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DERECHO TRIBUTARIO INTERNACIONAL

El derecho internacional, puede entenderse como el conjunto de normas, que sobre

la base de principios objetivos de Derecho Tributario y Derecho Internacional,

regula las relaciones de origen internacional en materia impositiva, y establece

limitaciones a la libre facultad de gravar que tienen los estados. En rigor, el

Derecho Tributario Inter-nacional, tal como afirma Villegas, trata de las relaciones

jurídicas de naturaleza tributaria en los casos en que “... diversas soberanías entran

en contacto...”.

En este sentido, el Derecho Tributario aporta alternativas y elementos de análisis

a problemas propiamente impositivos, en base a su propia doctrina, estudios y

principios. Por su parte, el Derecho Internacional Público regula y norma las

relaciones entre los diversos estados y entidades investidas de potestades tributarias.

LA SOBERANIA DEL ESTADO Y EL PODER TRIBUTARIO

Una de las formas en que se demuestra la Soberanía del estado, es en la

potestad de imponer gravámenes a aquellas personas que pueden encontrarse en

algunas de las siguientes circunstancias:

– Ser nacionales de ese estado

– Residir en ese estado

– Poseer bienes patrimoniales, o realizar alguna actividad económica, susceptible

de ser objeto de tributación en dicho estado.

En tal sentido, se puede señalar que el poder tributario es inherente a


cada estado, en ejercicio de su soberanía. De acuerdo a la Doctrina de Derecho
Internacional predominante, existe consenso en el sentido que actualmente
resultaría inconcebible la existencia de un poder tributario sin ninguna clase de
restricción. “En definitiva, la concurrencia de diversos estados con su
propia soberanía, impone limitaciones a la voluntad unilateral de los estados”
1. PRINCIPIO DE LA FUENTE O TERRITORIALIDAD

Este principio toma como elemento de vinculación entre el sujeto y la materia

imponible el lugar donde ésta se produce. Esa determinación parece sencilla: las

ganancias producidas por bienes, en el lugar donde éstos se encuentran, las originadas por

actividades o hechos, en el lugar donde éstos se producen, pero existen muchas

situaciones en que la aplicación de la regla a casos concretos no es clara por lo que las

leyes deben recurrir a presunciones.

Estas presunciones –de algún modo significan un reconocimiento de la dificultad

de aplicación del criterio– sirven para solucionar situaciones confusas, pero

desnaturalizan en mayor o menor medida la idea, aparentemente tan simple, de la

territorialidad

La dificultad reside en la propia naturaleza de los hechos imponibles: Por ejemplo

¿dónde puede afirmarse que se produce la ganancia del transportista? ¿Será proporcional

a la distancia recorrida? no, porque existe una cantidad de gastos fijos que se deben

recuperar mediante el precio, pero no tienen relación con la distancia a que se presta el

servicio

Además si se quiere considerar a la distancia como parámetro de atribución de la

materia imponible, se encuentra que muchas veces los costos no son proporcionales sino

que aumentan por “saltos”. Cuando el transporte se realiza dentro del país la cuestión

carece de importancia pero cuando es internacional no.

El principio de la fuente o territorialidad se puede justificar de forma bastante sencilla

con la teoría del beneficio: los no residentes que obtienen rentas se benefician de los

bienes y servicios públicos producidos en el país de la fuente; en el caso de los residentes


también se puede justificar con la teoría de la capacidad contributiva, aunque esta

justificación es parcial pues no se considera la renta obtenida en el exterior.

PRINCIPIO DE LA RESIDENCIA

Este principio sujeta la materia imponible a la ley del país donde reside el sujeto.

Su justificación radica en el principio de capacidad contributiva mencionado y en el

derecho del país donde se formó el capital a gravar los resultados que éste obtenga en

cualquier país del mundo.

Las dificultades de aplicación radican en la definición del concepto de residencia

ya que varía con los países porque no existe una noción inequívoca y aceptada por todos.

La residencia suele establecerse en función de ciertos indicios que a veces se

cuantifican, por ejemplo tiempo anual de estadía o de situaciones personales: residencia

a los fines inmigratorios, ubicación de la vivienda, centro de intereses vitales y otros.

1. DOBLE IMPOSICIÓN INTERNACIONAL

1.1. CONCEPTO:

La doble imposición internacional, como fenómeno que es objeto

de regulación tanto por el Derecho Tributario, como por el Derecho

Internacional Público, puede ser definido “... como el resultado de la

percepción de impuestos semejantes en dos (o varios) estados, de un

mismo contribuyente, sobre la misma materia imponible y por el

mismo período de tiempo”. (FUNDACION GETULIO VARGAS.

Documentos de trabajo: Proyecto de Convenio de la Organización de

Cooperación y Desarrollo Económico,pág. 3)

La doble imposición se produce siempre que una persona sea gravada

por la misma renta o por el mismo patrimonio, en más de un estado. Al


respecto, la doctrina tributaria establece una serie de elementos que, de

concurrir simultáneamente, producirán doble o múltiple imposición:

Unidad de sujeto pasivo: Vale decir, un mismo sujeto debe

encontrarse obligado al pago de una prestación de carácter tributario, en

virtud de dos obligaciones independientes y ante dos sujetos activos.

Coexistencia de dos o más autoridades: Sólo en la medida en que

existan dos o más autoridades investidas de facultades tributarias

autónomas, podemos hablar de doble o múltiple imposición. De tal modo,

no se produce doble imposición cuando dos autoridades que mantienen

entre sí una relación de subordinación la una respecto de la otra, deciden

imponer tributos a un mismo sujeto. En este caso no existe más que

una división de la potestad tributaria mediante una delegación de facultades.

Identidad de impuestos: Como es lógico, sólo puede existir doble

o múltiple imposición si el sujeto obligado o contribuyente, debe soportar

una doble o múltiple carga impositiva en razón del mismo concepto. En

tal sentido, es necesaria la concurrencia de dos o más impuestos, con la

condición que todos ellos graven el mismo hecho. Esto último supone

que la duplicidad o multiplicidad de tributos afectan una misma

manifestación de riqueza, la cual manifiesta capacidad contributiva

susceptible de ser gravada.

1.1. CAUSA:

La doble imposición tiene como causa la coexistencia de distintos

criterios de imposición, o en la diversa concepción que de cada uno de


ellos posea cada estado. Para aclarar estas afirmaciones, es necesario señalar

que se reconocen básicamente los siguientes criterios de imposición:

Criterio de la residencia o domicilio: Bajo este criterio, la potestad

tributaria abarca a todos los domiciliados o residentes en el país, por los

ingresos que obtengan en el mismo o en otro lugar. Este criterio se

relaciona con la noción de Renta Mundial, en virtud de la cual, toda la

renta percibida por una persona domiciliada en un territorio determinado,

debe tributar en dicho país, independientemente del lugar en que las rentas

se han originado.

Criterio de la nacionalidad: Según este criterio, todos los “súbditos”

de un estado se encuentran obligados en razón de su nacionalidad, a

tributar por todas sus rentas y patrimonio, se encuentren o no residiendo

en el estado del cual es nacional. En virtud a este criterio, resulta

irrelevante el carácter de domiciliado o no domiciliado del sujeto pasivo,

puesto que,

se parte del principio que las obligaciones tributarias de una persona son parte

de los deberes inherentes que tiene frente al estado, y del cual es nacional.

Criterio de la fuente: Los estados que acogen este criterio de

imposición, gravan el patrimonio que se encuentra ubicado dentro de su

territorio, o las rentas que se originen o produzcan en su interior.

Usualmente, el criterio de gravar la riqueza en el lugar donde ésta se


genera, o se encuentra ubicada, ha recibido gran acogida dentro de los

países subdesarrollados o en vías de desarrollo.

Criterio del establecimiento permanente: Este criterio se relaciona

con la sede de los negocios. Usado en aquellos casos en que el lugar

donde se ubica la actividad económica del contribuyente, difiere del

lugar en que se encuentra el titular de dicha actividad, constituyendo un

criterio adoptado frecuentemente por los países importadores de capitales.

Por lo general el criterio del establecimiento permanente, debido a su

carácter, es empleado en concurrencia con otros criterios impositivos.

En la determinación de la amplitud del criterio de establecimiento

permanente, se han establecido dos concepciones con tendencias

opuestas.

Así, los países desarrollados atribuyen al criterio de establecimiento

permanente un ámbito de aplicación reducido, toda vez que mientras

mayor amplitud se otorgue a su definición, mayor será la riqueza objeto

de gravamen, lo cual resulta contraproducente para estos países, en la

medida en que por lo general emplean el criterio de domicilio o

residencia.

Por otra parte, los países subdesarrollados admiten una definición

amplia del criterio, con el fin de incrementar su base de contribuyentes.

1.2. ANTECEDENTES :

Los problemas de doble o múltiple imposición, si bien resultan tan

antiguos como la propia aparición del comercio internacional, son estudiados


seriamente a partir de la Primera Guerra Mundial, en la cual el fenómeno se vuelve

más significativo.

Fueron varias las causas que confluyeron en el agravamiento del problema,

tales como la insuficiencia de recursos fiscales y las necesidades que debían ser

cubiertas, que ocasionaron la creación de infinidad de tributos, alcanzando muchos de

ellos niveles confiscatorios.

Por otro lado, las transformaciones territoriales ocurridas en la Europa

Central condujeron a nuevas separaciones de jurisdicciones tributarias,

interponiéndose nuevas fronteras políticas entre el domicilio de los propietarios de

bienes, o beneficiarios de rentas, y el lugar de situación o procedencia de estos últimos.

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