Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
discussions, stats, and author profiles for this publication at: https://www.researchgate.net/publication/263506133
CITATIONS READS
0 2,637
3 authors:
Catherine Mateer
University of Victoria
79 PUBLICATIONS 3,868 CITATIONS
SEE PROFILE
Some of the authors of this publication are also working on these related projects:
All content following this page was uploaded by Mauricio Alejandro Garcia-Barrera on 01 July 2014.
Introducción
Uno de los factores esenciales para el funcionamiento exitoso en las tareas de la vida diaria (e.g.,
ejecutivas intacto. Por este motivo, la rehabilitación neuropsicológica de las funciones ejecutivas es
una prioridad y un objetivo esencial cuando cualquier tipo de daño cerebral las ha afectado.
rehabilitación constituye uno de los mayores retos en neuropsicología. Por definición, las funciones
ejecutivas se requieren en situaciones novedosas y no rutinarias [1] y por lo tanto, los déficits en el
funcionamiento ejecutivo varían considerablemente sobre el tiempo y entre diferentes contextos [2].
Cualquier programa de neurorehabilitación tendrá que ser diseñado de manera flexible, permitiendo
cambios en el programa mismo en la medida que el paciente se recupera del daño neurológico.
enfermedad pueden empeorar los déficits observados en procesos ejecutivos más ‘cognitivos’ [3].
1
NOTE:
Book
chapter
published
as:
Garcia-‐Barrera,
M.
A.,
Smart,
C.
M.,
&
Mateer,
C.
A.
(2014).
empírica [3- 5]. En otras palabras, hoy en día existen algunos programas de intervención
estandarizados, los cuales pueden ser implementados exitosamente con la posibilidad de obtener
efectos clínicos significativos. Aunque los ensayos clínicos controlados y aleatorizados son a
menudo considerados el sine qua non de la investigación clínica, demasiado énfasis en la validez
interna frecuentemente afecta la validez externa o capacidad de generalización de los resultados [6].
De hecho, la presencia de problemas cognitivos múltiples en pacientes con daño cerebral adquirido,
actualmente la norma más que la excepción en las clínicas de neurorehabilitación. Fuera de esto, el
discretas (e.g., planificación, inhibición), constituye un método útil para facilitar nuestra capacidad
de entender y estudiar el constructo, pero no se traslada bien al contexto clínico aplicado. Las
habilidades requeridas para resolver problemas novedosos en la vida diaria son multifactoriales,
preséntale capitulo comienza con una presentación de algunos de los elementos esenciales en la
definición del concepto de funciones ejecutivas y sus bases neuroanatómicas. Luego se continúa con
una discusión breve acerca de los impedimentos asociados con el síndrome de funcionamiento
ecológica de las funciones ejecutivas comúnmente usados en el campo clínico. El enfoque principal
2
de este capítulo es la revisión de las intervenciones neuropsicológicas más estudiadas y que han
demostrado eficacia y alto nivel de impacto clínico en el proceso de rehabilitación de las funciones
ejecutivas, empezando con una discusión acerca de los principios fundamentales en la formulación
problemas asociados con la falta de conciencia de la enfermedad. Aunque no hay consenso acerca
se trata de un concepto independiente [7], se recomienda el intervenir primero que todo los déficits
Finalmente, se reconoce que es demasiado el tratar de presentar aquí todas las opciones y técnicas
existentes para la rehabilitación de las funciones ejecutivas; por lo tanto, el capítulo se limita a la
descripción de los protocolos de intervención más comunes, los cuales tienen una base teórica y/o
validación empírica, al tiempo que incluye algunas referencias importantes para aquellos interesados
La ‘función ejecutiva’ es uno de los conceptos más elusivos en neuropsicología. Esta habilidad
los años, a medida que tratamos de entender este sistema de regulación complejo y sus componentes
[8-11]. A pesar de la falta de consenso es imposible no observar el impacto clínico significativo que
el daño en algunas áreas del cerebro tiene en la capacidad humana para negociar con un medio
ambiente en constante cambio. Históricamente, el famoso caso de Phineas Gage dio inicio a una
serie de estudios enfocados en el análisis del papel que los lóbulos frontales juegan en el control
3
ejecutivo sobre el comportamiento [12-14]; y más adelante, A. R. Luria publicó las primeras
descripciones clínicas sistemáticas de pacientes con daño cerebral afectando el sistema responsable
que –en conjunto- fue bautizada por Muriel Lezak con el nombre de “función ejecutiva” [15-16].
Desde entonces los lóbulos frontales, la corteza prefrontal incluida dentro de los mismos, y el
sistema complejo de redes neuronales asociadas con estas estructuras (e.g., cerebelo, corteza
cíngulada anterior, corteza intraparietal, sistema límbico) se han aceptado como la base neuronal
habilidades que permiten crear un nuevo plan de acción para la ejecución de un objetivo, el
hasta finalizar la ejecución del plan. Este sistema de habilidades ejecutivas no se activa
apropiadamente durante la ejecución del plan hasta que el sujeto reconozca que los patrones de
comportamiento previamente usados necesitan ajustarse y modificarse para responder a las nuevas
demandas del medio ambiente, un proceso que llamamos auto-conciencia. La activación de los
modificaciones al plan cuando son necesarias. Al mismo tiempo el sistema está activamente
involucrado en detener respuestas impulsivas que quizás fueron adaptativas en el pasado pero que
4
Muchos han intentado modelar estadísticamente la estructura de la función ejecutiva; hasta la fecha
existe un acuerdo tácito de que este concepto posee simultáneamente dos condiciones esenciales:
diversidad y unidad; esto es, el concepto incluye un rango diverso de habilidades o procesos
ejecutivos al tiempo que incluye un componente común esencial a todos [10]. Muchos de estos
componentes han sido separados y analizados en conjunto; sin embargo, la naturaleza de la fuerza
unificadora continua siendo un enigma. Las definiciones más comunes tienden a enfatizar la
división de los componentes, aún así no existe un acuerdo acerca de la composición exacta de los
parece esencial que los terapeutas tengan una idea clara acerca de la definición de este concepto,
incluyendo las limitaciones de la misma, pues de allí depende el cómo se decida abordar cualquier
programa de rehabilitación. A pesar de las dificultades, a la final se reconoce que las funciones
ejecutivas son vitales y esenciales para ejecutar tareas de la vida cotidiana de manera independiente.
Hoy en día se acepta que una manera de abordar la estructura de este concepto es el dividir las
funciones ejecutivas entre dos grupos: funciones ejecutivas cognitivas (también llamadas “cold”) y
continuación se presentan algunos de las bases neuroanatómicas de las funciones ejecutivas más
estudiadas; es interesante el ver que a pesar de que la división propuesta es bastante parsimoniosa, la
literatura.
5
Como se discutió anteriormente, es generalmente aceptado que las funciones ejecutivas emergen
como productos de múltiples interacciones entre los procesos de control emocional y cognitivo.
Estos procesos están mediados por una serie de interacciones en nodos neuronales claves, e
comportamiento volitivo, eficiente, y con un propósito establecido. Existe evidencia del papel de
comportamientos basados en reglas y dirigidos a un objetivo [18, 19]. Hoy en día sabemos que redes
neuronales dentro de la corteza prefrontal, y entre la corteza prefrontal, la corteza cingulada anterior
y áreas intraparietales, codifican las asociaciones entre estímulos, respuestas y la valencia asociada
con ellos [18-20]. Por lo tanto, conectividad es la característica de la corteza prefrontal más
importante, aunque es también la más difícil de examinar. Fuster [21-22], afirma que la corteza
prefrontal es quizás la estructura mejor conectada dentro de la corteza cerebral. Esta corteza se
procesar situaciones novedosas ha sido la razón por la cual se le reconoce como “el órgano de la
marco temporal, le han acreditado con el título de “ejecutivo central”. Consistente con la riqueza de
conexiones de la corteza prefrontal y los lóbulos frontales, es importante resaltar que las funciones
ejecutivas son sensibles al daño no sólo en estas estructuras pero también en otras áreas cerebrales
personas con historia de abuso crónico de alcohol, inhalación de substancias toxicas y solventes
orgánicos, anoxia e hipoxia recurrente, entre otros [15]. Sin embargo, la localización de estas áreas
6
corticales las hace bastante vulnerables al daño cerebral producido durante un traumatismo
craneoencefálico.
Existe evidencia de una serie de circuitos diferenciados conectando la corteza prefrontal con otras
estructuras, estableciendo una serie de circuitos relacionados con la iniciación del comportamiento,
auto-regulación y control emocional. Tres circuitos en especial han recibido más atención:
dorsolateral, orbitofrontal, y cingulado anterior [23]. El circuito prefrontal dorsolateral está asociado
con las áreas 8-12, 46 y 47 de Brodmann, y recibe irrigación principalmente de la arteria cerebral
media. Este circuito incluye conexiones entre el núcleo caudado dorsolateral (el cual recibe
impulsos de la corteza posterior parietal y áreas frontales premotoras), la parte dorsolateral del
globus pallidus, la parte rostral de la substancia negra reticulada, y la región parvocelular de los
núcleos mediales dorsales y ventrales anteriores del tálamo. Conexiones de retroalimentación entre
el las regiones frontales y el tálamo completan este circuito [23]. El circuito dorsolateral está
evidencia del papel que las áreas dorsolaterales de la corteza prefrontal juega en la codificación de
representaciones asociadas con el control cognitivo y el comportamiento que no es social [24] y que
arteria cerebral anterior (áreas mediales) y de las arterias cerebrales mediales (regiones laterales).
Este circuito incluye proyecciones de áreas corticales hacia la región ventromedial del núcleo
caudado, continuando hacia el área dorsomedial de la cápsula interna del globus pallidus y la
porción rostromedial de la substancia negra reticulada; de allí continua hacia la región magnocelular
de los núcleos mediales dorsales y ventrales anteriores del tálamo, regresando desde allí hacia la
7
corteza orbital prefrontal [23]. Este circuito está involucrado en la iniciación de comportamientos
sociales y aquéllos motivados internamente, al tiempo que juega un papel relevante en la inhibición
de respuestas comportamentales. Se cree que estas funciones son posibles dada la capacidad de esta
Este circuito incluye áreas 9-13, 24 y 32 de Brodmann, y está irrigado por la arteria cerebral
anterior. El circuito cingulado anterior interconecta la corteza estriada con el núcleo pallidum
ventral, el área rostrodorsal de la substancia negra y el núcleo dorsomedial del tálamo. El circuito
termina con una conexión entre el tálamo y la corteza cingulada anterior, por lo que lleva su nombre
[23]. Fuster [27] afirma que la corteza orbitomedial de los lóbulos frontales tiene una conexión
funcional y estructural con el sistema límbico, mediante redes celulares con un patrón de capas
específico, reconocido como la corteza paralímbica. La corteza ventromedial recibe información del
magnocelular del núcleo dorsomedial del tálamo, con vías reciprocas que envían información hacia
El Síndrome Disejecutivo
Como se mencionó anteriormente, las funciones ejecutivas son críticas para llevar a cabo acciones
auto-evaluación. La tabla 1 contiene una lista de alteraciones generalmente observadas cuando hay
daño en los sistemas ejecutivos. Cualquier modelo que intente presentar el cuadro clínico
8
típicamente observado cuando estas funciones están alteradas será necesariamente complejo por
antisocial).
nuevas o no rutinarias.
de las funciones ejecutivas en las actividades de la vida diaria se ha demostrado en un amplio rango
de estudios con poblaciones médicas, entre otras. Schillerstrom y colegas [29] hicieron una revisión
correlacionó con conducta riesgosa como por ejemplo, continuar acelerando en situaciones
mientras se maneja el vehículo, dificultades para planear rutas de viaje y tiempo que toma
Alteración en la capacidad de Pacientes con desórdenes de la función ejecutiva suelen demostrar una capacidad
iniciación y voluntad limitada para la iniciación de una acción; de hecho pueden demostrar ausencia de
ser que se le haga una pregunta directa. Este tipo de restricción en la iniciación se
denomina adynamia.
conducta impulsiva impulsivo, demostrando que están actuando sin pensar o sin evaluar las
Desorganización y problemas Los pacientes pueden parecer desorganizados, siguiendo una secuencia incorrecta
10
Dificultades en la solución de Ellos pueden bloquearse al intentar deducir como hacer algo, o demuestran
inflexibilidad.
auto-evaluación evaluando los resultados de sus acciones. También pueden demostrar incapacidad
de auto-corregirse.
Desregulación emocional Los pacientes pueden demostrar una capacidad de autorregular la expresión
Perseveración Es posible que ellos perseveren en una idea en particular, o que hablen y hagan
Limitaciones en la conciencia Pueden demostrar poca o limitada conciencia de si mismos y de los cambios que
Dificultades en la interacción Los pacientes pueden demostrar una capacidad limitada para percibir, evaluar y
facilitar la predicción de cómo el paciente que ha sufrido daño cerebral funcionará en situaciones de
11
Lezak y sus colegas [15] señalaron que el primer paso en cualquier proceso de evaluación de las
funciones ejecutivas es el diferenciarlas de las demás habilidades cognitivas. Como criterio clave,
Lezak propone que aquellas preguntas de evaluación que indaguen sobre el cómo o de qué manera
una persona hace algo apuntan a funciones ejecutivas, mientras que preguntas que indaguen sobre el
qué o qué tanto son generalmente dirigidas a otras capacidades cognitivas. Tradicionalmente en
las alteraciones ejecutivas posteriores al daño cerebral, como el test de clasificación de tarjetas de
Wisconsin (Wisconsin Card Sorting Test, WCST), las torres de Hanoi y Londres, el test de la figura
compleja de Rey, para listar algunos ejemplos. Sin embargo, existe una creciente acumulación de
estudios críticos demostrando que estas tareas tan complejas no son realmente ideales para la
para la detección de alteraciones en casos leves y moderados. Por este motivo el énfasis actual es en
clásicos de evaluación de las funciones ejecutivas se pueden sintetizar así: 1) impureza de las
pruebas, esto es, cada instrumento intenta evaluar varios componentes ejecutivos en una sola tarea
[10], 2) es difícil de generar análisis factoriales con estos instrumentos [33], y 3) estas tareas
generan correlaciones bajas entre ellas mismas y con otras similares [34-36]. Denckla [33] afirma
que las correlaciones bajas entre instrumentos que supuestamente evalúan la misma función puede
que se deba a variaciones en los métodos usados, más que a la complejidad intrínseca a esta
habilidad cognitiva. Debido a las limitaciones discutidas, entre muchas más [37-38], algunos autores
Executive Function System (D-KEFS). Estos instrumentos han facilitado la evaluación sistemática
de las funciones ejecutivas, generado un creciente interés por el concepto en el campo clínico e
12
investigativo. Sin embargo, la mayoría de las limitaciones discutidas anteriormente continúan en el
Enfoques Alternativos
Varias alternativas a los modelos clásicos de evaluación de las funciones ejecutivas han despertado
un reciente interés, desde la idea de sacar el procedimiento de evaluación del consultorio a la calle y
minucioso de los procesos básicos que yacen en la raíz de la ejecución de las pruebas tradicionales,
operativa, entre otros [10, 14, 30, 31]. Sin embargo, el enfoque clínico aplicado más interesante ha
surgido del interés en mejorar la validez ‘ecológica’ de las pruebas que evalúan estas funciones. La
validez ecológica se refiere a la medida en que los resultados obtenidos en una prueba estandarizada
permitiendo una predicción más realista del comportamiento en la vida real [39]. En esta línea,
Burgess, Alderman, Evans, Emslie, y Wilson [40] examinaron la validez ecológica y discriminante
de una serie de pruebas existentes para la evaluación de las funciones ejecutivas. Algunos tests
clásicos permiten predicciones acertadas, pero aquellos con mejores índices de validez ecológica
fueron diseñados con este fin, como la Prueba de Búsqueda de Rutas y el Test de Recados Múltiples
El test de habilidades ejecutivas funcionales (en inglés, Test of Functional Executive Abilities,
TOFEA) de Bamdad, Ryan & Warden [41] es un ejemplo de un instrumento de evaluación del
teléfono, las horas de operación del restaurante del hotel, y las indicaciones de cómo llegar desde la
clínica hasta la puerta del hotel. Con las instrucciones el paciente también recibe una guía de
teléfonos, un mapa del área local, acceso a un teléfono e instrucciones para la operación del mismo.
El evaluador califica el desempeño del paciente en las siguientes áreas: comprensión de las
originalmente validado en una muestra de 340 pacientes con traumatismo craneoencefálico. Análisis
el TOFEA y otras pruebas de evaluación de la función ejecutiva más tradicionales fueron bajas, un
resultado común cuando una prueba basada en la vida real (más ecológica) se compara con pruebas
diseñadas para el laboratorio clínico. En general, los datos demuestran que este instrumento está
evaluando aspectos ejecutivos funcionales importantes y, por lo tanto, se recomienda su uso cuando
Otro instrumento interesante es la tarea ejecutiva secretarial (en inglés, Executive Secretarial Task,
EST), recientemente desarrollado por Lamberts, Evans y Spikman [42]. Esta prueba se toma tres
horas y requiere el uso de habilidades ejecutivas como organización, iniciación y ejecución de varias
tareas de tipo secretarial mientras el paciente está expuesto a distractores, interrupciones y plazos de
tiempo límites. Los pacientes reciben una caja con los materiales que inadvertidamente les serán
útiles durante la ejecución de las tareas, las cuales se les van entregando de manera gradual por
orden de complejidad, desde algo relativamente sencillo como crear un itinerario de viaje después de
buscar las horas de los trenes en ciertas estaciones, hasta tareas más complejas como el localizar un
14
restaurante que se ajuste a las necesidades y condiciones de una fiesta para una empresa (e.g., 60
tiempo estipulado. Adicionalmente, tanto el evaluador como el paciente completan al final una
Questionnaire, DEX) completado por el terapeuta y una persona cercana al paciente. Esta prueba
también demostró una alta capacidad de discriminación entre paciente con daño cerebral y controles
[42]. Más allá, el EST también demostró el ser una herramienta útil en la evaluación de los
resultados después del tratamiento de pacientes con daño cerebral adquirido [43].
Finalmente, otro enfoque psicométrico que ha causado un impacto positivo en la evaluación de los
componentes ejecutivos en la vida diaria ha sido el desarrollo más o menos reciente de una serie de
Executive Function –BRIEF [44], Frontal Systems Behavior Scales –FrSBe [45], Frontal
Behavioral Inventory –FBI [46], el DEX, incluido en el BADS [47] y una prueba de detección de
funciones ejecutivas en niños en edad escolar derivada del Behavior Assessment System for
Principios generales
constituyen el fundamento o piedra angular del plan de tratamiento. Este principio es un poco
neurorehabilitación tienden a preferir aquellos instrumentos con mayor validez ecológica, como los
mencionados anteriormente, y de hecho los usan más que los colegas en clínicas tradicionales para
consulta ambulatoria [48]. Una fuente adicional de información crucial sobre el paciente la
constituye la entrevista clínica con los familiares, amigos, compañeros de trabajo o estudio, quienes
han tenido la oportunidad de observar al paciente en la vida real y pueden informarnos sobre los
déficits observados en su funcionamiento cotidiano. Por lo tanto, se recomienda que los terapeutas
participación de la familia, en particular, es una parte importante del proceso de rehabilitación por
varias razones; entre ellas, con un alto grado de implicación y compromiso de la familia se asegurará
la implementación más exitosa del plan de tratamiento, después de todo la mayor parte del programa
de rehabilitación toma lugar fuera del consultorio clínico y más allá de las sesiones formales con el
terapeuta. Por este motivo, el paciente, su familia y el terapeuta deberán estar de acuerdo respecto a
los objetivos del tratamiento. Aunque puede parecer un principio sencillo, puede ser una de los
procesos más complejos dada la alta frecuencia con la que se observan problemas de la conciencia
de la enfermedad en estos pacientes, lo que les dificulta el establecer objetivos realistas. Sin
embargo, si no hay un nivel básico de acuerdo común, los resultados serán, en el mejor de los casos,
frustración y una implementación incompleta del programa de rehabilitación, o peor aún, un fracaso
total [49].
En este contexto, conciencia de la enfermedad (del inglés, awareness) se define como la capacidad
conciencia de la enfermedad son comúnmente observadas después de daño cerebral, con niveles de
prevalencia estimados entre 45-97% en casos de traumatismo craneoencefálico [51]. Una capacidad
funcional del paciente al momento de darle de alta del hospital [52, 53], la facilidad y elegibilidad
para conseguir empleo [51, 54, 55], y reportes acerca del nivel de estrés de los cuidadores [56]. El
tratar pacientes con un nivel de auto-conciencia deteriorada puede ser un reto por varias razones. En
el contexto clínico, fallas en el reconocimiento de los déficits impacta el curso completo del
psicológica (negación defensiva), o alguna combinación de ambas, empeorado con el hecho de que
no existe un instrumento adecuado que nos permita el diferenciar entre las dos [57]. Estas
la escala de clasificación de competencias del paciente (en inglés, Patient Competency Rating Scale)
[58], aunque es bastante sensible a sesgos por parte de quien completa la escala [59]. Una alternativa
pruebas psicométricas [60], aunque puede ser un método limitado por las bajas correlaciones entre el
desempeño en este tipo de pruebas y el funcionamiento en la vida cotidiana. Por lo tanto, para la
evaluación más sensible de la auto-conciencia se recomienda una combinación entre varios métodos,
de manera repetitiva y con intervalos definidos dentro del curso del programa de rehabilitación.
17
A pesar del reconocimiento del impacto de la auto-conciencia en el proceso de rehabilitación, hay
una carencia de métodos empíricamente validados para su intervención [61]. Con esta idea presente,
a continuación se presentan dos de los enfoques metodológicos más usados y discutidos en el campo
cada uno.
Primero, Giacino & Cicerone [60] discuten una serie de fuentes de desconocimiento, incluyendo (1)
negación psicológica, y (3) falta de auto-conciencia debido a una disfunción de origen orgánico (i.e.,
anosognosia). Cada uno de estos subtipos requiere una estrategia de intervención particular, las
cuales se incluyen en la Tabla 2, ilustradas aquí con un caso. Por ejemplo, es común el observar
preocupación por parte del equipo clínico en la unidad de rehabilitación para pacientes
como el abandonar la cama cuando no hay nadie alrededor a pesar de sufrir hemiplejía. En caso de
la primera categoría de déficits de la conciencia, el paciente asegura que él no fue informado acerca
información de tal manera que pueda comprenderla y usarla (e.g., un aviso en la pared recordándole
superficialmente la información dada sin demostrar que aprecia las consecuencias negativas de su
conducta para el paciente mismo o para aquellos en su alrededor. Este tipo de reacción puede sugerir
Dos tipos de enfoque frecuentemente facilitan la intervención en este caso. Inicialmente, se pueden
(e.g., ubicar al paciente en un cuarto más cercano a la estación de enfermería para facilitar la
supervisión, o el remover el caminador o la silla de ruedas del cuarto). En segundo lugar, se puede
entrenar al paciente en tareas rutinarias específicas que se basen más en la memoria implícita o
procedimental (típicamente preservadas a pesar del daño cerebral), que no requieren entendimiento
o apreciación del déficit subyacente. Estas son algunas de las técnicas de rehabilitación tradicionales
que se discutirán con más detalle a continuación. Aunque la anosognosia es comúnmente observada
generalmente evoluciona hacia una negación de tipo psicológico. Un paciente en este estado de
puede provocar rabia o una reacción desdeñosa, que refleja la intención del ego en ajustarse y hacer
frente a la discrepancia entre la identidad personal existente antes del daño cerebral y la identidad
posterior al daño. Giaciano & Cicerone [60] advierten que este puede ser el déficit de conciencia
más difícil de manejar, aunque algunos estudios recientes indican que es posible el intervenirle. Por
ejemplo, psicoterapia adaptada especialmente para personas con daño neurológico puede
proporcionar un espacio en el cual el paciente puede entender mejor su lesión, encontrar el sentido,
concretas para manejar los cambios emocionales y de conducta. Este tipo de formas de apoyo
19
fortalecen la relación con el paciente, sin tener a la mano una lista de resultados esperados, lo que
permite al paciente el sentirse seguro, y últimamente facilita que el paciente acepte y reconozca sus
para examinar los déficits en la conciencia, tanto para los casos de etiología más psicológica como
originalmente diseñado para individuos con problemas de adicción, basado en la idea de que la
gente falla al tratar de cambiar debido a la ambivalencia subyacente a la idea del cambio mismo. En
20
Tabla 2. Tipología de los problemas de conciencia y ejemplos de estrategias de intervención.
fuente del déficit, estos autores ven la conciencia como un proceso jerárquico. La mayoría de los
terapeutas están de acuerdo que el tener conocimiento intelectual o abstracto sobre el déficit es un
prerrequisito para otros niveles más profundos de conciencia [50, 66]; de esta manera, la conciencia
emergente corresponde al saber que uno tiene un déficit y el darse cuenta, en tiempo real, cuando el
déficit ocurre. El nivel más alto de conciencia se refiere a la conciencia anticipatoria, la cual se
define como el saber que uno tiene un déficit, anticipando cuándo y dónde éste es más posible que
Aunque no delineado de manera explícita por los autores, hay una serie de estrategias que tienen
como objetivo el intervenir en cada uno de las áreas de dificultad asociadas con estos niveles de
conciencia. Cuando los déficits se presentan al nivel de la conciencia intelectual, el enfoque esta en
proporcionar psicoeducación al paciente (y su familia) acerca de los efectos del daño cerebral
adquirido [67]. En algunos casos, sentarse con el paciente y revisar juntos los registros médicos de
servir como una fuente de información para el paciente que presenta alteraciones tempranas de
acerca del daño cerebral que sea pertinente e importante para el paciente (e.g. de una página web
confiable) puede ser particularmente efectiva en sujetos que no sólo tienen problemas de conciencia
pero también de memoria. Cuando se usa en paralelo con un diario, este tipo de herramientas puede
21
servir al paciente como una fuente de información estimulante en el reconocimiento del progreso de
la recuperación. Sin embargo es importante el tener cuidado cuando se comparte este tipo de
información con ellos, pues si se hace de una manera insensible el resultado podrá ser una negación
importante con los miembros de la familia quienes pueden ser un poco indelicados al señalar los
impedimentos a sus seres queridos, con la esperanza de que el conocimiento por sí mismo sea
suficiente para la remediación. En este caso es importante no olvidar el compartir con el paciente no
sólo los defectos pero también las áreas que permanecieron intactas y que pueden servir como
fortalezas en el proceso de recuperación. En aquellos casos en que el paciente reconoce los déficits
pero tiene dificultad identificándolos en tiempo real, en otras palabras cuando el problema es al
intervención adecuada [67]. Por ejemplo, la experiencia misma de completar una evaluación
neuropsicológica con pruebas psicométricas puede servir como exposición directa a las dificultades,
particularmente en los casos en los que el paciente esperaba que el rendimiento en las pruebas iba a
Otra alternativa puede ser el pedirle al paciente el ejecutar una tarea en vivo, durante la cual el
terapeuta detiene la ejecución cada vez que se comete un error. El rendimiento en la prueba y los
errores asociados con la ejecución se anexan en una lista y al final de varios ensayos se comparan
las listas para que el paciente reconozca “en línea” la ocurrencia del problema [69]. Finalmente,
cuando el paciente reconoce que el o ella tiene un déficit y comienza a darse cuenta cuándo está
que facilitarán el predecir dónde y cuándo es más posible que los déficits aparezcan, aprendiendo así
a implementar estrategias para minimizar su impacto o de ser posible, evitar la ocurrencia del déficit
22
(conciencia anticipatoria). El uso de aprendizaje procedimental de protocolos específicos a una tarea
Reconociendo que la variedad de intervenciones posibles para las funciones ejecutivas son tan
diversas y complejas como el concepto mismo, nos limitaremos a discutir algunos de los métodos
claves que han generado reconocimiento por su evidencia empírica, y que son relativamente fáciles
de implementar en la práctica clínica. Las ideas principales están resumidas en la Tabla 4, las cuales
23
Déficits en la activación. En casos de lesiones mediales en los lóbulos frontales, por ejemplo, los
pacientes pueden sufrir de desórdenes caracterizados por la falta de dinamismo (empuje), y que
presencia de apatía y abulia clínica. Mientras estos pacientes pueden tener otras funciones cognitivas
fármacos pueden generar efectos iatrogénicos como impulsividad y desinhibición [70]. Por lo tanto,
intervenciones conductuales con efectos secundarios menores pueden ser más útiles en algunos
casos. El uso de dispositivos electrónicos que generan señales y recordatorios externos puede
facilitar la activación en estos pacientes. Barbara Wilson y sus colegas [71] investigaron la utilidad
dispositivo ayudó a los pacientes a recordar la ejecución de actividades de la vida diaria como el
tomarse la medicación, hacer el almuerzo, y escribir observaciones del día en un diario. El 80% de
aquellos pacientes que completaron un ensayo de 16 semanas demostró un éxito más significativo
en la realización de las actividades de la vida diaria cuando usaron el localizador, en contraste con
facilitará una vez se diseñen dispositivos que sean fáciles de manejar para todo tipo de pacientes.
posible que dichos dispositivos estén disponibles en un futuro cercano. Algunas limitaciones del uso
de este tipo de tecnología incluyen el acceso y capacidad de compra de los pacientes, y otros retos
como la pérdida de los mismos (una preocupación común cuando se trata de pacientes con
24
problemas de memoria). Por otro lado, la implementación de este tipo de tecnología con ancianos
puede complicarse dada la falta de familiaridad con este tipo de aparatos electrónicos.
Entrenamiento en tareas específicas. Aunque por definición los déficits en las funciones ejecutivas
son mas evidentes en situaciones novedosas, individuos afectados con un daño cerebral pueden tener
entrenamiento en tareas especificas y rutinarias puede ser beneficioso para el paciente. Como se ha
mencionado antes en este capítulo, mientras los individuos con daño cerebral adquirido pueden tener
ser de que haya un daño focal en el circuito subcortical-cerebeloso involucrado en este tipo de
especificas puede ayudar a evitar errores generalmente causados por los déficits ejecutivos, al
tiempo que favorece el desempeño en tareas de la vida diaria, como el aseo personal y actividades
pasos necesarios para completar la tarea, cada uno de los cuales es practicado con el paciente
durante un entrenamiento conductual y usando aprendizaje sin errores, para asegurar codificación y
aprendizaje exclusivo de los pasos correctos [72]. Reforzamiento del progreso y éxito en cada paso
del proceso es esencial para mantener la motivación del paciente. Por ejemplo, von Cramon &
Matthes-von Cramon [73] describen el caso de un médico joven quien sufrió un traumatismo
craneoencefálico. Aunque el paciente pudo retornar al trabajo después del accidente, el continuó
demostrando una dependencia extrema en rutinas al tiempo que se le hacían difíciles las situaciones
diagnósticos y al escribir los reportes, aunque no había posibilidad de transferir este entrenamiento a
otros escenarios o a otras áreas cognitivas afectadas. Aunque esta es una limitación mayor de este
tipo de técnica de intervención, si el paciente y el terapeuta tienen expectativas claras acerca del
sistemático para la solución de problemas. Estos protocoles generalmente incluyen pasos como la
identificación explícita del problema, los pasos relevantes para la solución, la secuencia en que esos
progreso durante todo el proceso. En un estudio aleatorio controlado, von Cramon y colegas [74]
examinaron el efecto del entrenamiento en solución de problemas en individuos con daño cerebral
(n=20) y en comparación con un grupo entrenado en un protocolo para la memoria (n=17). En las
seis semanas de entrenamiento, los pacientes recibieron instrucciones verbales sobre la orientación,
inglés, Goal Management Training, GMT) [75-77]. Este protocolo de intervención se derivó
originalmente de la teoría de Duncan [78] sobre negación del objetivo (esto es, fallas en el
26
sostenimiento de acciones útiles para la obtención de un objetivo) que se puede observar en algunos
casos de daño de los lóbulos frontales. GMT es un proceso que involucra cinco pasos: (1)
focalización de la atención hacia el objetivo, (2) selección de un objetivo en particular, (3) división
y (5) monitoreo para determinar si el resultado de la acción coincide con el objetivo deseado. Estos
pasos se repiten varias veces hasta que no exista desajuste entre las acciones y los objetivos
deseados [75]. Aunque el paciente aprende una serie de pasos predeterminados, éstos no son
específicos a una sola tarea y por lo tanto pueden aplicarse a otras situaciones involucrando
contextos. Asociado con la discusión previa acerca de algunas de las estrategias de intervención
puede ser de gran utilidad para el desarrollo de conciencia anticipatoria, cuando los individuos
reconocen que tienen un déficit en la habilidad de solucionar problemas y pueden crear un plan de
acción con anticipación, el cual les facilitará la solución del problema. Un par de limitantes de los
conducta.
relaciona con la capacidad de un individuo para auto-monitorear y evaluar sus acciones, tener
apoyo cuando uno está navegando un área débil. Por lo tanto, las intervenciones para el
27
fortalecimiento de la habilidad metacognitiva generalmente involucran entrenamiento en el auto-
aprendizaje (del inglés, Self-Instructional Training, SIT). Inicialmente desarrollado por Donald
Meichenbaum para el uso en muestras pediátricas [79], el SIT involucra verbalización explícita del
proceso de solución de un problema, como un medio para obligarlo a uno el “pensar sobre el
pensar” más abiertamente. Este proceso incluye el verbalizar lo que uno está haciendo, expresar
cómo uno navega de un paso al siguiente, auto-guiándose verbalmente cuando la tarea comienza a
En la actualidad existen varios reportes demostrando la efectividad del SIT en poblaciones clínicas
con daño cerebral adquirido. Cicerone y Wood [80] implementaron un protocolo del SIT por ocho
de las respuestas apropiadas usando verbalización encubierta. Una vez terminado el entrenamiento
especifico usando el SIT, el paciente recibió 12 semanas de seguimiento durante las cuales se le
diaria. Lo seguimientos posteriores demostraron que este paciente en particular logró un decremento
concentrado en la tarea también mejoró. Cicerone y Giacino [69] repitieron este protocolo durante
un programa de intervención con 6 sujetos con daño cerebral crónico e impedimentos ejecutivos
bastante prominentes. Al final del tratamiento, cinco de los seis sujetos mostraron una reducción
28
perseverativas, un resultado interpretado por estos autores como una mejoría en la habilidad para
publicaron un estudio bastante novedoso usando un diseño de seguimiento de casos únicos para
Metacognitive Skills Training, MST), y cómo los resultados se comparan con los obtenidos después
Como se mencionó anteriormente, es común el observar que los pacientes con traumatismo
procedimental; sin embargo, también es comúnmente observado que este aprendizaje no está
usar estrategias alternativas, y cómo y cuándo pueden transferir estas habilidades nuevas a otros
contextos o situaciones diferentes. Entonces para este estudio, los autores siguieron 3 pacientes
durante 16 sesiones de pura práctica conductual (n=1) o combinada con MST (n=2), con un enfoque
específico en una tarea de preparación de comidas. Antes y después de cada sesión de preparación
de comidas se tomó un momento para reflexionar explícitamente acerca del rendimiento en la tarea
en las sesiones anteriores, los errores cometidos fueron discutidos, y el preguntarse cómo esos
errores se pudiesen evitar en el futuro fue parte de la reflexión. Los sujetos fueron invitados a
generar sus propias soluciones a los problemas identificados, en vez de obtener solamente las ideas
del terapeuta. Los análisis indicaron que el grupo usando MST demostró una reducción significativa
correcciones, mientras que los cambios observados en el paciente expuesto solamente a una practica
conductual no fueron significativos. Es importante resaltar de nuevo que, de manera similar al caso
29
de entrenamiento en solución de problemas, el nivel de conciencia del paciente es bastante relevante
sujeto va ganando conciencia de sus déficits durante el periodo de recuperación y con el apoyo de
los programas de intervención propuestos, es posible obtener unos resultados prometedores con el
transferir a una variedad de situaciones que requieren estrategias novedosas para la solución de
problemas.
30
Lista de Referencias
[1] Norman DA, Shallice T: Attention to action: Willed and automatic control of behavior. En:
Davidson RG, Schwarts GE, Shapiro D: Consciousness and self-regulation: Advances in research
patients with traumatic brain injury: Variability and consistency on reaction time tests.
[3] Cicerone KD, Levin H, Malec J, Stuss D, Whyte J: Cognitive rehabilitation interventions for
executive function: Moving from bench to bedside in patients with traumatic brain injury. Journal of
[4] Cicerone KD, Langenbahn DM, Braden C, Malec JF, Kalmar K, Fraas M, Felicetti T,
rehabilitation: Updated review of the literature from 2003-2008. Archives of Physical Medicine and
[5] Sohlberg MM, Mateer C: Management of dysexecutive symptoms. En: Sohlberg MM, Mateer
[6] Boelen DHE, Spikman JM, Fasotti L: Rehabilitation of executive disorders after brain injury:
31
[7] Stuss DT: Disturbances of self-awareness after frontal system damage. En: Prigatano GP,
Schacter DL: Awareness of deficit after brain injury: Clinical and theoretical issues. New York,
[8] Elliott R: Executive Functions and their disorders. British Medical Bulletin 2003; 65: 49-59.
[9] Garcia-Barrera MA, Kamphaus RW, Bandalos D: Theoretical and statistical derivation of a
screener for the behavioral assessment of executive functions in children. Psychological Assessment
[10] Miyake A, Friedman NP, Emerson MJ, Witzki AH, Howerter A, Wager TD: The Unity
And Diversity Of Executive Functions And Their Contributions To Complex "Frontal Lobe" Tasks:
[12] Damasio H, Grabowski T, Frank R, Galaburda AM, & Damasio AR: The return of Phineas
Gage: clues about the brain from the skull of a famous patient. Science 1994; 264: 1102-1105.
[13] Harlow JM. Passage Of An Iron Rod Through The Head. 1848. The Journal Of
[14] Miyake A, Emerson MJ, & Friedman NP: Assessment of executive functions in clinical
settings: problems and recommendations. Seminars in Speech and Language 2000; 21: 169-183.
[15] Lezak MD, Howieson DB, Loring DW: Neuropsychological Assessment. New York, USA:
[16] Luria AR: The Working Brain: An Introduction To Neuropsychology. New York, USA: Basic
Books, 1973.
[17] Jurado MB, Roselli M: The elusive nature of executive functions: a review of our current
event complexes. En: Grafman J, Handbook of Neuropsychology (2nd ed.), Volumen 7, USA:
[19] Miller EK, Cohen JD: An integrative theory of prefrontal cortex function. Annual Reviews of
[20] Goldman-Rakic PS: The prefrontal contribution to working memory and conscious
experience. En: Eccles JC, Principles of design and operation of the brain, Berlin, Germany:
[21] Fuster JM: The Prefrontal Cortex - Anatomy, physiology, and neuropsychology of the frontal
[22] Fuster JM: Frontal Lobe And Cognitive Development. Journal of Neurocytology 2002; 31:
373-385.
[23] Royall DR, Lauterbach EC, Cummings JL, Reeve A, Rummans TA, Kaufer DI, et al:
Executive Control Function: A review of its promise and challenges for clinical research. A report
[24] Wood JN, Romero SG, Makale M, Grafman J: Category-specific representations of social
and non-social knowledge in the human prefrontal cortex. Journal of Cognitive Neuroscience 2003;
15: 236-248.
[25] Partiot A, Grafman J, Sadato N, Wachs J, Hallett M: Brain activation during the generation
[26] Rolls ET: The functions of the orbitofrontal cortex. Brain and Cognition 2004; 55: 11-29.
[27] Fuster JM: The prefrontal cortex, cuarta ed. London, UK: Elsevier, 2008.
33
[28] Garcia-Barrera MA, Talka KM, Perna RB: Do executive functions predict functional
adaptability after brain injury? -Pilot study. The Clinical Neuropsychologist 2008; 22: 401.
[29] Schillerstrom JE, Horton MS, Royall DR: The impacto of medical illness on executive
[31] Hughes C, Graham A: Measuring executive functions in childhood: Problems and solutions?
[32] Manchester D, Priestley N, Jackson H: The assessment of executive functions: coming out of
[35] Ardila A, Pineda D, Rosselli M: Correlation between intelligence test scores and executive
[36] Pineda DA, Merchan V: Executive function in young Colombian adults. International Journal
[37] Lezak MD: The problems of assessing executive functions. International Journal of
[38] Mahone EM, Zabel TA, Levey E, Verda M, Kinsman S: Parent and self-report ratings of
34
[39] Chamberlaine E: Behavioural assessment of the dysexecutive syndrome (BADS) - Test
[40] Burgess PW, Alderman N, Evans J, Emslie H, Wilson BA: The ecological validity of tests
[41] Bamdad MJ, Ryan LM, Warden DL: Functional assessment of executive habilitéis following
[42] Lamberts KF, Evans JJ, Spikman JM: A real-life, ecologically valid test of executive
functioning: The executive secretarial task. Journal of Clinical and Experimental Neuropsychology
[43] Spikman JM, Boelen DHE, Lamberts KF, Brouwer WH, Fasotti L: Effects of a
multifaceted treatment program for executive dysfunction alter acquired brain injury on indications
of executive functioning in daily life. Journal of the International Neuropsychological Society 2010;
16: 118-129.
[44] Gioia GA, Isquith PK, Guy SC, Kenworthy L: BRIEF: Behavior Rating Inventory of
[45] Grace J, Malloy P: Frontal Systems Behavior Scale (FrsBE): Professional Manual. Lutz, FL,
[46] Kertesz A, Davidson W, Fox H: Frontal Behavioral Inventory: Diagnostic criteria for frontal
[47] Wilson BA, Evans JJ, Emslie H, Alderman N, Burgess P: The development of an
ecolo;ically valid test for assessing patients with a dysexecutive syndrome. Neuropsychological
[48] Rabin LA, Burton LA, & Barr, WB: Utilization rates of ecologically oriented instruments
[50] Crosson B, Barco PP, Velozo CA, Bolesta MM, Cooper PV, Werts D, & Brobeck TC:
Awareness and compensation in post-acute head injury rehabilitation. Journal of Head Trauma
[51] Sherer M, Bergloff P, Levin E, High WM Jr, Oden KE, Nick TG: Impaired awareness and
employment outcome after traumatic brain injury. Journal of Head Trauma Rehabilitation 1998; 13:
52-61.
[52] Jehkonen M, Ahonen JP, Dastidar P, Laippala P, Vilkki J: Unawareness of deficits after
102: 378-384.
[53] Sherer M, Hart T, Nick TG, Whyte J, Thompson RN, Yablon SA: Early impaired self-
awareness after traumatic brain injury. Archives of Physical Medicine and Rehabilitation 2003; 84:
168-176.
[54] Sherer M, Bergloff P, High WM, Boake C, Gollaher K: Contribution of impaired self-
awareness to predicting employment outcome after traumatic brain injury. Journal of the
1991; 6: 71-84.
[56] Prigatano GP, Borgaro S, Baker J, Wethe J: Awareness and distress after traumatic brain
injury: A relative’s perspective. Journal of Head Trauma Rehabilitation 2005; 20: 359-367.
36
[57] Prigatano GP: Disturbances of self-awareness and rehabilitation of patients with traumatic
brain injury: A 20-year perspective. Journal of Head Trauma Rehabilitation 2005; 20: 19-29.
[58] Fordyce DJ, Roueche JR: Changes in perspectives of disability among patients, staff and
relatives during rehabilitation of brain injury. Rehabilitation Psychology 1986; 31: 217-229.
[59] Bach LJ, David AS: Self-awareness after acquired and traumatic brain injury.
[60] Giacino JT, Cicerone KD: Varieties of deficit unawareness after brain injury. Journal of Head
[61] Cicerone KD, Dahlberg C, Malec JF, Langenbahn DM, Felicetti T, Kneipp S, Ellmo W,
Kalmar K, Giacino JT, Harley JP, Laatsch L, Morse PA, Catanese J: Evidence-based cognitive
rehabilitation: Updated review of the literature from 1998 through 2002. Archives of Physical
[62] Prigatano GP: Disordered mind, wounded soul: The emerging role of psychotherapy in
rehabilitation after brain injury. The Journal of Head Trauma Rehabilitation 1991, 6: 1-10.
[63] Tyerman A: Facilitating psychological adjustment. En: Tyerman A, King NS: Psychological
Approaches to Rehabilitation after Traumatic Brain Injury, Malden, MA, USA, Blackwell, 2008:
pp. 320-348.
[64] Medley AR, Powell T: Motivational interviewing to promote self-awareness and engagement
[65] Miller W, Rollnick S: Motivational interviewing: Preparing people to change. New York,
[67] Sohlberg MM: Assessing and managing unawareness of self. Seminars in Speech and
[68] Sohlberg MM, Mateer C: The assessment and management of unawareness. En: Sohlberg
[69] Cicerone KD, Giacino JT: Remediation of executive function deficits after traumatic brain
[70] Seo D, Patrick CJ, Kennealy PJ: Role of serotonin and dopamine system interactions in the
neurobiology of impulsive aggression and its comorbidity with other clinical disorders. Aggression
[71] Wilson B, Evans J, Emslie H, Malinek V: Evaluation of NeuroPage: A new memory aid.
[72] Wilson BA, Baddeley A, Evans JJ, Shiel AJ: Errorless learning in the rehabilitation of
[73] von Cramon D, Matthes-von Cramon G: Back to work with a chronic dysexecutive
[74] von Cramon D, Matthes-von Cramon G, Mai N: Problem solving deficits in brain injured
[75] Levine B, Robertson IH, Clare L, Carter G, Hong J, Wilson BA, Duncan J, Stuss DT:
38
[76] Levine B, Schweizer TA, O’Connor C, Turner G, Gillingham S, Stuss DT, Manly T,
Robertson IH: Rehabilitation of executive functioning in patients with frontal lobe brain damage
10.3389/fnhum.2011.00009.
applied to individually defined goals: A pilot study bridging theory, assessment and treatment.
10.1097/HTR.0b013e3181f1ead2.
[78] Duncan J: Disorganization of behavior after frontal lobe damage. Cognitive Neuropsychology
1986; 3: 271-290.
[79] Meichenbaum DH, Goodman J: Training impulsive children to talk to themselves: A means
[80] Cicerone KD, Wood JC: Planning disorder after closed head injury: A case study. Archives of
traumatic brain injury: A single case study evaluation of metacognitive skills training and behavioral
39
FICHA DE IDENTIFICACION DE LOS AUTORES
40