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Mesa redonda 1. Salud mental.
Reto de futuro en Atención Primaria
Moderador: Ramón González Correales
destrucción psicológica tras una serie de conductas que, recientes señalan que entre el 5% y el 11% de la población
de forma aislada, podrían parecer intrascendentes, pero de occidental trabajadora podría ser víctima de este tipo de
forma repetida y constante, tienen efectos perniciosos. violencia, habiendo cifrado Anderson en un 8% la pobla-
El mobbing no debe ser confundido con el exceso de tra- ción europea que sufre el acoso psicológico en el trabajo2-
bajo, los roces o problemas de relación con algunos com- 4. La encuesta de la Fundación Europea para la Mejora de
pañeros del mismo, la presión de nuestros superiores o de las Condiciones de Vida y Trabajo de 1996 cifraba en 12
nuestros clientes – pacientes – usuarios, la angustia que se millones de personas el número de afectados por el acoso
experimenta ante situaciones complicadas, etc. Este aspec- moral5. En este sentido Leymann llevó a cabo un estudio
to es importante porque cuando un vocablo especializado con 2.428 sujetos y encontró que un 14,41% lo había pa-
alcanza un empleo cotidiano y generalizado, es frecuente decido6. En cualquier caso, las cifras varían mucho de
que se utilice para todo tipo de asuntos relacionados con unos estudios a otros, dependiendo en gran medida de los
el mismo, introduciendo elementos de confusión y gene- criterios definitorios empleados y la metodología del estu-
ralización en los que los profesionales no deberían caer. dio.
El médico de Atención Primaria debe conocer la exis- En el ambiente sanitario se han comunicado riesgos
tencia de este problema y estar capacitado para realizar un muy elevados de acoso moral al tratarse de un entorno
primer abordaje diagnóstico que no será fácil. El diagnós- muy competitivo, con estructuras piramidales muy marca-
tico diferencial entre el mobbing real y el falso mobbing se- das, casi feudales, y donde con cierta facilidad pueden
rá el primer reto al que deberá enfrentarse. Posteriormen- promocionarse los “mediocres obedientes”, que reúnen
te, la diferenciación con otras patologías como el estrés perfiles afines a los del acosador y que pueden aflorar en
laboral, el burnout, el acoso y la intimidación sexual en el situaciones en las que puedan ver peligrar su posición o
trabajo, etc. Por último, deberá también conocer las con- “autoridad”. Así, en 1999, un estudio publicado en el Bri-
secuencias que el mobbing, en caso de existir, ha produci- tish Medical Journal, y realizado sobre 1.100 trabajadores
do en el paciente. Esta complicada labor diagnóstica tiene sanitarios concluía que el 38% tenía experiencias de uno o
como objetivo la implantación de planes de cuidados diri- más tipos de acoso moral sufridos durante el año anterior,
gidos a los problemas detectados: actividades preventivas, y que el 42% había sido testigo de hostigamiento psicoló-
tratamientos psicológicos, farmacológicos, necesidad de gico a otros compañeros7-9.
incapacitación laboral transitoria, consejo legal, etc. Las Por otra parte se estima que aproximadamente un 10%
claves para una atención adecuada, una vez más, se en- de los suicidios consumados es atribuido a conductas re-
cuentran en las propias bases conceptuales de la Atención lacionadas con el mobbing10.
Primaria, que atiende al individuo en el nivel más accesi-
ble, desde un punto de vista integral (biopsicosocial) e in-
tegrado (al tener en cuenta aspectos preventivos y de pro- ¿QUÉ ES EL MOBBING?
moción de la salud, tratamiento, rehabilitación y El concepto de mobbing proviene del verbo to mob, cuya
reinserción social), y para lo que será preciso el trabajo en traducción literal podría hacerse mediante los siguientes
equipos interdisciplinares de Atención Primaria (Medicina términos: atropellar, molestar, acosar, maltratar, linchar,
de Familia, Enfermería, Trabajo Social), y contar con la atacar en masa, etc. Tiene su origen en los estudios reali-
inestimable colaboración del especialista en Psiquiatría zados por el etólogo Konrad Lorenz, que lo describió al es-
cuando ello fuera preciso. tudiar las conductas de supervivencia de algunas especies
animales, que empleaban el ataque de coaliciones de
miembros débiles de una misma especie animal contra in-
EPIDEMIOLOGÍA DEL MOBBING dividuos más fuertes que ellos. Posteriormente, Heinz Ley-
El mobbing es un importante problema social por su re- mann retoma este concepto y lo aplica al ámbito laboral,
percusión en la salud de la persona afectada, los elevados definiéndolo como aquella situación en la que una perso-
costes indirectos que ocasiona, e incluso desde un punto na, o grupo de personas ejercen una violencia psicológica
de vista epidemiológico por el elevadísimo número de per- extrema, de forma sistemática (al menos una vez por se-
sonas que pueden estar sufriendo las consecuencias del mana) y recurrente (como mínimo de 6 meses) sobre otra
mismo. En España, según los datos de la encuesta sobre la persona o personas en el lugar de trabajo, con la finalidad
violencia en el entorno laboral, desarrollada por Piñuel en de destruir el entramado de comunicación de la víctima o
la Universidad de Alcalá, más de 1,5 millones de personas víctimas, destruir su reputación, perturbar el ejercicio de
son víctimas de hostigamiento laboral, lo que supone más sus labores y lograr que finalmente esa persona, o perso-
del 12% de los trabajadores en activo1. Además, uno de nas, acabe abandonando el lugar de trabajo. Entre las ca-
cada tres trabajadores manifestó haber sido víctima de racterísticas más destacables de las conductas del mobbing
maltrato psicológico en su vida laboral con una frecuencia destacan: la intencionalidad, la repetición, la persistencia
semanal, y cerca del 77% de los afectados señaló un apo- en el tiempo, la asimetría y su objetivo final que es la des-
yo escaso o nulo en sus organizaciones. El número de tra- trucción psicológica del acosado y el abandono “volunta-
bajadores afectados podría ser incluso mayor, puesto que rio” de la organización por parte de éste. Leymann lo des-
muchos de ellos no se atreven a denunciar estas situacio- cribe como “un proceso de destrucción que se compone
nes por el temor de perder su puesto de trabajo. Estudios de una serie de actuaciones hostiles que aisladamente po-
EL ORIGEN, DESARROLLO
Y LOS TIPOS DE MOBBING
drían verse como anodinas pero que al ser constantes tie- El origen del mobbing no tiene una explicación sencilla, y se-
nen efectos perniciosos”11-15. Con esta definición se po- rá diferente en cada caso. Se han propuesto factores relacio-
drían descartar los incidentes leves, propios de la conflic- nados con los perfiles profesionales y personales de los pro-
tividad dinámica cotidiana de las organizaciones tagonistas del acoso. Así, se han identificado rasgos
modernas, que sin embargo explican el origen de muchas narcisistas, psicopáticos y paranoides en la personalidad de
de las situaciones calificadas de acoso psicológico, lo que los acosadores, y no existen evidencias para afirmar que
llamaría Piñuel las organizaciones tóxicas16. existan trabajadores que, por sus características personales,
Leymann determinó, en una lista de 45 actividades que puedan ser etiquetados apriorísticamente como víctimas
definió como Leymann Inventoy of Psychological Terroriza- propiciatorias. Por tanto, desde esta premisa, cualquier per-
tion (LIPT) aquellas conductas que podían considerarse sona podría verse afectada por este problema. Sin embargo,
mobbing. Estas conductas pueden diferenciarse en 5 apar- la reacción del hostigado y las consecuencias que se derivan
tados: sí que pueden variar en función de unas determinadas ca-
Factores situacionales
Factores individuales
Figura 1. Modelo integrador explicativo del mobbing. Adaptada de Viana AT, et al29.
racterísticas personales (vulnerabilidad, sensibilidad, empa- – Primera fase: de conflicto. El origen y el motor del
tía, autoexigencia, etc.)22-28. Existen también unos factores mismo son los conflictos interpersonales, y el acosador no
situacionales que son precisos para que el mobbing pueda parará hasta lograr su objetivo final, esto es, la destrucción
producirse: el secretismo de las actuaciones, la autoculpabi- psicológica del trabajador afectado.
lización de la víctima y la existencia de testigos mudos – Segunda fase: de mobbing o de estigmatización. Im-
(cómplices). Al mismo tiempo la existencia de sistemas de plica la recurrencia de las actitudes hostigadoras y la para-
organización “pobres” (burocratizados, rígidos, con exceso lización de la víctima por conductas de evitación o de ne-
de trabajo, etc.), facilita la aparición de situaciones de acoso gación. De esta manera es fácil que la balanza se incline
psicológico en el trabajo29 (fig. 1). siempre hacia el mismo lado.
Con esas premisas el mobbing puede desarrollarse y su – Tercera fase: de intervención desde la empresa. Es una
proceso puede dividirse, didácticamente, en 4 fases30 (fig. 2): fase de encrucijada. Desde un nivel jerárquico superior se
puede actuar de dos maneras: positivamente, por ejemplo,
fomentando el diálogo, permitiendo un cambio de puesto
de trabajo, etc., o negativamente, intentando “quitarse el
problema de encima”, aplazando la resolución del conflic-
Fase 1: fase de conflicto Acosador (A)
to, con bajas médicas sucesivas, el despido del trabajador,
etc. Al elegir este camino la empresa habrá sido cómplice
Victima (V) de los objetivos del acosador, puesto que mantendría la si-
tuación de desequilibrio y favorecería la entrada en la
Fase 2: fase de Mobbing cuarta fase.
A
– Cuarta fase: de marginación y/o exclusión de la vida la-
v
boral. En la que el trabajador convivirá con las secuelas que
las conductas de hostigamiento le produjeron, además de
Fase 3: fase de intervención desde la empresa
permanecer excluido definitivamente del mercado laboral.
En función del lugar que ocupan los protagonistas del
A
A
mobbing en la escala jerárquica de las organizaciones se han
v
v distinguido varios tipos de acoso, que son los siguientes:
3A: Intervención negativa 3A: Intervención positiva – Descendente: o bossing (del inglés boss – jefe). Es la si-
tuación más habitual en la que el acosador posee una po-
Fase 4: fase de exclusión de la vida laboral sición de superioridad, jerárquica o de hecho, frente al
acosado.
– Ascendente: se trata del acoso psicológico sufrido por
Figura 2. Fases de desarrollo del mobbing. personas que ostentan rangos jerárquicos superiores que
– Probablemente será necesaria la utilización de ansio- 22. Albini E, Benedetti L, Giordano S, Punzi S, Cassitto MG. Dysfunc-
tional workplace organization and mobbing. 4 representative cases.
líticos, y antidepresivos (de fácil manejo, última genera- Med Lav 2003;94(5):440-9.
ción y con un adecuado perfil de efectos secundarios). En 23. Bach S. On the narcissistic state of consciousness. Intern J Psycho-
ocasiones será preciso, y durante unos días, la prescripción analysis 1997;58:209-33.
de un hipnótico que facilite el descanso de la persona que 24. Baumeister R. Relation of threatened egotism to violence and agre-
sion: the dark side of high self-esteem: Psychological Review
puede llevar meses sin dormir bien. 1996;103:5-33.
– Asimismo, se complementará esta intervención con 25. Carreras MV, Cosculluela A, Freixa M, Gómez J, Lucaya D. Acoso
otra, dirigida tanto a mejorar el análisis de la situación co- moral en el trabajo, mobbing. Aula Médica Psiquiatría, 2002.
mo el afrontamiento de las dificultades y obstáculos con 26. Field T. Bully in sight: how to predict, resist, challenge and combat
workplace bullying, success unlimited, wantage. Oxfordshire,
que se encuentra (intervención cognitivo-conductual bási- 1996.
ca), de modo que se limiten las consecuencias el máximo 27. Fornes J. Mobbing. Psychologic abuse in the work setting. Rev En-
posible. ferm 2001;24(11):20-6.
– También deberá explorarse sobre las consecuencias fa- 28. Kernberg OF. Borderline personality organization. J Am Psychoanal
Assoc 1967;15:641-85.
miliares e incluso en ocasiones tratar de dirigir al paciente 29. Viana AT, Gil MV. Mobbing: psicoterror laboral o acoso psicológico
hacia una intervención familiar. en el trabajo. Semergen 2003;29(9)471-84.
En la tabla 3 se proponen algunas estrategias que pue- 30. Martín F, Pérez J, López JA. Nota Técnica de Prevención 476: El
hostigamiento psicológico en el trabajo: mobbing. Instituto Nacio-
den ser útiles para superar el mobbing20. nal de Seguridad en Higiene en el Trabajo, 1998.
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Aunque los procesos de duelo pueden asociarse a pér-
Pietra B, et al. A new risk in the occupational medicine setting: didas de índole muy diversa (empleo, vivienda, bienes, si-
mobbing. Med Lav 1992(1):61-9. tuaciones, etc.), en nuestra cultura se refiere en general a
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bajo. Maliaño (Cantabria): Editorial Sal Terrae, 2001. de un ser querido, que puede presentar algunos síntomas
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tegias de acoso psicológico: El LIPT-60. Psiquis 2003;24:59-66.
– Bajo estado de ánimo, tristeza, desinterés.
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comes. Eur J Work Org Psychol 1996;5(2).
20. Piñuel I. Mobbing. Manual de autoayuda. Claves para reconocer y
– Ideas de muerte: pensamientos en torno al deseo de
superar el acoso psicológico en el trabajo. Aguilar S. A. de Edicio- haber muerto en lugar de la persona perdida o de haber fa-
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21. López MA, Vázquez P. Mobbing: cómo prevenir, identificar y solu- – Anorexia, pérdida de peso.
cionar el acoso psicológico en el trabajo. Ediciones Pirámide, S. A.,
2003. – Insomnio.
– Abandono de las actividades sociolaborales. No existe rigidez en las etapas establecidas sino que hay
– Pueden producirse trastornos sensoperceptivos transi- solapamiento y fluidez entre ellas. El proceso de duelo no
torios en forma de alucinaciones en las que el paciente re- suele tener un tiempo de duración establecido y hay as-
fiere ver o escuchar la voz de la persona fallecida. pectos que persisten indefinidamente sin interferir en el
La persona considera sus sentimientos depresivos como funcionamiento de la persona.
“normales”, pero puede buscar alivio sintomático (insom-
nio, anorexia, etc.).
FACTORES DETERMINANTES
El curso de la reacción de duelo viene influenciado por di-
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL CON LA DEPRESIÓN versos factores:
MAYOR – Personalidad y cogniciones del sujeto: vinculación
El diagnóstico de trastorno depresivo mayor se debe plan- ansiosa, ambivalencia obsesiva.
tear cuando el cuadro depresivo persiste más de dos me- – Características de la muerte: la reacción no es la mis-
ses desde el fallecimiento y concurren los síntomas si- ma ante una muerte esperada que si es repentina o cala-
guientes: mitosa (por homicidio, suicidio o accidente).
– Sentimientos de culpa inapropiados por las cosas – Edad del difunto: más intensa si es prematura: niño,
más que por las acciones recibidas o no recibidas por el su- adolescente o joven.
perviviente en el momento de morir la persona querida. – Naturaleza del vínculo de relación: nivel de apego al
– Pensamientos de muerte diferentes a sentir que me- ser querido fallecido.
jor estaría muerto. – Antecedentes personales del deudo: duelos anteriores
– Preocupación mórbida con sentimiento de inutili- y elaboración de éstos. Experiencias infantiles predispo-
dad. nentes a elaboración insuficiente y/o psicopatología.
– Inhibición psicomotora acusada. – Redes sociales de contención (familia, amigos, profe-
– Grave deterioro funcional. sionales, etc.).
– Alucinaciones complejas y persistentes distintas a la – Acontecimientos vitales intercurrentes.
aparición del difunto. – Edad, sexo, salud, etc., del que sobrevive.
bien por defecto (ausencia de manifestaciones de pesar). – Canalizan la redistribución de bienes y ayudan a con-
Se da entre el 5% y el 20% de las reacciones de duelo. Las cluir asuntos no acabados con el difunto.
diferentes modalidades de duelo complicado son: – Tienen valor simbólico y de comunicación.
– Duelo ausente o retardado: se produce una negación – Facilitan las expresiones de pesar de la comunidad
de fallecimiento con una esperanza infundada de retorno (cohesión social).
del finado, padeciendo un intenso cuadro de ansiedad y
deteniéndose la evolución del duelo en la primera fase.
– Duelo inhibido: se produce una “anestesia emocio- ATENCIÓN AL DUELO EN ATENCIÓN PRIMARIA
nal”, con imposibilidad de expresar las manifestaciones de El médico y la enfermera de Atención Primaria tienen un
la pérdida. papel destacado en la atención de los procesos de duelo,
– Duelo prolongado o crónico: con persistencia de la gracias a su gran accesibilidad. No todos los duelos deben
sintomatología depresiva, más allá de los 6-12 meses. El “profesionalizarse”. El equipo de Atención Primaria de Sa-
duelo se detiene en la segunda fase. lud debe concentrar sus atenciones en:
– Duelo no resuelto: similar al anterior, permaneciendo – Acompañar el duelo de los pacientes que lo comuni-
el paciente “fijado” en la persona fallecida y en las circuns- quen o soliciten ayuda.
tancias que rodearon su muerte, sin volver a su vida habi- – Prevenir la aparición de algunos duelos patológicos,
tual. El duelo se ha detenido entre la segunda y tercera fa- al menos en los cuidadores de ancianos, pacientes graves
se. y terminales.
– Duelo intensificado: se produce una intensa reacción – Intentar reconducir duelos que toman un curso pa-
emocional tanto precoz como mantenida en el tiempo. tológico.
– Duelo enmascarado: se manifiesta clínicamente por – Valorar la aparición de psicopatología que precise
síntomas somáticos. atención en el CSM.
– Reacciones de aniversario, anormalmente dolorosas:
más allá del primer año se presupone que las reacciones de
aniversario no deben conllevar un serio recrudecimiento ACTITUD ASISTENCIAL ANTE EL DUELO
de las emociones. EN ATENCIÓN PRIMARIA
– Actitud receptiva, observadora y empática.
Duelo psiquiátrico – Facilitar la comunicación verbal de vivencias.
En esta forma de duelo se produce la aparición de un ver- – Valorar los factores de riesgo.
dadero trastorno psiquiátrico, cumpliendo todos los crite- – Si hay graves trastornos del sueño: medidas higiéni-
rios para su diagnóstico. Se distinguen varios tipos clíni- cas, y si es necesario benzodiacepinas (máximo 3-4 sema-
cos: nas y no en personas dependientes).
– Histérico: identificación con la persona fallecida, pre- – Diferenciar la evolución del duelo normal y del due-
sentando un cuadro parecido al que motivó su falleci- lo patológico.
miento. – En el caso del duelo normal realizar un seguimiento
– Obsesivo: tendencia a los rituales como intento de a los 6 meses y al año.
controlar el recuerdo del fallecido. La ambivalencia emo- – En el duelo patológico valorar la posibilidad de soli-
cional crea en él fuertes sentimientos de culpa, que suelen citar interconsulta al CSM.
abocar en una depresión grave y prolongada.
– Melancólico: destaca la pérdida de la autoestima y la
ideación suicida. VALORACIÓN DE LOS FACTORES DE RIESGO
– Maníaco: negación sostenida. Se produce un cuadro EN UN PROCESO DE DUELO
de excitación psicomotriz y humor expansivo que evolu- – Existencia de red social que facilite la readaptación.
ciona posteriormente a un cuadro depresivo. – Forma de aceptación de la pérdida actual.
– Delirante: delirios y alucinaciones distintas a la voz e – Duelos anteriores y su elaboración.
imagen de la persona fallecida. – Manifestaciones de pena y sufrimiento.
– Paranoide: reivindicativo y con querulancias sosteni- – Posibilidad de expresión de los sentimientos (culpa,
das. ira, dudas, protestas).
– Somatizador: con tendencia a las somatizaciones. – Patologías previas (físicas y mentales).
– Alientan la expresión del espectro completo de emo- meses, excepto en caso de episodio depresivo grave o si
ciones y afectos del duelo. hay antecedentes de depresión mayor. El tratamiento an-
– Intentan ayudar al sujeto a lograr armonía en su nue- tidepresivo no inhibe la aflicción, sino que cuando está
va relación con el difunto. indicado facilita los procesos de adaptación y previene la
– Enfatizan la nueva identidad de la persona y su inte- interferencia ocasionada por la depresión en el afronta-
gración en el mundo. miento. Como primera elección son aconsejables los in-
– En caso de complicación con un episodio depresivo hibidores selectivos de recaptación de serotonina (ISRS)
se puede considerar la terapia interpersonal y la terapia dentro de los cuales son recomendables los que tienen
cognitivo-conductual. mayor poder ansiolítico como la paroxetina.
La prescripción de ansiolíticos puede provocar una se-
dación - ansiolisis excesiva e interferir la elaboración de la
CONSEJOS AL PACIENTE Y SUS FAMILIARES pérdida en los primeros momentos y provocar sentimien-
– Facilitar el que el paciente hable sobre el fallecido y las tos de culpa posteriores. En consecuencia, su uso no está
circunstancias de su muerte. recomendado salvo de forma aislada, con dosis pequeñas
– Propiciar la expresión emocional del paciente, siendo de benzodiazepinas, en caso de ansiedad o insomnio im-
frecuente además de las vivencias de tristeza, pesar o de- portante o que interfiera en funciones cognitivas u otras
sesperación, los sentimientos de hostilidad hacia el falleci- actividades de la vida cotidiana. Los fármacos recomenda-
do y la cólera hacia el médico o el hospital donde se pro- bles son:
dujo la muerte del ser querido. – Insomnio: Zopiclona® o Zolpidem®.
– Explicación al enfermo de que los síntomas que pa- – Ansiedad: Halazepán® o Ketazolán®.
dece como: ansiedad, sentimientos de culpa, preocupa- No existen evidencias que apoyen las afirmaciones de
ción por la imagen del difunto, son reacciones normales y que la medicación suprima el proceso de duelo o interfie-
que desaparecerán con el paso del tiempo. ra con el resultado adaptativo.
– Asegurar que aunque inicialmente puede ser necesa-
rio que reduzca sus compromisos laborales o sociales, se
debe facilitar el retorno a sus actividades habituales en un CRITERIOS DE DERIVACIÓN AL CENTRO
plazo de 3-6 semanas. DE SALUD MENTAL
– Recomendar el acompañamiento de familiares y ami- – Cuadro depresivo grave cuyos síntomas persisten de
gos y facilitar la realización de las tareas domésticas du- manera significativa después de 6 meses, a pesar del trata-
rante el período inicial. miento con antidepresivos.
– En las reacciones agudas de duelo la contemplación – Presencia de un trastorno psicótico.
del cuerpo de la persona fallecida evita la cristalización de – Existencia de alcoholismo u otra drogodependencia.
fantasías, imaginaciones o temores a lo desconocido, ya – Riesgo suicida.
que para poder iniciar el duelo muchas personas necesitan
la oportunidad de decir “adiós” (tabla 1).
BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA
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terios diagnósticos, validez y fiabilidad nosológica, etc.
seguridad, funcionarios, etc., y hay que tener en cuenta o un psiquiatra que les alivie sus sufrimientos y limitacio-
que los servicios sociales son prioritarios en las sociedades nes, al tiempo que calman los sentimientos de culpa de hi-
modernas. El burnout se caracteriza por la aparición de sín- jos, o padres, o de la anónima sociedad.
tomas relacionados con tres factores o dimensiones típicas:
el agotamiento psicofísico, la proyección hostil hacia los
beneficiarios del propio trabajo (deshumanización) y sen- ADICCIONES DE COMPORTAMIENTOS O COSAS
timientos de fracaso profesional y personal. Las complica- Los seres humanos somos “drogadictos potenciales”, no
ciones más frecuentes son depresiones, trastornos de an- sabemos vivir sin drogarnos, ya sea con sustancias quími-
gustia, enfermedades “psicosomáticas”, consumo de cas o con actividades que produzcan placer o alivio de las
alcohol, drogas o fármacos, rupturas profesionales o fami- tensiones humanas. Las adicciones son hábitos patológi-
liares. La prevención y tratamiento son posibles, pero exi- cos, dependencias que implican la pérdida de la libertad
gen cambios profundos a nivel laboral, profesional, insti- de abstenerse. Frente a lo que comúnmente se piensa las
tucional, y sobre todo ajustes de los mecanismos de adicciones a drogas –tabaco, alcohol, etc.– no son las más
adaptación propios que pasan por el aprendizaje de méto- frecuentes, de hecho todos los seres humanos ostentamos
dos de afrontamiento del estrés, la mejor preparación pro- o padecemos dependencias de costumbres (hábitos, maní-
fesional, la mejoría de las condiciones psicofísicas y el as), de personas (dependencias emocionales) o de cosas
abordaje médico de las complicaciones sobrevenidas. (aparatos, ropas, libros, etc.).
En la actualidad las adicciones comportamentales, tam-
La soledad bién llamadas de “drogas sin droga”, son uno de los grupos
La soledad tampoco es una enfermedad, pero igualmente de patologías emergentes más preocupantes. Una de las más
condiciona riesgos importantes para la salud de las perso- conocidas y deletéreas es la adicción a los juegos de azar, la
nas, especialmente para los grupos más vulnerables como ludopatía o juego patológico, que merecerá un abordaje es-
los niños, los ancianos, o los enfermos mermados en sus pecífico. No obstante, podríamos describir tantas adicciones
capacidades de adaptación. A modo de ejemplo valga sa- de conductas como rarezas pueda ostentar el ser humano,
ber que en la actualidad la soledad es el principal proble- pero sin duda las más impactantes son las que podríamos
ma de los ancianos, más que la economía o la salud, tal y denominar, genéricamente, como “dependencias electrolú-
como rezan las encuestas y es percibido por las autorida- dicas”, refiriéndonos a las situaciones de abuso y dependen-
des sanitarias y sociales. cia de aparatos electrónicos, tales como la televisión, los or-
La soledad puede ser subjetiva y objetiva, puede ser de- denadores, los teléfonos y móviles, los juguetes electrónicos,
seada y productiva o puede convertirse en una tortura. Se- la radio, etc. Todas ellas se describen como nuevas adiccio-
ría preciso distinguir entre soledad normal y soledad pato- nes no tanto por el tipo de comportamiento patológico, ya
lógica o deletérea. En las últimas décadas se han descrito que la característica común es la pérdida de libertad para
situaciones de soledad patológica en los ancianos, como el ejercer el autocontrol sobre un impulso, sino por los objetos
llamado síndrome de Diógenes, que es una especie “sole- adictógenos que son peculiares de la era moderna.
dad maligna” que se caracteriza por deterioro de las rela-
ciones, aislamiento absoluto, rechazo de las relaciones y Televisión, zapping, etc.
ayudas, abandono higienicodietético y grave deterioro de Cuando la contemplación de la televisión, vídeos, etc.,
la salud, que muchas veces acaba con la muerte en soledad desde una simple apetencia pasa a convertirse en una ne-
y convirtiéndose en escabrosa noticia de prensa. cesidad absoluta e imperiosa se habla de teleadicción, te-
Menos dramático, pero no menos sufriente es la situación ledependencia o telemanía. El individuo se deja llevar pa-
de los denominados “ancianos golondrina” o “ancianos ma- sivamente por ese deseo placentero y cuando trata de
leta”, es decir, los que cambian de domicilio a temporadas, resistirse a él o no puede realizarlo por alguna razón, co-
“a-meses-con-las-hijas”, de casa en casa de ciudad en ciu- mienza a sufrir sintomatología de abstinencia con irritabi-
dad, en todos los sitios transeúnte, en ninguno importante, lidad, nerviosismo, sintomatología digestiva (pesadez, es-
sin habitación propia, sin domicilio fijo, sin su médico de tado nauseoso), insomnio, aturdimiento o cefalea. Si por
cabecera, sin sus amigos, sin su “mando a distancia”. algún motivo exógeno se ve impedido a llevarlo a cabo,
Y que decir de los niños, de esos “niños-de-la-llave-al- aparece una reacción de agresividad típica similar a la que
cuello”, que salen solos, vuelven solos, comen solos, ven la sucede para otras adicciones. La población más suscepti-
tele solos, y sólo duermen pero nunca hablan. O de esos ble son los niños y adolescentes, las amas de casa y los
jóvenes adolescentes, o esos hijos únicos, que viven en el inactivos laboralmente (jubilados y parados). Se describen
ático de los adosados de sus padres divorciados, con una los siguientes patrones patológicos:
madre biológica que trabaja mucho y habla poco, con un – Teleabuso: patrón de uso excesivo y regular que ori-
padre que no es el suyo y no habla nada, y que de vez en gina una especie de “intoxicación crónica” de pantalla y se-
cuando preguntan ¿mamá, qué es un hermano? Y conste cundariamente favorece un estado de pasividad (con au-
que esto no es literatura, es esa vida que llamamos “mo- sencia de iniciativa y actitud crítica) y apatía (indiferencia
derna”, y de ello a la patología no hay más que un paso, el y falta de motivación).
de la angustia. Muchos niños, jóvenes y viejos lo dan, y – Telefijación: hábito anómalo de contemplar la televi-
luego no saben volver, y entonces necesitan un psicólogo sión (actitud inmóvil, en penumbra, en solitario o sin con-
tactar con las personas acompañantes) que provoca una sentirse “receptores” constantes de probables llamadas
absorción absoluta de la mente a la pantalla. En este caso “absolutamente necesarias” (normalmente relacionadas
lo que se produce es una “intoxicación aguda”, con sensa- con el trabajo u otros temas similares). No son capaces de
ción de embriaguez y con un estrechamiento del campo de desprenderse del teléfono móvil incluso en situaciones téc-
la conciencia tal que el individuo parece hipnotizado. nicamente dificultosas (ir al baño o conducir) y comprue-
En la edad infantil la interferencia escolar es notable, ban repetidamente la cobertura o la batería. Si por algún
con disminución de los rendimientos en gran parte por la motivo no pueden disponer del instrumento manifiestan
actitud de pasividad y descenso de concentración. En los irritabilidad y sentimientos de desprotección que no se
adultos pueden influirse los rendimientos laborales, así co- calman hasta recuperar la posibilidad comunicativa. Suele
mo las relaciones sociales por la tendencia al aislamiento y asociarse a otras conductas como la adicción al trabajo, y
la comunicación. Por otra parte, progresivamente se desa- en este caso es más frecuente en varones jóvenes de un ni-
rrolla un estado de apatía y pasividad que anula la capaci- vel y cultura medio-altos.
dad de una correcta crítica. Las pequeñas contrariedades o
frustraciones pueden poner al teleadicto fuera de sí y ori- Internet
ginar una reacción agresiva o antisocial. La consideración del uso de internet como abusivo y adic-
En otras ocasiones, la persona adicta al televisor, sobre tivo precisa de las condiciones básicas de toda adicción
todo si es hombre, no es capaz de resistir la necesidad im- comportamental, tales como la existencia de un impulso
periosa de cambiar de canal de forma rápida y repetitiva a irrefrenable, la sensación de placer y bienestar mientras se
través del mando a distancia, sin apenas dejar tiempo real usa, el aislamiento del entorno y el estado de conciencia
para asimilar cada uno de ellos. Esta conducta implica cier- alterado, así como la abstinencia cuando no puede utili-
ta forma de supremacía respecto al resto de convivientes, lo zarse. Las consecuencias son la interferencia familiar, so-
que causa problemas y frecuente agresividad o violencia. cial, laboral y económica. Se estima que es una adicción
frecuente y en crecimiento preocupante, sobre todo en va-
Videojuegos, Game-Boy, etc. rones, con ciertos rasgos de personalidades introvertidas y
Existe controversia a la hora de considerar la potencialidad que sufren cambios de carácter por su uso patológico. Un
de los videojuegos para crear adicción y consecuencias da- factor atractivo, y por lo tanto adictógeno, lo constituye el
ñinas. Algunos autores creen que producen dependencia anonimato, que incita a la desinhibición. El patrón típico
en sentido estricto, pero como cualquier otra actividad de un adicto a internet es una persona joven, urbana, con
agradable sí pueden llegar a producir pérdida del control conocimientos de inglés y manejo de ordenadores, de pro-
del impulso de jugar, lo que conlleva un aumento del fesión liberal y de clase media-alta. Otro tema distinto lo
tiempo, un uso abusivo, estrechamiento del campo de la constituye el uso de internet con una finalidad concreta se-
conciencia, síndrome de abstinencia (irritabilidad, rabie- cundaria a otro tipo de adicción, como puede ser el sexo,
tas, reacciones de agresividad, etc.), e interferencia socio- la compra, las parafilias o el juego. En este caso lo primor-
familiar y escolar. Ahora bien, no está claro si a largo pla- dial es la conducta problemática inicial y la utilización de
zo el uso continuado o abusivo es perjudicial para el internet se modera cuando se normaliza el trastorno nu-
desarrollo cognitivo y conductual, aunque pueda conside- clear. Para más información se puede consultar la página:
rarse una costumbre anómala educativa o socialmente. www.adictosainternet.com.
pues no es extraño que nos hagamos dependientes y adic- tipo culturista, pesas, etc. y que acaban estando patológica-
tos a cosas (libros, regalos, ropas, discos, coches... o lo que mente preocupados por la imagen corporal y por el desa-
sea) que “amplían” –real o fantásticamente - nuestra per- rrollo muscular, de tal manera que a pesar de que el volu-
sona y personalidad. De ese modo se entiende que la es- men de sus músculos aumente considerablemente se
pecie humana sea la más coleccionista de todas las exis- sienten mal con su cuerpo, e invierten mucho tiempo,
tentes, que coleccionemos de todo, incluyendo basura energía, dinero, etc., en hacer más y más ejercicio, siempre
(silogomanía), y que tan acendrada costumbre pueda lle- disconformes con su imagen, sometiéndose a planes de
gar a ser un hábito de vida. musculación exigentes, a dietas estrictas, hidrocarbonadas
Las dependencias de los demás son modos de relacio- e hiperprotéicas, carentes de grasa, etc., para desarrollar
narse que pueden llegar a ser desadaptadas o morbosas más sus músculos. Como aun así se sienten mal, acaban
cuando se convierten en “cadenas umbilicales” que nos consumiendo anabolizantes y hormonas para continuar
atan a los demás, incluyendo animales, hasta hacernos con su desarrollo muscular obsesivo. Al parecer afecta a va-
perder nuestra capacidad de obrar libremente, condicio- rones de 17-28 años y no se sabe cuántos hay, pero se cree
nados por la opinión o estima que nuestros actos o deci- que millones en EE.UU. y miles en España. Desde un pun-
siones merezcan en los otros. Sólo así se comprende la in- to de vista psicopatológico la enfermedad empieza cuando
tensa dependencia “emocional” que ata a ciertas madres y se pierde el control y se cae en la obsesión y en la dismor-
sus hijos, o a los componentes de ciertas familias “mutua- fia corporal, lo que genera una adicción comportamental al
les”, o a la esposa maltratada y masoquista con su “pobre” ejercicio, al espejo y a las dietas. Muchas de estas personas
marido alcohólico y sádico. presentan trastornos de la personalidad previos, depresio-
nes subsecuentes, y tienen riesgos somáticos graves deriva-
dos del uso de anabolizantes, como hipercolesterolemias,
TRASTORNOS RELACIONADOS accidentes vasculares, lesiones hepáticas, atrofia testicular,
CON LA AUTOIMAGEN disfunción eréctil o cáncer de próstata. En definitiva, una
“La buena salud es un estado transitorio que nunca con- enfermedad producida por la búsqueda excesiva, obsesiva
duce a nada bueno”. Eso dicen que decía el gran Leta- y patológica de la perfección física.
mendi con fina ironía, y no le faltaba razón, pues de ella La orthorexia es otro de estos trastornos de la búsqueda
sólo se puede llegar a la enfermedad o a la muerte. Curio- de la salud a toda costa. La palabra viene de “Orthos” (rec-
samente esto parece que en la actualidad le sucede a mu- to, justo, equilibrado) y “orexia” (apetencia), y la introdu-
chas personas patológicamente obsesionadas por la salud, jo en 1996 S. Bratman en un libro que se hizo famoso:
la belleza y la perfección. Vivimos en la era de la imagen, “Health Food Junkies”. Consiste en una preocupación
y por tanto es lógico que aparezcan trastornos de la “au- desmedida por lo sano, lo natural, lo biológico, que con-
toimagen”, lo que podríamos llamar, sin ninguna preten- lleva una repulsa de lo artificial, lo transgénico, etc. El pro-
sión científica, “el síndrome del espejo”. blema surge de nuevo cuando la preocupación se convier-
Por ejemplo, en la actualidad, un trastorno clásico co- te en obsesión y se pierde el control. Entonces se cae en
mo la dismorfofobia o “síndrome de Tersites” encuentra te- una selección dietética excesiva, con exclusión de carne,
rreno abonado para extenderse, y muchas personas termi- grasas, verduras cultivadas con abonos artificiales, pestici-
nan cayendo en manos de algunos cirujanos poco das, etc. La preocupación excesiva acaba generando ma-
“avezados”, que acaban operándoles de defectos nasales, lestar físico y psíquico y sentimientos de culpa si se come-
auriculares, faciales, corporales... que sólo existen en sus te alguna transgresión dietética, acabando por consumir
mentes, o siendo víctimas de clínicas privadas poco éticas sólo dietas naturistas y vitaminadas, no siempre tan sanas
que intervienen la celutitis o la obesidad, cuando en reali- como se cree. El modelo psicopatológico es el mismo: se
dad lo que hay es una “obsesividad”. empieza por preocupación y se acaba en obsesión, en adic-
Estos mecanismo también explican la aparición de los ción comportamental. Entonces se padecen complicacio-
comportamientos anoréxicos y bulímicos que padecen mu- nes como depresión, ansiedad, agresividad, anemias, can-
chas personas. La anorexia y la bulimia nerviosas (enfer- sancio, disminución de defensas, etc.
medades) no son más que la punta del iceberg de esa enor- El tratamiento de ambos trastornos es posible mediante
me epidemia de conductas que rayan lo anormal y a las que fármacos como los inhibidores selectivos de recaptación
muchas personas se someten con dietas rígidas, restriccio- de serotonina (ISRS) y psicoterapia de conducta y asertivi-
nes anoréxicas, atracones bulímicos, sentimientos de culpa, dad, pero el problema es que casi nunca aceptan estar en-
nuevas y más severas restricciones, dietas saludables, clíni- fermos y someterse a terapias.
cas de adelgazamiento, fraudes... El panorama es descon-
solador. En este ambiente es comprensible la aparición de Un modelo explicativo: “la patología del autocontrol”
dos “nuevos” trastornos: la orthorexia y la vigorexia. Los seres humanos practicamos nuestras costumbres con
La vigorexia fue descrita por H. G. Poppe, psiquiatra de tanta asiduidad que llegamos a convertirlas en “hábitos”,
Harvard, en varios trabajos publicados entre 1987 y 1993, los cuales, si se evalúan moralmente pueden ser tildados de
inicialmente bajo la denominación de complejo de Adonis, “vicios” o se les considera adicciones o “enfermedades”en el
anorexia reversa o anorexia masculina. La presentan perso- caso de que se tenga a su carácter como morboso o insano.
nas que practican mucho ejercicio físico, especialmente de En relación con esta cuestión, Hull, un psicólogo muy in-
fluyente en el campo del aprendizaje y la motivación, desa- Diversas técnicas de intervención psicológicas
rrolló una “teoría mecánica de la conducta”, según la cual – Técnicas operantes: tratan de controlar la realización de
la tendencia a actuar depende de la fuerza del impulso y de las conductas a través del control de las consecuencias
la fuerza del hábito. Dicho de otra manera: nuestras con- de éstas. Las primeras que se utilizaron son las técnicas
ductas dependen de nuestros deseos y de nuestras costum- aversivas que asocian una conducta a una estimulación ne-
bres. Más tarde él mismo introdujo un nuevo elemento en gativa (por ejemplo un castigo físico o una prohibición si
la fórmula: el incentivo. Si tenemos un ser humano con de- se realiza la conducta anómala).
seos y costumbres y le aplicamos algún incentivo repetirá – Exposición en vivo con prevención de respuesta: se
su conducta, por lo que caerá en el hábito o en la adicción. trata de llevar al sujeto hasta la situación donde se produce
En definitiva, lo que nos mueve a hacer y repetir no es otra la conducta (las “tragaperras” para la ludopatía, “haber co-
cosa que la costumbre reiterada de búsqueda de placer (in- mido” para la bulimia, etc.), pero impidiéndole que se pro-
centivo), o la compensación de sufrimientos (del cordón a la duzca la conducta adictiva, con el objetivo de ir reducien-
“cadena umbilical”). Lo que ocurre es que con frecuencia pa- do la ansiedad frente a estos estímulos y mejorando su
samos de “practicar” una costumbre a “cometerla”, deslizán- control.
donos del “placer” al “sufrimiento”. Los expertos explican to- – Terapia cognitiva: se centra en la detección de los
do esto con términos mucho más sesudos y eruditos, más pensamientos o creencias inadecuados, bien sean éstas ge-
científicos, pero no más certeros. Se aducen teorías psicoló- nerales o acerca de su adicción para conseguir su cambio.
gicas profundas (psicodinámicas), o teorías de aprendizaje Las técnicas más empleadas son la terapia racional emoti-
(conductuales) o desequilibrios entre razón y sentimiento va de Ellis o la terapia cognitiva de Beck.
(cognitivas), o desajustes neuroquímicos (biológicas) o in- – Entrenamiento en habilidades sociales: programas es-
cluso se recurre a la herencia (genéticas), pero en el fondo to- tandarizados para el desarrollo de habilidades sociales ade-
do nos remite a un denominador común: la insondable y ex- cuadas.
traña disposición humana a complicarse la vida, lo cual debe – Entrenamiento en solución de problemas: de forma
tener algo que ver con el desarrollo de esa parte de su anato- genérica o aplicado a los distintos aspectos de la vida: re-
mía llamada “cerebro”, un órgano con un “manual de uso” laciones personales, laborales, de pareja, etc., aporta al su-
tan complicado que ni siquiera la mayoría de sus propieta- jeto mayor capacidad para resolver problemas y tomar de-
rios están capacitados para entenderlo. cisiones y así mejorar su autoconcepto, autoconfianza y
Por eso tal vez la forma más acertada de considerar es- autoestima.
tas nuevas costumbres patológicas sea la de “temeridades – Técnicas para la prevención de recaídas:
o imprudencias”, es decir, formas inapropiadas, inadapta- 1. Identificar las situaciones de alto riesgo de y prever
das, anómalas o morbosas de autoconducirse. En efecto, la conducta a seguir.
todo consiste en un problema de autogobierno, de auto- 2. Tener prevista la posibilidad de recaída como parte
control. Sabemos que la mayor dignidad del ser humano del proceso de curación.
es la de gobernarse a sí mismo, y que para ello es preciso 3. Reconceptualizar las recaídas para que no lleven a la
obrar con un mesurado equilibrio entre lo que “podemos- desesperanza y se analicen como un hecho del cual apren-
hacer” (saberes, capacidades), lo que “debemos-hacer” der y fomentar la capacidad de control y aprovechar las es-
(normas, frenos), y lo que “queremos-hacer” (impulsos, trategias adquiridas.
deseos). Sabemos que la disposición y uso correcto de es- – Por último, hay técnicas para mejorar el autocontrol:
tas tres potencias o cualidades es el mejor indicio de un 1. Autoobservación.
buen “equilibrio-mental”. Sin embargo no todos los seres 2. Establecimiento de objetivos sobre la conducta con-
humanos disponen y usan adecuadamente la capacidad de flictiva.
autogobierno; o mejor dicho, ningún ser humano dispone 3. Entrenamiento en técnicas concretas y criterios de
y usa todo el tiempo de esta “dignísima cualidad”, de tal ejecución.
manera que todos, en alguna medida, en algunos momen- 4. Aplicación de las técnicas en contexto real.
tos, somos “imprudentes” o “temerarios”, y nos conduci- 5. Revisión de las aplicaciones con el terapeuta.
mos olvidándonos de los “frenos”, guiándonos sólo por los
“impulsos”, sin importarnos los riesgos y perjuicios que Tratamientos farmacológicos
ello pueda suponer. Esa es para muchos la “salsa de la vi- Los tratamientos farmacológicos están apoyados por evi-
da”. Ahora bien, sin excesos, pues podemos caer en “la en- dencias obtenidas a partir de estudios de la función cere-
fermedad”, y hacer buena la curiosa frase del legendario bral de ciertos neurotransmisores (serotonina, endorfinas
director de cine Gregory de la Cava (1936). dopamina) y por evidencias empíricas de la utilidad de
ciertos fármacos.
– Los ISRS: Fluoxetina, Fluvoxamina, Citalopram, Ser-
TRATAMIENTOS tralina y Paroxetina.
El secreto de la felicidad es tener muchas pasiones y nin- – Los antagonistas opiáceos: Naltrexona.
guna dependencia, o como aconsejaba San Agustín: “Peca, Su uso debe ser controlado siempre por psiquiatras y
pero no tengas vicios”, pero esas recomendaciones son po- deben realizarse siempre junto a las medidas psicológicas
co prácticas. Se pueden utilizar: e intervenciones familiares y sociales.