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Fallos destacados:
, "Colavini. Ariel Ornar". 28/03/1978. "Fallos: 300:254" (FALLO COMPLETO)
, "Baztcrrica. Gustavo". 29/08/1986, "Fallos: 308:1392" (FALLO COMPLETO)
, "Capalbo. Alejandro C'. 29/08/1986. "Fallos: 308: 1392""(FALLO CO~IPLETO)
. "Montalvo. Ernesto A:'. 11/12/1990. "Fallos: 313:1333" (FALLO COMPLETO)
, "Arrinla. Sebastián y otros". 25/08/2009. "Fallos: 332:1963" (FALLO COMPLETO)
lo Introducción
Conforme al denominado principio de lesividad "ningún derecho puede legitimar una
intervención punitiva cuando no media por lo menos un conflicto juridico, entendido como la
afectación de un hienjuridico total o parcialmente ajeno, individual o colectivo"!.
La Corte Suprema de Justicia de la Nación -a lo largo de su historia- ha abordado los
alcances de dicho principio, en particular, al examinar la figura de la tenencia de estupefacientes
1 ZAFFARONI, Eugenio Raúl, ALAGIA. Alejandro y SLOKAR. Alejandro, Derecho Penal- Parte General, Ediar, Us. A<;., 2002.
~' 128,
-Art. 19 de la Constitución Nacional: "Las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden ya/a moral
pública. ni perjudiquen a un tercero. están sólo reservadas a Dios, y e.lentas de la autoridad de [os magistrados. Ningún habitante
de la Nación será obligado a hacer lo que 1/0 manda la ley. ni privado de lo que ella no prohibe ".
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En cuanto aquí interesa, el art. 6° de la primera disponía "Será reprimido con prisión de uno
(1) a seis (6) alias y multa de cien (5 100) a cinco mil pesos (5 5.000) el que tuviere en su poder
estupefacientes, aunque estuvieran destinados a uso personal ".
Por otra parte, el artículo 14 de la ley actualmente vigente prevé "Será reprimido con prisión
de uno a seis años y multa de trescientos a seis mil australes3 el que tuviere en su poder
estupefácientes. La pena será de un lIIes a dos años de prisión cuando, por su escasa cantidad )'
demás circunstancias. surgiere inequívocamente que la tenencia es para uso personal ".
3Esos montos equivalen. en monella de curso legal, a $ 11.25 Y $ 225 (art. 2. decreto 2128/91. reglamentario lIe la ley
23.928 de Conversión del Austral).
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La Corte sostuvo que el castigo de la tenencia de estupefacientes para consumo personal no
resultaba violatorio de la garantía receptada en el ar!. 19 de la Constitución Nacional, remitiéndose
a criterios de defensa social, en tanto y en cuanto, las consecuencias y efectos que conlleva tener
drogas, exceden razonablemente el ámbito de intimidad del individuo, cuya conducta autolesiva o
reincorporación a la sociedad del toxicómano, en lugar de su calificación como delincuente con las
legisla/iva consistentes en exigir que no se prohíba una conducta que se desarrolle dentro de la
esfera privada entendida ésta no como la de las acciones que se realizan en la intimidad, sino como
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aquéllas que no ofendan al orden o la moralidad pública. esto es. que no perjudiquen a terceros"
(considerando 8).
Añadieron que la figura en cuestión, "al castigar la mera creación de un riesgo. permite al
Como ese mismo día la Corte dictó el fallo "Capalbo" ,cuyo contenido, en lo sustancial, es
hizo una directa remisión al voto emitido por los nombrados en aquélla causa, en el que señalaron
que el arto 6 de la ley 20.771, en cuanto incriminaba la tenencia de estupefacientes para uso
personal, no era impugnable ya que existe un área de defensa de los intereses de la sociedad, que
puede ser más o menos amplia, de acuerdo con la valoración de los bienes que se pretende proteger
y que, por lo tanto, en algunos casos basta con "la mera probabilidad ,con base en la experiencia-
de q/le /lna conducta pueda poner en peligro el bien I/ltelado para que ella resulte incriminada por
la ley penar- (considerando 6).
A partir de allí, concluyeron que, como la norma se sustenta en el juicio de valor efectuado
por el órgano constitucionalmente legitimado para ello, resulta en principio irrevisable, salvo que
"la presunción de peligro q/le subyace en dicho juicio res/lllara absolulamel1le irrazonable. larea
para la cual corre.\ponde analizar la relación existenle entre los bienes protegidos y la conducla
incriminada" (considerando 7).
En esta ocasión, la Corte, integrada por los jueces Levene (h.), Cavagna Martínez, Fayt,
La mayoría -conformada por los jueces Levene, Cavagna Martínez, Fayt, Barra, Nazareno,
Oyhanarte y Moliné O'Connor- se inclinó por reafirmar la vigencia de la norma que castigaba la
del individuo como medio para la obtención de fines concretos, de modo que tratándose la figura de
tenencia de estupefacientes para consumo personal de un delito contra la salud pública, lo que debe
protegerse es el interés general que se encuentra por encima del interés del adicto, ya que su
conducta constituye un medio para la difusión del consumo de drogas. (considerando 7 del voto
principal)
I
En lo que hace a la cuestión concerniente al ámbito de intimidad, entendieron que no era
necesaria la verificación de la afectación a terceros, ello por cuanto ésta se encontraba ínsita en la
propia tenencia de la sustancia prohibida. (considerando 12 del voto principal)Agregaron que, por
tratarse de un delito de peligro abstracto, la posible afectación al bien jurídico amparado por la
norma existe en tanto la sustancia conserve sus cualidades y sea apta para ser consumida por
cualquiera, dado que detrás del tenedor está el pasador o "traficante hormiga" y aún, el verdadero
traficante. Es decir que -en opinión de estos jueces- la exteriorización requerida como
trascendencia a terceros está dada por el efecto "contagioso" propio de la drogadicción, en tanto
que el usuario de tóxicos constituye un medio de propagación del consumo de estupefacientes y es
parte de la cadena de tráfico. (considerando 12 del voto principal)
L1 disidencia estuvo conformada por los jueces Petracchi y Belluscio.
El primero de ellos sostuvo que .....10 incriminación de la mera lenencia. al crear una
presunción genérica y absoluta de peligro abslraclo, no susceplible de ser deslruida por la prueba
en conlrario del acusado o por la apreciación judicial de las circunslancias concrelas del caso. no
salis/acía los requisitos del arto 19 que exige --como condición del reproche penal-- el dWlo o el
peligro concrelO a derechos de terceros o al orden o la moral pública. Una solución contraria
llevaría a considerar amparado por la primera parle del arto 19. únicamente al puro acto inlerno
de conciencia. lo que. al despojar a dicha norma de lodo contenido tutelar significalivo. olorgaría
a los poderes públicos facultades omnímodas para regular las conduclas de las personas.
inSlaurando así el mlÍs crudo lolalilarismo ". (considerando 5 de su voto)
Como dato histórico, cabe señalar que en 1989 se celebró la Convención de las Naciones
Unidas contra el Tráfico ilícito de estupefacientes y sustancia sicotrópicas, que luego fue aprobada
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por nuestro país en 1992, con la sanción de la ley 24.072 •
4 Publicada en el Boletín Oficial el 14104/1992. Aprueba la Convención de Viena sobre ellráfico de Estupefacientes.
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El 30 de agosto de 2007, el Tribunal Oral en lo Criminal Federal N° 2 de Rosario condenó a
tres de los imputados en orden al delito de tenencia de estupefacientes con fines de
comercialización y a otros dos, por el delito de tenencia de dicha sustancia para consumo personal.
Ello, luego de rechazar las nulidades y el pedido de la defensa de declarar la inconstitucionalidad
del art. 14, párrafo segundo, de la ley 23.737.
En el recurso extraordinario, la defensa se explayó sobre la violación al principio de reserva
consagrado en el art. 19 de la Constitución Nacional, debido a que -según entendió- la conducta de
los condenados por la figura atenuada se había llevado a cabo dentro del ámbito de intimidad,
constitucionalmente resguardado. Asimismo, planteó que la escasa cantidad de droga no podría
generar dependencia pisco-física por parte del consumidor, como tampoco podía afectar el bien
jurídico tutelado por la referida ley, es decir, la salud pública. En este sentido, sostuvo que la
injerencia del poder sancionador en el ámbito de la libertad personal era abiertamente violatoria de
las garantías constitucionales.
Por último, la defensa hizo hincapié en que desde la vigencia de la ley 23.737 no se había
logrado el efecto disuasivo pretendido por la mentada norma. Por el contrario, la prueba de tal
fracaso -alegó- se halla en que sólo se criminal iza al mero tenedor de estupefacientes para consumo
personal, en aras de acabar o dar batalla contra el narcotráfico.
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terapéuticos( considerando 24 del voto principal). Además, en el fallo se dieron otras razones para el
nuevo cambio de rumbo.
La Corte admitió que ciertas normas susceptibles de ser consideradas legítimas en su origen,
pueden luego tornarse indefendibles desde el punto de vista constitucional, por el transcurso del
tiempo y la modificación de las circunstancias objetivas relacionadas con los motivos de su
sanción6. (considerando 13 del voto principal)
El fallo también ponderó que, al momento de ser pronunciado, habían pasado diecinueve
años desde la sanción de la ley 23.737, y dieciocho desde que, merced a la doctrina del precedente
"Montalvo", se legitimó su constitucionalidad, período que por su extensión, permitía descartar que
un replanteo del thema decidendum pudiera ser considerado intempestivo (considerando 14 del voto
principal).
Por el contrario, ese considerable lapso -sostuvo el tribunal- ha permitido demostrar que las
razones pragmáticas o utilitaristas en que se sustentaba la doctrina emanada de "Montalvo", han
perdido su sentido, pues el aparente fracaso de las políticas encaminadas hacia la persecución penal
del consumidor de estupefacientes, bajo el pretexto de que se trata de una herramienta
imprescindible para la lucha contra el narcotráfico, así lo sugería. (considerando 14 del voto
principal)
En efecto, allí se había sostenido que la incriminación del tenedor de estupefacientes
permitiría combatir más fácilmente las actividades vinculadas con el comercio de tales sustancias y
arribar a resultados promisorios que no se han cumplido, pues dicha actividad criminal, lejos de
haber disminuido, se ha acrecentado notablemente, y ello a costa de una interpretación restrictiva de
los derechos individuales (considerando 15 del voto del juez l..orenzetti).
Otra de las razones que, para la Corte, justificó un cambio jurisprudencial, fue que el debate
jurídico plasmado en "Bazterrica" y "Montalvo", tuvo lugar con anterioridad a la reforma
constitucional de 1994 (considerando 16 del voto principal, y 20 del voto del juez Fayt).
Así, se destacó que la reforma de 1994 reconoció la importancia del sistema internacional de
protección de los derechos humanos y no se atuvo al principio de soberanía ilimitada de las
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nacIOnes.
Este último acontecimiento histórico, se dijo, ha modificado profundamente el panorama
constitucional en muchos aspectos, entre ellos, los vinculados a la política criminal, de modo que al
Estado se le impide sobrepasar detenninados límites y además, se lo obliga a acciones positivas
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para adecuarse al estándar internacional, fijado a través de las distintas convenciones (considerando
16, tercer párrafo, del voto principal).
En ese sentido, se apuntó que los tratados internacionales reconocen varios derechos y
garantías previstos en la Constitución Nacional de 1853, entre ellos -yen lo que aquí interesa- el
derecho a la privacidad que impide que las personas sean objeto de injerencias arbitrarias o abusivas
en su vida prívadas (considerando 17 del voto principal).
Los magistrados no pasaron por alto la creciente preocupación mundial sobre el flagelo de
las drogas y específicamente, sobre el tráfico de estupefacientes, plasmada en varias convenciones
internacionales. No obstante, se afirmó que ninguno de los acuerdos suscriptos por la Argentina la
compromete a criminalizar la tenencia para consumo personal (considerando 25 del voto principal).
De tal modo, nuestro país, con base en la interpretación que la propia Corte efectúa de su
derecho constitucional, hace uso de la reserva convencional internacional respecto de tal cuestión,
descartando la criminalización del consumidor. Esto es, el Estado Nacional no se encuentra
obligado por sus compromisos internacionales a punir la tenencia de estupefacientes para consumo
personal si aquella medida fuera incompatible con su ordenamiento jurídico (considerandos 29 y 30
del voto principal).
La decisión, afirmaron los magistrados, en modo alguno implica "legalizar la droga" y,
obviamente, la conducta no punible sólo es aquella que se da en específicas circunstancias que no
causan daños a un tercero. Así, concluyeron que: "esta Corte con sustento en 'Bazterrica' declara
que el artículo 1-1,segundo párrajiJ. de la ley 23. 737 debe ser invalidado, pues conculca el artículo
19 de la Constitución Nacional, en la medida en que invade la esfera de la libertad personal
excluida de la autoridad de los órganos estatales. Por ralmotivo se declara la inconstitucionalidad
de esa di.l'posición legal en cual7lOincrimina la tenencia de estupejilcientes para uso personal que
se realice en condiciones rales que no traigan aparejado 1111 peligro concreto o un daiio a derechos
o bienes de terceros, como ha ocurrido en autos". (considerando 36 del voto principal)
IV. Algunos aspectos dc los votos individuales
Art. 11.2 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos: ano 5 de la Declaración Amcric¡tna de los Derechos)' Deheres del
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Hombre; ar1.12 de la Declaración Universal de Dercl:hos Ilumanos y ar1.17.1 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.
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El juez Lorenzetti dio a la cuestión político criminal un tratamiento destacado. Mencionó el
concepto de "ostelllación del consumo" como una forma de trascendencia a terceros (considerando
12), pero fue categórico en afirmar que es indispensable respetar el ámbito de ejercicio de la
libertad personal cuando no hay daños o peligro concreto para terceros, en tanto las presunciones
iure et de iure que subyacen a los delitos de peligro abstracto no se encuentran permitidas dentro
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decisión del Tribunal en el presente caso. El desconocimie11l0 o debilitamiento de su vigencia hace
tambalear las propias bases del sistema constitucional" (considerando 22).
La jueza Argibay cuestionó la manera en que era utilizado y citado el fallo "Montalvo", en
la medida en que -desde su punto de vista- los tribunales inferiores lo haCÍan de un modo genérico,
sin adentrarse en el análisis de las particulares circunstancias de los hechos y si resultaba aplicable o
no para el caso concreto,'l
Consideró, entonces, que no existe un estándar aplicable a partir de "Montalvo" y que sólo
resultaba de utilidad para el caso en que fue dictado, Según sus propias palabras, "Montalvo"
" ...sólo sería un precede11le con peso en la presente decisión si contuviese una descripción de los
rasgos que el Tribunal estimó relevantes en la acción del acusado para concluir que era dwiina
hacia terceros y que puedan ser comparados con las características de las conductas probadas en
esta causa " (considerando 11).
Resulta también relevante otro de sus argumentos, centrado en el análisis del tipo objetivo
de la norma en cuestión, al señalar que " ..,la prohibición del artículo I.J, segundo párrafo, de la ley
23.737, no incluye, a diferencia de otro tipo de delitos, ninguna referencia o precisión sobre
quienes serían las víctimas de la acción consistente en consumir estupefacientes o, almenas. cómo
es que estos lÍltimos podrían afectarlas. ,I,,/ús alÍn, incluye dentro del ilícito los casos en que
probadamente no habrá ninguna otra persona involucrada salvo el consumidor mismo. Por ese
motivo, es significativa la probabilidad de que dentro de la dejinición legal puedan caber
conductas que no se conectan en absoluto, o lo hacen de una manera excesivamente mga e
imprecisa, con alglÍn efecto dañino sobre los intereses individuales o generales que busca proteger
la ley 23. 737 "; concluyendo que "si se combinan las dos cosas, a saber, la humana imposibilidad
de predecir con certeza cómo serán los hechosjiilUros y la indeterminación con que está definido el
delito de tenencia de estup~facientes en lo concerniente justamente a cuáles son los ~fectos sohre
los intereses ajenos, se explica por qué motivo ',Hontalvo' no puede ser inte/pretado como una
barrera inexpugnable para que los jueces decidan en cada caso si el acusado llevó a cabo una
acción privada o no " (considerando 11).
V, Conclusión
Después de transitar por distintos andariveles, en los últimos años la Corte -en definitiva-
ha retomado la saludable doctrina acuñada en 1986 con el tallo "Bazterrica", según la cual la
') "Cabe aclarar que la autoridad de ',l/oll!alvo' ha sido invocada por los tribunales de grado para jll.\'tijicar en general la
punihilidad de la tenencia de estupejaciemes para liSO personal y la consiguiente ¡rre/emncia de cualquier análisis en particular
sobre el modo en que jile rea/i=ada la condllcta para decidir si ha sido o no /lna acción priwlda" (considerando 10 del voto de la
jueza Argibay).
10
tenencia de estupefacientes para consumo personal, siempre que la conducta se realice en
condiciones tales que no importe un peligro concreto o un daño a derechos o bienes de terceros,
queda amparada por la esfera de libertad que garantiza el art. 19 de la Constitución Nacional.
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