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Alternativa para la creación de un

Servidor Mágico

Un servidor mágico es una forma mental creada por el brujo o mago, una concentración
energética que se lleva a cabo con el fin de tener un aliado en la tarea mágica. No es otra
cosa que una parte de su propia energía que se separa y toma otra forma. Aún cuando se
habla de que el servidor es independiente del mago, esto no es del todo así, un servidor
siempre mantendrá una conexión profunda con su creador. Es posible que parezca o se
comporte como una criatura aparte, pero quiero dejar bien claro que no tiene vida por sí
mismo; en este sentido, destruirlo o absorberlo no es un crimen, como muchos ingenuos
creen.

La tarea de confeccionar un servidor no debe ser tomada a la ligera, por el contrario, hay que
planificarla con bastante anticipación y lo ideal es dejar por anotado todos los pasos que se
llevarán a cabo y en el orden correcto.
Para empezar, debemos definir la función que le daremos al servidor; puede crearse uno para
casi cualquier tipo de tarea, desde sanar enfermedades, custodiar y proteger nuestro hogar o
a la gente que amamos, ayudarnos en el estudio, proveernos dinero y también para hacer
daño. Vuelvo sobre lo mismo de siempre, la dimensión ética de la magia la otorga el mago, no
hay magia blanca o negra, sino fines “blancos” o “negros” y eso sólo depende de quién hace la
magia.

Acto seguido, cuando tenemos bien definida la función que tendrá nuestro servidor, debemos
pensar en la forma que le daremos y su nombre. Como entidad separada, necesitará un
nombre al que responder; tiene que ser significativo para nosotros; un buen consejo es buscar
un nombre que podamos recordar con facilidad, evitemos la complicación de nombres de
fantasía muy elaborados. Alguien me dirá que no hay problema en ello, puesto que anotará el
nombre y lo tendrá siempre a mano; bueno, esto puede funcionar bien dependiendo de la
tarea que tendrá que realizar nuestro servidor, ya que si lo uso para casos en los que estoy en
peligro, y debe presentarse a la sola mención de su nombre, es posible que no pueda
invocarlo rápidamente si me siento en peligro o insegura estando lejos de casa.

En relación a la forma, es importante mencionar que no siempre hace falta que tenga una
forma física definida; podemos imaginarlo como un cúmulo de energía, como una esfera de
luz, etc. Pero también podríamos querer que tuviera un aspecto más terrenal y entonces
podría ser tanto grande o pequeño, estilo hada, duende o quizás, si nuestra idea es atemorizar
a entidades astrales (recordemos que el espacio vital que nuestro servidor ocupará será el
plano astral), imaginarlo como un guardián gigantesco, portador de una espada de luz. En la
Magia del Caos, donde este tipo de entidades son muy populares, los magos apelan a sus
gustos y creatividad, desarrollando servidores mágicos con aspectos del todo variados, como
réplicas de Dark Vader o Papá Pitufo. El aspecto, si es acorde a los fines perseguidos, es un
elemento colaborador. Para ello, podemos hacer un dibujo, usar una imagen prediseñada,
hacer una pequeña escultura en madera, arcilla, porcelana o tela. También podríamos usar un
sigilo.

Como todo ser vivo (y lo es, pero no es independiente del mago), necesitará dos cosas
básicas: un alojamiento donde “vivir” y alimento. Debemos determinar esto con sumo cuidado.
Para el alojamiento servirá cualquier recipiente que designemos, y el servidor se encontrará
ahí –es decir, su quantum energético- todo el tiempo que no esté en sus funciones. El
alojamiento puede estar en estrecha relación con su forma. Si, por ejemplo, he decidido crear
un par de servidores guardianes, puedo darles como alojamiento un par de estatuillas de
Perros Fu (o Leones Fu), tal como se aprecia en la foto de portada, con lo cual sólo será
necesario comprarlas y no construirlas (las hay de diferentes calidades y precios y como dato
interesante consta que el costo no es importante para los fines que persigo).

El tema del alimento no es complicado, pero si no lo definimos, nuestro servidor se alimentará


de nuestra energía vital, con lo cual nos dejará exhaustos. Alternativas para su alimentación
hay miles, desde la energía solar, la electricidad, el viento, emociones o sentimientos, aire,
agua, tierra, fuego, etc.
Una de las premisas más importantes a la hora de determinar las funciones mágicas de
nuestro servidor, consiste en programarlo con la mayor exactitud posible para que cumpla sus
tareas. Hay que establecer con mucho cuidado en qué circunstancias entrará en funciones y
las personas a las que obedecerá. Un diseño trazado con vaguedad podría traer problemas,
ya que en la práctica se suele ver que algunos servidores parecieran tomar ciertas decisiones
por propia cuenta y negarse a obedecer las órdenes dadas. Cuando analizamos éstas en
detalle, nos damos cuenta que son confusas o contradictorias. Por otro lado, a medida que
sea utilizado, el servidor irá aprendiendo de la tarea ejecutada, con lo cual se hará más fiable,
pero en caso de que no esté cumpliendo correctamente con las mismas nos causará un sinfín
de problemas. Cuando esto sucede no hay otro remedio que “reabsorber” esa energía, con lo
cual lo destruimos y volvemos a incorporarlo a nosotros. Hay que romper también su
alojamiento (no es buena idea darle como tal la costosa lámpara del living). Pero todo esto, es
decir, el momento de cese de sus funciones, debe ser establecido al momento de crearlo o
“lanzarlo”. Muchos servidores pueden ser creados, pero hay que tener en cuenta un dato
importante: no es buena idea andar “lanzando” entidades al mundo si luego nos olvidaremos
de ellas. Crear una para cada necesidad que tengamos es algo que demanda tiempo, energía
y responsabilidad. Se debe asumir la tarea de esta manera y hacer un diseño exacto. Es muy
recomendable determinar el tiempo de vida de nuestra entidad, generalmente una vez
concluida su tarea. Si no queremos destruirla, podemos “prestarla” a otro mago, pero
tendremos que manifestar esto al momento de su creación, es decir, “darle vida” con la
premisa de que podrá ser usado por otros cuando invoquen su nombre, por ejemplo, tres
veces.

Cuando tengamos decidido todo lo anterior, debemos repasarlo con cuidado, por si hay
errores. Es buena idea escribir las palabras con las que le daremos vida, para no correr el
riesgo de cometer un error de último momento; si esto pasa, habremos desperdiciado valioso
tiempo y energía. Como la magia no opera en los absurdos, tendremos que cuidarnos de
pretender que nuestro servidor sea programado para tareas que escapan de la lógica. No
podemos pedirle que nos haga volar como pájaros, aún cuando le hayamos dado la forma de
un ángel. Una vez listo nuestro propósito, con su dibujo o imagen en nuestro poder,
procedemos al ritual.

Siempre debemos crear el espacio ritual invocando al círculo mágico; sería una imprudencia
disponernos a realizar magia fuera de la seguridad de este, aunque es una cuestión de
paradigmas y hay magos que realizan excelentes trabajos sin protección de ningún tipo o
utilizando otros modos igualmente eficaces. Necesitamos entrar en estado de trance mágico o
gnosis, del modo que nos sea más cómodo. Una vez logrado esto, dirás:

"Con el acuerdo del poder del Universo, yo te doy vida (nombre del servidor) a partir de este
momento.

Has sido creado para (dile sus funciones), que llevarás a cabo de esta manera (especifica el
modo en que la cumplirá)

Tu alojamiento será (menciónalo) y tu alimento (ídem).


Sólo responderás a las órdenes de quien te llame (explica de qué manera, o cambia esto si
sólo podrá ser usado por ti).

Vivirás hasta que yo lo decida (o especifica cuándo dejará de existir). A partir de ahora, tienes
vida, por lo tanto... ¡Vive!". Sopla tu aliento sobre él.

Debes agradecer a las divinidades que prestaron su energía para el ritual, si así fuera el caso,
y es una excelente forma de comenzar asignarle alguna tarea para cumplir. No olvides que si
no utilizas, el servidor irá perdiendo fuerza, de tal modo que es posible que si vuelves luego de
un buen tiempo a pedir su intervención, debas cargarlo con una cuota extra de energía.

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