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6 características de las personas

influyentes
1. Consistencia
Tu palabra vale, tus compromisos son innegociables. Actúas con integridad: conectas
principios, promesas y comportamientos. Las circunstancias o conveniencias temporales
no te desvían de tu ruta ética. Eres justo, tu juego es limpio, por ende, los demás saben
qué esperar; predicen tus reacciones y decisiones, pues conocen el manantial de donde
emanan. Equivocado o no en tus posiciones -según lo juzguen otros− hay firmeza y
congruencia en tus actos.

2. Escucha respetuosa
Quien converse contigo se siente importante, visible y tratado con alta consideración.
De allí tu facilidad para construir relaciones poderosas en las que el desacuerdo se
procesa con ecuanimidad. Según Maxwell, invertimos el tiempo diario así: 9%
escribiendo, 16% leyendo, 30% hablando y 45% escuchando. Al aplicar el respeto como
norma, este último alto porcentaje elevará, a su vez, la lealtad mutua, el buen
discernimiento y la sabiduría personal.

3. Crecimiento proactivo
Tus semejantes y colaboradores −al sentirse valorados por ti− son receptivos a tu
consejo; se sienten dignos y agradecidos por tu afán de ser socio en su desarrollo dentro
de la organización. Cuando reconoces lo positivo y los méritos, ellos realmente se
sienten miembros de un ambiente de confianza y seguridad, elevan su motivación por
aprender y mejorar con su guía. Siendo su jefe, te ven más como a un mentor, coach y
líder. Te empeñas en capacitarlos, aconsejarlos y verlos triunfar, tanto dentro como
fuera de la empresa.

4. Fortalece la confianza
Logras convencer a tus colaboradores y equipo de trabajo, de que aprecien sus propios
talentos y confíen en sí mismos. Les demuestras que crees en ellos sin importar su
situación actual. En reciprocidad y gratitud, las personas lideradas se esfuerzan por
demostrar que merecen tal apoyo. La autoestima de ellos supera las dudas que pueden
tener respecto a sus capacidades.

5. Capacidad y conocimiento
Tu experiencia, dominio técnico de temas o campos de acción y los resultados
alcanzados, te dotan de solidez para proponer rumbos, formas de resolver situaciones y
de aprovechar oportunidades. Esta credibilidad profesional, gestionada con humildad, es
un medio de influencia que, combinado con otras actitudes mencionadas, se transforma
en un sano liderazgo, que salvaguarda tanto los resultados como el clima laboral de la
empresa.

6. Empatía natural
Tu flexibilidad para tratar con diferentes personas, te permite apreciar los anhelos y
fortalezas de cada una, las semejanzas más que las diferencias entre ellas. Las
acompañas en su esfuerzo por concretar sueños y metas. Como líder, eres exigente para
lograr los objetivos −aun así− cultivas relaciones que miran hacia la misma dirección,
van hacia ella con entusiasmo y cordialidad. Jamás miras a nadie como menos, ni
permites ser visto como si fueras más.

Ser influyente no es un camino plano, al contrario, hay que estar dispuestos a soportar
críticas y adversidades. Pero si alguien decide no serlo, verá cumplida la sentencia de
Aristóteles que reza: “La mejor forma de no ser criticado es… no decir nada, no hacer
nada, no ser nadie”.

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