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El hablar y la comunicación: lenguaje, lengua y habla. Polisemia del término lenguaje. El lenguaje
humano: su naturaleza y las características definitorias. La Lingüística: principales aportaciones
(Niveles del lenguaje: nivel universal (designación, referencia, predicación); nivel histórico (la
significación en la lengua); nivel individual (el sentido del mensaje)). La Competencia lingüística:
saber elocucional (ser congruentes), saber idiomático (norma y juicios de corrección), saber
expresivo (tradiciones y expectativas sociales) y sus juicios de valor (sobre la propiedad, la
conveniencia, la adecuación y la oportunidad del acto individual).
Introducción
Lengua y código a grosso modo es lo mismo: una lengua es un código de comunicación. Un código es un
conjunto estructurado de unos elementos portadores de significado (signos). Un signo es un elemento
que NO es el significado y que hace posible transmitir ese significado. Ej.: señales de tráficos. Sin
embargo, la lengua contiene más elementos que los signos. La propia utilización de la lengua al hablar es
variable según el contexto.
El hablante otorga referencia a las palabras cuando las comunica y las actualiza al hablar. El hablar es
solamente humano; los animales se pueden comunicar pero no hablan. Las explicaciones que se dan
respecto a esta situación también están relacionadas entre sí, por ejemplo: ¿qué es lengua?; ¿qué es
lenguaje?; ¿qué es habla?.
Vamos a diferenciar lengua, lenguaje y habla como distintos niveles de todo lo que engloba el lenguaje y
la comunicación.
“El mundo maravilloso del lenguaje”, es decir, el lenguaje humano como un hecho, un acontecimiento
histórico que es social.
“La comprensión del hombre […] debe comenzar por la compresión del lenguaje, puesto que lo humano
comienza precisamente por el lenguaje […] el lenguaje determina primeramente al hombre como tal y
lo hace aparecer como hombre» (E. Coseriu). El lenguaje es algo polisémico: por lenguaje podemos
decir muchas cosas y muy pocas cosas dependiendo del contexto lingüístico en que insertemos esa
palabra (Podemos tener lenguaje que comunique pero que no sea lingüístico, como una viñeta sin palabras
(lenguaje pictórico, visual, audiovisual). No obstante, es interpretable). La diversidad de definiciones
de lenguaje requiere poner un poco de orden para saber a qué fenómenos debe atenderse de qué
manera convienen ser estudiados. Algunos ejemplos de definiciones que puede ser sintetizadas en:
2.Un lenguaje es un sistema de símbolos vocales arbitrarios por medio del cual los miembros de
una comunidad interactúan en términos de su cultura total. –G. Trager. La arbitrariedad tiene que
ver con la relación significante-significado que designa una realidad o un grupo de realidades con la
que no guarda ningún tipo de relación. Por lo tanto, es la cultura la que crea estos símbolos y los
presenta al individuo como algo ya hecho.
En resumen…
El lenguaje es una actividad humana universal que se pone en práctica de una manera individual según
una técnica histórica determinada a la que llamamos lengua. La actividad de hablar solo es propia de la
comunicación humana y supone la interrelación de tres hechos que se condicionan mutuamente:
A menudo se llama lenguaje a cualquier tipo de comunicación entre seres que viven en sociedad y
se relacionan entre sí, lo que permite la extensión del término a comunidades no propiamente
humanas. El concepto de “lenguaje humano” es mucho más preciso, pues se refiere exclusivamente a
la facultad de hablar mediante un sistema de signos simbólicos, creado socialmente por cada grupo
humano para conceptualizar la experiencia y expresar con ellos en la comunicación contenidos de
conciencia: ideas, sentimientos, voliciones (deseo, determinación, acto de voluntad) , deseos, órdenes,
promesas, etc. Los sistemas de signos son por su propia naturaleza ontológica (con respecto a su
propio ser) y deontológica (con respecto a su propio deber ser) sociales ( significa ser histórico y
cultural) y, por ello mismo, convencionales. Ello significa también que son contingentes, es decir,
sistemas históricos que viven en la variación y que contienen principios de normatividad, normas.
Sin embargo, es posible referirse al concepto de lenguaje como actividad d e hablar desde tres
ópticas diferenciadas con las que podrían corresponderse estos tres tipos de mensajes (Coseriu)
a) Tengo un hijo de tres años y todavía no habla. Estos padres se están refiriendo no a que su
hijo no habla español u otra lengua, sino a que su hijo no posee todavía la facultad de hablar,
pese a que quizá debería haber dado ya muestras de esa facultad.
b) No he entendido lo que me ha dicho porque me hablaba en ruso. Nos referimos ya a algo que
hemos identificado como un sistema de comunicación, incomprensible para nosotros que
tenemos otro diferente, pero que por sus sonidos hemos intuido que podía ser ruso.
c) Juan está ya en su despacho porque lo estoy oyendo hablar con alguien. Hemos identificado
a partir de un producto concreto del hablar a Juan, es decir, a un individuo concreto.
Estas tres maneras de concebir lo lingüístico en el lenguaje humano están de algún modo
interrelacionadas: hablar en el plano individual es siempre hablar una(s) lengua(s) y esa(s) lengua(s)
es adquirida en un entorno social, siempre que no haya ningún problema físico o psíquico que
altere la facultad de hablar o facultad de lenguaje: se interioriza a partir de prácticas concretas
de hablar que producen mensajes.
De este modo, para comprender lo lingüístico, hay que determinar bien a qué nivel nos referimos
El nivel universal, o del lenguaje, comprende todos los aspectos y características universales del
lenguaje, las capacidades universales que son comunes a los hablantes de cualquier lengua del
mundo: semanticidad, alteridad, referencialización, las funciones del lenguaje, los elementos de la
comunicación, la doble articulación del lenguaje, etc.
El tipo de significación propio del nivel universal es la designación o referencia, es decir, los
objetos e ideas exteriores e independientes de cada lengua, a los que el hablante remite por medio
de una única palabra o de una combinación de palabras. Así pues, la designación de la oración
alemana Sie hat den ganzen Tag geweint es la misma que la designación de la oración española Ha
estado llorando todo el día, aunque en ambos casos empleemos signos con significados históricos
distintos.
El nivel histórico comprende todas las lenguas naturales (español, inglés, francés, chino,…) y todas
las variedades dialectales, sociales y situacionales de estas lenguas.
A diferencia del nivel universal, las características de estas lenguas y variedades históricas no son
comunes a todos los seres humanos y además están sujetas a evolución histórica: las palabras se
pueden transformar en su forma y en su significado con el tiempo.
El tipo de significación propio del nivel histórico es el significado. El significado de las palabras
de cada lengua, que se encuentra registrado en los diccionarios, no es universal sino específico para
cada lengua y las palabras pueden perder, ganas o modificar sus significados con el tiempo. Así, por
ejemplo, los significados de palabras como casa, hogar, home y house son específicos del español y del
inglés, respectivamente, y no hay manera de postular una significación universal intercambiable para
todos los contextos en todas las lenguas.
El nivel individual, o del discurso, comprende todos los aspectos y características individuales de cada
una de las actuaciones comunicativas concretas.
El tipo de significación propio del nivel individual es el sentido. El sentido de un discurso concreto
sólo se puede conocer si se sabe en qué contexto se ha producido. Puede ocurrir que el significado
lingüístico sea el mismo, pero que su sentido sea distinto.
Esta concepción de los niveles en lo lingüístico se ejemplifica en (1):
Si a los niveles se aplica una perspectiva o enfoque para delimitar mejor lo que se quiere estudiar,
se observará que lo lingüístico (tal y como apuntan las muchas definiciones de lenguaje humano) se
puede entender como actividad generadora de productos (textos) que requiere un saber dinámico, o
una técnica para hablar (lengua), de manera que actividad, saber dinámico y producto o resultado de
una actividad ha de aplicarse a cada uno de los tres niveles establecidos por Coseriu.
Moviéndonos de lo más concreto a lo más abstracto el discurso es la actividad del hablar concreto
(enunciación) de un individuo también concreto (locutor) que crea lengua (hace existir algo que sin
el hablar es inexistente e incomprobable), pero no solo lengua, sino una lengua determinada. Esa
actividad de hablar para ser discurso requiere poner en juego unos ciertos sabores o competencias de
distinto tipo: un saber hablar (o competencia) lógico y congruente que remite al conocimiento general,
un saber hablar según las técnicas idiomáticas (normas) de una lengua determinada (competencia
idiomática) y un saber hablar con acuerdo a lo requerido por la situación: tema, identidad social que se
representa y desde la que se habla, relación social con el interlocutor, finalidades e intenciones,
modo en que se lleva a cabo el hablar, etc. Y que requiere un saber hablar expresivo o competencia
comunicativa que opera en y con los saberes elocucionales e idiomáticos seleccionando materiales
lingüísticos para hablar.
Como señala Verschueren la gente cuando usa el lenguaje hace elecciones contiguas (conscientes e
inconsciente, internas o externas a la estructura lingüística). Elige variedad de lengua, registros,
formas lingüísticas, estrategias no solo para transmitir significados sino también para interpretarlos.
Y ello ocurre porque esos procesos de elección se relacionan con tres nociones básicas:
1.Variabilidad. Propiedad del lenguaje que determina el conjunto de posibilidades entre las cuales se
hacen las elecciones.
2.Negociabilidad. Determina que estas elecciones no sean mecánicas sino conscientes y explota
los límites del poder decir.
3.Adaptabilidad. Permite utilizar la mejor elección con respecto a la situación.
El lenguaje es una abstracción de la que tenemos conocimiento. Por tanto es algo abstracto de lo que
somos capaces de hablar o tener ideas porque tenemos muestras (es decir, tenemos una prueba
evidente del lenguaje o evidencia → que se percibe por los sentidos, no es un hecho de conciencia es una
concreción. Esta concreción son los productos del habla → hay una manifestación del habla). En esta
diferenciación tenemos elementos abstractos y otros que son realidades concretas (hechos que tienen
que ver con cómo nos manifestamos socialmente, es decir, los hechos del habla, los productos).
El hecho es el resultado de los que nosotros decimos (cuando hablamos proporcionamos hechos
materiales con un significado y que transmito a la vez que verbalizo).
Nos referimos al habla como algo dinámico y como resultado de la actividad. Cada vez que hablamos
estamos creando la lengua. Aquello de lo que disponemos y nos permite hablar es la lengua, que la
tenemos gracias al lenguaje. El lenguaje como facultad es a la vez actividad y resultado de la actividad.
La comunicación (hablar) es acción (¿Qué es lo que requiere acción y comunicación? Un sujeto (actor)
que hace algo y tiene roles, es decir, cumple papeles de comunicación social). El lenguaje en tanto es el
hecho de la comunicación es dinámico, es una actividad y a la vez es producto de dicha actividad. El
hecho dinámico supone que cuando nosotros estamos hablando estamos creando, porque los actos de
hablar a los que llamamos enunciación es siempre un acto de creación individual, porque solamente la
creación es de un individuo nadie puede hablar por nosotros). Por esto la comunicación requiere un
sujeto que comunica y, de esta forma, genera normas para los grupos sociales (son normativos). Estas
normas nacen de su forma de entender los comportamientos humanos. Crean normalidades, es decir,
normas y habitualidades.
Plano individual del discurso (Del otro día) porque siempre hay un sujeto que comunica porque ese
sujeto hace, es decir, lleva a cabo una acción que tiene una intención manifestada (de manera material a
través de los productos de nuestro hablar) que tiene que ver con lo que el ganaría (interactuamos para
conseguir un fin). El nivel individual es el plano del discurso (algo que está regulado por los hábitos de
comunicación que se van decantando en géneros discursivos o moldes).El discurso está regulado, esto es
muy importante porque crea expectativas (es lo que esperamos, esto ya es un sentido, esperamos un
comportamiento que esperamos). ¿Cuándo no damos cuenta de que algo falla en la práctica comunicativa)
Cuando algo se sale de lo regulado y entonces nos damos cuenta porque no esperábamos esto.
La variación se hace sensible cuando se rompe la expectativa de un comportamiento, pero puede haber
variaciones. El sujeto concreto es también otros, es decir, yo soy un yo social y soy un grupo pues formo
parte de él. Cuando hablamos del sujeto hablamos del plano individual y parece que hablamos solo del
sujeto como individuo concreto pero no pues es un individuo que sigue lo social. El sujeto es individual y
social. Es individual porque nadie puede hablar físicamente por nosotros pero esa comunicación
individual está atravesada socialmente por la sociedad, la cual es histórica, es contingente, pasa sin
dejar de pasar, está sucediendo. Por tanto la comunicación siempre fluye y se va construyendo la
sociedad por medio del hablar y la comunicación. Nosotros estamos construidos por la comunicación. No
hay uniformidad en las ideas que están construidas en la comunicación ni en la lengua que usamos,
tampoco en el discurso, pues es inherente a la comunicación ya que la la comunicación siempre es un
hecho de un sujeto y no hay un sujeto idéntico a otro. La variación de la comunicación es el ser del
lenguaje, las lenguas y el discurso. Esto supone que los sujetos no sean idénticos. Si no somos idénticos
existe un cambio, y debido a esto las lenguas cambias.
Resumen: En lo que corresponde a nosotros no nos tiene que llamar la atención que la lengua española
sea una lengua histórica. Esto quiere decir que la etiqueta de lengua española es una trampa porque
hace que nosotros concibamos esa realidad como algo único (como un hecho unitario, un todo único).
Además esta etiqueta sirve para clasificar a un individuo en una comunidad de hablantes. Pero
realmente esta etiqueta es una realidad múltiple. Primero, no sabemos cuando empieza ni cuando va a
terminar, es un proceso histórico de construcción, de constitución que nunca está totalmente dada sino
que se va haciendo. La lengua española (la etiqueta) se está haciendo, no está acabada, pues seguirá
siendo la misma lengua aunque varíe durante los siglos. En este caso hablamos también de una lengua
funcional, es decir, funciona siempre para la comunicación, no nos plantea problemas. Pero claro, cómo
hablamos → individualmente y como sabemos, es decir, como hemos aprendido en nuestra casa, ciudad,
barrio, etc. Esa lengua funcional funciona dentro del constructo histórico.
Ese nivel social, que es la lengua, es el nivel de la lengua funcional que además es variacional, por lo que
implica que es una lengua que contiene la variación, es una lengua que varía. La variación es el ser de la
lengua, varía en el propio individuo en función de sus expectativas. Una lengua funcional es siempre una
lengua atravesada por la variación. Esto es el concepto de historicidad, que es que haya una continuidad
que no cesa y que nosotros focalizamos para estudiar la lengua y percibir los cambios cuando no son
simplemente hechos por variación sino que terminan decantándose por un sentido.
Todo está relacionado con la relación creación-comunicación. Ambos se parecen pero dentro de estos
hay distintas variaciones. Hay muchos hechos de variación que no percibimos pero si captamos solo
determinadas variaciones que se canalizan en sentido idiomático lo que provoca que la lengua vaya
cambiando a lo largo de las épocas.
Dialecto: que hay una serie de hechos de variación a los que se les da un sentido idiomático. Nuestra
lengua está construida por la comunicación de aquellos que han inventariado el léxico del español y lo
han escrito en un diccionario, los lingüísticas, etc. Estos van escribiendo las normas de la lengua
funcional y lo que han hecho es fijarse en una de as variaciones de la lengua funcional y al fijarla por
escrito la convierten en una lengua por antonomasia (algo que es una construcción cultural, mental,
gramatical, etc para describir y enseñársela a otros → esto tiene lugar por primera vez en 1492 con el
descubrimiento de América). Por tanto se fija una lengua para poder enseñarla.
Normas de habla: son repeticiones que se han convertido en construcción cultural, implica un a
repetición de lo que está en el entorno y luego construye lo que se crea que es.
Un idioma como el español es plurinormativo, pero por encima de esa variedad de normas hay una
construcción que es la lengua por antonomasia que contiene las variaciones y es la imagen o lengua
estándar (la lengua que tiene el poder) que todo el mundo cree conocer. El saber reduce las variaciones
geográficas. Lo importante es tener libertad para elegir cómo se quiere hablar, es decir, que tipos de
rasgos utilizar. Se registra para que permanezca (la lengua). La descripción de la lengua se especula a
través de la fijación de los resultados de la comunicación. El concepto de legua estática subyace al
habla. El nivel actual es siempre individual. Podemos tener el nivel universal frente al actual, pero todo
es el mismo hecho. Este nivel conjunto requiere de la lengua histórica.
Al recibir un mensaje (es un hecho actual) captamos el sentido (es lo que vale ese mensaje en relación
con el contexto → es un actor real de comunicación, es decir, que se ha dicho) del mismo, lo
comprendemos. Para esto se ha utilizado una lengua o dialecto que utiliza algo común que es una
historicidad perpetua en la que nos hemos desarrollada de forma perpetua. Al estar en el nivel histórico
los signos tienen que tener conveciones (Los adj, determinantes, etc tienen un significado). El
significado es de lenguas, el sentido es la actualización que cada uno le da a la lengua en el contexto
existente y la clave es enunciar.
Designar tiene dos partes: La creación conocimiento que permite la utilización múltiple del signo. La
parte que va asociada al concepto que proporciona la referencia del signo (es el que hace que nos
entendamos). La referencia solo se da cuando vamos a hablar. Nunca hay ambigüedad, las palabras son
polisémicas. La lengua es instrumental pues es un instrumento que utilizamos para resolver los
problemas. La lengua es contingente convencional y social.
La perspectiva dinámica de la lengua puede estar en los tres niveles (universal, histórico o actual) pero
se mueve siempre desde el nivel actual, por lo tanto ese es el nivel del discurso al imprimir una
actividad, es decir, una dinámica. Actividad → discurso, hablar. Pero también actividad es un resultado
porque implica acción. El discurso es actuación y resultado, es el producto resultante del hablar y el
dinamismo. El nivel universal necesita un saber hablar, el cual comprende el hablar congruente, que es
puro dinamismo, implica que esté de acuerdo con las reglas del pensar, las cuales son sociales, y
adecuado con las reglas de la experiencia, es de cir es lógico. Un saber dinámico → que no cesa pero
puede tener patologías, conocidas como las patologías del lenguaje que pueden estar en muchos niveles
como en el actual. En este el componente que rodea toda la comunicación puramente actual puede no
estar del todo bien en determinadas personas (ejemplo: asperger → lo interpreta todo en término de
lengua y norma).
Saber lingüístico de las lenguas y las normas, es un saber dinámico y una competencia idiomática
(significa que nos permite elegir). Las lenguas y las normas son una competencia en el nivel actual → son
muchas normas que se complementan que se van complementando. La comunicación es elegir y por ello la
comunicación nos marca como persona pues da una imagen cambiante de nosotros que cambia por las
distintas situaciones en las que comunicamos y esas situaciones hace que nosotros elijamos la manera de
hablar (vocabulario, entonación, volumen, etc). No todo en la lengua tiene siempre el mismo valor pues
este siempre lo da el nivel individual y actual que se parece a otros individuos que han hablado en
circunstancias similares a la nuestra, lo que nos orienta en el proceso de selección y forma una imagen.
Por tanto la comunicación nos presenta y nos da una competencia de saber o seguridad, etc. Podemos
eligir debido a que uno de los fundamentos del nivel histórico en el que están las lenguas y las normas es
la variabilidad. Tenemos que tener un amplio conocimiento de la variación para tener más posibilidades
de elección. Hay que negociar desde los fundamentos de la comunicación. Esta negociación se produce
en el nivel actual pues los otros dos son especulaciones pues antes solo habían normas para utilizar las
lenguas. Se va utilizando en las prácticas comunicativa que tienen variabilidad y producen sorpresa al
superar las expectativas.
La lengua es dinámica porque se va haciendo y creando con la actividad de hablar en variación, pero
también la categoría abstracta o sistema lo posibilita pues la actividad (da el producto el resultado) y lo
abstracto se complementan.
Nivel universal Saber Saber hablar en general, de acuerdo con los principios generales
elocucional del pensar y con la experiencia general humana acerca del mundo.
Nivel histórico Saber idiomático Saber hablar de acuerdo con las normas de la lengua que se
realiza.
Nivel discrusivo Saber expresivo Saber hablar en situaciones determinadas, saber estructurar los
discursos de acuerdo con las nrmas de cada uno de sus tipos.
Se llaman universales del lenguaje humano un conjunto de propiedades compartidas por todas las
lenguas sin excepción, son lo que podríamos señalar como "condiciones para ser lengua". Como son
universales, hacen sospechar la inconsciencia de ciertas valoraciones e ideas circulan entre los
habalntes que son en realidad creencias y prejuicios sobre las lenguas. Por ejemplo, la idea de que hay
lenguas primitivas y lenguas más evolucionadas o lenguas que son más ricas que tras o, incluso lenguas
que son más difíciles o más fáciles de adquirir que otras.
Eugenio Coseriu se centra en cinco características universales, rasgos esenciales y a priori del
lenguaje, que son universales porque las comparten absolutamente todas las lenguas existentes, pero
que, además, son a priori porque se imponen a estas como condiciones sine qua non. Así pues, se trata
de requisitos sin cuya posesión no estaríamos ante lenguas, sino ante otro tipo de realidades. Las
características universales básicas o primarias del lenguaje humano son: creatividad, alteridad y
semanticidad. Hay, además, otras tres universales dependientes de estos tres: exterioridad o
materialidad, historicidad y sistematicidad (i.e., un organon (Bühler) o estructura gobernada por
reglas).
Semanticidad
La semanticidad es la propiedad universal más prominente. Las redes de significados no son solo
significados léxicos sino también semánticos (portan contenidos). La semanticidad es la estructura de la
lengua y además, es abstracta, conceptual, mental. Las palabras tienen algo conceptual a lo que
llamamos sonido pues el significado también está pero es conceptual como la misma semanticidad. Por
eso las lengua son redes semánticas y su significación es conceptual. Debido a esto requiere de
materialidad que porte ese contenido semántico, siendo el sonido el encargado de dicha función.
Las lenguas son instrumentos de comunicación, todo lo que queremos decir necesita ser transportado
porque no nos comunicamos mentalmente, aunque la comunicación requiere un cambio en la mente de
alguien. La lengua necesita materializarse, es decir, hacerse perceptible de varias maneras: visualmente
(signos de comunicación), la escritura …
Las lenguas son ante todo instrumentos de creación de significados, estructuración de la experiencia, la
cual no se da directamente tal cual es, sino a través de la aprehensión social del mundo de la
experiencia. Por ello las lenguas son formas de conocimiento y de objetivación de ese conocimiento a
través de los signos lingüísticos. El signo lingüístico es sobre todo significado, concepto, pero que
requiere hacerse sensible y perceptible como instrumento de comunicación, es decir, necesita
exteriorizarse o materializarse para que sea un hecho social y compartido por una comunidad de
hablantes. Es decir, para que sea signo.
Si la lengua es un instrumento social, está en ese nivel histórico, lo que indica esos cambios sociales,
toda lengua es una lengua de cultura. Por tanto, una lengua de cultura introduce otro elemento como es
la escritura, la lengua Escrita vs Escritura.
El estar dotado de significado (lo que técnicamente significa semanticidad) debe ser una
característica universal del lenguaje, en el sentido de que si una determinada realidad con la que nos
topamos no posee significado, nunca pensaremos que se trata de lenguaje. Para poder definir esta
característica del lenguaje podríamos valernos del siguiente esquema de formulación: “La
semanticidad del lenguaje es la característica esencial del lenguaje de cuando con la cual el
fenómeno de la comunicación lingüística sería inconcebible sin significado”.
Formulado de un modo más teórico, la semanticidad del lenguaje tiene que ver con el hecho de que,
al enfrentarnos con el fenómeno del lenguaje, nos hallamos ante un sistema de comunicación que consta
de signos cuya razón de ser es la transmisión de significados. El lenguaje es una actividad que crea
significados, que posibilita que los seres humanos compartan ciertas informaciones, emociones, etc.
Las lenguas se han definido al menos desde Saussure como sistemas de signos, esto es, como
vinculación entre significantes y significados. Es obvio, por tanto, que no podemos hablar del lengua en
ausencia de significado.
Subjetividad: indica el posicionamiento de aquel que discrimina o juzga una lengua con respecto a otra.
Por esto, algunos lingüistas utilizan términos para referirse a estas lenguas que no debían haber
utilizado nunca jamás ya que se dejaron llevar por la pasión social, es decir, lenguas imperiales o lenguas
dominantes y lenguas no dominantes. EL análisis de los discursos que crean esas posiciones ideológicas
(promoción del inglés o francés en institutos...). Ya no basta con los hablantes, sino que aspiran a los
territorios (virtuales y no físicos, es decir, dominar el discurso en las redes sociales). Lo que conocemos
de nuestra lengua, como conocimiento e idea que tenemos de la lengua, ha sido construido
discursivamente, en aquellos grupos sociales que hablaban de la lengua, de la importancia de enseñar la
lengua fuera y dentro, de la calidad de la lengua, de los modelos del buen hablar, etc. La lengua es un
instrumento de comunicación que crea una identidad patriótica (en cierto modo crea nacionalismo). Los
discursos son construcciones discursivas. La lengua no es imperialista, los discursos sí lo son.
Hay discursos sobre la lengua y son los que la crean provocando construcciones discursivas (lo que
sentimos sobre la lengua).
Todas las lenguas son rentables porque funcionan, es decir, la rentabilidad de la lengua se encuentra en
el funcionamiento de la lengua. Ejemplo: “Castellano central peninsular” → variedad dominante; las
demas variantes que no coinciden con la pronunciación del castellano central peninsular → variedad no
dominante.
Creatividad
La creatividad es una característica universal de la lengua, aunque los enunciados se parezcan a otros
han sido creados de forma individual y única. Esto hace que sea una construcción de forma permanente.
La creatividad nos permite crear palabras, dar rodeos cuando no encontramos la palabra adecuada.
Alteridad
La alteridad por tanto significa hablar como habla otro y diciendo cosas que han dicho otros, por eso la
lengua es historicidad. Cada vez que hablamos estamos creando lenguas.
Así pues, la creatividad lingüística está obligada a permanecer dentro de los límites que le
impone el sistema lingüístico en el que se estén creando los mensajes, puesto que es necesario
tener en cuenta que estos signos son siempre creados “para el otro” y que son, por tanto,
necesariamente compartidos y compartibles por otros. En esto radica el tercer universal del
lenguaje, la alteridad. Aprendemos las lenguas de otros, de otras personas de nuestro entorno
inmediato, de otras personas a partir de materiales escritos, y las empleamos siempre con otros,
moviéndonos dentro de los límites de lo compartido con la comunidad propia de lengua. En este
sentido, el lenguaje es la manifestación primaria de la alteridad, del ser con el otro característico del
hombre.
Podríamos definir la alteridad como “la característica esencial del lenguaje de acuerdo con la
cual el fenómeno de la comunicación lingüística sería inconcebible sin tener en cuenta que los
discursos y sus significados (la semanticidad) se crean (creatividad) para otros (incluso si ese otro
somos nosotros mismos en un monólogo interior).
Historicidad
Creatividad e historicidad se unen para dar equilibrio a la lengua, para que funcione sin fijarlo. La
historicidad tiene que ver con la sociedad y los grupos sociales. La comunicación crea identidades
porque hace que nos parezcamos en cómo utilizamos la lengua, también hace permanente la permanencia
de la lengua.
La cuarta característica universal del lenguaje puesta de relieve por Coseriu es la historicidad, que
resulta de la interacción entre creatividad y alteridad.
Las formas de comunicación que limitan la creatividad dentro de una comunidad suelen
denominarse lenguas, y los límites a la creatividad lingüística vienen impuestos por las normas de
tales lenguas. Pues bien, estas lenguas que permiten la actividad lingüística creadora (creatividad)
de construcción de significados (semanticidad) constituyen sistemas tradicionales de comunicación
propios de comunidades (alteridad) históricas particulares (historicidad). El fenómeno del
lenguaje resulta inconcebible a menos que se manifiesta en forma de lengua históricamente
diferenciadas, es decir, en forma de lenguas que sean distintas en las diferentes comunidades socio-
lingüísticas existentes.
La historicidad no tiene que ver, por tanto, únicamente con el hecho de que las lenguas cambien
con el transcurso del tiempo. La historicidad tiene que ver, en primer lugar, con la realidad,
intrínseca a toda forma de lenguaje, de la variación. Al existir históricamente, el fenómeno del
lenguaje se cristaliza en numerosos tipos de variedades sociales (sociolectos) o variedades diafásicas
(registros) que empleamos en las distintas situaciones de la vida. Hay pues, tres razones por las que el
lenguaje es un fenómeno histórico:
Si aceptamos que la historicidad es una característica esencial del lenguaje estamos aceptando que
resulta inconcebible la existencia de una forma de comunicación universal para toda la humanidad,
y, por otra parte, que resultaría inconcebible que el fenómeno del lenguaje excluyera el cambio, la
evolución de las formas lingüísticas a lo largo del tiempo. La historicidad está relacionada con su
naturaleza social: todo lo social manifiesta variación y todo lo social evoluciona en el tiempo.
Materialidad
La materialidad es una necesidad de exteriorizar lo que queremos decir, es decir, que podamos percibir
lo que queremos transmitir, que es la semanticidad. La exteriorización es la necesidad de hablar por lo
que hace falta una percepción ( que cómo se materializa). A demás tiene que ver con que la lengua no es
nada si no es social, es social porque tenemos a otros. Estamos en grupos y por ello comunicamos y
expresamos nuestras sensaciones, odios, rechazos, transmitimos. EL hablar es un hablar a otro y para
otro. La comunicación es siempre intención y tiene objetivos, que son los objetivos o fines de la
comunicación (¿Para qué hablo yo?).
El hecho de que el lenguaje tenga materialidad no está relacionado con que el lenguaje se refiera,
algunas veces, a realidades materiales. Las cosas de las que hablamos pueden tener existencia
material (si son concretas) o no (si son abstractas). Estas cosas de las que hablamos se denominan
referentes, en tanto que son realidades (materiales o inmateriales) a las que nos referimos en
nuestros discursos. La materialidad del lenguaje NO tiene que ver con que el lenguaje resulte
inconcebible si no lo usamos para hablar de algo determinado, sino con el hecho de que resulta
inconcebible a menos que se realice de alguna forma perceptible por parte de los sentidos: bien
acústica, bien escrita o bien visual.
La misma conjunción entre semanticidad y alteridad explica por qué es inherente al lenguaje la
característica universal de la historicidad. El universal de la historicidad no hace más que poner de
relieve que las convecciones o normas en que descansa la posibilidad de interpretar los significados
lingüísticos no son comunes o universales para todas las sociedades humanas, sino que se ajustan a
determinaciones históricas y está sujetas a diferencias entre las distintas comunidades
lingüísticas que conviven en un mismo momento histórico, y también a evolución diacrónica dentro de
cada una de esas comunidades.
Esquema que sintetiza lo explicado:
No hay en su propuesta una triple distinción de niveles donde se pueden situar distintos aspectos
del lenguaje como facultad de comunicación, pero sí propone un conjunto de características
definitorias que surgen de la comparación de las señales del lenguaje humano, como sistema
semiótico, con otro tipo de señales que otras especies emplean para relacionarse.
- Es el componente verbal del lenguaje sobre el que se centran estas características. Este
componente es de carácter segmentable y es el componente lingüístico más prototípicamente
caracterizador de la comunicación lingüística, aunque existe siempre indisolublemente unido a un
componente no verbal que se superpone: lo suprasegmental (entonación acento de intensidad).
Además en la comunicación lingüística se transmiten mediante el canal vocal-auditivo junto a ambos
componentes otros elementos no propiamente lingüísticos (porque no están sistematizados o
estructurados): la calidad de la voz, ruidos, cantidad vocálica, etc.
1. Arbitrariedad. Contrasta con iconicidad y se refiere al hecho de que los signos lingüísticos que
se emplean para designar a la realidad son puramente convencionales: no hay nada en las
características y propiedades de la realidad que lleven directamente a los signos, ni nada en el
componente material del signo (el significante) capaz de evocar el objeto de la realidad. Son excepción
los pocos signos icónicos que existen en todas la lenguas (las onomatopeyas), pero aun así estos
signos no llevan directamente a la realidad, sino por medio del concepto. Es la relación significante-
significado la que proporciona la evocación de la realidad. La estructuración semántica de una lengua
es una red de significados que no coincide con las que se establecen en otras, igualmente, la
estructura fónica de las lenguas es también arbitraria. Como lo lingüístico es expresión y significado
al mismo tiempo, la unión en el signo lingüístico de ambos componentes, arbitrarios en sí mismos, es
algo necesario y la relación entre significante y significado no puede llamarse “arbitraria” sino
“necesaria” porque hay implicación y exigencia mutua. No se da primero el significado y
posteriormente el significante, sino que ambos componentes se unen en el signo en un mismo gesto.
(La velocidad de la danza de la abeja refleja de modo directo la distancia del néctar desde la
colmena).
2. Semanticidad. Valor simbólico del lenguaje que lo convierte en forma de conocimiento y medio de
acceso a la realidad. A cada forma (palabra) se le atribuye una serie de semas (unidades de contenido)
que abstraen o conceptualizan rasgos de la realidad sin que eso signifique que se refieran a entidades
aisladas. Los signos significan géneros, clases, conceptos generales elaborados por la razón y ello
permite que al hablar podamos salir al mundo de las cosas y utilicemos el signo para hablar de una
realidad concreta, es el referente que está en la realidad. Pero semanticidad se refiere, sobre todo,
al hecho de que los signos lingüísticos pueden variar el sentido comunicado en función de la situación
en que se emplean y tener un sentido pragmático ligado a la situación. Ello está en relación con ese
carácter arbitrario. Este concepto, por tanto, es universal, propio del sistema lingüístico del
hombre porque, frente al lenguaje animal, el significado puede ir solidificándose y terminar siendo
un significado de lengua (ejemplo: judío, moro, negro…).
3. Especialización. Los signos lingüísticos no guardan relación con el estímulo que los provoca. Ante un
mismo estímulo pueden producirse mensajes diferentes y ante distintos estímulos mensajes iguales.
Hay, no obstante, grados de especialización: intejecciones tienen un carácter muy poco cuerpo fónico
y surgen como reacción expresiva y emocional a un estímulo externo: ¡oh!, ¡ay! surgen como reacción
inmediata ante un estímulo externo (algo que nos impresiona, nos sorprende y admira, un dolor
intenso), pero es especialidado porque no estamos abocados a proferir obligatoriamente en esas
situaciones una interjección, podemos decir elegir entre otras más especializadas: ¡guau!, ¡qué
guay!, ¡madre mía!, ¡mecachis!, ¡joder!, ¡coño!, o elaborar un mensaje más preciso y descriptivo: “tengo
un dolor muy intenso” o “me duele mucho la rodilla”, “es espectacular la vista de mi habitación del
hotel”. No solo variabilidad de mensajes ante un mismo estímulo, sino en ausencia del estímulo emitir
una interjección o decir un mensaje para recrear la expresión motivada por un dolor (el niño que no
quiere ir al colegio dice ¡ay!) o se dice “tengo un dolor muy intenso” sin que me duela nada.
5. Dualidad. Se refiere al hecho de que el componente verbal está doblemente articulado lo cual
supone que es un sistema muy rentable y económico porque con un inventario de unidades muy
reducido (los fonemas o unidades simbólicas de sonido carentes de significados) se pueden crear
infinitos mensajes, gracias a que su combinación proporciona unidades de otro nivel: unidades
signos, que tienen significante+significado (morfemas, lexemas, frases, oraciones). Este señor da estas
características porque piensa en el lenguaje y como se manifiesta en la comunicación humana y está
pensando en el componente verbal de la comunicación. Este componente quiere decir que es un
componente segmentable: nosotros para interpretarlo hemos tenido que delimitar ese continuo
fónico, aislarlo, para comprender. Nuestro sistema (estructura) está organizado mediante la doble
articulación: dualidad → Todas las estructuras de las lenguas tienen dos tipos de unidades: unidades
fónicas (cara sonora, son las unidades mínimas de las que se compone una lengua, en sí mismo no
sirven para mucho sirven porque se combinan entre sí con el objetivo de crear otro tipos de
unidades, unidades signos); unidades signos (tiene un componente sonoro y uno conceptual, hay infinitas
posibilidades que no se explotan en su totalidad únicamente lo que necesita para la comunicación).
Se organizan de forma independiente lo que hace que las lenguas sean económicos: con pocos
elementos se crean infinitos mensajes que decir, lo cual es eficaz, rentable,… Esto es posible
porque funcionan siempre de la misma manera: unidades mas pequeñas crean unidades menores.
Georges Mounin (1969) y Andre Martinet → Carácter específico de las lenguas naturales humanas:
doble articulación (en consonancia con la capacidad memorística del ser humano). Dos tipos de
procesos compositivos diferenciados por la naturaleza de las unidades que intervienen en ellos:
«Los hechos lingüísticos se ordenan en el marco de articulaciones sucesivas, una primera
articulación en unidades mínimas de dos caras (nuestros monemas, los “morfemas” de la mayoría de los
estructuralistas), una segunda en unidades sucesivas mínimas de función únicamente distintiva (los
fonemas)» (Martinet 1965, 33).
En las lenguas humanas una secuencia cualquiera puede ser analizada simultáneamente en cadenas de
signos progresivamente menores hasta llegar a los signos elementales (que ya no pueden ser
descompuestos en nuevas unidades con significado y significante). Estos pueden ser léxicos (cas-ero)
o gramaticales (dependientes: cas-ero/independientes: voy a casa). A partir de ahí, el significante de
esos signos mínimos(= monemas) puede todavía ser fragmentado en elementos no directamente
ligados a significados (fonemas primero y rasgos fónicos después). De este modo, con treinta o
cuarenta fonemas (formados a su vez por un número reducido de rasgos fónicos) podemos construir los
significantes de miles de signos básicos y, con ellos, millones de expresiones complejas. Esta
propiedad se llama composicionalidad: unidades mayores están compuestas por unidades menores,
haciendo muy económico y rentable el sistema de comunicación humano.
6. Discreción. Las unidades lingüísticas son “diferenciales”, es decir, se oponen unas a otras sin
gradación, están claramente definidas. Los fonemas de una lengua no son sonidos sino regiones de
sonido extraídas por simbolización del continuo multidimensional de sonidos vocales fisiológicamente
posibles, y en cada lengua esa simbolización produce diferentes repertorios discretos de fonemas.
(Tiene que ver con cómo está organizado el lenguaje humano).
7. Productividad. Capacidad para crear de forma ilimitada nuevos mensajes y ser estos comprendidos
sin dificultad por el oyente. Importancia de las creaciones analógicas en el habla infantil. La norma
consuetudinaria amoldará las construcciones basadas en este principio a las admitidas por el habla
adulta que los rodea. La productividad implica que a partir de un número finito de unidades
elementales y de pautas es posible generar un número infinito de mensajes totalmente distintos. Ello
es posible porque las lenguas operan con dos principios generadores: composicionalidad (unas unidades
menores se integran o componen otras mayores) y recursividad (una unidad se puede contener a sí
misma: una oración puede estar dentro de otra oración y esta de otra oración... ilimitadamente).
8. Intercambialidad. Los hablantes de una lengua pueden reproducir cualquier mensaje lingüístico que
puedan comprender (a diferencia de las distintas conductas de machos y hembras en varias especies,
que no pueden intercambiar sus papeles). En un acto comunicativo se pueden adoptar roles distintos,
pasar de emisor a receptor y viceversa.
9. Control Retroactivo. Los hablantes oyen todo lo que dicen y pueden reflexionar sobre ello. A la vez
que emitimos un mensaje podemos oírlo, lo que permite ir orientando y modificando el discurso en
cuanto a la intensidad, tono, etc. Este hecho se distingue del cortejo que realizan muchas especies
animales mediante exhibiciones visuales, no visibles para quien las realiza. Para entenderlo únicamente
tenemos que examinarnos al hablar. Cuando hablamos pensamos lo que queremos hablar y emitimos
lo que hemos pensado decir. Pensamiento y verbalización son operaciones distintas pero a pesar de ello
funcionan como si coexistieran, de tal manera que cuando hablamos van desapareciendo nuestras
palabras pero siguen funcionando en la mente de quien nos escucha y va modificando sobre la marcha
aspectos del decir.
10. Prevaricación. Los mensajes lingüísticos pueden ser falsos y no tener ningún significado en el
sentido lógico. Esta propiedad está en la base de la mentira, de la ficción, del error pero también de la
formulación de hipótesis.(Es el hecho de al no haber relación estímulo y enunciación o discurso o el
decir, que puede ser engañoso, cosas que parecen ajustarse a la realidad pueden ser opuestos a la
realidad → utilización del lenguaje para mentir, es decir, es el uso de la lengua manipuladoramente para
engañar → la manipulación puede ser sobre la realidad (mentiras) o sobre el discurso .
Son evidentes las conexiones que se establecen entre el lenguaje humano y la comunicación: no
solo porque el lenguaje pueda definirse como una facultad que crea un instrumento de
comunicación, sino porque el significado, parte esencial de lo lingüístico, no puede explicarse sin la
comunicación. La adquisición del pensamiento humano solo es posible a través de la socialización
del individuo en una comunidad que posee una lengua y que se interrelaciona a través de prácticas
concretas de comunicación. Aunque el alcance del concepto ‘comunicación’ es muy amplio, por
comunicación lingüística se entiende un hecho semiológico intencionado que manifiesta una relación
social que indica la actitud del hablante locutor hacia su interlocutor y hacia su propio mensaje, de
ello resulta una modalidad de enunciación determinada (información, demanda de información, orden,
etc.) manifestada a través de un hecho perceptible (secuencias de sonidos articulados) asociado a un
acto de conciencia (conexión entre pensamiento y lenguaje), para que el destinatario reconstruya lo
que pueda de ese proceso de comunicación que es siempre asimétrico (falta de identidad entre la
intuición y expresión del hablante locutor y la intuición que recibe el interlocutor). Ambos papeles son
activos de diferente manera: selección consciente, de entre la variabilidad de formas posibles de
expresión, determinada por el aquí y ahora de la comunicación (i.e., negociada y adaptada cf.
Verschueren), en el proceso de producción de mensajes, e interpretación activa a través de procesos
inferenciales que dotan de sentido los enunciados, en el proceso de recepción. Pero de lo que no cabe
duda es que todo acto de comunicación es intencionado y busca ejercer una influencia sobre el
destinatario. Esa influencia es parte de su significación.
Polos
En la izquierda se concentran más los rasgos dialectales mientras que en la izquierda van
desapareciendo al ser lengua escrita.
Diastrático, hay rasgos de pronunciación geográficos como el ceceo o seseo que pertenecen al nivel
diatópico pero al pasar a formar parte de la distancia comunicativa se convierten en rasgos diastráticos
(pues pasan a la concepción del discurso, es decir, al estrato formal, a la lengua escrita).
Estamos en una situación de inmediatez cuando nos encontramos en el mismo contexto y nos estamos
viendo. Es definido por que es fónico por su materialidad.
Hay unas condiciones prototípicas que van conectados con las situaciones oracionales que tenemos
(estas hacen que nos comportemos de una manera determinada): la oralidad, privacidad, familiaridad,
espontaneidad, colaboración, planificación sobre la marcha, hay diálogo, referencialización, actualidad.
Estamos en una situación de distancia comunicativa (canal gráfico o escritura) cuando nos comunicamos
de forma distante, es decir, que no nos comunicamos directamente, no nos vemos. En la distancia
comunicativa encontramos situaciones de escritura que se ha usado para las leyes, normas, etc, que
tenga un valor público (no es cara a cara), con carácter formal, hay monólogos, es planificado. Todas
estas condiciones contextuales hacen que se vaya decantando una lengua más reflexiva que va a
constituir la base de la lengua estándar. Por eso a lengua estándar está en el campo o polo de la
distancia comunicativa. Se define por su físico, es decir, por su materialidad. También entra en este
grupo la lengua escrita.
Valoraciones reflexivas que hacemos de lo que decimos y si está concebido desde un punto de vista de
la inmediatez comunicativa se corresponde con la lengua hablada pero puede pasar a la escritura (pasa
la materialidad). Como concepción del discurso, aunque pasen gráficamente va a pertenecer al grupo de
la inmediatez en tanto se refiere a la lengua hablada.