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El prototipo de este grupo son las quinolonas y la vancomicina. Para maximizar este
índice, la mejor opción es aumentar las dosis administradas. Esto explica la evolución
que han sufrido con el tiempo por ejemplo la dosis de quinolonas como levofloxacino
(se empezó con 250mg/día, luego se pasó a 500mg/día y ahora hay infecciones donde
se administran 750mg día o 500mg/12h en el primer día de tratamiento). La figura
muestra como al maximizar el ratio ABC/CMI, aumenta notablemente el porcentaje de
pacientes que negativizan los cultivos, y que es mejor a partir de un ratio mayor de 125.
Tienen un efecto bactericida lento y relacionado con el tiempo en que la concentración
se mantiene por encima de la CMI. Su actividad bactericida máxima se da con
concentración 4-5 veces la CMI y no aumenta con concentraciones mayores Respecto a
los antibióticos β-lactámicos, se asume que el máximo efecto terapéutico se consigue
cuando el T > CMI es superior al 50-60% del intervalo de dosificación, dependiendo del
microorganismo a tratar y de la población de pacientes (en pacientes
inmunodeprimidos, se aconseja conseguir valores de T