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QUIERO SABER: ¿QUIÉN SOY?

Estrella Elisabeth Bances Requejo.


Saira Liusit Hoyos Adrianzén.* 1

RESUMEN

PALABRAS CLAVE:

ADOPCIÓN – IDENTIDAD – DERECHOS HUMANOS – VERDAD BIOLÓGICA –


PERSONALIDAD – FAMILIA – DIGNIDAD – INTERÉS SUPERIOR DEL NIÑO.

SUMARIO:

INTRODUCCIÓN. I. Adopción en el Perú. II. Principio del interés superior del niño. III. Derecho a
la identidad del adoptado. IV. Derecho del Niño a conocer oportunamente su Realidad Biológica. V.
Casos prácticos de Estados Unidos. VI. Conclusiones.

INTRODUCCIÓN

La adopción es una medida de protección e integración familiar y social, de carácter garantista y de


excepción, cuya finalidad es brindar una familia a aquellos niños o niñas que no pueden ser cuidados
por su propia familia de origen o aquellos que se encuentran en una situación de abandono. En el
Perú, el procedimiento administrativo de adopción es una medida de protección que restituye el
derecho de un NNA (niño, niña o adolescente) a vivir en una familia, luego de ser declarado
judicialmente en abandono o desprotección familiar.

Si bien el derecho del adoptado a conocer sus orígenes carece de un reconocimiento expreso en el
derecho Peruano. Sin embargo, a la luz de los derechos humanos, podemos entender que se desprende
del derecho de la personalidad que debe considerarse vigente en nuestro ordenamiento jurídico.

El derecho a la identidad lo tiene todo ser humano como algo inherente a su propia condición, por
tratarse de un sujeto único, irrepetible e histórico. Precisamente porque el derecho a la identidad nos

*Estudiantes de Derecho de Familia de la Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo.


remite, a su vez, al más ancestral de los interrogantes: el que pregunta acerca del ser que se es. Y
porque el derecho a la identidad es el más próximo a los derechos respecto del derecho a la vida. El
derecho a ser el ser que auténticamente se es, es el derecho al reconocimiento de la propia identidad.

El derecho a la identidad articula el derecho a la libertad, al respeto a la integridad física, psíquica y


moral de las personas, a la seguridad personal, a tener un nombre, a la protección de la familia y al
derecho a la verdad. Pero por sobre todas las cosas, el derecho a la identidad está íntimamente ligado
al núcleo esencial de lo que son los derechos humanos: el respeto de la dignidad de todas las personas.
¿Cómo podría respetarse una vida digna si no se respeta su dignidad?.

La realidad biológica del adoptado está íntimamente ligada a su identidad personal, a un interés
existencial que merece tutela legal. El derecho a la identidad personal supone la exigencia del respeto
de la propia biografía, con sus luces y sus sombras, con lo que exalta y con lo que degrada.

Es por ello, que el objetivo principal de este trabajo es indagar y profundizar sobre el derecho a la
identidad de niños, niñas y adolescentes (NNA) adoptados en Perú. En un intento de responder los
interrogantes que se abren y extienden al analizar el concepto de identidad. Contemplando así, los
cruces tanto psíquicos como jurídicos que deben atravesar los NNA adoptados/as, en su constitución
psíquica y como ciudadanos, así como los otros actores involucrados en el triángulo adoptivo: los
padres de origen y los padres adoptivos junto a los profesionales o instituciones que trabajan en la
temática.

CAPÍTULO I: ADOPCIÓN EN EL PERÚ

1.1. Definición de adopción

“La adopción es una medida de protección a la infancia que pretende brindar una familia a
aquellos niños y niñas que no pueden ser cuidados por su familia de origen o padecen una situación
de abandono2”.

Se configura como un contrato irrevocable revestido de formas solemnes, por el cual una
persona con plena capacidad jurídica toma bajo su protección a un extraño, que sin salir de su familia

2
GARCÍA, A., OROZCO, M. y VIDAURRÁZAGA, M,J. Adoptar, integrar y educar. Una guía de orientación para
educadores y familias. Consejería de Familia y Asuntos sociales, Madrid, 2007. Obtenido en:
http://asociacionllar.org/user/files/adopcion-acogimiento-escuela.pdf
natural y conservando todos sus derechos adquiere los de ser alimentado por el adoptante, usar su
apellido y sucederle, si así se pacta, sin perjuicio de los herederos forzosos, si los hubiere3.

La adopción es una medida de protección e integración familiar y social, de carácter garantista


y de excepción. En el Perú, el procedimiento administrativo de adopción es una medida de protección
que restituye el derecho de un NNA (niño, niña o adolescente) a vivir en una familia, luego de ser
declarado judicialmente en abandono o desprotección familiar4.

Los intereses que dan sustento a esta institución son diversos y entre ellos tenemos:

1.1. PROTECCION DE MENORES, ya sea porque los padres han muerto se han desentendido
de ellos.
2.1. FALTA DE DESCENDENCIA: Es natural que cada persona llegada la madurez sienta el
impulso de prolongar su existencia a través de la prole.
3.1. INTERES SOCIAL: la sociedad se beneficia cuando los hijos desprovistos de amparo
familiar lo encuentran en hogares

Notas características:

a) La índole de un acto voluntario, que sanciona una ficción consistente en reputar padre e hijo a
quienes no lo son;
b) El carácter de un acto jurídico solemne, esto es, que exige la intervención del Estado a través de
un funcionario público; y
c) Efectos análogos a los que produce la relación consanguínea paterno – filial5.
La adopción se erige como un excepcional recurso de protección de menores, proporcionando a éstos
una familia, cuyas funciones paternales resultan imprescindibles para el adecuado desarrollo personal
y social de los adoptados.

1.2. Sistema de adopción vigente en el Perú: la adopción plena

Entre los diversos sistemas de adopción (la simple, la plena y la cooperativa) encontramos la
Adopción plena, la misma que rige en nuestro ordenamiento jurídico, tal y como se desprende del

3
CORNEJO CHAVEZ, Héctor. “Derecho Familiar Peruano”. Tomo II, Librería STUDIUM Editores, 4 ta Edición,
LIMA-PERU, 1982, p.81.
4
BOLETIN INFORMATIVO EN TEMAS DE ADOPCION DEL MINISTERIO DE LA MUJER Y POBLACIONES
VULNERABLE, p.4; Obtenido en:http://www.mimp.gob.pe/files/direcciones/dga/boletin/Boletin_dga_27-12-12.pdf
5
CORNEJO CHAVEZ, Héctor. “Derecho Familiar Peruano”. Tomo II, Librería STUDIUM Editores, 4 ta Edición,
LIMA-PERU, 1982, p.82.
artículo 377 del Código Civil, la misma que textualmente establece que: “Por la adopción el adoptado
adquiere la calidad de hijo del adoptante y deja de pertenecer a su familia consanguínea”

La ley crea una relación paterno filial plena respecto del adoptante (padre y madre) y el
adoptado (hijo), quien deja de pertenecer a su familia biológica y pasa a ser parte de su nueva familia
con todos los derechos que como hijo le corresponden, tales como al nombre, alimentos, herencia y
los derivados de ellos. Y es que la adopción emplaza al adoptado en el estado de familia de hijo. En
este caso la familia queda estatuida por la ley.6

Aquella busca la integración de una persona en una familia distinta a la suya de origen,
cuando ésta no puede hacerse cargo de ella. Sus efectos son dos: una positiva, en tanto que integra al
adoptado en la familia del adoptante y otro negativo, que comporta por regla general, la extinción de
los vínculos con la familia anterior. La radicalidad de este segundo efecto, el mismo que comporta
que dos personas biológicamente vinculadas se conviertan legalmente en extrañas, se está
cuestionando principalmente en la doctrina anglosajona.

En las legislaciones anglosajonas se observa una tendencia a configurar la adopción de forma


más abierta. Se parte del hecho de que el prototipo de adopción de matrimonio infértil que busca
mediante la adopción, el hijo de apariencia física parecida a la suya que no ha podido tener ya no es,
sociológicamente el único.

Una solución salomónica seria la adopción cooperativa (cooperative adoption) o adopción


con contacto, que se refiere a aquellas adopciones en las que existe algún contacto entre las familias
adoptiva y biológica después de que el proceso de adopción ha concluido. Este tipo de adopción se
ha extendido en los últimos años por el hecho de que, en la actualidad, predominan en Estados Unidos
la adopción de menores que ya no son infantes. Se trata con frecuencia de menores que hasta entonces
han vivido o mantenido contactos con algún miembro de su familia de origen. El mantenimiento de
tales contactos puede resultar beneficioso para el niño. Al mismo tiempo, los padres adoptivos pueden
obtener información sobre el historial médico, social y cultural del menor.7

En la adopción simple, el adoptado es reputado en la situación de hijo biológico del o de los


adoptantes, pero aquél no adquiere un vínculo de parentesco con los consanguíneos de éste o éstos.
Por otro lado, en la adopción plena, el adoptado adquiere una filiación que sustituye a la de origen,

6
VARSI ROSPIGLIOSI, Enrique. código civil comentado por los 100 mejores especialistas. Tomo II.
7
El derecho del adoptado a conocer sus orígenes en España y en el Derecho Comparado. Número 1. Colección
Observatorio de la Infancia. Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, Madrid, p. 35-36. Obtenido en:
http://www.msc.es/ssi/familiasInfancia/docs/derechoAdoptadoConocer2006.pdf
es decir, se incorpora como hijo biológico a la familia del o de los adoptantes, adquiriendo parentesco
con los consanguíneos de éste o éstos (ZANNONI).

1.3. Reversión de la adopción en mayores y en menores

La impugnación de la adopción tal como los describe el Artículo 385 del Código Civil permite
al menor o incapaz que haya sido adoptado puede pedir que se deje sin efecto la adopción dentro del
año siguiente a su mayoría de edad o a la cesación de su incapacidad. Téngase presente que el plazo
es de un año que se computará desde que adquiere su mayoría o cesa de su incapacidad.

No es éste un verdadero caso de revocación, es decir, uno que se retracte de su voluntad quien
libremente y con plena capacidad jurídica la dio, pues se trata de un menor o un incapaz que no
expresaron en forma alguna su voluntad; en este caso no está revocando su voluntad sino
manifestando, solo ahora, la que realmente tiene.8

Citemos un ejemplo: Tiago fue adoptado siendo menor de edad ÉI cumplirá 18 años el 24 de
septiembre de 2001. La norma nos dice que el plazo para que pueda dejar sin efecto la adopción se
computa dentro del año siguiente a su mayoría de edad. Esto es que el plazo de 1 año se computará
recién a partir del 24 de setiembre de 2002, caducando su derecho a impugnar su adopción el 24 de
setiembre de 2003. Ejemplo similar debe aplicarse desde el momento de la cesación de la
incapacidad.9

De acuerdo con el estudio del artículo 400 del Código Civil peruano y tomando en cuenta la
tendencia de jurisprudencia existente, la aplicación de este plazo de caducidad implica la afectación
de derechos sustanciales del menor como es el derecho a la filiación y de gozar del estado de familia
de acuerdo con su origen biológico, derechos estos contemplados en el inciso primero artículo 2 de
la Constitución Política del Perú, en el Pacto Civil de Derechos Civiles y Políticos, en la Convención
Americana y en la Convención de los Derechos del Niño.

Asimismo el Proyecto de Código Civil argentino, al considerar que "El adoptado tiene
derecho de conocer su filiación biológica y a partir de los dieciocho (18) años de edad puede tomar
conocimiento de las actuaciones judiciales que originaron su adopción. Los adoptantes deben, al

8
CORNEJO CHAVEZ, Héctor. Derecho familiar peruano, tomo II. Sexta edición, librería Studium. Lima, 1987, p.
397.
9
GUTIÉRREZ CAMACHO, Walter. Código Civil, tomo II. Primera edición, Gaceta Jurídica S.A editores, lima,
2003, p. 753.
solicitar la adopción, comprometerse a hacerle conocer dicha filiación en el momento oportuno" (art.
637)10.

De lo descrito se sustenta en que "Cualquier persona adoptada tiene el derecho de acceder a


la información que le permita encontrar a sus padres naturales si es que previamente éstos lo han
consentido. Lo mismo se aplica a los padres adoptivos, si es que el adoptado, una vez mayor de edad,
previamente lo ha consentido. Un niño adoptado menor de 14 años de edad tiene el derecho de acceder
a la información que le permita encontrar a sus padres naturales si es que tanto los padres naturales
como los padres adoptivos previamente lo han consentido. El consentimiento no puede ser solicitado;
sin embargo, no se le puede informar a un menor adoptado si los padres naturales consintieron o no
que se les pueda ubicar. Además si el denegar la información relacionada con la adopción sea causa
de daño serio a la salud de una persona adoptada (sea mayor o menor de edad) o a cualquiera de sus
parientes cercanos, la Corte puede permitir que el adoptado acceda a esa información. Un pariente
cercano de una persona adoptada también tiene ese derecho si es que dicha información puede ser la
causa de un daño serio a su salud o de cualquiera de sus parientes cercanos. La renuncia ha de
inscribirse en la partida de nacimiento según lo indica el Reglamento de Inscripciones del Registro
Nacional de Identificación y Estado Civil.11

CAPÍTULO II: PRINCIPIO DE INTERÉS SUPERIOR DEL NIÑO

Se refiere a que toda medida concerniente al niño debe priorizar el bienestar del menor
involucrado; es decir, que estando a que todo niño tiene derecho a desarrollarse dentro del seno de
una familia; en una ambiente sano, lleno de comprensión y cuidado, corresponde al Estado brindarle
una protección al niño, priorizando su bienestar frente a otros derechos individuales que se le
opongan. Es decir, constituye una regla primaria de ponderación de derechos, donde los derechos de
los menores deben prevalecer frente a otros intereses individuales.

Tal principio se encuentra regulado en nuestro ordenamiento legal, en el artículo IX del Título
Preliminar del Código de los Niños y Adolescentes, que señala expresamente que: “En toda medida
concerniente al niño y al adolescente que adopte el Estado a través de los Poderes Ejecutivo,
Legislativo, Judicial, del Ministerio Público, los Gobiernos Regionales, Gobiernos Locales y sus
demás instituciones, así como en la acción de la sociedad, se considerará el Principio del Interés
Superior del Niño y del Adolescente y el respeto a sus derechos”. Definición que en estricto resulta
por demás insuficiente para los fines cautelares de dicho principio rector de los derechos de los

10
Ibídem.
11
TORRES VASQUEZ, Aníbal. Código Civil, Tomo I, séptima edición, IDEMSA editores, Lima, 2011, p. 585.
menores, pero que es complementada y por decirlo así “rescatada” con lo dispuesto por el artículo 3
“En todas las medidas concernientes a los niños que tomen las instituciones públicas o privadas de
bienestar social, los tribunales, las autoridades administrativas o los órganos legislativos, una
consideración primordial a que se atenderá será el interés superior del niño”. Norma de carácter
internacional que forma parte de nuestro ordenamiento jurídico, y que resulta vinculante a todos los
órganos del Estado, entre ellos, los órganos de administración de justicia; otorgándoles a los jueces
la potestad de aplicarlo a un determinado caso concreto, como pautas de decisión destinada a proteger
al menor ante un determinado conflicto de intereses.

Es en esta línea que el Tribunal Constitucional, en su calidad de órgano supremo de


interpretación y control de la constitucionalidad, ha precisado “(…) el Tribunal ya ha tenido
oportunidad de pronunciarse acerca del interés superior del niño en la sentencia recaída en el
Expediente N° 06165-2005-HC/TC (Fundamento 14), en la que precisó la responsabilidad de la
salvaguarda del principio del interés superior de los niños y adolescentes, y su percepción al señalar:
“La tutela que ha sido prevista en la Norma Fundamental es permanente, pero como se ha ido
estableciendo, la responsabilidad no solo del Estado, pese a que siempre los reclamos son dirigidos
a este, sino de la comunidad toda. Entonces, por más que se reconoce una protección superlativa a
los niños y adolescentes (…), ello no es óbice para que este Colegiado acepte y apoye cualquier
tipo de actividad que se realice para con ellos” (énfasis agregado). 13. En consecuencia, el derecho
especial de protección sobre los Derechos del Niño vincula no solo a las entidades estatales y públicas
sino también a las entidades privadas e inclusive a la comunidad toda, a fin de que en cualquier
medida que adopten o acto que los comprometa velen por el interés superior del niño, el cual debe
anteponerse a cualquier otro interés. Por tanto, constituye un deber el velar por la vigencia de los
derechos del niño y la referencia de sus intereses, resultando que ante cualquier situación en la que
colisione o se vea en riesgo el interés superior del niño, indudablemente, este debe ser preferido antes
que cualquier otro interés. Y es que la niñez constituye un grupo de personas de interés y de protección
prioritaria del Estado y de toda la comunidad, por lo que las políticas estatales le deben dispensar una
atención preferente”12.

En este orden de ideas corresponde señalar que el interés prioritario que subyace tras toda
medida o decisión adoptada por el Estado y sus órganos cuando del niño o del adolescente se trata,
tiene que ver –necesariamente- con el bienestar priorizado del menor involucrado. Bienestar que debe

12
Expediente N° 02079-2009-PHC/TC.
estar por encima de cualquier interés particular que se invoque, en salvaguarda del estado de
vulneración de los menores de edad.

CAPITULO III: DERECHO A LA IDENTIDAD DEL ADOPTADO

3.1. Derecho a la identidad del hijo adoptado

Antes de hablar del derecho a la identidad que tiene el hijo adoptado es necesario precisar la
definición de algunos conceptos, para luego poder ahondar sobre el derecho que le asiste no solo al
hijo adoptado, sino a todas las personas, que es el derecho a la identidad.

A la luz de los derechos humanos, el derecho a la identidad lo tiene todo ser humano como
algo inherente a su propia condición, por tratarse de un sujeto único, irrepetible e histórico.
“Precisamente porque el derecho a la identidad nos remite, a su vez, al más ancestral de los
interrogantes: el que pregunta acerca del ser que se es. Y porque el derecho a la identidad es el más
próximo a los derechos respecto del derecho a la vida. El derecho a ser el ser que auténticamente se
es, es el derecho al reconocimiento de la propia identidad. ”13

El derecho a la identidad articula el derecho a la libertad, al respeto a la integridad física,


psíquica y moral de las personas, a la seguridad personal, a tener un nombre, a la protección de la
familia y al derecho a la verdad. Pero por sobre todas las cosas, el derecho a la identidad está
íntimamente ligado al núcleo esencial de lo que son los derechos humanos: el respeto de la dignidad
de todas las personas. ¿Cómo podría respetarse una vida digna si no se respeta su dignidad?. 14

La realidad biológica del adoptado está íntimamente ligada a su identidad personal, a un


interés existencial que merece tutela legal. El derecho a la identidad personal supone la exigencia del
respeto de la propia biografía, con sus luces y sus sombras, con lo que exalta y con lo que degrada.15

El derecho a ser el ser que auténticamente se es, es el derecho al reconocimiento de la propia


identidad. Todo ser humano tiene el derecho a la identidad, a la luz de los derechos humanos, como
algo inherente a su naturaleza, por ser un sujeto histórico, irrepetible y único.

Para Nara Lloveras, la identidad biológica implica el derecho a conocer la fuente de donde
proviene la vida, la dotación cromosómica y genética particular, así como los trasmisores de ella –
los progenitores o padres- y el entorno del medio en que se expresan los genes, lo cual importa la

13
PIERINI, 1993, p.9
14
CONADI, 2007, p.130
15
FERNÁNDEZ SESSAREGO, Carlos, Derecho a la identidad personal, Buenos Aires, Astrea, 1992, p. 115.
definición del contexto histórico y cultural del nacimiento o aparición de la persona en el mundo
externo y social (…)16.

La identidad personal implica ser “uno mismo” y no “otro”, a pesar de la dimensión social
que tiene el ser humano por naturaleza. El ser humano se caracteriza por una estructura peculiar que
le permite, sin dejar de ser idéntico a sí mismo, ser de modo simultáneo un ser con otros, susceptible
de ser aprehendido dentro del ámbito social17.

La Comisión Internacional de Juristas (2005), considera que el derecho a la identidad es un


fenómeno jurídico complejo.

Según Carlos Fernández Sessarego, la identidad personal puede definirse como el conjunto
de atributos y características que permiten individualizar a la persona en sociedad. Identidad personal
es todo aquello que hace que cada cual sea uno mismo y no otro; la identidad nace con la misma
persona.

La identidad personal está compuesta por dos facetas:

a. La naturaleza estática, que surge en el inicio de la vida y se nutre a lo largo del devenir vital.
Se incluyen los menos variables, las características físicas distintivas (entre ellas la
descripción antropométrica, dactiloscópica, fisonómica), el nombre, el seudónimo, la imagen.
Es decir son características que no suelen variar en el tiempo.
b. Naturaleza Dinámica, que constituye un conjunto de atributos vinculados no sólo con los
rasgos psicológicos, sino también con creencias religiosas, políticas, éticas, a formación
profesional de cada hombre que varían con el paso del tiempo.18

El proceso de individuación en la primera infancia y la consolidación de la identidad en la


adolescencia son las etapas más difíciles para el niño adoptado19. Consideramos que para él es
esencial el relato de su origen ya que es un aspecto importante que le permitirá lograr una identidad,
la cual lo determina como una persona miembro de una familia especial (familia adoptiva), pero con
algo de sus padres biológicos.

16
LLOVERAS, Nora. Nuevo régimen de adopción. Depalma, Buenos Aires, 1998, p.256.
17
FERNÁNDEZ SESSAREGO, Carlos, Derecho a la identidad personal, Buenos Aires, Astrea, 1992, p. 13.
18
FERNÁNDEZ SESSAREGO, Carlos, Derecho a la identidad personal, Buenos Aires, Astrea, 1992, p. 113.
19
ROZEMBLUM DE HOROWIT, Sara, Adoptar, Lo Legal., Lo Psicológico, Lo Social, Buenos Aires, Ediciones
Kargieman, 1990, p. 196.
El Código Civil en el artículo 22 establece que El adoptado lleva los apellidos del adoptante o
adoptantes. Como podremos notar la redacción de dicho artículo es el resultado de la concepción
francesa de la adopción fundamentada en una necesidad de borrar todo rastro de la familia de origen
del adoptado, es así que en el mismo sentido el artículo 377 del mismo cuerpo legal establece que
Por la adopción el adoptado adquiere la calidad de hijo del adoptante y deja de pertenecer a su
familia consanguínea, como es notorio, en ambos articulados se pretende borrar o desaparecer
información o rastro alguno en lo que respecta a los padres biológicos.

La adopción busca el interés del menor y en base a ello es que el artículo 380 del Código Civil
establece que “La adopción es irrevocable”. De éste artículo podemos notar que el interés que prima
es el interés del menor y no otros.

Es por lo expuesto que el derecho a la identidad constituye un derecho fundamental, que en lo


que respecta a nuestro marco normativo, se encuentra reconocido en el inciso 1) del artículo 2 de
nuestra Constitución Política del Estado, que establece expresamente que: “Toda persona tiene
derecho: 1. A la vida, a su identidad, a su integridad moral, psíquica y física y a su libre desarrollo
y bienestar. El concebido es sujeto de derecho en cuanto le favorece”. Dicho derecho fundamental se
encuentra también reconocido tanto en el artículo 8 de la Convención sobre los Derechos del Niño
que de forma más desarrollada y extensa establece que: “1. Los Estados Partes se comprometen a
respetar el derecho del niño a preservar su identidad personal, incluidos la nacionalidad, nombre y
relaciones familiares de conformidad con la Ley sin injerencias ilícitas. 2. Cuando un niño sea
privado ilegalmente de uno de sus elementos de su identidad o de todos ellos, los Estados Partes
deberán prestar asistencia y protección apropiada con miras a restablecer rápidamente su identidad”.
De esta forma dicho dispositivo legal supranacional reconoce la trascendencia del derecho a la
identidad de los menores y de sus distintas manifestaciones.

Al respecto nuestro Tribunal Constitucional sostiene que: “la identidad a que se refiere el inciso
1) del artículo 2 de la Constitución ocupa un lugar esencial entre los atributos esenciales de la persona.
Como tal representa el derecho que tiene todo individuo a ser reconocido estrictamente por lo que es
y por el modo como es, encontrándose constituido por diversos elementos tantos de carácter objetivo
como también subjetivo. Entre los primeros cabe mencionar los nombres, los seudónimos, los
registros, la herencia genética, las características corporales, etc., mientras que entre los segundos se
encuentran la ideología, la identidad cultural, los valores, la reputación, etc. (Exp. N° 2223-2005-
PHC/TC.)20

En Estados Unidos, por el contrario, prima el principio de confidencialidad del certificado


original de nacimiento- partida original se archiva en un expediente confidencial que ni el hijo ni los
padres adoptivos pueden acceder a la identidad de los padres biológicos, con excepción de los casos
en que el adoptado prueba justa causa. En este caso podemos notar que no existe protección o
reconocimiento de derecho del adoptado a conocer su origen, con la excepción antes mencionada.

A pesar del diferente reconocimiento y acceso del derecho a la identidad del hijo adoptado en los
diferentes ordenamientos jurídicos, los estados deben proteger éste derecho que tiene el menor y no
violentarlo en so pretexto del derecho de intimidad de los padres biológicos.

Consideramos que si deseamos garantizar el derecho a la identidad de los hijos adoptados


debemos reconocer en primer lugar que tienen un origen que precede a su adopción. El derecho a
conocer su origen, trasciende la realidad biológica, remite a una historia de vida que no le puede ser
quitada, y de la cual tendrán un registro aún sin saberlo conscientemente.

El derecho de un adoptado a conocer a sus padres, a que se respete su nombre, su nacionalidad,


su cultura, son aspectos que hacen a su historia de vida; y el tratar de ocultar su identidad adoptiva
y/o su origen respecto a sus verdaderos padres, configuraría una violación del derecho a la identidad.

Estando a lo dicho es que podemos concluir que el derecho a la identidad es uno de los derechos
fundamentales del ser humano, indispensablemente para el ejercicio de otros derechos, debido a que
el derecho a la identidad personal constituye el conjunto de cualidades o rasgos propios de un
individuo que lo diferencian de otro, aquello que lo hace único en su especie, en la sociedad, y
consecuentemente en el seno de su propia familia. Es así como el derecho a la identidad implica la
certeza del propio ser y de sus orígenes biológicos.

3.2. Contenido y límites del Derecho a la Identidad

Teniendo en cuenta que el derecho a la identidad es “aquel derecho a que la proyección social
de la propia personalidad no sufra interferencias o distorsiones a causa de la atribución de ideas, o
comportamientos diferentes de aquellos que el individuo manifiesta en su vida en sociedad”21,
creemos necesario esquematizar de manera general pero sucinta el contenido referente a este derecho.

20
Expediente N° 04509-2011-PA/TC (Publicado 24/11/12).
21
STC N° 1797-2002-HD/TC, FJ 3.
Podemos concluir que la identidad implica ser sí mismo y no otro. Esta faceta interna se
manifiesta en vivencias y conductas humanas. La faceta “externa” involucra la dimensión
coexistencial del ser humano, en la que el cuerpo, que es quien soy y desde donde soy, ocupa un
primerísimo lugar.

Ahora bien, en el caso concreto del derecho de identidad del adoptado, podemos señalar que
el contenido y los límites del mismo se ponen de manifiesto por la confluencia de un conflicto entre
el derecho de los padres biológicos a preservar su anonimato, el de los padres adoptivos a preservar
su intimidad y el de los adoptados a conocer sus orígenes, resolviéndose a favor de los primeros.

En algunos Estados, se ha planteado la constitucionalidad de las leyes que restringen el


derecho de los adoptados a conocer a sus padres biológicos, afirmándose que éstas podrían vulnerar
el derecho a conocer la propia identidad, que es un derecho fundamental que tiene su raíz en el derecho
a la intimidad. Sin embargo, la sentencia del caso Mills rechazó esta postura, considerando que,
“aunque toda la información referente a los antecedentes médicos y sociales del adoptado y su familia
biológica resulta fundamental para la formación de la identidad personal y de la propia imagen del
adoptado, el respeto del derecho a la intimidad no subsume el derecho a controlar la información
referida a uno mismo.”22 Según esto, por un lado, se argumenta que las normas que restringen el
acceso de los adoptados a los datos del Registro en caso de que su familia biológica no preste su
consentimiento tiene su justificación en la protección del derecho a la intimidad de los progenitores,
que pueden haber constituido una nueva familia y que confiaron en la confidencialidad que les fue
prometida durante el procedimiento de adopción, protección que constituye un interés legítimo del
Estado y en donde radicaría el límite del derecho comentado.

Asimismo, se ha planteado que las normas que restringen el acceso de los adoptados podrían
ser inconstitucionales por constituir una supuesta discriminación por razón de nacimiento. Esta
postura ha sido igualmente rechazada en virtud de la sentencia dictada en el denominado caso Maples,
donde se sostuvo que “no existe discriminación o inconstitucionalidad alguna por razón de
nacimiento, dado que, por un lado, la restricción de acceso a los registros no deriva en sí del
nacimiento sino del procedimiento judicial de adopción y, por otro, la Constitución no impide que se
trate de forma distinta a personas que se hallen en circunstancias distintas”.23

Tomando en cuenta los dos casos planteados, siendo los más relevantes del Derecho
Comparado respecto del tema, podemos afirmar que la sentencia del caso Mills estableció que el

22
Mill versus Atlantic City Department of Vital Statistics, 372 A.2d 646 (N.J. Super Ct.Ch. Div. 1977).
23
Maples, In re Giman, 101, Misc. 2nd 853, 863, 422 N.Y.S. 2d 1003, 1009 (1979).
derecho a recibir información no es un derecho absoluto, sino que puede estar limitado por otros
derechos o intereses en conflicto, como es el de la protección de la intimidad de los padres de origen
o el interés del Estado en el proceso de adopción. En este mismo sentido, la sentencia del caso Maples
sostuvo que el control de la información de la paternidad de origen constituye un interés legítimo del
Estado, que puede limitar el acceso a los registros para salvaguardar el proceso de adopción.

Finalmente, aunque el derecho a conocer los orígenes biológicos constituye un derecho digno
de protección constitucional, debe valorarse también el derecho de los padres biológicos a preservar
su intimidad y su actual vida familiar, el de los adoptantes a conservar su intimidad familiar y el del
Estado a proteger en su integridad el proceso de adopción.

3.3. La verdad biológica como manifestación del derecho a la identidad y la identidad


filiatoria.

Preguntas sobre la identidad también pueden extenderse a la relación con el niño cuando la
adopción es abierta. Los padres biológicos que participan en las adopciones abiertas pueden
inicialmente preguntarse de que manera encajaran en esa nueva relación con sus hijos una vez que
los padres adoptivos lleguen a ser los padres legales.

Sin embargo, esta relación con el niño y la familia adoptiva en una adopción abierta puede
evolucionar de manera que los padres biológicos mantengan un papel previamente acordado en la
vida del niño. Aun así, existen pocos modelos de conducta que ayuden a los padres biológicos a
esclarecer este problema de identidad.

Ahora bien, respecto a los padres adoptivos; identificarse a sí mismos como padres o como
el padre de un niño en particular, puede ser un proceso más gradual. Si los padres han adoptado del
sistema de cuidado temporal, es posible que hayan tenido visitas con el niño, o el niño puede incluso
haber vivido con ellos antes de la adopción. Aun así, la finalización crea una situación familiar
permanente, y puede tomar algún tiempo tanto para los padres como para el niño, en el momento de
desarrollar un lazo afectivo y evolucionar a sus nuevas identidades, de la misma manera que una
pareja se ajusta al matrimonio después de haber sido novios por mucho tiempo24.

Pese a que el sentimiento de ser padre o madre puede tomar algo de tiempo para desarrollarse,
puede ser el resultado de ser capaz de satisfacer las necesidades del niño y de formar un apego mutuo.

24
CHILD WELFARE INFORMATION GATEWAY. Impacto de la Adopción sobre los Padres Adoptivos, Febrero
del 2011, pp. 6-7; Obtenido en: https://www.childwelfare.gov/pubs/factsheets/impacto_padres/impactopadres.pdf
La identificación como padre (adoptivo) está generalmente conectada con un sentido de
derecho, o de “reclamar como propio”, y de responsabilidad. Los padres pueden superar los
sentimientos de “no merecer” o de “no ser capaz” de criar a su hijo; y sentirse cómodos en su nuevo
papel, aceptando la responsabilidad y reconociéndose y sintiéndose con pleno derecho a criar a su
hijo.

Dentro de este aspecto referido a la familia adoptiva y a la biológica, encontramos en una amplia
manifestación a la identidad filiatoria, la cual posee una Faz estática y una faz dinámica:25

a. Desde el punto de vista estático, está constituido por el dato biológico: procreación del hijo;
o, el presupuesto biológico del vínculo jurídico.
b. Desde el punto de vista existencial tal presupuesto biológico, la identidad filiatoria,
presupone el arraigo de vínculos paterno-filiales asumidos recíprocamente aceptados por los
padres e hijos en contexto de las relaciones familiares.
De tal modo, el concepto de identidad filiatoria como pura referencia a su presupuesto biológico
no es suficiente para definir, por sí mismo, la proyección dinámica de la identidad filiatoria.

Frente a lo señalado en el párrafo anterior, presentamos un ejemplo: Sea el caso de un menor que
no fue reconocido por sus progenitores pero que fue, a su vez, adoptado plenamente por un
matrimonio. Se podrá decir que ese menor careció de identidad filiatoria en lo biológico, pero no
dudaremos en admitir que él ostenta, sin duda alguna, una identidad filiatoria. Tal identidad perfila
su existencia como persona que merece amparo y respeto. Podrá decirse sin vacilar que él tiene,
existencialmente, padres -los adoptantes-, aun cuando sean desconocidos sus progenitores
biológicos.26

El concepto de identidad filiatoria de alguien no es necesariamente correlato del dato puramente


biológico determinado por la procreación, sino que también desde el punto de vista existencial puede
guardar relación con la identidad que nace junto con la figura de la adopción27.

En resumen, estamos persuadidos de que la "verdad biológica" no es un valor absoluto cuando se


la pone en relación con el auténtico interés superior del menor en cada caso concreto, de acuerdo con

25
Eduardo A. Zannoni. “Adopción plena y derecho a la identidad personal”. En El derecho de Familia y los nuevos
paradigmas. Tomo I, Rubinzal-Culzoni Editores, Aida Kemelmajer de Carlucci( coordinadora), Argentina, 1999, p.
233.
26
Eduardo A. Zannoni. “Adopción plena y derecho a la identidad personal”. En El derecho de Familia y los nuevos
paradigmas. Tomo I, Rubinzal-Culzoni Editores, Aida Kemelmajer de Carlucci, Argentina, 1999, p. 233.
27
Eduardo A. Zannoni, ObCit, p. 234.
sus circunstancias. La identidad filiatoria que se gesta a través de los vínculos creados por la adopción
es un dato con contenidos axiológicos que deben ser alentados por el Derecho, como tutela del interés
superior del niño. No puede predicarse lo mismo, del dato biológico determinado por la creación
biológicamente no reconocida.

CAPITULO IV: ÁMBITO Y LÍMITES DEL DERECHO A LA INTIMIDAD DEL SUJETO


ADOPATADO.

En opinión de algunos autores, el derecho a la intimidad de los padres no puede sobreponerse


al derecho del hijo adoptado a conocer sus orígenes biológicos; otros autores, en cambio, discrepan
en el sentido que de la adopción derive, necesariamente, un derecho a conocer el origen biológico28.
Precisamente porque la adopción busca el interés del menor se ha configurado en muchos
ordenamientos jurídicos como algo irreversible o irrevocable (artículo 380° de nuestro Código Civil).
Si el legislador ha optado por esta configuración terminante para favorecer la misma institución de la
adopción y para proteger al menor adoptado, no puede forzarse el sistema hasta el punto de deducir
del mismo derechos que no existen, por haber estimado el legislador que hay otros intereses a primar.

El secreto de la adopción y el derecho materno (y paterno) al anonimato o a su intimidad son


los principales límites u obstáculos al efectivo ejercicio del derecho de conocer en estudio, si bien, se
apostilla, ninguno de estos derechos en conflicto debería ser nunca absoluto ni irreversible.
El derecho a conocer su identidad biológica se erige como un derecho de la personalidad29,
no puede ser negado a la persona sin quebrantar el derecho a la identidad personal y cuyo fundamento
hay que buscarlo en la dignidad de la persona y en el desarrollo de la personalidad.
En efecto, entre los derechos básicos o fundamentales de la persona el derecho a la identidad
y, en concreto, al conocimiento del propio origen encuentra su razón de ser en la necesidad de todo
ser humano de conocer su origen biológico y la identidad de sus progenitores.
La identidad biológica es un presupuesto del concepto jurídico de persona. En términos
jurídicos: no se trata de un derecho subjetivo, sino de un elemento constitutivo del ser persona, un
elemento que da contenido al atributo del estado civil del cual nacen y se proyectan las relaciones de
familia y los derechos y deberes entre sus miembros.

28
VELA SÁNCHEZ, Antonio. “El Derecho del adoptado a conocer sus orígenes biológicos”. Editorial La Ley,
Sevilla, 2010, p. 2.
29
ALBADALEJO, Derecho Civil I, Barcelona 2002, p. 472-473.
Dentro de la categoría genérica del derecho a la identidad, puede encuadrarse el derecho al
conocimiento de los orígenes o al conocimiento de la realidad biológica. El derecho a la identidad,
que se reconoce en diferentes textos legales como derecho fundamental, comprende:

- El derecho a la individualidad personal o identificación de la persona (derecho al nombre. El


derecho a preservar la identidad cultural, nacional, lingüística, religiosa.
- El derecho a la identidad “stricto sensu” o derecho al conocimiento de los orígenes biológicos.
Considerado como derecho de la personalidad, el derecho a conocer los orígenes, estaría adornado
157
de los caracteres propios de los llamados derechos de la personalidad y en particular, de la
158
especial tutela que el ordenamiento brinda a dichos derechos

Según la Convención de los Derechos de Niño, toda persona tendría la facultad de indagar todos
los datos referentes a su origen biológico, a los fines de determinar quiénes fueron sus progenitores.
En este sentido, el centro gravitatorio del derecho a la identidad pasaría por el acceso al conocimiento
de la "verdad biológica.
El derecho del adoptado a conocer su identidad de origen encuentra justificación a la luz de una
concepción dinámica de la personalidad, lo que implica considerar las particularidades de su plan de
vida y su autonomía.
El derecho a la identidad de origen tiene dos facetas. Una relativa a la determinación de la
filiación: el derecho a conocer a los padres. Otra vinculada con el mero conocimiento del origen
biológico sin determinar el vínculo paterno-filial. Ello se aprecia en los casos del adoptado y del
nacido mediante técnicas de fertilización humana asistida. .

4.1. Derecho del menor a conocer sus orígenes

El derecho del adoptado a conocer sus orígenes carece de un reconocimiento expreso en el


derecho Peruano .Sin embargo, podemos entender que se desprende del derecho de la personalidad
que debe considerarse vigente nuestro ordenamiento jurídico.

Por tanto, el solo hecho que no esté reconocido de forma clara en la Constitución, no es óbice
para que reconocer su existencia vía cláusula de derechos innominados o números apertus30 por
ampararse en el respeto de la dignidad31.Pues la dignidad supone el respeto a la persona en cuanto
tal,y ha sido definida como la superioridad o importancia que se le concede a un ser con independencia

30
Art. 03 de la constitución política del Perú.
31
Margarita Garriga Gorina. La adopción y el derecho a conocer la filiación de origen. Un estudio legislativo y
jurisprudencial, Navarra, Aranzadi editorial, 2000, p. 247.
de la forma como se comporte, y como aquella característica propia e inseparable de toda persona en
virtud de su racionalidad que se materializa en la realización, desarrollo y perfección de la propia
personalidad a través del ejercicio de los derechos inviolables e irrenunciables que le son inherentes.

Este derecho se vincula con el derecho básico al libre desarrollo de la personalidad, de


manera que se trata de un derecho fundamental que tiene que ser protegido como tal .El derecho a
conocer la verdadera filiación, se afirma, es un derecho de la personalidad, que no puede ser negado
a nadie, y que va más allá de la libre investigación de la paternidad constituyendo así más que un
derecho familiar, un derecho fundamental de la persona.

El origen biológico forma parte de la identidad del individuo porque lo individualiza y lo


distingue del resto de los seres humanos; contribuye a su definición biológica y socio-jurídica; es el
fundamento de la propia estima y de la dignidad personal; y constituye el inicio de la historia de cada
uno y del desarrollo de la personalidad, por lo que es presupuesto de todos los demás derechos,
incluidos los más fundamentales.

La posibilidad de conocer los propios orígenes y de acceder a los datos que conforman la
identidad de cada uno guarda una íntima relación con la dignidad de la persona y con el libre
desarrollo de su personalidad,32 lo que entronca directamente con el artículo 1° de la Constitución.

“El derecho a la identidad de la persona en su manifestación más genuina o esencial como


es el conocimiento del origen biológico”33 encuentra su reconcomiendo en varios textos legales,
principalmente en el Convenio de las Naciones Unidas sobre los derechos del Niño de 20 de
noviembre de 198934. El cual ha sido aprobado y ratificado por nuestro país el 03 de Agosto de 1990,
mediante Resolución Legislativa N° 25278.

Si bien es cierto que en los trabajos preparatorios del Convenio se reconocía de forma más
explícita que en el texto finalmente aprobado el derecho del niño a conocer a sus progenitores, de una
interpretación sistemática del reconocimiento de determinados derechos del menor en el citado
Convenio, y en concordancia con el principio del “interés superior del niño”, se puede argumentar

32
VELA SÁNCHEZ, Antonio J. El derecho del adoptado a conocer sus orígenes biológicos. Obtenido en :
http://www.larioja.org/upload/documents/680703_DLL_N_7526-2010.El_derecho_del_adoptado.pdf
33
El derecho del adoptado a conocer sus orígenes en España y en el Derecho Comparado. Número 1. Colección
Observatorio de la Infancia. Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, Madrid, p.70 y 71. Obtenido en:
http://www.msc.es/ssi/familiasInfancia/docs/derechoAdoptadoConocer2006.pdf
34
Se pueden invocarse los siguientes preceptos de la Convención de los Derechos del Niño:
-De carácter específico (arts. 7, 8 y 9)
-De carácter general (arts. 2 y 3.1)
tal reconocimiento en la referida Convención de los Derechos del Niño aunque sea de modo implícito,
de tal forma podemos concluir que de la existencia y reconocimiento expreso del derecho del menor
a su identidad, se obtiene como una de sus principales manifestaciones, el derecho al conocimiento
de sus orígenes.

CAPÍTULO V: CASOS PRÁCTICOS DE ESTADOS UNIDOS

Como premisa tenemos que, la adopción en los Estados Unidos, lleva a la existencia dos
partidas de nacimiento del adoptado: una, será donde los adoptantes aparezcan como los padres del
adoptado; mientras que la otra será la partida de nacimiento original, la cual tendrá un carácter
confidencial donde la identidad de los padres biológicos se protegerá.

Un caso reconocido fue “El caso Mills” el cual no acepta la postura antes mencionada; pues
afirma que no se debe controlar la información de una persona, teniendo como fundamento que la
protección de estos datos ayudará a su formación personal. Además, esta restricción de estos datos
no tiene el consentimiento del adoptado, con lo por este detalle, podría considerarse, esta concepción
como inconstitucional.

En este caso, se llegó a la conclusión que el derecho a recibir información no está dentro de
la categoría de derechos absolutos; sino que tiene límites y uno de estos límites es la protección de la
intimidad de los padres biológicos o los adoptantes.

Para hablar de inconstitucionalidad, debemos mencionar “El caso Maples” donde muchos
críticos hacen referencia a la discriminación por razón de nacimiento; con lo cual la jurisprudencia
no está de acuerdo, por las siguientes razones: el que a una persona no pueda acceder a los registros
de su nacimiento no deriva en sí por su nacimiento; sino porque así lo indica el procedimiento que
debe seguirse en los casos de adopción. La segunda razón es que, la Constitución en ninguno de sus
artículos indica que se trate de forma distinta a las personas que se encuentren en dichos casos.

En este segundo caso, la jurisprudencia argumenta que el control de la información de la


paternidad de origen constituye un interés legítimo del Estado, que puede limitar el acceso a los
registros para resguardar el proceso de adopción.

Nos podemos dar cuenta que los Tribunales americanos vienen aceptando que el derecho a
conocer los orígenes biológicos es un derecho que merece una protección y un reconocimiento
constitucional. Además, se deben toma en cuenta los derechos de los padres biológicos a preservar
su intimidad y el de los adoptantes, de igual manera.
Con los razonamientos de estas jurisprudencias no estamos de acuerdo; pues estamos seguros
que el derecho a conocer los orígenes del niño debe primar por sobre todas las cosas, incluso sobre el
derecho a la intimidad de los padres biológicos y los adoptantes, teniendo en cuenta que son derechos
naturales completamente distintos.

Por otro lado, el conocer nuestros orígenes, nos ayuda a formar nuestra identidad y por qué
no, hasta nuestra personalidad, el que la información sobre nuestros padres biológicos se esconda, no
contribuye a nuestro desarrollo personal; al contrario, será una pregunta sin resolver que no aclarará
de dónde provenimos.

En consecuencia, no estamos de acuerdo con la premisa a la que ha llegado la jurisprudencia


estadounidense; pues el derecho a la intimidad de los padres biológicos y los adoptantes, es colocado
al mismo nivel del derecho del adoptado a conocer su origen.

Pero, no todos los casos en Estados Unidos son iguales. La legislación prevé que los
adoptados pueden acceder a su certificado original de nacimiento o información sobre sus padres
biológicos, si es que pueden probar que poseen una causa justificante. Un ejemplo de ello se puede
observar en “El caso Chattman” en donde la causa justificante era por razones de salud.

Tampoco se deben tomar, en todos los casos, como causa justificante a la salud, los Tribunales
deben valorar las diferentes circunstancias que se presenta y si este trastorno de la salud constituye
una causa relevante para que el adoptado pueda conocer a sus padres de origen, como por ejemplo en
“El caso George” se denegó la solicitud del adoptado tras comprobar que ninguno de los miembros
de su familia era compatible para realizar un trasplante de médula ósea, a consecuencia de la leucemia
que padecía.

Lo que no se logra especificar es si los trastornos psicológicos del adoptado, derivado por
desconocer sus orígenes, pueden ser considerados como causas justificantes para que este pueda
conocer a sus padres biológicos. En “El caso Assalone” sí se considera a este tipo de trastornos como
una enfermedad relevante para que el secreto de su verdadera partida de nacimiento se pueda revelar.

V. CONCLUSIONES

 La adopción es una medida de protección e integración familiar y social, de carácter


garantista y de excepción, cuya finalidad es brindar una familia a aquellos niños o niñas que
no pueden ser cuidados por su propia familia de origen o aquellos que se encuentran en una
situación de abandono.
 El derecho del adoptado a conocer su identidad de origen encuentra justificación a la luz de
una concepción dinámica de la personalidad, lo que implica considerar las particularidades
de su plan de vida y su autonomía.
 El derecho de todo ser humano a conocer sus orígenes, responde al interés superior de todo
hombre a saber lo que fue antes que él, de dónde se sigue su vida, qué le precedió
generacionalmente -tanto en lo biológico como en lo social-, qué lo funda y hace de él un ser
irrepetible. La identidad reconoce su fuente en ese origen del ser humano, pero se proyecta
en el tiempo de la existencia del hombre y hacia el futuro.
 En caso de una negativa por parte del adoptado a conocer su realidad biológica, esta decisión
debe ser respetada tanto por el Estado como también por parte de los padres biológicos, que
en ningún caso podrán inmiscuirse en la vida del adoptado y tampoco será procedente
ninguna acción de reconocimiento. Y es que, así como hay un derecho al conocimiento
también hay un derecho al olvido, o un derecho a conocer.
 Ninguna norma legal puede contravenir a una norma constitucional, como lo es el derecho
fundamental a la identidad, reconocido también en el derecho comparado internacional, como
un derecho inherente a todo ser humano, que condice su esencia y naturaleza y que por tal
motivo debe ser resguardado.

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