David Hume y la tradición que origino- desconfió de la emoción y la relego al
desechable reino de los animales y la carne. Hacia finales del siglo XIX Charles Darwin, William
James y Sigmund Freud plasmaron extensos escritos acerca de diferentes aspectos de la emoción,
otorgándole un lugar privilegiado en nel discurso científico.

Darwin estudio con profundidad la expresión de las emociones humanas eran vestigios de
etapas evolutivas previas, respeto la importancia del fenómeno. Freud percibió el potencial patológico
de la emoción perturbada y anuncio su importancia en términos bastante precisos.

William James, quien dijo que la emoción tiene una lectura fisiológica, que recibe el nombre
de homeostasis (Walter B. Cannon) la cual es una señal indicadora de que estamos bien, de que no
pasa nada malo, y que estamos en la zona de confort. La homeostasis es aquel estado de regulación
biológica que nos hace sentir bien; no estamos bien ni mal (no nos quejamos) y que sirve para
mantener el equilibrio interno en un estado estable. (R. Damásio, 2000)

2.2. El papel de las emociones.


Las emociones son programas complejos de acciones, en amplia medida automáticos,
confeccionados por la evolución, las emociones funcionan haciendo que las imágenes procesadas en
el cerebro pongan en acción una serie de regiones desencadenantes de las emociones, por ejemplo, la

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amígdala, o regiones concretas de la corteza del lóbulo frontal. Una vez que cualquiera de estas
regiones sensibles es activado, se siguen ciertas consecuencias: las glándulas endocrinas y los núcleos
subcorticales secretan moléculas químicas tanto en el cerebro como en el cuerpo (por ejemplo, el
cortisol en el caso del miedo); se emprenden ciertas acciones (por ejemplo, el correr para huir, o
quedarse inmóvil, paralizado por el miedo; o contracción de los intestinos); en el mismo caso del
miedo, se adoptan ciertas expresiones (una cara o una postura de terror). Y lo que es aun mas
importante, en los seres humanos al menos, ciertas ideas y planes se hacen conscientes. Una emoción
negativa como la tristeza, por ejemplo, conduce a recordar ideas de hechos negativos. Una emoción
positiva hace lo contrario.

Según investigaciones realizadas en las Universidades de Lieja y de Ginebra, las emociones


se adhieren a los recuerdos, en cambio los acontecimientos neutros, que no movilizan ninguna
emoción se olvidan y no influyen en la personalidad. Los acontecimientos positivos son los que
principalmente movilizan emociones y los que incluyen mayor cantidad de estímulos sensoriales
relacionados con el ambiente, como la vista, el oído y el olfato.

Si sentimos mariposas en el estómago, por ejemplo, cuando vemos a nuestra pareja de la que
estamos enamorados, sentimos que pasa algo en la barriga, la sensación que percibimos es de una
movilidad gastrointestinal junto con cambios neuro bioquímicos y hormonales muy sutiles que son
los orígenes de nuestras emociones.

Las emociones cobraron y siguen cobrando un papel fundamental para la evolución y


supervivencia del ser humano, y no solo para nosotros, los animales también tienen emociones. A las
amebas no les gusta el frio o el calor extremo, o los ambientes demasiado ácidos o alcalinos de forma
similar a los seres humanos, que escapamos del dolor y buscamos el placer. Las emociones son
fundamentales para tomar decisiones y para el proceso de aprendizaje-memoria. Los recuerdos a largo
plazo los tenemos gracias a las emociones, y ellas son lo que nos permite entendernos y comprender
también a los demás.

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La ciencia sin religión está coja
y la religión sin ciencia está ciega.
-Albert Einstein-

3. La memoria
Los procesos de la memoria nos son más útiles si podemos recordar rápidamente los sucesos felices
y atenuar el impacto emocional de los acontecimientos traumáticos y de las decepciones. A veces, no
obstante, los recuerdos horrorosos persisten y arruinan la vida, como ocurre en el caso del estrés
postraumático, perturbación que afecta a algunas personas que sufrieron en forma directa
acontecimientos terribles como el Holocausto, la guerra, violaciones o catástrofes naturales.

Así como la memoria compartida enriquece nuestra vida en tanto individuos, la pérdida de la
memoria destruye la continuidad del yo, corta los lazos con el pasado y con los otros, y puede afligir
al niño o al adulto maduro. El síndrome de Down, el mal de Alzheimer y la pérdida de la memoria
que acarrea la edad son ejemplos muy conocidos de enfermedades que afectan la memoria. Ahora
también sabemos que ciertos defectos de la memoria intervienen en algunas perturbaciones
psiquiátricas: en la esquizofrenia, la depresión y los estados de ansiedad, el individuo carga con el
peso agregado de una memoria defectuosa. (R. Kandel, 2007)

No guardamos en la memoria todo lo que sucede a nuestro alrededor. Sin embargo, si la


intensidad del estímulo es fuerte, esa experiencia se fija y se almacena a largo plazo. Más aún, las
emociones dan preferencia a unos recuerdos, filtrando la memoria. Es decir, cuanto más sensibles
seamos a una experiencia, más aumenta la cantidad de detalles memorizados y la sensación de
realidad.

3.1. Recuerdos positivos resistentes al paso del tiempo


Lo vivido, y también lo conocido, van configurando la memoria propia, la autobiográfica,
que comienza a forjarse en la adolescencia: Los recuerdos positivos resisten mejor el paso del tiempo
y participan intensamente en la construcción de la personalidad ya que nos apoyamos en ellos para
tejer nuestra identidad, y para definir la coherencia de lo que elegimos y a lo que aspiramos. Por el
contrario, las decepciones o el impacto emocional de los acontecimientos traumáticos, más intenso
siempre en las mujeres, fragmentan la memoria emocional produciendo cambios en el cerebro. De
hecho, los traumas rompen las redes de memoria, al podar ramificaciones de las neuronas.

La memoria nos orienta en el presente. Se trata de un ingrediente fundamental del


pensamiento, de la creatividad y de la proyección en el futuro. Está en manos de cada uno que la
memoria sea un depósito de datos más o menos útiles, o un mundo interior lleno de gusto por vivir,
del placer por saber, y en el que uno no es un extraño para sí mismo. (R. Kandel, 2007)

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“La memoria está diseñada para cambiar, no reproducir los hechos,
por lo que no somos testigos fidedignos”
-Donna Jo Bridge-

4. La memoria emocional, y su papel importante en esta historia.


De nueva cuenta es interesante hablar un poco de la
manera en que podemos llegar a recordar sucesos
que tienen bastante tiempo que han pasado,
asociándolas a sensaciones que tuvimos cuando nos
sucedieron, el simple hecho de sentir temor por ir a
la escuela ya que tendremos un examen muy difícil,
o nos darán una calificación y tu esperas que sea alta
para poder exentar la materia, o simplemente ese
temor de no terminar tu ensayo, nos puede llegar a
recordar nuestro primer día de clases en la primaria,
ese temor por conocer personas nuevas, estar alejado de tus padres, aunque sea por algunas horas; es
muy interesante saber cómo sucede este asociamiento de emociones con recuerdos.

Hemos visto que la memoria y las emociones juegan un papel crucial en este proceso, las
emociones le dan un grado mayor a lo que nos haya ocurrido, es decir, funcionan como cemento que
le da rigidez a una pared, y permite que se unan los ladrillos y no caigan, la emoción que nos provoque
comer una paleta de hielo en un verano caluroso, será distinta a la que nos produciría si la comiéramos
en estas mañanas de invierno muy frías, la emoción sería diferente, pero esta dicha emoción es la que
aumentaría la probabilidad de recordar a futuro este suceso, la emoción que tengamos fijaran si lo
ocurrido se almacenara en nuestra memoria a largo plazo, o simplemente pase desapercibida sin más
ni más. Hoy día existe la noción generalizada de que existe un almacenamiento de la memoria a corto
plazo, que dura unos segundos, y uno a largo plazo, que puede durar desde unos minutos hasta toda
una vida. Los hechos de los que somos conscientes ahora mismo son los que están momentáneamente
en nuestra memoria a corto plazo, sobre todo la llamada memoria de trabajo, un tipo especial de
memoria a corto plazo. Todo lo que entra en la memoria a corto plazo puede entrar en la memoria a
largo plazo.

En resumen, de lo que quiero hablar es sobre la memoria emocional, que hace referencia a la
capacidad de las personas de fijar recuerdos a partir de las emociones. En este sentido, múltiples
estudios han puesto de manifiesto como las estructuras cerebrales relacionadas con la memoria se
encuentran estrechamente asociadas con las regiones del cerebro que modulan las emociones.

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4.1. Memoria emocional.
La memoria emocional es una capacidad humana muy específica que se caracteriza por desarrollar el
recuerdo de eventos mediante el impacto emocional experimentado. Este concepto postula que los
eventos emocionalmente significativos se retienen de modo diferente a los eventos neutros.
Concretamente, de forma general se apoya la idea de que los eventos emocionales se recuerdan mejor
y con mayor facilidad que los sucesos más triviales.

Por ejemplo, un suceso traumático durante la infancia como un accidente de tráfico o una pelea con
un compañero suele recordarse de forma mucho más específica durante la edad adulta que eventos
triviales como, por ejemplo, qué se comió la semana pasada.

De hecho, múltiples investigaciones muestran que los mayores recuerdos de las experiencias
emocionalmente intensas se deben a una mayor facilidad de adquisición, un mayor mantenimiento a
lo largo del tiempo, y una mayor resistencia a la extinción. (LeDoux, 1999)

4.1.1. Emociones positivas y emociones negativas en la memoria.


La memoria emocional responde tanto a emociones positivas como negativas. Es decir, los sucesos
vividos de forma emocional (sea cual sea su carácter) parecen recordarse de forma distinta a las
vivencias neutrales o triviales. Este hecho se debe a que las estructuras cerebrales que modulan las
emociones positivas y las que modulan las emociones negativas son las mismas.

El mecanismo cerebral que explica la existencia de la memoria emocional radica en la asociación


entre las estructuras de la emoción y las regiones del recuerdo. Sucesos altamente aversivos o
traumáticos pueden provocar un recuerdo especialmente fuerte y consolidado. La persona puede
recordar esos eventos de forma frecuente y detallada durante toda su vida. Un ejemplo de este tipo de
recuerdos serían los traumas padecidos durante la infancia, los cuales pueden aparecer de forma
reiterada y recordarse permanentemente durante la etapa adulta. Encontrar símiles con emociones
positivas resulta algo más complejo. Hay personas que pueden recordar con mucho detalle el día de
su boda o del nacimiento de sus hijos, pero a menudo el recuerdo resulta menos intenso que el de
sucesos negativos. Este hecho se explica por la intensidad de la emoción. Por lo general, los eventos
negativos provocan una mayor alteración emocional, por lo que las emociones experimentadas en
esos momentos suelen resultar más intensas.

Los sucesos traumáticos pueden insertarse con mayor facilidad en la memoria emocional. Pero esto
no quiere decir que los eventos positivos no puedan hacerlo. También lo hacen, aunque por lo general
de forma menos marcada debido a su menor intensidad emocional.

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4.2. Estructuras cerebrales de la memoria emocional
La estructura del cerebro principal que se encarga de realizar los procesos de memoria y que facilita
el recuerdo es el hipocampo. Esta región está ubicada en la corteza temporal y forma parte del sistema
límbico. Por su parte, la región cerebral que se encarga de dar lugar a las respuestas emocionales es
la amígdala. Esta estructura consta de un conjunto de núcleos de neuronas localizadas en la
profundidad de los lóbulos temporales y también forma parte del sistema límbico.

De este modo, ambas estructuras (amígdala e hipocampo) se encuentran constantemente conectadas.


Así mismo, su conexión parece tener una especial relevancia en la formación de recuerdos
emocionales. Este hecho postula la existencia de dos sistemas diferentes de recuerdo. Cuando las
personas aprenden información neutral (como por ejemplo leerse un libro o aprender el temario de
una asignatura), el hipocampo se encarga de construir el recuerdo sin participación de la amígdala.
Sin embargo, cuando el elemento a recordar contiene una cierta carga emotiva, entra en juego la
amígdala. En estos casos la primera formación del recuerdo se realiza en la amígdala, la cual actúa
como un almacén de memorias asociadas a sucesos emocionales. De este modo, la memoria
emocional no se inicia en el hipocampo como el resto de los recuerdos.

Una vez la amígdala ha codificado el elemento emotivo y ha formado el recuerdo, transmite la


información mediante conexiones sinápticas hacia el hipocampo, lugar donde se almacena la memoria
emocional.

4.3. Influencia de la emoción en la memoria


La memoria emocional presenta características distintas y mecanismos de registro cerebral diferentes
debido a la actuación de la emoción. De hecho, son las emociones las que motivan que la información
acceda al cerebro mediante estructuras distintas y que esta se consolide de una forma más intensa.

Así pues, los procesos emocionales modifican el funcionamiento de la memoria dando lugar a la
aparición de la memoria emocional. Estas modificaciones se explican por la relación amígdala-
hipocampo y se realizan tanto en la codificación como en la consolidación de la información.

4.4. Influencia de la memoria en la emoción


La relación entre memoria y emoción no es unidireccional, sino que es bidireccional. Esto quiere
decir que de la misma forma que la emoción puede afectar a la memoria (memoria emocional), la
memoria también puede afectar a la emoción. Esta asociación ha sido especialmente estudiada por la
neuro psicóloga Elisabeth Phelps al analizar la interacción entre hipocampo y amígdala.

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Cuando el hipocampo recupera información emocionalmente intensa, este puede interactuar con la
amígdala para producir la emoción que le acompaña. Por ejemplo, cuando una persona recuerda un
evento altamente traumático, experimenta de forma inmediata las emociones asociadas con ese
suceso. Así pues, la memoria puede provocar respuesta emocional, de la misma forma que
experimentar emociones puede modificar la formación el recuerdo.

El hipocampo y la amígdala son estructuras cerebrales interconectadas que permiten relacionar los
componentes emocionales con los elementos mnésicos de forma constante.

4.5. Función de la memoria emocional


La asociación entre las estructuras emocionales y las regiones de la memoria no es gratuita. De hecho,
la relación entre hipocampo y amígdala cumple una importante función adaptativa.

Cuando las personas se encuentran en situaciones peligrosas reaccionan con una respuesta emocional.
Esta respuesta permite una mayor activación tanto del estado psicológico como del estado físico del
individuo. Por ejemplo, si alguien visualiza que un perro le va a atacar, experimenta una respuesta
emocional de miedo. Esta respuesta permite tensionar el cuerpo, incrementar la atención y centrar
todos los sentidos en la amenaza. De este modo, la respuesta emocional prepara a la persona para
responder adecuadamente ante una amenaza. No obstante, el proceso de defensa y supervivencia de
los seres humanos no termina allí. El cerebro prioriza el almacenamiento de los sucesos
emocionalmente intensos mediante la asociación amígdala-hipocampo para que estos puedan
recordarse con facilidad.

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“No olvidemos que las pequeñas
emociones son los grandes capitanes de nuestras
vidas y las obedecemos sin darnos cuenta.”
-Van Gohg-

5. El olvido
“Es evidente que nuestra memoria quedaría pronto saturada si tuviésemos que conservar todas las
imágenes de nuestra infancia, en particular las de nuestra primera infancia. Pero lo interesante es
lo que queda en todo ello. Y lo que queda -recuerdos o huellas, volveremos más adelante a ellos-,
lo que queda es el producto de una erosión provocada por el olvido. Los recuerdos son moldeados
por el olvido como el mar moldea los contornos de la orilla”.

No sé si les ha llamado la atención la manera en la que en algunas películas algunos detectives llegan
a borrar los recuerdos de personas para que no recuerden nada de lo que haya sucedido en una
misión secreta, simplemente con una especie de lápiz con luz, llegan a borrar recuerdo alguno que
es individuo en cuestión tenga, eso es algo increíble, pensaríamos que solo en las películas sucede.
Sin embargo, los recientes avances en neurociencia podrían hacer realidad la premisa de “borrar los
recuerdos”. Sobre todo, a raíz de un nuevo estudio pionero llevado a cabo por investigadores de la
Universidad de California, que borraron y luego reactivaron recuerdos mediante la estimulación de
las neuronas en los cerebros de ratas genéticamente modificadas con una serie de pulsos de luz,
algo fantástico que se asemeja a la ficción.

5.1 Borrando y restaurando los recuerdos.


El recuerdo es sólo un pequeño fragmento de todo nuestro pasado. Es imposible recordar todo de
una manera exacta, segundo a segundo, ya que si recordáramos todo tendríamos que demorarnos
el mismo tiempo de duración del suceso recordado. Además, a medida que pasa el tiempo nuestra
forma de ver el mundo va cambiando, la forma de pensar cambia, nuestro cuerpo y punto de vista
cambia tanto física como psicológicamente.

Aquella bicicleta que para tus 4 años veías enorme, hoy en día la vez de un tamaño insignificante,
casi ni puedes montarla debido a lo grande que haz crecido. Ese columpio donde nuestros padres
nos tenían que alzar para podernos montar y los pies nos quedaban colgando, ahora es un columpio
donde ni siquiera cabemos. Los recuerdos que uno tiene son escenas que se suceden saltando de
manera un poco inconexa en el tiempo, en el espacio, que guardo en mi memoria. Pero esos
recuerdos en realidad no sucedieron así, la memoria humana es un proceso constructivo (uno va
construyendo los recuerdos). Nuestro proceso de almacenamiento hace algunas alteraciones.

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Obviamente no es posible guardar recuerdos de todo, por lo que nuestro cerebro selecciona,
reordena y quita algunas cosas de ese mundo que es nuestra percepción de la vida. Recordamos lo
importante y olvidamos lo que no sirve para nada. Escogemos qué recordar y qué olvidar, sea
consciente o inconscientemente. A veces lo que olvidamos vuelve por alguna razón, pero no siempre
de la misma manera, la percepción muchas veces cambia.

Ahora nos llega el primer estudio llamado “Scientists Selectively Erase And Restore Memories”,
publicado en la revista Nature y dirigido por el neurocientífico Roberto Manilow (Universidad de
California), que sugiere directamente que el fortalecimiento o debilitamiento de las sinapsis es la
base fundamental para la memoria, y que por tanto podríamos borrar o recordar de nuevo cualquier
recuerdo. No solo sus trazas emocionales, sino el recuerdo por entero, como si nunca hubiese
ocurrido. Tal y como ha señalado Manilow: “Podemos formar un recuerdo, borrarlo y luego
reactivarlo, a voluntad, aplicando un estímulo que selectivamente refuerza o debilita las conexiones
sinápticas (entre neuronas)”.

El estudio, de momento, solo se ha realizado en ratas modificadas genéticamente para que sus
células cerebrales produjeran una proteína sensible a la luz que podría ser activada por un pulso de
luz emitido por una fibra óptica implantada en el cerebro. A continuación, les enseñaron a asociar
estímulos luminosos sobre estas células nerviosas con descargas eléctricas y dolorosas en sus patas.
Las ratas, de esta forma, aprendieron a tener miedo a los estímulos luminosos. Este aprendizaje se
produjo en parte por el fortalecimiento de ciertas conexiones sinápticas, así que las debilitaron con
unos impulsos luminosos distintos. Finalmente, las ratas olvidaron asociar la luz con el dolor, es
decir, que olvidaron tener miedo. Como Juan Sin Miedo. Lo más interesante es que el proceso es
reversible: reactivaron el recuerdo del dolor y las ratas volvieron a tener miedo a las descargas,
aunque no hubieran sufrido de nuevo el dolor.

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Conclusión
Como dije en un principio, el objetivo de este ensayo no es mostrar todo el proceso por el cual
sentimos y recordamos, sino que quise realizar una recopilación de artículos y libros que hablaran
sobre el tema, y tratar de resumir de buena manera todo ese conocimiento, para que sea más
interesante de leer y exista esa inquietud de revisar más sobre el tema, sé que quien lea esto tendrá
un mayor conocimiento sobre él, por mi parte simplemente intente relacionar algunos temas que
vimos en la unidad de aprendizaje, y contar una historia, buena o mala que sea.

Por otra parte, las conclusiones del tema serian; la memoria emocional es una capacidad humana
que se encuentra estrechamente relacionada con la supervivencia de la especie. Para las personas
resulta mucho más útil recordar elementos emocionalmente intensos que aspectos neutrales porque
estos suelen resultar más importantes. La información se consolida de manera selectiva si la
información relacionada conceptualmente, supuestamente representada en un sustrato neuronal
común, se destaca a través de una experiencia de aprendizaje emocional

Como si de un puzle se tratara, nuestra mente combina las experiencias del pasado y del presente para
actualizar los recuerdos, de tal manera que estos “encajen” en nuestro momento actual. Esto se
produce como un mecanismo de supervivencia. Esta adaptación de los recuerdos nos ayuda a afrontar
los obstáculos que nos encontramos en nuestra vida.

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Referencias
Antonio R. Damásio, (2000). Sentir lo que sucede. Cuerpo y emoción en la fabrica de la conciencia,
415, 51-98, 305-322.

Christianson, S. A. (1992). Emotional stress and eyewitness memory: A critical review. Psychological
Bulletin, 112 (2), 284-309.

Erik R. Kandel, (2007). En busca de la memoria: nacimiento de una nueva ciencia, 400, 21-31, 325-
359.

Joseph LeDoux (1999), The emotional brain, 8, 199-251.

Joseph E. Dunsmoor, Vishnu P. Murty, Lila Davachi & Elizabeth A. Phelps (2015). Emotional
learning selectively and retroactively strengthens memories for related events. Nature 520, 345-348,
doi:10.1038/nature14106.

McEwen, B. S. & Sapolsky, R. M. (1995). Stress and cognitive function. Current Opinion in
Neurobiology, 5, 205–216.

McGaugh, J. L. & Roozendaal, B. (2002). Role of adrenal stress hormones in forming lasting
memories in the brain. Current Opinion in Neurobiology, 12, 205-210.

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