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LEY DE PARKINSON:

DEFINICION, EJEMPLOS Y
APLICACIONES
Matías Salom 24 comentarios

Todos vivimos ejemplos de la Ley de Parkinson, pero no


siempre la aprovechamos. Hoy vamos a analizar qué es la Ley de
Parkinson, y cómo aplicarla a tu productividad personal puede aumentar
tus resultados o mejorar tu administración del tiempo.

Pero antes, tengo una pregunta que hacerte:

¿Cuánto tiempo requiere una tarea?

Aunque estemos lejos, puedo escuchar tu repuesta…

“Depende”.

Ok. Entonces tengo otra pregunta que hacerte, mucho más importante:

¿De qué depende?

Si bien la mayoría de las personas acierta en la primer pregunta, la


segunda tiende a dividir las aguas. Algunos piensan que depende de qué
tarea se trata, otros de cuanta experiencia tenemos en esa tarea, o de las
condiciones en las que la realizamos.

Todos esos puntos están bien, pero dejan de lado una consideración: el
tiempo disponible.

“Pero Matías, no te entiendo. Las cosas tienen un tiempo que


requieren para hacerlas!”

Yo pensaba lo mismo. Miraba mi semana y estaba seguro de que no


entraba ni una actividad más. Incluso después de aplicar el Principio de
Pareto, me parecía que mis elecciones se limitaban a un limite de
productividad, o de caer en el desequilibrio.

Y ahí entra la Ley de Parkinson a cambiarlo todo.

¿QUÉ ES LA LEY DE PARKINSON?


“El trabajo se expande hasta llenar el tiempo disponible para
que se termine”.

Así empezaba el discurso que el Prof. Cyril Northcote Parkinson dió en


1957. No era una conferencia sobre productividad personal, sino un
estudio científico riguroso sobre por qué la Oficina Colonial Británica
tenía cada vez más empleados, a pesar de que el Imperio Británico
implosionaba. El resto del ensayo original (que pueden leer aquí en
inglés, o aquí en español) se dedica a analizar cómo una cultura
burocrática fomenta la creación de subordinados y de trabajo de forma
innecesaria.

Al igual que con la Ley de Pareto, sin embargo, pronto la idea se trasladó
a otros campos, popularizándose y desviándose un poco de su
significado original.

“El trabajo se expande hasta llenar el tiempo disponible para que se


termine”.
Esa es la definición de Ley de Parkinson que se utiliza en el
campo del desarrollo personal. Se conecta con nuestra tendencia a
procrastinar y a complejizar una tarea cuando tenemos más tiempo para
hacerlo.

¿La contra-cara? Podemos ser más productivos asignando menos tiempo


a cada tarea, y creando límites que sí o sí necesitamos respetar.

Muchos hemos experimentado esto sin querer, mientras estudiábamos o


trabajábamos.

ESCENARIO 1: ADMINISTRACIÓN DEL TIEMPO


NORMAL.

Se nos asigna una tarea, y tenemos toda una semana disponible para
hacerla. Los primeros dos o tres días damos algunas vueltas. Queremos
hacerlo bien, así que googleamos bastante y nos empapamos del tema.
Luego empezamos a esbozar cómo se va a ver; pero no nos convence,
así que le hacemos cambios. O borramos y volvemos a empezar.

De repente nos falta un día, y recién tenemos la estructura. Tal vez


recién nos damos cuenta del plazo cuando faltan 12 horas. Completamos
rápidamente la estructura, solucionamos las dudas y terminamos.

ESCENARIO 2: ADMINISTRACIÓN DEL TIEMPO


BAJO LA LEY DE PARKINSON.

Se nos asigna una tarea de igual complejidad, pero se nos da 1/5 del
tiempo para hacerla. Tenemos un día.

Investigamos rápido, buscando lo esencial. 2 horas después estamos


armando una estructura. Aunque no es perfecta, pensamos “¿qué es
perfecto en esta vida?” y seguimos adelante. Empezamos a completarla,
salteamos las dudas innecesarias y terminamos.

Mismo resultado, 1/5 del tiempo.

¿Cómo puede ser?

Ahora conoces la explicación: Ley de Parkinson :).

La Ley de Parkinson es una forma simple de ser más productivos en nuestra


organización del tiempo.

CASOS Y DERIVACIONES: CUÁLES SON LAS


“LEYES DE PARKINSON”.
Las conclusiones del Prof. Parkinson no sólo se utilizan al pensar los
ciclos de productividad en cuanto al tiempo. También tienen
consecuencias sobre la eficiencia en cómo manejamos el dinero, y
explican nuestra tendencia a dedicar demasiado tiempo a las
minuciosidades.

De allí que hoy en día se hable de 3 leyes de Parkinson para cubrir


derivaciones que surgen de la idea central. Así, se dice:

“El trabajo se expande hasta llenar el tiempo de que se dispone


para su realización”.
“Los gastos aumentan hasta cubrir todos los ingresos”.
“El tiempo dedicado a cualquier tema de la agenda es inversamente
proporcional a su importancia” (o ley de la trivialidad).

Todos vivimos la ley de Parkinson en algún momento: un informe en el


trabajo, un proyecto para un cliente, un examen o un trabajo en la
escuela.

De hecho, las tareas y las ideas sin fecha de vencimiento tienden


a hacerse eternas.

Por eso una derivación de estas 3 leyes de Parkinson es sentir que somos
más productivos trabajando para otros que para nosotros mismos. No es
sólo la presión social que nos impulsa, sino que también hay una fecha
clara impuesta.

Así, hay personas en la Universidad que estudian libros en una noche,


pero luego se pasan años completos intentando terminar su tesis (donde
no tienen plazos).

Quizá somos empleados hiper-productivos, pero no logramos empezar


nuestro propio negocio. En el primer caso, el jefe nos puso una fecha y
recursos limitados. En el segundo, “saldrá cuando tenga que salir”. Y no
sale nunca.

Cuando hay recursos limitados encontramos creatividad, energía,


recursos y foco. Eso implica fechas límites y también presupuestos límite.

Leer las leyes de Parkinson puede hacernos perder la esperanza: ¿cómo


vamos a lograr despegar proyectos personales en los que no hay fechas
externas? ¿Acaso no nos queda más que resignarnos?

Claro que no.

Para cambiar el tono de todo esto, hagamos nuestra propia variación de


la Ley. La Ley de Super-Parkinson suena mejor: “Si queremos disparar
nuestra creatividad y nuestra productividad, lo mejor es limitar
la cantidad de tiempo y de recursos disponibles para una
tarea”.

UN EJEMPLO (ARRIESGADO) DE LA LEY DE


PARKINSON EN ACCIÓN.
La Ley de Parkinson es mucho más que una teoría de
administración del tiempo. Es una herramienta para pensar nuestras
tendencias y contrarrestarlas. Es una forma de ser más inteligentes en el
manejo de recursos y sacarle el jugo a nuestros días.

Llevo un buen tiempo pensando en escribir sobre esto para el


Blog. No sólo porque lo usemos dentro del Equipo de Superhábitos,
sino porque he visto que en el trabajo 1 a 1 y dentro de la Comunidad
de INMT está trayendo grandes resultados.
Pero antes quería hacer un experimento definitivo: una
aplicación de esta ley que me resultara incómoda en extremo.

Y entonces llegó la oportunidad perfecta: me invitaron a dar una


charla en una conferencia en Salta (las JOSEII), el sábado
16/04.

La conferencia era el cierre de la jornada, y tenía una duración de una


hora. El título era “10 lecciones en 10 años de emprender”. Una vez que
acepté, tomé la decisión de usar la oportunidad para
experimentar la Ley de Parkinson al 100%.

Para explicarles cómo, dejénme poner un poco de contexto.

Hace meses que deseo experimentar nuevas formas de contar historias y


de compartir lecciones en las charlas. Si bien las charlas hasta ahora han
tenido buenos resultados (nuestra TEDx ya pasó las 40.000 visitas),
disfruto de enfrentar nuevos desafíos. También sé que me falta mucho
para dar charlas como la de los oradores que admiro, y ese es un
motivador constante.

Una de las ideas que tenía dando vueltas era la de contar historias
personales sin caer en la auto-referencialidad pesada. Otra era eracontar
una historia al revés (como en la película Memento). Son ideas que
tenía hace meses pero que no terminaba de hacerme el tiempo para
practicar.

Al aceptar la invitación me estaba poniendo un límite en el


tiempo para hacerlo.

También decidí que lo haría aprovechando al máximo la Ley de


Parkinson. Preparé una versión de la charla en el formato en el que
estoy acostumbrado, y decidí que la otra versión (con historia y de
adelante hacia atrás) la prepararía el día de la charla.

Preparar una conferencia de una hora me tomaría, normalmente, 4 o 5


días. El sábado de la charla tenía llamadas de mentoreo además, así
que al limitarme a ese día estaba convirtiendo un proceso de 40
horas a 8, incluyendo alistarme y comer.

La preparación empezaría a las 10, y la charla a las 19. Debía durar 50


minutos.

¿QUÉ PASÓ EN MI EXPERIMENTO CON LA LEY DE


PARKINSON?

1. A las 10:00 empecé a esbozar ideas para la estructura de la charla.


A las 11:00 había terminado, y tenía aproximadamente 100 ideas
sobre la mesa.
2. Entre las 11:00 y las 12:30 reuní esas ideas en bloques de sentido,
y filtré hasta quedarme con 10 bloques.
3. Entre las 12:30 y las 14:00 corté para cocinar y almorzar.
4. Entre las 14:00 y las 15:00 ordené las ideas, dejando delineada la
estructura de la charla.
5. Entre las 15:00 y las 17:00 convertí esas ideas en un Powerpoint, y
mientras lo hacía pensaba cómo iba a ir enganchando los bloques.
6. Entre las 17:00 y las 17:40 me corté el pelo, me duché y me alisté.
7. Entre las 17:40 y las 18:00 repasé la charla una vez, con Lu.
8. Entre las 18:00 y las 18:30 viajé hacia el centro de la ciudad.
9. Llegamos temprano, así que entre las 18:30 y las 19:00 pude
conocer el lugar.
10. La charla empezó a las 19:00, y terminó a las 19:49.

Los chicos de la organización me dijeron que les gustó (y que superó sus
expectativas). Lu fue conmigo y me dijo lo mismo. Además pude filmar
el proceso :)

El experimento con la Ley de Parkinson fue divertido, agotador y, sobretodo,


¡productivo! ;)

¿QUÉ PASÓ EN ESAS HORAS? ¿CÓMO SE VIVE


LA LEY DE PARKINSON?
En los días anteriores y a lo largo de esas horas noté que me sucedían y
que pueden servirles a Uds. para poner la Ley de Parkinson en acción:

La mejor manera de limitar los plazos es involucrar a otros que


nos hagan responsables. Sea un compañero de equipo, un
cliente con el que nos comprometimos o una audiencia a la que le
prometimos un resultado.
Debe ser incómodo, pero no aterrador. Si la incomodidad
deja de ser un desafío y se convierte en algo que nos da vértigo es
más probable que perdamos el control. El tip #1 para eso es el
ejercicio para controlar el miedo con estas 5 preguntas.
El tip #2 es ir experimentando la Ley de Parkinson
progresivamente. Si nunca hiciste algo, es difícil que salga
perfecto a la primera. Por eso es bueno que los primeros
experimentos sean de riesgo bajo, e ir aumentando conforme te
vayas sintiendo cómodo. Para mis primeras clases en la
Universidad dedicaba semanas enteras. Para TEDx tardé un mes
completo. En 2015 decidí limitarme a 1 semana como máximo.
Pensar en hacerlo en un día no me sonaba imposible, y por eso
pude resistir la tentación a rendirme.
El tip # 3 para evitar el vértigo es hacernos una estructura
de lo que haremos antes de empezar. Saber qué pasos
seguiremos nos permite regular el tiempo para cada uno.
La Ley de Parkinson se conecta con la de Pareto, porque
nos obliga a identificar cuál es el 20% de la tarea que es más
importante. En una charla, por ejemplo, un mensaje relevante
importa mucho más que las filminas.
Puede volverse estresante. Hubo un momento (alrededor de
las 11:00) donde me sentía a punto de explotar. Estaba
preocupado y si Lu me hablaba, tendía responder toscamente,
porque me sentía amenzado por el universo.
Por otro lado, tu foco se dispara de una forma increíble. En
un día normal hubiera decidido tomarme unas horas por estar
estresado. Hubiera visto un vídeo para relajarme. Ese día, sin
embargo, veía claro que el estrés era por mi culpa y que dejar que
me domine era una excusa. Tenía que sobreponerme y actuar, si
no no llegaba.
Durante todo el día sentí que las horas eran mucho más largas
de lo normal. Fue una experiencia rara. Miraba al reloj esperando
que fueran las 3 y eran 2:30, por ejemplo. Me sentía desfasado, y
eso me hizo pensar en cuán poco de mi productividad uso a diario.
Las distracciones, las excusas y las trivialidades
desaparecen. Esas horas más largas son producto de no poner
excusas ni de distraerte. No tienes tiempo para hacerlo, y eso hace
que cada segundo esté volcado a la tarea.
Es divertido. Al salir de la charla me sentía genial, y el logro se
sentía triple. Había dado la charla (todavía me alegro cada vez que
puedo compartir lo que hacemos), había experimentado una nueva
forma de contar historias, ¡y había puesto al límite mi aplicación de
la Ley de Parkinson! Una de las cosas más lindas de estos
experimentos es darnos cuenta de lo divertido de desafiarnos, y
descubrir que teníamos algo guardado que no sabíamos.
Es agotador. Al día siguiente por la mañana sentía como si
hubiera salido a correr 3 horas el día anterior. La matemática
productiva dice que igual conviene: en lugar de usar 5 días, uso 1
para hacer y 1 para descansar. Para mí significa que debería
ejercitar la Ley más seguido, para acostumbrarme.

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¿CÓMO PUEDES APLICAR LA LEY DE


PARKINSON A TU PRODUCTIVIDAD?
Esto que experimenté también lo veo a diario en emprendedores de la
comunidad. En los mentoreos, especialmente.

Al comprometerse con su mentor, los emprendedores logran cosas en


una semana que posponen durante años, o que cuando las hacen solos
les toman meses: desde escribir capítulos de libros hasta aprender
habilidades técnicas, incluyendo tareas especialmente incómodas, como
salir a vender o realizar entrevistas de validación.

Así que quiero que tú logres lo mismo. Para aplicar este principio en ti
mismo, piensa:

1. ¿Qué tarea vengo posponiendo hace tiempo, aunque sé que es


importante para mí?
2. Qué oportunidad puedo aprovechar para ponerme un plazo
límite: ¿Tal vez aceptar un encargo de un cliente?
¿Comprometerme con un amigo?
3. Hacerlo.

El secreto aquí está en romper con que las tareas con plazo son las que
le importan a otros, y darlo vuelta. Ponerle plazo a lo que es
importante para nosotros, y usar la Ley de Parkinson para que
nuestros proyectos se hagan realidad.

Si deseas aumentar tu productividad también, lo hagamos juntos.


Cuéntame en los comentarios:

¿Cómo piensas aplicar la Ley de Parkinson? ¿Alguna vez lo


hiciste sin darte cuenta?

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