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ee A SENCIALE 594 LIS CONTRERAS ABURTO. da, ejercitando cualquier accién ordinaria que contra este le compe- ta (238) Pues bien, segtin lo ha dicho uniforme y relteradamente auestra ju- risprudencia(239), la forma préctica de oponer ia prescripci6n: adqui: tiva es reconviniendo, puesto que, a pesar de que la presctipcién es ad- ‘quisitiva y extintiva a la vez, primero esté la adquisicién y viene después consecuencialmente, la extincién. Este pronunciamiento de nuestra jurisprudencia, negando a la pres- cripcién adquisitiva !a posibilidad de ser entablada como excepcién en cualquier estado de la causa, nos viene a conferir otro argumento para sostener nuestra tesis de que la prescripcién puede entablarse como ac- ci6n: la adquisitiva no sélo puede, sino que debe ser entablada como ac- cién, La prescripcién extintiva, en cambio, dadas las facilidades legales otorgadas, puede ser opuesta como excepcién en cualquier estado de la causa, de manera que no habré oportunidad ni posibilidad de entablarla ‘en forma de reconvencién (240). (238) MANRESA y NAVARRO, JOSE MARIA: “Comentarios al ley de enjuicia- rmieuto evil; tL, pg. 117 (239) Revista de Derecho de la Universidad de Concepeién. Aso VIN. Enero- Tunio de 1940. Nims. 31 y 32, pg. 26,668. Ver especialmente los considerandos 15, 16,17, 18y 18. RD. y J CXR, 4865 1X, 1.47951, XVI 1,216; Vint 1,80. (240) "Este estudio es parte de la Memoria de Prueba sobre la Prescripcién Extindva Civil CONCEPTO JURIDICO DE LA CADUCIDAD Y LA PRESCRIPCION EXTINTIVA (1) PEDRO LIRA URQUIETA Fucate:RDIDoe pa emma 200 Nos. 991,164 168 10583812009, 1. La preseripcién extintiva ha sido, ano dudatlo, uno de los concep- tos juridicos que més ha preocupado la atencién de los investigadores del derecho en el siglo pasado. Los autores della llamada Escuela Historica, alemanes sobre todo, in- vestigaron con minuciosidad e! funcionamiento de la prescripcién en el ‘antiguo derecho romano, y llegaron a demostrar que la unidad del con- cepto, al como se aceptaba en todos lus cédigos, no procedia delasfuen- tes, sino que era la obra de los glosadores. Estos juristas, entre los cuales se destacan Savigny, Fick y Demelius, criticaron esa unidad, estimando que carecfa de base cientifica la reunién arbitraria en un solo nombre de dos instituciones totalmente diferentes, y propiciaron de una manera resuelta la separacién completa de la usucapién y la prescripcién extin~ tiva ‘Como si esta iltima fuese todavia una nocién demasiada amplia se pensé en desmenuzarla, reduciendo su rol al que tenfan las antiguas ac- ‘ciones perpettias del primitivo derecho romano, y creando una categoria Juridica diferente con la manera como el tiempo influla en la extincién, ‘delas acciones temporales. De modo que los que en un principio fueron simples trabajos de romanistas, se trasformaron sin sentirloen criticasa las leyes entonces vigentes, pretendiendo influir en su reforma. Este interés por la prescripcién culminé con la célebre monografia de Grawein titulada «Prescripciényy plazos legales» (Verjahrung und ge- setzliche Befristung) aparecida en 1880, y en la que se ensaya por pri- ‘mera vez una general sobre el efecto del tiempo, o mejor dicho, sobre los efectos del tiempo en los derechos. A partir desde entonces se multipli- caron los ensayos sobre la prescripcién extintiva, y sobre una categorfa (1) Este estudio corresponde alos capftulos Hy It dela tesis sobre “Las prescrip- ciones de corto tlempo en el Cédigo Civil presentada por su autor para optaral grado de Licenciado en Leyes y Ciencias Polfticas. 596 PEDRO LIRA URAUIETS ‘especial de plazos que se denominan caducidades, haciéndose completa luz sobreesta clase de materias que habian quedado sumidas un pocoen Ta oscuridad. Auxiliados por et poderoso espititu de ganalisis einvestiga- cidn quedistinguea a raza germénica, y con la complicidad de un idioma ‘que por su riqueza y forma de construccién se presta de instrumento a complicadas y sutiles elucubraciones, los juristas alemanes pretendieron modificar el concepto tradicional de prescripcion depurandolo de ideas extratias y formando a su lado diversas instituciones en que se mani- fiesta también la influencia destructora del tiempo, Desgraciadamente, a nuestro juicio, olvidaron més de lo conveniente la labor de sintesis reali- zada con tanto cuidado durante siglos, y acogida por los cédigos enton- ces conocidos, perdiéndose més de una vez en clasificaciones y distin- 0s, muy Iégicos en teorfa, pero insitiles en la practica En todo caso, la labor de estos investigedores, alemanes e italianos sobre todo, ha tenido como fin préctico et separar en los cédigos mo- dernos, el concepto de usucapién dei concepto de prescripcién de accio- nes, y distinguir esta iltima, de ciertos plazos que, aunque extintivos, no pueden llamarse propiamente plazos de prescripcién. Por lo demas, estas nociones fian influenciado la doctrina y las decisiones de los tri- bunales, despertando en todas partes un interés siempre creciente por estudiar las diversas maneras como el tiempo influye en la vida y en la extincién delos derechos. 2. De todas ellas, la més interesante y la mds diffcil de separar de la rescripcién extintiva es la Hamada caducidad, término que esté lejos de tener la precisién que quisiéramos; pero, siguiendo el ejemplo de algu- nos tratadistas, le daremos en el curso de este trabajo el significado co- rriente de modo de influjo del tiempo distinto a la prescripcién; en otras palabras, y despojando a la cuestién del aparato cientifico con que se ha pretendido rodearla, la caducidad abarca todos aquellos plazos legales por cuyo transcurso se produce la extincién de un derecho, de una ma- nnera diversa y mas enérgica que si estuvieran sometidos a prescripcidn comtin. ‘Como se comprende, la cuestién esté {ntimamente ligada por las prescripciones especiales de corto tiempo, y es por eso que debemos ‘ocupamnos de ella, antes de entrar al estudio particular de dichas pres- cripciones. Saber cuando un plazo legal est sometido a prescripcién no; qué criterio debe aplicarse para averiguarlo, y qué consecuencias de ‘orden préctico se deducen de esta averiguacién, son cuestiones todas que examinaremos en el curso de este capitulo. A primera vista puede parecer perfectamente ocioso este anslisis en nuestro derecho positivo. No lo estimamios asi por varias razones, pero LONCETTO JURIDICO DE LA CADUCIDAD Y LA PRISCHI ‘on. 7 reconociendo desde luego que tampocole atribuimos un alcance préctl- coexcesivo. Decimos queno lo estimamos imitil porque creemosque hay conveniencia tedrica y préctica en darse cuenta perfecta del concepto de prescripcién extintiva, a fin de usar adecuadamente las expresiones le- Bales, evitindose asi dificultades en la interpretaciGn de la ley. Creemos ademés que el adelanto de_las ciencias juridicas exige el conocimiento de as teorfas modernas que se formulen por autores extranjeros, y con ma yor razén, el de aquellas que (comola teoria de la caducidad) han hallado cabida en legislaciones tan perfectas como la alemana. Bs preciso con- frontar las disposiciones de nuestro Cédigo con las exigencias de estas teorias, para ver siellas tienen aplicacién en nuestro derecho positivo, 0 si convendrfa que la tuviesen. Nos parece innecesario advertir que esta labor de sana critica no se opone ni amenguaen lo masminimo elrespe- 10 que nos merece el Cédigo Civil, ni puede tampoco tener por efecto el desentendernos de sus disposiciones para constituir sistemas imagina- rios que carezcan de base sélida legal en qué apoyarse. ‘Al comienzo de la tesis advertimos que por muy grandes que hayan sido nuestros deseos de simplificar ef tema, no pretendemos haberlo conseguido del todo, a causa de la extrema variedad de opiniones y de los diversos términos con que se designa el efecto que llamamos caduci- dad, sin que los autores estén de acuerdo muchas veces ni siquiera en la terminologia que debe emplearse 2), En muchos pasajes de encontraré, pues, imprecisién o falta de claridad, sin que se logre evitar estos incon- venientes porla naturaleza de stiyo ingrata del tema (3) 3. A quien le cupo la honra de formular por primera vez una teorfa completa acerca del efecto del tiempo en la vida de los derechos fue al jurisconsulto aleman Grawein, cuya publicacién hecha en 1860 marcéel primer intento serio para separarla caducidad. Crawein empieza su obra enumerando diversos plazos a cuya terminacién se produce la extincién (2) La literatura jurdica sobre prescripcién extintiva y caducidad es abundant sima en Alemania y Austria, Consiltese por elemplo: a que se Indica en el Capitulo ppertinente del tomo I del Comentario de Standinger o en las monografias de Weiss y Rosernberg Igual casa debemos decir de Itai, asta leer los capltulos correspon dientes de las obras de Pluglese y Mirabelli, que son las que hemos tenida a r3ano, para darse cuenta de Is enorme produccién ltalana sobre la materia. Ala inversa, Jas tores ranceses no le atribuyen mayor importancia, sin que conozcamos sobre el particular obras especiales. Entre las obras espariolas el texto de Alas se ocupe del problema, aunque de forma poco clara. (8) Apesar de la gran variedad de términos que emplean los autores alemanes para designar los efectos contrarios ala preseripcidn (Temporalitat Auszchluafristen, Pracelusivristen, Endetermin, o en general Gesetzchliche Befristung) dilucidan el problema con mucho ms claridad que Jos autores latinos, lo que no deja de lamer Ta atencién. Léase por ejemplo el capitulo de la eaducidad en la obra de Alas o de Pugliese, ye comprenderi sin dificultad el que vengan ala memoria aquéllos versos <élebres que empiezan asi: "Entiendes, Fabio, lo que voy diciendo.. me PEDRO LIRA URQUIETA del derecho; os estudiaen sus efectos yllega ala conclusién de que todos no estan ineluidos en una tinica instituciOn juridica, como se sostenia hasta entonces, sino que pueden repartirse en varias. Segiin nuestro au toresas varias instituciones con sus caracterfsticas son: 1) La temporalidad o términos legales (Tempodalitat). En ella sirve el tiempo de medida: se trata de un derecho con vida limitada que lleva en s{misrno su extincién, no teniendo fuerza para sobrevivir més alld de ese diez fatalis, 2) Laprescripcién extintiva (Verjahrung). El derecho estaba destina- do a la vida limitada, pero un hecho externo que no obra instanténea- ‘mente, sino poco a poco, termina por concluitlo. En este caso el tiempo sirve de medida del hecho exterminador. 3} La usucapién (Usueapisn o Frzitzung). La prolongacién de un es- tado de hecho durante cierto tiempo no produce directamente la extin cidn de un derecho, sino justamente lo contrario, crea un derecho, pero con ello se extingue otro con el cual aparece en colisién. 4) Los plazos presuntivos (Vermuthungs fristen).En sfmismo el plazo no extingue derechos, pero su trascurso sirve para fundar la presuncién, de que ciertos derechos se han extinguido. 8). Los plazos preclusivos (Praeclusivenfristen). Fl derecho propia- mente no existe: pero realizando un acto dentro de determinado plazo puede ser engendrado. El tiempo sieve aquf de medida al plazo dentro del cual puede realizarse un acto con eficacia juridica. Para distinguirlos delos plazos procesaleslos llama plazos civiles materiales, porque crean derechos civiles. 4, Persiguiendo siempre el propésito de relacionar la materia con el derecho chileno, trataremos de hacer una aplicacién del trabajo de Grawein a los plazos establecidos por nuestro Cédigo Civil. Entenderemos pot plazo o términos la duracién de tiempo con Ia ‘cual se lanzan efectos jurfdicos. Con muy buenacuerdo a la ley se abstu- vo de hacer clasificaciones generales de los plazos, limitandose a fjar de ‘unamanera precisa su computacién en los articulos 48, 49 y50, Segtin se desprende de esos artfculos, os plazos pueden expresarse en dias, mese ‘afios y durarén siempre hasta la media noche del tiltimo dfa del plazo. Bs evidente que nuestro Cédigo considerd a las prescripciones como los plazos mis frecuentes y principales, segiin se desprende del inciso final del articvlo 48, pero no como la tinica categoria de plazos. Ast se explica que en muchfsimas partes el legislador diga que tal ac ‘cién prescribe en un plazo de tantos meses 0 afios, o que el plazo dentro CCONCEPTO JUAIDICO DE LA GADUCIDAD ¥ LA PRESCRIFCION. 599 del cual podré intentarse una acci6n es mayor o menor que el comtin. Nohay, pues antagonismo, entre las ideas de plazo y prescripcién; segtin se desprende de una nota de Bello, puesta al antiguo articulo 46 del pro- yecto de 1853, tampoco hay antegonismo entre la expresion dfas fatales y prescripcién, porque habla en ella “de los dias fatales en que prescribe ‘una acci6n’. Indudablemente muchisimnos de estos plazos legales no tienen ni re- ‘ota semejanza con la prescripcién; de modo que tamipoco estén inclui- dos enla clasificacién de Grawein que hemos transcrito. Tales serian los inumeros{simos casos de plazos simples, que sirven de intervalos entre dos actos, como ocurre verbigracia con los plazos sefialados en los arti- culos 81, 82, 83, 128, 484, etc, etc. Los plazos verdaderamente interesantes son extintivos, aquellos por cuya terminacién se produce ta pérdida o consuncién del derecho. Ellos forman, a no dudarlo, el objetivo de la clasificacion de Grawein, porque tinicamente en ellos es donde puede decirse que obra el tiempo de una manera decisiva, ‘La primera categoria la forman los casos de temporalidad, que tienen aplicacién también en nuestro derecho como en todas las legislaciones; pero no se les designa con ese nombre sino con el de Heguda del dia 0 término extintivo, El tiempo causa su efecto por s{solo sin intervencién de otro factor: en rigor no sucede asi porque siempre necesita la concu- rrencia de un elemento extrafio, pero a veces ellegislador considera que basta el transcurso de cierto tiempo para poder presumir Ia existencia de otr0s factores exigibles, y entonces enlsza ciertos efectos con e] mero srascurso del plazo. Tal ocurre verbigracia con la llegada ala mayor edad del hijo. La patria potestad termina fatalmente cuando cumple 25 afios celhijo. Sin que la ley tome en cuenta para nada la voluntad de los intere~ sados, ni la actividad o inactividad que haya empleado el padre en uso de sus derechos. Otro ejemplo tendremos el plazo seftalado por el inicio 30 del art.1134, en que termina la pensiGn periédica anual parala educa- cin del legatario con la llegada de éste alos 25 afios, ste efecto del tiempo independiente de Ja actividad de! titular se ‘nace también visible en aquellos plazos sefalados para Ja terminacién de los derechos ilamados de tracto sucesivo, efecto que conoce nuestra ley con el nombre «de llegada del dia», mods de extincién por causa det tiempo que se aparta completamente de la prescripeién. Bl articulo 1567 omitié sefialar la Negada del dfa como modo de ex- tinguir las obligaciones. Pero aparte de que la enumeraci6n de ese arti- culo no es taxativa, el mismo Cédigo se encarga de decir en varios otros pasajes que la legada del dia es un verdadero modo de extincién de 600 PEDRO Lika URQWIETA algunos derechos, como ocurre con el usufructo (804) y las servidum- bres (685). Insiste en la misma idea en algunos contratos, como son la sociedad (2098), el arrendamiento (1950), el mandato (2163) y la hipote- a (2434). Y no se nos diga que la ley confundié la llegada del dia con la prescripeién, porque en varias de las disposiciones que acabamos de citar se mencionan distintamente esos dos medios extintivos. Consideremos por el momento la temporalidad graweiniana en este linico aspecto, y reconozcamos que ella tiene amplia cabida en el dere- cho chileno, pero que dificultad con la prescripeién no puede presentar- se ninguna. En consecuencia, siella fuera la caducidad a que se refieren los autores, el problema estarfa resuelto. Pero, desgraciadamente, no es asi, y lo que es peor, como lo veremos mas adelante, no es tampoco tan simple la idea de temporalidad. En todo caso descartemos su nocién y los ejemplos con que la hemos itustrado, de nuestro analisis, para ir re- duciendo los términos de comparacién. También debe descartarse la nocién de usucapién perfectamente separable en el terreno ideoldgico, con sus consecuencias extintivas, sefialadas expresamente en nuestro Cédigo por el articulo 2517. La clasificacién de Grawein queda reducida asf alas categorias de prescripcién extintiva, plazos presuntivosy plazos preclusivos. De entre ellas podemos dejar también de mano la categoria de plazos presuntivos, porque no existen en nuestro Derecho en la forma perfecta que sefiala Grawein y que tiene en otras legislaciones. Podria sostenerse en contra de lo afirmado que si faltan propiamente las llama. das prescripciones presuntivas, hay otros plazos que tienen el carécter de presuntivos. Tales serian verbigracia el de diez afios sefialado por el art. 2003 para la responsabilidad del constructor 0 arquitecto, porque se presume que el vieio le es imputable si aparece en dicho espacio de tiempo, y en general, todos los plazos llamados de garantéa, que nuestro Gédigo confunde con las prescripciones al tratar de los vicios redhibito ios y que en otras legislaciones aparecen diferenciados. Por la escasez de los ejemplos y su més o menos completa identidad con la prescripeién, nos ocupamos de ellos en capitulo aparte, dejéndo- los también al margen dela discusién, comolo hacen casi uniformemen. telos autores. 5. Quedan, pues, como términos de comparacién las dos categorias de prescripcién extintiva y de plazos preclusivos. Debemos agregar @ ellos la temporalidad de la segunda clase que los continuadores de la obra de Grawein, como Weiss y Reuter, mezclan con la categoria de los plazos preclusivos para formar la categarfa tinica de caducidad contra- Poniéndola a prescripcién extimtva, (CONCEYTO JURIDICO DE LA CADUCIDAD Y LA FRESCRIFCION 601 Dijimos ya en el mimero anterior que la temporalidad de Grawein no ten‘a la sencillez que debiera; en efecto, nuestro autor comprendig enellas a mds de los casos simples de llegada del dia, los casos més dix- cutibles de extincién de derechos de tn solo acto, como seria el cumpli- miento de determinada obligacién dentro de un plazo perentorio. Pues bien, estos derechos de tracto Gnico, alos cuales se les fija un plazo para que dentro de él se ejerciten, muriendo en caso contrario, se confunden las mas de las veces con los llamados plazos preclusivos. Se hace suma- mente dificil determinar si el derecho que se ejercita estaba perfecto 0 se hallaba en vias de formacién, requisito este diltimo indispensable de un plazo preclusivo, pudiendo sostenerse que en multitud, de ejemplos la Iinea divisoria es tan tenue que se confunden, Si a esto se agrega la poca utilidad de ta distincién, convendremos en que han hecho bien los auto- res en agrupar las dos categorfas en una sola, que pasa atomarel nombre senérico de caducidad (4). En resumen, de la primitiva clasificacién de Grawein, quedan en pie s6lo dos categorias de interés para nuestro anélisis: la prescripcién y los plazos, preclusivos, que, confundidos con la segunda clase de tempora- lidad, forman la institucién llamada caducidad. Por vias diferentes llegan a igual resultado ottos autores que, como Plugiese y Médica, parten de una distinta clasificacién de los plazos de derecho. Segiin ellos, la clasificacién que interesa es la que divide los plazas segiin obre en ello el tiempo solo, 0 cor la ayuda de fa actividad huma- na. A los primeros pertenecen los casos normales de temporalidad; a los segundos la prescripcién extintiva propiamente tal, la presuntiva y la caducidad (decadencia). Descartando la prescripcién presuntiva por las razones que ya hemos dado, llegamos a contraponer también los dos \inicos términos de prescripcién extintiva y caducidad, 6. sCuiles son esos plazos cuya extincidn produce caducidad o pres- cripcién? Ante todo son plazos legales, y no convencionales o judicia- les (5); dentro de los legales se consideran tinicamente los verdaderos plazos extintivos en que intervenga eficientemente la actividad o falta de ejercicio del titular, y ain de estos mismos se eliminan los plazos proce- alga xt memo resultado despots dev lag anliis demosracién condyente despot la dase porave den ar no ba Wenlos ttano raajo de Ws de conde tomamosnussta: ets. (5) Los attores slemanes dejan. un lado aistemsticamente les plazos conven- cionalesyudisaes sin embargo, autores paridaris dela caducided come Macca Gio, We conigeran. 2 PEDRO LIRA UnayieTa sales que estén sometidos casi siempre a leyes particulares, que no son propias del derecho sustantivo (6). En nuestro andlisis empero recurriremos a més de un ejemplo de plazo procesal, para ilustrar el discurso. Es evidente que, tratandose de los plazos extintivos que se sefialan Para Ia ejecucién de determinados actos, que no sea el ejercicio de una accién, las diferencias con la prescripeién son més palpables, de tal ma- nera que los autores ocupados en distinguir la caducidad de la prescrip- cin extintiva ni siquiera los toman en cuenta. Sin embargo, los consi- deramos en este trabajo para sefialar de una manera répida sus princi- pales caracteristicas y para dar en este capitulo un comentario lo més ‘completo posible de las diversas formas cémo interviene el tiempo en la extincién delos derechos. Ladificultadse presenta realmente enlos plazos de acciones.Cuando ese plazo puede calificarse de prescripcién y cuando de caducidad, qué interés préctico hay en averiguarlo, yfinalmente, si existen esos casos de ‘caducldad de que se habla, saber si podrian agruparse en una institucién general son las cuestiones que desde un comienzo nos hemos propuesto desarrollar en este capftuloy en el siguiente. 7. Es obvio que la solucign que se dé a estas preguntas dependeré en gran parte del sistema especial de prescripcién que admita cada Cédigo. Enuno puede lamarse perfectamente prescripcidn, aun ejemplo que no 4 sea en otro, porque de la definicién dada, del aleance que se atribuye ala prescripcién, resulta que no cabe dentro de sus limites. Esta consi- deracién de sentido comiin ayuda muchisimo al esclarecimiento de la cuestién, y atribuimos a su olvido las lamentables confusiones en que incurre mas de un autor querlendo erigir como sistema general algo que es peculiar de las leyes de su pats, Venimos a comprender también el por qué la caducidad preocupa tanto alos autores alemanes, y casinada alos franceses y chilenos (7). [Nos ocuparemos, pues, primeramente del aspecto local de la caduci- dad encada fegislacién, de los casos que podriamos llamar, caducidades Particulares, y después nos detendremos en los ejemplos comunes cuya raz6n de ser tiene una causa especifica, Los ejemplos de la segunda clase son verdaderamente los de interés porque constituyen las caducidades jurfdicas (8), (6) Igual cosa debemos decir de los plazos procesales, que incluso Baudry exclu- ye de a discusion, En cambio se ocupan de ellos Mirabelle y Aubry et Ra. (2) Borjase ocupa, ablertamente dela caducidad. (6) Bsta division, la hacemos dinicamente por factar la exposicién del proble- sma.in que sea lgica CONCERTO JURIDICO DE LA CADUICIDAD V LA PRESCRIPCION. 03 A pesar de los esfuerzos de muchos autores el problema carece de gran importancia en el derecho francés. Casi nos lo podemos explicar teniendo presente estas dos ideas: e! muy amplio alcance de la prescrip. cin extintiva, y la falta de una disposicién que como el articulo 2524 ‘nuestro, elimine la suspensién en las prescripciones de corto tiempo es- eciales. En verdad, la utilidad de la distincién entre saber si el plazo std sometido a prescripcién o es una caducidad (délai prefix} se reduce a saber si admite las causales de suspensién propias de Ins verdaderas prescripciones 0 no. Ei criterio es ese y otro: siel plazo es rigido, porque zno admite suspensi6n se trata de un delai prefix, en caso contrario, de tuna prescripcién. Bs cierto que tratdndose de otros plazos que no sean de los sefiala- dos para el ejercicio de una accién distinguen entre prescripeién y dé- chéance, pero tampoco este criterio es uniforme porque aplican indis- tintamente una u otra expresidn, y las diferencias que sefialan no son espectficas ni de interés (8) Secomprende porloanteriorquelesobraraz6n aBaudry-Lacantinerle cuando sostiene que el problema de la caducidad carece de interés préc- 1co, reduciéndose por lo general a una simple cuestién de palabras que puede subsanarse lamando prescripciones especiales a los casos de caducidad, sin que para ello sea preciso hacerlos salir del sistema de la prescripcién formando categoria aparte, (Obra citada, n® 28 y siguien- tes). El problema no ofrecese diferencias sensibles en el Cédigo italiano cuyo titulo de la prescripcién es casi igual al francés, notdndose también Ta omisién de un articulo como el 2524 nuestro (10). Pero como la Comisida Redactora recibié muchas peticiones en el sentido de que fjara de una manera uniferme cuando un plazo estaba sometido a prescripcién y cuando no lo estaba, el lenguaje empleado es mis cuidadoso y asf se explica que en muchos articulos correspondien- tesal Cédigo francés que en éste se laman prescripeiones, se haya omiti- do este vocablo sustituyéndolo por otro mds adecuado 0 por expresiones ‘semejantes. Los autores que defienden la teorfa de la caducidad hacen gran argumento de estas variaciones de redaccién, pero no tienen todas elalcance que se les atribuye, y lo que es peor, son ejemplos aislados que no obedecen a tna norma preconcebida. Es més, fa propia Comisién se (©) Planioty Cotinet Capitanthablancominmente de delais prefix" Huc, Aubry ‘et Rau Baudry-Lacantinerie, Leroux de Bretagne, etc. de “déchéances", Las diferen- ‘las que sedalan son sensiblemente las mismas. Vase Troplong N°. (10) Omisién propiamente del arriculo no hay, pues existe el 2147: lo que pasa ‘ee que falta en este aticulo, como en el 2264 francés, la regla dela no suspension que ‘constituye le utlidad del 2524 on PEDRO Lea URQUIETA excusé de dar normas distintivas por creer que ellas contribuirian a au- ‘mentar la confusién en vez de hacerluz, prefiriendo atender a cada caso en particular (11) Pos disposicién formal del articulo 194 del Cédigo aieman estén so- metidas a prescripcién tinicamente las exigencias (Anspruche), y no las demés acciones 0 derechos que no retinan esos requisites. Hemos se- alado ya algunas de esas acciones que no son propiamente exigencias Y que por lo tanto no prescriben, como las tendientes a pedir la nulidad de una acto o contrato Anfechtungsrechete) y las conocidas con el nom- bre de acciones de reconocimiento (Feststellangsklage). A ellas debemos agregar muchisimos plazos de garantia, que distingue cominmente de los plazos de prescripcién, Por la inversa, no todas las exigencias pres- criben pues hay muchas que son imprescriptibles como ocurre en todas las legislaciones. Bjemplos de ellas en el Cédigo alemén son los articulos 194, inciso segundo, 758, 924, 894, 896, etc, ete. Lo curioso es que existan verdadera exigencias que no siendo actio perpetua, no estén sometidas a prescripcién, como sucede con las ac- clones posesorias de los articulos 861 a 864 inclusive, a las cuales se les fija un término perentorio para su ejercicio, constituyendo ejemplo de caducidades (Auszchluzfristen), Fundandose en estos ejemplos Weiss ha podido construir el siguien- tecuadro diferencial entre prescripcién y caducidad (12): 1) Los derechos a los cuales la ley da forma de exigencia estén someti- dos: a) por regla general a prescripctén; b) en algunos casos excepciona- les acaducidad; yc) en pocos casos tenemos actio perpetua. 2) Los demés derechos que no constituyen propiamente exigencias en el sentido del articulo 194 estén sometidos: a) por regia general a un plazo perentorio prefijzdo por el legislador (caducidad); yb) los restantes son acciones perpetuas. Hemos querido detenernos en este punto para considerar la dificul- tad que se presenta en la ley alemana con motivo de la definicién del articulo 194, y alos caracteres particulares que distinguen el problema. Indudablemente que con esto no hemos resuelto la cuestidn, pues nos queda por averiguar en la segunda parte de este capitulo si el sistema (11) Como esta negativa deta Comisin equivale a un golpe para los partidarios ‘dela caducidad porque niega la posibilidad practica de reglamentarla, se empefa en. ‘rticaila acerbamente. Pugliese da un argumento mas hébil la Comisin dice obrd bien en su tiempo cuando Ia teoria no eslaba madura, pero ahora habeia procedida, de otra manera, N°. (12) Weiss, cap. 1, pdg. 46, Una clasiicacién idéntica aunque no tan ontenada hhace Riezler ene! tome 1, del Standinger’s Kommentar, pag. 696. CONCEPTO JURIDIC DE LA CADUCIDAD ¥ LA FRESCRIFCION. 60s alemén es preferible al francés, 0 sino reporta mayores Ut ticas. idades pric- Los motivos particulares que determinan alos autores franceses, ita- Jianos y alemanes para lamar caducidades.a diversos plazos legales que limitan el ejercicio de una accién no existen en igual forma en nuestro derecho como se demuestra con la disposicién expresa que impide por regla general la suspensién en las prescripciones de corto tiempo, y la diferencia entre el alcance de las definiciones de nuestro articulo 2492 y 1 1194 del Cédigo alemén, ‘8. Haciendo un esfuerzo de abstraccién dejemos 2 an lado los casos particulares que sean propios de cada legislacidn, y procuremos exami nar el problema de la caducidad teéricamente, en lo posible con inde- pendencia del ius quod est. Sabemos que el fundamento de la prescripcién esté en el orden soci yeconémico: grazides trastornos se seguirfan sila Ley amparara la recla- ‘macién de acreedores que tratasen de hacer efectivos sus derechos des- pués de muchos afos. Para salvar este inconveniente que puede iegar hasta constituir casos de irritante injusticie, Ia ley se ve forzada, a fijar un término para la reclamacién de estos derechos, transcurrido el cual, se autoriza al obligado a rehusar el cumplimiento de lo que sé le exige, mediante la excepcién de prescripcién. La ley no entra a averiguar si efectivamente existié la razén del reclamo 0 si éste habia sido cancelado con posterioridad a su existencia: toma en cuenta tinicamente el tiempo transcurrido y él le basta al tribunal que conoce de la causa para admitir la negativa del demandado a satisfacer la exigencia de! demandante. Pero el tribunal por s{mismo no esta interesado exrla cuestién: es un asunto privado que se deja a la voluntad de los interesados, siendo ellos bres de hacer uso de las facultades que les concede la ley o de renunciar alls. Solamente para protegeral débil e impedir que fuera ilusorio este derecho de obtener la prescripcién la ley prohibe su retuncia anticip: da, El fin que persigue la ley al instituir ta prescripcién es facultar al de- mandado para hacer uso de ella; si éste permite la subsistencia de la re- lacién obligatoria més alté del plazo fijado, muy duetio es de hacerlo, yen. nada se lo prohibe el legislador. Pero en contraposicién a estos casos normales, existen situaciones jarfdicas diversas, en las cuales varia el grado de interés que tiene el le- gislador. ‘Sea porque se trate de relaciones de familia en las cuales el orden pi- Dlico esta inmediatamente interesado, sea que se trate de intervencién $06 DRO LIRA UROVIETA de las autoridades, 0 de derechos patrimoniales especiales cuyo alcan- ‘ce desborda el interés particular, la ley no permite esas alteraciones y ‘quiere que tengan condiciones de rigidez y precisién suficientes para lo- grarel fin que persigue, Nada nos importa el que se llame prescripciones especiales a estos casos de excepciones, porque prescindimas, como Io ‘hemos dicho, del derecho positivo; lo nico que nos interesa es constatar sien ellos tiene aplicacién perfecta o no, las reglas comunes de la pres- cripcién, Siestas diferencias existen, y son tales que ya no se refieran solamen- teala mayor 0 menor duracién del plazo, podemos decir en términos generales que no se trata propiamente de verdaderas prescripciones. 9. La cuestién de la caducidad se convierte ast, insensiblemente, en tun examen del concepto de prescripcién, y en una critica a las defini- iones corrientes. De esto se han dado cuenta perfectamente los autores alemanes, y es por eso que comienzan por proponer una definicién de prescripci6n distinta a la que se acepta en casi tadas los Cédigos. En efecto, sise entiende por prescripciGn, dice Weiss, la pérdida de un derecho por su continuado no ejercicio, casi no hay para qué hacer otras averiguaciones. Todo derecho, toda accién que no se ejercite den- tro de un plazo estan sometidos a prescripcién; que en ellos hay tal vez derogaciones a las reglas comunes, no importa, se les llama prescripcio- nes especiales. Pero en realidad no son casos de prescripeién aunque el legislador los tame asf inconscientemente, sino casos de caducidad que emplea sin darse cuenta, urgido porlanecesidad. ‘Tomemos como ejemplo la accién de mulidad de matrimonio por causa de error. Segtin el art{culo 1339 del Cédigo alemén, el derecho de pedir la nulidad s6lo puede entablarse dentro de los 6 meses siguientes. Silo comparamos con una prescripcién como ocurre verbigracia con Ja accién de cobro de un honorario, veremos claramente la impropiedad que cometen los que definen a la prescripcién come la pérdida de una aceién por su continuado no ejercicio. Esa frase no ejercicio, esta mal ‘empleada, pues debié decir, inactividad de ambas partes, o si se quiere silencio de la relacién juridica, para usar la elegante traduccién que ha dado Alas a la expresidn alemana Stllschweigen>. Puede suceder per- fectamente traténdose de una prescripcién, que el titular del derecho no lo ejercite, que permanezca en continuado no ejercicio, y sin embargo Ja prescripcida no se produce, porque puede haber sido interrumpida por el reconacimiento det abligado. Ejercicio significa propiamente ha- cer uso del derecho, el aprovechamiento de las ventajas del derecho, Un acto interruptivo no siempre seré, pues, acto de ejercicio. En realidad, prosigue Weiss, los derechos sometidos a prescripcién estan destinados (CONCEPTO JURIDICO DE LA CADUCIDAD ¥ LA PRESCRIPCION. or ‘Vida itimitada dependiendo de la voluntad de las partes el prolongarlos indefinidamente Donde puede hablarse con exactitud de ejercicio es en la caducidad, porque la (nica forma de conservar el derecho es realizario plenamente, intentando la accién judicial o ejecutando el acto que se requiera en su. caso. Si se deja transcurrir el plazo sin intentar la acci6n, o sin ejecutar <1 acto, el derecho muere, sin que las partes tengan poder para prolon- {gar su existencia més alld de este dfa verdaderamente fatal. Volviendo a nuestro ejemplo, sila accién de nulidad no se entabla dentro de los 6 me- ses habiles, se extingue, sin que basten para hacerla vivir ni el recono- ‘cimiento del cényuge contra quien se actia, ni el acuerdo de las partes, nila prorroga que pretendiera dar el tribunal. Pero como los interesados podrian burlar el fin que persigue el legisador al fijar un tan breve plazo ala accién denulidad del matrimonio, intentandola mucho después de transcurridolos 6 meses, y sin que la otra parte alegara lo extemporéneo de su presentacién, se permite, o mejor dicho, se ordena al tribunal de- clarar de oficio a caducidad de a accién si aparece de manifiesto que ha sido presentada fuera de plazo. ‘Se comprende, pues, que en tales casos no existe prolongacién del plazo, porque no hay en realidad interrupcién, ni renuncia, ni necesidad de alegar su vencimiento. Para descender al campo del derecho positivo chileno diremos que son casos andlogos a los que contempla el articulo 67 del Codigo de Procedimiento Civil para las leyes procesales. Hl crite- rio diferencial entre la caducidad y la prescripcién, ser4, pues, éste: en Presencia de un derecho cuyo ejercicio estd sometido a un plazo, debe- ‘mos preguntarnos gse extingue irremisiblemente por-la llegada del dfa final si no ha ejercitado, o puede subsistir més alld de ese dia por la vo- Juntad de las partes manifestada principalmente por actos interruptivo? Silo primero, se trata de una verdadera caducidad, silo segundo, de una auténtica prescripei6n. Mientras en la prescripcicn la extincién de pro- duce por el silencio de la relacién juridica durante el tiempo marcado por la ley, en la caducidad el derecho se extingue por el no ejercicio du- ante el plazo sefialado. Como resultado de su andlisis, Weiss define ala prescripcién en la si- guiente forma; «Prescripcidn es el derecho que la ley da al obligado parar rehusar la ejecucién de una obligacién a causa del transcurso de ciet- to tiempo determinado, durante el cual han faltado permanentemente aquellos hechos de cuya ocurrencia (Eintritt) hace depender el legislador su permanencia intacta. Esta definicién equivale exactamente a la que da Alas en su conocida ‘obra, y que reprodujo acertadamente el seftor Escribar": Prescripcién ex- oo PEDRO Lina URQUIETA tintiva es un modo de extincién de los derechos resultantes del silencio de la relacién juridica de que emanan, durante el tiempo marcado por la ley», La caducidad, en cambio, equivale a los plazos verdaderamente fa tales, y ha sido caracterizade por Weiss en la siguiente forma: «La cadu- cidad de un derecho significa que e! legislador ha seftalado un término final, sin atender alo que haga el obligado; la existencia del derecho est lim{tada desde un principio a un plazo prescrito de antemano» (Obra ci- tada, Pag. 28). Ala luz de estas definiciones no puede decirse ciertamente que ca- rexca en absoluto de importancia préctica la distincién entre caducidad y prescripcién. En la obra tantas veces citada de Weiss, se estudian en ‘capitulos separados las diferencias que se anotan entre ambas institu- ciones, sea traténdose de suspensién, o de interrupcién, sea en la renun- cia, en la manera de hacer valer una y otra extincién, etc, etc. EI Cédigo mismo les proporciona a estos autores abundantes material para su estu- dio, pues, como es sabido, distinguié cuidadosamente cudndo un plazo ‘estd sometido a prescripcién y cudndo no lo esta. 10. Pero desgraciadamente, el problema no tiene la simplicidad que queremos darle porque al lado de estos casos evidentes de caducidad, cuyas diferencias con la prescripcién son claras, existen muchos otros en ‘que! linea divisoria de hace sumamente tenue, sin que aparezcan per- fectamente definidas sus caracteristicas. Estos casos, que componen lo ‘que podriamos llamar la zona intermedia entre la perfecta prescripcién yla perfecta caducidad, son los que han hecho imposible una reglamen- tacién sistemética y sencilla de la caducidad: y los que proporcionan a Rosemberg y otros autores, los mejores argumentos para negar la exis- tencia de la caducidad como institucién juridica. ‘Muchos de esos casos corresponden a las prescripciones especiales de nuestro Cédigo, y son lamadas también, por lo general, prescrip. nes en el Cédigo itallano. Pero enel Cédigoalemén no procede el empleo de esta terminologia.. All se ha reducido el alcance de la prescripcién extintiva a las relacio- nes estrictamente obligatorias;1os demésplazos extintivos que notienen este cardcter se consideran caducidades. Por lo dems, éste era mas 0 ‘menos el criterio de Grawein, y el que aplicaban los tribunales prusianos antes de a dictacién del nuevo Cédigo. Para ellos se trataba de una pres- cripcidn cada vez. que una persona era eximida de una carga o de una obligaciéin que pesaba sobre ela 0 sobre un bien de su propiedad, por el transcurso del tiempo prolongado titilmente, yen los dems casos de extincién por el tiempo, se tratabade caducidad. CONCENTO JURIDICO DE LA CADUCIDAD ¥ LA PRESCRIPCION. oy Contemplando a la luz de estas ideas, el sistema aleman de prescrip- cién aparece muy perfecto. Sin duda que la disposicién del articulo 194 ha dado origen a dificultades, fécilmente subsanables por lo demas, pero ‘en cambio, el campo della prescripcién de acciones queda perfectamen- te deslindado. Los casos de caducidades que se sentalaban ya desde los tiempos de Grawein, y que corresponde casi siempre alas acciones tem- porales de los romanos, quedan fuera del concepto de prescripcién, for- ‘mando la materia heterogénea de la caducidad 0 plazos legales. Elreconocimiento de la existencia de estos casos de caducidad es in- negable y lo hacen todos los autores. Lo que no se acepta tan fécilmente ¢ cl intento de agruparlos en una institucién sometida a reglas comu- ines, porque hay verdadera imposibitidad en hacerlo, dada la gran varie~ dad de esos casos. En uno de los proyectos de Cédigo aleman se regla- mentaba como institucién juridica ésta de la caducidad; pero se prefirié después suprimir el titulo respectivo, y dejar el comentario particular de cada caso al criterio de la doctrina y de la just ley a sefialar las reglas peculiares de la prescripcién que les son aplica- bles por analogia. ‘Tenemos, en consecuencia, que la caducidad, como institucién pro- pia, no est contemplada en el Cédigo alemén, ni en ninginotro; y aten- didas las razones por lo que no lo est4, Ilegamos a creer que nunca lo estaré, limitandose la ley a sefilar en cada caso particular de caducidad las reglas especiales que quiera aplicarle. 11, Examinemos ahora el estado de la cuestién en nuestro derecho. Comenzaremos por advertir que el Cédigo Civil, y en general, las leyes civiles, emplean el vocablo “caducidad” en varias de sus disposi- clones, pero sin darle la significacién que le atribuimos en este trabajo. Dentro del Cédigo Civil al menos, la palabra caducidad significa extin- cin o acabamiento. Caducar segiin Escriche, es extinguirse una cosa, y as{se dice que caduca la herencia cuando falta heredero, y que caduca el derecho que tenemos una propiedad cuando dejamos que un poseedor cextrafio la haga suya por medio de la prescripcién, En los testamentos privilegiados se usa repetidamente la palabra ca- ducidad. Asf por ejemplo, en el inciso 2° del articulo 3004 se dice: «Si el testador sobreviviere a este plazo (el de 90 dias del inciso 1°) caducard el testamento». En el articulo 1046, hablando del testamento militar verbal, vuelve a decir «pero ese testamento caducaré por el hecho de sobrevivir el testador al peligro». El articulo 1052 confirma el significado que he- ‘mos atribuido a la voz caducidad en nuestro Cédigo, pues, ocupdndose el legislador de otro testamento privilegiado, dice textualmente: «El tes- tamento maritimo no valdrd, sino cuando el testador hubiere fallecida 10 PEDRO LIRA URQUIETA, antes de desembarcar, 0 antes de expirar los noventa dias siguientes al desembarques. En lugar de decir emple6 la expresién «no valdré», de tal ‘modo que son términos idénticos para la ley. Enel titulo sobre Revocacién y Reforma de los testamentos se vuelve a hablar de la caducidad de los testamentos privilegiados, como puede verse leyendo los articulos 1212y 1213. En todos estos casos de caducidad del testamento por haber sobre- vivido el testador al peligro durante cierto plazo, hay alguna similitud conla caducidad verdadera se rexine al menos el elemento tiempo, como factor destructor de un hecho jurfdico. Pero falta el segundo elemento, la inactividad voluntaria del titular. El hecho que la ocasiona es la muerte del titular y ciertamente si hay algo que se escape ala voluntad humana es la muerte. No admiten, pues, estos casos, cabida dentro de la teorfa de la caducidad tal como la hemos formulado. Quedan fuera también much{simos otros casos en que el legislador emplea la palabra caducidad al tratar de las donaciones revocables no habla de que ellas caducan por el solo hecho de morir el donatario an- tes que el donante (Art, 1143); igual expresién repite en el articulo 1174 traténdose de la porcidn conyugal, y en el 2417, hablando de la hipoteca constituida por el comunero sobre su cuota. Enel Cédigo de Comercio y en leyes especiales se habla también dela caducidad como sinénimo de extincién. Ast, verbigracia el articulo 700 del Cédigo citado se refiere a la caducidad de los derechos del portador de una letra de cambio contra el librador y endosantes, cuando Ia letra hha sido perjudicada, caducidad que como vemos en el articulo 761, se distingue perfectamente de la preseripeién. En leyes especiales como al tratarse de patentes, de mercedes de agua, de concesiones eléctricas, del contrato de trabajo, etc. se usa también en igual sentido la palabra caducidad. El Cédigo de Minerfa establece también que hay caducidad, ‘cuando se produce la extincién de un derecho. «La concesién minera 0 mina caducard por falta de pago de la patente en los plazos que fija esta leys, nos dice el articulo 134, En otras palabras, la concesién se resuelve sino se cumple la condicin de pagarla patente dentro de cierto plazo. Es evidente que en muchos de estos casos la razén de la caducidad cesté en el evento de una condicién prefijada por la ley para que termine dentro de cierto plazo. Pero este no es argumento distintivo, porque esta lea podria extenderse a los casos verdaderos de caducidades y atin a las preseripciones. Los ejemplos que hemos sefialado se diferencian de Ia caducidad propiamente tal, en que en ellos el tiempo no desempenia rol extintivo alguno en especial, sino que influye de la manera general CONCHPTO JURIDICO DE LA CADUCIDAD Y LA PRESCRIFCION, ou ‘como influye en todos los derechos; pero no es causa determinante de su extincién. Fl término caducidad lleva envuelta la idea de una derecho que no tlene la firmeza, el vigor necesario para subsistir, como lo tienen los de- rechos comunes, perfectos. 12, Pero silos ejemplos que hemos dado y en que tienen usola pala- bra caducidad ofrecen tan s6lo remota semejanza con los casos verdade- ros de caducidades, existen en cambio otros plazos establecidos por el legislador que aunque no son llamados a si, presentan mayores puntos de contactos. Nos referimos en especial a los plazos de que se habla en el articulo 49 del Cédigo Civil y que se conocen en nuestro derecho con el nombre de fatales. El texto del articulo es como sigue: «Cuando se dice que un acto debe ejecttarse en o dentro de cierto plazo, seentenderé que vale si se ejecuta antes de la media noche en que termina el ultimo dia del pla- 20; ¥ cuando se exige que haya transcurrido un espacio de tiempo para que nazcan o expiren ciertos derechos, se entenderd que estos derechos no nacen ni expiran sino después de la media noche en que termine el Liltimo dia de dicho espacio de tiempo». Estos plazos se llaman fatales porque la obligacién debe cumplirse dentro de ellos para tener plena validez; si no ocurre asf la ley aplica di- versas sanciones, de las cuales la mas temible es la nulidad, Lo que este articulo quiere expresar, dice Claro Solar (tomo 1 n° 305 de su obra) es quesc entiende cumplida estrictamentela obligacién cyandoel quedebe ejecutar un acto dentro de cierto plazo 10 ejecuta antes de la expiracién de dicho plazo;sio deja pasar, entra en mots por el sélo vencimiento del plazo, a no ser que la obligacién sea de aquéllas en que la ley exige re- querimntento especial. De modo queno siemprees a sancién, la nulidad, sino otras de distinto cardcter. Asi, por ejemplo, no se seftala la nulidad como sancién de! no cumplimiento del acto dentro del término fatal en los casos de infraccién a los articulos 191, 378, 513, 520, etc, etc. Por la inversa, hay casos determinados en que la misma ley se encarga de de- cirnos que tiene cabida la nulidad. Fjemplos tenemos en los articulos 208 y 1036, Por lo comin, estos plazos del articulo 49 son improrrogables, a me- ‘nos que la mismaey se encarga de decirnos que admite su prolongacién, como sucede en los articulos 378 y 1232. ‘Tampoco admiten suspensién, porque las causales subjetivas de los articulos 2509 y 2,520 son propias de las prescripciones, y no de cual od PEDRO LIRA URQUIETA quier plazo. Aunque no existiera la regla del articulo 2524, no podria pre- tenderse que esas causales tenian aplicacién. La Corte de Casacién ha aplicado con estrictez este principlodelano varlacién de los plazos fatales, como puede demostrarse con a sentencia Tecaidaen un juiciosobrevalidezde untestamento verbal, queaparece en eltomoVI, sec. I, pag, 437 de la Revista de Derecho jurisprudencia. La persona favorecida con el testamento verbal se presents oportu- namente ante el Juzgado pidiendo que se tomaran declaraciones a los testigos del testamento a fin de cumplir con lo exigido por el articulo 1036. Gracias ala intervencién de los parientes de la testadora, la cues- tin se torné liigiosa demordndase esas declaraciones, y terminando el juez por aceptar la suspensién del plazo, pedida por el interesado. En re- sumen, la protocolizacién del testamento vino ahacerse alos diez meses demuertalla testadora. Como la Corte de Valparaiso aceptara el proceder del juez de primera instancia, los parientes impugnadores del testamen- to dedujeron recurso de casacién en el fondo, alegando que habia habido violacién de los articulos 49 y 1036. La Corte acepté el recurso declaran- do por sentencia de 10 de Julio de 1909 que la «observancia de este pla- 0 de treinta dfas prescrita como esencial para la validez del testamento verbal cuya autenticidad y veracidad ne ha querido el legislador confiar Por mayor tiempo alla fe ni ala memoria de los testigos no es susceptible de modificacién alguna, no autorizada expresamente por el legistador, ‘cualquiera que fueren las consideraciones de otro orden en que pudie- ra fundarse a alteracién». De modo, que segtin esta doctrina, le rigidez del plazo de treinta dias del artfculo 1036 es tal, que no admite ni atin impedimentos que pueden calificarse de fuerza mayor, haciéndose casi ilusoria la facultad de otorgar testamentos verbales. La misma Corte de Casaci6n mitig6 un poco este rigor declarando en otro fallo de fecha 16 de Agosto de 1923, que lo tinico que segiin este articulo debe hacerse dentro del plazo que él sefiala, es el examen de los testigos instrumentales del testamento, ya que la resolucién que manda tener las disposiciones como testamento puede retardarse por hechos completamente ajenos a la voluntad del interesado, (Carlos Varas Olea, Jurisprudencia sentada por la Corte de Casacién). 13, Si comparamos las caracteristicas de estos Hamados plazos fa- tales del articulo 49 con los plazos fatales del articulo 67 del Cédigo de Procedimiento Civil, verios que estos iltimos restnen mejor que los pri- ‘mer0s los requisites que constituyen los rasgos més sobresalientes de la caducidad. in los plazos fatales del articulo 48, su vencimiento no aca- trea la extinci6n del derecho en forma tan enérgica que el tribunal deba pronunciarse de oficio, impidiéndose asi la renuncia de ellos; elinteresa- CONCEFTO JURIDICO DE LA CADLICIDAD VLA PRESCRIPCION, 613 do necesita alegar su extincidn, salvo que en determinado caso se apli- que el criterio de la nulidad absoluta. No puede negarse, en cambio, que en muchos de estos casos de pla- 106 fatales civiles se retinen los caracteres de la caducidad comin, inac- tividad del titulary extincién por el transcurso det tiempo, como ocurre verbigracia en el caso del articulo 1036; pero por 10 general no se produ- ‘cen las consecuencias practicas que le asignan a la caducidad sus defen- sores. Es mds, las diferencias con los plazos de prescripcién son tantas, segiin io hemos dicho, que no vale la pena considerar a estos casos de plazos legales dentro de ics cuales debe ejecutarse determinado acto, como comprendidos en la discusin. Los ejemplos tipicos de caducidad, Jos que originan discusién porque hay posibilidad de confundirlos con, plazosde prescripeién, son los plazos serialados para que dentro de ellos ‘ejercite una accién, 14, Pero antes de entrar a su estudio debemos decir dos palabras acercade algunas categorias de plazos fatales que tienen més semejanza con la prescripeién. Veamos primeramente los llamados optativos de los, cuales son muestras en nuestro Cédigo Civillos plazos contemplados en los articulos 212y 1232. En el primero de dichos articulos se ordena que la petsona favore- ‘ida con la legitimacién debe declarar dentro de los noventa dias sub- siguientes @ la notificactén, sila acepta o la repudia, y esta declaraci6n debe hacerla por instrumento puiblico. Si transcurre el plazo sin que se haga la declaracién, pudiendo hacerse, la ley declara por el interesado ‘entendiéndose que aceptala legitimaciGn. EJ transcurso del plazo hace perder tinicamente la facultad de optar, pero no trae consigo la pérdida de un verdadero derecho. Falta, ademas, la persona interesada que aproveche dicha pérdida, de tal manera que ino puede hablarse con propiedad de prescripeién del plazo, yes asicomo nadie se ha atrevido a darle este nombre ni atin los autores que como el sefior Robustiano Vera creen ver prescripciones en todas partes. (Véase sobre el particular la sentencia de la Corte Suprema de 8 de Junio de 1911 citada por Varas Olea). Distinta cosa ocurre en el caso del articulo 1232, que fifa un plazo de 40 dias (prorrogable hasta un afio) para que el asignatario declare, a vit~ tud de demanda de cualquier interesado, si acepta o repudia la asigna- cién. El asignatario constituido en mora de declarar si acepta o repudia, agrega el articulo siguiente, se entenderé que repudia, Algunos autores consideran que este plazo es un plazo de pres- cripcién; tal es el pensar, entre otros, del profesor Rasnisez Frias (13) Sostienen que al cabo de los cuarenta dias prescribe la facultad del asig- natario para declarar si acepta o repudia. En realidad, esta facultad que Ja misma ley se encarga de llamar derecho en el articulo 857, no puede ser propiamente materia de prescripci6n, porque falta el elemento dela relacién obligatoria entre partes, una de las cuales se beneficia con la pérdida del derecho. A nuestro juicto no es propio llamar prescripeién este caso, y tal vez la misma ley s¢ dio cuenta de ello, porque no siguié ‘su modelo francés que habla en el articulo 789 de que Ia facultad de aceptar o repudiar una herencia prescribe por el lapso de tiempo (14), sino que prefirié seialar un plazo simple, a cuya extincién se produce el efecto sefalado en el articulo 1233. El interesado en apresurar la de- claracién del asignatario no alegaré la prescripcién si es que transcurre 1 plazo de cuatenta dias sin que lo haya hecho: sino que pedira que se tenga la asignacién por repudiada, sin que tengan para qué aplicarselas disposiciones propias della prescripcién, La gran mayoria de Jos autores ven en este caso también un ejemplo de caducidad comin, sin que sea necesario atender para nada a la pres- cripcién. 15, Al tratar de las tutelas y curatelas se ocupa de sehalar el Cédigo uno que otro ejemplo de los plazos llamados declarativos, muy seme- Jantes a los anteriores, pero en los cuales no hay opcién, sino que el fa- vorecido con el plazo debe declarar dentro de él una incapacidad o una excusa, As(el articulo 513 sefiala un plazo fatal de treinta dias al guarda- dor, para que dentro de el manifieste la incapacidad que le imposibilita pata ejercer la guarda. No puede decirse que si transcurren los treinta ‘fas sin declarar su incapacidad ha preescrito esta obligacién, porque se trata de uns verdadera prohibicién legal, de tal manera se cae en as san- clones determinadas en el articulo 512, Igual cosa debemos decir acerca dl plazo de tres dias en que deben denunciarse las incapacidades so- brevivientes; su no alegacién no hace prescribirlas, porque se trata de tun deber guardador que puede serle exigido aun por medio de accion popular. (Articulo 13 inciso final). (23) Apuntes tomedos en su clase por De la Carrera (24) Sobre tas dificultades a que ha dado origen este aticulo y sobre la impres- criptblidad delas facultades, Véase Léger, cep. IV. Primera Parte, CONCEFTO JURIDICO DE LA CADUCIDAD ¥ LA PRESCRIPCION, ois No tienen el mismo caricter de prohibicién tas excusas, que la ley permite ategar a ciertas personas para no desempenar le guarda. Los favorecidos con ellas son duefios de alegarlas ono. Por lo general el plazo de que disponen para invocar las excusas ‘que existan al tiempo de deferirse fa guarda es el de treinta dfas (Art. 520), Supongamos que el guardador no invoca en este plazo sino acabo dde dos meses, El defensor de menores con quien debeté seguir un juicio segiin lo dispone el articulo 524, podria responderie que estando venci- do el plazo que le concede la ley para alegarla, no sele admite tal excusa ‘extempordnea. No encontramos propio decir que esta prescrito el dere- cho del guardador para alegar la excusa y sin embargo estaria permiti- do decirlo, porque el mismo cédigo no considera incorrecto hablar de la prescripcién de las excusas. Fl articulo 521 dice expresamente que los motivos de excusa que precriben por la demora en alegarlos, En resu- ‘men, la ley da al término prescripcién un significado bien amplio desig nando con él, en general, toda extincién de un derecho producida por efecto del tiempo, aunque no se trate de relaciones obligatorias. 16. En esta materia encontramos muy atinadas las observaciones que hace Planiol al distinguir entre la prescripcién y los simples plazos le- gales sometidos a caducidad. Segiin él, la prescripcién tiene lugar a las relacfones obligatarias, sive para extinguir obligaciones; al paso que los plazos de caducidad se dan para la ejecuicién de determinados actos que ‘no nacen a Ja vida juridica si no se han ejecutado dentro de ellos. No hay para que atender en tales casos alas reglas sobre suspensién o interrup- cién o renuncia de la prescripcién. Un criteria andlogo es el propuesto por Giorgi para separar la prescripcién de la caducidad, Esta ultima tie- ne por objeto facultades legales que deben manifestarsé dentro de cierto tiempo, no versa sobre derechos verdaderos, que son el objeto de pres- cripcién. (15). Coma vemos, esta clase de plazos legales, admite una diferenciacién ‘més o menos con la prescripei6n yno vemos nconveniente alguno para que se les considere como caducidades si se retinen los dos efectos de ex- tincién por el tiempo causada por la inactividad del titular del derecho. ‘Veamos ahora en los ntimeros siguientes si puede sostenerse esta exclu- sién de la prescripcién en los plazos de acciones. 17, Planiol, entre otros autores, reconoce el mismo caracter de sim- ples plazos (Délais préfix) que no admiten suspensién ni interrupeiéa, a «clertos plazos que se asemejan més a las prescripciones por que regulan acciones udiciales andlogas alas que sancionan obligaciones, tratandose ain de verdaderas relaciones obligatorias entre particulares», Los ejem- (25) Planiot, tomo, Ns 708. e6__ repro ma unaytera plos que seftala no differen de los que citan Mirabelli y Giorgi como casos de caducidad, correspondiendo generalmente a los plazos que el Cédigo alemén separé de la teor'a de la prescripcién extintiva. Mencionaremos entrecllos ala accién dada al marido para impugnar a legitimacién del hijo, la acciém de nulidad del matrimonio, las acciones rescisorias por causa de lesién, la revacatoria de donaciones, etc., etc (16) Como lo hemos dicho desde un principio, son estos plazos de accio- nes los que constituyen el principalisimo objeto de la caducidad, porque ‘sen ellos donde se presenta ladificultad de diferenciarlos della prescrip- jn. En nuestro derecho civil se les considera comprendidos en la teo- ia de la prescripcién, hablandose asi corrientemente de la prescripeién de sesenta dias del articulo 183, de la prescripcién de accién rescisoria por lesién enorme, etc. jHay algiin inconveniente en ello, o convendria modificar la terminologfa corriente? Es esta la cuestién que entramos a examinar, atendiendo, sobre todo, a la importancia préctica y doctrinal del problema, que a nuestro juicio, es més de fondo que de nombre. En efecto, no divisasnos inconveniente para llamar prescripciones a todos ‘sos plazos si estamos de acuerdo en no aplicarles determinadas reglas de la prescripei6n comiin, como ser, verbigracia, la necesidad de alegar- 1a (a7). 18. A primera vista parece darnos una satisfactorla solueién el inciso segundo del artfculo 2492 al expresar que «tina accién o derecho se dice prescribir cuando se extingue porla prescripcién», con lo que da enten- der claramente que la palabra prescribir tiene un significado técnico, y ‘que cuando el legislador emplea tal palabra no cabe discusi6n de que se trata de una verdaderay auténtica prescripeién. Esta regla, sin embargo, no tiene el alcance sacramental de la que dio el legislador alemén en la Exposicién de Motivos de su Cédigo. All, ‘cuando se quiere separar a un plazo de la teorfa de la prescripcién se (18) Obra citads, Pig. 328. (R.DJ. Tomo XV) (17) Pugliese atiende también a la categoria de derechos regulados por la prescripcin o la caducidad, para establecer diferencias entre una y otra. Divide a los plazos de caducidad, en dos grandes grupos: a la primera pertenecen Jos casos perfectamente diferenciables de la prescripeién porque en ellos se trata de derechos Imperfectos, para cuyo ejercicio fja a ley plazos perentorios, de manera que no hay all posibilidad de aumento o varlacin del plazo, Estos son los casos de caducidades jusfdicas. Al segundo grupo pertenecen las caducidsdes legals, sea, aquellas que ‘son tales por efecto dela ley, no por su propia natysaleza. Tales son ls ejemplos co- srientes de prescripciones especiales de nuestra CSdigo Civil. Este segundo grupo lo divide todavia en dos subgrupos, sin que tenga interés entrar en mayores detalles. La ‘categoria que interesa verdaderamente es la primera: pero son tan escasos los ejem- plos que pone, tan heterogéneos tan poco abjetivos los motvos de separacién, que «reemos que en este punto anduvo poco acertado el insigne tratadista. As se expica ‘que Alas, quele sigue constantemente, no le tome en cuenta en esta materia CONCEFTO JURIDICO DE LA CAD Ov oir evita el empleo de este término uséndose otras expresiones que mani- fiestan inequivocamente el deseo del legislador de someterlo a otras re- las. Pero en nuestro derecho no ocurre esto: sles cierto que cuando la ley habla de prescripcién es porque entiende que se trata en efecto de luna prescripcién, hay en cambio muchos casos de plazos que la ley na entendié substracrios a la teoria de la prescripcién, y que se designan con expresiones diferentes. “Muchas veces se dice que tal acién tienen plazo de cuatro alos para ser ejercitada, 0 que expira al cabo de cierto tiempo, sin que eso signifi ‘que que muchos plazos estén refiidos con la prescripcién. Dejando para mas adelante el comentario de las acciones de estado civil, citaremos ‘como ejemplo de nuestra afirmacién a la accién de reforma del testa- ‘mento, ya las acciones rescisorias en general Examinemos la accién de reforma del testamento, En el inciso pr mero de articulo 1216 no dijo Ia ley que ella prescribia, sino que conce- ié el respectivo plazo en esta forma: los legitimarios podrén intentar la aceién de reforma «dentro de los cuatro afios contados desde el dia en que tuvieron conocimiento del testamento y de su calidad de legitima- ios», ;Quiso significar con esta expresién «dentro de los cuatro anos» que a su juicio no se trataba de una prescripcién sino de un plazo fatal Por cuyo transcurso se extingufa irremisiblemente el derecho? De nin- guna manera: se ha entendido siempre razonablemente que se tratade tuna prescripcién especial, como lo reconace el propio legislador al usar el érmino de prescribiren el inciso segundo de dicho articulo. Se le aplicarn, en consecuencia, todas las reglas de la prescripcién. que no estén expresamente derogadas, siendo ejemplo de esto tltimo la disposicién del articulo 2524, EI tribunal no podrfa rechazar de oficio una accién intentada manifiestamente fuera del plazo de cuatro afios, fundandose en la redaccién del articulo, Creemos que los interesados son lostinicos duefios de hacer esta alegacién o de omitirla, renunciando asfal beneficio que se les concede. Alhablar de las acciones rescisorias comunes no emplea la ley el tér- mino prescribis 0 prescripcidn. Dice sencillamente que «el plazo para pedirla rescisién es de wuatro afios», sin que de ello se siga que exista al- guna diferencia apreciable con ia prescripcién. Tanto es asi, queen otras, disposiciones que hacen referencia a estas acciones rescisorias se habla de que prescriben en tal o cual forma. Baste citar !os ejemplos de los ar- eulos 1352 y 1782. 18 PEDRO LIRA UROULETA En otros articulos se emplea la expresién siguiente: tal accién expi- ta oexpirard, o durard tantos meses o afios, sin que tampoco signifique que la ley entendié excluir esos plazos de Ja teoria de la prescripcién. Fjemplos tenemos en los plazos sefalados en los articulos 1263, 1866, 1896, 2868, etc. Asemejanza de lo que ocusre con las acciones resciso- Fias, el propio egistador se ha encargado deindicarnos que las considera a tales expresiones como sindnimas de prescripcién, segiin se puede de- mostrar palpablemente con lo dispuesto en es articulos 1866 y 1867. En todos estos casos el inico punto verdaderamente discutible serfael relativo a la interrupcién natural, Podria sostenerse que, faltando la rela- cin estrictamente obligatoria entre las partes, no cabfa interrupeién del término por reconocimiento del obligado. Ast, por ejemplo, en el caso dela accién rescisoria por lesi6n enorme del articulo 1896 podria decirse que si ella no se intenta dentro de los cuatro afios habiles, estd prescrita, sin que pueda alegar el perjudicado con a prescripcién que ella se ha interrumpi- do por el reconocimiento que ha hecho la parte contraria del derecho que Ie asiste, Supongamos que nuestro ejemplo se refiera a un vendedor que, habiendo sufrido lesién enorme, amenazaal comprador con intentarla ac- ‘ion, y que éste reconociendo|a Justicia quele asiste trate de arteglarse ex- trajudicialmente y entre tanto transcurra el plazo de cuatro afios, sin que se haya intentado la accién. Seguro de su impunidad el comprador ines- ccrupuloso se resiste a todo arreglo, y opone la excepcién de prescripcién a \ademanda tardia del vendedor. ;Podria alegar éste que la prescripcién se ha, interrumpido naturalmente? Nos parece que si, porque no hay razén alguna legal que lo impida, ya que se tata de derechos patrimoniales en que el orden paiblico no esta directamente interesado. No es posible que Ialey les dé a tales plazos un cardcter de fatales, perentorios sin emplear expresiones que manifiesten inequivocamente ese cardcter, como ocurre ‘en los casos calificados en que fj6 un término rigido e inexorable. En el Derecho aleman no se presenta esta dificultad, porque tales ac- ciones estin sometidas.a caducidad, y no cabe en ellas otra interrupcién ‘que la civil, y atin ésta presenta algunas particularidades (18) 19, Hemos dicho que hay algunos casos en que ellegislador ha dado a entender, en forma bien explicita que el término por él fijado no debe al- terarse por causa alguna, y que no procede, en consecencia, la interrup- ‘ci6nnatural. En efecto, al ocuparse de las acciones tendientes a impugnar Ja filiacién, establece perentoriamente plazos breves y fatales dentro de los ‘cuales deben deducirse, sin que tengan valor alguno esas reclamaciones interpuestas fuera de término. Aunque el estudio detallado de estas ac- (18) Igual opinion Pugliese, Ne 283 y Bautdry-Lacantinerie, si bien reconoce que cs raroel caso de interrupcién de esta especie en las acciones rescisorias, pero cree ‘que no esté rehids con su naturaleza (tomo XIV, N°2024 y sgt.) Concerro unio DE LA CADUCIDAD Y LA PRESCRIPCION. 619 cfones es materia de la Segunda Parte de la Memoria, de la cual es parte el presente estudio, creemos preciso decir dos palabras acerca del rol que desempefia la prescripcién en los derechos de familia, Las cuestiones propias del estado civil escapan por principio y por su naturaleza misma a la prescripcién, ya que se trata de potestades y dere- cchos que estén fuera de! comercio humano Pero las derivaciones patrimo- niales del estado civil, las acciones que, como la de reforma del testamen- to, se fundan en dicho estado, pero que persiguen consecuencias pecu- niarias, son perfectamente comerciables, yadmiten renuncia, transaccién Y prescripcién. Ain més, tales julcios en que se invoca también el estado Civil, como antecedente de la accién, pero sin que él constituya su objeto deterrainante, producen efectos muy diferentes alos juicios, propiamente, Constitutivos de estado civil, Pues bien, las acciones de filiacién son ac- ciones de impugnacién de estado, y debieran ser imprescriptibles. Pero la ley, atendiendo a la inseguridad en que quedarian los hijos durante largo tiempo, quiso fijarles térmiinos brevisimos, pasados los cuales no podrian ejercitarse. Esto no obsta a que las personas directamente interesadas, los, legftimos contradictores puedan reclamar su estado en cualquier tiempo, sin que pueda oponérseles prescripcién nifallo alguno segtin laterminan- tey clara expresién del articulo 320, Paratales legitimos contradictores, las acciones son imprescriptibles; pero no lo son ciertamente para las demas personas a quienes larey permite impugnar una supuesta fliacién (19). Surge aqui la cuestién: tales plazos breves de Jas acciones de fiacién estén sometidosa prescripcién ono? Nos parece queno y inconveniente en Contestar afirmativamente, y asi lo, han entendido uniformemente los co- mentadores de nuestro Derecho yl propia Corte de Casacién, cuando habla dela prescripeién dela accion del articulo 217 (20).Otra cosa es que teérica- ‘mente se trate de prescripcién verdadera (21). Es indudable que el término de prescripcién se empleaen tales casos como sindnimo de extincién de la acci6n por efecto del tiempo y no mas alld, pues no podria sostenerse que a tales plazos debian aplicérseles absolutameente todas las reglas del titulo fi nal de nuestro Cédigo. En ellos no cabe reconacianiento, porque ni hay pro- ppiamente obligado, ni tendia ningiin efecto la declaracién de, un particular sobre estado civil, estado que lo fija la ley; tampoce cabe, a nuestro juicio; aplicacton de ls preceptos contenidos en los articulos 2493 y 219. Es por eso que la casi unanimidad de los autores consideran a tales plazos de las acciones de filiacién como ejemplos de caducidad, 0 si pre- (23) Véas el aegao dl stor Alessandro jul Ar, ta pat celta a Primera aul Jecttcen, (2) Seen de i deDcone e6catepor Vas ce cad nectar decir qucenel derecho slemda consotyeneemplos de verdaderas caducidades. = oo PEDRO LIRA URQUIETA ferimos emplear la terminologia de nuestro Cédigo, plazos legales por cuyo transcurso se pierde irremisiblemente la facultad de accionar (22) 20, Existen también otros plazos de orden nivy diferentes que pre- sentan mas analogias con la caducidad que con a prescripcién. En ellos, a semejanza de lo que ocurre en las acciones de filiacién no emples la Jey el término de prescripcién, porque consider6 evidentemente impro- pio el aplicarles todas las regias de ésta. Sin embargo, es frecuente que: ‘en muestro Derecho se hable de las prescripciones de corto tiempo de tales casos (23), sin que ello importe una herejfa juridica, como lo hemos repetido tantas veces. Nos referimos a los plazos de tn afo establecidos por los articulos 630,y 652 del Cédigo Civil Altratar de los modos de adquirir el dominio, dispone la ley que los bienes muebles perdidos por su duefio pueden ser objeto de ocupacién siguiéndose un procedimiento especial. Si en el curso del afio subsi- guiente al Ultimo aviso no se presentare persona que justifique su domi- nio, se venderé la especie en piblica subasta si aparece el duefio antes de la subasta puede recobrat la especie mediante ciertos desembolsos; pero una vez subastada «se mirard como irrevotablemente perdida para €l duefio», segiin lo dice el articulo 633, Esta pérdida que sufre el duefio sino hace la reclamacién dentro del aio, es efecto de la prescriptién ex- tintiva? De ninguna manera podrfa setlo porque reclamaria nada menos que el dominio de la cosa, y si hubiera prescripci6n ella se determinaria segtin el articulo 2517, lo que quiere decir que el adquirente la habria adquirido Los mismos Tribunales han declarado que procede la declaracién. de oficio ele la prescripcién en las acciones de orden familiar por usu- capién. Como esta conclusién no podemos aceptarla, opinamos que se trata de una adquisicién por el medio de adquirir lamado ocupacién, y condicionada por un plazo a cuyaextindén queda perfecta. Dicho plazo de un afio no es, por consiguiente, un verdadero de prescripcién. Es cla- ro que tal cuestiOn presenta escasisimo interés practic. Digamos, para terminar, que el mismo procedimients se aplica en los articulos 637 y 642 (24). (22) Colin et Capitan, tomol, pég. 398, Baudry-Lacancinerie, omo 28, Nos. 157 ‘y595, leget pig. 126. Los mismos Tribunales han declasado que procede la deciara- ‘ién de ofcio dela prescripeidn en acciones de orden familia. (23) Burros E, tomo IL pag. 230 (24) El Cédigo alemén establece un procedimiente minucioso en los ars. 965 a ‘988, del cual esta alejada por cierto la idea de prescripc!On. Por lainversa, los autores franceses discuten si se aplicala prescripeién de 36:0 afios ala pérdida de las cosas pperdidas (épaves). Colin et Capitant, tno I, pig. 853. CONCEFTO JURIDICO DE 14 CADUGIDAD ¥ LA PRESCRIPCION, au Menor interés practico atin presenta el caso de accesién del articulo 652. Siel dueno de la porcién de tierra arrastrada por la avenida no lo re- clama dentro del ao subsiguiente el dueiio del sitio al cual fue transpor- tada. A esta pérdida que preferiremos te6ricamente atribuitla al modo de adquitir Hamado aceesién, se a llama, sin embargo, prescripcién de ‘un ao, Jo que no nos parece propio. En efecto se presentaban iguales ymayores dificultades que en el caso anterior pues indudablemente se trata de una aplicacién del principio del articulo 2517, y no tendrfamos, asf, derecho a llamar la prescripcién de corto tlempo. Nos inelinamos a sostener que la extincién del plazo produce caducidad del derecho pri- mitivos, y tiene por objeto hacer perfecta la accest6i 21. No vaya a creerse, después de lo dicho, que existan dificultades te6ricas solamente en los casos de acciones cuyos plazos no han sido lla- ‘mados presoripoidnespot el legisiador: Existen también dificultades en los casos més raros, por cierto, que la misma ley se encargé de llamar prescripciones. ‘Tal ocurre, por ejemplo, con la llamada prescripcién de diez afios de la accién ejecutiva. Elinciso segundo del articulo 2515 dice expresamen- te que la acci6n ejecutiva prescribe en diez afios. En realidad, se trata ‘mis bien de una verdadera caducidad, y si se quiere, de una caducidad de orden procesal, pero no de una prescripcién en el sentido riguroso del término. En efecto, este plazo de diez afios no admite suspensién ni interrupcién natural porque nose refiere ala existencia del derecho, sino ‘nicamente a una forma especial de hacerlo valer, que la ley quiere limi- tar estrictamente a una duracién invariable. No comprendemos céino puede dudarse del carécter del plazo que comentamos después de la dictacién del Cédigo de Provedimiento Civil, que dispone en su articulo 463 que el tribunal denegard de oficiola ejecucién sil titulo presentado tuviere més de diez afios contados desde que la obligactén se hubiere hecho exigible. La ley da esta atribucién al tribunal, porque del solo exa- men del titulo presentado se desprende si conserva 0 no méaito ejecuti- vo, al paso que si ocurtieran suspensiones o ceconocimientos, tendrfa gue convertirse el juez en adivino porque ellas no constarfanen el titulo mismo. 22. a aplicacién delaley salitrerade 7 de Febrero de 906 dio ocasién también a diversas dificultades relacionadas con esta diferencia entre prescripeién y caducidad Sega lo dispuesto en el articulo 1° de dicha ley, dictada para po- ner fin a las usurpaciones de que era victima el Fisco, las personas que se creyerancon derecho a pertenencias salitrales debian hacerlos valer antellajusticia dentro del plato de cuatro meses, contados desde on PEDRO LAA URQUIETA lavigencia de la ley .Agrega el articulo que dicha disposicién no hace revivir derechos que hubieren prescrito caducado en conformidad a las disposiciones que reglan la materia. Y para apresurar la constitu- cién definitiva de los titulos que ya hubieren sido reconocidos, ordene el articulo 2° que la mesura de tales pertenencias debe hacerse en un plazo de seis meses, contados desde la fecha de la presente ley o desde la sentencia de termino respectiva. Previniendo la mora ocasionada por incidentes agrego dicho articulo que este plazo debe suspenderse mientras no se resuelven definitivamente las oposiciones ala mensu- ra. La sancién general se encuentra en el articulo 4°, que dice asi. Se consideran prescritos los derechos que no s¢ hicieron valer conforme alos articulos anteriores, y se consideran asimismo prescrito los de- rechos de los duefios de pertenencias que abandonaran la prosecu- ‘én de los juicios por mas de tres meses, contados desde la ultima providencia El espiritu del legislador fue, sin duda establecer los plazos bre- visimos y perentorios a cuya terminacién debfan extinguirse irre- ‘misiblemente los derechos que no se hubleran hecho valer, sin que hubieran hecho valer, sin que hubiera necesidad por parte de los defensores fiscales de alegar cada vez esta prescripcién. Esto fue lo que quiso decir con la frase “se consideran prescritos", 0 sea, comio sila prescripcién se hubiera ya verificado. Pero reconozcamos que no es tan evidente la derogacién del precepto del articulo 2493 del c6digo civil, porque una cosa es para la ley que se verifiquen las con- diciones legales de la prescripcién, como dice el articulo 2494, y otra cosa es que se alargue para obtener la declaracién judicial. De esta iferencia tomaron pie los abogados defensores de los duefios de pertenencias salitreras para sostener que, siendo una prescripcin Ja establecida por el articulo 4° de esta ley n° 1815, debian aplicarse las reglas de la prescripcién entre las cuales se cuentan las de arti- ‘culo 2493, y que si el legislador hubiera querido que no se aplicara, lo habria dicho, como ocurre en algunos de excepcién . No faltaron sentencias que acogieron estas razones declarando que se trataba de una verdadera prescripcién, que debfa ser alegada (25). Pero la corte de la casacin mantuvo inflexivamente la opinién contraria sentando jurisprudencia en tal sentido. Fueron muchas razones que tuvo en vista el tribunal supremo para sustentarla opinién de que tal plazo obraba por el solo ministerio de la (25) Véase entre otras, la sentencis de la Corte de Santiago de 24:de marzo de 11909 que lleva as firmas de los ministos Barriga, De ts Cruz y Marin, publicada en. el tomo XVI, S.T, pig 122 de a Rew. de Dz el voto especial del ministo Salas, que aparece en et Libro respectivo } oa ley sin necesidad que se alegara su extincién. Entre ellas, nos interesan particularmente las que se refieren ala caducidad. Como se comprende, se trata en este caso del articulo 4° de la ley 1615, de un ejemplo evidente de caducidad, que presenta caracteres bastantes acentuados. La corte de ‘casacién se dio cuenta de estas diferencias, yen el considerando 3° dela sentencia de 26 de junio de 1919 (26) dela revista de derecho dice que tal plazo importa la constitucién de una caducidad o extincién de derechos que, trascurrido el término necesario, se produce por el solo ministerio de la ley. Un reconocimiento mucho mas explicito de caducidad, como de efecto del tiempo distinto de las prescripciones, tenemos en Ja sen- tencia de casacién de fondo de 3 de mayo de 1916 (27) redactada por el Presidente Castillo Vicufia, y cuyo considerando primero, ala letra, dice ast: Que la cadueidad de los derechas de los duefios de las pertenencias salitrales por abandono en la prosecucién de los julcios por més de tres, meses que establece el articulo 4° de la ley de 7 de febrero de 1906, no reviste los caracteres juridicos de la prescripcién extinta de derechos es- tablecida por el cédigo civil, como se desprende del contexto del mismo, el cual declara que se considera prescrito 0 extinguido los derechos, y de los propésitos que tuvo en vista el legislador al establecer las diversas disposiciones de la ley manifestados en su discusién en el Congreso. Pero estas razones, basadas en la existencia de una institucién dis- tinta de la prescripci6n, muy importante en la doctrina, no pueden serlo tanto para un tribunal de derecho que necesita apoyar sus decisiones en preceptos legales expresos. La cortese dio cuenta deesto, yes por eso que alego, ademas, la interpretacién basada en la letra de la ley, y ena histo- ria de su dictacién; y recurrié a lo dispuesto en el articulo 67 del cédigo de procedimiento civil, sosteniendo que se trataba de un plazo procesal, To queyaes un poco discutible. En todo caso ladificultad se presenté por una mala redsccién dela ley, pues no debié haber empleado el legislador el término prescripcién, 0 si quiso emplearlo, como hace muchas veces, para darleel significado general de extincién por el tiempo, debié cuidar de agregar expresamente cudles reglas de la prescripcién entendia que no le era aplicable, 23. Este caso de la ley salitrera de 7 de febrero de 1906 es un ejemplo palpable del poco cuidado con que emplea el término de preecripci6n; ‘otros ejemplos, fuera de los demas que hemos citado en este capitulo, nos podrfa proporcionar la ley de Matrimonio civil. Sta tales plazos se les quiere siempre llamar prescripcién (lo que dentro de nuestro sistema ‘std repetido hasta el cansancic), conviene ser prolijos en sefialar cuales reglas de la prescripcién no tienen cabida en ello, al fin de evitar dificul- (28) Publicada en el tomo XVI, 8.1, pig. 242. (@7) Rev. deD, tomo XIN Sec I, pig, 121. os PEDRO LRA URQVIETA tades en orden préctico, En el terreno de los hechos poco importa que setrate de caducidades verdaderas, o de prescripciones especiales, sino hay disparidad de pareceres en la aplicacién que debe hacerse del pre- cepto legal En resumen, nuestro sistema legal en materia de prescripcién es to- talmente diverso del sistema aleman, no existiendo, por lo tanto, aquella diferencia precisa entre plazos de prescripcién y plazos de caducidad, Nuestro sistemas, modelado a semejanza del Frances, tiende a unificar enloposiblelos distintos efectos extintivos del tiempo, llamado prescrip- ci6n ha toda plazo dentro det cual se ejerce una accién, y senalindole re- glas especiales cuando las circunstancias lo exigen. Indudablemente que esta ampliacién del concepto de prescripcién no llega hasta comprender dentro de él todos aquellos plazos que se dan para la ejecucién de de- terminados actos, y que ya hemos analizado, como tampoco abarca el efecto especial extintivo conocido con el nombre de legada del dia. Lo que llama caducidad la ley chitena no corresponde casi nunca al sentido especial que hemos dado a esta palabra, si bien algunos de esos casos Mamados de caducidad lo son verdaderamente. No puede negarse que dentro de los plazos de acciones existan al- gunos que, aunque la llame presctipciones, son en el fondo, verdaderas caducidades pero sea por su escaso miimero sea por su extrema variedad, reemos que no dan margen para la formacién, de una institucién sepa rada de la prescripcién, que sea acogida como tal en una préxima revi sidn del Cédigo Civil. Qrancamente no ha suscitado grandes dificultades précticas el sistema nacional si bien es menos preciso y cientifico que de! sistema adoptado por el Cédigo aleman; pero tiene, en cambio, la enor- ‘me ventaja de la sencillez y de la comodidad de expresién. Creemos que basta una aplicacién inteligente y metédica de las ideas modernas sobre elconcepto de prescripcién extintiva restringiéndola a su rol propio .de las relaciones obligatorias, para que vayan desapareciendo poco a .poco las dificultades, sin que sea necesario introducir una terminologia nue- ‘va, nimuchomenos dar cabida a una institucién separada de la prescrip- in, Con un sistema o con otro los resultados préctico son los mismos y que interesa sobre todo es el saber a punto fijo cudles reglas precisas le son aplicables a cada casoen particular. EL CONTRATO DE IGUALA CELEBRADO ENTRE ABOGADO Y CLIENTE, POR ESCRITO, NO SE RIGE, EN CUANTO A LA PRESCRIPCION, POR EL ARTCULO 2521 DEL CODIGO CIVIL, SINO POR EL ARTICULO 2515 JOSE MIGUEL GONZALEZ Fuente: RD] Doctrina, Tomo 1, No.4, 71476 ‘Cla Westlaw Chiles DDSE7762009, La prescripcién, como medio de extinguir las acciones y derechos ajenos se produce cuando se ha dejado trascurrir cierto lapso de tiempo, durante el cual no se hubieran ejercitado. Este tiempo, dice el articulo 2515, es en general de diez afios para las acciones ejecutivasy de veinte para las ordinarias. ‘Tal es a regla o precepte comin de general aplicacién. Perohay ciertas acciones que prescriben en corto tiempo, a cuya ma- teria se contrae el pérrafo 4" del titulo XLII, Libro TV del Gédigo Civil. Estas acciones son las relativas a los honorarios de jueces, abogados, procuradores, médicos, cirujanos, directores de colegios 0 escuelas, i. genieros, agrimensoresy, en general, de todos los que ejercen cualquiera profesién liberal. (Art 2521). Estas acciones prescriben en tres afios. Prescriben en dos aiios las acciones de los mercaderes, proveedores y artesanos por el precio de los articulos que despachan al menudeo; la ‘de los dependientes y eriados por sus salarios; la de toda clase de perso- znas por el precio de los servicios prestados periédica o accidentalmente, ‘como posaderos, acarreadores, mensajeros, barbers, etc. (art. 2522.) Unas y otras prescripciones, conforme a lo dispuesto en el articulo 2523 tienen ademés la especialidad de que corren contra toda especie de personasy de no admitir suspensidn alguna. Se interrumpen solamente desde que interviene pagaré obligacién escrita, concesién de plazo por

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