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Si bien es cierto todos llevamos un yo interior y un yo exterior, muchas veces

mostramos lo que no somos o no sentimos realmente, guardamos


experiencias, memorias, vivencias, alegrías, tristezas, vacíos interiores que
sin duda nos guardamos sin aflorarlos demasiado por la vergüenza al que
dirán, por las críticas a las cuales podamos estar expuestos y que son el
fuerte de las personas a quienes sin duda no les agradamos, tenemos cuentas
pendientes o simplemente porque en algún momento cometimos el error de
ser jueces de una verdad molesta… y así esas energías tormentosas influyen,
nos dañan, y comenzamos a encerramos en una burbuja de protección,
bajamos la cabeza, buscamos explicación, buscamos respuestas, lloramos a
solas, nos lamentamos una soledad crea da por la desilusión, nos secamos las
lágrimas y nos levantamos aunque cueste hacerlo, todos vivimos con la
esperanza de encontrar en algún momento una recompensa a todos esos
sufrimientos injustos, muchas veces la llamamos “ mala suerte “… toda una
vida de batallas solo por lograr una tranquilidad o una felicidad que
podamos disfrutar lejos de energías cargadas en una mochila por años…

Una vida a la cual hemos venido sin pedirlo… Y comenzamos un día nuevo
con optimismo y fe así tal como lo dice la canción del Jappening… nos
levantamos respirando profundo y sacando nuestra mejor sonrisa frente al
espejo…un día realmente esperanzador, sacamos de nuestra mente cualquier
pensamiento recriminatorio… y nos damos esa ducha relajante que solo hace
amar la vida y nos envuelve en el mar cálido de esa soledad propia, esa
soledad en la cual solo cabe la atmosfera vivida y nada más olvidas todo lo
pasado.

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