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Al utilitarismo:
Una concepción pobre del bien, reducida al placer/utilidad . Esto lo comprenderemos
mejor cuando consideremos el utilitarismo, pero podemos adelantar que esta corriente
reduce el concepto de bien exclusivamente a intereses o deseos. En cambio, los
defensores de la ética de la virtud suelen marcar la pluralidad y sustantividad de los
bienes; el problema entonces, será cómo armonizarlos y con ello se relaciona la virtud.
Una concepción estrecha de la razón, que sólo delibera sobre los medios más eficaces
para alcanzar el fin último, que es la mayor felicidad (entendida como la satisfacción de
intereses y deseos) para el mayor número de personas.
Una idea pobre del agente reducida a la búsqueda placer.
A su modo de ver, cuando Aristóteles presenta cada virtud lo hace aislando una esfera de la
experiencia humana presente en todas las personas y dentro de la cual todo ser humano
tendrá que hacer algunas elecciones y actuar de determinada manera en vez de otra. La
manera correcta de actuar en cada esfera es la virtuosa. Por ejemplo: la valentía se
corresponde con el temor a daños importantes, en especial, la muerte; la moderación se
relaciona con los apetitos y los placeres corporales; la justicia, con la distribución de
recursos limitados; la vida intelectual con las virtudes intelectuales; la sabiduría práctica
con la planificación de la propia vida; la liberalidad o generosidad, con la propiedad
personal en relación con los demás; la magnanimidad, con el juicio respecto al propio valor,
etc. La idea es que, viva donde viva uno, esas virtudes están referidas a esferas invariantes:
todos tenemos alguna actitud respecto a nuestra propia muerte, a nuestra propiedad, a
nuestros apetitos corporales, a la distribución de los bienes, y esa actitud tiene, digamos, un
exceso, un defecto y un término medio. En suma, Nussbaum pretende presentar un
bosquejo para una moralidad humana objetiva basada en la idea de acción virtuosa,
entendida como el funcionamiento adecuado en cada esfera. Verdad es que –la propia
autora lo advierte- aun cuando admitamos que las esferas de experiencia son objetivas, ello
no significa que pueda inferirse un contenido invariable para cada virtud. En efecto, la
actitud respecto a la propia valía es diametralmente opuesta en la Grecia clásica que en el
cristianismo, también varía la actitud frente a la muerte y podría pensarse en otros
ejemplos. Pero esto, más que un problema, puede considerarse, a ojos de la autora, un
beneficio, en tanto permite diseñar una concepción de bien humano flexible y aplicable a
distintos contextos. La idea es que estas esferas de experiencias la comparten las personas
de modo universal y que hay un modo virtuoso de comportarse en cada una de ellas, esto
es, de elegir bien y actuar bien, independientemente de los rasgos particulares que
adquieran las virtudes en cada sociedad. En otras palabras, se trata de tener un
comportamiento adecuado en cada esfera de experiencia.
Cada quien tiene alguna actitud, y una conducta correspondiente, respecto a su muerte, a
sus apetitos corporales y la forma en que los maneja, a su propiedad y a su uso, a la
distribución de los bienes sociales, a decir la verdad, a ser amable don los otros, a cultivar
el sentido del juego y el disfrute, etc. Sin importar dónde viva uno, no puede escapar a
estas cuestiones, en tanto viva una vida humana. Pero esto entonces significa que la
conducta de uno cae, independientemente de lo que se desee, dentro de la esfera de la
virtud aristotélica en cada caso. ]Si no es correcto, es incorrecto, pero no puede estar
fuera del “mapa”. /…/ La definición débi o “nominal” de la virtud será, en cada caso,
aquello en lo que consiste estar dispuesto a elegir y responder bien, en esa esfera.
Nussbaum enfatiza que el enfoque aristotélico brinda una imagen general y abierta de la
vida humana, de sus posibilidades y necesidades, pero teniendo muy en cuenta los
contextos históricos y culturales; pese a ello se trata de reconocer que, a pesar de las
diferencias culturales específicas, las experiencias de las personas que viven en otras
culturas son similares a las nuestras. Esto permite dibujar una concepción del bien humano
que es abierta.