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La cultura del piropo

Echar piropos en la calle no es un cumplido, es acoso sexual callejero hacia


las mujeres.

Hace unas semanas, vi un video en lo cual un joven sale


a la calle caminando hacia una parada de bus. Desde que sale
hasta que llega a la parada, mujer tras mujer les echa piropos.
Al principio, cuando las mujeres le chiflan o le dicen "lindo" parece halagado, pero cuando llegan
a decirle groserías y perseguirlo por la calle, empieza a verse incómodo. Sin embargo, cuando
el joven está en la parada y llega una mujer, no vacila en decirle un piropo vulgar, como si no
hubiera aprendido nada de su experiencia de hace 30 segundos.

Como en Colombia el acoso callejero es el pan de cada día y está muy arraigado en
nuestra cultura, una respuesta común de los hombres machistas a la mujer que demuestra su
inconformidad es minimizar su significado a un cumplido. Afirman que estamos exagerando y
que a ellos no les molestaría, pues, como al joven al principio del video, ¿a quién no le gusta
que se le halague por su físico?

Tal vez este tipo de defensa es más comprensible cuando el comentario en cuestión se
parece a los que hacen las mujeres al principio del video: "que linda" o "estás hermosa", ya
que parecen verdaderos halagos que una mujer sí apreciaría en otra circunstancia. Sin
embargo, parece corta la distancia entre este tipo de "cumplido" y el acoso que todos
consideramos un insulto: las groserías, amenazas y hasta la violencia física, como los últimos
comentarios de las mujeres del video. Pero el acoso callejero no es solamente reprehensible
cuando llega a este punto, sino que hasta los piropos más "inocentes" también implican una
forma de violencia de género.

Acosar a mujer en la calle no se trata de un cumplido; se trata del poder. Se trata de


recordarnos que por más que hemos avanzado en las esferas laborales, políticas, académicas
- el dominio tradicional de los hombres - estando allí, nosotras permanecemos en exhibición
para el placer de los hombres. Se trata de mostrarnos que tienen el derecho de acceder a
nuestros cuerpos, evaluarlos y verlos como objetos sexuales nos guste o no. En los piropos no
hay espacio para un coqueteo recíproco, sino que se trata de mostrar que en el juego sexual,
los hombres son los sujetos y las mujeres los objetos.

Una cultura de "piropos" es propia de una cultura machista, ya que esta trata los cuerpos
de las mujeres como propiedad pública, sobre la cual todo hombre tiene derecho de opinar. Es
un problema sin fronteras, ya que en una serie de estudios de varios países, desde Egipto hasta
Canadá, entre 70 y 99 porciento de mujeres reportaron haber experimentado acoso callejero,
que varía desde acoso verbal hasta contacto no deseado y violencia física.

La cultura de piropo está estrechamente ligada a una sociedad que permite formas más
graves de violencia contra la mujer. Eso no debe sorprendernos, ya que la forma más fácil de
justificar la violencia es quitando la humanidad de la víctima, y el acoso callejero convierte a la
mujer en un objeto; es decir, una no-persona. Por eso, es de esperar que en una región como
América Latina, con un nivel tan alto de machismo y acoso callejero, la violencia física contra
las mujeres sea muy común: un informe de CEPAL del 2009 estima que 40 % de las mujeres
de la región ha sido víctimas de violencia física.

¿Pero qué podemos hacer para eliminar el acoso callejero? En países como España y
Paraguay se han propuesto leyes que criminalizan el acoso callejero. En Colombia, existen leyes
que podrían ser utilizadas para sancionar esta conducta, aunque hasta la fecha no se han
aplicado a estos casos. Pero las raíces tan fuertes que tiene el acoso callejero en la cultura
colombiana sugieren que estrategias jurídicas no son suficientes y que criminalizar este tipo de
problema social puede ser contraproducente.
Por otro lado, unos colegios en Perú han escogido como estrategia la educación de los
niños sobre el acoso callejero y la forma como vulnera los derechos de las mujeres. Sin ser
esta la única respuesta, a los colombianos nos iría bien una campaña de sensibilización y
concientización, para que todos (los hombres y las mujeres) entendamos lo que demuestra
este video: los piropos no son cumplidos, sino otra forma más de violencia de género.

*Investigadora en DeJusticia.

1. Identifica la estructura del texto argumentativo:

Introducción Desarrollo Conclusión

2. ¿Cuál es la tesis?

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3. Menciona al menos cuatro argumentos presentes en el texto, que defiendan la tesis inicial.

1)

2)

3)

4)

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