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El español y las comunidades indígenas, hoy

El español y las lenguas indígenas en el Ecuador hoy

Marleen Haboud de Ortega

Academia Boliviana de la Lengua

Introducción

Este trabajo analiza la situación de las lenguas indígenas todavía vitales localizadas en el
territorio ecuatoriano en su relación histórica permanente con el español (a partir de ahora
castellano)1, y más recientemente con las más sofisticadas formas de modernidad. El abordaje
de este tema se hace en las siguientes tres secciones:

La primera ofrece un perfil general de los pueblos y las lenguas indígenas del Ecuador,
enfatizando en la falta de fuentes de información, así como en los movimientos migratorios
externos e internos que como bien sabemos crean situaciones desconocidas y efectos
inusitados en las relaciones de contactos lingüísticos (léase, etnolingüísticos).

La segunda sección describe algunos de los efectos sociolingüísticos (vitalidad y


desplazamiento de las lenguas) y lingüísticos (rasgos del castellano en las lenguas indígenas)
producidos por el contacto castellano-lenguas indígenas.

La tercera, describe algunas de las más importantes estrategias de mantenimiento y


negociación desplegadas tanto por organizaciones públicas como privadas, así como por los
mismos hablantes, en la búsqueda de relaciones de interculturalidad y bilingüismo (y/o
multilingüismo) en una sociedad globalizante.

A lo largo del análisis, se ponen de manifiesto algunas de las contradicciones existentes entre
el uso de las lenguas indígenas, su función comunicativa y su rol emblemático, así como
también entre el automantenimiento y la modernización avasalladora. El punto de partida que
subyace a esta reflexión tiene que ver por lo tanto con la necesidad de aprender a enfrentar y
al mismo tiempo ser parte de la globalización a partir de la heterogeneidad, usando el
multilingüismo (léase, multiculturalidad, multietnicidad, pluralismo) como recurso a ser
explotado, no como una epidemia que deba ser erradicada. Nos damos cuenta entonces que el
emergente reto de visualizar el futuro de las lenguas indígenas y de sus hablantes inmersos en
los múltiples contactos propios de la globalización, está aquí y ahora.

Para una mejor comprensión del tema, es importante tomar en cuenta que el contexto
ecuatoriano de hoy que se caracteriza por:

Cambios políticos y económicos profundos e inesperados que han llevado a altos porcentajes
de la población ecuatoriana a migrar masivamente, tanto a áreas urbanas como fuera del país.

Una situación de multilingüismo y multiculturalismo en la que se da una relación dinámica


permanente entre las lenguas y sus hablantes.

Desplazamiento continuo de las lenguas indígenas a favor del monolingüismo castellano.


Una profunda brecha entre las políticas y el discurso oficiales, cuyo tema central es la
población indígena y su incorporación a la sociedad, y la implementación de programas que
favorezcan el mantenimiento y desarrollo de las lenguas indígenas por un lado, y el bilingüismo
estable, por otro.

Visibilización de la población indígena en espacios públicos y de poder. Esto por una parte ha
cambiado la conformación socio-política tradicional del país, y por otra ha posibilitado que las
lenguas indígenas sean usadas como símbolos identitarios y de poder haciendo que la
situación lingüística se vuelva más compleja e impredecible.

A partir de lo expuesto, hagamos una breve descripción de las lenguas y sus hablantes.

1. Perfil general de los pueblos y las lenguas indígenas del Ecuador

El Ecuador, uno de los países más pequeños de América del sur (272 045 km2) con una
población de 12 616 102 según el censo de 2001 (SIISE, 2002) se caracteriza por la presencia de
pueblos indígenas, población afroecuatoriana, población mestiza y un pequeño sector que se
autodenomina blanca. Las nacionalidades2 indígenas se encuentran en tres regiones del país:
en la costa los awas, chachis, tsachilas y êperas; en la Sierra los quichuas; en la Región
Amazónica los a’i (cofanes), sionas, secoyas, záparos, huao, quichuas y shuaras-achuaras, cada
uno con su lengua y cultura propias (Ver Mapa 1 y Apéndice 1).

Todas nuestras lenguas indígenas (conocidas generalmente como dialectos, lenguas


aborígenes, autóctonas, vernáculas, originarias) (Albó, 1979: 310-311) son consideradas
minorizadas por su relación de subordinación a la lengua oficial, el castellano.

Hasta hoy en el Ecuador no hay consenso general sobre el número de hablantes de estas
lenguas y en algunos casos tampoco de la ubicación geográfica de los mismos, hecho que se ha
acentuado con los flujos migratorios incrementados desde los años 90 (Herrera, 2002; SIISE
2002a, 200b). Así, según la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador, CONAIE,
la población indígena del país alcanza el 40% a 45% de la población nacional (SIISE, 2002b),
mientras que para investigadores como Chiodi (1990) es de un 25%, 15% para Ortiz (1992), y
5,3% para el Proyecto de Desarrollo de los Pueblos Indígenas y Negros del Ecuador,
PRODEPINE (2002a).

Algunas de las varias razones para estas discrepancias son: la diferencia en los métodos de
recolección de datos, el rechazo a los censos nacionales por parte de la población indígena, la
dificultad de definir criterios para la adscripción identitaria, y los significativos movimientos
migratorios internos y externos que han cambiado profundamente el perfil de las
comunidades rurales y el de los centros urbanos. Las tablas 1 y 2 resumen los datos
demográficos y censales de los que disponemos.

1781 1831 1888 CENSO1950 CENSO1990 2000 CENSO2001


FUENTEPaz y Miño, 1936 Gobierno del Ecuador, 1831 Church, 1881 DGEC,1954;
Knapp, 1991 INEC, s/f; 2001 Censo Agropecuario SIISE

POBLACIÓN INDÍGENA 68,43 70% a 80% 60% 24% 0.35% 14% a 17% 6.83%

Elaboración: Haboud para este estudio a partir de fuentes citadas.

Tabla1:Población indígena entre 1831 y 1990

REGIÓN NACIONALIDAD LENGUA POBLACIÓN

CONAIE 1990 Instituto Lingüístico Verano / ILV Montaluisa 1998

Costa Awa Awapit 1600 «many» (86) 3500

Enbera Epera Pedede 60 (poco)

Chachi Cha’Palaachi 7 ~ 8000 5000 (87) 8000

Tsachila Tsafiqui 3000 1800 (87) 2000

Sierra Quichua Runa Shimi / Quichua 2’000.000 1.405.000 (76-87)


8.000.000 Andes

Amazonia A’i (Cofán) A’I Ingae 500 400 (1987)

Siona - Paicoca 250 290 (1981) 200 ~ 150

Secoya 200 250

Huao Huao Tiriro 600 800 (1987) 1300

Quichua Runa Shimi / Quichua 30.000 14.000 (76-81)

Shuar - Achuar Shuar Chicham 40.000 32.000 (81) 50.000

Achuar 5.000 2.000 (91)

Tetete ———- 2 (69)

Zaparo Kayapi/Zápara 150 (87)

Elaboración, Haboud 2003 a partir de fuentes citadas.

Tabla 2: Nacionalidades y Lenguas Indígenas del Ecuador

Teniendo en mente las características antes delineadas y la dificultad de precisar información,


intentamos describir la situación de vitalidad de cada lengua indígena en su relación de
contacto con el castellano.

2. ¿Sobreviven las lenguas indígenas?

2.1 Monolingüismo, bilingüismo, multilingüismo


Con respecto a la permanencia de las lenguas indígenas y más allá de las aproximaciones
cuantitativas, es la lengua quichua la que más atención ha recibido por parte de estudiosos
nacionales y extranjeros. Tales trabajos, al igual que los censos realizados en el país, muestran
cómo han disminuido tanto la población indígena, como el número de hablantes de todas las
lenguas originarias (Tablas 1 y 2). Para el caso del quichua específicamente, varios estudios
recientes muestran cómo dicha lengua sufre un continuo desplazamiento a favor del
castellano (Tabla 3), y cómo el ámbito familiar se va convirtiendo en un espacio bilingüe
quichua-castellano con tendencia al monolingüismo castellano (Tabla 4)3 (Floyd, 2004; Garcés,
2004; Haboud, 1991; 1993; 1998; Sánchez-Parga, 1992; von Gleich, 1992). Igualmente, en
investigaciones desarrolladas en escuelas bilingües de la Costa, Sierra y Amazonía, Krainer
(1999), Chumaña (2002) y Beijsterveldt (2003), encontraron una clara tendencia a la pérdida
del cha’palaa, del shuar y del quichua entre estudiantes de diversas edades. En el mismo
sentido y a partir de la comparación de varias comunidades quichuas rurales ecuatorianas,
Floyd (2002 y 2004), y Garcés y Haboud (2002) comentan que en las poblaciones más cercanas
a los centros urbanos hay un uso considerable del castellano en el ámbito familiar4, aunque
también hay una tendencia generalizada a usar el quichua en una función primordialmente
fática. Así por ejemplo, los alumnos saludan al profesor y a los visitantes en su lengua materna,
pero no pueden sostener una conversación5.

1781 1831 1888 CENSO

1950 CENSO

1990 2000 CENSO

2001

FUENTEPaz y Miño, 1936 Gobierno del Ecuador, 1831 Church, 1881 DGEC,1954;
Knapp, 1991 INEC, s/f; 2001 Censo Agropecuario SIISE

POBLACIÓN INDÍGENA 68,43 70% a 80% 60% 24% 0.35% 14% a 17% 6.83%

Elaboración: Haboud para este estudio a partir de fuentes citadas.

Tabla 1: Población indígena entre 1831 y 1990

REGIÓN NACIONALIDAD LENGUA POBLACIÓN

CONAIE 1990 Instituto Lingüístico Verano / ILV Montaluisa 1998

Costa Awa Awapit 1600 «many» (86) 3500

Enbera Epera Pedede 60 (poco)

Chachi Cha’Palaachi 7 ~ 8000 5000 (87) 8000

Tsachila Tsafiqui 3000 1800 (87) 2000

Sierra Quichua Runa Shimi / Quichua 2’000.000 1.405.000 (76-87)


8.000.000 Andes

Amazonia A’i (Cofán) A’I Ingae 500 400 (1987)


Siona - Paicoca 250 290 (1981) 200 ~ 150

Secoya 200 250

Huao Huao Tiriro 600 800 (1987) 1300

Quichua Runa Shimi / Quichua 30.000 14.000 (76-81)

Shuar - Achuar Shuar Chicham 40.000 32.000 (81) 50.000

Achuar 5.000 2.000 (91)

Tetete ———- 2 (69)

Zaparo Kayapi/Zápara 150 (87)

Elaboración, Haboud 2003 a partir de fuentes citadas.

Tabla 2: Nacionalidades y Lenguas Indígenas del Ecuador

Fuente Año Población Total Ecuador Quichua hablantes

-Gobierno del Ecuador, 1831

- Paz y Miño, 1936:5 1780-81 412.000 30.536 (Provincia Pichincha) (65%)

Censo 1950 3.200.000 444.000 (14%) (mayores de 6 años)

Córdova (316 encuestas) 1981-2 8.060.710 IV censo 900.000 (11,2%)

Ministerio Educación (MEC) 1986 9.400.000 2.000.000 (21,3%)

Knapp 1991 9.400.000 1.360.107 (1987) (14.5%)

CONAIE 1990 9.648 189 2.000.000 (20.6%)

Censo 1990 9.648 189 340.000 (3.5%)

Haboud1996 9.648.189 (1990 censo) 2.000.000 (20.6%) (incluye diferentes niveles de


bilingüismo)

PRODEPINE 2002 12.090.804 (censo 2001) 621.517 (5.14%)

Tabla 3: Población quichua en Ecuador

Comunidad Familia

Quechua 64 49

Castellano 24 21

Uso bilingüe 12 30
(A partir de Haboud, 1998).

Tabla 4: Comparación del uso del quichua y el castellano en los niveles familiar

y comunitario en 99 comunidades de la Sierra ecuatoriana (%)

Los autores antes mencionados, muestran además las diferencias entre la competencia
lingüística de los hablantes y el uso de las mismas que favorece el desplazamiento del quichua.
Adultos y jóvenes, en su mayoría preferirían usar el castellano en más contextos comunicativos
bajo el presupuesto de que esto facilitaría el acceso a los cambios acelerados que vive la
sociedad. Esto puede verse en algunos de los testimonios que se transcriben a continuación y
que fueron recogidos entre hablantes de lenguas indígenas6:

«Los padres de familia por el fenómeno de la globalización en algunas ocasiones no quieren


que sus hijos aprendan quichua.» (I G, docente, Cañar)7.

«No desean que aprendan el kichwa, sino el castellano y el inglés.» (SA, supervisor,
Chimborazo.12.03).

«Los padres de familia exigen hablar castellano a sus hijos.» (ÁR, coordinador nacional del
currículo, Pichincha. 12.03).

«¿Y como podríamos avanzar en el negocio sin el inglés?»18 (AJ, Padre de familia. 01.04).

«Desde mi punto de vista, el inglés es lo más importante porque la verdad es que la tecnología
nos pisa los talones, la computación, los libros, todo viene en inglés, imagínese si no nos
formamos bien, entonces seguimos atrasados.» (Sami Pilco, quichuahablante 11.20.97).

«Tenemos que hacernos respetar. Si no mejoramos nuestra situación económica, nunca vamos
a poder salir adelante. Creo que si sabemos otras lenguas, trabajamos mejor, tenemos una
mejor posición y ahí si los mishus (mestizos) han de aprender a respetarnos.» (CC. 93).

Retomando el tema de la pérdida lingüística, Muratorio (1988) en un estudio sobre mujeres


jóvenes en el Napo, encontró una situación de pérdida acelerada de la lengua quichua, lo que
ha provocado brechas generacionales de comunicación y cambios étnicos y culturales
profundos agudizados por la presencia de las petroleras y los medios de comunicación
masivos, especialmente la televisión.
La situación de las otras lenguas amazónicas y de las de la costa es también de gran
complejidad pues aunque varias de estas lenguas no han estado expuestas al mismo tipo de
contacto que el quichua, han venido enfrentando en las últimas décadas, el impacto de las
transnacionales, la guerrilla, la militarización, y la inmigración indiscriminada de colonos no-
indígenas. No es pues sorprendente que lenguas como el awapi’t, a’ingae, paicoca y
huaotededo (waotededo) muestren tal disminución en el número de hablantes al punto que
hablantes monolingües de avanzada edad tienen una comunicación muy limitada con los
jóvenes (ver Contreras 1997-1998; Curnow y Liddicoat,1998; King, 2000; Ventura, 1995;
Vickers, 1989; Vitadello, 1988). A decir de varios estudiosos, algunas de las lenguas amazónicas
enfrentan una doble —y aun triple— subordinación, una frente al castellano, otra frente al
quichua y —en la convivencia con las transnacionales—, al inglés. Todos estos factores han
acelerado la castellanización (Richard Salazar, comunicación personal, 15 de julio de 2002).

La Tabla 5 , intenta resumir cualitativamente la situación de vitalidad de las lenguas indígenas,


a partir de análisis de textos, investigaciones antropológicas y lingüísticas, entrevistas con
líderes de organizaciones indígenas y hablantes de las lenguas9.

COSTA

Awapi’t Tendencia al monolingüismo castellano entre los niños (Curnow y Liddicoat, 1998;
Julián, lider Awa, 06/ 04)

Cha’palaachi >Monolingüismo nativo y bilingüismo castellano (Krainer, 1999; Vitadello,


1988)

Tsa’fiki Monolingüismo nativo en comunidades más alejadas y bilingüismo castellano


generalizado... «en dos generaciones, seguramente los niños hablarán solo castellano». Fuerte
tendencia a castellanización (Dickinson, 2004; Ventura, 1995; Aguavil, lider Tsachila, 10/04)

Epera Pedede Bilingüismo generalizado (Montaluisa , 1998)

SIERRA, AMAZONIA

Kichwa, quichua, runasimi Pérdida notoria a nivel familiar, rechazo de las familias a su
aprendizaje, rol emblemático importante (Büttner, 1993; Floyd, 2000-2004;Haboud, 1992-
2004; Garcés, 2004; DINEIB)

AMAZONIA

A’ingae Monolingüismo L1, bilingüismo entre varones y más jóvenes, tendencia al


monolingüismo castellano entre los más jóvenes (Fischer, 2004; Mirzayan, 1997; Emergildo,
lider Cofán, 11/04)

Shuar Chicham Tendencia al monolinguismo castellano entre los más jóvenes (cf. Hendricks,
1991; Krainer, 1999; Salazar, 2002; Santiago U, lider Shuar, 07/04)

Paicoca Tendencia al monolingüismo castellano en las nuevas generaciones; presencia del


quichua (Vickers, 1989)
Achuar Shiwiar Bilingüismo shuar-castellano, presencia del quichua (Mirzayan, 1997)

Waotededo Mayormente monolingüe hasta los 80. Ahora bilingüismo Wao-castellano y


wao-quichua (Mirzayan, 1997)

Zapara / Kayapi 20 hablantes bilingües zápara-castellano, bilingüismo quichua-castellano y


monolingüismo castellano entre más jóvenes (Andrade, 2002; Lucas, 2002)

Fuente: Haboud para este estudio a partir de fuentes citadas.

Tabla 5: Vitalidad lingüística

A continuación, veamos brevemente algunos de los efectos lingüísticos del contacto


castellano-lenguas indígenas.

2.2. Efectos lingüísticos

La influencia de las lenguas indígenas en el castellano ha sido estudiada en varias ocasiones y


desde diversos puntos de vista10. En esta ponencia, debido a las limitaciones de tiempo, se
ilustra únicamente algunas transferencias del castellano a las lenguas indígenas.

Quichua

trabaja-na / curri-na / levanta-na / trabaja-rka (trabajó)

Illu-s-kuna

ello-s Pl

en Quitu-pi

Prep quito - Pos

A’ingae

Ingi-pa gi lindero-ma sema-jen-’fa

1. pl-assoc 1 lindero-do trabajar-impf-pl

‘Los nuestros están linderando (el terreno)’ (RF, 06/04)

T’safiki

ahora unila laki

ahora hombre triste

‘Ahora el hombre estaba triste’ (AA, 97)


Mientras los ejemplos (1) a (5) muestran casos de préstamos léxicos, transferencias
morfosintácticas o extensiones semánticas en tres lenguas indígenas diferentes, el ejemplo (6)
a continuación, nos permite ver la tendencia a la castellanización que algunos
quichuahablantes jóvenes presentan a nivel de estrategias discursivas. Esto se evidencia en la
siguiente comparación de dos versiones de un mismo cuento narradas por un abuelo (1a) y su
nieto (1b).

Ejemplo (6):

(1a)

jawa altopi talak talak talak rirka llama tigre kanchaman mitikuchirka alli

arriba altoLOC talak talak talak ir3PAS borrego tigre fuera-a huir hacer3PAS bien

nishpa. chaymanta llama silbarka nin japiy! mikuy! tukuchiy! japiy!

decirGER ahí borrego silbar3PAS decir3Pr cogerIMP comerIMP destruirIMP cogerIMP

katiy! nishpa nin

seguirIMP decirGER decir3Pr

«Arriba en lo alto talak talak talak hizo la llama, le hizo huir al tigre, diciendo: “bien”.
Entonces, dicen que la llama silbó: ¡Cógelos! ¡Cómetelos! ¡Destrúyelos! ¡Cógelos! ¡Síguelos!,
diciendo, dice».

(1b)

chaymanta chay leonkuna maliciarka garrapi tak tak tak pampayamurka, ñachu?

Ahí ese león PL sospechar-PAST garraLOC tak tak tak caer-DIRPAS verdad

Chaymanta illusta mitikurka punkuta paskashpa shitashpa. Chaymanta llamaka

Ahí ellos-OD huir 3PAS puerta-OD abrirGER tirarGER ahí borrego-TOP

jawaman llukshishpa ¡cógele! ¡cómele! nishpa silbarka

arriba a salirGER cogerIMP-3P comerIMP-3P decirGER silbar-3PAS


«Entonces los leones sospecharon, en su garra, tak, tak, tak se cayó, ¿verdad?. Estaban hechos
para huir, tirando, abriendo la puerta. Entonces el borrego salió desde arriba: ¡Cógele!
¡Cómele, diciendo, silbó»11.

Un análisis rápido de la narración anterior, nos permite ver que (1b):

es una versión recortada de (1a)

presenta un incremento de morfemas léxicos del castellano (nombre, verbos)

presenta un incremento de morfemas funcionales del castellano, como el pronombre de


tercera persona plural (ellos), en el que se ha mantenido el morfema flexivo pluralizador del
castellano y además el morfema pluralizador del quichua (-kuna)

transforma las onomatopeyas en expresiones monosilábicas

tiende a suprimir marcadores de evidencialidad (nina Q. ‘decir’) (en negrilla)

¿Qué implica esto en el mantenimiento de una lengua?, retomando el comentario de Floyd,


(2003:20): «Es cierto que el contacto de lenguas da nuevas formas a varios aspectos del arte
verbal, pero tanto en cuanto se mantenga la tendencia hacia el desplazamiento de las lenguas,
muchos de los géneros usados tradicionalmente se diluirán con las lenguas en las que se los
produce».

En la siguiente sección se describen algunas de las estrategias que han intentado favorecer la
creación de un bilingüismo / multilingüismo estable para lograr «desarrollo con identidad»
(Federación Awa, Nov, 11, 04).

3. ¿Es posible llegar a una negociación permanente con el castellano y la modernización?

3.1. Desde la legislación

Desde la legislación y la oficialidad, se han dado importantes avances para favorecer el


carácter multilingüe y multiétnico del país. Así, mientras el Artículo 1 de la Constitución de
1945 señala que el castellano es la lengua oficial del Ecuador, mientras el quichua y las otras
lenguas indígenas son parte del bagaje cultural del país. En las últimas reformas a la
Constitución (1998), Art.1, se estipula que:

«El Estado respeta y estimula el desarrollo de todas las lenguas de los ecuatorianos. El
castellano es el idioma oficial. El quichua, el shuar y los demás idiomas ancestrales son de uso
oficial para los pueblos indígenas, en los términos que fija la ley.»

Igualmente, en las últimas décadas se han logrado cambios significativos a favor del
pluralismo. Veamos:
1997: el Ecuador ratifica la Organización Internacional del Trabajo con la Convención número
169 relacionada con los pueblos indígenas en países independientes, protegiendo sus derechos
colectivos.

1998: en la Constitución reformada se reconoce el uso de lenguas indígenas así como los
derechos colectivos.

1999: el Ministro de Salud reconoce la Dirección Nacional de Salud Indígena, valorizando los
conocimientos y prácticas de salud ancestrales.

2000 y 2001: líderes indígenas, liderados por Nina Pacari, ex ministra de Relaciones Exteriores,
presentaron reformas a la Constitución en relación con el uso de lenguas ancestrales a nivel
nacional (Ley de uso oficial de los idiomas ancestrales del Ecuador)12.

Últimos 20 años: varias asociaciones de segundo grado en diferentes provincias del país, han
elaborado una serie de Principios y Fundamentos para el Fortalecimiento de los Pueblos
Indígenas, los mismos que incluyen el derecho al bilingüismo (Almeida, 2000; GTZ/ COICA, s/f).

A partir del año 2000: Traducción de la Constitución al quichua (Conejo y De la Torre, 2002), y
del Plan Nacional de Derechos Humanos del Ecuador en cinco idiomas (español, quichua,
inglés, francés, portugués) (García, 2000).

Ahora bien, que se mencionen oficialmente las lenguas indígenas y que se den estos avances
en el nivel legal, no implica que en la práctica se las reconozca o se las impulse públicamente.
Todavía es prioritario que el Gobierno ecuatoriano y las instituciones educativas y de
desarrollo, promuevan públicamente la construcción de un Estado plurinacional, multilingüe y
multiétnico que funcione en la práctica, abierto al mundo pero sin anular a las poblaciones
minorizadas (Garcés, 2004; León, 2002).

3.2. Desde la educación: ¿Educación indígena? ¿Educación para todos? ¿Castellanización o


multilingüismo?

En el plano educativo, el Ecuador ha demostrado estar al frente de las reformas y de la


planificación actualizada que busca generar interrelaciones más equilibradas entre la
población en general. Así lo demuestra el continuo desarrollo y modernización de programas
educativos bilingües (Tabla 6). La educación indígena intercultural bilingüe tiene al momento
1970 centros educativos: 43 centros preescolares, 1800 escuelas primarias, 120 Institutos
Pedagógicos (IPIB) y 7 institutos técnicos. Aspira a concretar convenios con varios países de la
Unión Europea para desarrollar nuevos programas en todas las regiones del país, así como la
creación de universidades estatales y de la Academia de lenguas indígenas con la ayuda de la
Unesco13.
Agentes (Institución) Región Año (s) Modelo

Leng. Indígena.
Escuelas indígenas de Cayambe
Sierra (Pichincha) 1940 - 1963 Mantenimiento.
Dolores Cacuango (FEI)
Afirmación identitaria.

Evangelización,
Amazonía
Instituto Lingüístico de Verano 1952 - 1981
Asimilación /
Sierra
aculturación.

«Desarrollo»,
Sierra asimilación.
Misión Andina 1956
(Chimborazo)
L1 no está en currículo.

Mantenimiento L1 /
identidad.
Escuelas Radiofónicas Populares Sierra
1964 hasta hoy
del Ecuador – ERPE (Chimborazo)
Ahora, Castellano
exclusivamente.

Sistema Radiofónico Shuar –


1972
SERBISH Mantenimiento.
Amazonía
Oficialización,
Federación Shuar/Misión Lenguas Shuar / Achuar.
1979
Salesiana / MEC

Bilingüe quichua–
Escuelas Indígenas Simiatug castellano.
Sierra (Bolívar) 1970
La Fundación Runacunapac Mantenimiento.
Yachana Huasi – FRYH
Trabajo comunitario.

Alfabetización L1 / L2.
Centro de Investigación para la Sierra Mantenimiento y
Educación Indígena – CIEI-PUCE- Costa 1978-1981 desarrollo.
MEC Amazonía * Oficialización.
* Participación indígena.

Bilingüismo de
Proyecto de Educación
Mantenimiento.
Intercultural Bilingüe (P.EBI- 1985-2000
Se inicia con 75
GTZ)*
escuela Sierra Todo el país /
Desde 198
Interculturalidad para
Apoyo a CONAIE y DINEIB
todos

Fuente: Haboud para este estudio a partir de fuentes citadas.

* Ver Abram (1992) y Krainer (1996) para una descripción detallada del trabajo de la primera
fase del P.EBI/GTZ.
Tabla 6: Educación indígena en Ecuador

Tabla 6: Educación indígena en Ecuador

Un análisis reciente del sistema educativo intercultural bilingüe (Garcés, 2004: 30), comenta
que a pesar de los muchos avances que se han logrado en el campo educativo, no se ha
propiciado un bilingüismo estable, sino que hay una tendencia hacia el monolingüismo
castellano. Esto ha incidido también en la formación de jóvenes maestros quienes presentan
serias deficiencias en el manejo tanto oral como escrito de las lenguas indígenas, lo que influye
directamente en su uso en el aula, independientemente de la realidad lingüística de los
educandos. Los educadores bilingües en su mayoría no emplean el idioma indígena en la
enseñanza, por lo que los niños tienden a la castellanización. A esto se suma que los padres de
familia promueven el monolingüismo castellano en el seno familiar (2004: 37)14.

En la búsqueda de «Interculturalidad para todos», la reforma curricular de 1994 aceptó


cambiar el contenido para todas las escuelas hispanohablantes15 basándose en la realidad
múltiple del país (ver Soto, 1994), desafortunadamente, en la práctica, los cambios han sido
mínimos. Como se vio anteriormente, los padres prefieren que la educación se la imparta en
castellano, e inclusive varios maestros y líderes indígenas envían a sus hijos a escuelas hispanas
pues buscan el «bilingüismo como arma de sobrevivencia [...] si vamos a defender nuestra
tierra, hay que hablar bien castellano. Por eso algunos de nosotros mandamos allá a los hijos...
mi hija tiene 10 años y vea, ella si que habla muy bien castellano, mejor que yo...» (Emergildo,
líder Cofán, Nov, 5, 04).

Así pues, la educación bilingüe, si bien ha generado una concientización identitaria, no parece
haber tenido gran éxito en el mantenimiento de las lenguas, por lo que en el ámbito educativo
se vuelve urgente «...repensar la propuesta del Sistema EIB desde una mirada más compleja de
la realidad lingüística del país; es decir, comenzar a dejar de ver la realidad de plurilingüismo
desde el simplismo clasificatorio lengua indígena y/o castellano, cuando pareciera que los
grados de bilingüismo, los usos simbólicos del manejo o no de la lengua indígena, los procesos
acelerados de pérdida de lengua indígena en determinadas zonas, la forma creativa de usos
textuales interlingüísticos, etc. muestran una realidad mucho más compleja y rica de lo que se
percibe en los materiales educativos, en la formación de maestros y en la política lingüística
institucional» (Garcés, 2004: 44).

A partir de tal complejidad, se ha intentado en algunos medios de comunicación masiva abrir


algún espacio para «apostar por la diversidad del Ecuador» (Silva, 2004)16, con programas
bilingües y multilingües que tratan de ir más allá de la temática agrícola, de la de salud17 o de
la evangelización (COMIBAM, 2002) para demostrar que la interculturalidad, (¿o deberíamos
más bien hablar de pluralismo?18), el multilingüismo y la modernidad no están divorciados.
Este es por ejemplo, el caso de publicaciones trilingües (castellano, inglés y quichua) editados
por jóvenes universitarios del país con el fin de «...abrirse a otras lenguas, de conocer más y de
buscar más tolerancia»19. Si bien este es un caso limitado al que accede sobre todo la clase
media del país, es un intento de poner en práctica algunas de las propuestas que han tenido
poco éxito en las aulas, y ningún efecto en la vida diaria: interculturalidad para todos,
tolerancia, pluralismo y modernidad.
Bajo estas mismas premisas, algunas escuelas indígenas rurales han iniciado intercambios
estudiantiles de corto plazo entre centros educativos urbanos de la ciudad de Quito y escuelas
indígenas. El objetivo es facilitar el conocimiento del «otro» y practicar al menos tres lenguas:
la lengua indígena, el castellano y el inglés20.

3.3. Desde el ámbito empresarial: turismo comunitario

En los últimos años algunas poblaciones indígenas de todo el país han iniciado empresas
ecoturísticas comunales de autogestión. En ellas, se ofrece al visitante clases de lengua
indígena, así como también prácticas de salud, nutrición y arte. Esto podría promover el
mantenimiento lingüístico-cultural y motivaría relaciones de interculturalidad siempre y
cuando los diálogos y la instrucción se desarrollaran en la lengua local a manera de un proceso
de inmersión cultural en el mundo indígena21. Sin embargo en la mayoría de casos, lo indígena
se convierte en un atractivo turístico y folclórico que no llega a articular los propósitos de
mantenimiento e intercambio cultural (O Santillán, comunicación personal, abril, 2002).
Muchos de estos proyectos se llevan a cabo con fundaciones y organizaciones no
gubernamentales, como la organización Sinchi Sacha, que trabaja con quichuahablantes de la
zona nororiental. Su presidenta comenta: «...ellos son los dueños de esto y deben tener la
posibilidad de manejar y mantener lo que les pertenece [...] los idiomas, la tecnología no son
adornos para ellos, son instrumentos de trabajo, de sobrevivencia...» (CS, 11.10.97)22

Si bien estos casos puntuales son alentadores, en la cotidianidad la sociedad ecuatoriana sigue
inmersa en contradicciones en cuanto a la presencia indígena y al uso de sus lenguas, pues
aunque se proclama públicamente que todos los ecuatorianos tenemos un pasado indígena, se
sigue rechazando el carácter multiétnico, multicultural y multilingüístico del país o
invisibilizándolo. Así lo demuestran varios sondeos desarrollados en universidades de la capital
en relación con el conocimiento, las actitudes y prácticas de interculturalidad posibles de la
sociedad mestiza con las poblaciones indígenas y sus lenguas. La mayoría de los entrevistados
(90% de un universo muestreado de 400 personas) dijeron no saber cuantas lenguas indígenas
hay, al menos un 40% dijo «no conocer a ningún indígena» y no más del 10% se mostró
interesado en aprender una lengua indígena por ser disfuncional.

Las actitudes lingüísticas hacia la población minorizada siguen basándose en prejuicios y en la


concepción de que «...lo indígena debe desaparecer para poder avanzar y modernizarse...».

Es comprensible entonces que la castellanización sea vista como el pasaje a la sociedad


mayoritaria y a la modernidad. Lastimosamente, en este proceso, no solo que se van
perdiendo las lenguas, sino que además los nuevos hablantes están doblemente aislados, no
se identifican con su propia comunidad, pero tampoco a la modernidad que no acepta su
castellano ruralizado y considerado de segunda clase. Aun los políticos indígenas saben que
tendrán mayor aceptación solo «si han aprendido a hablar bien» o estarán confinados al
rechazo y al aislamiento. Pero, el aislamiento ya no es posible en este tiempo de
comunicaciones rápidas y de globalización. Al contrario, las poblaciones minorizadas quieren y
exigen tener participación ciudadana con todos sus derechos; esto incluye, el derecho a la
palabra que como expresa un profesor bilingüe: «...es propiamente rescatar los valores que
hemos perdido... es valorizar nuestra idioma de las diferentes nacionalidades, es aprender de
las dos culturas tanto el hispano como la de los indígenas, así algún día nos avanzamos
lograremos lo que queremos: estado plurinacional y pluricultural» (Vanegas, 1994: 150).
Esto, sin embargo, tiene que ser una tarea de doble vía e inmersa en un contexto global para
poder garantizar la sobrevivencia de las lenguas minorizadas, pues como dice Laponce (2003:
62): «...la mejor estrategia geopolítica de defensa de una lengua minorizada se da en la
mezcla babilónica [...] la estrategia frecuente de proteger las lenguas minorizadas por medio
del asilamiento territorial y funcional, llevada al extremo, tiene efectos negativos y debilita la
cultura y la lengua».23

A modo de reflexión: ¿monolingüismo? ¿bilingüismo? ¿aislamiento? ¿reterritorialización?

A lo largo de este trabajo hemos visto cómo en la relaciones de contacto, las lenguas indígenas
van siendo desplazadas, y cómo el bilingüismo no es más que una especie de interlengua
dirigido al monolingüismo. Las lenguas indígenas se van perdiendo como en goteo permanente
(leaking diglosia) en un proceso que se agudiza por su situación de subordinación frente a la
sociedad dominante y a la(s) lengua (s) de prestigio.

También hemos mencionado como desde la legislación y las propuestas educativas y


empresariales se ha tratado de otorgar a las lenguas minorizadas y a sus pueblos, aunque con
muy poco éxito, el derecho a la palabra y el derecho a ser. Esto quizá sea posible si se da en la
sociedad dominante un cambio drástico de actitudes y de prácticas, es decir, una especie de
reformulación de la historia. Para esto, hay experiencias puntuales que deberíamos reprisar a
gran escala.

Recordemos que cuando se pierde una lengua, se pierde la identidad de pueblos enteros, se
cambia su mundo. «Los Shuar quieren conquistar el bilingüismo» dice Almeida (2000), pero «si
la lengua de una sociedad entra en crisis y los jóvenes ya no quieren hablarla, es toda la
identidad de aquel pueblo que empieza a desmoronarse [...] y el destino de aquel pueblo
queda fijado: se convertirán en campesinos pobres, diseminados por una tierra que ya no es
suya, ya sin historia ni el orgullo de haber sido un pueblo fuerte. Bien lo dice Amodio
Emanuele, líder shuar24: “Las palabras sirven a todo pueblo para nombrar las cosas y a las
personas. Las palabras sirven para decir y para organizar el mundo, sirven para comunicarse
[...]. Cantan las mujeres shuar encaminándose hacia la huerta para sembrar [...] llaman a los
frutos y las plantas, diciendo:

Nunkui nua asana

Yurumka untsukuitjai...

‘...Porque soy una mujer-Nunkui,

Llamando la comida estoy...’

¿Cómo podremos llamarlos, si olvidamos sus nombres? ¿Responderían tal vez, si los
llamáramos con nombres extranjeros?”».

Lamentablemente, parece que debemos aceptar que el Ecuador como país no ha logrado
desarrollar todavía una práctica vivencial en relación con los pueblos minorizados. Esta
situación se la ha enfrentado ignorándolos, estrategia que no es más que una política de
homogeneización que niega la posibilidad de generar una sociedad verdaderamente pluralista
y con proyección al mundo globalizante de hoy.

Quisiera terminar con un llamado a quienes nos hemos reunido hoy, para comprometernos a
generar formas innovativas de invadir espacios e invadir conciencias que promuevan el
respeto a la palabra y el derecho a la vida.
 Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) (1990) Ñucanchic
Shimi 1. Quito: MEC/DINEIIB/CONAIE.

 Chiodi, F. (ed) (1990) La Educación Indígena en América Latina. (México, Guatemala,


Ecuador, Perú, Bolivia). Quito: EBI, Abya-Yala.

 Kany (1969 [1963]) Sintaxis Hispanoamericana (Tr. Martin Blanco Alvarez). Madrid: Gredos.

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