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Resumen La Maestría Del Amor

El maestro

Érase una vez maestro que hablaba a las personas sobre el amor, y entre la multitud que lo
escuchaba se encontraba un hombre, el cual se sentía lleno de amor hacía este maestro, y al final
decidió invitarlo a su casa, se acercó a él, y con mucha humildad lo invito a su casa, diciendo.

“Sé que está muy ocupado y que todos requieren su atención. Sé que casi no dispone de tiempo ni
para escuchar mis palabras, pero mi corazón se siente tan libre y es tanto el amor que siento por
usted que me mueve la necesidad de invitarle a mi hogar. No espero que acepte, pero quería que
lo supiera.”[1]

A lo que el maestro le respondió que preparara todo y que él iría. Así que el hombre se alegró y se
fue a preparar todo, compro la mejor comida, el mejor vino, y busco las más bellas ropas para
obsequiárselas al maestro.

El hombre lo esperaba ansioso, cuando escucho que tocaban a la puerta se emocionó, sin embargo
cuando abrió se dio cuenta que era una anciana, quien le dijo que estaba hambrienta y que le diera
un trozo de pan. El hombre se sintió un poco decepcionado pero invito a la mujer a pasar, la sentó
en el lugar del maestro y le ofreció la comida que había preparado para él. Al terminar la anciana
agradeció y se marchó.

De nuevo preparó todo y espero. Llamaron a la puerta nuevamente, esta vez era un forastero que
había atravesado el desierto, y dijo que estaba sediento, y pregunto si podría darle algo para beber.
El hombre se sintió un poco decepcionado de nuevo pero lo invito a pasar, lo sentó en el lugar del
maestro y le ofreció el vino que había comprado para él. El hombre agradeció y se marchó.

Preparo todo de nuevo y ahora llamo a la puerta un niño. Este le dijo que tenía frío. El hombre tomo
las ropas que iba a obsequiar al maestro, el niño le agradeció y se marchó.

El hombre espero al maestro por un largo rato, y cuando se dio cuenta que no iba a ir, se sintió
decepcionado, pero inmediatamente lo perdono.

Esa noche mientras dormía tuvo un sueño en el que el maestro lo visitaba, y él le decía “¡Ha venido
maestro! Ha mantenido su palabra. Y él le contesto, sí he venido pero estuve aquí antes. Estaba
hambriento y satisficiste mi necesidad de comida. Estuve sediento y me ofreciste vino. Tenía frío y
me cubriste con tus ropas. Todo lo que haces por los demás lo haces por mí.”[2]

“Cuando das de comer al hambriento, de beber al sediento y cubres al que tiene frío, ofreces tu
amor al maestro”. [3]

Capítulo 1: La mente herida.

Todos los humanos somos maestros, todos tenemos el poder de crear. Todos creamos nuestra
propia realidad y dentro de ella nos creamos a nosotros mismos. Podemos llegar a ser maestros en
lo que queramos, todos nosotros somos maestros en ser nosotros mismos, sin embargo conforme
pasa el tiempo podemos llegar a ser maestros en cualquier cosa, si practicamos el miedo, seremos
maestros del miedo, si practicamos el odio seremos maestros del miedo, y si practicamos el amor
podemos llegar a ser maestros del amor.
La mente humana tiene una enfermedad llamada miedo, nuestro cuerpo emocional está lleno de
heridas infectadas con veneno emocional. El miedo es la raíz de varias emociones como el enfado,
la hipocresía, la tristeza, la envidia, etc. Estos sentimientos son los que generan todo el sufrimiento
humano.

Cuando el miedo es muy intenso la mente racional falla y es entonces que las enfermedades
mentales, tales como son la esquizofrenia, paranoia, la psicosis. Esto se debe a que las heridas
emocionales duelen tanto que es preferible romper el contacto con el mundo exterior, y es cuando
la mente crea su propio mundo, un mundo donde sus heridas emocionales no son tocadas, un
mundo de negación.

Este sistema de negación, le sirve a la mente para proteger todas estas heridas emocionales.

Domesticamos a los seres humanos de la misma manera que domesticamos a un perro o a cualquier
otro animal: con castigos y premios.”[4] Una domesticación donde se nos muestra lo que es correcto
y lo que no, cuando hacemos algo bueno, recibimos una recompensa. De igual manera, cuando
hacemos algo malo recibimos un castigo, sin embargo, cuando crecemos no sólo tememos que al
hacer algo nos castiguen, sino que además de eso tememos no recibir la recompensa, que no
seamos lo bastante buenos, así nace la necesidad de ser aceptados.

De esto nace un miedo, el miedo a ser rechazado, este miedo hace que intentemos cambiar, esto a
su vez hace que nos creemos diferentes imágenes de nosotros mismos, imagen que intentamos
proyectar según lo que quieren que seamos. Así olvidamos quienes somos y nos creamos una
imagen para los diferentes grupos de personas o personas con quienes convivimos. He aquí la razón
por la que no somos iguales con todas las personas.

Capítulo: 2 La pérdida de la inocencia

Los humanos somos seres muy perceptivos, esto es gracias al cuerpo emocional que actúa como un
radar para reaccionar a ciertos estímulos. Así como el cuerpo físico tiene al dolor que es un sistema
de alarma que indica que algo no está bien, el cuerpo emocional tiene su propio sistema de alarma,
el miedo.

De acuerdo al entorno y a las emociones que el cuerpo emocional perciba este se modifica, y pasa
de su estado original, perdemos la libertad, la inocencia, la felicidad y la tendencia a amar.

En el libro se muestra un ejemplo.

“Imagínate a un niño de dos o tres años que corre y se divierte en el parque. Mamá está mirando
al pequeño y tiene miedo de que se caiga y se lastime. Entonces se levanta para detenerlo, pero el
niño, creyendo que está jugando con él, intenta correr todavía más de prisa. Los coches pasan cerca,
por una calle próxima y eso intensifica todavía más el miedo de la mamá, hasta que, finalmente, lo
atrapa. El niño espera que ella se ponga a jugar con él, sin embargo lo único que recibe es una
azotaina. ¡Pun!”[5]

El autor explica que el niño solo expresaba su amor a través de la felicidad, sin embargo no
comprende por qué su madre reacciono así, si sólo trataba de expresar su amor, así que ahora tiene
una herida emocional. Si corres y juegas expresas tu amor, pero ahora eso no es seguro, ya que si
lo haces tus padres te castigan.
¿Pero por qué se infectan de veneno estás heridas? El autor explica con otro ejemplo.

“Estás jugando en la sala con un objeto que se encuentra cerca de ti. No tienes intención de hacer
nada malo, ni de intentar causarle daño a nadie, pero estás jugando con la guitarra de tu papá. Para
ti es sólo un juguete; no quieres hacer el menor daño a tu padre. Pero él tiene uno de esos días en
los que no se siente bien. Tiene problemas en su negocio. Entra en la sala, te encuentra jugando con
sus cosas. Se enfada de inmediato y te da una zurra.”[6]

Entonces ahora la acción de tu padre te parece injusta, simplemente entra y con su enfado te hace
daño, ahora no puedes confiar del todo en tu padre. La injusticia que cometió abre una herida
emocional. Ahora tu cuerpo emocional dice que no puedes confiar, ya que podría repetirse. Puedes
reaccionar con miedo, enfado ó tristeza. Esto ahora es producto del veneno emocional.

Normalmente reaccionarías intentando defenderte, pero ahora sabes que si lo haces sólo provocas
más enfado en tu padre, y este te golpeara aún más, entonces ahora actúas con miedo.

Hay una parte de nuestra mente que siempre está juzgando. “El Juez juzga todo lo que hacemos, lo
que no hacemos, lo que sentimos, lo que no sentimos.”[7] Nos juzgamos y juzgamos a los demás
desde nuestras creencias y nuestro sentido de justicia e injusticia. “La otra parte de la mente, la que
es juzgada y siente necesidad de ser castigada, es la Víctima.”[8]

El Juez y la Víctima se basan en todas las falsas creencias que fueron insertadas en nuestra mente,
como si fuera un programa.

“A este programa los toltecas lo denominan el Parásito”[9]

Capítulo 3: El hombre que no creía en el amor

Aquí el autor muestra una historia sobre un hombre que decía que el amor no existe, un hombre
que había hecho una gran cantidad de investigaciones, que había estudiado en los mejores lugares,
que se volvió un erudito en su campo, y que era capaz, ante cualquier audiencia de demostrar lo
que decía, nadie había podido contradecirlo.

Él decía que el amor no era más que un invento de los poetas, que el amor no existía, que la mayoría
de las relaciones era como un adicto a las drogas, una de las dos partes era la adicta (la más
necesitada) y la otra quien suministraba la droga (la que menos necesita), entonces la persona
menos necesitada es quien controla toda la relación, y la más necesitada sólo se rinde ante ella.

Incluso las parejas de ancianos que habían pasado muchos años juntos decían que “habían
sobrevivido al matrimonio”, por lo que él decía, entonces en algún momento de la relación, a alguno
de ellos no le quedo más que rendirse ante el otro y soportar el dolor de estar con él.

Un día este hombre caminaba por el parque y vio a una mujer que lloraba en una banca, se acercó
y pregunto por qué lloraba, a lo que ella respondió que lloraba porque el amor no existe, entonces
él se sintió sorprendido y quiso saber más de ella, pronto se hicieron amigos, su relación era
maravillosa, ambos se respetaban, se aceptaban como eran, ninguno se sentía poseedor del otro y
se echaban de menos cuando estaban separados.

Entonces, un día mientras regresaba de una conferencia fuera de al ciudad se pregunto “¿y si es
amor lo que siento por ella?” Entonces sintió el deseo de decírselo, y mucha fue su sorpresa al saber
que ella sentía lo mismo, así que se convirtieron en amantes y después de esto mayor fue su
sorpresa al darse cuenta que su relación era igual de hermosa, que no había cambiado. Un día estaba
contemplando las estrellas y miro una, la más hermosa de las estrellas. Y ocurrió un milagro, era
tanto el amor de él hacía ella que la estrella descendió y se fusionó con su alma.

Él no pudo esperar para correr con la mujer y depositarle la estrella en las manos, sin embargo
cuando lo hiso la mujer se sintió abrumada por tanto amor y dudo un momento, entonces la estrella
cayo de sus manos y se rompió en un millón de pedazos.

“Ahora un hombre viejo anda por el mundo jurando que no existe el amor, y una hermosa mujer
mayor espera a un hombre en su hogar, derramando lágrimas por un paraíso que un día tuvo en sus
manos pero que, por un momento de duda, perdió.”[10]

El autor explica que el hombre tuvo la culpa al depositar el amor en manos de la mujer, ya que ella
no puede hacerlo feliz, ambos eran felices por la felicidad que emanaba de su interior.

“Si tomas tu felicidad y la pones en manos de alguien, tarde o temprano la romperá. Si le das tu
felicidad a otra persona siempre podrá llevársela con ella. Y como la felicidad sólo puede provenir
de tu interior y es resultado de tu amor, sólo tú eres responsable de tu propia felicidad.”[11]

Capítulo 4: El camino del amor, el camino del miedo

“Toda tu vida no es más que un sueño. Vives inmerso en una fantasía en la que todo lo que sabes
sobre ti mismo sólo es verdad para ti. Tu verdad no es la verdad de nadie más.”[12]

“De la misma manera que tu cuerpo está hecho de células, tus sueños están hechos de emociones.
Existen dos fuentes principales para esas emociones: una es el miedo y todas las emociones que
surgen de él: la otra es el amos y todas las emociones que emanan de él.”[13]

Camino del amor

Camino del miedo

En el amor no existen obligaciones. Todo lo que hacemos es porque queremos hacerlo

En el miedo existen obligaciones. Creemos que todo lo que hacemos es “porque tenemos que
hacerlo”.

El amor no tiene expectativas. Cuando hacemos algo es porque queremos y si los demás lo hacen o
no, es porque quieren o no hacerlo, y no se toma como algo personal.

El miedo está lleno de expectativas. Hacemos algo porque creemos que tenemos que hacerlo, y
esperamos que los demás hagan lo mismo.

El amor se basa en el respeto.

El miedo no respeta nada, ni siquiera a sí mismo.

El amor no tiene piedad, no siente lástima por nadie, pero tiene compasión. Te amo, sé que puedes
hacerlo, eres lo suficientemente fuerte.
El miedo está lleno de lastima, siente pena por todos. Al sentir lastima por los demás no los respetas,
piensas que no son suficientemente fuertes para desenvolverse solos.

El amor es totalmente responsable.

El miedo trata de evitar la responsabilidad.

El amor es siempre amable.

El miedo es siempre rudo.

El amor es incondicional. Te amo sin que haya razón ni justificación. Te amo tal y como eres y eres
libre de ser tú mismo.

El miedo está lleno de condiciones. Te amo “si” permites que te controle, si eres bueno conmigo, si
te ajustas a la imagen que he creado de ti.

Cuadro comparativo elaborado a partir de la explicación del autor.[14]

El enfado, la tristeza, los celos, no son más que el miedo disfrazado con una máscara, todos los
sentimientos negativos provienen del miedo.

“Nadie tiene el derecho de cambiar a los demás y nadie tiene el derecho de cambiarnos a
nosotros.”[15]

Capítulo 5: La relación perfecta

“No es posible cambiar a las personas, o las amas tal y como son o no las amas; o las aceptas tal y
como son o no las aceptas.”[16]

El autor pone como ejemplo de una relación perfecta la de un humano con un perro. Y explica.

Un perro sabe que hacer para tener una relación perfecta contigo. Al perro no le importa lo que tu
haces, el simplemente te ama. No tiene expectativas (en cambio la relación con tu pareja, padres,
amigos normalmente están llenas de ellas).

El perro es responsable de su mitad de la relación, se pone feliz de verte cuando llegas a casa, ladra,
jadea y mueve la cola. Hace su parte de la relación muy bien, y es el perro perfecto. Tu parte también
es perfecta, lo alimentas, lo cuidas y juegas con él. Ambas partes son perfectas.

La relación es perfecta porque ambos se aceptan tal y como son, y no intentan cambiar nada del
otro, sin embargo con los humanos no ocurre lo mismo. Entonces pensamos si de verdad estamos
con la persona indicada. Esto es muy importante, la persona adecuada para alguien es aquella que
quiere ir en la misma dirección, la que comparte sus opiniones, la que tiene los mismos valores.

Sin embargo para escoger a una pareja hace falta adentrarse en lo desconocido y explorar, pero la
persona adecuada es aquella que amas tal y como es, aquella a la que no tienes necesidad de
cambiar en absoluto. No se responsabiliza por ti, confía en que eres aquello que proyectas. No
fingirá ser alguien que no es sólo por agradarte, ya que tarde o temprano se mostrará tal y como es,
y eso arruinaría la relación. La pareja perfecta te ama incondicionalmente, y por ser tú mismo.
“Si quieres un perro, entonces ¿por qué compras un gato? Si quieres un gato, entonces ¿por qué
compras un caballo o un pollo?”[17]

Tienes que saber qué tipo de pareja quieres, y no engañarte con algo que no quieres. Debes elegir
a una persona que te parezca correcta, y si no lo es, simplemente has otra elección y no te sientas
culpable por haber cometido un error.

Si quieres cierto tipo de persona y te buscas una que no es de ese modo, e intentas cambiarla. Eso
no es amor, así que debes buscar a una persona que cumpla con lo que quieres.

“Si ves lo que quieres, ¿por qué no arriesgarte? Pero si ves que no es lo que quieres, ya sabes que
vas a pagar por ello.”[18]

Capítulo 6: La cocina mágica

“Imagina que tienes en tu casa una cocina mágica, que te permite obtener cualquier cantidad que
desees de cualquier comida del mundo.”[19]

“Y cómo eres muy generoso, les ofreces a los demás comida sin esperar nada a cambio.”[20]

Un día llega una persona y te ofrece una pizza, a cambio de ella le permitirás que controle tu vida,
te traerá una pizza todos los días y jamás morirás de hambre. Pero para que aceptar la oferta si tú
tienes una cocina mágica que te daría la misma pizza e incluso mejor que esa.

Ahora imagina lo contrario. Llevas semanas sin probar bocado, y aparece la misma persona, te
ofrece la misma pizza, a cambio de la misma condición. Aceptas y comes la pizza, él te dice que te
dará una igual todos los días y tú aceptas pro el temor de no tener que comer el día siguiente.

Ahora aplicamos la analogía pero en lugar de pizza hablamos de amor, tu interior es como una cocina
mágica de amor, ella puede darte cualquier cantidad que tú desees, no necesitas el amor de nadie
más, y lo das a cambio de nada.

Pero si de igual manera estuvieras hambriento de amor y llega una persona a ofrecerte un poco tú
aceptaras y permitirás que esa persona controle tu vida.

Sin embargo esto no es necesario, el corazón de las personas está lleno de amor y no hay razones
para mendigar o buscar ese amor fuera de nosotros mismos.

El amor está en todas partes pero no lo vemos porque el cuerpo emocional ya no está en sintonía
con él. Ahora el simple hecho de amar nos asusta.

Capítulo 7: El maestro del sueño

“Toda relación en tu vida es susceptible de ser sanada, toda relación puede ser maravillosa, pero
siempre empezará por ti. Es necesario que tengas valentía para utilizar la verdad, para ser
completamente sincero contigo mismo.”[21]

Todos vivimos inmersos en un sueño y somos maestros de nuestro sueño, tenemos la capacidad de
modificar nuestro sueño. Si bien no somos capaces de modificar el entorno si somos capaces de
modificar nuestras reacciones hacía lo que nos ocurre. Si somos capaces de controlar estás
reacciones podremos cambiar nuestras costumbres y de esta manera lograr cambiar el rumbo de
nuestra vida.

Cuando logramos controlar nuestras reacciones también somos capaces de ver o mejor dicho de
percibir las cosas como realmente son. Normalmente veríamos las cosas como son en verdad, sin
embargo debido a todas nuestras creencias nos creamos una interpretación errónea de todo.

Podemos reaccionar de una infinidad de formas ante una situación, sin embargo, si somos capaces
de ver las cosas como verdaderamente son no tomaremos nada personal.

Todos tenemos un ego, eso nos hace tomarnos las cosas como algo personal, no podemos ver lo
que ocurre ya que en cuanto algo sucede lo volvemos parte de nuestro propio sueño.

Reaccionas de la misma manera ya que siempre lo haces, y debido a esto te has condicionado para
actuar así, entonces el reto es cambiar el hábito y reaccionar de una manera diferente.

Capítulo 8: Sexo el mayor demonio en el infierno

“Si fuésemos capaces de sacar a los seres vivos del universo veríamos que toda ella – las estrellas,
la luna, las plantas, los animales, todas las cosas – es perfecta tal y como está. La vida no necesita
justificaciones ni juicios; sin nosotros sigue funcionando tal cual.”[22]

Si a los seres humanos se les arrebatara la capacidad de juzgar serían justo como el resto de la
naturaleza, no habría buenos ni malos, correcto o incorrecto, simplemente todo sería como es.

“En el Sueño del Planeta, tenemos la necesidad de justificarlo todo: hacer que todo sea bueno o
malo, correcto o incorrecto, cuando sencillamente, las cosas con como son y punto.”[23]

Sin embargo nos comportamos de acuerdo a los conocimientos que adquirimos, a las creencias y
normas que nos impone la sociedad y la religión.

“Creamos ángeles y demonios, y claro, el sexo se convierte en el mayor demonio del infierno. El
sexo es el mayor pecado de los seres humanos, cuando el cuerpo humano está hecho para
sexo.”[24]

Biológicamente nuestro cuerpo está hecho para reproducirse, por lo tanto está hecho diseñado para
el sexo.

Sin embargo resulta difícil ver que las cosas simplemente son como son, existen muchas creencias
de lo que debe ser el sexo, sin embargo todas estas creencias están distorsionadas.

Tenemos una creencia sobre lo que es la belleza, sobre como debe y como no debe ser un hombre
o una mujer para encajar en este concepto de belleza, y cuando no lo hacemos, cuando no
encajamos en ese concepto sentimos que tenemos menor valor del que de verdad valemos.

De igual manera pasa con el sexo, se tiene un concepto de lo que debe ser el sexo, de que el sexo
es maligno, entonces cuando lo hacemos nos sentimos avergonzados. Estas creencias van en contra
de la realidad, sin embargo, son parte del gran sueño y por eso las creemos.

“La mente “sabe” y ahí reside el problema. Tu mente sabe, tú sabes, pero ¿qué es lo que sabes?
Sabes lo que crees.”[25]
La mente y el cuerpo tienen necesidades diferentes, sin embargo la mente dirige al cuerpo. Las
necesidades del cuerpo son comer, beber, dormir, guarecerse y satisfacerse sexualmente, estas
necesidades no son posibles de evitar. Son necesidades del cuerpo, el problema está en que la
mente las interpreta como suyas aunque no lo son.

Por ejemplo, cuando tu mente te dice que tienes hambre, entonces comes y el cuerpo se siente
satisfecho, sin embargo tu mente no está satisfecha y aun siente la necesidad de seguir comiendo,
pero esto se debe a que esa necesidad es sólo una ilusión.

Lo mismo pasa con el sexo. Cuando el sexo está en la mente es sólo una ilusión ya que este no es
una necesidad de la mente. Lo que la mente realmente necesita se llama amor. Sin embargo la
mente se hace una pregunta muy importante ¿quién o qué soy yo?, a lo que está interpreta que es
el cuerpo, de ahí que piense que las necesidades del cuerpo también sean sus necesidades.

Sin embargo, la mente no es el cuerpo, y se sigue preguntando ¿quién soy yo?, no soy el cuerpo.
“Si se piensa más a fondo descubrirás que tampoco eres la mente, entonces soy el alma, pero
realmente no eres ni el cuerpo, ni la mente ni el alma, eres un fuerza, una fuerza llamada vida”[26]

Capítulo 9: La cazadora divina

Muestra la historia sobre Artemis, la cual era la cazadora divina. Su éxito estaba en que estaba en
sintonía con el bosque, esto hacía que sus presas no huyeran de ella, sino que al contrario, estás se
acercaran. Al igual que era la mejor cazadora era la presa más difícil, ya que su forma era un ciervo.
Pero un día el rey le ordeno a Hércules el hijo de Zeus que cazara a Artemis, así que fue al bosque y
se encontró con ella, Artemis no le temía así que dejo que se acercara, pero cuando se dio cuenta
de que Hércules quería cazarla se alejó de él.

Hércules recurrió entonces a Hermes para pedir sus alas y así poder ser más veloz que Artemis y
poder cazarla. Artemis quiso vengarse de Hércules, pero por más que lo intento no pudo atraparlo,
ahora él era la presa más difícil. Artemis sentía la necesidad de cazar a Hércules, creía que lo amaba
y lo quería sólo para ella, sin embargo esto era sólo una ilusión.

Perdió su felicidad y dejo de estar en sintonía con el bosque, ahora cazaba a los animales por el
simple hecho de tener una presa, lo que hacía que ahora ellos le temieran.

Hércules la visitaba con frecuencia, sin embargo él nunca se percataba de que ella quería cazarlo, él
nunca se sintió presa, la amaba y respetaba, pero esto no era lo que quería

Artemis, ella quería poseerlo, cazarlo y ser su predadora.

Un día Hermes se convirtió en un animal, y cuando Artemis se disponía a cazarlo, este se convirtió
en un Dios, al ver esto, Artemis se dio cuenta de todo lo que estaba pasando, se había concentrado
tanto en Hércules que no había visto el daño que hacía al bosque y sus habitantes, Hermes le explico
todo lo ocurrido. Cuando Artemis habló con Hércules le pidió disculpas, sin embargo él no se sentía
herido, pues nunca se dio cuenta de lo que pasaba en su mente. Así pues, Artemisa se disculpó con
cada flor y con cada animal del bosque hasta recobras todo el amor y convertirse de nuevo en la
cazadora divina.
Miguel Ruíz explica que todos somos predadores y presas, cuando la mente cree que las necesidades
del cuerpo son las suyas, nos creamos una ilusión, es entonces que cazamos algo que no
necesitamos y nos volvemos predadores.

De igual manera los seres humanos perseguimos el amor, lo buscamos en otros seres humanos,
cuando el amor está dentro de nosotros. Buscamos el amor en otros seres que posiblemente sean
como nosotros, si no se aman a sí mismos jamás podrán dar amor, porque es algo que no tienen,
entonces cuando la mente siente la necesidad de amor, no podemos satisfacerla ya que no existe y
nunca existió.

“El amor que necesitamos buscar es aquel que reside en nuestro interior, pero este amor es difícil
de apresar.”[27]

Capítulo 10: Ver con los ojos del amor

“Si observas tu cuerpo descubrirás billones de seres vivos que dependen de ti. Cada célula es un ser
vivo que depende de ti y eres responsable de todos, ya que para ellos, tus células, tu eres Dios.”[28]

Hay una relación entre todas las células de tu cuerpo y tu mente, que bien puede ser perfecta o no.
La mente no siempre da el amor que merece nuestro cuerpo, gracias a las creencias que se nos han
impuesto nos creamos una idea de lo que es bello y que no lo es, entonces nuestra mente juzga
nuestro cuerpo y no lo considera como “bello”.

Esta es la razón por la cual nos sentimos rechazados, no nos sentimos dignos de ser amados debido
a nuestra apariencia física. Y es la misma razón por la que rechazamos a los demás, lo que
rechazamos en otros no es más que el reflejo de lo que rechazamos en nosotros mismos.

Cuando nos aceptamos tal y como somos, nos sentimos guapos y no necesitamos que nadie nos lo
diga. Sin embargo cuando sientes que no lo eres y alguien te lo dice, te haces la pregunta si de
verdad lo eres, y necesitarás escuchar esto de otras personas para corroborarlo, pero recordemos
que todo lo que necesitamos está en nuestro interior, si te sientes bien con tu cuerpo no necesitarás
que nadie te diga lo hermoso que es, porque de antemano tú lo sabes.

Además las opiniones negativas de los demás no pueden afectarte, ya que para ti, tú eres alguien
guapo, y si los demás no lo creen es su problema, ellos tienen su “concepto” de belleza y no es el
mismo para ninguna persona.

Lo que dicta si una persona es bella o no, es ese sistema de creencias y el miedo. Por ejemplo, las
mujeres que son muy guapas tienen poder no sólo hacía los hombres, sino hacía las mujeres que en
ese sistema de creencias no lo son tanto, entonces si una mujer atrae mucho a los hombres, las
demás mujeres harán comentarios sobre ella, entonces esta tendrá miedo de ser juzgada y se
abrirán heridas en su cuerpo emocional.

Algo parecido pasa al envejecer. Cuando una mujer envejece normalmente tiene miedo, ahora
habrá mujeres más “bellas” que ellas, y temen que su pareja deje de amarlas por perder su atractivo
visual.
Cuando una persona se acepta tal y como es, también tiene la capacidad de aceptar a los demás tal
y como son, y así mejoran las relaciones con los demás. Tratándolos con el mismo respeto y el mismo
amor con el que tratas a tu propio cuerpo.

“El cuerpo ya se siente satisfecho porque tiene todo tu amor. Nunca más estarás solo porque te
satisfarás a ti mismo con tu propio amor.”[29]

Capítulo 11: Sanar el cuerpo emocional

Cuando tenemos heridas físicas acudimos al médico, este abre las heridas con un escalpelo, las
limpia y aplica un medicamento para que sanen y dejen de doler.

Para sanar el cuerpo emocional se procederá del mismo modo. Utilizaremos la “Verdad” como si se
tratase de un escalpelo. “La verdad es como un escalpelo porque produce dolor al abrir las heridas
y descubrir todas las mentiras. Las heridas de nuestro cuerpo emocional están cubiertas por el
sistema de negación, el sistema de mentiras que hemos creado a fin de protegerlas.”[30]

“En este mundo la verdad es relativa; cambia sin cesar porque vivimos en un mundo de ilusiones.
Lo que es verdad en este mismo instante no tiene por qué serlo más adelante. Y después, podría
volver a serlo.”[31]

Este es un mundo de ilusión y aquí casi todas las cosas son mentiras. Para descubrir la verdad el
autor enlista tres pasos a seguir para descubrir la verdad.

“No me creas. No tienes que creerme, sino pensar y hacer elecciones. Cuando te digo algo, cree en
lo que tú quieras creer, pero sólo si tiene sentido para ti, si te hace feliz.”[32]

“No te creas a ti mismo. No te creas todas las mentiras que dices: todas esas mentiras que tú nunca
escogiste, pero que fuiste programado para creer.”[33]

“No creas en nadie. No creas a otras personas porque todas mienten constantemente. Cuando
hayas curado tus heridas emocionales y no sientas la necesidad de creer en otras personas sólo para
ser aceptado, lo verás todo más claro.”[34]

Ahora que las heridas fueron abiertas por el escalpelo de la verdad necesitamos limpiarlas, y para
esto necesitamos de algo llamado “Perdón”.

Debes perdonar a todas aquellas personas que te hirieron, el autor explica el por qué:

“Los perdonarás no porque merezcan tu perdón, sino porque no quieres sufrir y causarte más dolor
a ti mismo cada vez que recuerdes lo que te hicieron. No importa lo que otras personas te hiciesen,
las perdonarás porque no quieres sentirte permanentemente enfermo.”[35]

Ahora que las heridas están limpias necesitamos aplicar una medicina para que sanen y así por fin
que dejen de dolernos. Esa poderosa medicina se llama “Amor”.

“El amor es la medicina que acelera el proceso de curación. No existe otra medicina más que el amor
incondicional. No se trata de: “Te amo si…” o “me amo a mi mismo si…”. Sin condiciones ni
justificaciones ni explicaciones. Se trata sólo de amar.”[36]

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