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Creación
Composición de la OMC
Miembros y observadores
La OMC cuenta con más de 160 Miembros, que representan el 98% del
comercio mundial. Más de 20 países están interesados en adherirse a
la OMC.
Adhesiones
Para poder adherirse a la OMC, un gobierno tiene que poner sus
políticas económicas y comerciales en consonancia con las normas de
la Organización y negociar sus condiciones de entrada con los
Miembros de la OMC.
Propósito de la OMC
Mercancías
Todo empezó con el comercio de mercancías. Entre 1947 y 1994 el GATT fue el
foro en el que se negociaba la reducción de los derechos de aduana y de otros
obstáculos al comercio; el texto del Acuerdo General establecía normas
importantes, en particular la no discriminación.
Desde 1995 el GATT actualizado se ha convertido en el acuerdo básico de la
OMC por lo que se refiere al comercio de mercancías. Sus anexos se centran en
sectores específicos, como la agricultura y los textiles, y en cuestiones
concretas, por ejemplo el comercio de Estado, las normas de productos, las
subvenciones o las medidas antidumping.
Servicios
Los bancos, las compañías de seguros, las empresas de telecomunicaciones, los
organizadores de viajes en grupo, las cadenas de hoteles y las empresas de
transporte que deseen desarrollar sus actividades comerciales en el extranjero
pueden beneficiarse ahora de los mismos principios de comercio más libre y
más equitativo que originalmente sólo se aplicaban al comercio de mercancías.
Esos principios se recogen en el nuevo Acuerdo General sobre el Comercio de
Servicios (AGCS). Los Miembros de la OMC también han contraído compromisos
individuales en el marco del AGCS, en los que se indican los sectores de
servicios que están dispuestos a abrir a la competencia exterior y se especifican
el grado de apertura de dichos mercado.
Propiedad intelectual
El Acuerdo de la OMC sobre propiedad intelectual consiste básicamente en una
serie de normas que rigen el comercio y las inversiones en la esfera de las ideas
y de la creatividad. Esas normas establecen cómo se deben proteger en los
intercambios comerciales el derecho de autor, las patentes, las marcas de
fábrica o de comercio, las indicaciones geográficas utilizadas para identificar a
los productos, los dibujos y modelos industriales, los esquemas de trazado de
los circuitos integrados y la información no divulgada, por ejemplo los secretos
comerciales, aspectos todos éstos conocidos como “propiedad intelectual”.
Solución de diferencias
El procedimiento de la OMC para resolver desacuerdos comerciales previsto por
el Entendimiento sobre Solución de Diferencias es vital para garantizar la
observancia de las normas y asegurar así la fluidez del comercio.
Los países someten sus diferencias a la OMC cuando estiman que se han
infringido los derechos que les corresponden en virtud de los acuerdos. Las
opiniones de los expertos independientes designados especialmente para el
caso se basan en la interpretación de los acuerdos y de los compromisos
individuales contraídos por los países.
Los representantes de países son los jugadores pues la OMC está constituída por naciones;
todos tienen igual status pero las diferencias de poder existentes, más la capacidad
negociadora de las delegaciones es la que determina si entran a la cancha o se quedan en el
banco de suplentes. Las grandes compañías comerciales no juegan pero dirigen las jugadas y
tienen gran influencia pues se les permite ser parte de los Comités Consultivos. Las ONGs y
otros sectores sociales tienen un espacio muy restringido de participación, motivo por el cual
se hacen escuchar mediante manifestaciones callejeras; la OMC como respuesta está
planificando crear una comisión antimanifestaciones. La forma de funcionamiento de la OMC
genera desconfianza, desde su inicio le faltó transparencia y año tras año se sucedieron
irregularidades tales como acuerdos entre bambalinas y creación de comisiones e inclusión de
nuevos temas en forma arbitraria. Las directivas de la OMC han entrado en conflicto con otros
organismos internacionales tales como la Convención por la Diversidad Biológica y el Protocolo
de Bioseguridad, la FAO (Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la
Alimentación), la Organización Internacional del Trabajo y la Subcomisión para la Protección y
Promoción de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Cuáles serán las directivas que
prevalecerán es motivo de preocupación y lucha en la sociedad civil.
Los estados han quedado en medio de las presiones de la OMC y los grupos empresarios a
nivel nacional. Las unidades económicas básicas ya no son los estados sino las grandes
compañías; por ejemplo la empresa estadounidense Wal-Mart es económicamente mayor que
161 países, General Motors supera económicamente a Dinamarca y Toyota a Noruega. Los
funcionarios gubernamentales encuentran muy condicionadas sus posibilidades de decisión
por compromisos contraídos, y en ocasiones se convierten en instrumentos de presión para
beneficio de empresas objetando leyes de otros países por considerarlas desleales al comercio.
El sistema democrático representativo está siendo desvirtuado por estas nuevas figuras
globales. La nación, entendiendo por ella al conjunto de sus ciudadanos, es la gran excluida en
estas negociaciones y sus consecuencias. Los estados tienen una serie de responsabilidades
ante la ciudadanía y deben responder por la implementación de la normativa de la OMC. Es
necesario realizar evaluaciones sobre los efectos de la liberalización financiera, de productos y
servicios en el aspecto social, ambiental, político y económico.
la OMC felicitó el buen desempeño económico del Perú e hizo hincapié en que, a pesar del
deterioro del ambiente económico mundial, nuestro país logró crecer gracias a un manejo
macroeconómico prudente que ayudó a que la inversión extranjera directa (IED) se
cuadriplicara. Se destacó además que, desde 2007, las exportaciones peruanas se duplicaron
gracias a una política de apertura comercial, impulsada por una extensa red de acuerdos
comerciales. También, se enfatizó que, durante este periodo, la tasa de desempleo y la tasa
de pobreza se redujeron.
Sin embargo, y aunque la OMC aún no lo anunciara en detalle , Perú tuvo varias críticas de
los países miembros de la OMC por prácticas y regulaciones que imponen barreras al
comercio
Desde 2011, en el Comité de Obstáculos Técnicos al Comercio (OTC), muchos países hicieron
pública su preocupación por el Proyecto de Decreto Supremo del Gobierno del Perú que
aprueba el Reglamento sobre Etiquetado de Alimentos Genéticamente Modificados. EE.UU.,
México, Brasil, Canadá, Colombia, Chile y Argentina manifestaron que esta medida limitaría
injustificadamente el comercio y excluiría a algunos proveedores, pues no hay fundamento
para dar a esos productos un trato diferente de otros. Además, el etiquetado aumentaría los
costos para la rama de producción, los consumidores y las autoridades gubernamentales.
Esto, además de permitirse una denigración comercial del producto etiquetado, al encontrar
el consumidor un distingo y advertencia en el etiquetado, que no están basados en ningún
motivo de inocuidad. Es decir, aunque el producto probadamente no revista ningún riesgo
para la salud distinto del de un producto convencional, se pretende distinguirlo para generar
una alarma en el consumidor basada en presunciones sin base científica.
Del mismo modo, se criticó la Ley de “Alimentación saludable” (Ley 30021). EE.UU., la UE,
Suiza, Guatemala y México cuestionaron que esta ley no haya sido notificada a los países
OMC, como deben hacer todos los Gobiernos, cuando emitan leyes que afecten el comercio
internacional. Según el acta de reunión[1]del comité OTC, llevada a cabo en junio de 2013,
los representantes de los países dejaron ver la preocupación de sus delegaciones por la falta
de análisis técnico y de los costos que tendrían que asumir los productores peruanos y
extranjeros al implementarse. Ésta ley, además, limita el derecho de elegir de los peruanos y
abre el camino a futuras restricciones de alimentos, ofreciendo problemas de
constitucionalidad.
Nuestro país ha quedado expuesto ante el mundo con estas prácticas. ¿Realmente queremos
ser vistos como un país proteccionista, inestable, vulnerable a presiones políticas internas y
que no cumple con las reglas del juego? ¿O, peor aún, mercantilista? Este examen nos ha
permitido entender que debemos seguir creciendo, como hasta ahora lo hemos hecho. Pero,
además, debemos dejar de lado prácticas que juegan en contra de nuestros propios
intereses como nación y que benefician, en el mejor de los casos, solo a un reducido grupo
que no lo necesita