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ACERCA DE “EL SEMINARIO SOBRE

LA CARTA ROBADA”

Silvia Gómez

Lacan se sirve del cuento de Poe para demostrar la preeminencia de lo simbólico (1er.
cruce: la superposición de lo simbólico sobre lo imaginario). Sin embargo, lo simbólico
tiene un tope, ya que no todo lo real es simbolizable (2º cruce: superposición de lo real
sobre lo simbólico). Además, un real emerge como causa y como imposible, un residuo
insiste.

I.- Relato del cuento y su cuenta

1º Escena
(Sin palabras) La reina recibe una carta, ingresa el rey y a continuación el ministro D. La
reina deja la carta sobre la mesa aprovechando la distracción del rey, lo que no escapa al
ojo de lince del ministro que ha traspasado el secreto de la reina. El ministro saca de su
bolsillo una carta que se parece a la que está bajo su vista y se apodera de la carta
embarazosa, maniobra de la que se da cuenta la reina, sin haber podido intervenir por el
temor de llamar la atención al real consorte.

En la operación, nadie ha pestañado, y el cociente es que el ministro ha hurtado la carta a la


reina sabiendo la reina que es él quien la posee ahora, y no inocentemente. Aparece
también un resto (residuo): la carta dejada por el ministro y que la mano de la reina debe
estrujar en forma de bola.
Poe hace entrar en escena a Dupín detective genial. Dupín recibe al prefecto de policía
quien le relata que, desde hace 18 meses, se ha empeñado en visitar clandestinamente la
residencia del ministro, registrando sus aposentos de cabo a rabo; lo que ha sido en vano, a
pesar de que todo el mundo puede deducir que el ministro conserva esa carta a su alcance.

2º escena
(Palabra como engaño. Busquemos la pista de su huella ahí donde nos despista). Dupín se
hace anunciar al ministro y éste lo recibe con ostentosa despreocupación y frases
superficiales. Dupín, con sus ojos protegidos por verdes gafas, inspecciona las
dependencias. Su mirada cae sobre un billete maltratado que aparece en abandono en un
portacartas, y sabe que es la carta que está buscando. Los detalles mismos se lo refuerzan.
Se retira después de haber olvidado su tabaquera. Regresa a buscarla al día siguiente.

Aprovecha el momento de un incidente en la calle, preparado para llamar la atención del


ministro hacia la ventana, para apoderarse de la carta y sustituirla por una similar. El
cociente de la operación es que el ministro no tiene ya la carta y lo que queda en sus manos
es un residuo.

Un relato, dos escenas, relación íntersubjetiva, intercambio de miradas, política del avestruz
repartida entre tres participantes. Sin embargo, lo determinante es la manera en que los
sujetos se relevan en su desplazamiento, en el trascurso de la repetición intersubjetiva;
desplazamiento determinado por el lugar que viene a ocupar el puro significante que es la
carta robada. Se evidencia, así, el automatismo de repetición.

Se evidencia, entonces, lo imaginario como sombra y reflejo de lo simbólico representando


sólo la inconsistencia; y la preeminencia de lo simbólico con relación al conteo,
ordenamiento, intercambio. Cruces que se repiten y son siempre los mismos “batería
significante dada desde el comienzo, debiendo introducir dos términos requeridos para la
función de la repetición: el azar de la transcripción y la arbitrariedad de las conexiones.” 1

II.- Estructura del significante: “El azar de la transcripción”

“Lo esencialmente nuevo en mi teoría, es que la memoria no preexiste de manera simple


sino múltiple, está registrada en diversas variedades de signos… no sé cuantas de estas
transcripciones existen, por lo menos tres, probablemente más.” 2

Partiendo de Freud y profundizando en las leyes del azar que surgen a partir de Pascal,
Lacan aborda la descripción de los sistemas sintácticos generados a partir del azar de una
moneda y de la connotación (+ y -) en una serie que juega con la sola alternativa de la
presencia y la ausencia, demostrando cómo, las más estrictas determinaciones simbólicas,
se acomodan en una serie de tiradas que se reparten estrictamente al azar. Emerge,
entonces, una primera transcripción, que responde a una sintaxis trivial (en la que no hay
reglas), en la que se observa una total transparencia con la realidad; a partir de esta, emerge
una segunda transcripción (serie 1-3), ordenada por tripletes y una tercera transcripción
(αβγδ) ordenada por quintupletes, en las que cada elemento de la serie conserva memoria
de la anterior, lo que Lacan denomina simetría concéntrica.3 Estos dos últimos alfabetos
expresan la relación con el sistema de escritura (sintaxis, transcripción) que determina la
pérdida de trasparencia y es equivalente al orden simbólico en su conjunto, es decir, a la
dimensión del gran Otro.

“Esto no es más que un ejercicio, pero cumple nuestro designio de inscribir en él la clase de
contorno donde lo que hemos llamado caput mortuum del significante toma su aspecto
causal.” 4

En el proceso de formalización de la estructura del significante, aparecen reglas con las que
es posible construir una cantidad infinita de palabras bien formadas en el sistema (1-3)
surgiendo a partir de este el sistema αβγδ significante amo, que estaría sometido a las
mismas reglas. Lacan da a conocer, entonces, sus redes sintácticas, en las que muestra todas
las escrituras posibles de αβγδ: (Una larga serie de α, que sólo podría detenerse en β y
después de β sólo γ ó δ, escritura posible frente a otras escrituras imposibles: Después de α
no puede existir δ y el camino más corto entre α y δ es β). La emergencia de lo imposible a
partir del azar, y Lacan lo denomina el caput mortuum del significante, “siendo este el
hueso de la máquina significante, el residuo imposible del funcionamiento de la repetición.”
5

III.- El tope de lo simbólico: No todo lo real es simbolizable

“Todos los cretenses son mentirosos” – dice Epiménides, el cretense. “A nuestro parecer,
no se ha hecho suficiente uso de la famosa aporía de Epiménides.” 6

La policía busca por todas partes pulgada por pulgada, sillas, mesas, cómodas, alfombras,
cortinas etc. Con el método aplicable a todos los delincuentes, dando por sentado que todos
los hombres que pretenden esconder una carta lo harán en condiciones ordinarias. Dupin,
en cambio, logra desentrañar el secreto por su conocimiento de las características
particulares del delincuente: concluyendo que un espíritu sagaz elegirá la simplicidad, ya
que lo más secreto es lo que se pone a la vista. Lacan se apoya en el aporte de la lógica: El
“todos” siempre lleva a la paradoja: afirmación corroborada por Gödel quien demuestra que
importantes sistemas lógicos como la aritmética y el álgebra contienen enunciados
verdaderos, pero que no se pueden derivar de un conjunto fijo de axiomas; concluyendo
que siempre habrá un agujero en la lógica.

IV.- Del significante como mortificante del goce al significante causa del
goce: un residuo insiste

Lacan, a partir de la formalización del significante, demuestra escrituras posibles


(repetición, significantes amo) como también escrituras imposibles que hacen referencia a
la evitación.7 Sin embargo, aparece otra referencia que sorprende por ligarse con otro
escrito muy posterior (Lituratierre): “y como, en efecto, habían podido nuestros policías
apoderarse de la carta, si lo que hacían girar entre sus dedos, no respondía a las señas que
les habían dado”. (a letter) una carta, (a litter) una basura.8

Litter: basura, residuo, carta estrujada, arrugada, desgarrada como una basura, equivalente
al residuo que se enuncia en las operaciones de la 1º y 2º escena.
1º escena: un residuo en manos de la reina.

2º escena: un residuo en manos del ministro.


De la operación, algo resta, un residuo, algo resistente, ininterpretable, síntoma goce que
presenta Lacan al final de su enseñanza. “Ese síntoma viene de lo real, pone a trabajar el
inconsciente, mas no es su efecto, el inconsciente es responsable de su reducción.” 9

En el seminario XXII, dice que es un efecto de lo simbólico en lo real, extracción de un


elemento del inconsciente, de lo simbólico hacia lo real. Ese elemento desencadenado será
llamado por Lacan la letra: trazo, marca, que no tiene un sentido a descifrar.

V.- Conclusión
Bosquejo, sobre el plano, de los puntos de apoyo (R.S.I), determinando la dirección del
trenzado y puntos de cruce a partir de los cuales Lacan tejerá el nudo de 3. Para la época en
que Lacan elabora el seminario sobre La carta robada (1956), recién inicia la
conceptualización de su R.S.I, inmerso aún en el modelo óptico, geometría euclidiana,
cuerpo especular, global unitario, cuerpo superficie, nostalgia de la esfera, “sujeto
infinitamente plano”, “tercera dimensión absolutamente sospechosa”. Sólo más adelante, en
el seminario VII, iniciará la conceptualización del vacío y la búsqueda de la topología como
forma de aprehenderlo. Topología de superficies: corte, borde, agujero; imposibilidad de
aprehensión del objeto (a) más allá de lo imaginario, o de la materialidad de los semblantes:
esfuerzo para tratar de cernir y dar un estatuto a lo real que se juega en la clínica. Abordaje
de los nudos a partir del seminario Aún, nudo como estructura del sujeto, sujeto sin el otro.
Frente al goce, objeto (a) como núcleo elaborable del goce, que sólo depende de la
existencia del nudo, “objeto que se aprecia en el encaje de lo simbólico, lo imaginario y lo
real como nudo.” 10

BIBLIOGRAFÍA

Beckerman, Jorge y Pablo Amster, “La Carta Robada y su introducción” En torno del
Escrito Uno de J. Lacan, Russell, Buenos Aires, 1999.

1 Lacan, Jacques, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, Clase 3, 29 de


Enero de 1964, Paidós, Buenos Aires, 1999.
2 Freud, Sigmund., “Carta 52”. En: Obras Completas. Vol. I, Amorrortu editores, Buenos
Aires, 1980.
3 Lacan, Jacques, “El seminario sobre ‘La carta robada’”. En: Escritos 2. Siglo veintiuno
editores, México, 1989.
4 Ibid,

5 Miller, Jacques-Alain, El hueso de un análisis, Ed. Tres haches, Buenos Aires, 1998.
6 Lacan, Jacques El seminario, Libro 9, La identificación, Clase del 15 de Noviembre de
1961, Paidós, Buenos Aires,
7 Miller, Jacques-Alain, El hueso de un análisis, Ed. Tres haches, Buenos Aires, 1998.
8 Lacan, Jacques, “El seminario sobre ‘La carta robada’”. En: Escritos 2. Siglo veintiuno
editores, México, 1989, pág. 26.
9 Idem, La tercera, en: “ Intervenciones y textos 2 “, Ediciones Manantial, Buenos Aires,
Segunda Edición, 1.991.
10 Ibid

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