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INTRODUCCIÓN

La definición de buena calidad de los servicios de salud es difícil y ha sido objeto de muchos
acercamientos. La dificultad estriba principalmente en que es un atributo del que cada
persona tiene su propia concepción pues depende directamente de intereses, costumbres
y nivel educacional entre otros factores.

Desde el punto de vista del paciente, es conocido, que para algunos una consulta médica
de buena calidad debe ser breve y dirigirse directamente al punto problemático, mientras
que para otros la entrevista médica sólo será satisfactoria si el médico destina una buena
parte de su tiempo a oír los pormenores de la naturaleza, historia y características de los
síntomas que aquejan al paciente.

Desde el punto de vista del médico, como principal del proveedor de salud, tampoco existe
un patrón estrictamente uniforme de lo que puede considerarse atención médica de buena
calidad. Desde el punto de vista de los gestores o administradores de la atención médica,
la calidad con que se brinda un servicio de salud no puede separarse de la eficiencia puesto
que si no se tienen en cuenta el ahorro necesario de los recursos disponibles, el alcance
de los servicios será menor que el supuestamente posible.

Las guías de práctica clínica basadas en la evidencia (GPC-BE) resultan ser


recomendaciones elaboradas de forma sistemática que permite la toma de decisiones entre
profesionales de la salud y pacientes, en relación a los cuidados en salud en situaciones
clínicas determinadas. Estas pueden ser un pilar determinante en la elaboración de políticas
de salud, alcanzando temas sobre promoción, prevención, asistencia y diagnóstico de los
problemas en salud.

Las Guías de Práctica Clínica pretenden mejorar la efectividad, la eficiencia y la seguridad


de las decisiones clínicas. Lo consiguen ayudando a que los profesionales disminuyan la
variabilidad no justificada de su práctica y facilitando las mejores decisiones diagnósticas y
terapéuticas en condiciones clínicas específicas.

La medición de la calidad y la eficiencia de un servicio de salud es una tarea compleja ya


que, además de la complejidad intrínseca que conlleva la medición de conceptos
abstractos, no pueden ignorarse la variedad de intereses que pueden influir en una
evaluación de ese tipo.

El presente trabajo tiene por objeto brindar un resumen de los indicadores que actualmente
son utilizados para medir la calidad y la eficiencia de los servicios hospitalarios, y como las
utilidades y tipos de guías de práctica clínica.

INDICADORES DE CALIDAD

Los indicadores son variables que intentan medir u objetivar en forma cuantitativa o
cualitativa, sucesos colectivos para así, poder respaldar acciones políticas, evaluar logros
y metas.

Son necesarios para poder objetivar una situación determinada y a la vez poder evaluar su
comportamiento en el tiempo mediante su comparación con otras situaciones que utilizan
la misma forma de apreciar la realidad. En consecuencia, sin ellos tendríamos dificultades
para efectuar comparaciones.

Los indicadores de salud son instrumentos de evaluación que pueden determinar directa o
indirectamente modificaciones dando así una idea del estado de situación de una condición.
Si se está evaluando un programa para mejorar las condiciones de salud de la población,
se puede determinar los cambios observados utilizando varios indicadores que revelen
indirectamente esta modificación.

Un indicador ideal debe tener atribuciones científicas de validez (debe medir realmente lo
que se supone debe medir), confiabilidad (mediciones repetidas por distintos observadores
deben dar como resultado valores similares del mismo indicador), sensibilidad (ser capaz
de captar los cambios) y especificidad (reflejar sólo cambios ocurridos en una determinada
situación).

Un indicador requiere siempre del uso de fuentes confiables de información y rigurosidad


técnica en su construcción e interpretación.
Las principales fuentes de datos universalmente propuestas para el cálculo de indicadores
usados en salud pública son:

1. Registros de sucesos demográficos. 5. Encuestas por muestreo.

2. Censos de población y vivienda. 6. Registros de enfermedades.

3. Registros ordinarios de los servicios de 7. Otras fuentes de datos de otros


salud. sectores.

4. Datos de vigilancia epidemiológica.

Los indicadores se dividen en dos grandes categorías: epidemiológicos y operacionales. La


primera categoría estima la magnitud y trascendencia de una situación determinada,
mientras que los operacionales miden el trabajo realizado, ya sea en función de la cantidad
o de la calidad de él. Existen diversos rubros relacionados con la salud en los cuales con
frecuencia se elaboran indicadores que evalúan:

● La política sanitaria. ● Las prestaciones de atención de salud.

● Las condiciones socioeconómicas. ● El estado de salud.

Indicadores de Política Sanitaria: Este tipo de indicadores lo constituye la asignación de


recursos, expresada como la proporción del producto nacional bruto invertido en
actividades relacionadas con servicios de salud. La distribución de recursos con relación a
población es otro indicador que puede ser expresado como la relación entre el número de
camas de hospital, médicos u otro personal de salud y el número de habitantes en distintas
regiones del país.

Indicadores Sociales y económicos: Se pueden mencionar la tasa de crecimiento de la


población, su producto geográfico bruto, la tasa de alfabetismo de adultos, indicadores de
las condiciones de vivienda, de pobreza, de disponibilidad de alimentos.

Indicadores de prestación de Salud (de actividad): La disponibilidad de servicios, su


accesibilidad (en términos de recursos materiales), indicadores de calidad de la asistencia,
indicadores de cobertura (La cobertura se refiere al porcentaje de una población que
efectivamente recibe atención en un período definido).
Indicadores del Estado de Salud: estos indicadores son los más usados. Se pueden
distinguir operacionalmente al menos cuatro tipos:

1. Indicadores de Mortalidad: son ampliamente utilizados ya que la muerte es un fenómeno


universal, ocurre una sola vez y se registra habitualmente en forma sistemática.

2. Natalidad: en este rubro son importantes los indicadores que miden la capacidad de
reproducción de una población.

3. Morbilidad: son indicadores que intentan estimar el riesgo de enfermedad (carga de


morbilidad), cuantificar su magnitud e impacto. Los eventos de enfermedad pueden no ser
fáciles de definir y pueden prolongarse y repetirse en el tiempo, lo que plantea dificultades
en la elaboración de indicadores de morbilidad.

4. Calidad de vida: son indicadores generalmente compuestos que intentan objetivar un


concepto complejo que considera aspectos como: capacidad funcional de las personas,
expectativa de vida, y nivel de adaptación del sujeto en relación con su medio.

GUÍAS DE PRACTICA CLÍNICA


Las Guías de Práctica Clínica (GPC) son un conjunto de recomendaciones basadas en una
revisión sistemática de la evidencia y en la evaluación de los riesgos y beneficios de las
diferentes alternativas, con el objetivo de optimizar la atención sanitaria a los pacientes.
Sus orígenes tienen sus bases en los fundamentos de la medicina basada en la evidencia
y su elaboración tiene el propósito de reducir la variabilidad de la práctica médica para
garantizar un nivel óptimo de calidad y mejorar la atención de la salud. Se basan en
revisiones sistemáticas de la literatura científica disponible y se realizan recomendaciones
para la actuación clínica según la evidencia que las sustenta.
Los orígenes de las GPC tiene sus bases en el movimiento de la "Médicine d' Observation"
propugnado en Francia, a mediados del siglo XIX, por Pierre C. Alexander Louis, Bichot y
Magendie, quienes sostenían como fundamento que los médicos en su práctica asistencial
no debían basarse exclusivamente en la experiencia personal y en sus apreciaciones sobre
las conductas a tomar ante determinada enfermedad, sino que esta debía soportarse sobre
los resultados de las investigaciones que mostraran efectos en términos cuantificables.
Estos fundamentos fueron demostrados por A Louis con su "método numérico" al revelar el
grado de ineficacia de determinados tratamientos aplicados en su época para la cura de
algunas enfermedades, contribuyó así a la erradicación de terapias inútiles y sus hallazgos
tuvieron una gran repercusión en Francia, Inglaterra y Estados Unidos.
En 1948 la descripción del "ensayo clínico aleatorio" constituyó el punto de partida para el
desarrollo de una multitud de técnicas de estudio y análisis científicos basados en la
estadística y la epidemiología clínica. Así es como, David Sackett, Archibald Cochrane, Iain
Chalmers, R. Brian Inés, Gordon H. Guyatt T. Peter Tuqwell, todos médicos prácticos de
avanzada, comprendieron con claridad que al aplicar ciertas estrategias básicas de la
epidemiología al estudio de sus pacientes, podían mejorar sustancialmente su pericia en el
diagnóstico, pronóstico y tratamiento, así como sus capacidades para la actualización
médica.
A principios de 1960, la experiencia se extiende a la Universidad canadiense de McMaster,
institución que adoptó esta nueva metodología como foco central de la enseñanza de la
medicina y estableció un adecuado juicio de valor sobre la competencia y el desempeño
del profesional de la medicina en la práctica clínica. Pero el impulso fundamental lo realizó
Archie Cochrane, quien reclamó, en la década de los años setenta, una revisión crítica de
todos los ensayos clínicos controlados, relevantes y periódicos, según especialidades.

Durante estos años, el movimiento resultó favorecido por el desarrollo de las nuevas
tecnologías informáticas que contribuyeron a modificar los modelos tradicionales de la
atención médica, y desde el nacimiento, en 1989, de las denominadas clinical practice
guidelines como respuesta a la necesidad de promover la eficiencia sanitaria, diversas
acepciones como; guías, protocolos, vías clínicas y otros, se han extendido por servicios
clínicos y hospitales promovidas por organizaciones médicas y sociedades profesionales.9
Es así como la epidemiología clínica evolucionó sensiblemente, para dar origen a la
medicina basada en la evidencia y a sus recursos de investigación, formas de enseñanzas,
guías de actuación en la práctica clínica y otros, que oficialmente se presentaron en la
Journal of the American Medical Association en noviembre de 1992.
En términos generales, podemos distinguir diferentes tipos de GPC dependiendo del
método que se ha utilizado para su elaboración
•Basadas en la opinión de expertos •Basadas en el consenso •Basadas en la evidencia
Las GPC intentan disminuir la incertidumbre del clínico a la hora dela toma de decisiones y
dan un nuevo protagonismo a los pacientes, ofreciéndoles la posibilidad de participar de
forma más activa e informada en las decisiones que afectan a su salud, directamente con
el profesional sanitario en lo referente a su salud.
CONCLUSIÓN
Los indicadores son una herramienta de vital importancia a nivel mundial para determinar
o dar una idea del estado de situación de una condición. Los indicadores en salud son de
gran importancia debido a su campo de aplicación ya que a través de los cuales podemos
medir el desarrollo de un país para así observar las deficiencias en cuanto a salud del
mismo y poder crear los diferentes planes de acciones a seguir para mejorar dichas
condiciones. Es indispensable que los indicadores cumplan con ciertas características
como los son: disponibilidad, confiablidad, alcance; esto nos asegura que el indicador
utilizado brindará la información que se desee conocer.
Por ello, en la práctica clínica ofrece la utilización de las GPC. El diseño y desarrollo de las
GPC ayuda a definir estándares para mejorar la atención médica al incorporar el
conocimiento científico actual, con independencia de las dificultades que entraña
traspasarlo del papel a la realidad. Para seleccionar el conocimiento científico de calidad
se requiere que quien desarrolla las GPC tenga las herramientas necesarias, la destreza
para leer críticamente la literatura médica, y también, la capacidad de síntesis y la claridad
en la exposición, además de cierta dosis de honestidad, puesto que el proceso consiste en
ver qué dice la investigación científica y recomendar en relación con esta y no a la inversa.

BIBLIOGRAFÍA
• Treviño García, Norberto; Valle, Armando; Fierro, Hilario; de la Loza, Arnoldo.
Indicadores de Servicios de Salud. Instituto Mexicano del Seguro Social,
Subdirección General Médica. México.
• http://www.calidad.salud.gob.mx/site/calidad/calidad_salud.html
• https://www.gob.mx/salud/acciones-y-programas/temas-prioritarios-en-
salud?idiom=es-MX
• http://www.cenetec.salud.gob.mx/contenidos/gpc/dir_gpc.html
• Antonio Raunel Hernández Rodríguez. (2011). Las guías de práctica clínica en la
atención médica. Ciego de Ávila, Cuba.: Hospital Provincial Docente.
• Rosa E. Jiménez Paneque. (2004). Indicadores de calidad y eficiencia de los
servicios hospitalarios. Una mirada actual. Rev Cubana Salud Pública 2004; 30(1):
Rev Cubana Salud Pública.

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