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Concepto[editar]
¿Qué es el Neuromarketing? Según González-Morales (2016), presidente de
la Asociación Española de Neuromarketing y Neurocomunicación (AENENE) y
pionero en la investigación científica en neuromarketing y
neurocomunicación en España, define el neuromarketing a partir de la
definición de marketing de Philip Kotler: “El Neuromarketing es el uso de las
neurociencias con la finalidad de facilitar y mejorar la creación, la
comunicación y el intercambio de acciones, servicios y productos de valor
entre grupos e individuos que necesitan y desean satisfacer sus necesidades
mediante estos intercambios”.
El neuromarketing es una disciplina avanzada, ya que tiene como función
investigar y estudiar procesos cerebrales que hacen de una manera clara la
conducta y toma de decisiones de las personas en los campos de acción de
marketing tradicional (inteligencia de mercado, diseño de productos y
servicios, comunicaciones, precios, branding, posicionamiento, targeting,
canales y ventas). De esta manera se comprenden los procesos de toma de
decisión del consumidor. Analiza el efecto que tienen las publicidades y otras
acciones comunicativas en el cerebro humano. Se consiste en hacer las
preguntas esenciales para lograr un gran efecto dentro de los posibles
clientes y de esa manera crear campañas de mercadotecnia, publicidad y
comunicación, en diversos sectores, que aumentan el porcentaje de éxito en
la comercialización de los productos.
Ante estas potencialidades toda empresa de neuromercadotecnia debe de
contar con especialistas e investigadores en neurociencia así como
mercadotécnicos o mercadólogos de esta forma se puede conseguir una
aplicación real. Ya que la probabilidad de diseñar un buen estudio va de la
mano con la profesionalidad del equipo que lo desarrolle, no es suficiente
con que conozcan las técnicas de registro y tengan unas buenas bases de
neuroanatomía. También es necesario contar con profesionales que tengan
formación rigurosa en métodos y técnicas de investigación, diseño
experimental y análisis de datos. Por ello no se trata de tener ciertas
tecnología y colocar los sensores, poner el producto delante del consumidor
y esperar a ver qué pasa, se han de cumplir los requisitos de la Declaración
de Helsinki para la investigación biomédica, trabajar con datos estadísticos,
implementar algoritmos y aplicar las conclusiones a la realidad empresarial,
cumpliendo tiempos y objetivos. Los verdaderos científicos trabajan con
hipótesis que ponen a prueba, y para elaborar hipótesis de interés hay que
tener claro qué aspectos del producto se quieren evaluar. Esto va a permitir
diseñar situaciones en las que los consumidores interaccionen con el
producto de forma que se pueda obtener información relevante y
concluyente, maximizando la potencia de los datos.
La aplicación de tecnologías que impresionan en ocasiones están carentes de
sentido, no se pueden combinar métodos distintos de forma arbitraria y es
importante saber lo que se está midiendo y de dónde proviene esa
información. Si por ejemplo se sincroniza un registro de FMRI (resonancia
magnética funcional) con la visualización de un anuncio publicitario. Los
índices de activación que estamos observando tienen un origen metabólico
y/o hemodinámico. Es decir, dependen del consumo de energía de las células
nerviosas y de cambios en la afluencia de sangre a las distintas áreas
cerebrales. En otras palabras, la neuromercadotecnia permite conocer de
forma simplificada la organización cerebral y que zona de este responde a un
estímulo en específico. Estas zonas se clasifican en tres, el neo-córtex, el
límbico y el reptil. El primero es el cerebro racional, lógico y analítico,
usualmente los consumidores en quienes predomina esta parte del cerebro,
buscan justificar sus compras antes de hacerlas. Este tipo de compradores es
muy escaso. El segundo, cerebro límbico, es el que almacena sentimientos y
procesa emociones. Las personas que más utilizan este cerebro antes de
comprar son a las que el producto les produce un estímulo emocional. La
mayoría de esos consumidores son mujeres. El tercero y último, es el cerebro
reptiliano, este actúa por instinto y es con el que generalmente se hace la
toma de decisiones. Este reacciona ante fenómenos de supervivencia y
protección. La gente que compra con este cerebro lo hace porque
inconscientemente siente que se está generando un bien. Estos fenómenos
no ocurren de forma instantánea no podemos saber a ciencia cierta qué
momento de la visualización coincide con cada cambio de la actividad
cerebral, puesto que estos cambios ocurren a una velocidad mucho más
lenta que la sucesión de imágenes en la pantalla.
Neurocientíficos como Antonio Damasio han investigado en las últimas
décadas el papel fundamental que las emociones y los mecanismos
inconscientes del cerebro juegan en la toma de decisiones. Sin embargo, la
mayor parte de la investigación convencional sigue basándose en lo que los
entrevistados dicen que hacen, dicen que piensan o dicen que sienten. El
neuromarketing pretende superar esa limitación.
Existen varias consultoras dedicadas al ámbito del neuromarketing en
distintas partes del mundo, como Brain House Institute, Neurosense,
NeuroFocus, y han trabajado para distintas compañías haciendo estudios.
Kevin Randall, director de estrategia de marca e investigación en Movéo
Integrated Marketing, define el neuromarketing como “la práctica de usar
tecnología para medir la actividad cerebral en los consumidores para utilizar
esa información en el desarrollo de productos y comunicaciones”.
El neuromarketing es capaz de obtener directamente respuestas
neurofisiológicas de los entrevistados, sin que medie una verbalización o
expresión escrita, por lo que se convierte en prácticamente la única
metodología que puede obtener respuestas fiables. Muchas ocasiones en el
proceso de una investigación al realizar las entrevistas muchas de la
ocasiones los entrevistados responden lo que creen que el entrevistador
quiere escuchar.2
No existen diversos tipos de Neuromercadotecnia. El neuromarketing es un
matrimonio entre neurociencia y mercadotecnia, que se convierte en una
herramienta complementaria y diferencial. En estos últimos tiempos hay que
desconfiar del temido prefijo neuro, sólo es neuro aquello que ha utilizado
una tecnología de medida cerebral periférica o central. Se podría decir que es
la evolución científica de la mercadotecnia sensorial.
Herramientas de la neuromercadotecnia[editar]
Dentro de las posibles herramientas tecnológicas están la conductancia
eléctrica de la piel, la electromiografía, la tasa cardíaca, la amplitud torácica,
el electrocardiograma, el electroencefalograma, el seguimiento de ojos o la
Resonancia Magnética Funcional, es importante destacar que ninguna de
estas tecnologías de forma aislada consigue los niveles óptimos de
rigurosidad para aportar conclusiones claras en el ámbito empresarial.
Existen otras que no están avaladas por la comunidad científica como es el
reconocimiento facial de emociones o algunos tipos de
electroencefalogramas, debido a su falta de validación o a respuestas
dispersas que no son clarificadoras para una empresa, por ejemplo: la
conclusión de que un producto genera "felicidad", siendo el concepto de
felicidad A su vez se utilizan métodos tales como la psicometría.
Algunas de las técnicas utilizadas en este tipo de estudios es la medición de la
actividad eléctrica cardíaca (ECG) y la actividad eléctrica de la dermis (AED)
de los sujetos y son comúnmente combinadas con técnicas de investigación
convencional.3
Criticismo[editar]
Muchas de las afirmaciones de las compañías que venden servicios de
neuromarketing no se basan en la neurociencia real y han sido desmentidas
como bombo publicitario, y han sido descritas como parte de una moda de
"neurocientificismo" pseudocientífico en la cultura popular.456 Joseph Turow,
profesor de comunicaciones de la Universidad de Pensilvania, rechaza el
neuromarketing como otra reencarnación de los intentos de los anunciantes
de encontrar enfoques no tradicionales para reunir la opinión de los
consumidores. "Siempre ha habido un santo grial en la publicidad para tratar
de llegar a la gente de una manera hipodérmica. Muchas empresas y
empresas de investigación están subiéndose al tren del neuromarketing,
porque están desesperados por cualquier nueva técnica para ayudarles a
romper a través de todo el desorden de la comercialización. "Es más sobre la
naturaleza de la industria y la ansiedad que enturbia el sistema que sobre
cualquier otra cosa." 7
Algunas organizaciones de defensa de los consumidores, como el Centro para
la Democracia Digital, han criticado la tecnología potencialmente invasiva del
neuromarketing. Jeff Chester, director ejecutivo de la organización, afirma
que el neuromarketing "está teniendo un efecto en las personas del que los
individuos no están informados". Además, afirma que aunque históricamente
no se ha regulado la publicidad de adultos debido a que los adultos tienen
mecanismos de defensa para discernir lo que es verdad y falso, que ahora
debería ser regulado "si la publicidad está ahora intencionalmente diseñada
para pasar por alto esas defensas racionales ... proteger el discurso
publicitario en el mercado tiene que ser cuestionado." 7
Sin embargo, los defensores argumentan que la sociedad se beneficia de las
innovaciones del neuromarketing. El neurobiólogo alemán Kai-Markus Müller
promueve una variante del neuromarketing, "neurofijación de precios", que
utiliza datos de exploraciones cerebrales para ayudar a las empresas a
identificar los precios más altos que pagarán los consumidores. Müller dice
que "todo el mundo gana con este método", porque los precios probados por
el cerebro permiten a las empresas aumentar los beneficios, aumentando así
las perspectivas de supervivencia durante la recesión económica.8
Los hallazgos encontrados por Crespo-Pereira, Martínez-Fernández y
Campos-Freire9 determinan que alrededor de una docena de televisoras
públicas en Europa ya aplican el Neuromarketing audiovisual como
herramienta innovadora para probar y diseñar productos de
entretenimiento, bloques comerciales y estrategias de mejora de la
competitividad.
Tecnologías del neuromarketing
Conclusión: