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Queridos colegas,
(a) Interpretación-traducción
(b) Interpretación-corte
(C) Igual que (B), pero no sólo "se puede" sino que se debe
emplear la interpretación de tipo (b), ya que ella efectúa la cesión
de goce requerida.
24 de julio de 2000
[Mensaje 1]
[Mensaje 4]
27 de julio de 2000
27 de julio de 2000
Amigos,
[Mensajes 6, 7, 8, 13]
28 de julio de 2000
[Mensaje 1]
Estimados colegas,
Quería subrayar otro punto muy importante que surgió del debate:
la cuestión de la dirección de la cura, su particularidad en la
psicosis. Gracias a Jacques Lacan tenemos la lógica que nos
permite plantear la diferencia entre neurosis y psicosis con
respecto a la manera de obrar en la cura. Es éste, entre otras
cosas, un punto crucial de diferencia con la IPA. Tenemos los
instrumentos para poder hablar de dirección de la cura, del lado
neurosis, y de tratamiento de lo real, del lado psicosis.
[Mensajes 7, 9]
31 de julio de 2000
[Mensaje 3]
Querida Amelia,
4 de agosto de 2000
[Mensaje
Me parecían muy bien situados por nuestra colega italiana los ejes del
debate: el problema es el tratamiento de lo real en nuestra intervención
en la psicosis. Si se trata en una clínica continuista de evitar los
desenganches, los desencadenamientos, de que el psicótico se sirva del
analista para lograr una suplencia que le permita evitar el encuentro
mortífero (como señalaba Amelia Imbriano [Mensaje 3] y subraya
Eric Laurent en el texto que yo comenté [Mensaje 4]), ya sea del lado
de la construcción de la metáfora delirante o ya del lado de un punto
de capiton, se trata entonces de volvernos dóciles a la invención de algo
que valdrá por un S2. No es el analista el que produce el S2, sino que,
haciéndose el destinatario de los signos ínfimos de lo real de lalengua,
posibilita la entrada en un discurso. El ejemplo clínico retomado por el
informe de Antibes [pág. 149ss] es el caso de Gabriel Lombardi
presentado en el Conciliabule d’Angers (y que está en Los inclasificables
de la clínica psicoanalítica), como "Un caso de mutismo", creo.[2] Desde
lo indecible de un goce ("veo puntitos") y el mutismo total al
"yoescribopoemas" y su culminación en su ironía y su capacidad de hacer
chistes, aparece el saber-hacer con lo real en la dirección de la cura.
[Mensaje 15]
4 de agosto de 2000
[Mensaje
Querida Silvia,
4 de agosto de 2000
[Mensaje 5]
Querida Céline,
Usted dice que el analista debe encarnar una posición que regule el
goce, y que más que interpretar para llegar a lo real se hace un
tratamiento de lo real. Efectivamente es así. ¡La cuestión es cómo!
[Mensaje 12]
4 de agosto de 2000
[Mensaje 8]
Querido Gerardo,
7 de agosto 2000
[Mensaje 8]
Estimado Gerardo,
[Mensaje 15]
7 de agosto de 2000
[Mensaje 9]
Querido Gerardo,
Intentaré una respuesta, en esta lengua ¡que espero no se transforme en una pura lalengua!
¿Cómo hacer?, me preguntas. Pienso que, si con la interpretación (b) apuntamos el punto de
imposible para que el sujeto lo vea y lo asuma, poniendo el analista límite al todo sentido, al
goce de la palabra por medio de la interpretación, con el sujeto psicótico se trata más bien de
construir un punto de imposible, tal vez de imponerlo reprimiendo el Otro que goza del psicótico,
el Otro que le impone algo, el Otro que no está en una relación de diálogo. Y, como tú decías,
hacemos una invención, inventamos un S2 para que el psicótico entre en el discurso, discurso
que ya hace límite, que ya tiene su imposible por estructura. Como yo he entendido lo que dice
Miller, si con la "interpretación analítica", la (b), vamos a "verificar lo real", vamos a verificar lo
imposible de lo real, esto es precisamente lo que no se puede hacer en la psicosis, porque falta
el anclaje de lo simbólico, falta por estructura. Se puede tratar lo real, se puede ablandar su
violencia, se puede darle un lugar, el lugar que excavamos para la enunciación del sujeto, para
que no se extravíe en el Otro.
Me parece que tratar, construir, no es lo mismo que interpretar. Soportar una bulimia, por
ejemplo, para que sea una suplencia vivible, no es como interpretar y apuntar a lo real de este
sujeto bulímico para que el fenómeno bulímico se transforme en síntoma-metáfora y en
demanda de análisis.
¿Cómo hacer? En mi experiencia se trata de favorecer que se hagan puntos de capiton dando la
posibilidad al sujeto de explicar lo que pasa en su vida, creyendo en lo que siente, poniéndose
de su lado en frente al Otro para que algo pueda hacerse historia por medio de anudamientos,
desde una posición que no sea ni de deseo, ni de saber, ni de querer, haciéndose intratable.
Estoy reflexionando en esto y el debate es para mí una preciosa ocasión.
¿Clínica continuista? No tengo una verdadera hipótesis. Me pregunto, si pensamos en una clínica
continuista, del no clasificable, ¿cuál es el punto, el confín para decidir una dirección de la cura o
un tratamiento de lo real? Evitar el desencadenamiento, sí, pero ¿cuándo y cómo ponerse en
esta continuidad en una u otra posición como analista para que la cura se desarrolle en un caso
(neurosis) o un tratamiento de lo real en el otro (psicosis)? Es para mí y para unos colegas
italianos una cuestión que nos interroga mucho. Alfredo Zenoni en el Encuentro y, me parece,
también en la Conversación, planteó esta problemática. Tengo que trabajarla y espero vuestra
ayuda.
7 de agosto de 2000
Hacerse traducir.
[Mensaje 8]
Me parecía que el "hacerse traducir" es lo que se desprende, con toda claridad, del texto que
había puntuado [Mensaje 4]. Y por ello era importante introducirlo en la discusión.
7 de agosto 2000
[Mensaje 12]
Céline,
8 de agsoto de 2000
Sin embargo, creo que el analista puede ser no sólo receptor de los
signos del sujeto, sino también colaborar en la construcción de ese
aparato. Por eso señalé (en un aporte anterior [Mensaje8]) la
construcción del tabú como una modalidad privilegiada de esta
invención. Pensémoslo en torno a dos viñetas clínicas.
Primera viñeta
Una mujer escucha una voz que le dice: ¡Chocolate! (en el sentido
de ¡Chocolate por la noticia! = ¡Ya lo sabía!). Más tarde, la voz se
torna amenazadora y le prohibe comer. En su ayuno pierde el 30%
de su peso. Cuando la veo por primera vez, y me cuenta su
historia, le pregunto si se supone que ella está obligada a obedecer
a esa voz. Es una apelación al sujeto que tiene por efecto la
desobediencia. Cuando vuelve a comer, la voz le ordena no hacerlo
con la familia. Aunque era un avance, eso la dejaba aislada.
Construyo un tabú enlazando estos tres momentos: chocolate - no
comerás - con tu familia (la prohibición recae entonces
exclusivamente en el hecho de comer chocolate en compañía de
familiares), y comparándolo con la prohibición del Génesis. El tabú
funciona como estabilizador, ya que es un S2 que puede hacer las
veces de punto de capiton. [3]
Segunda viñeta
El 18 de julio, en la Conversación del ICBA, Anne Szulzynger
presentó el caso de un sujeto que se producía un coma alcohólico
cada vez que decidía ir a visitar a su hijo. Eric Laurent planteó que
se trataba de un suicidio, pero yo opiné que era el único modo en
que el sujeto podía impedir el encuentro aniquilante. Esto además
posibilita un margen de maniobra al analista: se trataría de
encontrar un aparato simbólico que permitiera al sujeto mantener
a distancia el encuentro con el agujero forclusivo sin necesidad de
llegar para eso a la aniquilación subjetiva. Apostar a la
construcción de un tabú no sería en este caso una apuesta
predestinada al fracaso. [4]
[Mensaje 16]
8 de agosto de 2000
Paula,
Gerardo,
9 de agosto de 2000
Interpretación y psicosis.
Estimados amigos y colegas,
10 de agosto de 2000
Objeción y acuerdo.
Querido Gerardo,
a -> $
--- ---
S2 S1
[Mensaje 12]
(a) Interpretación-traducción
(b) Interpretación-corte
(C) Igual que (B), pero no sólo "se puede" sino que se
debeemplear la interpretación de tipo (b), ya que ella efectúa la
cesión de goce requerida.
Céline Menghi coincide con la posición (A) del debate; afirma que
ambas formas de interpretación, (a) y (b), tienen riesgos por ser
interpretaciones.
[Mensaje 22]
11 de agosto de 2000
¿Qué cuidados?
Me interesa incorporarme al debate sobre la psicosis acerca de lo que leo como: "hay que tener
cuidado", o bien "no corresponde interpretar", etc.
Mis preguntas son: ¿Cuál es el estatuto del S 1? Para ser más precisa: si lo definimos como un
significante en lo real, ¿qué es lo que precipita de efecto catastrófico si lo interrogamos?
Gerardo: ¿Es a esto que te referís? Me interesa tu respuesta.
14 de agosto de 2000
[Mensaje 14]
Ahora bien, ¿por qué creemos que el corte puede ser riesgoso?
¿Tenemos pruebas clínicas de ello, o se trata de un prejuicio? No
he encontrado hasta ahora una demostración del riesgo posible que
ello entrañaría para el sujeto.
Tal vez este debate nos sirva para hallar esa demostración faltante.
O bien para disolver un prejuicio que veladamente limita nuestra
operación con el psicótico.
14 de agosto de 2000
Querida Céline,
14 de agosto de 2000
Querido Enrique,
14 de agosto de 2000
[Mensaje 18]
[Mensaje 30]
15 de agosto de 2000
Comentario.
Estimados colegas,
15 de agosto de 2000
[Mensajes 20]
1. ¿Qué se interpreta?
15 de agosto de 2000
[Mensajes 27]
Querido Gerardo,
16 de agosto de 2000
[Mensajes 31]
15 de agosto de 2000
[Mensajes
Y una vez llegados hasta ese punto, ¿cómo hacer para que el
psicótico pueda anudar algo allí donde hay agujero en lo simbólico?
¿Es el tiempo allí de la interpretación o más bien de otro tipo de
intervención de parte del analista para ayudar a que esta
construcción de artificio – barrera o suplencia – se constituya? Y
también podemos preguntar: ¿En qué registro se inscribiría esto,
con qué elementos se trabaja?
17 de agosto de 2000
[Mensajes
17 de agosto de 2000
Céline Menghi [Mensaje 28] nos recuerda que Miller dice que a
veces basta al sujeto localizar a un otro para dirigirle su
producción: "Posición de escucha, hacerse Otro que tiene falta,
hacerse Otro a quien dirigir su producción para que el psicótico
pueda construir su sinthome".
17 de agosto de 2000
[Mensajes
17 de agosto de 2000
[Mensaje
Estoy de acuerdo, pero esto nos interroga acerca del lugar del
analista; ocupar "un lugar vacío de saber – como sugiere Amelia
Imbriano – para escuchar el saber que el psicótico inventa", es una
condición necesaria, pero no suficiente. Si no, bastaría con ofrecer
al psicótico cualquier lugar de inscripción (un papel o una banda
magnetofónica, por ejemplo). En mi experiencia, eso no es así: el
psicótico no "se produce como sujeto en el decir" sin el analista –
o, más precisamente, sin su amor. (Schreber empieza a escribir
sus Memorias en febrero de 1900, cuando Weber, el director del
asilo, lo invita a comer y conversar juntos – es decir cuando lo
hace entrar en su "banquete").
Tal vez ésta sea una nueva manera de leer el matema a->$:
si arepresenta la parte del goce que no se reduce al saber, el
analista que la encarna produce el sujeto ($). Así, deberíamos
concluir que toda transferencia es, básicamente, erotomaníaca.
18 de agosto de 2000
[Mensaje
No he podido seguir tan de cerca el debate como Gerardo Arenas
amablemente lo menciona.
Con los nudos todavía me hago una galleta; me oriento algo mejor
en los discursos, lugares del lazo social.
18 de agosto de 2000
[Mensaje
18 de agosto de 2000
Lugares.
18 de agosto de 2000
[Mensaje 28]
[Mensajes 65]
21 de agosto de 2000
[Mensaje 34]
Gerardo,
[Mensajes 67]
21 de agosto de 2000
El psicótico no hace lazo social, si no hay un Otro que certifique que quien emite el mensaje
tiene valor de sujeto. Quiero decir que haya un reconocimiento expreso y auténtico. Y esta
posibilidad no se dará si no hay un analista que haya esclarecido su relación a la estructura
psicótica. Si hay transferencia habrá vínculo social, siempre que se esté dispuesto a sostener esa
transferencia. Lo que implica entre otras cosas soportar la pulsión de muerte sin la mediación del
aparato simbólico, sin el sentido, sin la significación fálica.
21 de agosto de 2000
21 de agosto de 2000
[Mensajes 75]
22 de agosto de 2000
Una idea.
22 de agosto de 2000
[Mensaje 45]
[Mensajes 88]
23 de agosto de 2000
Distinción esquizofrenia-paranoia.
23 de agosto de 2000
Nombre-del-Padre.
23 de agosto de 2000
Distinción esquizofrenia-paranoia.
[Mensaje 47]
José,
[Mensajes 91]
24 de agosto de 2000
Mensaje 50 - Julio Leites
Estimado Gerardo,
1. En relación a las tres situaciones clínicas planteadas[Mensajes 1], creo que son problemas
diferentes. En (1), lo que debe primar es la prudencia y en este aspecto soy absolutamente
freudiano: escucho y me doy el tiempo necesario para tratar de elaborar un diagnóstico por lo
menos de estructura, tomando como ejemplo lo que nos ha trasmitido Jacques-Alain Miller (en el
texto de Los inclasificables...) en relación a la búsqueda del punto de capiton, y tratar de
precisar si es una neurosis o psicosis. Dado el caso de las psicosis no desencadenadas, prefiero
no realizar ninguna operación con estos pacientes; generalmente no consultan
espontáneamente, sino que son traídos por un familiar que percibe pensamientos o conductas
"raras". Con estos pacientes mi actitud es de tranquilizar al acompañante y prevenir que ante
cualquier elemento nuevo o conducta llamativa concurran nuevamente a la consulta. Es en la
tercera situación en donde se plantea cómo actuar. Me ha sido de gran utilidad el libro de
Jacques-Alain Miller, Entonces: "Sssh...". Se encuentran en este material indicaciones de mucho
valor sobre el problema que nos ocupa.
2. Acuerdo con Amelia Imbriano [Mensajes 3] en situar nuestro decir en el orden de las
intervenciones pues, como Gerardo aclara también, nuestro cuerpo, su postura y actitud, tienen
importancia. En lo que respeta a las "maniobras de transferencia", es un concepto que no me
aparece claro para situarlo teóricamente en relación con la psicosis. En referencia al cálculo de la
intervención, la forma en que opero en las primeras sesiones es provocar el despliegue del
discurso y, como enseña Jacques-Alain Miller y lo señala Céline [Mensajes 16], "vale la pena
cortar haciendo un anudamiento, proponiendo retomar el discurso en la próxima sesión",
aunque, como lo dice nuestra interlocutora, siempre hay algo de caprichoso en el corte. Entiendo
que este corte debe operar también como un límite al goce, que dice no al goce mortífero del
Otro.
3. En relación a la [segunda] viñeta clínica [Mensajes 15], habría que precisar si se trata de
una neurosis o una psicosis, pues conozco algunos casos en donde el alcohol operaba como un
elemento de suplencia y, al internar sus familiares al paciente para una cura de desintoxicación y
producirse la suspensión de la bebida alcohólica, se desencadenó un cuadro de delirios y
alucinaciones, y llevó un tiempo bastante largo lograr una estabilización.
4. Estoy de acuerdo con la propuesta de Enrique Rivas[Mensajes 17], pues con Fabiana, mi
mujer, tenemos una experiencia de algunos años en instituciones (públicas y privadas) que se
dedican a la asistencia de niños.
5. En la discusión entre si se puede o se debe interpretar, pienso que no existe desde el lado del
analista un nivel de discusión, pues si pensamos en que se debe interpretar estamos aceptando
la existencia de un Otro como mandato.
6. Sobre la pregunta acerca de si el psicótico hace lazo social o no, creo que corresponde definir
qué entendemos por lazo social y cuál es su alcance, es decir que creo que podemos utilizar
diferentes grados, y en esta situación estaríamos pensando en una lógica con un modelo
continuista según lo propone Jacques-Alain Miller en Los inclasificables de la clínica
psicoanalítica.
7. En cuanto a si el psicótico está fuera del discurso, siempre lo he entendido como fuera del
discurso del amo, es decir lo que entendemos como que un significante remite a otro
significante. No debemos olvidar que en la psicosis un significante remite a un sujeto para otro
significante.
24 de agosto de 2000
Queridos amigos,
[Mensaje 53]
Tomás afirma, con Lacan, que el psicótico está fuera del discurso... del inconsciente (en esto
está de acuerdo con el planteo de Julio Leites [Mensaje 50]). De esto infiere la imposibilidad de
rotación hacia los otros tres discursos.
Planteo en este punto mi discrepancia, fundada en dos cuestiones. Primero, porque la diferencia
estructural específica sólo se sitúa en la puesta en funcionamiento del Nombre-del-Padre, es
decir cuando S2 se ubica en el lugar del trabajo (lo cual deja al psicótico, en principio, fuera del
discurso amo – como dicen Tomás y Julio – pero no de los otros). Segundo, porque el signo de la
rotación (o sea, del cambio de discurso) es, como señala Lacan en el Seminario 20, el amor; y
éste no falta en el psicótico. Dicho de otro modo, si el amor es signo de cambio de discurso, hay
rotación en el psicótico.
1. Sugiere pensar la "operatividad del analista en posición de agente del discurso histérico
(como $), interrogando al S1intrusivo de goce", en psicosis desencadenadas, tratando de que
dicho S1 "acceda a una producción de ‘S2’ – o más bien un S1 de otra naturaleza que los de
inyección de goce – con la expectativa de poner freno al enjambre". Estoy de acuerdo, en
principio, con el planteo. Al menos, esto no es disonante con mi experiencia clínica.
2. Tomás sugiere que tal vez esto aclare lo de "hacerse traducir" y lo del "destinatario" en lugar
del "secretario" del alienado. Me parece posible, en efecto. Es más, Tomás dice que hay que
"merecer o saber constituirse en destinatario de un paciente", y ése me parece un punto crucial
en el tratamiento de las psicosis. Pero agrego: si nos hacemos destinatarios, introducimos un
vínculo social.
3. Tomás afirma que intentar ubicarse como agente en el discurso analítico (a) no es tanto "un
contrasentido peligroso", sino que, en tanto que reverso del discurso del inconsciente, el
discurso analítico tiene poco en que sostenerse. Este me parece un punto interesante. Estos dos
discursos se contraponen, precisamente, en un punto clave: su relación con el Nombre-del-
Padre. En el análisis nos servimos de él (discurso amo) para prescindir de él (discurso analítico).
¿No sería posible acaso servirse de otra cosa? Éste es el problema, a mi modo de ver, en el
tratamiento de las psicosis.
4. Por último, Tomás comenta la viñeta del "tabú", pregunta qué lazo hace que dicho tabú
funcione, y sugiere que esto podría explicarse como resultado de que el paciente se hace cargo
de un S1 producido por el analista (que no asume plenamente el lugar de agente del discurso
histérico). Este punto me resulta oscuro, y espero que Tomás lo aclare un poco.
Finalmente, agrego la cuestión – a plantear en este contexto – de la relación del psicótico con el
cuarto discurso (el universitario). Es sabido que los psicóticos pueden sostenerse muy bien en
ese lazo social. ¿Qué nos dice esto?
25 de agosto de 2000
[Mensaje 42]
Estoy de acuerdo. Pero ¿se puede decir que hace lazo social o que
hace suplencia de lazo social a partir de poder introducirse en el
discurso analítico?
28 de agosto de 2000
[Mensaje 43]
Me interesa que amplíes un poco más este concepto de supuesto saber el Nombre-del-Padre.
[Mensaje 68]
28 de agosto de 2000
[Mensaje 47]
Quizás se pueda pensar que con el esquizofrénico le será posible al analista ocupar el lugar de
testigo, y para la paranoia el lugar de secretario.
28 de agosto de 2000
[Mensaje 50]
Es Lacan quien sitúa el concepto de "maniobras de transferencia" en las últimas palabras de "De
una cuestión preliminar...". No me resultó claro durante mucho tiempo, y creo no se refiere
únicamente a cuestiones de la táctica o de la estrategia en la dirección de la cura, sino más vale
un efecto de la política de la dirección (recordemos en "La dirección de la cura...": táctica,
estrategia y política). Un poco se me ha aclarado el concepto de maniobras de transferencia
pensándolo del lado de la transferencia de goce.
28 de agosto de 2000
[Mensaje 52]
Si pensamos que el psicótico puede entrar en el discurso analítico, ¿haría éste suplencia de lazo
social?
[Mensaje 70]
28 de agosto de 2000
En este contexto, la interpretación es pensable en tanto releva de cierta terceridad que necesita
estar planteada de entrada en relación a la posición del analista. De hecho, creo que siempre
que hay un diálogo posible con un psicótico es porque prestamos asentimiento a la relación de
éste con su Otro (que lo sabe, que lo goza, etc.). La intervención de Gerardo con la construcción
del tabú [Mensaje 15] opera en ese preciso nivel, no sólo resignificando una serie de palabras
venidas de ese Otro sino justamente develando algo de la estructura de esa situación donde una
terceridad es posible (aunque no lo sea en términos neuróticos).
28 de agosto de 2000
Un caso clínico.
Por eso, respondiendo a la invitación que Gerardo realizó en un inicio [Mensaje 1], quería
participar en el debate con la reseña de un caso clínico que atiendo desde hace 13 años: una
paciente de la cual la psiquiatría podría dar un diagnóstico de parafrenia y que para nosotros
podría incluirse quizá entre las enfermedades de la mentalidad.
La paciente asiste por propia decisión, a partir de una sensación de extrañeza frente a los
fenómenos que padecía.
Mientras ella sobrellevaba su vida cotidiana con normalidad, en la primera entrevista da cuenta
de una gran variedad de fenómenos de automatismo mental de todo orden (mental, motor,
sensitivo, afectivo y sensorial en la clasificación de De Clérambault).
Por otro lado, en su decir hablaba de ella en primera y tercera persona indistintamente. "Yo me
llamo F. L., ella es una burra con cuatro patas – hablando de sí misma –, ahora vamos a hablar
de ella".
Este satélite, como producto del trabajo delirante, carecía de eficacia (aparato de influencia)
suficiente para promover una interdicción de la irrupción de goce.
Pero el sensor se constituía como un significante que se promovía como condensador de goce
articulado a su cuerpo.
Este significante se prestaba, por su uso, a equívocos. Sólo en una ocasión en que este
significante se prestó, claramente, a un sentido en la lectura del mismo, intervine señalándoselo.
El efecto fue el siguiente:
1. Sin ninguna mención a mi intervención, ella dijo: "Algo me está diciendo que estoy
censurando... yo censuro". La intervención tuvo un efecto bajo la modalidad de los fenómenos
elementales que ella padecía.
5. Comenzó a construir una ficción delirante de redención que se instituyó como eficaz y estable
en el tiempo. Posteriormente, este efecto de comunicación mental desapareció en la medida en
que esta construcción fue progresando. El delirio permanece vívido, pero con cierta distancia al
darle la connotación de que "parece más una novela".
6. Se generó una tensión "transferencial" hacia mi persona, al mismo tiempo que se establecía
una interdicción. Reiteradamente me preguntaba en qué estaba yo pensando. Este efecto cedió.
Esta intervención (que, por otro lado, en la clínica de la psicosis suele ser excepcional – sólo
hubo dos oportunidades más de intervenir de esta forma a lo largo de estos años), que se
produjo como efecto que operó sobre lo real, promovió un cambio de posición subjetiva de la
paciente en relación a los fenómenos que padecía, pese a su condición subjetiva (psicosis), y
permitió el apaciguamiento de los mismos.
28 de agosto de 2000
[Mensaje 50]
Quiero aportar una pequeña contribución clínica. Estoy de acuerdo
con el punto 3 de Julio Leites. En mi experiencia clínica con
anorexia y bulimia se ve muy bien el valor de suplencia que tienen.
El comportamiento alimentario puede ser una manera de
tratamiento del Otro y también una manera de tratar al cuerpo en
la esquizofrenia.
Creo, pero puedo también equivocarme, que está bien que haya
interrumpido las sesiones.
28 de agosto de 2000
He leído con sumo cuidado e interés la intervención de Leonardo Leibson [Mensaje 58], que
nos propone pensar la particularidadde la psicosis desde un imaginario que guarda equivalencia
con los otros dos registros.
Creo que esta manera de pensar la intervención del analista introduce una terceridad diferente
de aquella que conocemos para la neurosis, y por supuesto va a contrapelo del Un-padre en
posición tercera.
Esta posición permite introducir "que algo funcione", y la palabra "función" no es aquí arbitraria
sino que la utilizo en el estricto sentido en que la plantea Fabián Allegro [Mensaje 59]: "función
NP". La función no funciona. El elemento NP no entra en función.
Que algo funcione, entonces, implica una posibilidad de operar la distancia con el Otro, y por lo
tanto que una cierta dimensión yoica aparezca del lado del psicótico.
Así es como entiendo, en los casos de Céline Menghi [Mensaje60] y Fabián Allegro, que se han
producido dichos efectos.
Esta terceridad, introducida por la posición analítica, en su caso Céline Menghi lo denomina acto
de fe. "Le digo que yo (el subrayado es mío) le creo, que creo en lo que dice".
Señalo dos cuestiones que me parecen importantes en esta intervención que separa al yo del
Otro, es decir inaugura el lugar (psicótico) del yo y el Otro.
La reflexión, en este caso, es una pregunta: ¿Se trata del señalamiento de un significante
pronunciado por ella, o es que aparece dicho por el analista (terceridad posible)?
Por supuesto, agradezco sus intervenciones – que espero no sean las últimas.
28 de agosto de 2000
[Mensaje 36]
4. En las psicosis, agrega Leibson, hay un lugar del SsS: ese lugar
lo ocupa el psicótico para su analista. Yo creo que, en sentido
estricto, no es así. El saber del psicótico no es supuesto, sino
expuesto. El psicótico nos enseña, de ahí que en las presentaciones
de enfermos se dé lugar a una enseñanza, precisamente. Y el
analista puede querer ese saber, como lo revelan sus intenciones
para con el psicótico. Y el psicótico puede enseñarle al analista,
además, que no todo en esas intenciones es reducible a un deseo
de saber. Retomando algo que dije hace poco en el
debate [Mensaje 34], yo creo que no es tan correcto decir que la
transferencia en las psicosis es erotomaníaca, sino más bien que el
psicótico nos enseña quetoda transferencia lo es.
29 de agosto de 2000
Cortes.
[Mensaje 37]
María Cristina Oleaga ha dicho en el debate, hace algunos días:
"Cuando hay dudas diagnósticas, prefiero ser ‘clásica’ y esto, desde
luego, excluye la interpretación que da significación pero también
la que podría dejar el saber del lado del analista por la vía de la
suspensión sin más". Señala además que considerar "el
‘aplanamiento’ subjetivo como efecto indeseado de una medicación
... nos hace repensar el lugar del analista y ubicar, también para la
psicosis, el corte como instrumento".
[Mensaje 66]
29 de agosto de 2000
¿Producir el sujeto?
[Mensaje 39]
Amelia Imbriano nos sugirió releer "¿Producir el sujeto?", de Miller (Matemas I, pág. 175). Es un
texto que relaciona el psicótico con los cuatro discursos.
Miller plantea que si se quiere constituir una clínica psicoanalítica de las psicosis, hay que hallar
modos de producir el sujeto; pero eso implica, a su vez, la función de la castración. El caso de
Rosine Lefort que Miller comenta nos muestra que el llamado a la significación fálica puede
saldarse con la tentativa de una sustracción en lo real. He ahí un ejemplo de por qué la
interpretación-traducción está allí contraindicada. En Schreber, por el contrario, se trata más
bien de una emasculación asintótica, sostenida por su delirio, en la reconciliación con Dios.
Quizás la construcción del tabú en la viñeta que he presentado[Mensaje 15] pueda ponerse en
serie y en tensión con estos dos ejemplos. Es para pensar...
[Mensaje 72]
Diagnóstico.
[Mensaje 109]
29 de agosto de 2000
[Mensaje 40]
29 de agosto de 2000
[Mensaje 54]
Amelia,
[Mensaje 119]
29 de agosto de 2000
[Mensaje 67]
Gerardo,
31 de agosto de 2000
Discurso-fuera de discurso:
1. Creo que para que el S2 se pueda ubicar en el lugar de la verdad (o
evocación, como lo llama Jacques-Alain Miller) en tanto enigma o cita,
apuntando a que a partir del $ (desde el a en el lugar del agente) en el
lugar del Otro se opere la producción de los S1, o sea cierta operatividad
del discurso analítico, deben darse condiciones que (a) no he constatado
en mi práctica, (b) implicarían un "revés" del discurso del amo que, a mi
entender, primeramente debiera estar "al derecho", (c) implicarían una
"renuncia" a ubicarse como objeto de goce por parte del paciente que, si
bien es deseable, no se realiza la más de las veces, (d) son para mí una
cuestión fundamental: ¿Cómo operar con el significante para que éste no
sea uno más en el enjambre intrusivo de goce? Mucho del debate gira en
torno a eso. (Recuerdo cómo mi "no intervención", apoyando
simplemente mi cabeza sobre mi pulgar e índice en forma reflexiva,
significó inequívocamente para mi paciente que yo le estaba diciendo que
estaba loca... Eso también es una "traducción"...)
[Mensaje 117]
31 de agosto de 2000
Estoy de acuerdo con la terceridad de que habla Gloria. Creo que este
tipo de intervención (acto de fe) que, como Gloria subraya, pone una
posición tercera, opera de manera que el acto de fe da un lugar al sujeto,
a su enunciación, y pone el Otro como un Otro que evita encarnar la
suposición de saber y el ser identificado como perseguidor.
Destituyéndose de esa posición, el analista no corre el riesgo de encarnar
la x del enigma del deseo, que en la transferencia neurótica tiene su
operatividad. Si, como nos enseña Lacan en Televisión, el analista es
como el santo, el que no hace caridad, el que es un rechazo, un objeto de
rechazo, en la transferencia de la psicosis la maniobra no es la misma,
aunque creo que no tenemos que olvidar esta posición de santo, posición
ética. No es la misma porque el psicótico está en una posición de objeto.
Esto necesita una inversión, porque el psicótico se hace objeto de
erotomanía. Amor del saber en la neurosis, erotomanía en la psicosis. Por
lo tanto, el analista debe tener una posición de Otro no completo de
saber, del saber sobre el inconsciente. No coincidirá con este saber que
funcionará, en lugar de ello, como tercero. El goce refractario a lo
simbólico, el más allá que en la neurosis al principio es encarnado por el
analista como a causa de deseo que deberá subjetivarse, en la psicosis
será el supuesto saber del analista que sabe cómo hacer con su propio
goce. Para el psicótico el Otro tiene que devenir menos loco: saber-hacer
con su goce y no gozar de él.
Estoy de acuerdo con lo que dice Gerardo de la voluntad, que es algo que
pertenece al analista y que es muy diferente del voluntarismo que, como
nos recordaba Jacques-Alain Miller en Buenos Aires, no es coraje. La
voluntad tiene algo del deseo, del coraje del deseo y de una decisión
ética, algo del acto. En nuestra práctica hacemos actos y estoy de
acuerdo con lo que responde Gerardo sobre el "se debe" interpretar de
Leisbon[Mensaje 36]. Se debe hacer lo que nuestra posición pide. Creo
que se debe interpretar, anudar, contrastar al Otro para "no dejar fuera
del diálogo los efectos de interpretación". Pero hay que hacerse, me
parece, otra pregunta: ¿Qué son los efectos de interpretación? Podrían
ser también los efectos que resultan de una posición de no-voluntad, no
ética, no de deber, del analista frente a un psicótico muy trabajador, como
dice Lacan, además trabajador que necesita ser parado en sus
demasiadas interpretaciones. Un ejemplo puede ser en una anorexia-
bulimia psicótica, el psicótico que cambia demasiado pronto unos hábitos
alimentarios a riesgo de un desencadenamiento. Tenemos que parar,
debemos, con mucho cuidado. En este caso podríamos decir que con
nuestra voluntad cortamos la "buena voluntad" del psicótico.
[Mensaje 41]
Yo creo que los lugares 1 y 3 son uno solo, y que los lugares 2 y 4
también lo son (descarto la posibilidad del vacío, pues eso
implicaría sustraer el cuerpo). Por lo tanto, resumiría la intensión
de estos lugares así:
31 de agosto de 2000
1° de setiembre de 2000
[Mensaje 42]
1° de setiembre de 2000
Corte y goce.
[Mensaje 44]
1° de setiembre de 2000
[Mensaje 43]
En ese momento, la intervención – prosigue Jorge – pasará por el corte, y tendrá muchas veces
la forma de un acto: internación, medicación, aislamiento. Esa intervención desestructura al
paciente. También es cierto.
2. Otra joven, con una psicosis no desencadenada, no podía entender cómo se interrumpía el
trabajo a media mañana para tomar mate y criticar a todo el mundo cuando había tanto por
hacer; la traducción fue explicar el hecho como un mecanismo neurótico al que convenía
condescender para mantener su posición dentro del grupo y beneficiarse de la información que
se filtraba.
Estas viñetas me han resultado muy útiles para pensar en mi propia clínica. En efecto, se trata
de una clase de interpretación que efectúo a menudo en el tratamiento de las psicosis. Por otra
parte, tiene la misma estructura que la intervención de Lacan en la presentación de enfermos del
Sr. Gérard Primeau (sinthomede palabras impuestas), cuando el sujeto se detiene por haber
percibido la intención gozadora de uno de los asistentes a la misma.
1° de setiembre de 2000
[Mensaje 45]
1° de setiembre de 2000
[Mensaje 83]
4 de setiembre de 2000
[Mensaje 81]
1° de setiembre de 2000
8-El texto completo del caso, junto con los demás casos discutidos en la
Conversación del ICBA, será publicado próximamente en otro lugar y por eso
se lo omite aquí.
Fuera de discurso.
[Mensaje 121]
1° de setiembre de 2000
1° de setiembre de 2000
Acerca de la suplencia.
[Mensaje 104]
1° de setiembre de 2000
Lugar y acto.
A pesar de todo eso, creo que hay acto. Acto que cumple el
analista (sin olvidar que el psicótico se pone como a en la falta del
Otro) introduciendo un poco de enigma, un poco de significante y
anudando al mismo tiempo para parar al delirio. El acto produce
cambio en el sujeto. No en la misma manera en las dos
estructuras. En la psicosis, el tipo de suplencia, por ejemplo, puede
cambiar, ser más vivible, pero no se trata, creo, del mismo cambio
para el neurótico que atraviesa su fantasma, que conducimos a ver
el más allá. Como dice Lacan, el acto es un concepto que está
ordenado a la noción de pulsión de muerte (así como el suicidio):
hay un "no" dicho al Otro.
5 de setiembre de 2000
[Mensaje
5 de setiembre de 2000
¿Y esto?
1. Antecedente.
2. ¿Y esto?
Me entero entonces de que un psiquiatra inglés, Tim Crow, conduce desde hace poco una línea
de investigación para poner a prueba hipótesis sobre las psicosis sumamente novedosas y
(parece) interesantes para nosotros.
3. En apretado resumen.
3a. El control cerebral del lenguaje tiene una distribución asimétrica. Esto es, el centro de Broca
(que controla la emisión de la palabra, cuya lesión da lugar a la afasia de expresión) se
encuentra en el hemisferio izquierdo de las personas diestras.
3b. No hay hasta ahora explicación convincente para uno de los interrogantes mayores de la
neurobiología: la razón funcional que justifique la distribución masivamente asimétrica de las
funciones cerebrales.
Tim Crow y sus colegas sugieren que la lateralización del control de la emisión de la palabra
habría forzado una distribución asimétrica del resto de las funciones cerebrales. Es lógico
suponer que un control único del habla, localizado en uno de los dos hemisferios cerebrales,
opera mejor que uno duplicado. Se non é vero...
3c. "The analysis of speech requires a sense of syntax, which requires computation of a special
kind ... this faculty must have come into being all at once. The meaningful units of speech (or
text) are clauses, and their analysis is irreducible – you cannot even tell what is the subject of
the verb (or even what word is the verb) until you have heard the whole clause". [11]
Elijo reproducir esta cita para transmitir la sospecha de que la neurobiología podría estar
llegando por sus propios medios... a la célula elemental del grafo.
3d. La esquizofrenia, las psicosis, estarían relacionadas con una especie de "indecisión
hemisférica", es decir una lateralización vacilante o incierta del control cerebral del lenguaje.
4. ¿Neurobiología de la sintaxis?
Lean otra vez la cita reproducida en 3c. ¿Será posible desarrollar, en términos sintácticos y
computacionales, el algoritmo de la operación del Nombre-del-Padre? ¿El de su forclusión?
Al fin y al cabo las operaciones de anudamiento son, en su esencia, pura sintaxis. [12]
5. Après-coup.
5b. La utilización por parte de Jakobson y de Lacan del saber neurológico sobre las afasias como
referencia de la metáfora y la metonimia.
6. Avant-coup.
[Mensaje 123]
5 de setiembre de 2000
¿Qué hacer?
[Mensaje 77]
Gerardo Arenas se pregunta "cómo hacer" para promover un modo más económico de respuesta
a la falla estructural una vez que nos encontramos en la psicosis con una forclusión generalizada
pero, sobre todo, diría, en nuestra práctica nos encontramos con el sinthome.
Erotomanía, fenómenos elementales, ¡un abuso del exceso! Pienso, este loco abusado –
un sinthome. Más allá de mi deseo, ahí está él – sinthome.
Esta me parece la riqueza que nos trae el trabajo con la psicosis. La interpretación no se
construye como la del supuesto neurótico. La interpretación ahí me parece que camina por
diferentes principios lógicos.
Recordando las fórmulas de la sexuación, tenemos del lado del psicótico el empuje a la mujer, la
tentativa de realización subjetiva por el lado de la lógica de lo femenino.
Tenemos con Lacan una lógica del cuarto excluido, lógica para la cual ser es ser en tres. La
diferencia de denominaciones sólo corresponde a diferencias de perspectivas – de un lado la
operatoria y del otro lado la contra-operatoria o la de los valores propios, en este caso, valores
de verdad.
Pregunto: la cuestión que nos presenta la clínica de la psicosis, ¿se encuentra del lado de la
lógica de lo femenino o del lado de la lógica académica? – lógica que, por objetivar conceptos, se
pierde en los principios que la crearon.
Remito nuestra rica discusión a una frase de Newton da Costa, un lógico brasileño: "Una persona
A es indagada por B: – ¿Usted ha robado mucho últimamente? Si A responde sí, o si A
respondeno, en ambos casos se compromete. Luego, la intención de B debe ser previamente
discutida por A, y B debe reformular su pregunta".
5 de setiembre de 2000
Estimado Gerardo,
5 de setiembre de 2000
13-Véase el mensaje 79, nota 8.- El caso fue comentado en los
mensajes 15, 16, 50 y 63. He aquí un breve resumen: Se trata de un joven
tranquilo que empieza a tomar grandes cantidades de alcohol luego de
separarse de su novia por causas derivadas de la paternidad a la cual él se
considera constreñido; cuando ella le comunica que está embarazada, él se
encierra en su casa: "Me corté del mundo y tomé". Pero la ingesta masiva
de alcohol sólo comienza cuando la novia lo deja (llevándose el bebé), y se
intensifica luego de un intento de suicidio. Ahora que su hijo "es una linda
realidad", cada vez que deja el hospital con la intención de visitarlo, en
menos de una hora es internado en estado crítico por provocarse un coma
alcohólico. Hay tres generaciones de padres que configuran el retrato de "el
padre que bebe", y él no quiere eso para su hijo. Pero bebe para llegar a la
oscuridad que realiza el cortarse del Otro, como repetición de su catástrofe
subjetiva y de su imposibilidad para responder al significante del Nombre-
del-Padre, sin que el alcohol llegue a funcionar como suplencia.
S1 y S 2.
[Mensaje 46]
[Mensaje 93]
5 de setiembre de 2000
Mensaje 89 - Gerardo Arenas
[Mensaje 47]
5 de setiembre de 2000
[Mensaje 53]
5 de setiembre de 2000
[Mensaje 49]
5 de setiembre de 2000
[Mensaje 50]
Esto me lleva a discutir otro punto que plantea Julio, cuando afirma
que si pensamos en que se debe interpretar estamos aceptando la
existencia de un Otro como mandato. Yo pienso que, si
aceptáramos esta conclusión, caeríamos en pensar que el acto
analítico es irresponsable. No lo creo. Y si es responsable, hay un
deber en juego. No veo otra manera de conjugar ambas cosas. Si
no fuera así, ¿por qué plantearse la prudencia?
5 de setiembre de 2000
[Mensaje 88]
Estimado Gerardo,
5 de setiembre de 2000
[Mensaje 89
Estimado Gerardo,
6 de setiembre de 2000
Los cortes.
Agregaría además que no todos los cortes dejan el saber del lado
del analista, ni hacen surgir a un Otro del goce.
[Mensajes 130]
6 de setiembre de 2000
17-El caso será retomado en los mensajes 130, 167, 169, 171 y 175.
[Mensaje 98]
6 de setiembre de 2000
19-Véase el mensaje 79, nota 8.- El caso no suscitó comentarios en el curso ulterior del
debate.
Les envío la traducción que Ennia Favret realizara del trabajo de Céline
Menghi [Mensaje 97] presentado durante la tarde del 18 de julio en la Conversación clínica del
ICBA animada por Eric Laurent. [20]
7 de setiembre de 2000
Reenvío.
La puesta en equivalencia de los registros planteada por Lacan con la escritura nodal junto con
la posibilidad borromea del nudo de tres permiten formular la prescindencia del Nombre-del-
Padre.
6 de setiembre de 2000
21-El resto del mensaje reproduce textualmente el mensaje 73, y por eso lo he omitido.
Mensaje 100 - Diana Wajnman
[Mensaje 96]
[Mensaje 131]
6 de setiembre de 2000
Estoy de acuerdo.
8 de setiembre de 2000
Metáfora... ¿delirante?
8 de setiembre de 2000
[Mensaje 102]
8 de setiembre de 2000
[Mensaje 140]
11 de setiembre de 2000
Para tomar los casos que recrean el paradigma, he vuelto a la valiosa contribución de Daniel
Millas porque, creo, plantea la pregunta por el estatuto de la voz en la psicosis cuando, como es
el caso, funcionaría del lado del tratamiento dado a lo real.
Mi impresión es que "el fenómeno elemental devenido durante un tiempo partenaire privilegiado
en la economía subjetiva del paciente" llama en causa esa bisagra donde la alucinación es
atribuida en su enunciación a un Otro, con el consiguiente alivio que supone una interpretación.
Me pregunto: ¿No es ésta – "el trayecto a partir del cual puede darse un viraje del ‘eso habla de
él’ a un Otro que al dirigirse al sujeto lo fija en una posición" – la estructura de la interpretación
delirante? En la Cuestión preliminar, la alucinación queda, en efecto, muy cerca de la
interpretación, creo, a instancias del caso Schreber, donde la retirada de Dios (a propósito de la
retirada, localizada en el caso en el perder la voz) es contrarrestada con un sistema de respuesta
automática que es correlativo del trabajo delirante, y que pone en primer lugar la función del
corte (corte de la frase alucinada, corte subjetivo y no gramatical, como distingue Jacques-
Alain Miller en su Seminario del DEA, 1987).
Me interesa saber qué hay de esas "ventajas del teléfono" de que nos habla el texto y que
precede a la estabilización por la regularidad de las sesiones (operan como punto de capiton, se
nos dice, pero también de pausa – ¿corte? – ) que permiten al sujeto "entrar a una contabilidad
afectada de consecuencias".
11 de setiembre de 2000
[Mensaje 83]
Céline,
Así como el a del discurso analítico es como causa de deseo, ¿podrá en la psicosis ser como
condensador de goce?
[Mensajes 128, 148]
11 de setiembre de 2000
Estimados amigos,
11 de setiembre de 2000
[Mensaje 91]
Gerardo,
Decías: "El planteo de Jorge conjuga las diferencias entre una nosología estructural y una
fenomenológica, y concluye dando las razones del fracaso de esta última. De todos modos, creo
que aún nos queda mucho por decir, desde el punto de vista psicoanalítico, acerca de las
diferencias estructurales entre las diversas psicosis".
Quedando tanto por decir, ¿por qué no empezar y así saber a qué nos referimos cuando
hablamos de psicosis? Yo expuse una opinión; hacen falta por lo menos dos para poder avanzar.
[Mensaje 142]
11 de setiembre de 2000
[Mensaje 66]
Se me ocurrió armar un pequeño esquema teniendo en cuenta la posición del sujeto frente a lo
simbólico, lo imaginario y lo real, que a mí me orienta en el interrogatorio. Quizás el armado es
precario, pues es la primera vez que lo escribo; en general es una guía o esquema referencial
(mental) que tengo para el interrogatorio. No invento nada, sólo es ordenar algunos datos que
nos enseñó Lacan.
Será muy útil tener prolijidad y paciencia, y tener en cuenta, entre otros, algunos elementos
semiológicos:
Producción delirante
Sistemática o no; metáfora delirante.
[Mensaje 144]
11 de setiembre de 2000
Terceridad imaginaria.
[Mensaje 58]
Leonardo Leibson destacó que la interpretación posible en las psicosis releva de la terceridad
(imaginaria) planteada en relación a la posición del analista. Dijo que si hay diálogo posible con
un psicótico es porque prestamos asentimiento a la relación de éste con su Otro (que lo sabe,
que lo goza, etc.). Y dijo que mi intervención con la construcción del tabú [Mensaje 15] opera
en ese nivel, no sólo resignificando palabras venidas de ese Otro sino develando algo de la
estructura de esa situación donde una terceridad es posible.
Quiero plantear mi acuerdo y también mis dudas al respecto. Me parece que hay una terceridad
posible, pero dudo que sea imaginaria. Más bien en este caso creo que tenemos una relación de
cuatro términos, parecida a la del esquema Z: el psicótico (a) y su Otro (A), por un lado, y el
analista (a') y el saber del psicoanálisis (S) por el otro. Esta separación entre el analista y el
saber me ha resultado de suma importancia en la clínica de las psicosis.
Quizás en breve envíe a la lista un escrito más detallado sobre el caso del que extraje la viñeta
del tabú.
11 de setiembre de 2000
[Mensaje 59]
2. Cesión de goce.
3. Separación.
6. ???
11 de setiembre de 2000
Les envío el material clínico presentado por Maria do Carmo Dias Batista en la mañana del 18 de
julio para la Conversación del ICBA animada por Eric Laurent, que ha sido traducido por Beatriz
Udenio. [22]
11 de setiembre de 2000
22-Véase el mensaje 79, nota 8.- El caso no suscitó comentarios en el curso ulterior del debate.
[Mensaje 60]
11 de setiembre de 2000
[Mensaje 61]
11 de setiembre de 2000
[Mensaje 107]
Comento y pregunto:
11 de setiembre de 2000
[Mensaje 110]
Con respecto a la terceridad: tal vez me expresé mal, en aras de la brevedad. No creo que se
pueda afirmar que la terceridad es imaginaria en tanto tal, sino que lo imaginario es un modo
(privilegiado en las psicosis) bajo el cual la terceridad se plantea. Algo de lo que se viene
planteando alrededor de la función del yo me parece que tiene que ver con esto.
Por otra parte, coincido con Gerardo en que la separación entre yo y saber es de suma
importancia. Me parece que tiene que ver con la posición misma del analista, que a veces Lacan
tematiza al modo socrático: el analista sólo sabe que no hay saber (acerca del sexo... etc.).
12 de setiembre de 2000
[Mensaje 70]
Queridos amigos,
a) no he constatado en mi práctica,
d) ¿cómo operar con el significante para que éste no sea uno más
en el enjambre intrusivo de goce? (mi "no intervención" apoyando
mi cabeza sobre mi pulgar e índice en forma reflexiva significó
inequívocamente para mi paciente que yo le estaba diciendo que
estaba loca; eso también es una "traducción").
12 de setiembre de 2000
12 de setiembre de 2000
[Mensaje 115]
Leonardo,
[Mensaje 136]
12 de setiembre de 2000
[Mensaje 73]
Queridos amigos,
12 de setiembre de 2000
[Mensaje 80]
[Mensaje 122]
12 de setiembre de 2000
La creación de un tabú.
Mucho se ha hablado en este debate con referencia al tema de los trastornos de la alimentación
en las psicosis, en parte por las inquietudes de Céline Menghi [Mensajes 12, 16, 60, 71] y en
parte por la viñeta clínica que envié acerca de la creación de un tabú [Mensaje 15].
Prometí enviar el caso por extenso [Mensajes 110, 121], y cumplo ahora con lo prometido.
Tengo dos escritos sobre ese caso. Uno, publicado el año pasado en una revista de psicoanálisis,
contiene una elaboración teórica. [23] El otro es un escrito empleado para un ateneo clínico en la
universidad. Prefiero el segundo, a fin de no sesgar la discusión de antemano.
En este trabajo hallarán varios motivos para la discusión acerca de los usos de la interpretación
en las psicosis, el problema de la transferencia y otros aspectos del debate que nos concierne.
Espero comentarios.
Los antecedentes
La paciente que presento tiene 50 años. Nació en el seno de una familia adinerada. Su madre,
luego de tener una hija y un hijo, se hizo dos abortos. Ante el siguiente embarazo, su marido
decidió no abortar: ya habían gastado mucho dinero; la madre empezó a hacer equitación para
abortar "espontáneamente", pero fracasó y así nació esta mujer. Fue educada en un severo
colegio inglés. Mientras sus hermanos tenían ciertos títulos que los definían (la inteligente, el
varón), ella sólo tenía su propia imagen, una belleza que los otros le señalaban en su vertiente
puramente estética. De niña, se hacía fotografiar en la playa y luego avisaba a sus padres para
que pagaran al fotógrafo. A los 18 años, su padre quebró y pasaron a vivir en condiciones
precarias. El padre le dio entonces un título que la sostuvo:secretaria; sin consultarla, publicó un
aviso en el diario ofreciéndola para trabajar, y así empezó su carrera como secretaria trilingüe,
que duró hasta perder su último trabajo, hace 5 años.
Estudió pintura pero abandonó la universidad para proseguir en talleres particulares con grandes
maestros. Trabajó como secretaria en empresas de renombre, vivió con sus padres hasta
pasados los 30 años, se hizo un aborto a los 36 y nunca se casó. Sólo parece haber tenido cierto
lugar en su hermano, que era su referente afectivo, y sintió mucho su falta cuando él decidió
emigrar durante la última dictadura militar. De hecho, si algo nombró ese "agujero" fue la frase:
"No tengo lugar en el Otro". Nunca supo qué hacer de su vida; quería que los otros se lo dijeran
(en particular, el padre); aunque esto la tornó una secretaria eficiente, nadie respondió a sus
grandes enigmas. Cerca de los 40 años, la suma de sus frustraciones en lo profesional, artístico,
afectivo y familiar se materializó en fantasías suicidas que, empero, no llegaron a concretarse en
acto.
Los preparativos
Ella buscaba un padre, y lo encontró en este maestro que, desde su ingreso al grupo, sabía lo
que ella pensaba y sentía (incluso antes de que ella lo supiera), y también sabía qué debía hacer
y qué le iba a suceder. Se lo daba a entender alusivamente, pero ella tenía la certeza de que él
sabía. Lo amó con un amor "espiritual" que duró 6 años, pese a la falta de reconocimiento e
incluso el desprecio que sentía recibir a cambio. Así surgió, a los 40 años, la certeza de estar en
comunicación telepática con el maestro.
El universo simbólico del grupo es esotérico; sus referentes son Alice Bailey, Krishnamurti y el
Ramana Maharshi; creen en la metempsicosis y la telepatía, conjugan budismo y cristianismo,
karma, seres extraterrestres, etc. La actividad espiritual se concibe como sublimación de la
energía sexual bajo la guía del maestro, quien propone un camino de superación para pertenecer
a la Jerarquía Celeste; ello requiere borrar el yo, y testimoniar las vivencias, encuentros con
espíritus y contactos telepáticos (a esto se llama "alinearse").
El padre falleció hace 7 años; cuando ella fue a visitar la tumba por primera vez, sintió que el sol
le enviaba una luz y un calor que adquirieron para ella el sentido de un mensaje de despedida
del padre. Tuvo una serie de visiones donde reconocía sus "vidas pasadas"; en una de ellas, el
maestro surgía del sol y ella, a su vez, surgía del cuerpo del maestro; en otra, Krishnamurti le
enviaba un rayo de luz benefactora y protectora. Estas visiones le sugerían que ella había sido
un esenio (al igual que el maestro), luego una princesa, más tarde la secretaria de un presidente
norteamericano; también, que ella tenía el poder de curar con la palabra y el don de la prédica.
Comunicó algunas de sus ideas a los familiares, y éstos la dejaron aún más de lado.
Hasta aquí, sin embargo, esos primeros 6 años con el maestro y el grupo fueron, en un sentido,
relativamente beneficiosos: halló un padre que le daba un lugar, su energía sexual por fin
encontraba caminos normativizados y moralmente aceptados para su tramitación, y su vida
adquiría un sentido y un valor que la insertaban, a través de un discurso compartido con el
grupo, en el orden cósmico y en una Jerarquía Celeste. Esto la mantuvo estable, pero cuando fue
echada del último trabajo debió volver a vivir con su madre, hace 3 años, y eso precipitó las
cosas. Por oposición a la etapa previa, relativamente silenciosa, la enfermedad se tornó ruidosa.
Su vida se centró en el grupo: tradujo al inglés las enseñanzas del maestro y fue a varios retiros
espirituales, siempre sintiéndose no reconocida y hasta rechazada; las relaciones con el maestro
y los compañeros de grupo se volvieron ambivalentes. El maestro le sugirió enseñar idiomas
usando como material la prédica de grandes maestros. Ella decidió publicar un aviso, pero temía
no poder llevar a cabo la propuesta y vaciló; entonces recibió un excepcional "baño de energía",
que interpretó como signo de que el maestro le indicaba seguir adelante.
Las voces
La primera vez que, por su situación económica, no pudo seguir al maestro en uno de sus viajes,
la comunicación telepática empezó a ser verbal: el maestro le hablaba con su voz o con la voz
de otros miembros del grupo, y ella comenzó a dialogar con esa voz. El día del viaje fue el
principio del fin de ese amor pseudo-místico. La voz del maestro le propuso que ella le hiciera
una fellatio etérica, y ella aceptó pues eso indicaba que él la había incorporado al círculo de sus
elegidos. Entabló así una profusa relación sexual telepática. En cierto momento, ella comenzó a
sospechar que el asunto tomaba un cariz que excedía el de una ascesis espiritual, dijo
telepáticamente al maestro: Pero... ¡esto es amor!, y la voz le contestó: ¡Chocolate!(en el
sentido de: ¡Eso es obvio!). Coqueteó una semana con esta idea, que la llevaba a masturbarse
decenas de veces por día mientras chupaba la gigantesca imagen del pene erecto del maestro,
quien además sentía su goce y se lo daba a entender. Luego se dijo que sería más correcto tener
una relación sexual normal, y finalmente renunció a esas prácticas libidinosas telepáticas. La voz
adquirió entonces un carácter imperativo: No tenés que comer, para así purificarte. Y
posteriormente: Jamás comas con tu familia, que encarna las fuerzas oscuras; debés convencer
a tu madre de tu enorme valor espiritual; lográ que venda la casa y dame tu parte de la
herencia. Ella obedecía, pero el maestro le jugaba malas pasadas: lo que él le decía en presencia
contradecía lo que en ausencia le decía su voz, o bien ésta le dictaba las palabras que ella debía
decir a su madre pero luego dejaba las frases interrumpidas.
Por fin, cuando ya el ayuno la había llevado a una delgadez extrema, el maestro le preguntó
públicamente por qué no comía, y ella respondió: Porque todo el tiempo escucho tu voz que me
dice: No comas. Él negó todo y ella sintió la traición; dejó el grupo, y entonces la voz se tornó
incriminatoria, amenazante, persecutoria; a la voz se agregaron gritos de él por medio de la
garganta de ella, golpes que él le propinaba moviendo los puños de ella. Él la poseía
internamente, la tocaba energéticamente o la manoseaba con violencia por medio de las manos
de ella, habitaba cada una de sus células y determinaba todo lo que le pasaba.
Antes, la conexión telepática había sido ventajosa: implicaba entrar al círculo de elegidos del
maestro y tener relaciones sexuales etéricas con él. Cuando se tornó persecutoria, el maestro
usó la conexión telepática para tocarla por dentro, producirle dolores y pinchazos, agujerearle y
chuparle el cerebro, inducirle sentimientos dolorosos (que ella llama "el rallador") o eróticos
("gusto y olor a sexo"), y pasarle imágenes acústicas (canciones) o visuales ("culos de mujeres,
para hacerme creer que soy homosexual"); todo esto le provocaba un "mareo" que culminaba en
gritos o en golpes ("no soy yo, es la energía que él me manda").
Usualmente, los golpes iban acompañados de un grito que la avergonzaba y que se repetía
innumerables veces por día, "como un jingle": ¡Conchita jugosita! Para que pudiera hablar de
esto con soltura en el análisis, le propuse que lo bautizáramos como "el jingle". Fue así como se
pudo reconstruir lo siguiente. El origen de la frase antecede a la fase ruidosa de la enfermedad.
En cierta ocasión, ella iba detrás de una compañera del grupo que caminaba contoneándose, y le
apareció esa expresión como un pensamiento ajeno. Más tarde se la adjudicó al maestro, y
adquirió desde entonces una significación precisa. El jingle era una orden: debía estar
"alineada", con los chakras abiertos para recibir al maestro, sexualmente excitada, pues eso era
portarse bien. Mucho después, en una sesión, los golpes fueron acompañados por un grito más
extenso, que señalaba al jinglecomo una frase inconclusa: ¡Conchita jugosita o chas-chás en la
colita!
El tratamiento
Mi primera intervención produjo un cambio de posición en relación a las voces. Cuando me dijo
que no comía porque así lo ordenaba la voz del maestro, le pregunté si ella estaba obligada a
hacerle caso. Fue así que volvió a comer y recuperó su peso normal, pero muchos de los ataques
pasaron luego a ser correlativos de sus comidas: él la llenaba de calor, la helaba, le inducía el
atragantarse, no le permitía evacuar. Siguió sin comer con su familia hasta hace un par de
semanas; luego comentaré cómo se dio este último cambio. Tras quince días de internación se
mudó a un hotel, a escasos metros de mi consultorio. Vino unas pocas veces, no quería hacer
tratamiento alguno, y en una ocasión llegó con una valija para anunciarme que se iría en tren a
algún lugar para dejarse morir. Le pedí que no lo hiciera, le dije que había otros modos de
solucionar su problema, y aceptó quedarse. Comencé atendiéndola dos veces por día, los siete
días de la semana.
Los ataques que sufrió durante el primer año y medio del tratamiento eran variados, cotidianos y
muchas veces furiosos; sólo podía "salir" de ellos hablando conmigo o, a veces, con alguien que
ella sintiera que le daba un lugar. Desobedecer a la voz del maestro le permitió recuperar un
sentimiento de sí que, pese a su fragilidad, le dio cierta autonomía en comparación con la
anterior enajenación. Las claves de mi trato hacia ella siempre fueron: absoluta franqueza,
cordialidad y afecto. Ella me atribuyó poderes mágicos que contrarrestaban en parte el ilimitado
poder del maestro, quien la amenazaba con la mutilación, la destrucción y la muerte, tanto de
ella como de su familia y aun de su analista. "Traduciendo" la teoría psicoanalítica al lenguaje
esotérico y delirante – al modo en que Freud lo sugiere al final del historial de Schreber – se
pudo entablar un diálogo. Así, la causa de su padecer devino doble: por una parte, ella siempre
tuvo un agujero; por otra parte, en ese agujero se instaló el maestro, que desde ahí transmuta
la energía sexual de ella y le cambia la cualidad (significándola como dolorosa y persecutoria).
Para ella, el trabajo que hacemos en el análisis es la producción de anudamientos y la
restauración del yo, a fin de cerrar ese agujero para que el maestro no pueda ya alojarse allí.
Eso le permitió encontrar una salida que no fuera suicidarse o asesinar al maestro (dos ideas
que la obsesionaron por meses). Ella me cuenta sus sueños y yo los interpreto – dándoles un
sentido esperanzador, sin analizarlos.
La segunda intervención estuvo ligada al saber. Una vez me preguntó si yo había atendido
pacientes a quienes les hubiera pasado algo semejante, y le respondí que sí. Preguntó entonces
qué había que hacer, y le dije que el psicoanálisis tenía respuestas. Eso permitió que su delirio se
ensamblara con un saber ya constituido en otro lugar y, por añadidura, me granjeó una cuota de
confianza por parte de ella, sumada a la esperanza de que yo la ayudaría a quitarse el maestro
de encima.
En otra sesión me comentó que la voz le dice ¡Andáte!, aludiendo a que se muera de una buena
vez; minutos después dijo que, cuando su madre quedó embarazada de ella, quiso abortar.
"¡Qué casualidad!", le dije. Tras la sorpresa, se rió y dijo: "¡Es lo mismo que con él!". Pero
inmediatamente integró esto al delirio: "O sea que él usa cosas de mi historia para torturarme".
Una serie de intervenciones análogas permitió ensamblar el delirio con su historia personal; esto
implicó, por un lado, acotar la arbitrariedad y omnipotencia del maestro y, por otro lado, la
sospecha de que el analista podía entender algo acerca de su padecer. Similar efecto provocó
otra intervención a propósito de las canciones que el maestro le envía telepáticamente, con
intención alusiva y gozadora. Le pregunté si alguna vez había escuchado así una canción que ella
no supiera. Respondió que no, y dijo: "O sea que él sabe qué cosas hay en mi memoria, les
cambia la cualidad y las vuelve en mi contra".
En las sesiones la escucho, le hablo, le doy a entender hasta qué punto la comprendo, la
consuelo y le doy esperanzas de que por medio del trabajo conjunto su martirio concluirá. Ella
me pide que le dé una mano (literalmente) y se la doy (literalmente). Con frecuencia empleo
chistes, giros alusivos e ironías. Por ejemplo, cuando dijo: "¿Me da su mano?", respondí: "No
puedo, porque estoy casado". El mejor momento para cortar la sesión suele ser el de su
carcajada; eso la deja en un estado de completud que alivia su dolor por horas, aun si la sesión
duró pocos minutos. Durante un año y medio me llamaba por teléfono decenas de veces por día,
cuando estaba atacada o sentía que un ataque estaba en ciernes; a veces se calmaba o
mejoraba con sólo dejar grabado un mensaje en mi contestador; hoy en día no pasa de un
llamado diario. Fue importante que no se sintiera censurada ni juzgada sino aceptada en su
totalidad, incluidos los exabruptos surgidos cuando el maestro la comandaba (haciendo que
gritara) o cuando aparecía su personaje interno (que me insultaba). Si gritaba o se golpeaba en
el consultorio, lo mejor era esperar en silencio hasta que se le pasara.
El año pasado, cuando empecé a verla sólo una vez por día y dejé de verla los domingos, me
dijo que necesitaría tener un acompañante terapéutico las 24 horas del día. Le dije que le
conseguiría uno y lo hice: desde hace medio año vive con Bonita, una cachorra que le hace la
vida imposible y a la que ama.
Aceptó iniciar un tratamiento psiquiátrico; una nueva medicaciónstandard fue estéril, pero la
atípica combinaciónantipsicótico + antidepresivo mejoró mucho su condición: los ataques
pasaron a ser "con sordina o por lo bajo", los golpes e insultos casi desaparecieron, las voces le
hablan esporádicamente, y sólo quedan en primer plano los trastornos cenestésicos, aunque
atemperados y circunscriptos a una irritabilidad general y a interpretaciones delirantes de
dolores reales. El hermano le alquiló un departamento a una cuadra del consultorio. Actualmente
la veo apenas 4 veces por semana.
Un escrito
Hace un año, luego de contar un sueño, dijo que el maestro sabía todo lo que ella pensaba y
sentía; eso no era algo que ella creyese: lo sabía, precisamente porque él actuaba en ella a
partir de ese saber. Por otra parte, dijo que sentía que yo me interesaba en ella porque yo quería
saber, pero que lo que a ella la salvaba era mi amor y el lugar que yo le daba. Luego de la sesión
escribió algunas cosas que trajo al día siguiente (eso era usual: llegó a escribir una treintena de
cuadernos). He aquí algunos fragmentos:
Recién vi el lugar del saber, adentro mío; desde donde creo que él sabe todo. Si cambiara eso
en mí, todo cambiaría, pues todo el universo erigido a partir de su saber se derrumbaría o al
menos sería puesto en tela de juicio; todo ese supuesto saber dejaría de serlo. Eso le da fuerza
sobre mí y lugar en mí: creer todo lo que él dijo y su manejo de mi energía. Creo que todo,
hasta el agujero, se cerraría si le saco la fuerza que le di al creerle. Es como si él supiera la
intención antes de cualquier expresión. Él se ubicó en el sitio de lo real; no me deja salir del
agujero, por eso tanto dolor. Él es quien más supo de mí. ¿Por qué no me ayudó? ¿Por qué me
trató mal? ¿Por qué me adjudicó cosas que no me corresponden o me hizo poner en duda mi
propia creencia de mí misma, sólo porque yo nunca pude explicarme el porqué de esa energía?
Nunca nadie me ayudó a poner en palabras lo que sentía, nunca comprendieron mi necesidad,
jamás pude saber nada de lo inconsciente porque siempre me interpretaban. Y así dependía
siempre de los otros ... Pensé en escribir lo que sentía de y con ambos; me parece inmoral, pero
puede ser importante clarificar ese punto de creencia y disolverlo. Él representó lo invisible, lo
que más respeto y aquello a lo que tendió toda mi vida. Hacer visible, a través de la palabra, lo
invisible, que es un universo, la creación, lo sagrado, lo que el hombre aspira a conquistar y lo
increado; son fuerzas, impulsos, sentires, afanes, glorias, desesperanzas y fe. Él representó lo
que respeto, amo y temo. Ud. representa el amor y la compasión; la mirada desde el corazón y
la mente, sin crítica; una mirada más allá de lo que hay y de la apariencia: mirar el alma o el
espíritu, la mirada del buen Dios. Quiero creer que el amor triunfa pero me cuesta ver el final.
Siempre creí que mi vida tenía un final feliz, y lo deseo ahora por Ud.; también por mí, pero Ud.
merece que mi vida tenga un final feliz, al menos por lo que lucha conmigo. Él hablaba de hacer
llegar la energía en forma de conceptos a la humanidad. Ud. me pide que le ponga palabras
(conceptos) a la energía. Siempre me costó hacer eso. Antes, recibía energía y no le ponía
conceptos, no la podía traducir. Ahora, a veces logro encontrar imágenes (energía) y traducirlas.
Vemos que el saber se sitúa en el maestro mientras el amor se desplazó al analista. Éste la ama
pero no es supuesto saber nada, mientras ella sabe que el maestro lo sabe todo y la odia,
gozándola. Ella hizo de él un padre omnisciente al que amó por su saber, al menos por un
tiempo. Si bien el escrito sugiere el anhelo de dejar de creer, recuerdo una de las primeras
frases que me dijo, durante su segunda internación, hablando de la familia y los médicos que la
habían encerrado por no aceptar que ella pertenecía a la Jerarquía Celeste: "Quisieron borrar mi
diferencia, mi singularidad". Esa singularidad la hacía miserablemente insigne. No es fácil
desprenderse de esto.
Un tabú
El tratamiento le permitió restablecer lazos afectivos con su familia y con viejas amistades;
volvió a trabajar y asiste a talleres en los que comparte muchas horas semanales con otros.
Aunque recuperó con creces el peso perdido, hasta hace poco persistía la prohibición de comer
con su familia. Eso la excluía de muchos eventos sociales y simbólicos, pues temía que si
participaba en ellos sin comer la tomaran por loca; esto reforzaba su soledad, dejándola a
merced de los ataques. Por eso aposté a construir un tabú, uniendo elementos del delirio.
Primero le pedí que hablara acerca de la función de la comida en su familia; de eso habló
durante varias sesiones. De sus dichos extraje y subrayé el valor del chocolate, siempre ligado a
la función del don. Meses después le dije: "Al principio la voz le indicaba no comer, y Ud.
obedeció; pero luego volvió a comer y sólo quedó prohibido hacerlo con su familia; sin embargo,
la única comida mencionada alguna vez por la voz fue el chocolate, metafóricamente". Sagaz,
ella dijo que, si mi intención era que comiera con su familia, descartara la idea pues sabía que a
eso seguirían feroces ataques contra ella o su familia. No obstante, poco después hizo la prueba.
A la sesión siguiente llegó horrorizada: luego de que ella probara el primer bocado, su madre se
atragantó, y ella debió dejar de comer para que el maestro no atacara a su madre. Le dije que
era un delirio, que su madre se había atragantado por tragar mal, y que no se ponga paranoica.
Eso la calmó. El tercer paso fue construir el tabú: tomando en cuenta la tradición esenia – que
castigaba con la muerte por inanición a quien comiera alimentos prohibidos –, le dije que si ella
quería respetar estrictamente lo que la voz le había indicado, debía tener en cuenta que en
relación a la comida se le habían dicho tres cosas, en este orden: chocolate –no comerás – con
tu familia; que eso sólo prohibe comer chocolate con su familia, y que tal vez lo tuviera
prohibido de por vida. Respondió que eso era una locura, y le dije que sí, pero que tenía sentido.
Sin embargo, poco a poco cedió su reticencia, y por fin se animó a comer en una reunión
familiar, sin mayores percances. (Junio de 2000)
[Mensajes 134, 135, 138, 139, 145, 155]
13 de setiembre de 2000
[Mensaje 85]
Pese a que Jorge invita a los interesados para que se comuniquen personalmente con él, quisiera
decir algo que toca al debate que mantenemos hace siete semanas en Interpsicosis.
Yo creo que es una línea de investigación que vale la pena proseguir. Sin embargo, no me queda
claro qué es lo que habría que agregar a lo ya realizado por Lacan. La metáfora paterna, la
noción de forclusión y la reformulación de ambas por medio de los nudos, ¿no son acaso los
desarrollos que Jorge busca?
[Mensaje 125]
13 de setiembre de 2000
[Mensaje 83]
Queridos amigos,
Quiero expresar mi acuerdo con algo dicho por Céline Menghi hace
una semana, en referencia al acto ligado a la responsabilidad ética
del analista.
Sin embargo, a pesar de eso Céline cree que hay acto del analista
(introducir enigmas y significantes, anudar para parar al delirio), y
que el acto produce cambio subjetivo de diversos modos en las dos
estructuras.
13 de setiembre de 2000
[Mensaje 123]
No del todo.
14 de setiembre de 2000
Gerardo,
14 de setiembre de 2000
[Mensaje 118]
Con respecto a este mensaje, sólo quiero recordar que en la conferencia de Apertura de la
Sección Clínica de 1977, y en respuesta a una pregunta realizada por Jacques-Alain Miller, Lacan
dice que las categorías y los matemas ya existentes en función de la clínica de la neurosis, a
saber, $, a, S1 y S2, eran aplicables a la clínica de las psicosis, dejando a sus discípulos la tarea
de demostrarlo.
[Mensaje 146]
14 de setiembre de 2000
[Mensaje 106]
Amelia,
Estoy de acuerdo. Así entiendo el a para el psicótico, el a como condensador de goce. En las dos
estructuras, el sujeto tiene que arreglárselas con el más allá, con lo que no se somete a lo
simbólico. Para el neurótico, el a vuelve en causa del deseo subjetivado, para el psicótico causa
del deseo que se supone al analista que sabe cómo hacer con el goce. Con eso entiendo a como
condensador de goce. Para los dos, hay posibilidad de "hacer" desear.
14 de setiembre de 2000
[Mensaje 86]
Queridos amigos,
Yo había preguntado "cómo hacer" para promover un modo más económico de respuesta a la
falla estructural. Regina dice que en la psicosis encontramos erotomanía y fenómenos
elementales: un abuso del exceso. Y agrega que la interpretación no se construye como la del
neurótico sino que camina por diferentes principios lógicos. Este es el punto que quiero examinar
en detalle, pues sus afirmaciones son sugerentes y me han despertado muchos interrogantes.
Dice Regina: "El Nombre-del-Padre, cierto tiempo, por su universalidad es correlativo del
concepto de forclusión. Indica la lógica de la Identidad/Diferencia".
Dice Regina, recordando las fórmulas de la sexuación, que para el psicótico tenemos "el empuje
a la mujer, la tentativa de realización subjetiva por el lado de la lógica de lo femenino".
Pregunto: ¿Valen las fórmulas de la sexuación sin más para las psicosis? Y si es así, ¿cómo
interpretarlas?
Regina pregunta si debemos atenernos al aspecto sintáctico de estas formulaciones, siendo que
ellas tienen un valor semántico.
Regina dice que, con Lacan, tenemos "una lógica del cuarto excluido, para la cual ser es ser en
tres".
Regina pregunta si "la cuestión que nos presenta la clínica de la psicosis se encuentra del lado de
la lógica de lo femenino o del lado de la lógica académica – lógica que, por objetivar conceptos,
se pierde en los principios que la crearon".
Supongo que "lógica de lo femenino" designa, en esta frase, estructura del lado femenino de las
fórmulas de la sexuación. Pero no consigo entender el sentido de la expresión "lógica
académica", ni las razones por las cuales la elección entre ambas lógicas sería excluyente.
Finalmente, Regina nos remite a una frase de Newton da Costa: "Una persona A es indagada por
B: – ¿Usted ha robado mucho últimamente? Si A responde sí, o si A responde no, en ambos
casos se compromete. Luego, la intención de B debe ser previamente discutida por A, y B debe
reformular su pregunta".
1. Vale la pena leer los capítulos 3 y 4 del libro de John R. Searle,Mind, Language and
Society (New York, Basic Books, 1998), dedicados al problema de la intencionalidad.
3. Ese problema atañe centralmente al psicoanálisis, puesto que él campea desde los primeros
escritos de Freud hasta los últimos seminarios de Miller (por ejemplo, véanse las primeras clases
de La experiencia de lo real en la cura psicoanalítica).
4. Creo que sólo el discurso analítico puede responder por la naturaleza de la intención, en la
medida en que descubre que en la raíz de toda intención de significación se encuentra un modo
de satisfacción sexual.
[Mensaje 173]
14 de setiembre de 2000
[Mensaje 95]
Queridos amigos,
Además – agrega – no todos los cortes dejan el saber del lado del
analista, ni hacen surgir a un Otro del goce. Ejemplifica esto con
dos viñetas de casos de psicosis. Las resumo:
14 de setiembre de 2000
Mensaje 131 - Gerardo Arenas
[Mensaje 96]
Queridos amigos,
14 de setiembre de 2000
[Mensaje 128]
15 de setiembre de 2000
Convention d’Antibes.
[Mensaje 124]
Querido Gerardo,
Me hizo reír un poco, hace dos días, leer tu "acuerdo y preguntas",
porque me parece que estamos como en un encuentro de esgrima:
el fioretto de la interpretación-corte y elfioretto del tratamiento de
lo real.
A reflexionar.
24 de julio de 2000
Queridos amigos,
[Mensaje 103]
Queridos amigos,
[Mensaje 138]
15 de setiembre de 2000
[Mensaje 119]
[Mensaje 138]
18 de setiembre de 2000
[Mensaje 134]
La seguimos.
15 de setiembre de 2000
[Mensaje 135
Querido Gerardo,
Sí, creo que es algo para pensar. Por otro lado, nunca dije que
fueran excluyentes; es más, creo que ambas formas tienen una
relación circular mas no recíproca.
15 de setiembre de 2000
Mensaje 139 - Céline Menghi
[Mensaje 122]
[Mensaje 155]
15 de setiembre de 2000
[Mensaje 104]
Estoy de acuerdo con esto que dice Laura. Y además creo que el
analista puede muy bien operar en relación con este punto de
invención.
[Mensaje 142]
18 de setiembre de 2000
[Mensaje 107
Queridos amigos,
2. Por otra parte, son conocidas las aporías que entraña la referencia del
delirio a la verdad y la realidad. Remito al artículo de Mark Sedler titulado
"Understanding Delusions" (The Psychiatric Clinics of North America,
"Delusional Disorders", Vol. 18, N. 2, June 1995, págs. 251-262),
cuyo abstract (loc. cit., pág. viii) traduzco: "La definición o clara
conceptualización de los delirios ha probado ser más dificultosa que lo
que habitualmente se reconoce. Tradicionalmente se ha definido a los
delirios como creencias fijas, falsas, nacidas de la morbidez. Sin embargo,
cuando se realiza un riguroso esfuerzo para demarcar las fronteras de esa
noción, esta consideración convencional comienza a revelar sus
inconvenientes".
Yo estoy de acuerdo con lo segundo (y por ello con José), pero no con lo
primero (y por ello sí con Leonardo). Creo que sí debemos preguntarnos
por el estatuto particular del delirio.
Varios de mis otros desacuerdos con Jorge se basan en lo que hasta aquí
he dicho. Por ejemplo, cuando dice que la suplencia consiste en prestar
"lo que falta a la estructura psicótica, una metáfora coherente con la
realidad".
15 de setiembre de 2000
[Mensaje 108]
Queridos amigos,
15 de setiembre de 2000
[Mensaje 134]
Cautela no es pasividad.
[Mensaje 109]
Queridos amigos,
Quiero expresar mi acuerdo con lo que Amelia Imbriano dijo el 11 de setiembre (en respuesta a
María Cristina Oleaga [Mensaje66]): "Con respecto a la cuestión diagnóstica, coincido contigo
en la cuestión de la cautela que no implica pasividad del analista sino todo lo contrario".
19 de setiembre de 2000
[Mensaje 118]
[Mensaje 155]
19 de setiembre de 2000
[Mensaje 127]
Queridos amigos,
19 de setiembre de 2000
19 de setiembre de 2000
Condensador de goce.
[Mensajes 128
Queridos amigos,
19 de setiembre de 2000
Condensador de goce.
[Mensajes 148]
Apreciados colegas,
20 de setiembre de 2000
Psicosis maníaco-depresiva.
[Mensajes 148
20 de setiembre de 2000
28-La siguiente correspondencia entre José Ioskyn y Céline Menghi [150 - 152
transcurrió inicialmente off the record. Posteriormente, ambos me la
enviaron para su inclusión en la lista. Si bien José Ioskyn solicitó luego la
eliminación de sus mensajes (por razones derivadas del secreto
profesional), más tarde autorizó incorporarlos a la presente compilación.
[Mensajes 150]
Querido José,
Me da mucho placer hablar de nuestras dificultades; me parece
muy útil.
20 de setiembre de 2000
[Mensajes 151]
Querida Céline,
Estoy muy agradecido por su larga y amable carta. Me ha servido
de mucho. Cuanto dice de este "más allá" de la angustia del
melancólico (al cual hay que saber recibir, soportar, aguantar y
darle un lugar de alojamiento en la sesión) me resulta de suma
utilidad. Creo entender que se trataría más bien de eso que de
tomarlo como un material con el que habría que trabajar a la
manera de cualquier otro material de orden significante, verbal,
etc.
Sin embargo, con cada ocasión amarga (su marido ahora tiene
novia, su hijo le reprocha y le dice que se irá de la casa, etc.)
vuelve mi temor de su pasaje al acto. Sobre todo ahora, que no
habla de "esperar" al marido.
20 de setiembre de 2000
[Mensajes 133]
Queridos amigos,
Ahora comento:
2. Creo que habría que matizar esto, dado que también en las
neurosis hay síntomas procedentes de la forclusión. La referencia
tácita en este párrafo es el Nombre-del-Padre, pero, si se lo
incluye, se cae en una circularidad, debido a su homología con
el sinthome.
[Mensaje 173]
21 de setiembre de 2000
Leonardo hablaba "del acto de escritura como tal y sus efectos, por
ejemplo, sobre la consistencia del cuerpo", y quisiera que ampliara
esta cuestión, tanto en relación a las nociones mismas
de cuerpo y escritura como en relación a los alcances clínicos de su
afirmación. Tal vez una referencia clínica sería esclarecedora en
ambos sentidos.
[Mensaje 160]
20 de setiembre de 2000
Estrategias.
[Mensajes 139]
Queridos amigos,
Por último, Céline dice que "el darle ‘literalmente’ la mano cuando
ella ‘literalmente’ la pide es una manera de tratar su sentimiento
de caída posible sin interpretar, pero con la presencia del cuerpo –
aun si, en otra ocasión, le respondes con un chiste. Pienso que esto
pertenece a la elección del momento en que el paciente necesita
ser tenido y, en otro caso, el momento en que se puede hacer una
pequeña inyección de simbólico".
20 de setiembre de 2000
[Mensajes 143]
Queridos amigos,
20 de setiembre de 2000
[Mensajes 147]
Queridos amigos,
Creo que esto nos permite decir que entonces la metáfora resulta
un caso particular (aunque quizás el más frecuente) de
anudamiento. Yo lo comparo con la relación entre la teoría de la
relatividad y la teoría de Newton: la relatividad no contradice a
Newton, sino que revela que éste estaba en lo cierto pero en
ciertos casos particulares (bajas velocidades); sin embargo,
aunque desde esta perspectiva haya una "continuidad" entre
ambas teorías, no puede decirse que la relatividad generalice la
teoría de Newton; hay también "ruptura" entre ambas (pues la
nueva teoría cambia, por ejemplo, el significado del tiempo y
permite cosas impensables para Newton, como los reactores
nucleares).
20 de setiembre de 2000
[Mensaje 163]
25 de setiembre de 2000
[Mensajes 157
Gerardo,
[Mensaje 164]
20 de setiembre de 2000
20 de setiembre de 2000
[Mensajes 149]
Espero otros aportes para aclarar este punto que no me parece tan
fácil y que pertenece a una clínica cada vez más sofisticada que
encontramos en las últimas Conversaciones y según las últimas
elaboraciones de Jacques-Alain Miller.
20 de setiembre de 2000
[Mensajes 149]
Queridos amigos,
20 de setiembre de 2000
[Mensajes 158]
20 de setiembre de 2000
[Mensajes 159]
Queridos amigos,
[Mensaje 165]
20 de setiembre de 2000
Ruptura o continuidad.
[Mensajes 164
26 de setiembre de 2000
Momento de concluir.
26 de setiembre de 2000
[Mensajes 130
Queridos amigos,
Cuando lo insto a hablar dice que no tiene qué decir. "Es difícil encontrar
la primera palabra". "Ya la encontraste", le respondo. Luego me dice:
"Sólo si vos me preguntás tengo qué decir... ¿Cuándo me voy?". "¿Ves? –
le digo – Me estás preguntando algo". Entonces me contesta que eso es
lo único que se supone que debe preguntar.
Este chico no hace nada sin empuje de sus padres, sea levantarse por las
mañanas, ir al colegio, o bañarse; luego se pasa el día tirado en la cama
haciendo sonar sus cadenas. No tiene amigos. Si alguien se dirige a él, se
angustia. Intenta mantenerse siempre separado del Otro.
26 de setiembre de 2000
31-Es un error: se refiere al mensaje 152, de José Ioskyn; cf. los mensajes 168 y 170.
[Mensajes 167]
A Diana Wajnman,
26 de setiembre de 2000
[Mensajes 167]
Queridos amigos,
Yo creo que este niño habla por medio de su cadena; el ruido que
con ésta realiza cumple la función de una demanda, como se
deduce de lo que señala Diana en la ampliación del caso. Y la
analista da un sentido a esa demanda, sin responder a ella.
[Mensaje 171]
27 de setiembre de 2000
[Mensajes 167]
[Mensaje 174]
28 de setiembre de 2000
[Mensajes 169
Gerardo,
[Mensaje 175]
28 de setiembre de 2000
Acuerdos y desacuerdos.
[Mensajes 141
Estimado Gerardo,
[Mensaje 176]
29 de setiembre de 2000
[Mensajes 129
Querido Gerardo,
28 de setiembre de 2000
[Mensajes 170
José Ioskyn,
2 de octubre de 2000
[Mensajes
Querida Diana,
5 de octubre de 2000
[Mensajes
Querido Jorge,
Con respecto a que "no se puede estar de vuelta sin haber ido",
creo que eso no es así para el psicoanálisis – en general –, debido
a la lógica del significante; en particular, no creo que Joyce – por
ejemplo – llegara a ser desabonado del inconsciente por haber
estado abonado antes.
[Mensajes
9 de octubre de 2000
[Mensajes
9 de octubre de 2000
[Mensajes
9 de octubre de 2000
9 de octubre de 2000