Como ya han recordado las otras querellas, el 18 de Julio de
1994, un artefacto explosivo colocado en un vehículo Renault Trafic, voló el inmueble de la calle Pasteur 633 de la Ciudad de Buenos Aires, dejando como saldo 85 muertos, cientos de heridos e innumerables daños. Esta brutal atentado, no era el primero que sufria nuestro país en muy poco tiempo. El 17 de marzo de 1992 un artefacto colocado en un vehículo pick-up había estallado contra la sede de la embajada de Israel en la Ciudad de Buenos Aires. 23 años, 9 meses y ocho días de dolor y ausencias. Dolor que se lleva, se siente y se sufre cada día, lejos del redondeo oportunista y mezquino de aquellos que durante años han utilizado y lo siguen haciendo, esta causa para obtener provecho propio o sectorial. Padres, hijos, hermanos, esposos, cuyas vidas se apagaron como consecuencia del odio irracional del que en nuestras tierras poco se conocía. Ausencias a las que las que los familiares y amigos debieron acostumbrarse, pero a las que no pueden resignarse. Ausencias que 23 años, 9 meses y ocho días después, siguen careciendo de explicación, menos aún de culpables, y ni hablar de condenados. En los inicios de este debate, la defensa de Mullen y Barbaccia cuestionó el derecho de las querellas de familiares de participar en este juicio. Y mas allá de que se trata de una cuestión ya resuelta varias veces en este a lo largo del proceso, volvieron a reeditar el argumento de la falta de interés legítimo de los familiares de los fallecidos en el atentado. Niegan que los hechos vertidos en este juicio tengan relación con nuestras víctimas. Ocultan que su accionar, por lo que son aquí acusados, es lo que ha provocado en buena medida que el atentado no haya sido debidamente esclarecido. Esconden que la justicia que reclaman los familiares es la que ellos negaron. Porque si hay un perjudicado por los hechos por los que los acusamos es la verdad y justicia. Verdad y justicia de la que los familiares se han visto privados por ese accionar. Son Fabian Furman, Cristian Degtiar, Rita Worona, Rebeca Jurin. Son todos los demás muertos en el atentado. Pareciera que se pretende hacer pasar los hechos juzgados como simples faltas administrativas, errores, descuidos o malas interpretaciones. Omiten que como consecuencia de ello han impedido, obstaculizado y obstruido la posibilidad de llegar a la verdad sobre el atentado. No dicen que nos han negado el derecho a la verdad. Por eso estamos aquí. Son 23 años, 9 meses, y ocho días que seguimos reclamando justicia. Cuando tratamos de comprender que la negativa a reconocernos ese derecho era consecuencia natural del ejercicio de la defensa de Mullen y Barbaccia, nos encontramos con los propios conceptos del ex fiscal que no dejaron ningún espacio para la duda. En medio de la Indagatoria prestada en este debate, con dedo acusador, señaló a las querellas de familiares presentes en este debate como respondiendo a intereses políticos o económicos. Nada más ruin y miserable. Recuerden señores jueces la declaración de Graciela Lineal describiendo las circunstancias en las que intentó quitarse la vida. Recuerden la declaración de Olga Diacovetzky contando sus años de depresión y angustia por lo sucedido. Recuerden al resto de los familiares de victimas que pasaron por esta sala y sus respectivos relatos. Los invito señores Jueces a ver la declaración de Rosa Montano ante el TOF 3 que resume los sentimientos de todas las victimas. Ustedes mismos han visto en esta sala no solo a Olga y Graciela. Han visto habitualmente a Diana Wasner, Adriana Reinfeld, y Laura Alche. Mas de una vez las han observado consternadas, con impotencia, con bronca apenas disimulada. No hace falta que se los diga porque lo han visto ustedes mismos e incluso han llamado la atención por ello, siempre con muchísimo tacto y respeto. Evalúen si lo que vieron se corresponde con la descripción que Barbaccia hizo de ellos. Mas bien se corresponde con la escala de valores de Barbaccia y como evalúa a los demás. Lo caracteriza de cuerpo entero. Ellos han dedicado gran parte de su vida para conseguir justicia y es posible que varios se vayan de ella sin verla realizada. El atentado generó un gran shock en la sociedad toda y en particular en los familiares. Dolor, confusión, angustia, caos, agobio, bronca y negación, todas sensaciones que afectaron a los familiares de las victimas en aquellos primeros días. Que hacer ante algo tan indescriptible. Una semana se tardó en terminar de rescatar los cuerpos de las víctimas. Los familiares se vieron unidos por el dolor y el sentimiento de justicia. No eligieron estar en ese lugar. No comparten muchas cosas. Seguramente muchos de ellos no se elegirían entre sí para alguna actividad o colectivo común. Los unió el horror. Y ante tanto horror, tantas personas distintas tuvieron reacciones y procederes distintos, no siempre coincidentes entre si. Había pareceres diferentes sobre como proceder. Siempre aspirando a conseguir justicia. Esta dispersión fue un espacio vacío aprovechado por las instituciones que desde el primer momento para ponerse a la cabeza de la estrategia judicial de las víctimas. El hecho acaeció en su casa. Gran parte de las victimas eran sus dependientes u ocasionales visitantes. Una organización institucional cimentada en muchísimos años de existencia, muy diferente de la individualidad de los familiares que en ocasiones ni siquiera llegaban a sostener una posición común dentro de sus propias familias. Amia y Daia capitalizaron esta situación y ejercieron de hecho la representación de todas las víctimas. Algunos familiares mas temprano, otros bastante mas tarde advirtieron que esa representación no era tal y que eran manipulados por las instituciones. La vulnerabilidad de los momentos posteriores al atentado permitió que sucediera de esa forma. Los testigos Burstein, Diacovetzky, Wasnner, Reinfeld describieron el derrotero de la contratación de abogados para intervenir en la causa, y como muchas veces aún supuestamente independizados seguían dependiendo de las instituciones que se hacían cargo los honorarios de los mismos, manejando en consecuencia las estrategias. Como ya dije, algunos se organizaron antes, como Diana y Laura. Otros se fueron después y algunos perduraron muchos años. Y continuaron muchos años porque aún cuando escuchaban críticas creían en las instituciones. O mejor aún, no podían y no les cabía la posibilidad siquiera de creer que las instituciones los defraudaran. En alguna oportunidad, la defensa del Dr. Beraja cuestionó esta situación. Haciendo una aplicación de la teoría de los actos propios señaló como muchos familiares continuaron mucho tiempo litigando junto a las instituciones. Y gran parte de esos familiares son los que esta querella representa. Y como ya lo dije Señores Jueces, lo hicieron por una cuestión de FE. Consideraban imposible que pasara lo que pasó. Cuando en el inicio del juicio ante el TOF 3 el Dr. Jacoby se acercaba a hablar con los familiares para explicarles esto, era rechazado por ellos. Como relataron quienes represento al momento de atestiguar en este debate, cuando fueron advertidos por el Dr. Federick de las flaquezas que tenía el juicio se opusieron a cualquier posibilidad de considerarlo y lo obligaron a acusar. Tal era la confianza que tenían en Galeano Mullen y Barbaccia, que ya avanzado el juicio ante el TOF 3 lo consultaron sobre el pago a Telleldín y lo volvió a negar. Y defendieron a Mullen y Barbaccia cuando fueron expulsados del juicio. Hablamos de esto en el año 2003. Y lo hicieron por esa confianza que tenían. El video que se publicó les fue explicado como un artilugio para obstruir y zafar de la causa. Como iban a descreer de las instituciones. La información que les llegaba de la causa, les llegaba de boca de Dovniesky y Nercellas. Y les creían. Como advertir el engaño y entender la parcialidad de la información si los mismísimos Zafaroni, Dalessio, Gil Lavedra y Arslanián fueron engañados con información parcial para escribir “La denuncia”. Si importantes juristas cayeron ante las mentiras que les dijeron, como no iban a caer pequeños comerciantes o amas de casa. Del centenar de declaraciones que escuchamos en este debate ninguno mencionó a alguno de los familiares en las cotidianas reuniones del Dr. Galeano. Solo identifican a Beraja, Dobniesky y Nercellas. Cuando el engaño fue obvio trataron de saber que había ocurrido realmente y comenzaron a litigar en esta causa. Cuando la Dra. Corbacho cuestiona, y entiendo que lo hace de buena fe, como se entiende que quienes represento se presentaran en este juicio, y en el principal continuaran ligados a la querella de las instituciones, la explicación debe buscarla en el incidente de querellas del principal, donde a pesar de los pedidos solo fueron admitidos en forma separada recién para el año 2007. No hay contradicción. Hay deseos de saber la verdad. Como desconfiar del Juez y los fiscales. Desgraciadamente la causa quedó radicada en el Juzgado Criminal Federal N° 9, a cargo del Dr. Galeano. Como ya dijimos se impidió llegar a la verdad. Juan José Galeano como titular del Juzgado no tenía la obligación de dar a las víctimas una verdad, pero si procurar el hallazgo de la verdad. Buscar la verdad como dijo el Dr. Ubeira. Arbitrar las medidas conducentes para el esclarecimiento del hecho, como expresó el Dr. Borda a su turno. Y para ello debía contar con los fiscales Mullen y Barbaccia y con la asistencia de las fuerzas del poder público. Ellos debían procurar la verdad, no Telleldín. De ellos debía surgir la verdad o debían procurar conseguirla. Son ellos quienes han defraudado las funciones para la que fueron investidos y también han defraudado las expectativas de las víctimas y de la sociedad toda. En ellos estaban puestas dichas expectativas y era su obligación. No se podía esperar del imputado la verdad. Este juicio ha mostrado una enorme confabulación entre los distintos poderes del Estado que tuvieron por objeto mostrar una verdad aparente sobre el atentado a la sede de la Amia, distinto de la realidad, ese armado arquitectónico al que ya se han referido las querellas que me precedieron en el uso de la palabra. Un presidente, un juez, una camarista, dos fiscales, las maximas autoridades de la inteligencia del estado y de la policía, con el silencio cómplice de las autoridades parlamentarias que debían auditar su actuación. Todo el aparato del Estado comprometido en una gran mentira. Una multiplicidad de delitos cometidos por una gran cantidad de autoridades dentro de un plan tendiente a desviar, encubrir y obstruir la investigación de la denominada causa Amia. La estructura del estado republicano de frenos y contrapesos asociada en perjuicio de los ciudadanos. La destrucción del estado de derecho. La vergonzante evidencia acumulada es muestra de la arbitrariedad y de los excesos del poder sobre el ciudadano común. La sentencia de esta causa debe reponer las cosas en su lugar y mostrar que los jueces como Galeano y los fiscales como Mullen y Barbaccia son la excepción y no la regla del poder judicial. Al iniciarse este juicio los familiares que integran esta querella, tenían la expectativa, que durante el mismo los acusados tuvieran la grandeza y la humildad de reconocer que en el afán de conseguir justicia se pudieron equivocar, exceder, o apreciar erróneamente algunos hechos y pruebas. Pero lejos de ello, hemos observado que cada uno de los acusados a su turno, y particularmente aquellos que tenían a cargo la investigación del atentado, han declarado con la convicción de que su proceder ha sido correcto, y ajustado a derecho. En forma imperativa y con enojo hemos escuchado a los acusados afirmar que hicieron lo que debían hacer, dejando a salvo la explicación en la indagatoria del Almirante Anchezar que con simulada candidez nos explicó que podría haber pasado con las notas que firmó. Como ya ha dicho tanto el Ministerio Público Fiscal como la querella representada por el Dr. Borda, no queda duda alguna que todos los acusados actuaron con dolo, con plena intensión y conocimiento de los delitos que cometían. Quisieron todo lo que hicieron e hicieron todo lo que quisieron. Es habitual escuchar en los pasillos de tribunales que cada juzgado tiene su propio código en alusión a forma en que se aplican las normas procesales. Y el juzgado de Galeano hizo gala de ello. Hemos escuchado al Dr. Galeano decir que la excepcionalidad de la instrucción de la investigación de un atentado de esta envergadura, para la que el código procesal no tendría las previsiones adecuadas, había que ser “creativo”. De esta forma, parte del Código Levene, fue sustituido por una especie de “Código Galeano”, aparente consecuencia de esa creatividad. Mas allá de los delitos cometidos por Galeano en uso de su creatividad que analizaremos luego con mas detenimiento, tenemos la certeza que gran parte del estado de la causa hoy, de sus demoras, es consecuencia del accionar de los acusados, y desgraciadamente muchas de ellas sean hoy imposibles de subsanar. Tengan presente Señores Jueces, que aquí se juzga ese cúmulo de irregularidades y delitos que desvió la investigación. No se dejen engañar con quienes pretenden confundir y hacer de este juicio, un juicio sobre el atentado en si mismo. Los familiares a quienes represento, tienen bien en claro que quienes están siendo juzgados no mataron a sus seres queridos. Pero para ellos esos 23 años, 9 meses y 8 días de impunidad representan matarlos nuevamente. Si hirieron de muerte las expectativas de llegar a la verdad, afectaron gravemente con su accionar la posibilidad de llegar a la verdad, y por sobre todas las cosas destrozaron su fe en el sistema judicial argentino. Hemos escuchado de Galeano, Mullen y Barbaccia en sus respectivos descargos la excusa de la importancia, las dimensiones, la gravedad, todo lo nuevo que acarreaba la causa AMIA. Les quedó grande la causa dirían quizás. Aunque a poco de analizar los respectivos descargos y la prueba colectada no queda duda que lo que les quedaba grande era el cargo que cada uno de ellos detentaba. Somos conscientes de las enormes dificultades que tenía la investigación de una causa de estas características. Sabemos que el terrorismo internacional es un monstruo con infinidad de ramificaciones, con poder y estructuras que hacen muy difícil su persecución. Somos conscientes que la transnacionalidad de estos delitos dificultan la persecución por la limitación de la Jurisdicción. Que el derecho internacional exige coordinación con otros estados y que en ello se juegan cuestiones políticas de cada uno de ellos. Pero el reproche a los acusados no se centraliza en lo que pudieron avanzar en ese sentido, sino en lo que no hicieron o hicieron indebidamente en el ámbito nacional, donde Galeano gozaba directa o indirectamente de todos los atributos que su investidura le confería. En su última indagatoria, el Dr. Galeano a propuesto a los Sres. Jueces una suerte de juego de roles, invitándolos a ponerse en su lugar como jueces de instrucción a resolver ante las falencias que el dice tiene nuestro sistema procesal. Esta idea fue retomada en alguna medida tanto por el Dr. Ubeira como por el Dr. Borda en sus respectivos alegatos. Siguiendo el mismo criterio y considerando su gran utilidad, solicito a los Sres. Jueces que al momento de sentenciar se pongan en el lugar de Galeano y se respondan a las siguientes preguntas: - ¿Hubieran mandado a detener y luego mantener retenidos durante varios días a la mamá y el hermano de Telleldín, sin fundamentación alguna y sosteniéndolo solo en cargos para cuya investigación eran incompetentes? - ¿Hubieran permitido el acceso a un supuesto fiscal israelí para que se reuna en soledad con el principal imputado sin ningún tipo de formalidad? - ¿Hubieran permitido y facilitado el acceso de Vergez y Romero al lugar de detención del principal imputado? - ¿Hubieran permitido que esa reunión fuera grabada en forma subrepticia y mas aún utilizar dicha grabación para imputar? - ¿Hubieran accedido a las gestiones personalizadas de un camarista por fuera de las formalidades de la ley e incorporado su supuesto resultado al expediente? - ¿Hubieran pagado 400.000 dólares a cambio y por el cambio de una declaración indagatoria de un imputado? - ¿Hubieran negociado con un imputado el contenido de una declaración indagatoria? - ¿Hubieran grabado subrepticiamente a un imputado? - ¿Se habrían reunido con un imputado de manera informal y por fuera de los canales procesales? - ¿Le habrían exhibido a un imputado previamente un álbum fotográfico de determinadas personas, para formalizar en una instancia posterior un supuesto reconocimiento de los mismos? - ¿Hubieran utilizado una causa de extrema gravedad como la causa Amia, para detener indiscriminadamente a personas? - ¿Hubieran imputado sin fundamento a esos detenidos a fin de presionarlos a declarar como testigos en contra de un imputado? - ¿Hubieran tomado declaración testimonial a un imputado en un expediente conexo al que se encuentra imputado? - ¿Hubieran ocultado o escondido un delito de un declarante a los efectos de que declare en un sentido determinado? - ¿Hubieran negado ante otro tribunal el pago de una supuesta recompensa? - ¿Hubieran recibido ordenes del presidente de la nación para dejar de investigar una causa? - ¿Hubieran consentido que una orden de allanamiento suya no hubiera sido obedecida? - ¿Hubieran omitido analizar el resultado de un allanamiento? - ¿Hubieran permitido la intervención y desintervención de líneas telefónicas sin mayor sustento?
Estas son Señores Jueces solo algunas de las preguntas que
humildemente entiendo debieran realizarse cuando deban fallar. Ante semejante causa, la falta de recursos y la supuesta orfandad procesal, puestos a decidir, ¿Hubieran hecho lo mismo que hizo Galeano? Antes de pasar a analizar concretamente los hechos y la atribución de responsabilidades quería brevemente referirme en particular a los alegatos del Ministerio de Justicia y de Amia y Daia a fin de efectuar una serie de aclaraciones que hacen a esta causa y que no podemos dejar pasar por alto. Respecto del alegato del Ministerio de Justicia, expuesto oportunamente por el Dr. Console, mas allá de considerarlo contradictorio e incongruente, creo necesario poner de manifiesto que esta querella no atribuye tales defectos al Dr. Console que en última instancia es un mandatario como quien les habla, cumpliendo directivas de su mandante: el ministro de Justicia German Garavano y el gobierno nacional. La trama interna que llevó a tal contenido y los incumplimientos de compromisos legales nacionales e internacionales contraídos con las víctimas deberá ser dilucidado en otro juicio. Pero creo un reduccionismo atribuirle solo a Console responsabilidad por el contenido. Como muestra de esa abierta contradicción, basta recordar un pequeño ejemplo. Cuando describía la operatoria del pago a Telleldín, dice que se le pagó para que diera una versión mentirosa a fin de detener a estos pobres hombres gesticulando incluso con su mano indicando el lugar donde se ubica la querella representada por el Dr. Ubeira. Rato después al ensayar los argumentos para defender a Mullen y Barbaccia, analizando las detenciones ilegales, las niega, y dice que esos delincuentes igual hubieran estado presos, refiriéndose de esa forma a quienes un rato antes había caratulados como pobres hombres inocentes. No hace falta analizar nada mas. Sobre el alegato de la querella conjunta de Amia y Daia, encuentro necesario efectuar algunas aclaraciones porque se refieren a todas las partes. En primer lugar, se ha pretendido instalar que este juicio se refiere al atentado en si mismo, con la aparente intensión de ocultar que estamos analizando las responsabilidades por las irregularidades en la investigación del atentado. En segundo lugar, se pretende instalar la idea que la confirmación de las irregularidades respecto del empresario Alberto Kanoore Edul – mal llamada pista siria – sería instalada para no acusar a los funcionarios Iranies requeridos por el atentado. Esta versión resulta totalmente falsa. Esta querella entiende que nada tiene que ver que se haya encubierto a Kanoore Edul para eludir la investigación, con los indicios y elementos que señalan a los iraníes para quienes se ha pedido la extradición a los efectos de prestar declaración indagatoria. Perseguir el castigo de quienes encubrieron a Kanoore Edul no implica de ninguna manera negar la relación de los Iranies con el atentado. Finalmente creemos correcto aclarar que es falso que no se esté investigando en la Ufi Amia. Puedo, y de hecho he tenido, algunas diferencias con los fiscales, hemos incluso discutido por ello, pero sería deshonesto desconocer el trabajo que están realizando. En el expediente principal creo que soy quien más medidas ha pedido en los últimos años. Y se que siempre me encuentro el mismo proveído: Téngase presente. Sin embargo me consta que poco tiempo después las medidas solicitadas son analizadas y llevadas a cabo. Me constan los ingentes esfuerzos de ellos y del personal para continuar las investigaciones y llegar a la verdad. No necesitan que los defienda, pero no sería justo permitir en silencio semejante afirmación. No hay dudas que este alegato exhibe lo que realmente siempre pensaron las entidades. Muestra el apoyo que las mismas dieron en su momento al proceder de Galeano. Muestra de que lado están. El Dr. Camiser no ha hecho mas que expresar lo que opinan sus mandantes.