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INSTITUTO SUPERIOR DEL PROFESORADO “DR. JOAQUÍN V.

GONZÁLEZ”

TRABAJO PRÁCTICO

DE

DIDÁCTICA GENERAL

ALUMNA: MARTÍNEZ, MARÍA DEL PILAR

DEPARTAMENTO: LENGUA Y LITERATURA

CARRERA: LENGUA Y LITERATURA

COMISIÓN: “B” TURNO VESPERTINO

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Trabajo Práctico N° 1

1) El presente trabajo tiene como objetivo realizar un análisis acerca de una


observación, hecha por estudiantes de profesorado, de una clase de “Lengua y
Literatura” en una escuela secundaria.
Elegimos este material porque consideramos que es una muestra fiel de lo que sucede
dentro de una clase y esto nos permitirá hacer un análisis más rico ya que, todo lo que
podamos inferir o afirmar, tendrá un correlato en la realidad y no estará fundamentado
en un testimonio que puede no ser del todo fiel a lo que realmente sucede en el aula.
De la misma manera, este “Registro de Observación” fue realizado por futuros
profesores quienes tienen una visión crítica del accionar del docente pero que, no por
ello, pierden la objetividad a la hora de registrar todo lo que sucede en la clase. Además,
también se tiene en cuenta la forma en la cual los alumnos responden ante la clase y
cómo ellos dificultan o colaboran con el trabajo en el aula.
Por último, creemos que es pertinente tomar este material como objeto de análisis
porque nos va a brindar muchas herramientas para ver de qué manera pueden aplicarse,
a un hecho concreto de relación pedagógica, los conceptos teóricos que fueron
trabajados en la primera parte de la materia.

2) La observación da cuenta de una clase de “Lengua y Literatura” en una escuela


estatal nocturna. Por lo que se infiere, el aula es amplia y, a pesar de que el tipo de turno
puede implicar lo contrario, hay una gran cantidad de alumnos (veinticuatro); sin
embargo, nada parece indicar que éstos se sientan incómodos en el aula por lo que ésta
se supone lo suficientemente grande. Luego, no se hará referencia a ningún tipo de
problema edilicio por lo que suponemos que la escuela está en un estado aceptable o, de
no estarlo, eso no es un impedimento para el dictado de las clases (al menos para esta
profesora).
En primer lugar, queremos destacar un hecho que a los “observadores” no se les pasó
por alto: la profesora llega diez minutos más tarde a dar la clase. Este hecho implica
dejar de lado el componente de institucionalización que tiene la educación cuyo
referente es la escuela. Ésta tiene ciertas normas que no sólo rigen las conductas de los
alumnos sino también de todos aquellos que allí trabajan. Creemos que el respeto por el
horario de inicio de la clase es fundamental no sólo porque las horas cátedras son muy

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cortas (40 minutos) para los contenidos que se deben brindar, sino que también
respetarlo implica fomentar en los alumnos un hábito de puntualidad y responsabilidad.
Si bien es altamente discutible el hecho de que para los docentes (sobre todo los
profesores de nivel medio) es muy difícil respetar los horarios dado que tienen sus días
divididos en varias escuelas, lo cierto es que, como afirman Basabe y Cols: “El tiempo
para el aprendizaje se divide, se dosifica, se marcan ritmos y alternancias que inciden
también en los tiempos de la vida social (los horarios de ingreso y salida de las escuelas,
el inicio de las clases, las vacaciones, etc)” 1. Es decir, si el docente es quien llega tarde a
su lugar de trabajo, se puede llegar a pensar que eso incidirá en los alumnos, quienes no
respetarán los horarios de las instituciones (en el trabajo, en la universidad, a la hora de
ir a buscar a sus hijos al colegio, etc.). De hecho, como se registra, dos estudiantes
llegan tarde a la clase y “la profesora ni se inmuta”.
El segundo punto al que queremos hacer referencia tiene que ver con el rol de la
profesora. Ésta está muy interesada por generar un vínculo de afecto con sus alumnos,
ya sea por las frases que les dedica como por las bromas que les hace; de la misma
manera, y creemos que con el mismo objetivo, la docente no manifiesta rasgos de
autoridad ya que en ningún momento logra revertir la conducta de “los alumnos del
fondo” que son quienes alborotan la clase. Quizás su estrategia se relacione con ser
“compinche” con los chicos y, a partir de eso, plantarse como autoridad.
La profesora amenaza en reiteradas oportunidades con sanciones y nunca las cumple:
en el único momento en que se pone “firme” y saca del aula a unos alumnos,
inmediatamente se arrepiente y los hace entrar nuevamente. Es decir, ella no puede
mantener la disciplina en el aula pero tampoco hace mucho para que ello se logre.
Creemos que para la docente es más importante mantener el vínculo afectivo y se
maneja con el supuesto de que las sanciones o los retos van a alejarla de los alumnos ya
que ellos la van a considerar como una “enemiga”.
Esto se puede relacionar con el planteo de Basabe y Cols, cuando sostienen que la
enseñanza es una relación pedagógica entre dos sujetos: docente y alumno. Ellas
afirman que la acción pedagógica es una forma de influencia que se dirige hacia lo que
se supone que es el bien para el alumno; es una relación entre personas que, muchas
veces, implica empatía y cariño. Podemos suponer que el vínculo que esta docente
establece (o quiere establecer) con sus alumnos es el de amistad y cariño.

1
Basabe, L. y Cols, E. “La enseñanza”. Capítulo 6, p. 137.

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Este hecho se puede ligar con ciertas concepciones acerca de los adolescentes una de
las cuales sostiene que “[la adolescencia] es la mejor etapa de la vida y que los
adolescentes son ‘naturalmente’ buenos. Por ello basta dejarlos crecer en libertad” 2.
Podemos suponer que la docente se deja llevar por este supuesto básico subyacente,
dejando de lado el hecho de que ponerles límites a los adolescentes también es
permitirles crecer en libertad aunque suene contradictorio.
Por otra parte, es evidente la forma en la cual la docente preparó su clase. Se nota
que tiene una planificación y que la cumple: comienza hablando de un trabajo práctico
ya planteado y que deberán entregar, relaciona temas dados con temas nuevos y
adelanta qué cosas se verán el año siguiente. Esto es así porque (gran) parte de la tarea
docente es planificar las clases siguiendo un objetivo, el logro de una finalidad
pedagógica. Para ello se seleccionan ciertos contenidos (siempre limitados por la
“bajada” institucional y gubernamental) que el docente considera
importantes/interesantes para que los alumnos conozcan.
Pero, si bien el contenido teórico está bien delimitado y organizado, la clase posee
distintas etapas basadas en diversas estrategias que la docente emplea para captar la
atención de los alumnos y que no parecen estar preparadas: expone, lee y, finalmente,
realiza una dramatización. Consideramos que el pasaje por estas distintas estrategias y
el hecho de ir cambiándolas de acuerdo al interés de los alumnos, devela la experiencia
que posee la docente ya que “la enseñanza se presenta como una profesión en la que los
sujetos deben tomar decisiones de manera rápida en el marco de situaciones poco
definidas”3. Poder tomar estas decisiones de manera tan inmediata y no caer en la
desesperación, lleva mucho tiempo de práctica y de “tiza gastada”. En efecto, la
dramatización fue la estrategia que más éxito tuvo ya que logró captar (aunque sea por
unos poco minutos) la atención de los alumnos revoltosos.
También, y en relación a lo que “se espera” del docente en cuanto poseedor de ciertos
conocimientos, creemos que la docente satisface esta condición ya que en ningún
momento se hace referencias a dudas o inconsistencias en su exposición o en los debates
que se generan con los estudiantes. Además, la profesora es capaza de relacionar
conceptos propios del tema que se está desarrollando con otras asignaturas: hace
referencia al lógos y lo conecta con “Filosofía” ayudando a los alumnos con el examen
que próximamente tendrán.
2
Sanjurjo, L.. Aprendizaje significativo y enseñanza en los niveles medio y superior. Capítulo 1: “Los
supuestos básicos que subyacen en las teorías y prácticas pedagógicas”, p. 36.
3
Basabe, L. y Cols, E. “La enseñanza”. Capítulo 6, p. 150.

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El último punto que queremos tocar en este análisis tiene que ver con qué concepción
del aprendizaje posee la profesora, cuál es su concepción de persona educada y qué
enfoque de enseñanza posee (si es que puede limitarse a uno o si pasa por varios).
A lo largo del “Registro” advertimos que la profesora da mucha importancia a las
relaciones que los alumnos hacen entre la Literatura y las películas u otros libros que no
sea específicos del tema que se está dando (Literatura clásica, más específicamente,
Antígona). Esto nos lleva a suponer que se encuentra dentro de la teoría de Ausubel del
“Aprendizaje significativo” ya que “la clave del aprendizaje significativo está en la
vinculación sustancial de las nuevas ideas y conceptos con el bagaje cognitivo del
individuo”4. Ella es quien propone la vinculación del texto con elementos conocidos por
ellos y eso entusiasma a los alumnos ya que pueden incorporar sus propios
conocimientos al tema de la materia. Por ejemplo, explica “el tema del doble en la
literatura fantástica” tomando ejemplos de películas y cuentos conocidos por los
alumnos. Esta situación se da constantemente: los estudiantes suman a sus
conocimientos previos, los contenidos propios de la materia como las características del
“género fantástico”.
Por otro lado, la profesora busca que con las herramientas que ella les brinda, los
estudiantes puedan realizar un análisis del texto y, cuando los alumnos no llegan a la
respuesta que se busca, “les da pistas, indicaciones para orientarlos hacia la respuesta”,
esto se vincula con la concepción del aprendizaje de Bruner quien sostiene que el
alumno tiene la capacidad de llevar a cabo aprendizajes complejos pero el éxito de la
tarea dependerá de las herramientas que le brinden y de sus posibilidades culturales5.
Además, la gran cantidad de debates que se dan al principio de la clase y que los
observadores califican como “discusiones” entre los alumnos y la profesora, develan
una concepción constructivista del aprendizaje ya que esta perspectiva destaca la
importancia de la cooperación a la hora de la adquisición del conocimiento: “Los
intercambios de opiniones, la comunicación de diferentes puntos de vista es una
condición necesaria para superar el egocentrismo del conocimiento infantil y permitir la
descentración que exige la conquista de la ‘objetividad’” 6. Esto se evidencia cuando un
alumno objeta la explicación de la docente acerca de un cuento que ella calificaba como

4
Pérez Gómez, A. “Los procesos de enseñanza-aprendizaje: análisis didáctico de las principales teorías
del aprendizaje.” Capítulo 2, p. 46.
5
Sanjurjo, L.. Aprendizaje significativo y enseñanza en los niveles medio y superior. Capítulo 1: “Los
supuestos básicos que subyacen en las teorías y prácticas pedagógicas”, p. 21.
6
Pérez Gómez, A. “Los procesos de enseñanza-aprendizaje: análisis didáctico de las principales teorías
del aprendizaje.” Capítulo 2, p. 45.

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fantástico. Es ahí cuando la profesora apela a algo conocido por él (una película) para
fundamentar su explicación.
Estas concepciones del aprendizaje que se advierten en la profesora, nos llevan a
pensar que la profesora posee una concepción de persona educada como aquella que es
capaz de relacionar conceptos y de aplicarlos de manera pertinente. Más allá de la
acumulación de conceptos, la docente valora su aplicación y la posibilidad de realizar
análisis.
Por último, y teniendo en cuenta lo analizado, llegamos a la conclusión de que la
profesora se encuentra dentro del enfoque del “docente Ejecutivo” ya que tiene como
fin la producción de ciertos conocimientos y para ello utiliza diversas técnicas que
tienen como fin captar la atención del alumnado para que ello sea posible y para traer la
calma al curso. Pero, por otro lado, si bien no se hace explícito, se puede pensar que la
profesora posee un enfoque del “terapeuta” ya que su falta de atención a ciertas
cuestiones ligadas a la disciplina se puede interpretar como una forma de comprender a
los estudiantes. Esto se ve, sobre todo, al principio y al final de la clase, momentos en
los cuales los estudiantes están en la máxima distracción (porque la estuvieron
esperando y porque quieren terminar la jornada); sin embargo, en ningún momento se
advierte que ella sepa las problemáticas de los chicos.
En conclusión, consideramos que la docente, a pesar de las fallas que puede tener en
su práctica, la realiza con mucha pasión ya que todo el tiempo intenta captar la atención
de sus alumnos y ajusta las estrategias de la clase en función de la atención que los
estudiantes le prestan, deteniéndose en las actividades que ellos disfrutan. De la misma
manera, intenta crear un buen ambiente de trabajo en la clase y crear un lazo con los
alumnos fomentando la participación y la confianza en ellos mismos.

3) Realizar un análisis de este tipo no es tarea sencilla. Si bien contamos con material
teórico suficiente, la situación a analizar implica un recorte imparcial de la realidad; es
decir que, para estudiar esta situación de clase, nos basamos en registros hechos por
otras personas que quizás poseen concepciones acerca de lo que es importante en una
clase que dista de lo que nosotros podemos considerar. Sin embargo, creemos que de
todo el material propuesto para realizar este trabajo, este registro es el que grafica más
fielmente lo que sucede dentro de las cuatro paredes del aula.
Poder pensar de manera crítica una situación como esta nos puede ser de mucha
utilidad a la hora de abordar la tarea docente. “Ver en acción” a la docente, la forma en

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la cual se relaciona con los alumnos, las tareas que propone y la forma en la cual los
estudiantes reaccionan ante las distintas propuestas, nos puede servir para tener en
cuenta aquellas cosas que funcionaron y para tratar de no repetir aquellas que
produjeron una mala respuesta por parte de los chicos.
Además, el material permite tener un abordaje de la realidad del aula en la cual no
siempre los alumnos están dispuestos y atentos a la clase. De la misma manera, vemos
cómo la docente tiene que lidiar con esta situación. A eso le podemos sumar el factor del
horario de la clase y el hecho de que tanto ella como los alumnos deben estar muy
cansados, factor que influye en las fallas que podemos encontrar en su práctica.
El material teórico nos permitió ver en qué cosas la profesora no aplicó los saberes
didácticos pertinentes, hecho que le hubiera permitido resolver las cosas de una mejor
manera. Igualmente, no siempre nos resultó sencillo aplicar los conceptos de la materia
dado que muchas veces los textos hacen referencia a situaciones “ideales” en las cuales
los alumnos están predispuestos. También, el contexto social de los alumnos predispone
a la docente a realizar ciertas prácticas o a tomar ciertas decisiones que no están
contempladas en el material teórico dado que en éste no se tienen en cuenta las
dificultades que pueden traer trabajar con un grupo con las características del
observado.
Si bien consideramos que la docente falla en cuanto a la disciplina y creemos que
debería imponerse un poco más, cumplir las “amenazas” y mantener los castigos,
sostenemos que la profesora sabe llevar bien la clase, es una gran improvisadora pero se
nota que tiene todo planificado y pensado.

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