Habiendo cumplido su ministerio terrenal que resulto en su
muerte y resurrección, Jesucristo, el Dios-Hombre (Teantropos) recobro la gloria que desde la mas remota eternidad disfrutaba al lado del Padre (Jun.17-5). Algunos afirman que su exaltación comenzó en su descenso “a las partes mas bajas de la tierra” (Sal.16-10) proclamando su señorío sobre la vida y la muerte a los espíritus encarcelados. Su resurrección confirmo la validez y eficacia de su muerte expiatoria, su ascensión con un cuerpo glorificado marco el inicio de una nueva etapa. Cuando Jesucristo se levanto de los muertos se constituyo en “primicia ” (1 Cor.15-20) de una nueva clase de vida. Una vida en que su cuerpo era perfecto y no estaba sujeto a las leyes físicas como hombre alguno. Aunque era un cuerpo físico, era un cuerpo resucitado, transformado e inmortal. Lo mortal se revistió de inmortalidad y lo corruptible se torno incorruptible. Al respecto mucho se especula de los detalles de cómo es esto para lo cual nosotros no debemos salir o imaginar mas halla de lo que las escrituras nos dicen. El Logos poseía un cuerpo físico con el cual el podía comer (Luc. 27-43) y ser tocado (Luc.24-39) por sus discípulos a manera de demostrarles que el había resucitado y era lo que el decía ser. Este glorioso cuerpo con el que resucito Cristo es también el mismo cuerpo que nosotros tendremos algún día Aleluya. (1Cor.15-52)
Como producto de su humillación y obediencia “Dios exalto a su Hijo
hasta lo sumo y la dio un nombre y le dio un nombre que es sobre todo nombre. Para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos y en la tierra y debajo de la tierra y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor para gloria de Dios Padre” (Fil.2-9-11). Cuando nuestro señor ascendió a los cielos recibió gloria, honor y autoridad que nunca había tenido antes como alguien que era tanto Dios como hombre. El ahora esta en los cielos y las compañías angelicales le adoran y dicen “Digno es el Cordero..” Apoc.5-12. Jesucristo esta sentado a la diestra del Padre (Heb. 1-3) en cumplimiento al Salmos 110-1 “Siéntate a mi diestra, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies”. Que hace ahí el Logos? Cristo cumple tres oficios distintos en la presencia del Padre y estos son: Profeta, Sacerdote y Rey. “Como profeta nos revela a Dios y da a conocer las palabras de Dios; como sacerdote ofrece un sacrificio a Dios a nuestro favor, siendo el mismo el sacrificio y como rey el gobierna sobre la iglesia y también sobre el universo” (W.Gruden 2007,656)
iv.- Quien es Jesús, el Cristo?
El Señor Jesucristo es el personaje central de toda la realidad Cristiana. Todo lo concerniente a el constituye una verdad fundamental para nosotros. Muchos lo consideran un hombre común y corriente, un buen hombre, sin duda justo, amable y sincere. Pero Jesucristo es esto y mucho mas conforme se define los siguiente: a) Jesús: Fue el nombre personal dispuesto por Dios Padre antes de su nacimiento (Mat.1-18, Luc.1-31) y quiere decir “Jehová es Salvación” o “el Salvador”. Este nombre le fue dado como un recordatorio del supremo propósito que Dios tenia para la humanidad. El nació de una virgen, su concepción fue milagrosa, una obra del Espíritu Santo y por el poder del Altísimo (Luc. 1-35), fue profetizada 700 años antes de que esto ocurriera (Isa.7-14). En la persona de Jesús residían dos naturalezas (Unión Hipostática), una humana y otra divina. Dos naturalezas morando en una persona en perfecta y completa armonía. Esta fue y es hoy en dia un tema controversial que ha trascendido el tiempo desde los primeros siglos de la iglesia al presente. Muchas herejías emergieron del mal entendido o interpretación errada de este misterio. b) Cristo: del griego “Christos”, es el titulo que relaciona a Jesús con las profesáis del Antiguo Testamento y es la traducción de la palabra hebrea “Mesías” que quiere decir “el ungido”. El acto de ungir estaba vinculado a los reyes que Dios escogió para una tarea especial. De manera exclusive se refiere a uno que procedería de la descendencia del rey David, uno que reinaría por siempre trayendo paz y prosperidad a su pueblo Israel. Observamos en los evangelios que el mismo Jesus rehusaba usar el termino “mesias”, inclusive prohibio a sus discipulos que a nadie dijeran que el era Jesus el Cristo (Mat. 16-20) porque este termino tenia connotacion politica y military lo cual no formaba parte del proposito por el cual el vino. Inclusive los demonios eran reprendidos y no los dejaba hablar (Luc. 4-41) Hasta aqui es necesario complementar todo con el motivo o proposito principal por el cual Jesus dejo su lugar de eminencia “el Seno del Padre” (Jun.1-18) para habitar, “hacer tienda entre nosotros”. Durante esta permanencia terrenal, Jesus se despojo a si mismo de la gloria que gozaba con el Padre en la eternidad (Filip. 2-7) esta acción esta referida a la exprecion griega “Kenosis” la cual se refiere a un “vaciamiento”. Aunque el vino a este mundo de forma milagrosa, la razon de su encarnacion fue expiar los pecados de la humanidad. Juan el Bautista afirmo diciendo “He aqui el Cordero de Dios que quita el pecado de mundo” (Jun.1-29). Habia una necesidad expiatoria. El hombre habia ofendido a la divinidad por lo tanto la expiación debía ser ofrecida por alguien divino, y Jesus lo era. El afirmo ser divino. El Unigénito del Padre, coexistente con El era en si mismo la oferta perfecta y que de manera voluntaria (Heb. 10-7) acepto la misión redentora. “ Entendemos por expiación a la obra que Cristo hizo en su vida y muerte para ganar nuestra salvación” (Wayne Gruden, 2007,595) Dios por amor al hombre (Juan 3-16) envió a su Hijo Unigénito imputándole a El todo el castigo por nuestros pecados. Por otra parte al haber permanecido en obediencia y justicia Dios nos impute la justicia de su Hijo a nosotros y nos imputa la justica de Cristo a todos aquellos que creemos y nos justificamos por la fe en Jesucristo (Rom.5-1).
Isaias 52 y 53, nos presenta en resumen su sacrificio por nosotros y el
fruto de su obra.
Quien es Jesus, el Cristo? Agradecidos eternamente a el, afirmamos con
conviccion plena que Jesus es nuestro Salvador, nuestro Rey y Senor el autor de eterna salvacion para los que le obedecen (Heb.5-9).