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tal como está asomada la realidad actual del país, no me cabe duda de que el escenario es extraño;

por primera vez, dentro del actual período, llamado democrático, tenemos un panorama en el que
ninguno de los partidos políticos tiene candidatos que estén prestos a encarar, con fuerza y
aceptación amplia dentro de sus colectivos, un torneo electoral.

en todos los partidos políticos tenemos candidatos del tipo "peor es nada", que distan mucho de
ser buenos candidatos. ante eso, lo que queda es, como quien dice, elevar una plegaria a ver si se
logra claridad en el país y que surja alguien que se coloque por encima del actual estado de cosas, y
que encabece un verdadero proyecto político. eso no hay. muy por el contrario, el acusado deterioro
político, social, económico, etc., que registra el país nos dice que nos hemos quedado,
prácticamente, sin opciones reales, decentes. el rumbo trazado es, como se dice en el argot
marítimo o aéreo, es de colisión, y eso no será nada fácil de sortear, porque nos encaminamos a ser
otro más de los estados fallidos que existen en nuestra región latinoamericana.

no quiere decir que, para empezar a mirar las cosas que ocurren y llegar a la conclusión de que
vivimos en un estado fallido, debamos estar en la situación de Somalia, o cualquier estado en esas
condiciones; un país se convierte en estado fallido cuando reina la injusticia, la inequidad, la
desigualdad, la discriminación, el irrespeto por la dignidad de las personas, o bien cuando nos
encontramos viviendo en situaciones en las que es cada vez más evidente que, quienes manejan el
poder real se campean impunes por nuestros campos y ciudades: ojo con eso, porque vamos en ese
sentido.

una vez más, nos encontramos con un presidente que no quiso, y reitero que no quiso, interpretar
correctamente las necesidades de la gente; habiendo llegado de forma imprevista, siendo Varela el
primero en sorprenderse, es un despropósito gobernar de esa manera porque es obvio que no tenía
un proyecto político real. ante este orden de cosas tampoco veo viable la figura de los
independientes porque no son tan inocentes nada; tal vez no están ligados a partidos políticos, de
modo formal, pero muchos de ellos son parte de sectores de interés, están ligados a grupos con
acceso al poder, y piensan, y tienen que pensar, como políticos, y cuando digo esto soy consciente
de que no será de otra forma; y tenemos de todo, con personas muy conocidas, pero que su eterno
discurso es el de que todo está mal; bueno, concuerdo, pero estamos esperando otra cosa.

queremos ideas que nos seduzcan porque son maravillosas y porque son realistas, no como los
famosos planes de gobierno, que al final de cuentas nadie cumple, nadie vuelve a revisar cuando
gana las elecciones, así como nadie lo utiliza como referencia para gobernar. de eso no estamos
hablando. yo hablo en el sentido de que nos hace falta un proyecto verdadero que dé cuenta punto
por punto de las grandes prioridades del país en cada sector sensitivo de la sociedad, en temas como
políticas de impulso económico para la movilidad social, una educación incluyente, óptima, sector
productivo en lo industrial y agrario, y así en muchos otros aspectos más.

esta era no da cabida a los discursos de barricada que nos tirábamos en nuestros años de inquietud
juvenil en el movimiento estudiantil, que ya no existe (cuando veo a los actuales dirigentes de la
Universidad de Panamá me produce pena ajena comprobar el bajo nivel del discurso político, que
se asemeja a los de la época de la guerra fría, con su antiimperialismo [con lo cual comulgo
plenamente] y demás, pero hay que actualizar el discurso), todo lo cual nos dice que somos un país
secuestrado, cuya población vive una especie de Síndrome de Estocolmo colectivo, que nada más
se reduce a decir cosas y no a tomar acciones de impacto.
Constantemente, personas de las más variadas denominaciones políticas y de otros sectores, me
preguntan sobre lo que pasa y hay que ver que existe mucha gente, de todos, o casi todos, lados
que comparten una visión común. eso nos dice que el sistema político ya no es confiable para nadie,
menos para la gente valiosa que hay en los partidos políticos, en los gremios profesionales, en las
comunidades, etc.

Hay que estar alertas ante lo que sucede porque el tiempo se acorta; no dudo que lleguemos al
2019, con unas elecciones y todo ese ceremonial cuasi democrático, pero, me pregunto: ¿cómo
serán las cosas en el año 2024?...

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