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“No seas uno mas del montón” y otras barbaridades.

No puedes estar aquí porque estas tratando de llegar a…

El otro día vi un fragmento de una película gringa en la cual dos viejos conversaban al
calor de una fogata y uno le decía al otro:

“¿Recuerdas esa sensación de desilusión y arrepentimiento cuando llegaba el final de las


vacaciones de verano y no habías hecho todo lo que querías hacer? Eso siento yo. Pero no se
trata de las vacaciones de verano, se trata de mi vida”

Un escenario de este tipo puede resultarnos alarmante y provocarnos un temor tan


terrible que haga que nos levantemos despavoridos de nuestro asiento a buscar ser
exitosos. Pero para el que quiere conocerse profundamente el tiempo no existe. No
hay un lugar a donde llegar, por lo tanto, no hay manera de ir mas rápido.
A veces, esta obsesión, por llamarlo de algún modo, de “ser alguien”, nos lleva a creer
que se nos acaba el tiempo y que la vida es para realizar grandes logros. Dicho en
pocas palabras: no hay manera de que tu vida sea un fracaso.
Se puede llegar al lecho de muerte totalmente arrepentido por mil y un situaciones,
hayas logrado lo que hayas logrado. Esto es porque el arrepentimiento no se basa en
las circunstancias que acontecieron en tu vida, sino en una mala educación de la
mente. Una profunda falta de autoconocimiento.
Pienso que cuando Dios se transformo en todo esto que llamamos universo o vida, lo
hizo por el simple hecho de querer experimentar. La vida no es un problema, por lo
tanto no tiene ninguna solución. No estamos aquí para resolver nada y claramente no
estamos aquí con el objeto de brillar o de “no ser uno mas del montón”. Dicho
“montón” no existe.
Todos somos esa expresión de Dios, todos fuimos parte de la explosión. La tarea ya
esta hecha, no hay nada mas que resolver.
Los científicos dicen que el conjunto de “materia” que detono en el Big Bang medía
menos de un centímetro. Sin importar quien seas, la materia de tu cuerpo estuvo ahí. Y
como presencia, eterna e inmutable, también estabas ahí. Todos provenimos de esa
ínfima parte que exploto para crear todo esto. El movimiento de las estrellas, los ríos
que se abren paso a través de los bosques, los grillos cantando al anochecer y las
flores susurrando la llegada de la primavera nos invitan a celebrar la existencia.
Juntos, antes de ser nosotros, ya éramos una sustancia uniforme y homogénea,
dispuesta a vivir todo lo que fuera posible vivir.
Cada vez mas seguido pienso que para vivir de manera decente, debo tener los
mismos huevos que tuvo dios al explotar. Sin previo aviso, sin previo estudio y sin
titubeos, de pronto ya éramos el milagro desenvolviéndose en incontables estrellas,
en infinitos átomos. Hace 14 mil millones de años la luz emprendió un viaje sin
regreso hacia lo interminable. Dejamos de ser solo presencia para experimentar un
cuerpo humano. ¡Que maravilloso regalo! Cuando eres una extensión de Dios, no
puedes ser mas.
El infinito es la máxima expresión de nosotros mismos. Sea lo que sea que estés
buscando nunca olvides que vienes del mismo lugar del que vino absolutamente todo
lo que te rodea. De hecho, eres todo lo que te rodea.
Entonces, ahora si, quitate de la computadora y ve a vivir todo lo que quieras vivir.
Experimenta todos los regalos que esta existencia te da. Úsala para alcanzar cuantas
metas desees. Al fin y al cabo eso no es importante, lo importante ya sucedió.

Busca sin encontrar.


Vive sin existir.

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