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1. Para el día 30 de diciembre de 2015 existían en Venezuela dos leyes que regían la materia de
seguros: a) la Ley del Contrato de Seguro (Decreto N° 1.505 de fecha 30 de octubre de 2001,
publicado en la Gaceta Oficial N° Extraordinario 5.553 de 12 de noviembre de 2001); y b) la Ley de
la Actividad Aseguradora (Decreto de 5 de agosto de 2010, publicado en la Gaceta Oficial N°
Extraordinario 5.990 de 29 de julo de 2010).
2. El día 30 de diciembre de 2015 fue dictado el decreto N° 2.178 (Gaceta Oficial N° Extraordinario
6211 de 30 de diciembre de 2015). Este decreto-ley fue reimpreso por “fallas en los originales” en
la Gaceta Oficial N° Extraordinario 6.220 de 15 de marzo de 2016. Por medio del decreto 2.178 se
dispuso: a) reformar la ley de la actividad aseguradora; b) derogar la ley del contrato de seguro;
y, c) ordenar que el órgano de supervisión de la actividad aseguradora dictara normas para regular
el contrato de seguro. La orden está contenida en la disposición transitoria primera: “Dentro de
los ciento ochenta días siguientes a la entrada en vigencia de este Decreto con Rango, Valor y
Fuerza de Ley, la Superintendencia de la Actividad Aseguradora dictará las normas que regulen el
contrato de seguro y otros contratos y relaciones de la actividad aseguradora”. Nadie entendió
que se derogara una ley que había llenado un vacío importante en la legislación nacional y, mucho
menos, nadie comprendió que se rebajara para el futuro la necesaria cualidad constitucional de
su rango de ley.
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(i) El Decreto-Ley 2.178 es el producto de un acto dictado por el Presidente de la República
en ejercicio de una potestad legislativa delegada para ser ejercida dentro de un período
determinado. El Presidente de la República no puede delegar la potestad que le ha sido delegada
y, mucho menos, puede conceder un período para que se ejerza esa potestad más allá del período
que a él le ha sido fijado. Lo contrario a estas prescripciones fue, precisamente, lo que hizo el
Presidente de la República al subdelegar en la Superintendencia de la Actividad Aseguradora la
potestad de dictar normas más de 180 días después (el 11 de julio de 2016) que había expirado el
período en que él mismo podía ejercer su potestad (hasta el 31 de diciembre de 2015);
(ii) entre las justificaciones para dictar el decreto-ley 2.178 se encuentran las
circunstancias, según el propio decreto-ley, de que la actividad aseguradora debe supeditarse
como sector económico a las políticas dictadas por el gobierno nacional y al proyecto de país
inmerso en el Plan de la Patria. El Plan de la Patria, como se sabe, carece de fuerza normativa y ha
sido estimado inconstitucional por las Academias Nacionales y por los expertos en derecho
constitucional;
(iii) Aun suponiendo que fuera válida la delegación de la potestad delegada que hizo el
Presidente de la República en el decreto-ley 2.178 de 30 de diciembre de 2015 y que esa sub
delegación se pudiera extender más allá del período original que el parlamento le fijó al titular
original de la función delegada, la Superintendencia de la Actividad Aseguradora carece de
potestades regulatorias en las cuales se pueda fundamentar su actuación. La simple lectura e
interpretación de las disposiciones invocadas en la Resolución del 1° de julio de 2016 de la
Superintendencia de la Actividad Aseguradora no permiten concluir que el órgano de supervisión
del mercado asegurador tenga la amplitud de potestades que reclama;
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más de seis meses después de haberse extinguido las potestades que tenía el Presidente de la
República para legislar, legisla en nombre de éste, es una burla del estado de derecho. La
Administración Pública venezolana sirve en bandeja de plata a sus opositores a que ejerza la
presidencia de Mercosur un buen ejemplo para fundamentar sus reservas.