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Nicolás Ulloa
Consumo cultural
Perfilamiento sociodemográfico e insight de gel contra barros y espinillas
El producto que escogí es el gel contra los granos. De los comerciales de este producto
emitidas para Colombia, en los últimos cuatro años aproximadamente, encontré dos
marcas predominantes: Benzac y Asepxia. En cuanto a los comerciales de Benzac, el
problema es que no produce en el target la experiencia directa con el producto, es decir,
se puede inferir cuál es el target mas no hay una experiencia con la que este se pueda
sentir identificado. En cuanto a la publicidad de Asepxia, cada uno de los comerciales
apunta a un target distinto. Hay varios que apuntan a la población femenina, en unos
casos niñas de quince años y en otros mujeres jóvenes entre los veinticinco y treinta
años. Asimismo, hay comerciales cuyo target son los jóvenes universitarios en general, en
otras los adolescentes entre catorce y dieciséis años.
La persona que escogí es un adolescente de dieciséis años, estrato cuatro –barrio niza
antigua-, que actualmente cursa décimo grado en un colegio privado y que vive con su
madre y su abuela. Desde hace dos años al sujeto le empezaron a salir barros en la cara,
no de manera alarmante, es decir, como a cualquier adolescente. Sin embargo, para él no
deja de ser incómodo, algunas veces doloroso y muchas otras penoso. ”Muchas veces
cuando me levanto para ir al colegio, me miro al espejo y veo que tengo un grano nuevo
me da como pena. Pues estar con los amigos y ver a la nena que uno le gusta todo el día
y uno con eso en la cara no es muy cómodo que digamos”. Así lo piensa y lo expresa el
sujeto.
Asimismo, le parece penoso salir un viernes en la noche cuando tiene barros en la cara,
pero le parece que hay dos situaciones distintas. La primera situación es cuando sale con
los amigos, a la casa de alguien a comer pizza, jugar video juegos y tomar cerveza o, en
su defecto, a fiesta en casa… “en esos casos pues uno está con los amigos molestando y
no hay nenas y si sí las hay pues uno está con harta gente, normalmente apagamos la
luz, nos ponemos a bailar y pues casi no se ven los detallitos de la piel entonces no hay
tanto problema con todo el cuento de los granos”. Por otro lado, están las salidas a comer
con la novia o una niña, es decir, el plan pareja. El problema de este tipo de planes es que
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son más íntimos y no hay casi oportunidad de esconder los barros. En otras palabras, en
este tipo de situaciones es donde las dos personas tienen la oportunidad de empezar a
conocer la historia de vida del otro, ciertos rasgos de su personalidad y, de igual manera,
ciertos rasgos físicos particulares. Por ejemplo, se puede dar cuenta de esa pequeña
peca a unos milímetros de la ceja derecha que nunca había visto en ella o esa forma
extraña que tiene su nariz, es decir, todo detalle atractivo y desagradable del otro. Por
consiguiente, cuando se habla de barros en la cara realmente se está hablando de
estética, de presentación, de vanidad, de ser observado y deseado por el sexo opuesto.
Entonces, el tener un barro en el rostro es tener algo que repele al sexo opuesto, es decir,
el barro es imperfección, es no ser deseado. Ahora, el no ser deseado para un
adolescente que vive gracias al despertar de su sexualidad implica intrínsecamente la
muerte social, simbólicamente hablando.
Como todos sabemos, los barros pueden salir en menos de una noche y son
impredecibles, además son difíciles de sanar. El problema –como en el caso de este
sujeto- surge cuando el grano se presenta unas horas o días antes de un evento social
importante como el que describí en el párrafo anterior. Nos cuenta el sujeto que, a
diferencia de lo que dice Asepxia en su propaganda, el barro no se va en un día… “Una
vez iba a salir con una amiga que me gustaba resto y justo ese día amanecí con severo
monstruo en la cara. Me eché Clean & Clear, que es un gel contra los granos que usa mi
mamá, y pues igual por la noche seguía grande el grano, sí mejoró pero no se
desapareció y pues me tocó irme así. La verdad, yo soy muy relajado pero igual esas
cosas le quitan seguridad a uno”.
Hasta este punto tenemos un elemento crucial definido: que el target principal es la mamá
del adolescente pero no se le puede desligar del hijo, puesto que es este último el
principal usuario. “Al principio compraba la cremita para mí pero cuando mi hijo creció y le
empezaron a salir granitos también la empezó a usar. De hecho ahora él la usa más que
yo, tengo que comprar el doble”. Me contó la mamá, luego le pregunté cuál era su criterio
para escoger una marca u otra y me dijo lo siguiente: “Mira, yo busco una cremita que no
me reseque mucho la piel porque hay unas que le acaban a uno la piel. Y en
consideración con mi hijo, yo siempre miro cuál le sirve más porque él dice que todas son
lo mismo pero yo me doy cuenta cuando una le sirve o no”. De ahí obtenemos otro dato
importante y es que la mamá determina si al hijo le sirve el producto o no.
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En este orden de ideas, el adolescente busca eliminar las imperfecciones que aparecen
temporalmente en su cara para poder ser deseado por el sexo opuesto y evitar la muerte
social. Sin embargo, no es él que se preocupa por comprar el producto ni en la marca en
sí, es la madre que tampoco quiere que su hijo se vea feo y sea rechazado por sus
defectos cutáneos por los demás adolescentes. Esto ocurre por una simple y llana razón,
los hijos son el reflejo de los padres. En otras palabras, así como la madre quiere que
saque buenas calificaciones, también quiere ver que tenga amigos y sea un ejemplo a
seguir, que, de una u otra manera, es que el joven sea adolescente y parte de ser
adolescente es ser deseado por el sexo opuesto.
Ahora tenemos los elementos suficientes para construir los insights. A mi juicio, una
buena manera de vincular el producto con los usuarios podría ser a partir de la relación
madre e hijo adolescente, porque lo que hay que segmentar, de manera binaria, es la
experiencia de la madre y del hijo con el producto. Porque no es la misma experiencia que
tienen los dos con el producto, esto es, o se vive la experiencia como la madre o se vive
la experiencia como el hijo. No obstante, son ambos que se ven beneficiados por este y
eso es lo que hay que mostrar. Por ello, se tomaría el estereotipo de relación en que el
hijo adolescente se avergüenza de su madre mientras ella solo se preocupa por cuidarlo.
Otra opción podría ser segmentar circularmente los afectos de la madre por el hijo, es
decir, que la madre compre la crema especialmente pensando en el beneficio del hijo y
que él sea el protagonista. La madre decide usar la crema sin esperar beneficios y al final
si los obtiene. Claro que en este caso se estaría priorizando el papel del hijo como usuario
del producto y la mamá sería principalmente la compradora. En otras palabras, en
comparación al insight anterior se le estaría quitando importancia a la experiencia de la
madre como usuaria y, por ende, se le daría más prioridad a la del hijo dejando a la madre
particularmente como la compradora del producto.