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La demanda de marihuana legal en Uruguay desborda la


oferta
Aumenta el apoyo social a la legislación, según una nueva encuesta, pero los problemas de suministro
limitan los efectos de la legalización sobre el mercado negro
MAGDALENA MARTÍNEZ

Montevideo - 26 ABR 2018 - 09:41 CEST

Un hombre fuma marihuana en una marcha frente al Palacio Legislativo en Montevideo a favor de la
legalización de la marihuana, el 10 de diciembre de 2013. PABLO PORCIUNCULA (AFP/GETTY IMAGES)

En menos de nueve meses, el número de inscritos para acceder a la marihuana


que se vende en las farmacias de Uruguay se ha disparado, generando escasez,
colas de espera y un desafío logístico para las autoridades del país que controlan,
en un caso único en el mundo, la producción, venta y distribución del cannabis.
Sin embargo, otra tendencia detectada en tan corto periodo de tiempo ha sido la
paulatina aceptación por parte de la población de este consumo regulado que
inicialmente generó altos índices de desconfianza.

Uno de cada cien uruguayos forma ya parte del universo de personas registradas
para acceder a alguna de las tres formas legales de consumo: como cultivadores,
miembros de un club cannábico o comprador en farmacia. Pero sin duda, el
cambio más espectacular se está dando en el último caso, las farmacias, donde
se han superado los 23.000 autorizados para adquirir los sobres de hasta cinco
gramos y dos variedades de la droga. Y el sistema está colapsando, ya que la
producción no sigue el ritmo de la demanda.
En la farmacia Camaño de Montevideo han tenido que implementar un sistema
de números que se distribuyen dos veces al día, a las nueve de la mañana y a las
cuatro de la tarde. A partir de ahí se forman grandes colas que abarcan hasta
cuatro calles y agotan todas las reservas.

Lino, el encargado de la farmacia,


querría atender a más gente, pero no En 2012, cuando se inició
recibe suficiente mercancía, así que el proceso, hasta un 70%
todos los días tiene que justificarse de la población se
ante la clientela. Cuando se inició el declaraba contra la ley
proceso de la legalización de la
marihuana en Uruguay, una de las
grandes preocupaciones era la
inseguridad, especialmente el temor a asaltos, o represalias de los
narcotraficantes. Pero la realidad es que Lino sólo ha tenido problemas
relacionados con las dichosas filas de gente: alguno que se cuela, peleas…

La facilidad con la que el público se ha


adaptado a la novedad también ha roto Actualmente, un 44% está
los esquemas: “Nos hemos a favor y un 41% en
asombrado, aquí tenemos todos los contra, según la encuesta
días un collage de gente. Están los de Monitor Cannabis
jóvenes, pero también gente mayor,
algunos compran para evitar que sus
hijos vayan a las bocas (puntos de
venta ilegales). Tengo a un señor con esclerosis múltiple que usa la marihuana
para aliviar los dolores, otro que compra para fabricar aceite y otro que hace
brownies”, explica Lino.

La desconfianza disminuye
Uruguay es el único país del mundo en el que los telediarios anuncian el aumento
del precio de la marihuana, de la misma manera que anuncian el de la leche o el
pan, en un ambiente de total normalidad. No se registran asaltos ni hechos de
violencia que puedan derivarse de la legalización, al menos hasta la fecha. Quizá
por ello, un estudio acaba de revelar que la desconfianza de los uruguayos está
disminuyendo: en 2012, cuando se inició el proceso, hasta un 70% de la
población se declaraba contra la ley; Actualmente, un 44% está a favor y un 41%
en contra, según la encuesta de Monitor Cannabis (centro de estudios de la
Universidad de Ciencias Sociales), las universidades Católica, ORT (de Uruguay)
y de California, y la empresa Factum.

Otro de los factores que explican la


normalidad del proceso uruguayo
radica en que los extranjeros no
residentes no pueden acceder a la
marihuana legal. Así, se ha evitado el
turismo cannábico y experiencias
como la de Holanda, en la cual el
consumo quedó relacionado con la
Consumidores de mairhuana hacen cola para prostitución o los sex shops. No hay
comprar en una farmacia en Montevideo, el 19
de julio de 2017. MIGUEL ROJO (AFP/GETTY una zona del vicio en Montevideo, sino
IMAGES)
que el consumo y la producción se
distribuye por todos los barrios, donde
proliferan los grow shops para vender insumos a los autocultivadores.

Uruguay tampoco se ha convertido en un país de zombies, lleno de drogados.


Esto se debe al control del THC, la principal sustancia psicoactiva del cannabis,
que en los sobres de las farmacias no supera el 9%. Los usuarios acostumbrados
a fumar o inhalar consideran que, con esos niveles, esa marihuana “no pega
nada”. Lo cierto es que el artesanal, producida por los autocultivadores, alcanza
un THC del 20%, pero la de las farmacias es, de lejos, la más vendida.

Sebastián Aguiar, coordinador de Monitor Cannabis y


MÁS ENTRADAS DE
ESTE BLOG doctor en sociología, asegura que, con la demanda actual,
Uruguay podría haber capturado el 50% de la demanda de
cannabis al mercado negro. Pero, según sus cálculos, sólo
un 20% de los registrados logran abastecerse de forma
regular. “Los principales cuellos de botella estriban en
Títulos
primer lugar en la cantidad de producción permitida a las
universitarios para
100 estudiantes que empresas, limitada a cuatro toneladas por año en total, lo
murieron en la que permitiría abastecer a 8.333 personas registradas. De
dictadura de
Pinochet
cualquier modo, este tope tampoco se alcanzó por la
bajísima cantidad dispensada efectivamente, debido a la
producción efectiva de las empresas licitadas: en torno a
media tonelada, es suficiente únicamente para 2.500
personas por mes”, explica Aguiar.

Un arqueólogo
reconstruye el rostro Además, sólo 12 farmacias (cinco de ellas en Montevideo)
de los antiguos
tiahuanacotas de
venden el producto, lo que implica problemas para cubrir el
Bolivia territorio nacional y reduce nuevamente la cifra de los que
acceden al producto. “Viendo tantas colas, la gente se
piensa que nos estamos llenando de dinero, nos llaman en
Cártel de Cali y todo eso. Pero la verdad es que no estamos
sacando grandes beneficios, precisamente porque el
Seis minutos y medio suministro no alcanza”, lamenta Lino, de la farmacia
en la piel de un
Camaño de Montevideo.
inmigrante

El resto del mercado se queda en manos de los


narcotraficantes, como muestran las cifras de incautaciones de la policía, que se
mantuvieron en 2017 en niveles similares a los de años anteriores. Aunque el
sobre de cinco gramos de marihuana legal es barato (200 pesos, unos seis
euros), en el mercado negro el precio del prensado paraguayo, el principal
producto ilegal que llega a Uruguay, puede ser hasta tres veces más bajo.

“El gobierno va a tener que abordar seriamente el problema del suministro si


quiere que la legalización funcione”, asegura Aguiar. Una de las grandes
ambiciones de la experiencia uruguaya es arrebatarle el control del consumo de
drogas a los narcotraficantes.

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