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Colección:Guías pedagógicas
Editorial:Palabra
Paginas:192
Formato:24 x 17
Idioma: Español
ISBN:978-84-9840-545-3
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3. Conocimiento sistemático del hecho religioso en las diversas culturas, así como de su
influencia social, ética y cultural.
8. Capacidad para identificar y comprender el significado del lenguaje religioso como modo de
expresar lo inefable.
13. Conocimiento de las exigencias morales de la persona a la luz del mensaje cristiano.
15. Capacidad para captar y comprender el significado profundo de los signos sacramentales.
Además deberá estar al tanto de las corrientes filosóficas, sobre todo las que influyen
en el modo de vivir, como es el relativismo, el utilitarismo, el hedonismo, etc. Aunque no sean
temas del currículo de Primaria como tal, es de gran importancia que el maestro domine estas
tendencias para que de alguna manera estén presentes en las enseñanzas de moral.
El profesor de religión debe conocer muy bien la Biblia. En la revelación están casi
todos los contenidos que debe conocer y transmitir. Ya hemos visto que la misión más
importante del docente en esta materia es mostrar a Jesucristo. Volveremos después sobre
esto al hablar de su formación doctrinal.
El profesor debe estar capacitado para captar los signos sacramentales e introducirlos
en los conocimientos habituales de los alumnos. La vida sacramental no puede quedarse solo
en el ámbito de la catequesis porque el alumno debe comprender el fondo de sus significados.
No es tarea fácil ya que se trata de llevar al niño a la realidad sobrenatural de la Gracia a través
de los diversos signos.
- Estar al día en los nuevos documentos del Magisterio que afectan a su materia.
Desde muy pequeño, el niño puede tener una cierta conciencia de la divinidad. En
estas edades los niños vislumbran, de una manera propia pero eficaz, la idea de trascendencia.
Las emociones producidas en estos años por los relatos bíblicos y la historia de Jesús son
duraderas. Se fía de sus padres y de sus maestros, y aprende sin problemas. La noción de
paternidad y maternidad que experimenta desde los primeros meses de su vida le lleva
fácilmente a la otra paternidad del cielo, del Dios que ha creado todo. Esos descubrimientos
dependerán en gran medida del ambiente familiar. Lo que queremos recordar en este capítulo
son unas ideas generales, quizá ya conocidas, sobre lo que aprenden los niños desde los 3 a los
12 años, tiempo de la educación Infantil y Primaria.
decisivo, como es la realidad de la Gracia. Un niño bautizado está conformado con Cristo, a
través de la acción del Espíritu Santo. El Paráclito actúa constantemente, desde que es
bautizada la persona. Esto no podemos obviarlo por dos motivos. Primero, porque tenemos la
seguridad de que lo que le decimos al niño cae sobre un terreno bien preparado, nada menos
que por el Espíritu Santo. Segundo, porque es importante saber si en el aula tenemos niños
bautizados y no bautizados.
El niño aprende a través del cariño de sus padres. Desde los O a los 3 años entiende el
cariño de su padre y, sobre todo, el de su madre. El amor que tiene a sus padres es la base
para entender, poco después, la presencia de Dios. Dios es Padre y de la bondad del Padre
surge natural la bondad de Dios. El niño no necesita nada más.
Es difícil saber exactamente hasta qué punto cada niño capta lo trascendente. No hay
que olvidar la tendencia de estos niños, sobre todo con cuatro y cinco años, a fabular, imaginar
historias, concebir como realidad lo que es invención, el pensamiento mágico. Por eso
podríamos confundirnos sobre su planteamiento trascendente. Esto hay que descubrirlo en
cada caso, en cada niño. Solo entonces podremos ir comprobando qué idea se van haciendo
de quién es Dios, quién es la Virgen, quién es Jesús. Cuando es capaz de adoptar una actitud
porque tiene presente a Jesús o su Padre Dios, a quienes desea tener contentos, quiere decir
que ha adquirido un cierto sentido trascendente.
Víctor, de 6 años, sorprendió un día a sus padres con la siguiente reflexión: «Si Dios es
mi padre y la Virgen María es la Madre de Dios, ¿entonces la Virgen es mi abuela?»
Es fácil que el niño vaya adquiriendo, a esta edad, hábitos de piedad, con la Ventaja de
que luego los mantendrá fácilmente, con el paso de los años. Esto será fácil desde una
dedicación amorosa de la maestra con cada niño. Lo que ven en el maestro es vital. Habrá que
poner empeño en que adquieran hábitos de convivencia. Sin duda son virtudes que se inculcan
en toda la enseñanza de Educación Infantil, pero de un modo especial desde la enseñanza de la
religión.
El niño adoptará una actitud moral que es la de sus padres, quizá también la de sus
profesores. Por lo tanto es una moralidad prestada. De ahí la importancia de que los padres
sean conscientes de su papel, y también los profesores. En un ambiente de alegría, de amor,
de paz, se desarrolla un deseo de hacer el bien, que es lo más importante y más profundo que
el maestro puede inculcar en el niño.
El niño es egocéntrico, está muy centrado en sus cosas, por lo que tiene bastante
sentido de remuneración. Hará muchas cosas en la medida en que le premien. Poco a poco, en
la medida en que va creciendo, se irá haciendo más generoso según la educación que reciba.
Un niño a quien sus padres regalan todo tipo de juguetes y caprichos, sin negarle nada, es un
niño que crecerá egoísta. Por eso puede ser que mienta, cuando se trata de quedar bien, pero
será mentiroso, sobre todo, si lo ve en sus padres.
En la enseñanza de estos niños hay que tener presente, como veíamos, su capacidad
de fabulación. Los cuentos, las historias, las narraciones hacen sus delicias, y seguramente lo
que aprendan a través de estas adaptaciones que el profesor debe hacer de la Sagrada
Escritura serán conceptos que permanecerán quizá toda la vida. También dramatizaciones
sencillas, mímicas y canciones son de utilidad para el aprendizaje en esta edad.
También por eso es conveniente que las historias y cuentos que se narran al niño sean
positivos. El profesor debe hacer la conveniente selección de la Historia Sagrada para
mostrarle lo positivo, lo amable o la actitud de pedir perdón cuando alguien hace cosas malas.
En esta etapa se producen algunos cambios en la psicología del niño. Empieza una
cierta independencia respecto a los mayores. Va desapareciendo poco a poco el pensamiento
mágico y es más consciente de que esas imaginaciones que le atraen puede que no sean
realidad. Normalmente es una edad poco conflictiva.
Tradicionalmente se ha hablado de que el niño a los 7 años, y quizá a los 6, tiene uso
de razón. Es un concepto bastante indefinido, y sin embargo servía a los formadores para
considerar que el niño estaba en condiciones de recibir la Primera Comunión. Llegar al uso de
razón se ha entendido como una capacidad para discernir su comportamiento respecto al bien
y al mal, que le capacita para comprender algo en torno a los sacramentos, pero también lleva
consigo la posibilidad de obrar en conciencia. Sin duda es un aspecto que el educador y, por lo
tanto, el profesor de religión deben tener en cuenta.
Por todo ello es más consciente de la importancia de pedir perdón, a sus padres y a
Dios. Será muy importante para el profesor que sepa distinguir en la actitud de los niños lo que
es pecado, es decir, lo que ha hecho mal por egoísmo, y lo que es una simple equivocación. El
maestro tendrá paciencia para enseñar al niño cómo hacer las cosas. Si se le reprende mucho
por un simple fallo, se llenará de amargura, ya que es muy sensible a las injusticias.
Es más capaz de entender el contexto, por lo tanto, aunque los contenidos que se le
enseñan son muy elementales, el profesor procura que vayan situando el aprendizaje en un
conjunto de enseñanzas que son reflejo de la vida de Jesucristo. No enseñarnos cosas sueltas,
anécdotas divertidas sin un contexto, sino pinceladas que forman un cuadro que el alumno
entiende. Esto depende mucho del planteamiento verdaderamente didáctico del profesor de
religión, que será distinto del catequista.
Como es lógico, aumentan a esta edad las posibilidades del niño de aprender
conceptos de religión. También en las anteriores, pero ahora se puede llegar a una síntesis
elemental pero completa de las enseñanzas de i la Iglesia. Por esta razón muchos expertos
catequistas piensan que al final de esta etapa es un momento especialmente adecuado para
recibir el sacramento de la Confirmación. La confluencia de la catequesis con una visión
completa de la enseñanza religiosa al final de esta etapa, a los 12 años, permite al niño una
preparación adecuada para entender el sentido de su vida cristiana.
Es más fácil que los niños a esta edad tengan una visión de la importancia de la
Sagrada Escritura, con lo que lleva consigo de respeto y de seos de conocimiento. Es un
momento muy bueno para afianzarles en esos conocimientos, profundizando en la medida de
su capacidad.
Es más consciente el niño del bien y del mal, y se da suficiente cuenta de lo que está
bien y lo que está mal, de manera que puede hacer un examen de su conciencia y es capaz de
pedir perdón. Es normal, por esto, que pueda acercarse al sacramento de la penitencia. Quizá
también en la etapa anterior pueda hacerlo, pero medir la madurez de cada niño es tarea del
catequista y de los padres. Por eso es un momento adecuado para el acompañamiento
espiritual por parte del confesor.
El maestro, además, deberá estar más pendiente de lo que el niño recibe a través de
juegos, televisión y otros medios de comunicación. Por eso se mantiene o aumenta la
importancia de la conversación con los padres. Ellos tienen que estar especialmente atentos a
lo que recibe del exterior, porque puede influirle mucho y, con frecuencia, negativamente.
Es más fácil a esta edad que el niño pueda superar el egocentrismo. A través de las
historias sagradas, especialmente de la vida de Jesucristo, puede llegar a valorar la
generosidad. Eso se debe completar en las clases con actitudes constantes de compañerismo y
comprensión. Al final es lo más importante que debe surgir de estas clases de religión, porque
el conocimiento de Jesús debe llevarle a ser bueno.
Hay muchas variantes que influyen en la formación del niño. En la sociedad actual hay
elementos discordantes que nada tienen que ver con lo que el maestro o los padres quieren
para los hijos y que muchas veces pueden parecer inevitables, pero no lo son. La mayoría de
los factores que influyen son manejables por los padres en la medida en que tengan la
atención suficiente. Quizá los más importantes y perturbadores sean la televisión e internet. La
televisión -y también ahora internet-, como pocos otros medios de comunicación, se establece
en el centro del hogar es casi como una necesidad y, en muchas ocasiones, sin control. Por lo
tanto se podría considerar parte de la influencia familiar, pues ha llegado a ser parte de la
estructura de la familia.
La televisión, los juegos de ordenador, las consolas, los vídeos que se ven en casa son
aspectos formativos o dañinos para el niño. Todo esto tiene una influencia respecto a lo que
los niños pueden aprender verdaderamente en el colegio. La enseñanza religiosa no es
aséptica y se puede teñir fácilmente de cosas no deseadas y no controladas por el maestro.
Conviene, por lo tanto, tener en cuenta una serie de factores que modifican los resultados
previstos de las clases de religión. En la medida en que se descubren, es más fácil utilizar los
antídotos necesarios.
Sin duda podemos encontrarnos con aspectos que son positivos y que potencian la
enseñanza que puede impartir el maestro. Y también aspectos negativos que habrá que tener
en cuenta para reforzar la transmisión de conocimientos y las actitudes de los niños ante la
religión.
- La oración en familia.
- Familias desestructuradas.
Se entiende perfectamente que es muy difícil que la educación religiosa cale en el niño
cuando no tiene eco en la familia. No hace falta distinguir la influencia de la familia de otros
factores del entorno del niño, porque, si la familia influye positivamente, los padres están
atentos, los niños rezan en casa, etc., los demás factores que pudieran distraer no tienen
importancia porque los padres son quienes mejor los conocen.
Es verdad que el niño un poco mayor se puede ver influenciado por los amigos, pero
en las edades que consideramos ahora, hasta los 12 años, la familia sigue interviniendo de
modo decisivo, sobre todo cuando la presencia es positiva y responsable, es decir, no es
casual, sino buscada.
Por lo tanto el profesor tendrá siempre una gran preocupación por conocer a los
padres de sus alumnos y hablar con ellos. Desde el conocimiento dela realidad familiar podrá
estructurar sus enseñanzas de modo más personalizado y exacto, dando más relevancia a
algunos aspectos que pueden faltar fuera de la escuela. No es fácil sustituir la acción de los
padres, pero tampoco podemos decir que es inútil lo que haga el maestro.
1.- Capacidad trascendente del alumno que le facilita el sentido último para su vida.
2.- Capacidad trascendente que ilumina los valores de una convivencia libre, pacífica y
solidaria.
4.- Comprensión y expresión lingüística a través del lenguaje bíblico, simbólico y litúrgico.
5.- Descubrimiento de una manera de ser y vivir en el mundo a través de los valores cristianos.
7.- Presentación sistemática, orgánica y científica del mensaje, vida y persona de Jesucristo.
8.- Organización de los valores y elementos cristianos que ilumina la comprensión de la cultura
y la sociedad en la que vive.
9.- Descubrimiento de la realidad artística que produce la representación dela cultura cristiana.
12.- Capacidad de transmitir las enseñanzas de Cristo a través del trabajo en equipo.
14.- Identificación de los modelos cristianos a través de los personajes bíblicos, especialmente
de Jesucristo.
16. Comprensión del valor del mundo que nos rodea en el convencimiento de que Dios ha
creado todo.
- El tiempo total disponible a lo largo del ciclo (pensando en Primaria), número de semanas,
que dependen del calendario oficial.
- Los objetivos del currículo para la etapa, que contribuyen a diversas competencias (no es
imprescindible cubrirlos todos a lo largo de un ciclo, porque son comunes para los tres ciclos,
en Primaria).
- Los contenidos del currículo para el ciclo, sabiendo que hay que tenerlos en cuenta todos.
- Cuáles son las unidades didácticas que van a desarrollar esos contenidos.
1. Un título que sea útil y significativo, es decir, que sirva para saber de qué trata la unidad,
cuáles son los contenidos esenciales y marque ya, de alguna manera, la competencia que se
desea para el alumno. Por ejemplo, si se trata de una unidad didáctica justo antes de Navidad
puede haber un título que diga: «El Hijo de Dios se hace niño para salvarnos». La expresión y el
detalle dependerán de la edad de los niños. En este título se contiene básicamente la
competencia y el objetivo principal que es saber que Dios ha querido salvarnos del pecado y
nos envía a su Hijo, la Segunda Persona de la Santísima y Trinidad. Y está expresando también
el contenido fundamental que se quiere enseñar.
2. El momento del año en que se desarrollará la unidad, es decir, el lugar en una correlación de
unidades. Por lo tanto hay que hacer un esquema con todas las unidades en su orden
cronológico.
3. El número de sesiones que se dedicarán en el desarrollo de la unidad. Esto quiere decir que
hay que hacer un cálculo de conjunto, teniendo en cuenta todas las unidades que se van a
impartir y la duración de cada una, según la importancia y la cantidad de los contenidos, para
asegurar que quepan dentro de los dos cursos que dura el ciclo.
4. Las competencias que se pretenden para los alumnos, como indicativo de fondo de los
demás elementos de la programación.
5. Los objetivos del currículo que corresponden con esa materia. Se trata de justificar el
porqué de esa explicación. Bastará normalmente con hacer constar los números
correspondientes. De esta manera se consigue un esquema breve, un documento fácilmente
utilizable.
6. Los contenidos del currículo que tienen que ver con la materia de esa unidad. Igual que con
los objetivos, bastará con hacer constar el número correspondiente, dentro del ciclo de que se
trate.
7. Los criterios de evaluación que nos parezcan adecuados. No será raro que estos criterios se
repitan bastante de unas unidades a otras.
- Exploración.
- Integración.
Algunos autores hablan de un primer paso de iniciación en el tema nuevo. Para eso se
cuenta, sobre todo cuando se trata de niños más pequeños, de algunas actividades que atraen
la atención del alumno para que se interese en lo que vamos a aprender. Las actividades de
motivación pueden ser variadas, pero sin duda se distinguen de las que vendrán después por
su intención de descubrimiento de una novedad.
Una conversación del maestro con los niños puede ser suficiente, sobre todo cuando el
profesor tiene auténtico ascendiente con los pequeños. Esta conversación tiene una doble
utilidad pues sirve también para establecer cuáles son los conocimientos sobre el tema que
tienen los niños.
consistir en una historia que enganche a los oyentes, puede ser una serie de acertijos 0 unas
frases incompletas que les hagan reflexionar sobre un nuevo tema. También sirve muchas
veces un video breve sobre el tema que se va a tratar.
Muy unidas a estas primeras actividades están las que de un modo lógico vendrían a
continuación: actividades de exploración que suponen el descubrimiento de ideas, materiales,
noticias, que tienen que ver con el tema que se trata, llevadas a cabo por los mismos alumnos,
individual o colectivamente. Esos materiales encontrados van a servir para construir unos
conceptos que antes no poseían. Por eso la actividad siguiente será la de integración, que
también podríamos llamar de creación, ya que, a partir de los descubrimientos realizados y con
la dirección del maestro, el niño va construyendo nuevos conocimientos.
Por último, el maestro considerará cuáles son las actividades más útiles para un
proceso de fijación o memorización. En esta fase se incluye una intención de aplicación, de
manera que el mismo esfuerzo utilizado por el niño para llevar a la práctica sus nuevos
conocimientos pueda servirle para memorizarlos.
Para la última fase del proceso de aprendizaje hay actividades muy propias de la
Religión, como es la oración en el aula y la canción. Sin duda puede servir para memorizar la
dramatización y la mímica para los más pequeños, y algunos juegos.
Las nuevas tecnologías tienen unas posibilidades inmensas para las clases. Lo que
podamos decir ahora se aplica a esas aulas donde es fácil la comunicación de internet y
proyecciones. Si hay pizarra digital ya hay posibilidad de proyectar cualquier cosa y, además,
de conexión de red. Además, la pizarra tiene unas opciones variadísimas como recurso para
diversas actividades, tanto de motivación como de fijación.
Hay infinidad de vídeos de gran interés, para diversas edades, que sirven para apoyar
la explicación. Se pueden encontrar juegos directamente relacionados con la Historia Sagrada y
también ejercicios de evaluación. Existen también canciones y oraciones muy apropiadas
Esta riqueza de material en la red, que indudablemente irá a más, tiene un riesgo:
reducir la clase a una serie de actividades proyectadas. Este peligro es mayor con la pizarra
digital ya que dispone de sus propios recursos, muy útiles sobre todo si el profesor dedica un
poco de tiempo e imaginación. El peligro es hacer una clase digital que podría ser, al final,
ineficaz.
Los recursos digitales pueden servir especialmente para proyectar algún vídeo breve
con la historia correspondiente de la Escritura. Ese vídeo se puede utilizar como actividad de
motivación pero también dar ocasión a un debate 0 una discusión con los alumnos. No será
conveniente, de un modo habitual, sustituirlo por el relato contado por el profesor. Aunque
parezca otra cosa, no habrá nada que motive más al niño que una historia bien interpretada
por el profesor.
- Completa con detalles gráficos la imagen que el niño se hace con el relato.
Debates
Trabajo en equipo
Los ejercicios de escritura por parte de los alumnos son de interés para su capacidad
comprensiva, pero además tienen siempre una capacidad grande a la hora de integrar
conocimientos, memorizarlos y despertar la actividad creativa El hecho de que un alumno
construya su propia historia, paralela al relato bíblico tratado, es de una gran eficacia para que
el alumno se integre en la Historia Sagrada. Es necesaria una meditación detenida de los
acontecimientos para poder hacer una buena redacción en torno a los hechos sagrados o para
hacer un cuento adecuado.
Un día estaba Jesus en un campo y había muchos escuchándole, estaban un poco lejos
de Cafarnaúm y otros pueblos. Sus amigos, los apóstoles, le dijeron: oye, Jesus, que aquí hay
gente que ha venido de lejos y sus casas están en otros pueblos muy lejanos y los pobres no
tienen para comer; ¿qué vamos a hacer? Tendremos que decirles que se vayan ya a buscar su
comida en algún sitio.
David tenía 6 años y era travieso y un poco perezoso. Al ver el problema que se
presentaba pensó enseguida en irse a su casa. Pero su amigo Yago le dijo que «tenían que
hacer algo». A David le dio la risa. ¿Qué iban a hacer? Pero Yago estaba pensando en lo que
había visto hacer a Jesus en una ocasión: en una boda en su pueblo se había acabado el vino,
cuando había invitados recién llegados. ¡Y Jesús convirtió el agua en vino!
Le dijo a David: «Vamos a buscar panes entre la gente, a ver cuántos conseguimos y se
los llevamos a Jesús›...
Conseguir hacer una breve poesía acertada sobre los contenidos de la religión supone
un esfuerzo por entender muy a fondo todos los datos disponibles. Hace falta una visión de
conjunto. Por lo tanto, el esfuerzo que se debe realizar está siempre dirigido a una meditación
más profunda de las verdades reveladas.
Madre de Dios
Cuídame, madre,
Vas a ser la Madre del Hijo de Dios Movimiento de acunar con los brazos. A
continuación, levantar las manos hacia el
cielo.
¿CÓMO HACER?
- Modulación de la voz.
- Entonación y volumen.
- Utilización de gestos.
- La alegría en el aprendizaje.
- Capacidad artística.
Modelado y dibujo
- Desarrollo de la interpretación.
Música. Canciones
La música es capaz de evocar sensaciones que nos unen a lo trascendente, unidas a los
contenidos religiosos que el niño debe aprender La capacidad artística que lleva consigo la
música favorece la transmisión de experiencias religiosas y puede llevar fácilmente a sugerir
una actitud contemplativa. Es por eso muy propio de la enseñanza de la religión, de la
catequesis y de la liturgia porque nos lleva más fácilmente a considerar la belleza de Dios y de
las realidades sobrenaturales.
- Produce alegría de vivir, que adquiere el alumno también a través de los contenidos
religiosos.
- Estimula la expresión corporal que puede orientarse a mostrar el cariño a Jesús, María, etc.
Oraciones en el aula
Cuando el profesor ha pensado en una oración concreta -inventada o no- que tenga
que ver con la unidad didáctica, procurará que sea la oración que rece con los niños al
comienzo del día y también en la clase de religión. No se trata de poner cualquier oración, sino
de escoger la más apropiada al tema. El Padrenuestro o el «Jesusito de mi vida, tú eres niño
como yo, por eso te quiero tanto y te doy mi corazón» tendrán su lugar, pero en un momento
concreto una oración inventada, breve pero significativa, es útil para memorizar contenidos.
Según las edades, es normal que sepan las oraciones principales, el Padrenuestro, el
Avemaría, el Gloria, etc., pero aquí estamos hablando de aquellas oraciones que van a
entender bien, porque están hechas a su medida, y que les sirven. Los niños no entienden las
oraciones más tradicionales, porque contienen conceptos no asequibles para ellos. A pesar de
todo habrá quien piense que es bueno que las aprendan. Pero también es verdad que hay
otros entornos donde pueden aprenderlas: la familia, la catequesis, etc. En todo caso, los niños
hacen preguntas, muchas veces, que manifiestan que rezan de memoria.
Participación en la liturgia
El juego
- Le permite vivir en un mundo imaginario al mismo tiempo que aprende hechos reales.
Después de todo lo visto es más fácil hacer una reflexión sobre cuáles son las
estrategias más apropiadas para los niños de Educación Infantil, que serán en algunos casos
distintas de las de Primaria y, otra veces, no mucho.
Para empezar tendremos siempre en cuenta el relato bíblico. Hay que tener muy
presente que estamos mostrando a Cristo, enseñando las verdades cristianas, y que el punto
de partida es la revelación. Es el modo de fundamentar bien todos los conocimientos. El relato
puede hacerse de viva voz o a través de vídeos. Como ya dijimos anteriormente, aunque existe
un vídeo muy adecuado, no conviene prescindir de la narración de la profesora, bien
preparada para que sea mucho más cercano de cuanto pueda serlo la proyección.
Convendrá que el relato se haga con imágenes. Es una forma de interiorizar más los
datos recibidos. Además, posteriormente, una buena actividad es que el niño sea capaz de
reconstruir el relato ordenando los dibujos que se usaron en la narración. Por lo tanto, aunque
pueden ser dibujos proyectados, será también conveniente tenerlos en cartón para
manipularlos.
Después de la narración será el momento para hablar con los niños haciendo
preguntas sobre lo que se ha leído, dejando a los niños comentar, llevando la conversación
hacia los puntos principales que la maestra quiere subrayar: Dios bueno, que hace todas las
cosas bien; el pecado de Adán y Eva, que desobedecieron; Dios que perdona, etc.
El relato puede ser lo primero que haga en la unidad, pero también puede
anteponerse una actividad motivadora. Las actividades de iniciación pueden ser de motivación
o de conocimientos previos. Sirven, por lo tanto, para adentrar al niño en un tema concreto.
Puede ser un vídeo adecuado, una conversación haciéndoles reflexionar sobre cosas que
conocen, quizá con imágenes en cartulinas o proyectadas. Acertijos, juegos de palabras, que
dirijan a los niños hacia el tema que queremos.
Otras actividades de exploración pueden ser los paseos de reconocimiento: para partir
de la observación de la naturaleza al hablar de la Creación, o de una Belén cercano, para
hablarles de la Navidad, etc. Otras veces, una historia cercana que les pueda meter en el terna.
Por lo tanto, teniendo muy presentes los objetivos propuestos, sabiendo el tiempo de
que se dispone, sabiendo qué tipo de niños hay en el aula, el profesor piensa bien su
estrategia. Puede empezar por una conversación con los niños sobre el tema o proyectando un
vídeo breve que sitúa bien en lo que van a aprender. Después les contará la historia del
Antiguo o Nuevo Testamento que corresponda, a ser posible utilizando imágenes. Un relato en
el que la maestra, el maestro, pondrá todo el entusiasmo, «echando cuento» a la narración.
Después vendrán esas actividades que sirvan para aplicar, para hacer propia la
enseñanza. Las actividades de integración sirven para unir conocimientos recién descubiertos
en una realidad comprensible. Puede servir la dramatización, juegos grupales relacionados con
el tema, colorear imágenes, trabajo con plastilina, algún tipo de vídeo. Lo más decisivo aquí es
que no haya una pérdida de tiempo. Que el niño se vea inmerso rápidamente en otras
actividades que le hablen de lo mismo. Que se lo pase bien con estas historias y agradezca lo
que viene después.
Es importante aquí la imaginación del profesor, que debe tener bien previsto lo que
viene a continuación. Puede ser una canción o una mímica, en donde los niños actúan, se
divierten y aprenden.
Por último hay otro tipo de actividades que sirven para fijar conocimientos, para
memorizar. Suelen ser útiles las canciones, en la medida que tengan relación directa con lo
que están aprendiendo; las oraciones, apropiadas al tema, acertijos, completar frases, en el
caso de los niños mayores de esta área, y el empeño en la formación en virtudes con pequeños
detalles en la evolución de la unidad. Pueden ser también útiles algún juego grupal, una
dramatización bien pensada o una simple mímica.
Por equipos se repartirán a los niños unas cartulinas con diferentes dibujos de la creación que,
por equipos, tendrán que colorear para después hacer una dramatización con ellas.
1. Una cartulina que los niños colorearán y representará la luz, y ellos mismos explicarán que al
principio no había nada, solo oscuridad; y con ceras de colores darán luz a diferentes
cartulinas.
2. Otro equipo se encargará de dibujar los mares y el cielo: tendrán que explicarles a sus
compañeros que fue lo que Dios creó en segundo lugar, y pintarán mares y cielos azules.
3. El tercer equipo se encargará de las plantas, entre todos pintarán las flores más bonitas,
4. En este equipo se coloreará el sol y la luna, la mitad de los niños del equipo serán soles y la
otra mitad, lunas.
6. En este equipo sexto se repartirá a los niños unas cartulinas y tendrán que dibujarle ojos,
nariz, boca, y ropa de chico o de chica, para poder representar al hombre y a la mujer. Una vez
pintado y coloreado se cortará por la línea de puntos como si fuera un troquel, para poder
representarlo mejor en la dramatización.
Mientras realizan la actividad cantan la canción que hemos aprendido y la maestra va por los
grupos preguntando <<¿ y esto qué día fue?›> y, el equipo de al lado, ¿por qué pintáis eso?, y
así los niños irán interiorizando el tema.
En la siguiente sesión los niños se pondrán por equipos como la vez anterior, y la profesora le
dirá a cada equipo lo que tiene que decir.
- Profesora: Al principio no había nada de nada: nada que ver, nada que oír, nada que tocar.
Todo era negro, frío y vacío. Y dijo Dios: «Hágase la luz».
- Equipo 1°: Y una deslumbrante luz llenó la oscuridad. Entonces, Dios creó:
Prof.: Y a la tierra llegó la vida con las plantas que lanzaban semillas.
-Equipo 3°: Y con las flores de dulces aromas... todas asomando y floreciendo, y brotando y
creciendo.
- Equipo 4°: Dios hizo el sol para que brillara durante el día, y la luna para que brillara por la
noche.
- Equipo 5°: ...con toda clase de criaturas, que corrían y volaban, gruñían y rugían, bramaban y
aullaban.
- Equipo 6°: Dios creó al hombre y a la mujer para compartir con ellos su maravilloso mundo y
para que los cuidara.
- Prof.: Seis días después, Dios había creado el mundo y todo lo que había en él. Y el séptimo
día descansó.
Los niños, según les toca hablar, se irán levantando por equipos y enseñaran sus cartulinas
levantando los brazos y enseñando su dibujo. Se realizará en círculo todos sentados, la
profesora en medio y se irán levantando los niños conforme avance la narración.
- Relato bíblico.
- Videos.
- Mímica.
- Modelado y dibujo.
- Canciones.
- Oración.
- Juegos colectivos.
Sigue sirviendo el modelado y el dibujo, como forma de manifestar lo que han oído. La
exploración fuera del aula puede seguir sirviendo en el primer ciclo. La canción, en la medida
en que el profesor o la profesora sean capaces de mantener un buen nivel de atención y de
calidad.
Pueden ser de utilidad los vídeos como actividad motivadora. Hay muchas
posibilidades, como hemos visto anteriormente, y, por lo tanto, hay que elegir bien, según la
edad, según en lo que se quiera insistir. Las actividades en pizarra digital, así como juegos
interactivos, suelen ser útiles para reafirmar los conocimientos adquiridos a través de la
historia bíblica y la conversación posterior con el profesor.
La exploración individual o por grupos puede ser bastante útil. Supone responsabilizar
al alumno de su propio aprendizaje y es siempre un aprendizaje significativo porque el niño
busca entre las cosas conocidas, libros, enciclopedias, periódicos, objetos de su casa, para
aportar al estudio de la unidad. Especialmente adecuado para el tercer ciclo de Primaria.
En esta línea se puede utilizar otro tipo de trabajos en grupo, como es la elaboración
de un mural. Puede ser la conclusión práctica de un trabajo previo de exploración, y al elegir
un esquema para el mural, con ayuda del profesor, están consiguiendo los alumnos un
entendimiento de conjunto de los diversos elementos expuestos.
- Relato bíblico
- Videos
- Debates
- Trabajos en equipos
- Redacción
- Dramatización
TEMA
INFANTIL PRIM. CICLO 1° PRIMCICLO 2° PRIM CICLO 3°
Creación 1y3 1y3 1
Pecado original 3 5
Noé. El diluvio
Abraham. 2
Patriarcas
Moisés. Éxodo 6 6y8 2
David. Salomón
Profetas
Jesucristo 7, 8, 9 y 10 9 3y4 7y8
Nacimiento 7y9
Vida oculta 9
Vida pública 7 y 10 10 6y8 6
Pascua 7, 9 y 16 11 7
La Virgen 7y8 13 9
Pentecostés 10 y 13
La Iglesia 14 12 13
Primeros
cristianos 13