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Filosofía 4º medio

I.- La filosofía en su historia:

Si nos preguntamos qué es la filosofía, nos encontramos con la enorme sorpresa de que ni los mismos filósofos están de acuerdo
para dar una respuesta. Todo sucede como si hubiera muchas formas distintas de hacer filosofía. Y es que no existe “la filosofía”, no hay
una esencia de la filosofía, como tampoco hay una esencia de la ciencia. Filosofía y ciencia no son cosas que estén ahí,
independientemente de nosotros. Lo único que existe en la actividad investigadora del hombre, la cual ha sido llamada “filosofía” o
“ciencia”, según sea el caso. Por eso, sólo la historia puede decirnos qué es la filosofía.
Recorramos, a grandes rasgos, la historia de la filosofía para ver qué nos dice. Nos servirá como guía uno de los más antiguos
términos filosóficos: el término griego Lógos. Para los primeros pensadores de occidente, este término significaba mucho: 1) El orden (ley)
de la realidad (cosmos), 2) la razón humana, y 3) la palabra. Y pensaron que estas tres cosas coincidían entre sí: realidad, razón y palabra
son una misma cosa designada por un mismo término.
Se pueden distinguir dos periodos en la historia de la filosofía. En el primero (periodo metafísico), la filosofía investiga acerca de
la realidad (el ser). En el segundo (periodo post metafísico), la filosofía se ocupa del conocimiento (subperiodo crítico), y luego de la
palabra (subperiodo lingüístico).

1.- La filosofía en el periodo metafísico.

Este periodo abarca desde el siglo VI a.c. hasta el siglo XVII de nuestra era (puede subdividirse en: Periodo cosmológico; periodo
antropológico; periodo helenístico-romano; escolástica medieval). Los griegos inician la marcha: insatisfechos con las explicaciones
míticas, están llenos de un gran deseo de saber (philo = simpatía / sophía = sabiduría) y se ponen a investigar acerca de la naturaleza
(Physis) del cosmos (orden).
Los filósofos griegos distinguieron claramente entre la simple opinión (doxa) y el verdadero saber (episteme, que se puede
traducir también por ciencia). Con ello querían decir que la investigación debía ir más allá y más al fondo de las simples apariencias. Se
trataba de conocer la esencia (eidos) de las cosas (a las que llamaron substancias); es decir, es algo así como la idea o estructura íntima
que hacía que las cosas sean tal y como son. Además, querían conocer también las causas últimas que lo producían todo.
Con diversos matices, el concepto de filosofía que se poseía en este periodo consta de las siguientes características (definición
Aristotélica):

1.- Es el saber más general y elevado, ya que versa sobre las esencias y causas últimas de todas las cosas (o substancias) en general (el
ser humano, el universo, el ser etc.)
2.- Por ello, es un saber que va más allá (metá) de las apariencias sensibles físicas. En efecto, las esencias de las cosas no son
perceptibles, sino sólo inteligibles; y las causas últimas tampoco lo son (el alma, como causa de la vida; dios, como causa del universo,
por ejemplo). Por eso este saber tiene un carácter metafísico.
3.- Se afirma que este saber es el fundamento último de todo otro conocimiento.
4.- El presupuesto general de este saber es la racionalidad de lo real, la coincidencia entre realidad y razón. Este presupuesto es
fundamental en todo este periodo de la filosofía. Hay una confianza absoluta en la razón (racionalismo).

Vida y obras de Tales (periodo cosmológico)

1. Nació Tales en la ciudad de Mileto, aproximadamente en el 624 a.C., y murió en el 546 a.C. Tradicionalmente se ha considerado a Tales uno de los siete
sabios de Grecia, siendo, junto con Solón, de los más citados en las diversas listas en que se los agrupaba. Las referencias acerca de su vida son confusas
y contradictorias. Respecto a su propio origen, por ejemplo, unos le consideran de origen fenicio, habiendo sido posteriormente hecho ciudadano de Mileto,
y otros le hacen natural de Mileto y de sangre noble.
2. También afirman unos que estuvo casado y que tuvo un hijo, mientras otros afirman que fue soltero y adoptó un hijo de su hermano. La misma
incertidumbre rodea los demás aspectos de su vida. Se dice que viajó por Egipto, donde aprendió geometría, y donde midió la altura de las pirámides a
partir de su sombra; en todo caso se le ha tenido siempre por astrónomo y geómetra práctico, atribuyéndosele algunos descubrimientos matemáticos como
el teorema que lleva su nombre. Quizá la referencia más exacta de su vida sea la predicción del eclipse que tuvo lugar el año 585 antes de Cristo, lo que le
valió gran renombre y fama.

Pensamiento

1. Respecto a su obra, unos afirman que no escribió nada y otros le consideran autor de varias obras, entre ellas una "Astrología náutica".
2. En cuanto a su cosmología afirmaba, según las referencias que nos han transmitido los antiguos, que la tierra estaba sobre el agua,
flotando como un disco. Se le atribuye la afirmación "todo es agua", que se ha interpretado en el sentido de que Tales afirmaba que el
agua era el elemento originario de la realidad, el principio de todas las cosas, o bien en el sentido de que todas las cosas estaban
constituidas o formadas por agua. ¿De dónde procede esta idea? Algunos afirman que Tales la tomó de la mitología oriental; la mayoría,
sin embargo, tienden a atribuirle un origen experimental, bien derivado de la experiencia de lo húmedo y de la importancia de la humedad
en el desarrollo de la vida, o bien de la observación de la evaporación del agua, que hace que este elemento se transforme en otro. En
todo caso fue el primero que planteó la cuestión de la naturaleza última del mundo, concibiendo las cosas como formas cambiantes de un
primer y único elemento: el agua.
3. Lo importante de lo que nos ha llegado de su pensamiento es, pues, que concibió la noción de la unidad en la diversidad, intentando
explicar a partir de ella las diferencias que se perciben en la multiplicidad de lo real, y que dicho principio o "arjé" era de carácter material.
4. Sea como fuere, Tales es considerado el primer filósofo por cuanto, frente a las explicaciones de la realidad de carácter mítico y
religioso, nos ofrece por primera vez una explicación basada en la razón, es decir, en la que no se apela a entidades sobrenaturales para
explicar lo real ni se admite lo contradictorio, rechazándose, además, la heterogeneidad entre la causa y el efecto: si la realidad es física,
su causa ha de ser también física (el agua, por ejemplo).

Vida y obra de Anaximandro

Anaximandro de Mileto nació aproximadamente en el 610 a.C. y murió en el 545 a.C. Teofrasto describe a Anaximandro como discípulo y compañero de
Tales, siendo unos catorce años más joven que él. Se ocupó, al igual que Tales, de cuestiones prácticas relacionadas con la ciencia y se le atribuye la
elaboración de un mapa del mar Negro, probablemente para uso de los navegantes milesios que viajaban por él. Al igual que otros filósofos griegos
participó activamente en la vida política de su ciudad, y se le atribuye la dirección de una expedición colonizadora a Apolonia. Respecto a su actividad
filosófica se le atribuye la composición de una obra en prosa, "Sobre la naturaleza", en la que expone sus teorías.
Pensamiento

1. Al igual que Tales buscó el elemento primordial y básico a partir del que se ha generado la realidad; pero a diferencia de él consideró
que dicho elemento o "arjé" (término que, al parecer, fue Anaximandro el primero en utilizar) no podía estar constituido por ninguno de los
elementos conocidos, como el agua, ni tampoco por ninguna clase particular de materia. Si ese primer elemento era la causa material de
todo lo existente había de ser la causa, por lo tanto, de toda materia particular, por lo que dicho principio no podía identificarse con
ninguna materia particular. Siendo su principio, su comienzo, su fuente, había de ser algo necesariamente distinto; pero dado que nosotros
sólo conocemos las formas particulares de materia que emanan de ese primer principio hemos de concluir que el "arjé" tiene que ser una
materia desconocida para nosotros y, en cuanto tal, una materia indeterminada, indefinida, ilimitada, a la que Anaximandro da el nombre
de "ápeiron". Eso es lo que parece transmitirnos alguno de los fragmentos conservados de Anaximandro.
2. La cosmología de Anaximandro está dominada por la idea de la pluralidad de mundos existentes, generados a partir de un movimiento
eterno mediante el que son separadas unas cosas de las otras, en un juego de oposición de contrarios tan común en la época y que
volveremos a encontrar en otros filósofos; en ese movimiento cósmico el predominio de un elemento significaría una injusticia que tiene
que ser necesariamente reparada, como el predominio del verano va seguido del invierno, y viceversa.
3. Vemos, en definitiva, que Anaximandro afirma como primera causa de la realidad una causa material: lo indefinido, lo indeterminado, lo
infinito, a partir de la que evoluciona todo lo real. En la medida en que se niega a identificar esta primera causa con un elemento material
particular su pensamiento supondrá un avance con respecto a Tales, en cuanto significa un considerable esfuerzo de abstracción y
coherencia racional.

Vida y obras de Anaxímenes

Anaxímenes de Mileto nació en Mileto en el 585 a.C., aproximadamente, y murió en el 524 a.C. También Teofrasto nos describe a Anaxímenes como
discípulo y compañero de Anaximandro siendo, al parecer, unos veintidós años más joven que él. Se le atribuye la composición de un libro, "Sobre la
naturaleza", escrito, según Diógenes Laercio, "en dialecto jónico, y en un estilo sencillo y sin superfluidades".

Pensamiento

1. Se opone a Anaximandro y a Tales en cuanto a la determinación del primer principio o "arjé" que Anaxímenes considera ser el aire
(pneuma). Probablemente haya tomado esta elección a partir de la experiencia, influyendo la observación de los seres vivos y la
importancia del fenómeno de la respiración; en cuanto toma como "arjé" un elemento particular, su pensamiento supone un retroceso con
respecto a Anaximandro; pero Anaxímenes nos ofrece un mecanismo de explicación de la generación de las cosas a partir de otro
elemento distinto de ellas: ese mecanismo de generación se apoya en las nociones de "condensación" y "rarefacción". Por condensación
del aire, dice Anaxímenes, se forman las nubes; si las nubes se condensan se forma el agua; la condensación del agua de lugar a la
constitución del hielo, de la tierra; y la condensación de la tierra da lugar a la constitución de las piedras y los minerales; el proceso inverso
lo representa la rarefacción: piedra, tierra, agua, nubes, aire y, por último la rarefacción del aire produciría el fuego.
2. En terminología moderna podemos decir que Anaxímenes está intentando basar la explicación de lo cualitativo en lo cuantitativo;
encontramos en él, por lo tanto, un intento de explicar el mecanismo de transformación de unos elementos en otros, del que no disponían
Tales ni Anaximandro. Al igual que ellos insiste, sin embargo, en afirmar una causa material como principio del mundo y, por lo tanto, en
tratar de llevar a la unidad la diversidad de la realidad observable.

Los Sofistas (periodo antropológico)

1. Hemos visto que los filósofos anteriores se habían ocupado preferentemente del estudio de la naturaleza, es decir de la investigación
acerca del principio último de la realidad, del "arjé". Los sofistas desplazarán su centro de interés hacia el estudio del hombre y de la
sociedad, y de todo lo relacionado con ellos.
2. Se ha intentado explicar este cambio de orientación en la investigación filosófica por el cansancio al que había conducido la
investigación de los filósofos anteriores: la multiplicidad de explicaciones acerca del principio de la realidad habría generado un cierto
escepticismo respecto a la posibilidad de obtener un conocimiento verdaderamente objetivo y seguro de la naturaleza última del universo.
Pero quizá influya más en este cambio de orientación el hecho de que la sofística se desarrolle fundamentalmente en Atenas, aunque no
precisamente a través de filósofos atenienses, sino de extranjeros afincados en Atenas o que residen temporalmente allí, y que
encuentran una predisposición por parte de la sociedad ateniense hacia la recepción de sus conocimientos. Los cambios sociales que
tienen lugar en Atenas a lo largo del siglo V y que la llevarán a ejercer la hegemonía cultural y política en el mundo griego, bastarían para
explicar el desarrollo de la sofística, así como el papel de los sofistas como personajes "ilustrados", poseedores de un saber útil que
transmitirán a los atenienses.
3. Los sofistas no formaron una escuela, aunque sus enseñanzas poseían características comunes entre las que podemos destacar:
3.1) El interés por el hombre y la sociedad, en relación con la creciente reflexión sobre el fenómeno de la civilización y la cultura;
3.2) El mantenimiento de una posición relativista, tanto respecto a la posibilidad del conocimiento como respecto a las formas de
organización social y política del hombre;
3.3) La consecuente distinción entre las leyes sociales (nómos) que se consideran un mero producto humano y las leyes de la naturaleza
(physis), dando lugar al estudio y teorización de la oposición entre convención y naturaleza;
3.4) El interés por la retórica en una sociedad democrática en la que el dominio de la palabra y del discurso significaba el éxito y la
consideración de sus miembros; ello les convertiría en los educadores de la sociedad ateniense y en los primeros pedagogos,
especialistas en el arte de enseñar, estudiosos y conocedores de sus dificultades y recursos;
3.5) por último, lejos de un interés especulativo, lo que guiaba la investigación de los sofistas era la finalidad práctica, es decir: enseñar el
arte de vivir y de gobernar.
4. La mala reputación que posteriormente adquirieron los sofistas es debida en gran parte a la interpretación que hace Platón de ellos, en
varias de sus obras. Originariamente el término "sophistés" era sinónimo de sabio.

Vida y pensamiento de Sócrates

1. Sócrates nació en Atenas el año 470 a. c. de una familia, al parecer, de clase media. Su padre era escultor y su madre comadrona (partera, mayeuta) lo
que ha dado lugar a alguna comparación entre el oficio de su madre y la actividad filosófica de Sócrates. Los primeros años de la vida de Sócrates
coinciden, pues, con el período de esplendor de la sofística en Atenas.
2. El interés de la reflexión filosófica se centraba entonces en torno al ser humano y la sociedad, abandonando el predominio del interés por el estudio de la
naturaleza. Probablemente Sócrates se haya iniciado en la filosofía estudiando los sistemas de Empédocles, Diógenes de Apolonia y Anaxágoras, entre
otros. Pero pronto orientó sus investigaciones hacia los temas más propios de la sofística.
Pensamiento

1. Sócrates no escribió nada y, a pesar de haber tenido numerosos seguidores, nunca creó una escuela filosófica. Las llamadas escuelas
socráticas fueron iniciativa de sus seguidores. Acerca de su actividad filosófica nos han llegado diversos testimonios,
contradictorios entre ellos, como los de Jenofonte, Aristófanes o Platón, que suscitan el llamado problema socrático, es decir la
fijación de la auténtica personalidad de Sócrates y del contenido de sus enseñanzas.

2. El rechazo del relativismo de los sofistas llevó a Sócrates a la búsqueda de la definición universal, que pretendía alcanzar mediante un
método inductivo; probablemente la búsqueda de dicha definición universal no tenía una intención puramente teórica, sino más
bien práctica. Tenemos aquí los elementos fundamentales del pensamiento socrático.

3. Los sofistas habían afirmado el relativismo gnoseológico (gnosis = conocimiento) y moral. Sócrates criticará ese relativismo, convencido
de que los ejemplos concretos encierran un elemento común respecto al cual esos ejemplos tienen un significado. Si decimos de
un acto que es "bueno" será porque tenemos alguna noción de "lo que es" bueno; si no tuviéramos esa noción, ni siquiera
podríamos decir que es bueno para nosotros pues, ¿cómo lo sabríamos? Lo mismo ocurre en el caso de la virtud, de la justicia o
de cualquier otro concepto moral. Para el relativismo estos conceptos no son susceptibles de una definición universal: son el
resultado de una convención, lo que hace que lo justo en una ciudad pueda no serlo en otra. Sócrates, por el contrario, está
convencido de que lo justo ha de ser lo mismo en todas las ciudades, y que su definición ha de valer universalmente. La
búsqueda de la definición universal se presenta, pues, como la solución del problema moral y la superación del relativismo.

4. ¿Cómo proceder a esa búsqueda? Sócrates desarrolla un método práctico basado en el diálogo, en la conversación, la "dialéctica", en
el que a través del razonamiento inductivo se podría esperar alcanzar la definición universal de los términos objeto de
investigación. Dicho método constaba de dos fases: la ironía y la mayéutica. En la primera fase el objetivo fundamental es, a
través del análisis práctico de definiciones concretas, reconocer nuestra ignorancia, nuestro desconocimiento de la definición que
estamos buscando. Sólo reconocida nuestra ignorancia estamos en condiciones de buscar la verdad. La segunda fase consistiría
propiamente en la búsqueda de esa verdad, de esa definición universal, ese modelo de referencia para todos nuestros juicios
morales. La dialéctica socrática irá progresando desde definiciones más incompletas o menos adecuadas a definiciones más
completas o más adecuadas, hasta alcanzar la definición universal. Lo cierto es que en los diálogos socráticos de Platón no se
llega nunca a alcanzar esa definición universal, por lo que es posible que la dialéctica socrática hubiera podido ser vista por
algunos como algo irritante, desconcertante o incluso humillante para aquellos cuya ignorancia quedaba de manifiesto, sin llegar
realmente a alcanzar esa presunta definición universal que se buscaba.

5. Todo parece indicar que la intencionalidad de Sócrates era práctica: descubrir aquel conocimiento que sirviera para vivir, es decir,
determinar los verdaderos valores a realizar. En este sentido es llamada la ética socrática "intelectualista": el conocimiento se
busca estrictamente como un medio para la acción. De modo que si conociéramos lo "Bueno", no podríamos dejar de actuar
conforme a él; la falta de virtud en nuestras acciones será identificada pues con la ignorancia, y la virtud con el saber.

2.- La filosofía en el periodo post metafísico.

Este periodo se inicia en el siglo XVII y llega hasta nuestros días. Pero sus raíces se encuentran, por lo menos un siglo antes, en un
acontecimiento trascendental: la llamada revolución científica, que condujo a la independencia de las ciencias respecto a la filosofía.
Pero no sólo se independizan las ciencias. Además, la ciencia parece triunfar donde la filosofía había fracasado. La gran pregunta es saber:
¿por qué? Plantear esta pregunta suponía reconocer en fracaso de la metafísica clásica, y abrir un nuevo periodo de la filosofía, el cual se
divide, a su vez, en dos sub-periodos:

A) Sub periodo crítico: Ya vimos cómo los filósofos de periodo anterior partían de la identificación entre realidad, razón y palabra, lo cual les
permitía entregarse con absoluta confianza a la investigación de la realidad. Pero esta confianza se vio sacudida en el transito al siglo XVII,
cuando se comprobó el avance de la ciencia y el estancamiento de la filosofía.
La obra más importante de éste periodo es, probablemente, “La crítica de la razón pura” de I. Kant. Las conclusiones a las que llega Kant
suponen una nueva concepción de la razón. La razón ya no se identifica con la realidad, y no es capaz de conocer las cosas tal como son
en sí mismas. Por otro lado, la razón se encuentra encerrada en unos límites muy estrechos: sólo puede conocer aquello que puede
experimentar. Ir más allá de la experiencia, es decir de lo que percibimos sensorialmente, es imposible. Por ello la metafísica es imposible.
La transformación es importante: la filosofía ya no versa sobre esencias, causas y cosas del mundo, sino que se dedica a analizar y criticar
lo que el hombre hace y construye.

Immanuel Kant (1724-1804)

Immanuel Kant nació el 22 de abril de 1724 en Königsberg, en Prusia, ciudad que contaba en la época con unos 50.000 habitantes y un floreciente
comercio e industria, siendo la capital del ducado prusiano.
En 1740 ingresó en la Universidad de Königsberg, que contaba entonces con tres Facultades "superiores" (Teología, Derecho, Medicina) y una "inferior"
(Filosofía). Kant se matriculó en la Facultad de Filosofía, según era costumbre, sin inscribirse en ninguna de las Facultades "superiores". Allí
asistió a las lecciones de Teología de Schultz, pero centró su interés en la Filosofía, las Matemáticas y las Ciencias naturales.
En 1747 termina sus estudios en la Universidad y ejercerá, hasta 1754, como profesor privado en Judschen, Osteroden y Königsberg, siendo muy
apreciado por los familiares de sus discípulos. En 1755 obtendrá en la Universidad de Königsberg el título de Doctor en Filosofía, con una
disertación "Sobre el fuego". Posteriormente defendió una tesis en latín sobre los primeros principios de la Filosofía, con la que obtuvo la
habilitación para ejercer como profesor auxiliar (Privatdozent) en la Universidad de Königsberg, en la que permanecería ya a lo largo de toda su
carrera docente.
El 12 de febrero de 1804 moría en su ciudad natal, siéndole rendidos los últimos honores en un gran funeral. Para entonces la filosofía de Kant había
alcanzado ya gran difusión y aceptación en los principales círculos culturales de Alemania y un considerable eco en el resto de Europa.

El problema general de la metafísica.

En el prólogo a la primera edición de la "Crítica de la razón pura", luego de explicar brevemente los avatares sufridos a lo largo de la
historia por la metafísica, que la llevaron de ser considerada la reina de las ciencias a ser objeto de desprecio, nos expone Kant
el objetivo fundamental de sus investigaciones: "Se trata, pues, de decidir la posibilidad o imposibilidad de una metafísica en
general y de señalar tanto las fuentes como la extensión y límites de la misma, todo ello partir de principios".

Es el llamado "problema crítico", que vuelve a ser planteado en el prólogo de la segunda edición: mientras la lógica, las matemáticas, la
física, y las ciencias naturales han ido encontrando el camino seguro de la ciencia, la metafísica, la más antigua de todas ellas,
no lo ha conseguido.
La metafísica, sin embargo, parece inevitable como disposición natural, en la medida en que el hombre se siente inclinado a buscar las
primeras causas y principios de la realidad; a pesar de ello, dado que después de siglos de investigaciones en ese terreno, la
metafísica no ha conseguido entrar en el camino seguro de la ciencia, quizá sus esfuerzos hayan sido vanos porque pretenda lo
imposible, por lo que es necesario preguntarse acerca de su posibilidad, pregunta en la que se resume el "problema crítico": ¿Es
posible la metafísica como ciencia?

A diferencia de las otras ciencias, la metafísica ha pretendido trascender la experiencia y ofrecernos un conocimiento de entidades como
Dios, el alma y el mundo como totalidad, a partir de conceptos "a priori" es decir, independientes de la experiencia. Se tratará, por
lo tanto, de averiguar "qué y cuánto pueden conocer el entendimiento y la razón aparte de toda experiencia", por lo que será
necesaria, en consecuencia, una investigación crítica de la facultad de razonar. Una vez determinadas cuáles son esas
condiciones trascendentales estaremos en situación de decidir si permiten o no las pretensiones cognoscitivas de la metafísica.

El problema del conocimiento a priori.

Dado que la metafísica pretende obtener un conocimiento a priori, independiente de la experiencia, la respuesta a la pregunta por su
posibilidad exige responder previamente a la pregunta de si es posible el conocimiento a priori. Pero ¿Cuantas formas hay de
conocimiento? ¿Es el conocimiento a priori una de ellas, o no pasa de ser una ilusión?

"No hay duda alguna de que todo nuestro conocimiento comienza con la experiencia", nos dice Kant en el primer párrafo de la
introducción de la "Crítica de la razón pura", y añade inmediatamente a continuación, en el segundo párrafo: "pero, aunque todo
nuestro conocimiento empiece con la experiencia, no por eso procede todo él de la experiencia". A diferencia de lo que
habían afirmado los racionalistas y los empiristas, para quienes había sólo una fuente del conocimiento, la razón para unos, y la
experiencia para los otros, para Kant habrá dos fuentes del conocimiento: una, la sensibilidad, que suministrará la materia del
conocimiento procedente de la experiencia, y otra, el entendimiento, que suministrará la forma del conocimiento, y que será
independiente de la experiencia. Podremos hablar, por lo tanto, de un conocimiento a priori y de un conocimiento a posteriori.

El conocimiento empírico no encierra ninguna necesidad lógica, ya que lo contrario de un fenómeno es siempre posible. La proposición
"el sol saldrá mañana", por ejemplo, no contiene ninguna necesidad. Tampoco las proposiciones empíricas implican
universalidad: al ser el resultado de una generalización inductiva están sometidas a los datos de la observación, es decir, ésta
proposición será válida mientras lo que hasta ahora hemos observado se mantenga estable de acuerdo con esta regla. El
conocimiento empírico, a posteriori, pues, no encierra necesidad ni universalidad alguna.

Sin embargo, estamos seguros de que ciertos conocimientos implican necesidad y universalidad (las matemáticas, por ejemplo); si esa
necesidad y universalidad no puede proceder de la experiencia ha de ser, pues, a priori, independiente de la experiencia. "Es fácil
demostrar que existen realmente en el conocimiento humano semejantes juicios necesarios y estrictamente universales, es decir,
juicios puros a priori". Como ejemplos apela Kant a las ciencias en general; a las matemáticas, a la física, etc.; incluso podemos
tener un ejemplo de ese conocimiento a priori remitiéndonos "al uso más ordinario del entendimiento", para lo cual Kant elige la
siguiente proposición: "todo cambio ha de tener una causa".

Considerando demostrada así la existencia del conocimiento a priori Kant se preguntará por su fundamento y su legitimidad. Y dado que
todos los conocimientos se expresan en juicios, en los que se piensa la relación entre un sujeto y un predicado, se preguntará por
los distintos tipos de juicios que es posible formular.

La revolución copernicana de Kant

Si la necesidad y universalidad de nuestros conocimientos no puede proceder de la experiencia, el conocimiento no podrá explicarse como
una adecuación del espíritu, del sujeto, a los objetos, tal como habían supuesto los filósofos hasta entonces. Por el contrario, hemos de
suponer que son los objetos quienes tienen que adecuarse a nuestro conocimiento. En esta inversión del papel que juegan el sujeto y el
objeto en el conocimiento radica la llamada "revolución copernicana" de Kant. El entendimiento no es una facultad pasiva, que se limite a
recoger los datos procedentes de los objetos, sino que es pura actividad, configuradora de la realidad.

Si el entendimiento está sometido a ciertas categorías que determinan a los objetos, entonces podemos saber a priori que no ocurrirá
nada en el campo de la experiencia humana que no esté sometido a tales categorías. En consecuencia, el sujeto adquiere un papel
configurador de la realidad, en lugar de ser el mero receptor pasivo de una supuesta realidad objetiva a la que se debe someter.

La sensibilidad y el entendimiento.

A diferencia de lo que habían afirmado los racionalistas y los empiristas, quienes concebían una sola fuente del conocimiento, la razón o la
experiencia, respectivamente, para Kant el conocimiento es el resultado de la colaboración entre ambas: por la sensibilidad recibimos los
objetos, por el entendimiento los pensamos.

Ahora bien, como veremos a continuación, Kant a afirmará que existen tanto en la sensibilidad como en el entendimiento unas formas
trascendentales, que no dependen de la experiencia, y que son a priori, por lo tanto, que actuarán como un "molde" al que se tienen que
someter los datos recibidos por la sensibilidad y los conceptos formados por el entendimiento. En consecuencia, tanto la sensibilidad como
el entendimiento adquieren, aunque a distinto nivel, un papel configurador de la realidad.

La sensibilidad. (Estética Trascendental).

Por sensibilidad entiende Kant la capacidad de recibir representaciones, al ser el sujeto afectado por los objetos. Esta capacidad
es meramente receptiva.

El modo mediante el cual el conocimiento se refiere inmediatamente a un objeto es llamado por Kant intuición; y el efecto que produce un
objeto sobre nuestra capacidad de representación sensible es llamado por Kant sensación; en el caso, pues, de la sensibilidad, esa
referencia inmediata a un objeto es llamada intuición sensible o empírica. Y el objeto indeterminado de una intuición empírica, lo que
supuestamente la causa, es llamado fenómeno.

En el fenómeno podemos distinguir una materia y una forma. La materia del fenómeno es lo que dentro del mismo corresponde a la
sensación. Y la forma "aquello que hace que lo diverso del mismo pueda ser ordenado en ciertas relaciones". Con esto Kant nos quiere
decir que las sensaciones no pueden ser ordenadas por algo que sea, a su vez una sensación: y si la materia de la sensación procede de
la experiencia, es a posteriori, lo que ordena las sensaciones, la forma, ha de ser algo distinto, por lo que no puede proceder de la
experiencia, y ha de ser, por lo tanto, a priori.

En el caso de los objetos que nos representamos como exteriores a nosotros, como una mesa o una casa, por ejemplo, podemos
prescindir de cualquier representación sensible (tamaño, forma, color) pero no podemos prescindir de representárnoslo como algo en el
espacio. De modo similar, por lo que respecta a la intuición de los estados internos del sujeto podemos prescindir de todas sus
características excepto de representárnoslos en relaciones de tiempo. ¿Qué son el espacio y el tiempo?
El espacio no puede ser una cosa, ya que las cosas existen en el espacio; si lo consideramos como una cosa tendríamos que concebir
otro espacio que lo contuviese, y así indefinidamente, lo que resulta absurdo. El espacio tampoco puede ser un concepto empírico, dado
que para representarme un objeto debo presuponer de antemano el espacio; por lo tanto, el espacio no puede proceder de la experiencia,
sino que la precede. Si no procede de la experiencia ha de ser una representación a priori, independiente de la experiencia.

Tampoco puede ser un concepto discursivo, ya que es único: no hay una multiplicidad de espacios que puedan ser representados
mediante un concepto, del mismo modo que representamos la multiplicidad de mesas bajo el concepto mesa. Si no es una cosa, ni un
concepto empírico ni discursivo, el espacio sólo puede ser una intuición pura, una forma a priori de la sensibilidad, una condición de
posibilidad de los fenómenos, la de todos los fenómenos de los sentidos externos.

Lo mismo ocurre con el tiempo: no puede ser un concepto empírico ni discursivo, y precede a toda experiencia del sentido interno, por lo
que ha de ser necesariamente una intuición pura y a priori, la condición de posibilidad de todas las representaciones que se pueden dar
en el sentido interno.

Espacio y tiempo son, pues, formas puras a priori de la sensibilidad. Con la afirmación de que son formas puras, intuiciones puras,
Kant quiere decir que no son conceptos y que no tienen ningún contenido empírico. Con la afirmación de que son a priori quiere decir que
son independientes de la experiencia y que, en cierto sentido, la preceden, la hacen posible. Son las condiciones trascendentales de la
sensibilidad.

Estamos en condiciones, pues, de explicar cómo son posibles los juicios sintéticos a priori en matemáticas. Las matemáticas, nos dice
Kant, tratan de las determinaciones del espacio y del tiempo, en la geometría y en la aritmética, respectivamente. Lo que hace la
geometría es analizar las propiedades del espacio, que es lo que hace la aritmética con respecto al tiempo. Ahora bien, dado que el
espacio y el tiempo son las condiciones en las que ha de darse todo fenómeno, las propiedades del espacio y del tiempo han de
transmitirse necesariamente a todo fenómeno que pueda darse en ellos.

B) Sub periodo lingüístico: En el sub periodo crítico la filosofía abandona el estudio de la realidad - estudio de la realidad metafísica, por
considerarlo incognoscible; y el campo de la física, por ser ya campo exclusivo de las ciencias – y se concentra en la crítica del conocimiento
(y de la sociedad). Pues bien, avanzado el siglo XX la filosofía desplaza de nuevo su campo de investigación, y realiza un giro lingüístico: se
consagra el estudio del lenguaje. Con ello se completa el ciclo: de la realidad a la razón, y de ésta a la palabra.

Kant había fijado uso límites del conocimiento muy estrechos: sólo podemos conocer aquello que podemos experimentar (percibir de
algún modo). Pero había admitido que era posible pensar – y, por lo tanto, hablar – acerca de objetos no experimentables, como dios, el
alma y su destino, el sentido de la vida, etc. Sobre tales cuestiones, no podía haber, por supuesto, ciencia, pero sí creencias racionales.
Esto es lo que va a ser revisado ahora.

Las tareas de la filosofía

1.- Cuestiones meta-científicas y similares: El discurso científico, es decir, la ciencia, no es objeto de estudio de la ciencia misma, es
objeto de estudio de la filosofía. La rama del pensamiento filosófico que se ocupa de estos estudios se denomina filosofía de las ciencias o
epistemología (del griego episteme = ciencia). En general, este tipo de filosofías requiere un alto grado de especialización y un trabajo
interdisciplinario entre científicos y filósofos.

2.- Los “problemas últimos” de la humanidad: Se trata de problemas que escapan a las posibilidades de la ciencia y que, por tanto, sólo
pueden ser abordados y examinados por la filosofía. Por ejemplo, los problemas sobre el sentido de la existencia, la reflexión sobre el ser, la
verdad, los valores, la política, la historia, etc. Pero hay que señalar que en este ámbito, que es prácticamente el de la antigua metafísica, la
filosofía no puede aspirar a suministrar conclusiones demostrativamente establecidas. Sólo puede pensar los problemas y examinar los
fundamentos racionales de las mismas, proponiendo alguno de ellos como preferible. La filosofía no trata propiamente con “realidades”, sino
con creencia sobre la realidad.

3.- Crítica a las ideologías y los dogmatismos: Al realizar la crítica de los prejuicios dogmáticos y de las ideologías encubiertas, la filosofía
cumple una función inapreciable: liberar el pensamiento y, en último término, al hombre mismo.

4.- interpretación de la historia: La filosofía debe responder a una de las más imperiosas necesidades del hombre: la necesidad de
comprender el mundo en que vivimos. Pero la comprensión del mundo está determinada, en gran medida, por la historia y esta es
comprendida como un texto que necesita de interpretación. Ésta es la tarea de una de las corrientes más importantes de la filosofía actual, la
hermenéutica. Su trabajo nos abre el significado de las cosas y los acontecimientos, y nos ayuda a comprender nuestro pasado y nuestro
presente, sin él los seres humanos viviríamos como seres ciegos en un mundo absurdo.

5.- Los problemas prácticos: Se trata de los problemas de la filosofía práctica: ética y filosofía política. Aquí el discurso no versa sobre el
ser, sino sobre el deber ser: se trata de encontrar los procedimientos y principios que permitan fundamentar un discurso normativo de la vida
moral y la política.

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