El 23 de agosto de 1918, el Poder Ejecutivo Nacional pone en ejecución la intervención
de la Universidad Nacional de Córdoba, por motivos que fundamentaban el poco
sostenimiento de la política llevada por los universitarios en razón a la protesta que llevaban a cabo. Con el objetivo definitivo de normalizar la marcha y el orden institucional de la Universidad Cordobesa, se designaba al Ministro de Culto e Instrucciones Públicas el Dr. José Salinas, luego de la anterior destitución del interventor Telémaco Susini. La asunción del interventor designado por Yrigoyen tuvo como objetivo la definitiva solución a los problemas universitarios, llevándola a cabo mediante decretos que lograron satisfacer a la gran mayoría de la opinión pública, entre ellos estudiantes, profesores y graduados. Estas políticas llevadas a cabo por el interventor según varias voces que provenían de la opinión pública, se facilitaron gracias a un intercambio de intereses entre los reformistas y los conservadores. Uno de estos entes era la Federación Universitaria, la cual señaló que los nuevos estatutos responden a los anhelos que expresó el primer congreso de Estudiantes Universitarios, en cuanto que al presidente de la FUA Dr. Osvalod Loudet. Estas opiniones y elogios de tintes partidarios acarrearan problemas para la federación, introduciendo una cuña en el frente reformista. Ante estas medidas expelidas por decreto, automáticamente se reanudaron las actividades con normalidad, levantando la huelga poblando las aulas inmediatamente. Como consecuencia, se modificaron los nuevos patrones institucionales y pedagógicos en las universidades abocándose a no reproducir los modelos de enseñanza antiguos en escasos saberes, sino en estimular la producción del conocimiento. Estos nuevos planes se aplicarían en 1919. En cuanto al punto más trascendente, la conformación del gobierno universitario, quedaba expuesto que el consejo superior se componía del Rector, los decanos de cada facultad y de los delegados de cada claustro. El gobierno de cada facultad estará a cargo de un Consejo Directivo, presidida por el decano de cada una de ellas. Con esta organización del gobierno universitario se pretendía terminar con los puestos vitalicios. Por otro lado la periodización de los cargos lograba garantizar la renovación de los puestos y organismos universitarios. Otro tema al que se dio resolución fue el de los fondos universitarios propios y la manera de administrarlos; los artículos que se desprendieron manifestaron la modificación sobre este tema, intentando transparentar el manejo de fondos y el uso de ellos de forma racionalizada. Además, en el ámbito de la docencia, fue incorporada la docencia libre, refiriéndose a cursos libres, conferencias y demás charlas asignadas a cualquier asignatura, habiendo constituido una demanda de parte de los alumnos reformistas. Pero es de destacar que los concursos para ocupar puestos no se cumplió, puesto que la reorganización del profesorado se implanto por decreto y no se debatió sobre el tema. Ante estas resoluciones que el interventor decretó, la cúpula de la Federación Universitaria quedo abiertamente alineada con el Yrigoyenismo, adjudicando el triunfo del modernismo por sobre el arcaismo clerical, la ciencia sobre el dogmatismo. Es así que Córdoba se mostraba en América, como el lugar que cobijaba el pensamiento libre. El interventor Salinas había sido ovacionado y se le hicieron homenajes, por lo que parecía que la Reforma Universitaria de 1918 en verdad había triunfado. En tanto que el interventor designo al rector, el Dr. Eliseo Soaje, por la que este alentaba y reafirmaba las nuevas políticas del Ministro y de Yrigoyen. Esta vez la reforma se había convertido en radical, coronada por Yrigoyen, y por la que patrocinaba los emblemas de libertad, justicia, democracia, defensa del mérito y la tolerancia, todos ellos banderas y símbolos de la reforma y que el radicalismo adoptó como propios. El éxito de la reforma parecía indiscutible, sin embargo fue un éxito efímero que provocaría desacuerdos y contradicciones entre el mismo grupo reformista. Según versiones, el conflicto se habría producido por un acuerdo entre un sector de estudiantes de la FU que era presidida por Enrique Barros y el cual simpatizaba con el Yrigoyenismo; y el interventor José Salinas. Dicho acuerdo consistía en un intercambio, en el cual el interventor de la universidad llevaría a cabo las reformas exigidas por los estudiantes a cambio del apoyo de estos al gobierno nacional, el cual era necesario para las elecciones a gobernador por la provincia de Cordoba en noviembre de 1918. La crítica a este tipo de política fue llevada a cabo por el Diario La Voz, quien si bien reconocía la importancia y la trascendencia de las reformas realizadas por Salinas, no justificaba el medio por el cual fue realizada; o sea el apoyo al gobierno radical. Esta situación debilitó la unidad del frente reformista, y terminó por provocar la fragmentación de la FU. Esta etapa de hegemonía radical dentro de la reforma culmina con el atentado que sufrió Barros el 26 de octubre por estudiantes contrarios al reformismo. En esta secuencia se destaca el apoyo y la solidaridad de sindicatos, instituciones políticas, periódicos y sectores alineados con el anticlericalismo; por lo que este atentado abre una nueva etapa en el proceso de la reforma que acentúa la fortaleza del liberalismo reformista y las ideas de progreso, por la que empieza a tomar ecos políticos. Un caso de ello, es la conformación de la Liga liberal, organización que se apoyaba en la candidatura radical de Elpidio Gonzales para gobernador de córdoba, en una muestra clara de oposición al gobierno de turno. Desde una perspectiva partidaria, la protesta estudiantil puso en jaque a la UCR, ya que el radicalismo cordobés se había conformado mediante una gran mixtura de sectores dentro del partido, como conservadores, clericales, liberales, etc. Yrigoyen promovió la alianza con estos sectores para conformar a la agrupación y luego para alcanzar la gobernación en 1915. A su vez hay debe tenerse en cuenta las exigencias de intervención de la UNC que el estudiantado realizaba de manera constante; por lo cual el gobierno radical se encontraba en jaque al tratar de mantener relaciones tanto con la postura de los conservadores clericales como con la de los reformistas. El radicalismo cordobés internamente se encuentra fragmentado entre radicales azules, los cuales pretendían la unificación del partido, y radicales rojos, quienes se negaban fervientemente a ella. Ante la proximidad de las elecciones en Córdoba y los resultados negativos que el partido radical tuvo en marzo en el distrito Capital, Elpidio González fue enviado a la provincia cordobesa para tratar de llevar a cabo la unificación del partido. En este punto el radicalismo rojo mantuvo su postura de no unificarse al radicalismo azul que era de postura conservadora, lo que termino provocando que muchos de sus militantes se pasaran al bando de los azules. Por toda esta situación González encontró como solución convertirse él mismo en candidato gobernador, para así atraer a los sectores más reacios a la unificación. En la elección interna de los candidatos del radicalismo azul para la próximas elecciones, fueron elegidos Elpidio González y Rómulo Argüello, siendo el segundo muy discutido ya que desplazo al candidato del grupo conservador de la Corda, Algañaraz. Este último hecho, junto con el apoyo dado por el radicalismo a la reforma universitaria que tanto exigía el estudiantado universitario y que impulso la adhesión al gobierno de algunos grupos liberales como el Comité Liberal Independiente, provocaron la fragmentación total del partido y la perdida de gran cantidad de votos provenientes de los sectores clericales conservadores, conllevando al triunfo electoral del partido opositor. Conclusiones. Como conclusiones hay que tener en cuenta varios hechos que se produjeron durante el proceso de reforma universitaria. Teniendo en cuenta lo tratado anteriormente he llegado a tres de ellas. La primera de ellas es que el apoyo del gobierno a la reforma universitaria no se dio por un interés sincero en ella, sino como una práctica política eleccionaria del radicalismo a nivel nacional para obtener el apoyo de este grupo, pues era muy necesario ante las próximas elecciones provinciales de noviembre de 1918. Esto produjo desavenencias entre los grupos reformistas y la dura crítica del Diario la Voz del Interior, como así también el disgusto de los sectores conservares que eran parte del radicalismo cordobés, produciendo esto último una pérdida de votos importantes para las elecciones de noviembre. La segunda conclusión a la que se puede llegar es que a pesar que el concurso docente era una de las exigencias prioritarias de la reforma, esta no se llevó a cabo ya que la nueva elección de profesores fue realizada por decreto, lo cual demuestra la dificultad en la implantación de ellas dentro de la universidad, pues como dice y concluye Gardenia Vidal, “Se trataba de una cultura política fuertemente permeada por símbolos, rituales, presiones clericales que sería muy difícil neutralizar”. Y por último debe tenerse en cuenta que si bien dentro del mismo grupo reformista se habían producido desacuerdo, el ataque al presidente de la FU, Enrique Barros, pertrechado por estudiantes contrarios a la reforma, provoco el apoyo y solidaridad hacia su persona, como así también la unión de los diversos grupos liberales en la lucha contra un enemigo común: el clericalismo.