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1.
Tratamientos de salud ininterrumpidos
El derecho a la salud resulta fundamental para las personas en estado de vulnerabilidad, como es
el caso de los portadores del VIH. Así, una vez se haya iniciado el tratamiento médico éste no
puede ser interrumpido y, por lo tanto, dicha obligación perdura hasta cuando cese la amenaza o
cuando otra entidad asuma la prestación del servicio.
Bajo ninguna circunstancia la pérdida de capacidad de una persona con VIH puede ser el motivo de
la terminación de una vinculación laboral. Cuando el empleador tenga conocimiento de dicho
padecimiento y desee terminar el contrato de trabajo, está obligado a cumplir con el
procedimiento legal establecido para los despidos de las personas con estabilidad laboral
reforzada.
Toda persona tiene derecho acceder a una vivienda digna, así que en los eventos en que alguien
con VIH solicite un crédito de vivienda, no se le puede exigir el requisito de contratar un seguro de
vida. El mandato de especial protección de las personas que se encuentran en condición de
debilidad manifiesta vincula también a los particulares.
Las personas con VIH tienen derecho a mantener en reserva la afección que padecen. Ninguna
autoridad además de las legalmente designadas podrá conformar una base de datos de aquellas
personas portadoras del virus. La recopilación de dicha información tiene estricta reserva legal ya
que estos datos no pueden utilizarse para señalar al portador, si no tan solo para fines
estadísticos.
Se ha reconocido que la condición de portador del VIH pertenece a la esfera privada pues, en
principio, a la sociedad no le asiste ningún interés legítimo para conocer esta información. Así, en
el ámbito laboral se excluye la obligación del empleado de informar la condición de portador del
VIH a su empleador. Cuando el empleado decide informarlo, esta información no puede ser
divulgada a menos que opere el consentimiento del afectado.
Una vez el portador del VIH ha iniciado el tratamiento con una versión de medicamento –genérico
o comercial-, la posibilidad de modificación de esa fórmula se encuentra limitada. El contenido de
la prescripción médica no puede ser alterado por parte de las EPS por razones de orden
presupuestal o administrativo, pues tales modificaciones deben tener en cuenta el concepto del
médico que dirige el tratamiento, dado que es él quien conoce la situación real del paciente y por
ello ha prescrito determinados medicamentos.
Toda persona tiene derecho a autodeterminarse, esto es, a la posibilidad de desarrollar sus
propios planes de vida, siempre y cuando no afecten derechos de terceros. Por eso, las Escuelas
Militares de formación no pueden usar como fundamento para negar el ingreso a sus programas,
el que una persona sea portadora del VIH, si este hecho no impide el desarrollo pleno de las
actividades físicas que requiere el programa.
Si no existe un verdadero riesgo biológico, no puede negársele a un estudiante del área de la salud
realizar sus prácticas fundándose en su condición de portador del VIH. Es deber de los hospitales
permitir el desarrollo de las prácticas, tomando las medidas preventivas adecuadas.
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