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El Discurso Narrativo

Se denomina Discurso Narrativo al relato de hechos reales o ficticios en


los que intervienen personajes para contar o narrar una historia o
suceso. No solo se utiliza en los textos narrativos de tipo literarios, sino
también en noticias, chistes, etc.

En términos generales el Discurso Narrativo es la exposición de unos


hechos relatables a través de una trama y un argumento. Aunque se
acentúa su uso en la novela y el cuento, bien cierto es que cada vez
más personas recurren a sus bondades fuera de la literatura, sino
también en noticias chistes etc.

¿Pero cuándo tiene mérito la historia narrada? Obviamente cuando el


publico queda en un estado de intriga en el querer saber que ocurre
después. Y en sentido inverso, no lo reviste, cuando lo contado no
genera ningún tipo de interés por su desenlace final.

Cualidad del discurso narrativo, determinada por la intriga o la tensión


narrativa, que consiste en abrir uno o varios hilos de acción que no se
resuelven hasta el final (o que se van resolviendo poco a poco, pero
quedando siempre alguno pendiente) o, lo que es lo mismo, ir creando
expectativas al lector y satisfacerlas gradualmente.

Situación que ha conllevado a establecer como partes de la estructura


del discurso narrativo a los comúnmente denominados inicio, nudo y
desenlace. en el inicio se parte con uno o varios personajes que
empiezan alguna acción, en el nudo se plantean un conflicto y en el
desenlace éste se resuelve.

A nivel general las formas en las que el discurso narrativo se desarrolla


serían la descripción, la narración, el diálogo, el monólogo, la elipsis...,
y la estrategia discursiva más utilizada correspondería a la asociación
por analogía, que es lo que en lenguaje literario se llamaría metáfora.
1. Se divide en : El marco El suceso El episodio Esta compuesto por Los personajes El
lugar El tiempo mas Es igual Conforman una TRAMA Es el orden de Los episodios De
una Narración Se introduce una Complicación Lleva una Resolución Afortunada No
afortunada o Mas conforman Se le reconoce por¿Qué pasó?
2. 4. Es el lugar en el que transcurre la acción del relato, presentado por el narrador y a
veces por un personaje. ❖ Clasificación : Físico o escenario: lugar donde suceden los
acontecimientos. Puede ser abierto o cerrado. Sicológico: atmósfera espiritual que
envuelve a los personajes y a la acción. Ej.: ambiente de tristeza. Social: entorno
cultural, histórico, económico, social, etc. Donde se desarrollan los hechos. INICIO: En
el inicio se plantean uno o varios personajes que empiezan alguna acción. NUDO: se
plantea un conflicto DESENLACE: éste se resuelve.
3. 5. El narrador utiliza diferentes estrategias para dar a conocer a los personajes:
*Descripción de rasgos físicos (prosopopeya) y su carácter (etopeya). Al unirlos surge
el relato. *Declaraciones que formulan otros personajes sobre ellos. *Datos que aporta
el propio personaje según sus costumbres. * El nombre de los personajes. A veces
sirve sólo para identificarlos, otras actúa simbólicamente: Blanca, Victoria

FICCION
Llamamos ficción al resultado de construir un mundo a través del
lenguaje. Así, el autor puede dar vida a seres y situaciones que no
necesitan una verificación en el mundo real. Lo anterior quiere decir
que, en la literatura, los personajes e historias contadas no
necesariamente han existido en la realidad. La obra literaria es, en
este sentido, autónoma, es decir, se sustenta a sí misma para
construir mundos imaginarios que funcionan, cada cual, según sus
propias leyes. El escritor no sólo inventa situaciones y personajes,
sino que también inventa una voz, un emisor ficticio que se encarga
de presentarnos el relato: el narrador (en el caso del género
narrativo), que poseerá un punto de vista, esto es, una particular
visión de cada personaje, proyectada en la forma de narrar lo que
nos dice (o no nos dice). Todo lo anterior configura una situación
comunicativa ficticia,

¿Qué es la ficcionalidad?
Podemos definir la ficcionalidad, de modo general y sencillo, como
aquella convención entre el autor y el receptor de una obra determinada
por la cual se construye el universo de dicha obra. La literatura existe
como un circuito imaginario, creado a partir de un pacto de lectura entre
el emisor y el receptor. Esta arbitrariedad permite creer que lo que se dice
en el texto es válido para la realidad que allí se inventa, de modo que lo
narrado no se corresponde necesariamente con sus referentes reales.
Cotidianamente, el término ficticio se utiliza como sinónimo de falso y
engañoso. Este sentido no es aplicable a la literatura, pues su carácter
ficcional no implica falsedad, sino creación de una alteridad u otredad que
tiene una existencia distinta a la nuestra. Sus leyes no corresponden
necesariamente a las que regulan y determinan nuestra realidad. La
literatura presenta un mundo ficticio, pero no falso.

En las diferentes entradas de este blog iremos analizando las particulares


relaciones entre lo ficticio y lo referencial, así como las diferentes ópticas
para estudiar la naturaleza de los textos ficcionales. ¿Dónde existe esta
convención? Algunos autores sostienen que se encuentra implícita en el
texto; otros, que se da en el propio proceso comunicativo emisor-receptor.

Realidad y ficción

'Es que la realidad supera a la ficción' o 'en este caso la realidad supera a la ficción'
son dos frases -dos muletillas más bien- que se repiten a menudo a propósito del
correspondiente acontecimiento de actualidad. De la primera parece deducirse que
la realidad es superior a la ficción; de la segunda, en cambio, se deduce un respeto
tan alto por la ficción que indica lo contrario.

Cualquier narrador exigente reconocerá que la realidad va por delante de la ficción,


sin duda alguna. De hecho, habrá dudado en más de una ocasión sobre la
conveniencia de introducir en su novela una escena tomada de la realidad, de un
suceso real, porque le parece que el lector no la creerá. De este tipo de sucesos
reales que no admiten, por exagerados, su entrada en una novela es de los que se
comenta que, en ellos, 'la realidad supera a la ficción', porque el modo y las
características del suceso son extraordinarias. Tan extraordinarias que, valga la
paradoja, el suceso parece ficticio, propio de una elaboración de la imaginación
desatada. Y, paradoja de paradojas, por eso mismo no tienen cabida en la novela,
porque el autor piensa que, debido a su carácter, no serán creíbles, parecerán
inverosímiles. Total: ¿qué hacemos con ese suceso real que ni parece real ni parece
ficticio? ¿Lo suprimimos?

Pero cuando alguien cuenta una vida enredada, compleja, llena de acontecimientos
emocionantes, también se suele decir de él que 'ha tenido una vida de novela'. ¿En
qué quedamos? ¿Dónde colocamos a la realidad y dónde a la ficción?
Yo creo que la ficción es superior a la realidad, pero no creo que sea más poderosa
que ella. Me explicaré: si hay una fuerza vital en este mundo, ésa es la vida. La
realidad es algo así como la constatación de la vida. La ficción es un producto
vicario de la realidad: se limita a observarla y formular variantes que, de un modo u
otro, imitan a la vida. En todo caso, queda claro que la ficción sin la realidad no es
nada.

Y no lo es, entre otras cosas, porque el ser humano es incapaz de inventar formas
que no ha visto previamente y extraordinariamente capaz de realizar variantes
hasta el infinito de una forma ya vista. Un ejemplo muy sencillo: se han hecho
miles de películas de ciencia-ficción, se han escrito miles de guiones o novelas;
pues bien, ni un solo extraterrestre deja de recordar, a la hora de ser descrito, a una
forma reconocible de la vida, sea una zanahoria con patas o una gelatina
autopropulsada. Por seguir con el ejemplo, hasta que vea un marciano real -
suponiendo que exista-, no será capaz de inventar un marciano, de crear de la nada
un marciano.

Pero la realidad tiene otra característica: que es irreversible. Lo que sucede, sucede;
se puede arreglar, reparar, estañar, llorar o superar un acontecimiento, pero lo que
ha sucedido, ha sucedido y no tiene vuelta de hoja. A partir de casa suceso, vulgar o
excepcional, debemos aprender a vivir con lo que ha sucedido. Eso se llama
experiencia, experiencia de la realidad.

Cuando le preguntaron a García Márquez por qué escribía, dio una famosa
respuesta que a mí me parece tan ingeniosa como evasiva: 'Para que me quieran
mis amigos', dijo. No es verdad. Hay una razón por la que se escribe que, en mi
opinión, es común a todo escritor que se respete: para ordenar la experiencia.

Y aquí aparece la superioridad de la ficción. La ficción sí permite volver atrás y


borrar un acto para sustituirlo por otro: aquel que más conviene a la intención del
autor. Porque en la vida no hay más orden que el desorden de la vida misma; en
cambio, en una novela sí que hay un orden: el que el autor elige para narrar una
historia producto de la necesidad de ordenar su experiencia, la cual procede del
desorden de los acontecimientos de la vida al que todo ser humano debe hacer
frente. Por eso, cuando se dice la famosa frase que inicia esta columna, lo que se
quiere decir es que, por una vez, la realidad, de manera inverosímil y novelesca, se
ha ordenado de tal modo para dar fin a un asunto que parece pura ficción.

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