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ISBN: 978-99974-968-0-5
Depósito Legal: 4-1-2292-17
Recolección de imágenes
Rodríguez & Baudoin:
Ariana Arispe y Melissa Sauma
Impreso en
Plural editores
La Paz, Bolivia
contenido
6
el porqué de este libro
9
a manera de introducción
Gabriel Chávez Casazola
19
1957-1967
la irrupción de la subjetividad
Mariano Baptista Gumucio
49
1967-1977
turbulencia y escritura
Edmundo Paz Soldán
67
1977-1987
sobresaltos entre el silencio
Mónica Velásquez Guzmán
97
1987-1997
años de transformación
Magela Baudoin
115
1997-2007
cambio de ritmo
Martín Zelaya Sánchez
153
2007-2017
descorriendo el tupido velo de la mediterraneidad
Giovanna Rivero
197
coautores
1957-2017
asociación de ba nc o s pri va do s de bo li vi a
( a s o ba n)
6
60 años
en la literatura
boliviana e l libro que a partir de hoy se
pone a disposición del público –como de
una simple ojeada podrá percibir el lec-
tor– difiere en grado sumo de otras pu-
blicaciones anteriores de la Asociación
de Bancos Privados de Bolivia (ASOBAN).
La propia ASOBAN –en su Memoria
Anual– siempre expone un concienzu-
do detalle de la situación económica
global del país y la existente en el exte-
rior. Asimismo, conviene recordar que
con motivo de la celebración de los pri-
Esta vez el Directorio y la Secretaría meros 50 años de vida de la Asociación,
Ejecutiva quisieron presentar algo real- en el año 2007 se publicó un extenso y
mente distinto. Publicar un informe eco- valioso trabajo que resumió múltiples
nómico o financiero podría haber tenido aspectos de la actividad económica glo-
valor intrínseco por la tradicional cali- bal de esas cinco décadas.
dad de la información provista por esta Por su parte, cada banco, al presentar
Asociación, pero debe reconocerse que en forma independiente sus respectivas
ya hay varios informes relativamente memorias y estados financieros, realiza
similares en Bolivia y en el extranjero, sus propios análisis particulares. De la
todos con datos concretos de excelente misma manera lo hacen el Banco Central
presentación. de Bolivia (BCB) y la Autoridad de Super-
60 años
en la literatura
boliviana
a manera de introducción
Gabriel Chávez Casazola
áspera sed de tuscales, colérica aridez de espaldas entre regiones, culturas y grupos
socavones, reflujo de sangre e impoten- sociales, encerrados entre fronteras imagi-
cia, trizado paraguas del que se marchó, narias –todas lo son– como las que traza
aguardiente de los márgenes, corriente de un geopolítico o las que marca la genética
vidas inanes en las ciudades de los desha- que da color a nuestra piel o el azar que
bitados, cauce que alimentan sus delirios, nos hace nacer con más o menos oro –ese
mar imposible. otro valor imaginario– en el bolsillo; “en-
Todas esas imágenes pueden reflejar cuevados” como apuntaba el crítico perua-
lo que la literatura boliviana es; a la par no Luis Alberto Sánchez el siglo pasado;
suma y multiplicación de voces singula- ensimismados, en el centro mismo de la
res y a menudo distantes o contrastantes, periferia, entre la timidez y el orgullo, an-
A manera de introducción
valía –desde el historiador Gabriel René tico, y de los útiles índices y diccionarios de
Moreno en el siglo XIX hasta, en la actua- escritores, de los cuales los más recientes
lidad, el poeta Eduardo Mitre, el semiólo- y completos son la Enciclopedia Gesta de
go Luis H. Antezana y el polígrafo Mariano autores de la literatura boliviana (2004 y
Baptista Gumucio, pasando por el enorme 2005) y el Diccionario cultural boliviano (di-
Carlos Medinaceli y los injustamente ol- gital), ambos de Elías Blanco Mamani.
vidados Juan Quirós, Guillermo Franco- Por otra parte, cabe hacer notar que
vich y Carlos Castañón Barrientos, entre todavía existen grandes zonas de sombra
otros autores del siglo XX–, quienes se han en la historia de la literatura boliviana
aproximado con interés y rigor a la obra de (si bien, para ser justos, han comenza-
sus contemporáneos, contribuyendo no- do poco a poco a iluminarse, antes por
tablemente a su valoración y divulgación, persistentes esfuerzos individuales que
supliendo así la ausencia de otras lecturas por voluntad estatal o institucional, salvo
especializadas; tal como también lo han he- contadas excepciones). Pensemos, verbi-
cho y continúan haciendo los pocos, pero gracia, en lo poco que conocemos de una
en general buenos, espacios literarios espe- parte sustancial de los antecedentes o
cializados en la prensa impresa y ahora di- basamentos de nuestra literatura: la rica
gital; amén de las escasas antologías de poe- tradición y sensibilidad y las singulares
12 sía, cuento o híbridas que se han publicado cosmovisiones –transmitidas oralmente
60 años acompañadas de un consistente estudio crí- o incluso codificadas según usos ajenos a
en la literatura
boliviana los occidentales, como el khipu Pachaka-
aulas, según han cuestionado de manera re- maj– de los numerosos pueblos origina-
currente escritores de otras ciudades, como rios que fueron dueños de lo que es hoy
el novelista cochabambino Ramón Rocha
el territorio nacional y que forman uno de
Monroy. En todo caso, la responsabilidad de
ampliar perspectivas críticas recae no sólo en los veneros culturales que confluyen en la
la UMSA sino, sobre todo, por omisión, en las identidad de nuestro país. Cuánto de todo
otras universidades del país que hasta ahora aquello se habrá olvidado irremisible-
no han creado espacios de formación litera-
ria (a excepción de la Universidad Privada de
mente, en especial en el caso de las cultu-
Santa Cruz de la Sierra con su Diplomado de ras menos numerosas o aisladas; incluso
Escritura Creativa, que no busca formar crí- cuántas lenguas –o sea, formas únicas de
ticos sino escritores, o la carrera de Filosofía ver y decir el universo– se habrán perdido
y Letras de la Universidad Católica Bolivia
Regional Cochabamba, notoriamente enfo- en eso que solemos llamar ‘la noche de los
cada más en la filosofía). De todas formas, siglos’, como producto de la fatalidad his-
como acabamos de ver, la actual contribu- tórica pero también de la deliberada des-
ción crítica de la única Carrera de Literatura
memoria de quienes se arrogan una pre-
existente es significativa: varias de las obras
que acabamos de destacar en los anteriores tendida superioridad, cultural o de otra
párrafos nacieron a su amparo. índole, en el espacio o el tiempo.
A manera de introducción
Cabe subrayar, además, que esta zona lar sucedió con las letras coloniales o –si
de sombra no abarca sólo el período pre- se prefiere emplear una distinta nomen-
colombino sino también la Colonia y la clatura– con la literatura del período in-
República hasta hace poco tiempo, cuan- diano producida dentro de los límites de
do lo indígena y los indígenas –primero la Real Audiencia de Charcas, tanto la es-
vencidos por los conquistadores y luego crita por españoles venidos de la Penínsu-
largamente sometidos por los criollos y la, como el andaluz Luis de Ribera, poeta
mestizos– recién comenzaron a ser visi- de gran valía muerto en La Plata en 1623,
bilizados, incluidos y simbólicamente re- o por autores nacidos ya en estas tierras.
conocidos en la sociedad, despertándose Paradójicamente, pues, mientras los
el interés por rescatar y fijar, mediante la colonizadores y sus descendientes desde-
escritura, su tradición oral, o por descu- ñaron la tradición oral y la sucesiva litera-
brir textos y cantos primigenios en len- tura indígena, a su vez los mestizos repu-
guas originarias, fueran estos antiguos blicanos –aquejados por esa enfermedad
(como el lírico arawi y los sagrados jai- nacional que Marcelo Quiroga Santa Cruz
llis quechuas) o actuales. Eso sí, viendo el llamaba el ‘adanismo’– se encargaron de
lado amable de la moneda, al seguir sien- echar un tupido velo sobre la producción
do Bolivia un país culturalmente diverso, literaria (y, en general, la cultura) del pe-
condición hoy amparada en las leyes y el ríodo colonial, como si la historia hubie- 13
consenso social, infunde esperanza pen- ra comenzado en 1825 con la fundación 60 años
en la literatura
sar en cuánto es posible todavía arreba- del país, hace menos de 200 años, y todo boliviana
tar al olvido o simplemente integrar con lo anterior –la Colonia duró nada menos
naturalidad a la dinámica literaria con- que ¡tres siglos!– no valiera.
temporánea, tal como está ocurriendo en De hecho, el esplendor (sobre todo en
otras naciones latinoamericanas en las la poesía religiosa y profana) del Siglo de
que la literatura indígena ocupa ahora un Oro de Charcas apenas comenzó a develar-
lugar vivo. se hace pocos años, merced a los estudios
Curioso caso: si el menosprecio se de Josep Barnadas, Leonardo García Pabón
tragó buena parte de las manifestaciones y, especialmente, de Andrés Eichmann,
protoliterarias y literarias de los pueblos quienes penetraron en los insondables y
originarios y de la producción de sus indi- riquísimos fondos coloniales del Archivo
viduos –del pasado apenas quedan textos y Biblioteca Nacionales de Bolivia (ABNB),
y nombres como el del jovencísimo poeta cuyo emblemático director Gunnar Men-
Juan Wallparrimachi (Potosí, 1793-1814) y doza Loza4, junto con Lewis Hanke, había
algunos más rescatados por el quechuista
Jesús Lara y otros investigadores como el 4. Quien también descubrió en la sección
mencionado Cáceres Romero–, algo simi- Manuscritos del ABNB el interesante Diario de
A manera de introducción
sacado ya a luz, en los años sesenta del si- esa etapa, como la romántica Claudio y
glo XX, a Bartolomé Arzáns de Orsúa y Vela Elena de Vicente Ballivián, publicada en
y su Historia de la Villa Imperial de Poto- Londres en 1834 junto a otros relatos y
sí, ahora justipreciada como piedra funda- rescatada por Juan Siles Guevara en 1969;
cional de la literatura boliviana y espejo de Claudina de José Simeón de Oteiza, apa-
cómo miraban (y ficcionaban) su mundo recida en 1855 en La Paz y redescubierta
nuestros antepasados.5 en 1997; Los Misterios de Sucre, de Se-
Además de esas dos grandes zonas de bastián F. Dalenze, publicada en 1861; y la
sombra en la literatura producida en lo que durante mucho tiempo fue conside-
que hoy es Bolivia, un velo menor cubre rada la primera novela escrita en Bolivia:
una buena parte del siglo XIX, cuando co- Soledad, del argentino Bartolomé Mitre,
menzó a surgir la narrativa boliviana pro- publicada en el periódico La Época en
piamente dicha; se conservan unas pocas 1847. Si alguna novela de ese siglo mere-
novelas –no demasiado memorables– de ce ser destacada por su valor literario y
no como una curiosidad de época (según
un comandante de la Guerra de la Indepen- ocurre con las antes nombradas), esa es,
dencia de José Santos Vargas, comúnmente sin duda, Juan de la Rosa. Memorias del
llamado Diario del Tambor Vargas. Lo pu- último soldado de la Independencia, de
blicó primero en la Revista de la Universidad
14 Nataniel Aguirre, sobre cuya autoría se
de San Francisco Xavier de Sucre en 1952;
60 años once años más tarde, el mismo Mendoza en- ha producido una reciente polémica que
en la literatura
boliviana contró la versión completa en un anticuario, demuestra el vivo interés que aún produ-
la adquirió para el ABNB y la publicó en 1982, ce esta obra, publicada por vez primera
en una edición anotada, en Editorial Siglo XXI
en Cochabamba en 1885, con una segun-
de México. El Diario… acaba de ser editado
una vez más, este año 2017, en la Biblioteca da edición en París (1909) en una versión
del Bicentenario, que está publicando los 200 modificada y luego reeditada varias veces,
títulos considerados más representativos de la la última en una edición crítica de Plural
literatura boliviana en distintos géneros. Pese
a algunas omisiones en la selección, se trata
Editores el año 2010.6 Apenas el año pa-
del más importante esfuerzo editorial del Es- sado (2016) se han publicado en dos volú-
tado boliviano, ahora en pleno desarrollo. menes nada menos que 56 novelas breves
5. Por cierto, documentos conservados en del siglo XIX, redescubiertas por Juan Pa-
esos mismos fondos archivísticos, que permi- blo Soto en los archivos del ABNB, lo que
ten formarse una veraz idea no sólo de cómo
funcionaba la vida pública sino, ante todo, permite suponer que esta veta no está
de cómo transcurría la vida cotidiana en el
coloniaje, están siendo actualmente fuentes
privilegiadas para la construcción argumen- 6. Precisamente el prólogo de esta última edi-
tal de novelas y cuentos contemporáneos ción, del investigador Gustavo V. García, fue
de autores interesados en la historia, como el que dio origen a la mencionada polémica, al
Máximo Pacheco y Rosario Barahona. poner en tela de juicio la autoría de Aguirre.
A manera de introducción
agotada para los investigadores y podrían comprender de qué manera la tradición
encontrarse más obras todavía, amplian- poética boliviana se fue formando con
do el escaso conocimiento existente sobre diversas influencias, primero españolas,
los textos narrativos de este período, que europeas y occidentales, luego también
en otros países latinoamericanos ha sido americanas y más remotas, sin renunciar
ampliamente inventariado y estudiado. a sus raíces telúricas o indígenas (redes-
Se conoce mucho más, en cambio, cubriéndolas); y así hasta encontrar una
acerca del romanticismo en la poesía de- voz propia, o varias, nítidas y a menudo
cimonónica, de la mano de las valiosas (y notables voces propias, a lo largo de todo
valerosas) María Josefa Mujía y Adela Za- el siglo XX, al que bien puede llamarse el
mudio, así como de Manuel José Cortés, siglo de la poesía en Bolivia.
Ricardo Mujía, Néstor Galindo y otros. Más Por otra parte, en cuanto a la narrativa,
tarde, a caballo entre el siglo XIX y el XX, las primeras décadas del siglo XX estuvie-
sobrevendrá con ímpetu el modernismo ron marcadas por el realismo y, dato lla-
con los poetas bolivianos Ricardo Jaimes mativo, también por haber sido una etapa
Freyre, internacionalmente considerado singular en la que varios importantes es-
como una figura señera de este movimien- critores bolivianos publicaron en Europa
to, Gregorio Reynolds, José Eduardo Gue- y otras naciones con muy buena acogida.
rra y, con un acento y características sin- Alcides Arguedas, elogiado por Miguel 15
gulares, Franz Tamayo, que ‘bolivianizó’ de Unamuno y Amado Nervo, y Jaime Men- 60 años
en la literatura
esta corriente con acentos telúricos. doza, encomiado por Rubén Darío, que lo boliviana
El caso de Tamayo y su peculiar moder- llamó “el Gorki boliviano”, fueron editados
nismo helénico-andino-sufí –este autor, en España, por la misma casa en Barcelo-
por cierto, es una de las piedras miliarias na, llamada ‘de la Vda. De Tasso’. Pueblo
(o los tótems) de la poesía boliviana del enfermo de Arguedas apareció en 1909 y
siglo XX, junto a Jaimes Freyre, Óscar Ce- En las tierras del Potosí de Mendoza en
rruto y Jaime Saenz–7 es ilustrativo para 1911. Más tarde vendrían otras ediciones
internacionales de Arguedas, incluyendo
7. A cuya luz y bajo cuya sombra transita-
mos los poetas bolivianos contemporáneos, narrativa ligada a la búsqueda trascendental
en especial con la influencia de dos de estos de experiencias límite en el alcohol, la no-
nombres fundamentales de la poesía del siglo che y la marginalidad, siempre en el mágico
XX: Óscar Cerruto (1912-1981) y Jaime Saénz ámbito de La Paz y el altiplano; este tipo de
(1921-1986). La poesía cerrutiana es sobria, búsqueda, dicho sea de paso, causó no pocos
diamantina y reflexiva, de un trabajo depura- daños colaterales en los abundantes epóni-
do con la palabra y no exenta de cierto amar- mos que Saenz tuvo a finales del siglo XX y
go escepticismo; la obra de Saenz es una que procuraron (y temporalmente lograron)
piedra imán atractiva y oscura, cargada de ‘estacionar’ la poesía boliviana en esas coor-
símbolos sembrados a lo largo de una poesía denadas.
A manera de introducción
sus Obras completas (1959) en la legenda- consecuencia indirecta de la auto-revela-
ria colección de lujo de Editorial Aguilar. ción de lo nacional que se produjo en la
En París fueron publicados, a su vez, Guerra del Chaco y del carácter nacio-
Nataniel Aguirre, de manera póstuma, en nalista de la consiguiente Revolución de
Editorial Bourdet, con la segunda edición 1952. Precisamente, este libro arranca
de Juan de la Rosa, aparecida, como cinco años después de esa Revolución,
ya referimos, en 1909; Armando Chir- que no llegó a producir una literatura o
veches, en Librería Ollendorff, con La arte propios y perdurables. Fue alrededor
candidatura de Rojas (1909)8; y Adolfo de esa etapa cuando nuestra literatura se
Costa du Rels, que se quedó a vivir y es- convirtió en una ínsula mediterránea casi
cribir en Francia9. Y aquí muy cerca, en hasta el día de hoy.10
Chile –donde Gabriel René Moreno resi- Por cierto, para que ese aislamiento se
dió y publicó en el siglo XIX–, vieron nacer produjera (y todavía exista) convergieron
Augusto Céspedes su Sangre de mestizos varios factores además de los histórico-po-
en 1936, Abel Alarcón su Era una vez… líticos: un pequeño mercado editorial y
(1940) y Óscar Cerruto su Aluvión de fue- de lectores; ausencia de publicaciones
go en 1935. (libros, revistas, portales) con alcance
Estas publicaciones internacionales internacional; escasos canales, flujos y
16 y otras que no cito –no se trata de un re- contactos con autores, críticos, editores,
60 años cuento completo sino referencial– se pro- traductores y divulgadores de otras na-
en la literatura
boliviana dujeron antes de que el ensimismamiento ciones; falta de apoyo estatal. Pero, sobre
replegara nuestra literatura, tal vez como todo, en el trasfondo, planea una suerte de
enfermedad nacional que aqueja también
8. Igualmente se publicó en Francia la poe- a muchos de nuestros escritores: la medi-
sía de Adela Zamudio; sus Ráfagas aparecie- terraneidad espiritual; condición que por
ron en la misma editorial Olendorff en 1913. fin ha comenzado a romperse de manera
También en poesía, los principales libros de
Ricardo Jaimes Freyre se editaron en la Ar-
decisiva por un cambio axiológico y pa-
gentina, donde vivió, y allí vio la luz póstu- radigmático, como lo refiere la narradora
mamente su poesía completa en 1944. Giovanna Rivero en el último capítulo del
9. Al igual que lo hicieron, más tarde, en dis- presente libro, donde destaca la interna-
tintos países, otros escritores chuquisaque- cionalización de la literatura boliviana.
ños como él y de su misma generación y seg-
mento social; una generación derrotada en
la Revolución de 1952 cubierta aún por una 10. Este aislamiento, por cierto, se tradujo
pequeña veladura de origen político, que es en asincronía –el concepto es del poeta y en-
preciso descorrer y que se extiende incluso sayista Gary Daher– respecto a movimientos
hasta parte de la segunda mitad del siglo XX, y corrientes internacionales; y, en el lado po-
ocultando, por ejemplo, a autores de la talla sitivo, permitió el nacimiento de voces poé-
del poeta y narrador Fernando Ortiz Sanz. ticas y narrativas de una gran originalidad.
A manera de introducción
Junto a ella, reconocidos autores de plias y menos enfocadas sólo en una parte
distintas generaciones y regiones del país, o visión del país y de su historia, como
que cultivan diversos géneros literarios o ocurría hasta hace poco; reduccionismo
el periodismo, se vuelcan aquí a la tarea que los coautores de este libro –con los
de presentar un panorama valorado de textos aquí recogidos, pero sobre todo,
la literatura boliviana de las últimas seis varios de ellos, con su propia obra– han
décadas, de la que ellos mismos –y quien demostrado que puede y debe terminar,
esto escribe– somos coprotagonistas: Ma- ahora que nuestra literatura se torna mul-
riano Baptista Gumucio, Edmundo Paz tipolar y se expande geográfica y temáti-
Soldán, Mónica Velásquez Guzmán, Ma- camente como un río que crece y llega al
gela Baudoin, Martín Zelaya y la mencio- mar, ya no imposible, de los lectores de
nada Giovanna Rivero Santa Cruz. otras regiones del mundo y alcanza a nue-
No me queda más que agradecer a vos y más lectores bolivianos.
ASOBAN por haber decidido realizar esta Sí, nuestra literatura boliviana existe y
publicación en su 60 aniversario y por es un río que crece; un río que fluye y al
haberme confiado el concepto editorial y fluir deja a su paso rosas de polvo11 –escri-
la edición del presente libro (con la va- turas, signos, caligrafías– de extraña belle-
liosa colaboración de Sergio Vega en el za sobre las orillas de sus lectores; un río
concepto gráfico; Ariana Arispe y Melissa de pie, como lo quería el poeta Raúl Otero 17
Sauma, ambas de la consultora Rodríguez Reiche. 60 años
en la literatura
& Baudoin, en la recolección de imáge- boliviana
nes); esta obra que no pretende ser una
historiación exhaustiva sino, como anoté
antes, una panorámica comentada de la
literatura boliviana de los últimos sesenta
años, que no tiene (ni quiere tener) un 11. Parafraseo aquí unos versos de “El cami-
abordaje académico. nante” del inolvidable Jorge Suárez; soneto
que nos recuerda lo que, al fin y al cabo, somos
Es más, se pidió expresamente a los y hacemos los escritores: Fiel monólogo, len-
autores que sus textos mantuvieran un gua demorada / en la miel del recuerdo, pero
tono coloquial y de crónica –sin por ello en vano: / todo recuerdo es un licor lejano /
renunciar al rigor y a la valoración crítica y toda evocación es siempre nada. // Nada,
la red febril de tu mirada / captura sólo el
imprescindibles–, ya que este libro tiene humo del verano / y la piel que acaricias en
fines de divulgación e información para tu mano / es ya tacto sin luz. Acongojada //
el lector no especializado; pero a la vez, por tanta sombra, sus farolas verdes / pren-
de la calle taciturna. Muerdes / tu soledad, tu
ciertamente, busca despertar interés para
soledad, tu grito, // mientras que va dejando
que se realicen futuros estudios en pro- tu pisada / rosas de polvo, sobre la calzada, /
fundidad con nuevas visiones, más am- camino de la muerte, al infinito.
A manera de introducción
1957.1967
1967.1977
la irrupción de la
subjetividad
1977.1987
por Mariano Baptista Gumucio
19
0 años
60
6
en la literatura
1987.1997 boliviana
1997.2007
2007.2017
Yolanda Bedregal
1957-1967
la irrupc i ó n de la s ubj et i vi da d
c
por Mariano Baptista Gumucio
A mediados del siglo XIX, Flaubert soñó incursión personal por los campamentos
con escribir una novela que no tratase hacinados, la triste vida de quienes en-
de nada, que se mantuviera en pie por el tran a los socavones y salen de ellos con la
puro vigor de su estilo. El resultado fue mariposa de la muerte en sus pulmones.
Madame Bovary, considerada de forma Opina José Enrique Viaña: “Es un libro
unánime la primera novela moderna eu- que ha sido escrito con el alma antes que
ropea. Algo similar hizo Quiroga para las con la pluma. Cada personaje, cada situa-
30 letras bolivianas en una escala menor, ción, cada puntazo de dolor o de rebeldía
60 años pero menor no por la calidad de su escri- que en él se asienta, tiene palpitaciones
en la literatura
boliviana tura, que es deslumbrante, sino ante todo de carne viva, de sangre recién vertida y
por la casi nula proyección internacio- de nervios tensos o desgarrados. En un
nal de la novela. Algo debería hacerse al trozo del vivir boliviano, puesto entre las
respecto. Que se corra la voz más allá de apretadas líneas de negras letras, que des-
nuestras fronteras: Los deshabitados es cubre la tragedia minera”.
la primera novela moderna de Bolivia.
1961
1960 Rayo y simiente de Alcira Cardona Torri-
El precio del estaño de Néstor Taboada co, nacida en Oruro, (1926-2003), poeta y
Terán, nacido en La Paz (1929-2015), no- dramaturga, que publica este poemario
velista, cuentista, ensayista y antologa- distinguiéndose como una de las principa-
dor. La novela trata sobre la vida de los les figuras de la poesía social del país. Fijó
mineros de Bolivia y también aparece en residencia en La Paz, donde vieron la luz
varias páginas Simón I. Patiño, el “rey sus obras principales y ocupó la Dirección
del estaño”. Taboada Terán se basa en el de Cultura de la H. Alcaldía. En el prólo-
informe que hace a la empresa un técni- go, el crítico Juan Quirós señala: “Alcira
co norteamericano, pero de allí parte su Cardona no sólo delata o denuncia sino
1967.1977
turbulencia y
escritura
1977.1987
por Edmundo Paz Soldán
49
60 años
en la literatura
1987.1997 boliviana
1997.2007
2007.2017
Jaime Saenz
1967-1977
t urbulenc i a y es c ri t ura
por Edmundo Paz Soldán
De espaldas es la morada del deseo, / sin (vale la pena mencionar algunos de los tí-
moverme de mi sitio –frente a la puerta tulos de esa prestigiosa Biblioteca del Ses-
cerrada, / con una luz de invierno a mi quicentenario, en su momento el proyec-
lado. // En los rincones de mi cuarto, en to estatal más importante dedicado a la
los alrededores de la silla. / Con la inde- cultura del libro en Bolivia: Creación de
cisa memoria que se desprende del vacío la pedagogía nacional, de Franz Tamayo;
/ –en la superficie del tumbado, el muer- La virgen de las siete calles, de Alfredo
56 to deberá comunicarse con la muerte. // Flores; Laguna H-3, de Adolfo Costa du
60 años Contemplando los huesos sobre la tabla, Rels; Selección de ensayos sobre temas
en la literatura
boliviana contando las oscuridades con / mis de- nacionales, de Fernando Diez de Medina;
dos a partir de ti. / Mirando que se estén Ensayos sobre la realidad boliviana, de
las cosas, yo deseo. / Y me encuentro re- Mariano Baptista Gumucio; El hombre y
corriendo una gran distancia.15 el paisaje de Bolivia, de Raúl Botelho Go-
Hacia 1975, el lugar de Saenz en la li- sálvez; Estudios de literatura boliviana,
teratura boliviana estaba tan firmemente de Gabriel René Moreno; Cuentos de Au-
establecido que fue incluido en la lista de gusto Guzmán; Cántico traspasado, de
veinte volúmenes de la Biblioteca del Ses- Óscar Cerruto; Estrategia del altiplano
quicentenario de la República publicados boliviano, de Juan Lechín Suarez; Cristó-
para conmemorar dicho acontecimiento: bal de Mendoza, el apóstol de los guara-
su Obra poética apareció junto a la tesis níes, de Hernando Sanabria Fernández).
de Blanca Wiethüchter –Las estructuras En la poesía del período, marcada por
de lo imaginario en la obra de Jaime la presencia central de Saenz, aparecieron
Saenz–, libro muy influyente en la direc- escritores que con el tiempo se converti-
ción que tomarían los estudios saenzianos rían en parte del canon: aparte de Urzagas-
ti, se debe mencionar a Matilde Casazola
15. Ibid. p. 239. (1943), Eduardo Mitre (1943), Humberto
Quino (1950), Norah Zapata (1946), Blanca suelen tener un tono coloquial, para de
Wiethüchter (1947-2004) y Guillermo Be- pronto romperse en una imagen de filia-
dregal (1954-1974). Pedro Shimose (1940) ción vanguardista, como en “Los pañuelos
había comenzado a publicar a principios de los muertos”, correspondiente al pe-
de los sesenta Triludio en el exilio (1961), ríodo 1976-1978 e incluido en A veces, un
pero se consolidó en estos años gracias a poco de sol (1994): Dice que los poemas
Sardonia (1967), Poemas para un pue- / son pañuelos de distintos colores / con
blo (1968), Quiero escribir pero me sale que adornan los muertos / sus cabezas. 57
espuma (1972) –ganadora del Premio de // Y en el poniente anaranjado / se dis- 60 años
en la literatura
Poesía “Casa de las Américas”–, Caduci- traen / eligiendo los vistosos rectángulos boliviana
dad del fuego (1975) y Al pie de la letra / que el mercader del viento / les ofrece. //
(1976); Shimose también publicó cuentos […] Dice que los muertos se levantan / y
en El Coco se llama drilo (1976); algunos en la tarde incendiada agitan / sus bri-
de ellos, como “El hijo del difunto”, son llantes pañuelos / que son poemas que el
inevitables en antologías. mercader del viento / les trae del remo-
La trayectoria de Matilde Casazola, to mundo / irisados / y trémulos. En este
reciente ganadora del Premio Nacional poema, como en otros momentos intensos
de Culturas (2016), comprende tanto la de la obra de Casazola, la poesía misma
poesía como la canción (Emma Junaro, está conectada a la muerte. El poema es
Jenny Cárdenas y Luis Rico, entre otros, comunicación entre espacios distintos: su
han interpretado sus composiciones). En- celebración de vida (brillantes pañuelos,
tre sus publicaciones más importantes como si se tratara de un baile) es un men-
de esta época destacan Los ojos abiertos saje destinado al otro mundo.
(1967) y Los cuerpos (1976), además de Desde sus primeros libros –Elegía a
su primer disco Una revelación (1976). una muchacha (1965), Morada (1975) y
Sus poemas son engañosamente sencillos: Ferviente humo (1976)–, Eduardo Mitre
16. Mitre, Eduardo. Morada. Obra poética 17. Poema “Cuerpos” en Ferviente humo,
1965-1998. Pre-textos. Valencia, 2012. p. 57. op.cit. p. 106.
al dominio masculino, que lleva muchas boliviana desde textos fundacionales del si-
veces al silencio, a la soledad, al olvido (e glo XIX como Juan de la Rosa (1883), de Na-
incluso, como muestran fragmentos de la taniel Aguirre (1843-1888): la búsqueda de
novela, a la supervivencia de esta escritu- una construcción nacional a partir de una
ra bajo la imposición de la voz de un hom- supuesta identidad homogénea –que ven-
bre). Como dice una carta de un amigo a dría a ser dada por el mestizaje–, socavada
Loreto: “Pasé tus originales al director de por la aceptación tácita de una jerarquía
Nuestro tiempo […] [el director] me pre- racial que privilegia al blanco, al criollo. La 61
guntó en tono que podría ser aprobación evolución del 52 tenía objetivo la construc- 60 años
en la literatura
o reproche: ¿Cuántos años tiene usted? ción de una sociedad más igualitaria e in- boliviana
¿Cuándo escribió estas cosas? [...] Me cluyente, pero la novela de Vallejo muestra,
sentí apabullado. Me pareció arriesgado más bien, cómo a pesar de los cambios es-
confesar que yo no era el autor, sino una tructurales producto de la Reforma Agraria
muchacha. Rápidamente imaginé lo que perviven las desigualdades y las exclusio-
representaba para ti que una editorial tan nes: los prejuicios raciales son más fuertes
importante aceptara como cosa seria pa- que cualquier deseo de cambio social.
peles que me habías entregado como algo La lucha política aparece en los Cua-
sin importancia”.21 dernos de vientos nuevos, revista publi-
En Gaby Vallejo, la novela añade a la cada entre 1976 y 1978 por Roberto Laser-
problemática de género la cuestión racial: na (1953). Cuadernos de vientos nuevos
ser hijo de una mujer chola (y retardada) es ocupó un lugar significativo en la cultura
poco menos que un insulto. Vallejo retoma nacional, en una década en que, como re-
así un tema que recurrente en la literatura cuerda el cineasta Alfonso Gumucio Da-
gron, la dictadura de Banzer había llevado
21. Bedregal, Yolanda. Obra completa, t. III. directamente al cierre de Letras Bolivia-
Narrativa. Plural. La Paz, 2009. p. 145. nas, Cultura Boliviana y Difusión, que se
1967.1977
sobresaltos entre
el silencio
1977.1987 por Mónica Velásquez Guzmán
67
60 años
en la literatura
1987.1997 boliviana
1997.2007
2007.2017
Eduardo Mitre
1977-1987
sobres a lt o s ent re el s i lenc i o
c
por Mónica Velázquez Guzmán
trinchera: te amo con tu cuerpo que me que nadie lo sepa; y cuando quisieron for-
ama / te amo en tu cuerpo que me ama / zar la puerta él ya había ganado la fronte-
el amor entero / tu amor que amo en mi ra; y cuando lograron penetrar en la ha-
cuerpo / tu amor que amo con mi cuerpo. bitación hacía mucho tiempo que Lázaro
Pregunto si habrá para nosotros una com- fue borrado de sus memorias, y ellos no
pensación con que el espacio íntimo dote sabían qué hacer ahí”. Es decir, un Láza-
de vitalidad, pese o frente a la desperso- ro que aun resucitado o justamente por
80 nalización, el borramiento y la muerte ello, como tantos otros muertos andantes
60 años que entra por puertas y ventanas… bajo los sistemas autoritarios, vaga perse-
en la literatura
boliviana En la novela Devoración, esa muerte guido, acosado, fugitivo para alcanzar una
externa y más ambigua de los primeros frontera y acaba borrado de las memorias;
poemas deviene un acto tan cotidiano y gesto que, paralelamente, también borra
omnipresente que el protagonista de la la funcionalidad de sus perseguidores.
novela afirma: “Acaba de irse la muerte En la escritura de Juan Carlos Ori-
del modo más raro (…) supe que ahora huela, De amor, piedras y destierro de
iba a venir hasta donde yo estoy, de modo 1983, es clarísima la preocupación, más
que le preparé toallas y estufas”. Después que por denunciar instancias de violencia,
de dialogar con la muerte presente en un por construir espacios alternativos donde
cuerpo masculino, la voz la ve alejarse sin la vida, el amor y la fe sean sus armas de
aceptar más que “dos oscuridades”. Luego resistencia y de libertad. El poema más
la novela, casi rozando lo gótico, transita emblemático desde esta perspectiva es sin
por muertos, demonios y apariciones para duda “Estatuto vital”: Yo he venido a ali-
acabar con una contundente figura, el re- mentarme / de vida, / no de muerte; de
sucitado. Sólo que en este caso leemos un destino, patria y sangre, / no de ruinas,
“¡Levántate, Lázaro! Dijeron finalmente, / no de polvo; / de piedras, / no de emble-
pero Lázaro se había ido por la noche sin mas, / de amor, / no de soledades… Esa
ahora nuevos críticos vuelven a detener- municación y apertura social. Esta visión,
se en la poesía, cuento, novela y ensayo, sin embargo, no es sólo desoladora (trági-
para responder a una sistematización, ca), es también satírica y paródica (cómi-
pero también a una lectura, una auto- co-seria). Detrás del tal “grotesco” residen
conciencia. De nuevo se establecen como dos traumas: el primero (la Colonia como
referentes más la Revolución del 52 que un pasado nunca anclado en el “ya fue”),
la Guerra del Chaco, y se añade la cen- llevará a nuestro autor a leer y trabajar
84 tralidad, ya a cierta distancia (confiemos) en el horizonte de la descolonización; el
60 años de la dictadura y los autoritarismos, como segundo (la dictadura) conlleva un exilio
en la literatura
boliviana hechos condicionantes y como interlocu- e impotencia interiorizados y una palabra
tores de nuestro imaginario. que no alcanza a restablecer lazos, lo que
Como advierte el editor de este libro, finaliza su lectura admitiendo que, desde
parece que cada crítico va suelto por su la lectura crítica, nos movemos en un os-
camino y se evidencia nuevamente la di- cilar nuestro, dada la condición de inco-
ficultad del lazo, de la estructura que nos municación social, entre un carnavalesco
reúna. Sin embargo, se establecen algu- salir al horror y un silencioso repliegue en
nos hitos: tomando en cuenta la frase de las interioridades.
Luis Antezana, quien detecta una cons- Un año después, en 1986, otro inten-
tante “clausura social” en la producción to de sistematizar nuestro mapa literario
literaria boliviana, Sanjinés acierta: esta aparecerá bajo la pluma de Eduardo Mitre,
clausura es más que una cerrazón, lo que quien como ensayista publicará su libro
denomina “grotesco social”. Un concep- El árbol y la piedra. Poetas contemporá-
to que implica alguna dimensión distor- neos de Bolivia. O, también desde la tra-
sionada que, perturbando la cotidianidad dición reiniciada de las antologías, con la
por medio de agentes no racionales, im- Antología provisional. Joven poesía cru-
pide las relaciones de reconstitución, co- ceña, editada por Antonio Rojas (1986).
1986, año del cometa Halley, de un li- la sensación), pero pueden también venir
bro que nos revolucionará la mente, Opri- de la risa, como si nada, pateando piedri-
midos pero no vencidos de Silvia Rivera; tas, con ese humor que, escaso entre no-
año par que se las trae, como manda la sotros, logra a veces poner el dedo en la
tradición. Me detengo en dos libros que, llaga misma.
desde mi cabecera, me tienen el alma en De un salto acabo la narración de una
un hilo. De un lado, Julio de la Vega, con década que por encargo del futuro 2017
su segunda novela, Cantango por dentro, emprendo en mis cuadernos. Me detengo 87
me anda trayendo y llevando por las calles largamente en otras dos escrituras cóm- 60 años
en la literatura
de Cochabamba y los tiempos de la ado- plices, anverso y reverso de la década. En boliviana
lescencia que tanto su narrador, como yo una esquina del ring, Jesús Urzagasti con
misma, empezamos a añorar con una nos- El país del silencio; en la otra, Wolfango
talgia de hombre mayor y vida pasando el Montes con Jonás y la ballena rosada.
medio siglo. La música, el cine y el erotis- De algún modo es la segunda parte del bo-
mo luminoso se irán abriendo camino en xeo anterior, entre de la Vega y Bascopé,
esta especie de bildungsroman, en la que ¿será también ese péndulo, entre la trage-
el protagonista llegará a cierta adultez, y dia y la risa, nuestra mejor danza, nuestra
el narrador a habitar en las impotencias mejor constante como país?
del narrar, del poder o no dar voz, dar lu- Urzagasti nos ha trizado la novela en
gar a un mundo ficcional. De otro lado, fragmentos, en saltos que obligan al lec-
la sombría ciudad de René Bascopé, que tor a estar atento y no moverse de su
nos deja de herencia la tremendidad de silla. Este país y sus silencios se transi-
La tumba infecunda, tocando de nuevo tan desde movimientos migratorios y
la muerte y el deseo, con ambas manos. errantes no sólo en términos geográficos
Los contra-mundos, pienso, pueden pro- y culturales, sino también existenciales,
venir de las honduras (vuelve la palabra y pues sus protagonistas transitan entre
jar la historia en sitio de mero escenario, pertar del deseo y sus costos emocionales
no es ni tan simple ni sin costo. Ante su o sociales, este Jonás nos lleva a pensar en
sociedad, Jonás es un perdedor relativo, el deseo como práctica para salir del te-
pues lo salva la última cadena del yugo fa- dio o del delirio (pensar que el suegro del
miliar adinerado. Veamos cómo la presen- protagonista quiere construir una pirámi-
ta el personaje: “Empeoraba mi situación de en las arenas cercanas a la ciudad de
el hecho de que las personas reconocían Santa Cruz), como si el cuerpo, el inces-
90 en mí la tristeza que esperaban percibir. to en las relaciones ilícitas con la cuñada
60 años Y corrían a buscarme la medicina: una (pasión de Jonás), fuese sólo un salto para
en la literatura
boliviana ocupación”. Doble interpretación del lu- agitar el orden conservador o delirante
gar del personaje como enfermedad social del contexto de familia “bien” que desqui-
y como reflejo de una idealización social cia al personaje. Y qué otro cuerpo deba-
que incluye generosamente a sus ejem- tido entre un deseo y su no visibilidad el
plares más parasitarios. ¿Será la nuestra que nos traerá Saenz, con Los papeles de
una sociedad que confirma los males que Narciso Lima-Achá, escritos en esta eta-
denuncia; que financia los desempleos pa y cuya publicación todavía se dejará
que provoca y que paga los lujos que le ta- esperar unos años (hasta 1991). ¿Será que
pan las fallas? ¿Será el manto del narco- otros lados del deseo comienzan también
tráfico (recordaremos la famosa ley 1008 a emitir sus voces en este desfiladero de
recientemente aprobada), el que esconda cuerpos y prohibiciones?
o alumbre un pleito por la concepción Y me es imposible no relacionar este
tanto de la hoja de coca como de la droga- deseo escamoteado y disminuido con los
dicción en sí, nuevos temas para nuestra cambios que, desde la década del sesen-
agenda social y política? ta, ha transitado nuestra relación con lo
Y esto del deseo es materia aparte… Si corporal. Quiero decir que pasamos no-
en la novela Cantango, asistimos al des- más, incluso en este país, de la euforia y
la lógica militar que hizo que por déca- imaginar estos relativos refugios sin pe-
das analizáramos y entendiéramos la vida dirles ser compensatorios de una realidad
en términos de “bandos”, “amigo o ene- externa o cohesionadores a contrapelo de
migo”, “toma o alcance de lugares y posi- una evidente herida histórica?
ciones? ¿Será, en ese sentido, que la de- ¿Llegar a la anhelada democracia im-
mocracia nos basta para cambiar el modo plicará un borrón y cuenta nueva en un
asentado de pensar/actuar o vivir? ¿Sal- país tan presto para el olvido?; habiendo
92 dremos del temor de no ser autorizados llegado a lo tan deseado, ¿habrá que pen-
60 años o censurados, dejando en ello sacrificado sar lo deseable, sin quitarle sus contra-
en la literatura
boliviana nuestro derecho al pensamiento crítico, a dicciones y la posibilidad de que su reali-
disentir o a oponernos, sin matar al que zación no alcance los anhelos con que lo
piensa diferente? ¿Alcanzaremos, por fin soñamos?; en otras palabras, ¿podremos
un interlocutor, una capacidad de debate aprender a habitar en lo posible, sin que
público, una generosidad que nos permi- derive en renuncia o indiferencia? Final-
ta cambiar de perspectiva y de posición, mente, la pérdida de referentes o luchas
alejándonos de la condena de deber tener comunes incluirá un repliegue no sólo
la razón o la verdad? respecto de cierto capitalismo acechante
Si con autores como Orihuela, De la sino también en cierto auge del indivi-
Vega, Urzagasti, Suárez o Mitre, podemos dualismo… Es decir, ¿será que ya que no
imaginar el amor o el deseo como sitios nos llamaremos más “herida”, que halla-
de resistencia (curiosamente todos lo remos otra nominación donde guarecer a
proponen en tanto idea que se actuali- una vieja idea de comunidad…?
za en varias mujeres, no en una relación El tiempo me pide decir más. Y es
precisa, mmm…); si podemos quedarnos que justamente el asunto de temporali-
quietos y replegados haciendo del silen- dades yuxtapuestas, unas entre otras, no
cio otra trinchera, ¿seremos capaces de deja de inquietar. Recuerdo los versos de
1967.1977
años de
transformación
1977.1987
por Magela Baudoin
97
1987.1997
60 años
en la literatura
boliviana
1997.2007
2007.2017
l
por Magela Baudoin
legué a Bolivia en 1992. Por aquellos laberinto. Me encontraba frente a dos mun-
días era atea, dice la protagonista de uno de dos poéticos opuestos, en justicia, incom-
mis cuentos, que bien podría ser yo; debie- parables. En el fondo se trataba de dos cla-
ra decir agnóstica; o acaso lo más ajustado ves de lectura que me daban la bienvenida
a la verdad sería reconocer que me habían y me reconciliaban con la curiosidad, con
roto el corazón. Sí, esa es la imagen más la idea de quedarme y de abrazar este país
ajustada a la verdad; todo el que migra está extraño, arisco e íntimo. Y que se presenta-
98 quebrado y, aunque el tiempo me diría lo ba sin máscaras, tal cual era.
60 años contrario, entonces yo pensaba que nada Los 90 fueron así: poliédricos. Revise-
en la literatura
boliviana iba a soldarme nunca. Recuerdo que bus- mos: unificación alemana, fin de la Guerra
qué asidero en los libros. Quería compren- Fría, retorno a la democracia en Chile, Fuji-
der esta patria que me ofrecían y contra la mori derrotando a Vargas Llosa en Perú, des-
que se estrellaban mis preguntas diarias. integración de Yugoslavia, muerte de Fred-
Alguien me dijo que Saenz y yo me abismé die Mercury y pandemia del SIDA, clonación
lo que pude en la frondosa oquedad de su de la oveja Dolly, grunge, fiestas rave y hip
poesía. Su oscuridad invocaba mis fados de hop extendiéndose por todo el mundo, igual
adolescente, todo el frío interior de mis 19 que la televisión por cable y la Internet. Es
años. Vaya si uno necesita descender, trans- tiempo de cómic, de manga y animé; de
mutarse, volverse otro, a esa edad. Ahora Paul Auster, de Roberto Bolaño, de Wislawa
que lo medito, era una forma de digerir el Szymborska y también de Harry Potter. De
exceso de presente, de tantos mutantes Clinton y Lewinsky. De las maravillosas
presentes. Algún tiempo después cayó en Yeguas del Apocalipsis. De la “generación
mis manos Luna de Locos y me sorpren- McOndo”, también de la del crack. De Pa-
dió su signo contrario, aquel verde excén- blo Escóbar, del éxtasis y de Trainspotting.
trico, aquella cantidad enorme de oxígeno. De Jaime Paz Zamora, Gonzalo Sánchez de
Era como hallar la puerta de entrada a otro Lozada, Hugo Banzer Suárez…
(pensemos por ejemplo en Los deshabita- cio (1987), de Jesús Urzagasti. La primera
dos de Marcelo Quiroga Santa Cruz), tam- se distingue, dice Orihuela, por el resuel-
bién lo es que un radical desplazamiento to uso del humor y por su tratamiento lin-
simbólico sólo ocurre a partir de las se- güístico: “Atrevida, irrespetuosa, libre, en
gunda mitad de la década de los ochenta. una palabra, Cantango por dentro se abre
“De acuerdo al mencionado crítico a una serie de lenguajes como el del cine,
(Guillermo Mariaca), la influencia del dis- el del tango o el del habla popular, pero
curso literario populista en Bolivia se ini- además introduce y recrea, al mejor estilo 101
cia en 1936, con la publicación de Sangre del Cabrera Infante de Tres tristes tigres, 60 años
en la literatura
de mestizos, de Augusto Céspedes, y no el modo de narrar de distintas épocas o de boliviana
deja de percibirse hasta 1985, año en que personajes que se pueden identificar cla-
la dictación del Decreto Supremo 21060, ramente”.4 Por su parte, En el país del si-
según explica el autor ‘funda un modelo lencio, segunda novela de Urzagasti, habita
de acumulación, un proyecto político y en la intimidad y en un universo subjetivo
un discurso ideológico neocoloniales que casi despojado de acontecimientos, que se-
difieren cualitativamente del populismo y rán luego explorados profusamente por los
del cual ese Decreto es el enterrador”.3 escritores de la última década del siglo XX.
En este contexto, dos novelas son las A los rasgos antes mencionados (hu-
que, para el crítico Juan Carlos Orihue- mor, dislocamiento lingüístico, intimidad,
la, se constituyen en hitos inaugurales de subjetivismo) habría que sumar el inte-
la nueva novelística boliviana del periodo rés de las nuevas escrituras por habitar
neoliberal: Cantango por dentro (1986),
de Julio de la Vega y En el país del silen- 4. Orihuela, Juan Carlos. “La peregrinación
vigilante. Tendencias de la narrativa bolivia-
na de la segunda mitad del siglo XX” en Wie-
3. Wiethüchter, Paz Soldán, Ortiz y Rocha thüchter, Paz Soldán, Ortiz y Rocha (eds.),
(eds.), op.cit., t. II. p. 201. op. cit., t. I. p. 208.
60 años ganadora del Premio Casa de las Améri- cos, por su parte, fue convertida en tele-
en la literatura
boliviana cas de ese año, de José Wolfango Montes novela y transmitida por Santa Cruz Film
Vannuci; El país de la alegría (1987) y Producciones en 1995. La resonancia de
La huella es el olvido (1993), de Gonzalo estas novelas tuvo que ver, sin duda, con la
Lema; el Run run de la calavera (1988), mirada de sus autores que se permitieron
de Ramón Rocha Monroy; Los papeles de tocar con ironía, cuando no con desparpa-
Narciso Lima-Achá, novela póstuma de jo, los distintos órdenes de la vida postmo-
Jaime Saenz, que se publica en 1991; De derna; ya no el panorama de las grandes
la ventana al parque (1992) y Los tejedo- ideas que cambiarían el mundo sino el de
res de la noche (1996), de Jesús Urzagasti; las peripecias humanas y pedestres.
El festejo del deseo (1992) de Juan Clau- Merece mención especial la escritora
dio Lechín; la antes mencionada Luna de Gaby Vallejo, que se desarrolla en el cam-
locos (1994), de Manfredo Kempff; Ameri- po de la narrativa para adultos y, con gran
can visa (1994), de Juan De Recacoechea, profusión, en la literatura infantojuvenil.
ganadora del Premio “Erich Guttentag” de Se trata de una autora que ya había con-
Novela de ese año; Andanzas de Asunto quistado positivas devoluciones de la crí-
Egüez (1998), de Manuel Vargas; además tica con Los vulnerables (1973) e Hijo de
de las ya citadas Cantango por dentro y opa (1977); y que se presenta en el perio-
los elementos más distintivos de la narra- ras de la literatura de fines del siglo XX y
tiva de este periodo. Se trata de una narra- principios del XXI: la violencia purísima
tiva de corte urbano, en la mayoría de los en la provincia; las ciudades cuestionadas
casos, en la que se verifica un muy agudo por las contradicciones de su progreso in-
desplazamiento excéntrico que ya no tie- hábil; el erotismo, la sexualidad descar-
ne que ver única y necesariamente con las nada, ejercidos por cuerpos femeninos no
laderas o la periferia física de las ciudades, sumisos (como acostumbraba a contar la
sino también con los límites y los bordes ficción escrita por hombres); los lazos de 107
de la imaginación y el lenguaje. Esta ex- familia pendiendo de hilos trajinados hasta 60 años
en la literatura
centricidad irrumpirá con su propia mar- la extenuación pero a la vez inviolables; la boliviana
ginalidad y lo que ella implica (gestos, ac- pérdida de equilibrios, sobre todo aquellos
titudes e itinerarios de un orden ‘normal’ en los que el realismo araña las fronteras
del mundo), pero también con una singu- de lo fantástico, de lo mítico, de lo aliení-
lar torsión imaginativa y en base a la po- gena; la creación de un universo gótico y
tencia de un lenguaje que pasará por alto genuinamente cruceño. Rivero publica las
toda cautela y pondrá en entredicho es- antologías de cuento Nombrando el eco
tructuras jerárquicas de cualquier índole, (1994) y Las bestias (1997). Esta última me-
conflictuando, impugnando, profanando”, reció el Premio Municipal de Literatura de
señalan los autores de Hacia una histo- Santa Cruz en el 96. Había recibido antes
ria crítica de la literatura en Bolivia.7 el premio de Presencia Literaria a la ca-
Haremos aquí una pausa en Giovanna tegoría “Cuentos para niños”, con su texto
Rivero, cuya obra y búsquedas artísticas María Amor. Era el inicio. Recibiría unos
son de las más originales y transformado- años después, en 2005, el Franz Tamayo de
Cuento y pasaría todavía mucha agua deba-
7. Wiethüchter, Paz Soldán, Ortiz y Rocha jo del puente antes de que la academia co-
(eds.), op. cit, t.1. p. 216. menzara a estudiarla en su aparato crítico.
dor insomne (1990) y La flecha del tiempo ción, como Gabriel Chávez Casazola, Jes-
(1993); Edwin Guzmán Ortiz, con la Trama sica Freudenthal u Óscar Gutiérrez Peña,
del tiempo (1993); Óscar Barbery Suárez, verán su obra publicada en el nuevo siglo.
con ABC, Guía de Costas (1996); Homero Haré un pequeño paréntesis para men-
Carvalho, con Cuerpos (1995); Alfonso Gu- cionar la obra poética de dos autores de
mucio Dagrón, con Sentímetros (1990); Cé generaciones anteriores. Fernando Ortiz
Mendizábal, con Regreso del agua (1994); Sanz (1914-2004) y Pedro Rivero Mercado
Julio Barriga, con Aforismos desafora- (1931-2016). El sucrense Ortiz publicó en 113
dos (1994); y Alejandro Suárez –que firma 1991 su poesía reunida en un sólo volu- 60 años
en la literatura
como Alejandro Marat–, con Espuma ver- men, bajo el título Poemas, incluyendo boliviana
tical (1992) y Caballería del olvido (1995). su hermoso Prólogo al adiós de 1954. Ri-
Entre los poetas más representativos vero, más avenido a la herencia de Raúl
de la generación de los sesenta y princi- Otero Reiche que a la de Occidente publi-
pios de los setenta que vieron publicarse có tres poemarios costumbristas en la dé-
su obra en esta década, tenemos a María cada que repasamos: Las tres perfectas
Soledad Quiroga que publicó los libros de solteras (1987), Pataperreando (1988),
poemas Ciudad blanca (1993), Recuento Por hacer macanas (1991) y Más allá
del agua (1995) y Maquinaria mínima del fin de los siglos (1995).
(1995); Vilma Tapia, con Del deseo y la Hasta aquí este apretado recuento, que
rosa (1992) y Corazones de terca esca- trata de ser cuidadoso, pero que puede ser
ma (1995); Gustavo Cárdenas Ayad, con traicionado por el olvido. Toda enumera-
Las hojas de la madera (1997); Benjamín ción es falible. En todo caso, hay en ella
Chávez, con Prehistorias del androi- un reflejo descriptivo cuyo valor reside en
de (1994); y Paura Rodríguez Leytón, con mostrar, entre otras cosas, la vitalidad de
Del árbol y la arcilla azul azul (1989). la poesía a finales del siglo XX, que enton-
Otros nombres relevantes de esta genera- ces contaba con una prensa cultura recep-
tiva y acuciosa, y que también ocurrió en el cuerpo’; siempre habla del yo, sólo que
espacios de lecturas alternativos como el en ese desdoblamiento interior habita in-
mítico Ave Sol en La Paz, por donde pasa- eludiblemente un nosotros. En este sen-
ron muchos de los poetas nombrados. tido, los poliédricos noventa no fueron
únicamente pragmatismo, capitalismo sal-
Epílogo vaje y desencanto. Tuvieron la virtud de la
Comencé este texto hablando de libros y transformación, fueron una suerte de Bil-
114 lecturas crepusculares. Esos que ilumi- dungsroman mayor: político, social y, por
60 años naron la vida en su día. Convengamos en supuesto, cultural, en el cual recién hoy
en la literatura
boliviana que la literatura no es inocua. Hay veneno comenzamos a reconocer los trazos de una
vital en ella; por eso, para usar una ima- auténtica, profunda y original genealogía.
gen saenzeana, es una forma de ‘sacarse Esta ahí. Solo hay que querer reconocerla.
1967.1977
cambio de ritmo
por Martín Zelaya Sánchez
1977.1987
115
60 años
en la literatura
1987.1997 boliviana
1997.2007
2007.2017
Giovana Rivero
1997-2007
c a m bi o de ri t m o
por Martín Zelaya Sánchez
como el evento literario más importante Casi una década después, no obstante,
del país, brindando un espacio anual insti- y siempre en la certeza de que sólo el paso
tucionalizado, es decir, formal y de perio- del tiempo permite una justa valoración,
dicidad asegurada, para que los autores y es evidente que la feria sí influyó no úni-
los libros sean (o aspiren a ser) los grandes camente en la buena salud editorial, sino
protagonistas en la agenda social de la ciu- entre otras cosas, en el debate y análisis
dad y el país, al menos durante 10 días. de diferentes facetas de las letras naciona-
¿Para qué sirve una feria del libro? les, mediante coloquios, encuentros, con- 121
¿Cuál es su real aporte? En 2008, cuando versatorios; la popularización –en el buen 60 años
en la literatura
se desarrollaba la decimotercera versión sentido de la palabra– del escritor como boliviana
de la FIL, en un pequeño debate entre escri- sujeto social: al presentar sus obras en ac-
tores, propiciado por un suplemento lite- tos masivos, firmar autógrafos y caminar
rario8, se apuntaba a que aunque el evento por los pasillos del campo ferial, entró en
había ayudado notoriamente a impulsar la contacto directo con sus lectores; el co-
industria editorial, no se veían los mismos nocimiento e intercambio de autores y
frutos en cuanto a “nuevas figuras” o “li- lectores locales con los del resto del país
bros que perduren en el tiempo”. y sus pares internacionales, punto crucial
si de lo que se trata es de dejar de una vez
de lado el famoso “encuevamiento” de los
8. Zelaya, Martín. “La literatura y la Feria del literatos bolivianos, que detectó ya a ini-
Libro no siempre van de la mano”, en Fondo
Negro No. 485. Periódico La Prensa. La Paz, cios del siglo XX el crítico peruano Luis
17 de agosto de 2008. (Entrevistas y debate Alberto Sánchez.
con Edmundo Paz Soldán, Juan Carlos Ra- No debió ser mala la experiencia de
miro Quiroga, Jaime Nisttahuz, Sebastián
la Cámara Departamental del Libro de
Antezana y Aldo Medinaceli). Otro debate
de la misma naturaleza puede consultarse en La Paz, pues el crecimiento de la Feria
Fondo Negro No. 431, del 5 de agosto de 2007. es evidente: en 2008 tuvo 60.000 visitas y
según informaron los medios, la versión En otro plano, más general, los pre-
2016 recibió a 160.000 personas; además, mios literarios son –como lo reconocen
la entidad homóloga de Santa Cruz siguió ocho escritores y literatos bolivianos con-
estos pasos poco después y en 2000, con sultados en una mesa redonda9– la mayor
una mejor infraestructura física: los am- y más viable forma de hallar reconoci-
plios predios de la Fexpocruz, arrancó miento y, por consiguiente, mejorar las
su propia feria internacional que abre el posibilidades de difusión.
122 calendario anual de este tipo de eventos En el mencionado debate, Rodrigo
60 años –siempre se realiza la última semana de Hasbún señalaba: “En un medio donde
en la literatura
boliviana mayo y la primera de junio–, que luego de no existen estímulos de ningún tipo, los
la de La Paz –tradicionalmente en agosto– concursos son quizá la única manera de
se cierra con la más joven y aún emergen- obtener cierto respaldo económico para
te FIL de Cochabamba, que suele llevarse la escritura. Eso proporciona no solo cir-
a cabo en noviembre y que luego de una cunstancias más amables, sino además
serie de mudanzas, está ya consolidada mejores condiciones para seguir trabajan-
en el recinto ferial de Alayay. do. Por otra parte, algunos concursos te
aseguran una buena difusión y distribu-
Los concursos nacionales ción del libro, algo que por lo general fun-
¿Para qué sirven los premios literarios?
¿Cuál es su real aporte a la literatura?
9. Zelaya, Martín. “Escritores concursan
Aquí no hay mucho misterio: en un pri- en busca de reconocimiento y difusión”, en
mer nivel, los concursos sirven para me- Fondo Negro No. 461, periódico La Prensa.
jorar las ventas de los libros (interés de La Paz, 2 de marzo de 2008. (Entrevistas y
debate con Rodrigo Hasbún, Willy Camacho,
las editoriales) y para incrementar en
Juan Pablo Piñeiro, Edmundo Paz Soldán,
algo las generalmente exiguas arcas de los Benjamín Chávez, Jaime Iturri, Jessica Freu-
escritores (interés particular). denthal y Ramón Rocha Monroy).
años después, del Nacional de Novela que libros de política, sociología y antropo-
recién en 2014 dejó de publicarse con ese logía, fue en 1995 que publicó su primer
sello; mientras que Plural Editores está a libro de literatura: Los deshabitados,
cargo del Premio “Yolanda Bedregal”. de Marcelo Quiroga Santa Cruz, y fue en
Una vez que Los Amigos del Libro, la 1998 que adquirió una nueva personería
gran editorial de la segunda mitad del si- jurídica, Plural Editores, y empezó un lar-
glo XX, empieza a salir de escena, a fina- go camino de ya casi dos décadas y más
126 les de la década de los noventa, otras em- de un millar de publicaciones.16
60 años piezan a surgir con fuerza. No queremos A fines de los noventa también se for-
en la literatura
boliviana dejar de mencionar como antecedente a mó en La Paz la editorial Nuevo Milenio,
Juventud, memorable editorial que hoy que en pocos años se mudó a Cochabamba
en día aún publica clásicos de literatu- donde hoy es una de las principales ani-
ra costumbrista y popular, pero que fue madoras del panorama editorial nacional.
referente durante décadas con títulos de A la cabeza de Marcelo Paz Soldán, arran-
Franz Tamayo, Enrique Finot, Fernando có con tres títulos de su hermano Edmun-
Díez de Medina, etc. do: Las máscaras de la nada, Dochera
Alfaguara-Santillana, además de ha- y otros cuentos y Alrededor de la torre,
cerse cargo de los premios de narrativa e además de Ferviente Humo de Eduardo
importar sus principales títulos interna- Mitre, Las hojas de la madera, de Gus-
cionales, empezó a armar un interesante tavo Cárdenas y La huella es el olvido, de
catálogo de autores bolivianos a la cabeza Gonzalo Lema.
de Paz Soldán, Wolfango Montes, Ramón
Rocha Monroy, Amalia Decker y otros.
16. Información obtenida en comunicación
Aunque ya a inicios de los noventa había
personal con José Antonio Quiroga, director
surgido Plural-CID (Centro de Informacio- ejecutivo de Plural Editores (La Paz, junio de
nes para el Desarrollo) con la edición de 2017).
ratura, en este caso, en la investigación Desde 2005, pero sobre todo durante
en literatura”, señala el filólogo Luis H. 2006, 2007 y ya menos en 2008, el auge de
Antezana.24 los blogs se asentó en Bolivia; no fueron
Ecdótica es un antecesor –aunque sus pocos los escritores que recurrieron a
objetivos y alcances son muy diferen- esta herramienta para difundir sus textos
tes– del Diccionario Cultural Boliviano de con el lógico plus, inédito hasta entonces,
Elías Blanco, que apareció en 2010, pero de recibir la crítica –positiva o negativa–
132 hay un antecedente crucial gestado pre- casi instantáneamente.
60 años cisamente en los años que cierran el pe- En una mesa redonda propiciada para
en la literatura
boliviana riodo de estudio. Nos referimos a los blogs debatir los alcances de Bloguivianos, cin-
literarios o, mejor dicho a los blogs de au- co escritores se dividieron criterios en
tores o literatos, o de lectores y amantes torno a la pertinencia o no de los blogs
de los libros. literarios y sus efectos en el país. “El blog
En septiembre de 2007 en Santa Cruz elimina al intermediario entre el autor y el
se efectuó el primer Encuentro Nacional lector, democratiza el acceso a la publica-
de Blogueros: “Bloguivianos, de lo vir- ción… al publicar por este medio el autor
tual a lo real”, donde convergieron dece- cuenta con un gran grupo de ‘editores ad
nas de cultores del por ese entonces no- honorem’, lo que le ayuda a ir mejoran-
vedoso y recurrido medio (no olvidemos do sus textos”, afirmaba Willy Camacho.
que Facebook en español recién empe- Por el contrario, para Humberto Quino:
zó a surgir en 2007-2008), algunos de los “la solidez de una herramienta puede ser
cuales tenían intereses en lo literario y juzgada observando que ni las telarañas
artístico. (los blogadictos) pueden distorsionarla.
Los blogs abrieron un compartimiento de
24. Antezana J., Luis H. Comunicación per- la realidad donde anidan los ‘bieninten-
sonal, Cochabamba, 21 de julio de 2017. cionados’, los exhibicionistas suburba-
se, y valga la redundancia, una decisión de este periodo (1997-2007) junto a Cuan-
política del escritor, entendida ésta como do Sara Chura despierte (2003), de Juan
esa facultad innata de las personas a tomar Pablo Piñeiro y Periférica Blvd. (2004) de
posicionamiento ideológico.27 Si bien la re- Adolfo Cárdenas. Serán estas tres obras,
cuperación de la democracia (1982) y sus por lo tanto, las que merezcan una es-
complejos primeros años quedan ya lejos pecial consideración a continuación, lo
en 1997 y los 10 años siguientes, es recién que no quita la referencia detallada de las
134 a fines del siglo XX que se empieza a notar otras tres elegidas.
60 años el cambio de enfoque, mentalidad y prio-
en la literatura
boliviana ridad en los literatos, y en ese momento Río Fugitivo
surge un autor y, sobre todo, una novela Roberto Morales (Roby) inicia el bachi-
fundamental llamados ambos a identificar- llerato en un exclusivo colegio privado de
se –más allá de gustos– como símbolos de Cochabamba. Aunque no rechaza alguna
ese “cambio”. Nos referimos a Río Fugiti- salida de copas e incluso atrevidas tra-
vo (1998) de Edmundo Paz Soldán. vesuras contra la rígida disciplina de los
Esta obra conforma –consideramos– curas, sigue fiel a su fama de joven ejem-
una tríada de las novelas más importantes plar, buen alumno y talentoso para las
letras, sobre todo por los periódicos es-
colares que crea y redacta solo, y por sus
27. “…Mientras los artistas han decidido, in- cuentos –firmados por su alter ego Mario
cluso orgánicamente, tomar distancia de la
política y de la ideología, esa decisión también Martínez– en los que versiona clásicos
es política. Su misma decisión responde a una policiales que reparte entre sus compa-
determinación estructural de la Bolivia que ñeros y maestros.
les ha tocado vivir…”. Cárdenas, Cleverth, en
En el último año de colegio, su rol
Rocha, Omar, Cárdenas, Cleverth et. al. No-
vela, cuento y poesía en el periodo 1983-2009. pasa a ser el de intermediario a la fuerza,
UMSA-Gente Común, La Paz, 2011. p. 18. tanto entre los bandos de amigos y com-
sionada por escalar socialmente) que vive ancianos y ya desconocidos padres, y con
bajo un signo trágico: es violada periódi- una sociedad que la encumbra por su éxito
camente por su hermano. Así arranca y y fama, aunque la conoce tan poco y tan
se contextualiza la novela en una primera mal como, a estas alturas, ella reconoce el
parte en la que, entrelíneas, se introduce lugar en que nació y creció.
la historia, los personajes y el contexto: Un narrador omnisciente y ausente
Cochabamba en la Bolivia de la decaden- hila toda la acción, los diálogos e incluso
142 te dictadura de los años 80. el cambio de planos y los fragmentos en
60 años La segunda parte muestra a una Elena primera persona (pensamientos, diario
en la literatura
boliviana adulta, pero aún muy joven, que emigra a y otros escritos), en los que predomina
un país equis de Europa y que entre trabajos la interioridad sentimental reflexiva de
eventuales, miserables y no pocos encuen- la protagonista: “Ya tenía acumuladas
tros sexuales casuales empieza a publicar dentro del cuerpo un montón de muje-
artículos literarios en un suplemento. En res muertas”, dice en un lugar hacia el
la tercera parte se ve a una mujer madura, final.
con un mediano éxito como escritora, que Se filtran en la breve novela algunas
pasas sus días entre sus recurrentes aven- de las preocupaciones latentes de Has-
turas sexuales –narradas con detalle y, algo bún en la época en que la escribió y pu-
poco frecuente en estos casos, verosimili- blicó, y que bien interesan para aproxi-
tud– y crisis depresivas; pero acá la trama marse hacia algunas de las reflexiones y
se empieza a intercalar con el diario de su conclusiones de este capítulo.36 Dice el
niñez y un libro de memorias que, se sobre-
entiende, escribirá a futuro la Elena ancia- 36. “Pésima señal que se dé por sentado que
la complejidad de una sociedad determina la
na. En la cuarta parte, el autor hace volver
naturaleza de la literatura que se practica en
a su personaje a su país, 30 años después ella, otro prejuicio demasiado expandido, otra
de su partida, para reencontrarse con sus justificación inútil. Pienso en Sudáfrica o Israel,
Luis H. Antezana señala en su texto in- produce al ser humano, es decir al sujeto
troductorio al primer tomo: “… los víncu- y objeto de esos factores”.
los de la literatura boliviana con el resto del Al cerrar esta suerte de recapitulación
mundo no cesan de incrementarse, la red de lo ocurrido en cuanto a literatura se re-
electrónica vincula a los seres humanos y las fiere en Bolivia, entre 1997 y 2007, no de-
artes de otras y nuevas maneras, etc., etc.; bemos perder de vista que en la historia
y, por el lado crítico, por ejemplo, a partir de las letras en este país –como queda evi-
de hoy, el horizonte indicado ya cuenta con denciado en los anteriores capítulos– atra- 149
un aporte inédito: este Hacia una historia vesamos por ciertas etapas remarcadas: 60 años
en la literatura
crítica de la literatura en Bolivia que us- costumbrismo y provincialismo (fines de la boliviana
ted, lector(a) ya puede frecuentar…”. Colonia y periodo republicano), literatura
Siempre con el riesgo de olvidarnos de sociopolítica (al influjo de la Guerra Cha-
algunos libros importantes, no queremos co, la Revolución del 52 y, tras breve pausa,
dejar de mencionar a Viaje en lomo de tigre reactivada en parte con las dictaduras) y
(2002), de Moira Bailey y Las tentaciones de literatura urbana moderna (tras los antece-
San Ricardo (2003), de Marcelo Villena dentes de Óscar Cerruto y Marcelo Quiro-
ga Santa Cruz, con Cerco de penumbras
Apuntes finales y Los deshabitados, respectivamente, am-
En su libro La patria íntima (Plural, bas de 1959, consolidada con Jaime Saenz
1998), Leonardo García Pabón señala que y Jesús Urzagasti ya en los setenta). ¿Será
el intento más serio e imaginativo, desde momento ya de hablar de una nueva refe-
el pensamiento boliviano, por compren- rencialización o encasillamiento?
der la “nación cultural boliviana”, se ha El periodo de las dictaduras y la con-
dado sin lugar a dudas desde la literatura, siguiente recuperación y consolidación
donde “no solamente se traducen hechos de la democracia tuvieron en la literatura
históricos o factores sociales, sino se re- boliviana un efecto crucial: los autores se
dieron cuenta, poco a poco, de la necesi- la literatura boliviana del siglo XXI? ¿Es
dad de dejar de supeditar su arte al contex- verdad que estos autores, más que otros,
to socio-político. Luego de la aparición de se “profesionalizan” como escritores “a
referentes cruciales de la novela urbana: tiempo completo”, y que desde su dedi-
Felipe Delgado (1979), Jonás y la ballena cación total y decidida a las letras se forja
rosada (1986), American Visa (1994), por una tendencia de perfeccionamiento, se-
citar algunos ejemplos; entre 1997 y 2007, riedad y mayor compromiso con la lite-
150 Bolivia atravesó un profundo proceso de ratura? Como está visto, este trabajo no
60 años transformación política, social y económi- busca respuestas, acaso, si, recordar más
en la literatura
boliviana ca: de la presidencia democrática del ex- bien las interrogantes planteadas e inten-
dictador Hugo Banzer, se llegó al periodo tar reflexionar a partir de numerosas re-
aún vigente de Evo Morales, atravesando ferencias y propuestas de los propios pro-
una serie de cortos y convulsos periodos tagonistas de nuestra literatura.
de Gonzalo Sánchez de Lozada, Carlos “Hablar de escritores contemporáneos
Mesa y Eduardo Rodríguez Veltzé. ¿Cómo es siempre complicado porque es una ca-
influyó en la literatura la crisis, primero y tegoría que tiene muchas dificultades para
luego la estabilidad y desarrollo económi- su definición: ¿tiene que ver con el tiem-
co? ¿Hay diferencias entre la literatura de po, con los temas tratados, con la edad de
los periodos “neoliberal” y de “cambio”? los escritores? (…) En todo caso, encon-
La irrupción y consolidación de Paz tramos un conjunto de escritores jóvenes
Soldán, sobre todo, y otros escritores que que viene publicando desde hace algunos
siguen su estela (Giovanna Rivero, Juan años y que poco a poco se van consoli-
Pablo Piñeiro, Rodrigo Hasbún, etc.) a dando como referentes (…), cultivando
fines de los noventa, puede considerarse la escritura desde una profesionalización
como un punto de inflexión en la narrati- evidente. Son escritores que dan su pun-
va boliviana: ¿Surge con esta generación tapié inicial en concursos literarios, pro-
Revisión hemerográfica
Fondo Negro, La Prensa. La Paz 2006-2009
44. Rocha, Omar. “El cuento en la cultura LetraSiete, Página Siete. La Paz 2014-2017
democrática”, en Rocha, Omar, Cárdenas, Portales
Cleverth et. al. op.cit. p. 89. www.ecdotica.com
1967.1977
descorriendo el
tupido velo de la
1977.1987
mediterraneidad
por Giovanna Rivero
153
60 años
en la literatura
1987.1997 boliviana
1997.2007
2007.2017
Magela Baudoin
2007-2017
descor r iendo el t upi do velo de la m edi t erra nei d ad
h
por Giovanna Rivero
una comunidad creadora, lo conducía a Si hasta casi fines del siglo XX los puntos
una búsqueda existencial que lo desgarra- de inflexión que dinamizaron los tópicos
ba del mundo. Con ese estado de ánimo narrativos del indigenismo, el costum-
de fondo, la emergencia de Paz Soldán en brismo y el realismo se originaban en los
el panorama latinoamericano primero, sucesos políticos y socioeconómicos que
y luego definitivamente global, puso un decantaron en los correspondientes trau-
nuevo derrotero para los que venían. mas nacionales –la herida original de la
156 Ambos éxodos, el físico y el concep- Colonia, la herida del mar, la Revolución
60 años tual, se dieron de forma simultánea. Es Agraria de 1952, el fracaso del Che Gue-
en la literatura
boliviana probable que, a pesar del claro ejemplo vara, la irrupción del modelo neoliberal
que, como acabo de señalar, Paz Soldán a mediados de la década del ochenta, el
constituía, inicialmente sólo surgiera la boom del narcotráfico y, claro, un cuida-
intuición de que era preciso un desplaza- doso etcétera–, el siglo XXI boliviano se
miento más arriesgado hacia otros espa- gesta en la misma placenta que otras so-
cios, no sólo para vivir la experiencia de ciedades latinoamericanas por virtud de
la extranjería –tan útil y enriquecedora la globalización y su implacable avatar, la
para un escritor–, sino para precisamente virtualidad. Considero que esa virtuali-
diversificar los espacios de enunciación dad es la que ejecuta o habilita un cambio
de Bolivia. Es decir, para multiplicar Bo- de paradigma importante en el horizon-
livia, poniendo en funcionamiento esa te de expectativas de los escritores que
operación creativa que es tan común en comienzan a participar de la producción
otras tradiciones latinoamericanas y que literaria a partir del año 2005. Así como
consiste justamente en contar el país la cueva platónica articula una específica
desde un lugar que no es el país, o apro- teatralización de las sombras, en corres-
vechar esa distancia para articular un si- pondencia con lo que una realidad o un
lencio patrio a modo de otro palimpsesto. mundo siempre distante proyecta en sus
que ocupaba o pretendía ocupar en el ta- por la misma tijera. Igualmente, muchas
blero de propuestas narrativas nacionales son las tramas similares, los personajes
y extraterritoriales, lo obligaba a pensar que remiten inmediatamente a otros, las
desde una suerte de desapego; actitud que estructuras y los lenguajes que no hacen
subrayaba el cambio paradigmático. Por sino replicar una misma frecuencia, los
ejemplo, durante las Jornadas Bolivianas mismos tonos”.
de Literatura del año 2014, Sebastián An- Habrá, pues, que redondear este acá-
tezana no dejó duda alguna de la nitidez pite señalando que las editoriales inde- 167
ideológica con la que comprendía el efec- pendientes fueron definitorias en el pro- 60 años
en la literatura
to serial del capitalismo sobre las tareas ceso de internacionalización del escritor boliviana
de representación literaria que acometían boliviano, pero que este –lo mismo que
sus compañeros de generación: “El autor cualquier otro escritor latinoamericano,
contemporáneo, a través de la aplicación asiático o europeo– no escapa al precio
de ciertas estrategias literarias y extralite- que el capitalismo cultural suele imponer
rarias, se ha vuelto en buena medida una sobre las estéticas y que los sellos inde-
figura estandarizada. La actitud con la que pendientes legitiman con su marca. Estar
encara los debates estéticos, los procesos alertas a esta consecuencia es otra res-
históricos, las vicisitudes políticas y los ponsabilidad que las nuevas generaciones
mecanismos editoriales, es hoy resultado han decidido asumir ante el aletargamien-
de un progresivo acostumbramiento a los to o retraso de la crítica para ordenar los
sistemas de producción cultural –inevi- fenómenos casi con la misma rapidez con
tablemente regidos por el capitalismo– y, la que suceden.
por ello, es muchas veces similar.
Así, debido a que muchos son hoy los La diáspora
escritores parecidos entre sí, muchos son Esta suerte de pubertad postmoderna
también los libros que parecen cortados duró casi cinco años, y fue precisamente
60 años de la imaginación que Óscar Alfaro y Hugo tora Magela Baudoin, ha experimentado
en la literatura
boliviana Molina Viaña sembraron en su universo de en la ciudad de Santa Cruz, ofreciendo
animales, galaxias y colores. De este grupo una respuesta a la necesidad de muchos
de escritores, además, es preciso valorar la escritores, no siempre principiantes, de
capacidad de construir un camino en co- reconocer estrategias discursivas, tradi-
lectividad, una tarea que siempre desafía el ciones y auto conocimiento que allanen
ego individual y para la que no todos los el camino de la proyección literaria. Es-
creadores están preparados. tas instancias de formación, además del
Por esta misma razón, es oportuno trabajo académico de la carrera de Filolo-
recordar la importancia de un proyecto gía Hispánica de la Universidad “Gabriel
como el “Plan Lector”, que el pedagogo René Moreno” y de los talleres que han
Edgar Lora implementó y dirigió en Edi- comenzado a impartirse en Santa Cruz
torial La Hoguera desde incluso antes de y Cochabamba, inciden saludablemen-
que comenzara el siglo XXI, y que en el te en la descentralización de las fuerzas
marco de la Reforma Educativa consigue culturales que he venido señalando en
elaborar uno de los mapas culturales co- este capítulo y, además, desmitifican ese
lectivos más beneficiosos a corto, media- equívoco que el modo en que se gestionó
no y largo plazo. Se trata de acompañar a simbólicamente la figura de Saenz y luego
En el caso de la poesía, la gran tarea como Eduardo Mitre, Gary Daher, Ho-
de la internacionalización encontró en la mero Carvalho, Mónica Velásquez, Paura
obra del poeta sucrense, radicado desde Rodríguez, Emma Villazón, Paola Sense-
hace una década en Santa Cruz, Gabriel ve, Vilma Tapia Anaya, Benjamín Chávez,
Chávez Casazola su primer magnífico ca- acompañaron esa resonancia y alimenta-
ballo de Troya. Un dato que vale la pena ron la presencia de la poesía boliviana en
rescatar es la participación de Chávez catálogos de prestigio.
Casazola y de Gary Daher en la Bienal 2013 fue un gran año para el poeta Ga- 185
del Libro de Fortaleza, que organizó el briel Chávez Casazola y para la proyección 60 años
en la literatura
poeta brasileño Floriano Martins el año de la poesía boliviana en general, pues el boliviana
2008. Quizás este evento iluminó la súbita hecho de que, en estos años recientes,
noción de que América Latina vivía otro Chávez Casazola, bendecido por ese buen
estadio poético y que muchas miradas viento, tejiera interesantes redes hispano-
se volcaban sobre Bolivia, acaso atentas americanas con otros poetas incidió en un
a las transformaciones de orden social flujo mucho más abierto y frecuente de
que el gobierno socialista de Evo Morales propuestas nacionales hacia dominios ex-
echaba a andar el corazón de Sudamérica tranjeros. Ese año, el 2013, Chávez Casa-
–transformaciones que entrañan siempre zola no sólo publicó en Ecuador su poema-
correlatos y mutaciones en la problema- rio La mañana se llenará de jardineros
tización y representación de la realidad–. –que siguió a su libro El agua iluminada,
Era el momento, pues, de anudar el diá- parcialmente traducido al portugués e ita-
logo con esos nuevos interlocutores, el liano en 2010–, sino que también fue fina-
momento de mostrar la poesía boliviana. lista del Premio Mundial de Poesía Mística
Y es así también que, al avanzar la déca- Fernando Rielo. El año 2014, tres editoria-
da, la publicación en sellos internacio- les internacionales publicaron antologías
nales de otros cultores del género, tales de su obra poética, con los títulos Cámara
sea el de superar la tentación del ensimis- cana (Plural Editores, University of Pitts-
mamiento, la soledad y el reflejo endógeno. burgh, 2010); pero especialmente a través
El año 2008 la poeta paceña Mónica de su trabajo como directora del proyecto
Velásquez obtiene el Premio Nacional de editorial de la Universidad Mayor de San
Poesía Yolanda Bedregal con un poemario, Andrés, “La crítica y el poeta”, que ha pu-
Hija de Medea, destacado como un punto blicado ya diez volúmenes de ensayos so-
de inflexión en las búsquedas poéticas na- bre poetas bolivianos, Mónica Velásquez
cionales, un énfasis en que la tradición es establece una plataforma importantísima 187
móvil, infinita, siempre particular. En Hija para conocer a fondo de qué fibras poéti- 60 años
en la literatura
de Medea, Velázquez indaga en la com- cas está hecha la filigrana de la multicultu- boliviana
plejidad del sujeto femenino haciendo del ralidad boliviana.
estatuto del mito una oportunidad de lo Otro de los poetas contemporáneos
universal y de lo íntimo simultáneamente. más importantes de Bolivia, posiblemen-
Entre otros aportes de enorme importancia te el mayor no sólo por la alta literatura
de Mónica Velásquez a la proyección poé- que encarna su obra, sino también por
tica internacional, debo subrayar el traba- la capacidad de constituirse en un cami-
jo minucioso de la poeta en la selección y no, una influencia, una veta desde la cual
análisis de otros poetas contemporáneos. alimentar las búsquedas de otros poetas,
Así, tanto a través de la edición de la Poe- es Eduardo Mitre. De ahí que no sorpren-
sía completa de Óscar Cerruto y la Poesía dió que la prestigiosa editorial española
completa de Yolanda Bedregal, como con Pre-Textos hubiese elegido su producción
el importante ensayo Múltiples voces en para publicar dos volúmenes, El para-
la poesía de Francisco Hernández, Blan- guas de Manhattan, el año 2004, y La
ca Wiethüchter y Raúl Zurita (Colegio de última adolescencia, el año 2016. La sol-
México, 2009), y la compilación Demonia- vencia de Mitre en las esferas internacio-
co afán. Lecturas de poesía latinoameri- nales y la calidad de sus colaboraciones
en revistas míticas, tales como Vuelta, Le- Este hecho, como intento probar, no fue
tras Libres y Cuadernos Hispanoameri- un suceso aislado; reflejaba y materializa-
canos, conquistó un espacio indiscutible ba la gradual conquista que Bolivia, como
para la poesía boliviana, mucho antes de región referencial de una literatura que
que la globalización llegara para oxigenar asalta los cánones locales o extranjeros
el estado de cosas. desde los costados más insospechados.
Un poeta de gran talento y cada vez El año 2013 fue un buen año para la
188 mejor reconocido por sus pares interna- poesía boliviana en su proyección interna-
60 años cionales es Benjamín Chávez. El año 2016 cional. Tanto por las buenas noticias que
en la literatura
boliviana fue invitado a representar a Bolivia en Chávez Casazola trajo al país como por
el XI Festival Internacional de Poesía de dos importantes publicaciones de mujeres
Buenos Aires (Argentina), uno de los en- poetas. La poeta sucrense Ruth Ana López
cuentros más prestigiosos en el género de Calderón, quien el año 2012 publicó en la
la poesía. Asimismo, el año 2014, Edicio- revista Letralia una colección de poemas,
nes Caletita publica en Ecuador su obra el 2013 presentó en Estados Unidos Desde
Arte menor, con una interesante recep- las profundidades (Black Diamond Edi-
ción de la crítica de ese país. tions, 2013). El año 2016, la editorial lati-
Corría el 2015 cuando la joven poeta na-estadounidense MediaIsla publicó su
cruceña-cochabambina, Paola Senseve, tercer libro: Itinerario de una metamor-
presentó su poemario Ego con la pres- fosis. También la poeta cochabambina
tigiosa editorial española Ediciones Li- Vilma Tapia Anaya, publicó ese año con
liputienses. En Ego, Senseve se arriesgó El Ángel Editor de Quito su poemario Ár-
valientemente a configurar un lenguaje bol, memoria y anunciación; se trataba
desde la forma concreta, una práctica, de una selección propia de su obra, carac-
por decirlo de algún modo, escasamente terizada por su belleza, la fina ternura y
trabajada en las líneas contemporáneas. una sensibilidad mística que se funda no
Magela Baudoin
(1973) Escritora y periodista boliviana, autora de la novela El sonido de la H, con la que
recibió el Premio Nacional de Novela de Bolivia (2014); y del libro de cuentos La
composición de la sal (2014), que ganó en Colombia el Premio Hispanoamericano
de Cuento “Gabriel García Márquez” (2015), habiéndose publicado luego en varios
países. Ejerció el periodismo y escribió el libro de entrevistas Mujeres de Costado
(2010). Sus cuentos y reseñas han sido recopilados en numerosas antologías y revis-
tas. Es directora de la revista de literatura boliviana El Ansia y dirige junto a la escri-
tora Giovanna Rivero la colección editorial Mantis, que difunde el trabajo literario de
escritoras de Hispanoamérica. Fundadora, coordinadora y docente del Programa de
Escritura Creativa de la Universidad Privada de Santa Cruz de la Sierra (UPSA).
Giovanna Rivero
(1972). Escritora boliviana. Ha publicado varios libros de cuentos, entre ellos Sangre Dulce
(2006), Tukzon (2008), Niñas y detectives (España, 2009) y Para comerte mejor
(EE.UU., 2015; Bolivia, 2016). Es autora de las novelas Las camaleonas (2001) y
98 segundos sin sombra, publicada por Caballo de Troya (2014) y Random House
Argentina (2016). También escribió libros para jóvenes y niños. Recibió el Premio
Nacional de Cuento “Franz Tamayo” el año 2005 y el Premio Internacional de Cuen-
to “Cosecha Eñe” en 2015. En 2011 fue seleccionada por la Feria Internacional del
Libro de Guadalajara como uno de “Los 25 Secretos Literarios Mejor Guardados de
América Latina”. Obtuvo un doctorado en literatura latinoamericana en University
of Florida, en 2015. Es profesora de lengua y literatura en Ithaca College, New York.
1987.1997
se ocupó de la década 1957-1967); el narrador y ensayista
Edmundo Paz Soldán (1967-1977); la crítica y poeta
Mónica Velásquez Guzmán (1977-1987); la narradora y
periodista Magela Baudoin Terán (1987-1997); el periodis-
ta y crítico Martín Zelaya Sánchez (1997-2007); la narra-
dora y docente Giovanna Rivero Santa Cruz (2007-2017); y,
el poeta y ensayista Gabriel Chávez Casazola, editor del
libro y autor de su concepto editorial e introducción crítica.
Esperamos que este genuino esfuerzo sea de utilidad
entre profesionales, estudiantes, investigadores naciona-
les y extranjeros y todos los interesados en conocer la evo-
1997.2007
lución de la literatura boliviana: un río que crece, atrave-
sando los andes, los valles y la selva con el poder de las
palabras, hasta desembocar en los últimos años en el vasto
océano de los lectores y editoriales internacionales, tras un
largo curso recorrido, del cual aquí reflejamos su más
reciente etapa, desde 1957 hasta hoy; es decir, el mismo
tiempo que lleva de existencia nuestra Asociación. 2007.2017