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Ficha de resumen y discusión:

“La nueva ciencia de la mente” Capítulo 4,


Gardner H.

Alumno: Sebastián Sazo S.


Profesor(a): Roberto Arístegui L.
Ayudante(s): Gonzalo Haefner M.
Cristóbal Echenique B.
Asignatura: Filosofía de la Psicología
Carrera/Año: Psicología/Primer año
Fecha de entrega: 15 de abril, 2015
La historia de la filosofía abarca en gran parte el comienzo de las ciencias cognitivas.
Durante la Era Moderna, caben destacar a los siguientes filósofos base: Descartes, en base
al método de la duda sistemática (puesta en duda de toda creencia), toma como principio su
propia mente para diferenciar las ideas claras y distintas de la corporalidad y el mundo. Con
ello, construye el dualismo cartesiano (mente separada del cuerpo como entidades distintas)
y define el cuerpo humano como un autómata comparable a máquina, proponiendo un
modelo de procesamiento de información desde la retina a la glándula pineal (donde se
suponía yacía el alma), en la que la mente racional es jueza de la verdad y los errores
humanos causas de la experiencia.

Comienza la dialéctica filosófica racionalista-empirista. Locke, fundador empirista,


rechaza la evidencia introspectiva y se fija en la experiencia para llenar el vacío de las
cualidades innatas racionalistas. Plantea cualidades externas e ideas que se asocian entre sí,
postulando un sí-mismo capaz de apreciarlas, un ser pensante inteligente. Berkeley niega la
existencia de un mundo material independiente de la percepción de él y como justificación
utiliza la primacía del sí-mismo de Locke para anunciar que el sujeto define su experiencia.
Hume se centra en la causalidad como un modelo de pensamiento, una disposición natural,
aunque cuestiona el concepto “mente” pues declaraba que el mundo que conocemos es solo
debido a la percepción. Como sintetizador de ambos movimientos, Kant postula su modelo
sintético a priori, partiendo de la base de Descartes del yo trascendental, en el que establece
el conocimiento como procedente de la experiencia, sin embargo, aplicado a las categorías
que le dan forma, creando la teoría de los esquemas como representación mental
determinante de la condición de los objetos. Su modelo imposibilitó la opción de una
ciencia de la psicología (pues la mente: afectada estudiándose a sí misma, carente de
espacio y de base matemática).

A raíz de estos y avanzando en la época contemporánea, nacen los empiristas lógicos,


quienes tomaron la lógica como base de la ciencia empírica cuestionando la epistemología
fundacional de Kant. Se destacan Frege, Whitehead y Russell, quienes esclareciendo que
muchas disciplinas podían deducirse o reducirse a lógica, otorgando un carácter más
científico que filosófico, donde el mundo exterior podía construirse lógicamente partiendo
de lo sensorial. Wittgenstein, inspirado por los señalados autores, se centró en el lenguaje
como un espejo de los hechos y la figura del mundo, formando una correspondencia formal
entre el mundo, el lenguaje y la mente lo que denominó como teoría pictórica o figurativa
del lenguaje. En consecuencia, el Círculo de Viena (Feigl, Carnap, Schlick, Neurath)
intenta reformular las cuestiones filosóficas en términos formales mediante el
verificacionismo (lo empírico puede y debe verificarse) y el fisicalismo (reducción a la
conducta). De esta forma, “para estos filósofos no existía más que una ciencia empírica de
la cual la filosofía formaba parte” (Gardner, 1985). Intentando reducir el mundo a la lógica
del lenguaje y su sintaxis, pudieron analizar el lenguaje de la ciencia, contribución a la
ciencia cognitiva (psiquis como sintaxis).

Sin embargo, este modelo se resquebraja al dar resultados negativos para aquel
entonces y con nuevas críticas: Ryle intenta probar la falsedad de la teoría cartesiana de la
“mente” la que considera un error teórico adoptando una postura conductista donde este
concepto corresponde a rasgos conductuales circunstanciales y reflejos de los sucesos de la
vida, objetando los mecanismos internos. La segunda posición de Wittgenstein reenfoca el
lenguaje ordinario, otorgándole prioridad a su uso en comunidad, lo que anteriormente al
no ser estudiado generó la problemática filosófica. Declara que las palabras no siempre
tienen un único significado si no que se forman juegos del lenguaje basados en
familiaridad: “Wittgenstein introdujo la noción de aire de familia para describir su punto de
vista alternativo acerca de lo que agrupa las cosas en géneros.” (Bechtel, 1991), criticando
la función de los psicólogos fijándose en ciencia más que en lenguaje. Continuando con el
estudio del lenguaje ordinario, se encuentra Austin quien se interesó por la fuerza ilocutiva
(la intención o finalidad del hablante) como principal elemento lingüístico para el estudio
público.

Cambiando de aires en la discusión filosófica contemporánea, Quine genera una


indeterminación en la comprensión del mundo y el fenómeno mental: “No existe una
experiencia pura de los sentidos, como tampoco existe un significado claro y unívoco, un
uso inequívoco del lenguaje.” (Gardner, 1985). Al lanzar este pensamiento influencia a
Rorty, quien duda sobre el papel de la epistemología pues permitió desenfocar el estudio y
llevar por un mal camino a la filosofía como disciplina en busca de la verdad proponiendo
una re y des-construcción del pensamiento occidental. Rescata a la psicología de este mal
camino, reorientándola hacia la neurología y pone su fe en los “pensadores edificantes”
quienes sistematizan el saber. Posteriormente, el enfrentamiento de Popper y Wittgenstein
nos muestra la continuidad de una dualidad en la disciplina de la facultad de solución de
problemas: “Las grandes batallas epistemológicas en la filosofía de siglos pasados pueden
en gran medida exponerse en términos de esta oposición binaria” (Gergen, 1996).

Más recientemente, nos encontramos con el Funcionalismo de Putnam, que


mecaniza el funcionamiento mental en un soporte lógico (software, consideremos el
contexto tecnológico computacional) con un aparato físico correlacionado rompiendo el
dualismo cartesiano y conectando la psicología con neurología, factores sociales y un
modelo representacional. En contraparte, los Sistemas Intencionales de Dennet buscan la
similitud psicológica de los individuos. Atribuyendo racionalidad y propósito como
programación, intenta conectar el sentido común personal y las ciencias naturales en
sistemas, compuestos por subsistemas de pequeños homúnculos que desaparecerían a
medida en que el pensamiento se esquematizara. Ambas han sido contribuyentes a la
ciencia cognitiva, retornando a un racionalismo. El cognitivismo cabal de Fodor es
muestra de ello: critica al empirismo de poco productivo al coincidir con el innatismo
conceptual, sigue la filosofía cartesiana dudando del dualismo y acercándose a Putnam con
la idea de soporte lógico. Así, intenta crear un lenguaje del pensamiento natural innato que
serviría para concretar la actividad cognitiva en símbolos y representaciones abstractas que
no necesariamente configuran el mundo circundante, poseedoras de sus propias
propiedades semánticas apuntando a una psicología computacional sobre una naturalista
(comprensión por el sujeto del mundo).

Para finalizar, actualmente se cuestiona el rol de la filosofía en las ciencias cognitivas


aunque ha otorgado una nueva posición racionalista dialéctica, entrelazada con una
psicología empirista, demostrando la continuidad de la oposición binaria. A juicio personal,
debiesen las áreas de estas ciencias velar por todas y autocriticándose en la búsqueda y
comprensión de la verdad y la mente. Los roles tanto de las neurociencias, la lingüística, la
sociología, la psicología y la filosofía son todos fundamentales en esta misión holista,
reconstruyendo el pensamiento occidental y unificarlo con el oriental, pues la diversidad de
disciplinas bien llevadas a cabo podría ser una nueva alternativa de conocimiento unitario.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

TEXTO DE BASE:

Gardner, H. (1985). La nueva ciencia de la mente. Historia de la revolución cognitiva,


Argentina, Buenos Aires: Ediciones Paidós.

TEXTOS COMPLEMENTARIOS:

Bechtel, W. (1991). Filosofía de la Mente. Una panorámica para la ciencia cognitiva,


España: Ediciones Tecnos.

Gergen, K. J. (1996). Realidades y relaciones. Aproximaciones a la construcción social,


Argentina, Buenos Aires: Ediciones Paidós.

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