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Índice

1. Antecedentes……………………………………………………………………………………………………..3
1.1. Teorías sobre la naturaleza de los derechos reales……………………………………………..3
1.2. Antecedentes de derechos reales en el Perú……………………....................................5
2. Generalidades…………………………………………………………………………………………………….7
2.1. Derechos Reales – Noción…………………………………………………………………………………..7
2.2. No se puede establecer contractualmente la prohibición de enajenar o gravar,
salvo la ley lo permita. ………………………………………………………………………………………11
2.3. Régimen legal de las propiedades incorporales ………………………………………………..14
3. Bienes………………………………………………………………………………………………………………..20
3.1. Bienes inmuebles …………………………………………………..............................................22
3.2. Bienes muebles…………………………………………………………………………………………………27
4. Partes integrantes y accesorias…………………………………………………………………………28
4.1. Noción de parte integrante……………………………………………………………………………….29
4.2. Caracteres……………………………………………………….………………………………………………..30
4.3. Noción de bienes accesorios…………………………………….……………………………………….31
4.4. Caracteres…………………………………………………………………………………………………………32
5. Frutos……………………………………………………………......................................................33
5.1. Etimología………………………………………………………………………………………………………….33
5.2. Concepto …………………………………………………………………………………………………………..34
5.3. Clases…………………………………………………………………………………………………………………35
6. Productos…………………………………………………………………………………………………………..38
6.1. Características……………………………………………………………………………………………………39
6.2. Diferencias con el fruto:…………………………………………………………………………………….40
6.3. Remisión de los productos a los frutos………………………………………………………………41
INTRODUCCIÓN

Los derechos reales constituyen el soporte jurídico de situaciones políticas y económicas vitales
para toda organización de la sociedad. Los alcances, límites y forma de ejercicio del derecho de
propiedad sobre las cosas, encuentra su regulación en esta materia, tanto cuando se asigna una
"plena" propiedad sobre las mismas, como cuando se atribuyen derechos más acotados.
Asimismo, se ocupa de varios de los derechos de garantía más importantes que, al permitir actuar
directamente sobre la cosa de diversos modos según el derecho de que se trate, posibilitan una
más segura satisfacción del interés del acreedor. Si damos un vistazo a la historia podemos ver que
los bienes siempre han sido de vital importancia para las personas, podríamos decir que en su
origen los bienes eran de propiedad colectiva, común; claro ejemplo de ello encontramos también
en el Imperio Incaico.

Las personas se servían de todo lo que les puede ofrecer la naturaleza para poder obtener su
manutención. Posteriormente estos bienes pasan a ser de propiedad privada, de esta forma se
hacen más escasos y originan problemas en su limitación; es acá donde nacen las sociedades
feudales, esclavistas, capitalistas; la razón fundamental es que pocas son las personas que tienen
mayor capacidad para acceder a los bienes. A partir de acá se origina la necesidad de poder
regular el acceso de las personas a los bienes y de los que ya accedieron a buscar la forma de
poder regularlos para poder mantener la armonía y el equilibrio social.

2
1. Antecedentes

¿En qué momento aparecen los derechos reales?


Es bien conocida la moderna división dual entre derechos reales y derechos
personales (obligacionales). Empero es difícil establecer en que momento histórico
ella surgió. Esta distinción según Summer Maine, “tiene sentido en la infancia del
Derecho”.

Catan dice “En los pueblos primitivos sólo debieron existir los derechos reales, por ser
los más simples y los más conformes con el materialismo propio de aquellas edades”
Anota Kuntze que la historia nos revela el derecho real como “el prototipo de la vida
jurídica naciente”

1.2. Teorías sobre la naturaleza de los Derechos Reales

Destacan tres doctrinas que debaten la naturaleza de los derechos reales y su


distinción de los derechos de obligaciones:
a) La doctrina Tradicional
b) La doctrina del sujeto pasivo universal
c) La doctrina de la creación institucional

a. Doctrina Tradicional.
Esta doctrina considera que los derechos reales son los que se ejercen directamente
sobre las cosas. Poder jurídico del sujeto sobre la cosa, dicen Aubry y Rau; relación
directa e inmediata con la cosa dice Demolombe.
Según esta doctrina son dos los elementos del derecho real: el sujeto activo, titular del
derecho y la cosa, objeto de ese derecho.
Representantes: Aubry y Rau, Demolombe, Laurent, Baudry – Lacantiniere et Chauveu.

b. Doctrina del sujeto pasivamente universal.


Marcelo Planiol, fue el primer crítico de esta teoría, estimando que ella es errónea,
porque entre un sujeto y un objeto no puede establecerse una relación jurídica.

3
Luego los de la llamada doctrina personalista, entre ellos Demogue, Michas, Ripert,
consideran que el derecho real es una relación 1establecida entre una persona como
sujeto activo y todas las demás como sujeto pasivo de una obligación de abstención y
respeto del derecho titular. Se trata de un sujeto pasivamente universal.

c. Doctrina de la creación institucional.


Basándose en la evolución de las instituciones sociales, principal-mente, Hauriou y
Rigaud, sostienen en favor de la doctrina del sujeto pasivo universal, lo que en buena
cuenta es una tercera doctrina: la de la creación institucional. Dicen que en la evolución
de las instituciones, se han producido primeramente manifestaciones de hecho, que
luego han sido reconocidas como derechos. Las reglas jurídicas que los consagran,
nacen del derecho disciplinario, en que es la autoridad del jefe la que sanciona un
hecho como derecho y del derecho estatutario, en que se reconoce la voluntad de las
partes, que lo hace obligatorio inclusive ante los gobernantes.

El derecho real tiene su fuente en el derecho disciplinario y por eso crea un sujeto
pasivamente universal, mientras que el derecho creditorio, tiene su fuente en el
derecho estatutario, vale decir en la voluntad de los sujetos.

 Teoría que somete al derecho obligacional


La tesis personalista del derecho real, ha conducido inclusive a su más ferviente
defensor, hasta a negar la diferencia entre el derecho real y el obligacional,
considerando que solo se trata del número de sujetos pasivos o de derechos de
“contenido variado, más fuerte o más débil”
Planiol y Ripert por su parte estiman que no existe una oposición tan grande
entre ambos derechos, que no se pueda admitir su interrelación o la presencia
de una categoría intermedia entre ambos, como sería el arrendamiento.

1 Cuadros V. Carlos. Derechos Reales Tomo I. Lima, 1994

4
1.2. Antecedentes de Derechos Reales en el Perú
El Código de 1852 dedicaba 382 numerales a la problemática de los derechos reales en los
que, en forma cuidadosa y adecuada, brindaba la conceptuación legislativa de
instituciones tan importantes como: posesión, propiedad, usucapión, servidumbre,
usufructo, prenda, hipoteca. Asimismo, dentro de una política legislativa coherente, se
regulaba las causales de extinción de dichas instituciones. En resumen: la legislación
peruana de 1852 no deslucía frente a sus similares europeas, cuantitativa ni
cualitativamente, ad-ejemplum el B.G.B. con sus 457 artículos sobre Derechos Reales, el
Código Mejicano 522 numerales y el panameño con 401.

El Código de 1936 por motivos no fáciles de comprender el legislador de 1936 decidió


reducir drásticamente las normas sobre Derechos Reales de 382 a sólo 224, lo que
significó eliminar 159 artículos, lo que representa una considerable reducción del orden
del 42% que indudablemente se reflejó en el aspecto sustancial y cualitativo del cuerpo de
leyes al suprimirse todas las definiciones del Código de 1852, los derechos y obligaciones
de los intervinientes, y, lo que es más grave y resulta difícil de comprender, las causales de
extinción de instituciones tan importantes como propiedad, hipoteca, etc. Respecto a esta
última la mutilación fue aún más drástica de 59 a· 19 artículos, es decir inexplicablemente
se dejaron de lado 40 numerales, lo que representa un 68% del total, y con esta razio
legislativa cayeron también aspectos fundamentales de este importante derecho real de
garantía, como se analizará en su congruo lugar. Esta incomprensible política legislativa
determinó que el Código Civil peruano de 1936, en lo que a Derechos Reales se refiere,
fuera la más escueta, inorgánica y pobre de toda América Latina por no citar a los
europeos.

1.3. Definición
El término “real” es una derivación del latín res que significa cosa. De ahí que en
algunas legislaciones como la alemana, se denomina a los derechos reales como
derecho de cosas.

En el Perú se utiliza la denominación “derechos reales” que es como los regula el


Código civil. La preferimos por ser más amplia que derecho de cosas.
5
Demolombe definió el Derecho Real como “… el que crea entre la persona y la cosa
una relación directa e inmediata, de tal modo que no se encuentran más que dos
elementos a saber: la persona que es sujeto activo del derecho y la cosa que es el
objeto”.

Más amplia fue la definición de Rigaud: “Son aquellos que recaen directa e
inmediatamente sobre una cosa individualmente determinada, de la que se permite
obtener sin intervención de persona alguna obligada, utilidad legal, total o parcial, y
que exige en todos un respeto igual aunque puramente pasivo”.

Es una definición por los elementos constitutivos y efectos de los derechos reales.
Hasta ahora no ha sido superado el concepto de que los derechos reales son aquellos
que establecen relación directa e inmediata entre el titular del derecho y la cosa
objeto de ese derecho, por mucho que se haya criticado que las cosas no pueden
establecer relaciones con las personas. Si por relación se entiende la comunicación del
hombre con el mundo exterior o la vinculación con los hombres de la sociedad, existen
indudablemente relaciones con la naturaleza y en ella con las cosas de la naturaleza y
relaciones sociales entre las que están las relaciones jurídicas. Si bien las relaciones de
hecho con las cosas del mundo exterior no producen por si solas a efectos jurídicos, ni
podrían producirlos, ese hecho no les priva de su condición de relaciones; los efectos
jurídicos han de nacer obligatoriamente de las relaciones humanas. Solo la relación del
hombre con el bien, puede concederle el señorío, valga decir, el dominio característico
del derecho real que hace que su ejercicio, no constituya obligación individual
determinada.

Mac Keldey señala que el derecho y la cosa es el objeto. De acuerdo con estos
conceptos, el derecho real será entonces el que genera una relación directa e
inmediata entre la persona y la cosa.

Edmundo Gatti “Está constituido por las cosas y por los hechos voluntarios lícitos y
posibles, que consisten en la entrega de una cosa”.

6
Francesco Messineo “El derecho real es un derecho absoluto, de contenido
patrimonial, cuyas normas sustancialmente son de orden público”.

Jorge Alterini “Es un poder jurídico de una persona sobre una cosa, reglado por ley en
virtud del cual se puede obtener de ellas todas o algunas de sus utilidades”.

La propiedad es en primer lugar, un derecho subjetivo, pues se trata de la posición


jurídica reconocida por el ordenamiento a un sujeto para la tutela directa de su
interés. Adicionalmente, consiste en un derecho real, pues en él se produce una
multiplicidad de relaciones jurídicas con personas indeterminadas, tales como
privilegios, pretensiones, potestades o inmunidades, con referencia a un objeto. En
buena cuenta, no se trata solo de variadas relaciones con personas indeterminadas,
pues, además se requiere de normas regulativas y constitutivas que establezcan el
ámbito de actuación del titular.

2. DISPOSICIONES GENERALES

2.1. DERECHOS REALES - NOCIÓN

Los derechos reales se consideran como un señorío inmediato sobre una cosa y
susceptible de hacerse valer “Erga omnes”. Por derecho real entendemos el derecho que
tienen las personas sobre sus bienes. Por lo tanto, en una “primera” aproximación,
podemos decir que el Derecho Real supone una relación entre una persona y una cosa.

El autor Eugenio María Ramírez Cruz2 en su Tratado de Derechos Reales nos señala que la
expresión “derechos reales” no existió en el Derecho Romano, sino que es una elaboración
de los glosadores (comentadores) de ese derecho y que tal denominación es recibida
desde la Edad Media.

Algunos autores como Jorge Eugenio Castañeda3 piensan que fue Savigny quien propuso la
denominación “derechos reales”, contraponiéndola a la de “derechos personales”. El
mismo Ramírez Cruz señala que el término “real” es una derivación del latín res que

2
RAMIREZ CRUZ, Eugenio. Tratado de Derechos Reales. Lima: Rodhas, 2007 T I, p 17
3
Cit. por RAMIREZ CRUZ, Eugenio. Tratado de Derechos Reales. p. 17
7
significa cosa y que algunas legislaciones del mundo, como la alemana, denominan a los
derechos reales como Derechos de Cosas.

El doctor Jorge Avendaño4 , en un artículo otorgado a Themis, sobre la revisión del


desarrollo del curso de Derechos Reales en la Pontificia Universidad Católica del Perú
señala que, los derechos reales son prácticamente los mismos que en el Derecho
Romano, hace referencia que existe algunas novedades como la propiedad horizontal y
la multipropiedad; asimismo agrega que ya no existen algunos derechos reales en el Perú
como la enfiteusis. También se señala en ese mismo artículo que nuevos derechos reales
han surgido en los últimos años, como es el caso de la Propiedad Fiduciaria y los Títulos
de Crédito Hipotecario Negociables.

Profundizando la definición de derechos reales, podemos decir que los derechos reales
son el poder jurídico, directo e inmediato que los sujetos tienen sobre un bien que les
pertenece. Entonces, el derecho real crea entre la persona y la cosa una relación directa
e inmediata, de tal manera que se encuentren en ella dos elementos, la persona que es
el objeto activo del derecho y la cosa que sería el objeto.

El autor Aníbal Torres Vásquez5 nos dice que el derecho real es el poder jurídico, directo
e inmediato, de un sujeto sobre un bien que le pertenece en orden a la satisfacción de
un interés económico, poder que se adhiere y sigue al bien, por lo que puede oponerse
frente a todos (erga omnes). En esta concepción de derechos reales podemos apreciar
claramente los caracteres esenciales de los derechos reales, podemos ver que se trata de
un poder sobre el bien, que no existe mediación entre el titular del derecho y su bien
(nos referimos al derecho de propiedad por ser el derecho real más completo), y lo más
importante, que es un derecho oponible erga omnes; más adelante desarrollaremos
estos caracteres detalladamente. Queremos hacer referencia al derecho real de
propiedad y a los demás derechos reales, es el primero quien agrupa todos los atributos
generales de usar, disfrutar, disponer y reivindicar, podríamos decir que los demás
derechos reales son desmembraciones de este derecho.

Bajo nuestra concepción, cuando se hace referencia al “poder jurídico”, entendemos que
se refiere al dominio o influencia que uno tiene sobre una cosa, a la facultad para hacer

4
AVENDAÑO VALDEZ, Jorge. Derechos Reales en la Católica. En: Themis Nº 48, Lima, 2002, p. 11
5
TORRES VÁSQUEZ, Aníbal. Derechos Reales. Lima : IDEMSA, 2006 T I, p 515 DÍEZ-PICAZO, Luís. Fundamentos del derecho Civil
Patrimonial. V. II, Tecnos, Madrid, 1986, pp. 41 y ss.
8
algo o la capacidad que uno tiene de provocar ciertos efectos en determinadas
situaciones o cosas; todo esto bajo la influencia de la ley, convirtiendo así el poder que
tiene la persona en un poder jurídico. Entonces, el sujeto activo del derecho real es el
titular (propietario, poseedor, usufructuario, etc.), el objeto del derecho real sería el bien
con valor económico. Según la naturaleza jurídica que se opte se podría pensar que no
existe sujeto pasivo en los derechos reales, en todo caso, todas la demás personas “no
titulares” del derecho real en cuestión, tendrían la obligación de respetar el derecho de
la otra persona, pero no como una obligación contraída, sino como un deber general de
abstención de realizar cualquier acto en contra de un bien. Diez-Picazo denomina al
derecho real como un determinado tipo de derecho subjetivo que protege con carácter
absoluto el interés de una persona sobre una cosa, otorgándosele un poder directo e
inmediato sobre ella y al mismo tiempo una eficacia general en relación con los terceros,
entendiendo por terceros a los posibles adquirentes de la cosa y a las demás personas
que se encuentren con relación con ella.

A continuación deseamos hacer un pequeño estudio sobre la naturaleza jurídica de los


derechos reales, doctrinariamente existe un debate sobre la naturaleza y elementos
constitutivos de estos derechos, algunos lo diferencian y otros lo identifican a estos
derechos con los derechos obligacionales.

Cuando hablamos de la naturaleza de los derechos reales no podemos dejar de hablar de


la distinción entre los derechos reales y los derechos obligacionales. Ya lo dijimos,
Derechos reales son aquellos que atribuyen a su titular un derecho pleno o limitado
sobre una cosa, un bien. Derecho obligacional es aquel que atribuye a su titular la
facultad de exigir una prestación (de dar, hacer o no hacer) a un tercero.

Podemos hacer a primera vista una simple clasificación entre ambos derechos por los
elementos más resaltantes de ellos:

La primera clasificación que encontraríamos entre los derechos reales y los derechos de
obligaciones seria por su origen, los primeros pueden ser Originarios o Derivados, serán

9
originarios cuando una persona ejerce un poder jurídico sobre un bien que no tiene
dueño y por primera vez, por ejemplo, nuestro Código Civil.6

Una segunda clasificación de los derechos reales y los derechos de obligaciones se daría
por los Sujetos, es decir, en los primeros sólo hay un sujeto o una parte, por ejemplo el
titular de una propiedad, mientras que en el segundo hay más de un titular o una parte,
por ejemplo el deudor y el acreedor.

Una tercera clasificación seria por el Ejercicio, mientras que el derecho real es absoluto
porque se opone a todo el mundo “erga omnes”, el derecho de obligaciones tiene
oposición sólo frente al deudor o deudores, es decir, oposición sólo entre las partes.

Finalmente, una última clasificación entre los derechos reales y los derechos de
obligaciones sería por la Acción, los primeros pretenden un reconocimiento general de
toda la sociedad, mientras que los segundos solamente pretenden que su derecho será
reconocido por su inter parte, es decir por las personas que se encuentran obligadas.

A simple vista podemos ver que la principal diferencia entre ambos derechos es muy
concreta; dijimos que el derecho real es el poder jurídico que ejerce directa e
inmediatamente una persona sobre una cosa, poder que es oponible “erga omnes”, en
pocas palabras, estamos hablando de una relación directa entre una persona y una cosa,
cuya estructura de formación contendría dos elementos 6 señala que algunas cosas que
no pertenecen a nadie, como las piedras, conchas, etc., pueden ser adquiridos por las
personas que las aprehenda; serán derivados cuando se ejerciten poderes jurídicos sobre
bienes que ya se encuentren dentro del tráfico jurídico y comercial, por ejemplo la
comercialización de bienes como una casa, un auto, una motocicleta, etc.. Por otro lado,
los derechos obligacionales pueden ser legales o voluntarios, los primeros serán
impuestos por la ley y los segundos pueden nacer en forma unilateral o por voluntad de
las partes.

Solamente: el sujeto activo, que vendría a ser la persona y la cosa como objeto; por otro
lado, en el derecho obligacional tenemos más elementos estructurales: el sujeto activo
(el acreedor), el sujeto pasivo (el deudor) y el objeto (puede ser un dar, hacer o no

6
Código Civil de 1984. Art.º 929.- Las cosas que no pertenecen a nadie, como las piedras, conchas u otras análogas que
se hallen en el mar o en los ríos o en las playas u orillas, se adquieren por la persona que las aprehenda, salvo las
previsiones de las leyes y reglamentos.
10
hacer). Es así que en el derecho obligacional existe un sujeto más que en los derechos
reales, nos referimos a un sujeto pasivo.

2.2. No se puede establecer contractualmente la prohibición de enajenar o gravar, salvo la


ley lo permita.

Si bien las prohibiciones voluntarias de enajenar y disponer quedan excluidas del


ordenamiento jurídico (por ser inválidas a tenor del art. 882 CC), todavía debemos analizar
un amplio espectro de pactos o estipulaciones que pueden restringir algunas de las
facultades inherentes al dominio. En este ámbito, se pueden incluir las diversas formas de
utilización parcial de bienes ajenos, como por ejemplo la utilización parcial del terreno
para el servicio de una mina; o formas especiales de derechos de adquisición, como el
compromiso futuro de adjudicar un inmueble en pago a requerimiento del acreedor7, etc.
En general, se trata de hipótesis numerosas que tienen su origen en la imaginación y
satisfacción de ciertos intereses (no siempre lícitos) de los particulares.

El artículo 926 del Código Civil establece que “las restricciones a la propiedad establecidas
por pacto para que surtan efecto respecto a terceros, deben inscribirse en el registro
respectivo”. Esta norma no tiene antecedentes en nuestro derecho histórico (civil o
registral) y representa una auténtica incógnita su ámbito de aplicación. ARIAS SCHEREIBER
la explica en los siguientes términos:

“Se trata aquí de un dispositivo destinado a proteger el derecho de terceros respecto a las
restricciones a la propiedad que emanan de la voluntad de la voluntad de las partes y que
no están impuestas por la ley por causa de necesidad y utilidad pública o de interés social.
En efecto, nada impide (sic) que se establezcan restricciones al ejercicio de los derechos
reales en la medida que no infrinjan la norma vigente del artículo 925. Siendo esto así y en
protección del derecho de los terceros, el artículo 926 exige que se realice su inscripción
en el Registro respectivo, pudiendo ser el que corresponde a la propiedad inmueble y
mueble” 8

7
DÍEZ PICAZO, Luis. Fundamentos de Derecho Civil Patrimonial, Editorial Civitas, Madrid 1995, Tomo III, pág. 321
8
ARIAS SCHREIBER, Max. Exégesis del Código Civil Peruano, Tomo V: Los Derechos Reales, WG Editor, Lima
1993, pág. 204.
11
Esta opinión es paradójica, pues se dice que nada impide el establecimiento de
restricciones al ejercicio de los derechos reales, cuando en realidad el mismo Código acoge
el “numerus clausus” en esta materia, lo cual es concordante con el art. 882 que sanciona
con nulidad los pactos prohibitivos de enajenación o gravamen de bienes9 .

¿Cuál es, entonces, el ámbito de aplicación del artículo 926? Ni la doctrina ni la


jurisprudencia nacional se han pronunciado al respecto; sin embargo, en la Exposición de
Motivos Oficial del Libro de los Registros Públicos del Código Civil, al comenta el artículo
2019 inciso 5) del Código Civil, señala lo siguiente: “El inciso 5 alude a la posibilidad de que
el titular de un derecho inscrito tenga determinadas restricciones establecidas
contractualmente (pacto de no arrendamiento) o por iniciativa del titular del derecho con
arreglo a Ley, como el caso del patrimonio familiar”10. Es decir, según la voluntad del
legislador es posible establecer unilateral o contractualmente cualquier restricción al
derecho de propiedad, indicando como ejemplo el pacto de no-arrendar.

Por el contrario, en España la jurisprudencia de la Dirección General de los Registros y del


Notariado ha denegado en múltiples oportunidades la inscripción de todo pacto que
establezca limitaciones, como los de no arrendar, o que disminuyan o restrinjan directa o
indirectamente las facultades del dueño de la finca hipotecada, en cuanto atacan más de
lo necesario el goce y libre disponibilidad de los inmuebles, además de obstaculizar el
destino y función social connaturales a las propias fincas (Resolución DGRN del 27 de
enero de 1986):

“Considerando que el primero de los defectos de la nota hace referencia a si es


inscribible en los libros registrales el pacto por el que la Entidad hipotecaria o quien le
suceda en la titularidad de la finca hipotecaria, está obligado a no arrendarla sin
autorización escrita del Banco prestamista. 9Considerando que ha sido reiterada la
doctrina de este Centro en el sentido de que no cabe la inscripción de todo pacto que
establezca limitaciones u obligaciones, que como la de no arrendar unida a la sanción
del posible vencimiento anticipado en caso de incumplimiento, disminuyan o

9 Otros autores nacionales comentaristas del artículo 926 del Código Civil tampoco han llamado la atención sobre este
punto, mostrándose más bien favorables al contenido del precepto: “Si se pretende limitar la propiedad por un acuerdo
interpartes, los efectos dinámicos de éste no afectan la oponibilidad que el esquema normativo concede a esta relación
jurídica. Para que ello surta algún efecto se requiere que la modificación sea reconocible por un signo externo ya
mencionado: el registro”: BULLARD, Alfredo. La relación jurídico-patrimonial, Lluvia Editores, Lima 1990, pág. 282-283.
10 COMISIÓN REVISORA DEL CÓDIGO CIVIL. Exposición de Motivos Oficial del Código Civil de 1984 - Libro de registros

públicos, pág. 19.


12
restrinjan directa o indirectamente las facultades del dueño de la finca hipotecada, ya
que además de atacar más allá de lo necesario su goce y libre disponibilidad,
obstaculizan, por otro lado, el destino y función social connaturales a las propias
fincas (...)”11.

Incluye a los derechos reales limitados y de garantía contemplados taxativamente por la


ley (usufructo, uso, habitación, superficie, servidumbres, hipoteca, anticresis), así como a
los pactos con eficacia real expresamente reconocidos por nuestro ordenamiento
(retroventa, reserva de dominio, reversión, indivisión). El art. 926 no constituye una puerta
abierta para estipular restricciones de la propiedad, ya que éstas vienen negadas por otras
normas, sino que se constituye en la norma reguladora de los efectos de la inscripción en
el ámbito de dichos pactos.

Ahora bien, el art. 926 mantiene la redacción anacrónica por la cual los actos o pactos “se
oponen a tercero cuando están inscritos”, pero ello no permite asumir que la referencia
sea a cualquier tercero, incluso genérico, pues ello implicaría adoptar la inconveniente
solución del registro constitutivo. Por el contrario, es claro que esta norma, y todas
aquellas que comparten análoga redacción, se refieren solo al tercero con interés, es decir,
a quien tiene un derecho concreto sobre el bien, y específicamente cuando está inscrito,
ya que esa es la única hipótesis por la cual dos actos incompatibles dejan de regularse por
la antigüedad del título. Así el el sistema adquiere coherencia con el registro declarativo.
Por tanto, la desafortunada redacción del art. 926, compartida por muchas normas
similares, debe entenderse así:

“las restricciones a la propiedad establecidas por pacto no surten efecto cuando se


oponen a un tercero inscrito de buena fe”.

En suma, el art. 926 debe abrogarse con el fin que su contenido se traslade como segundo
párrafo del art. 2022, su sede natural, pues se trata de uno de los efectos típicos del
registro declarativo. Por otro lado, es necesario que el legislador ponga límites a los abusos
de los pactos contractuales de “restricción”, por medio del cual las entidades financieras
pretender impedir u obstaculizar, salvo autorización previa, que el propietario pueda
ejercer las facultades naturales del dominio, sin que exista ningún interés relevante que

11Cit. GARCÍA GIL, Miguel y GARCÍA GIL, Francisco Javier. Jurisprudencia Registral, Civil, Mercantil e Hipotecaria, Librería
Bosch, Barcelona 1989, pág. 949.
13
merezca ser protegido, salvo la prepotencia de la parte más fuerte. En consecuencia, los
artículos 882 y 926 del Código Civil deben ser objeto de la siguiente reforma:

ART. 882: Son nulos los pactos contractuales que impliquen prohibición o restricción
sustancial del uso, disfrute o disposición que integra el contenido de cualquier derecho
real, salvo disposición legal diferente.

ART. 926: DEROGADO (pasa a convertirse, con nueva redacción, en segundo párrafo
del art. 2022).

2.3. Régimen legal de las propiedades incorporales

La propiedad incorporal no solamente incluye a la propiedad intelectual sino también a la


propiedad industrial, la propiedad de las acciones y cualquier otro tipo de derechos en
general como por ejemplo un fondo empresarial.

Sobre el particular, Marcelo Planiol y Jorge Ripert (pp. 104-114) señalan:

"Los muebles de esta especie son derechos. El código los llama 'muebles por
determinación de la ley'. Se ha visto ya, que en realidad son muebles por el objeto a que
se aplican. (...)

Se designan así:

1. Los Oficios Ministeriales (...)

2. Los establecimientos de comercio (...)

3. Las acciones (...)"(el subrayado es nuestro).

En todo caso vamos a centramos en la propiedad intelectual y si ésta puede ser


considerada como una verdadera propiedad.

Es evidente que lo que el Código ha tratado de hacer es establecer con precisión que la
legislación especial prima sobre las normas generales contenidas en el régimen civil. Si
bien ello se derivaría de la sola aplicación del principio de especialidad, no excluye la
aplicación supletoria del régimen civil en aquellos aspectos no regulados específicamente
por la legislación especial. La duda que surge es si ello es una aplicación directa de las

14
reglas de propiedad civil, al ser la propiedad intelectual una especie dentro del género, o si
la propiedad intelectual es en realidad un género distinto de titularidad, que si bien guarda
algunas semejanzas con la propiedad civil, es en realidad un derecho diferente, al que las
normas civiles le son aplicables solo por analogía.

A diferencia de la propiedad en sentido estricto, la propiedad intelectual se divide en dos


aspectos diferenciados dentro de los que podemos distinguir dos paquetes de atributos.
Estos marcan una diferencia notoria con la propiedad común y corriente y explica la
remisión a la legislación especial de la materia.

Por un lado, el creador de la idea protegida por propiedad intelectual tiene los llamados
derechos o atributos morales, que implican, entre otras cosas, que se le reconozca como el
autor o creador y que la obra (entendida como idea) no pueda ser modificada sin su
consentimiento. Este derecho es perpetuo, al nivel que dura incluso más allá de la muerte
del creador, y no es disponible. En lo perpetuo la propiedad intelectual se asemeja a la
civil, en lo no disponible se aleja de la misma, pues es inherente a la propiedad la
posibilidad de disponer de la misma.

Así, por ejemplo, Vargas LLosa siempre será reconocido como el autor de "La Ciudad y los
Perros", aun cuando él decidiera vender sus derechos patrimoniales sobre su obra.
Además, la obra no podría ser publicada bajo otro nombre o ser modificada sin su
consentimiento. Sin embargo, este derecho moral no puede ser dispuesto o vendido.
Vargas Llosa no podrá venderle la autoría a un tercero para que éste aparezca
públicamente como el autor del libro mismo.

Sin embargo, los derechos morales no son igualmente fuertes en toda creación. En las
marcas y signos distintivos en general, el derecho moral virtualmente no existe al nivel que
no sabemos quién fue el creador de expresiones como Coca Cola, Kodak o Guess. En
cambio en el derecho de autor, como en una pintura, una novela, una composición
musical o una escultura, el derecho moral es muy claro y fuerte y se aplica en toda su
extensión.

La patente se encuentra en una situación intermedia, pues se le reconoce al inventor la


autoría de su creación, pero el carácter moral no resulta tan fuerte como en el derecho de
autor.

15
Esta especial característica del derecho moral explica porque el artículo 18 del Código
Civil,12 ubicado en el Libro de Personas, y más específicamente en la parte que regula los
derechos de la personalidad, hace mención a la propiedad intelectual. y es que los
derechos morales se asemejan más a un derecho de la personalidad, antes que a un
derecho de la propiedad. Así, los remedios que corresponde aplicar se asemejan a los que
usamos de ordinario para proteger derechos como la intimidad o el derecho a la imagen o
a la voz, que los remedios que usamos cuando alguien usurpa nuestra casa o nos despoja
de un libro.

El segundo conjunto de atributos son los patrimoniales y son precisamente los que
permiten al creador cobrar por el uso o disfrute de su creación, impidiendo el uso por
terceros que no han cumplido con obtener su autorización.

A diferencia de los derechos morales los patrimoniales son disponibles. Vargas Llosa puede
ceder todas las regalías o derechos que se generen por la publicación de sus libros o un
inventor puede ceder a una persona el derecho a utilizar su idea. La autoría permanece a
pesar que se disponga del disfrute.

Es este aspecto de la propiedad intelectual el que la asemeja más a la propiedad civil y que
quizás explique la preocupación del codificador de incluir un artículo expreso de remisión
sobre el particular para evitar confusiones. Sin embargo, debe hacerse una salvedad
importante: mientras la propiedad civil es perpetua, los derechos patrimoniales de
propiedad intelectual no lo son, con la excepción de los signos distintivos (marcas, lemas
comerciales, nombres comerciales, siempre que se usen y renueve el registro). Así, los
derechos patrimoniales de autor pasan a ser del dominio público, es decir libremente
utilizables por todos 50 años después de la muerte del autor. Hoy los descendientes de
Cervantes no pueden cobrar derecho alguno por la publicación de El Quijote. Cualquiera
que lo desee puede publicar dicha obra sin buscar autorización de nadie. Por su lado las
patentes pasan al dominio público a los 20 años de su inscripción.13

12 "Artículo 18.- Protección de los derechos de autor e inventor Los derechos del autor o del inventor,
cualquiera sea la forma o modo de expresión de su obra, gozan de protección jurídica de conformidad con la
ley de la materia".

13Decreto Legislativo N° 823. "Artículo 60.- La patente tendrá un plazo de duración de veinte años, contados
a partir de la fecha de presentación de la respectiva solicitud, luego de los cuales, la invención será de
dominio público".
16
Esto quiere decir que vencidos esos plazos se vuelven bienes comunes o "de uso público" y
cualquiera que lo desee puede usarlas incluso sin permiso del titular de los derechos
morales, siempre, claro está que los derechos morales sean respetados. Así, los derechos
morales, si bien distintos a la propiedad clásica en el hecho de que no son disponibles y
que se asemejan más a los derechos de la personalidad, tienen de la propiedad clásica su
carácter perpetuo, aunq ue es, evidentemente, una perpetuidad de otra naturaleza. En
cambio los derechos patrimoniales se diferencian de la propiedad clásica por su carácter
netamente temporal, pero se asemejan en su carácter disponible por el titular. Este
curioso conjunto de diferencias explica por qué no podemos aplicar las normas civiles a
estas formas de "propiedad" lo que lleva a la existencia de regímenes legales distintos al
civil.

En cualquier caso ¿qué explica estas diferencias? ¿Por qué no construimos las propiedades
intelectuales siempre bajo los mismos esquemas de la propiedad clásica?

Las razones se encuentran en la distinta función económica que cumplen estos derechos.
La propiedad civil clásica, o propiedad privada, aparece cuando se cumplen dos requisitos
desde el punto de vista económico. El primero es el lIamado consumo rival, es decir la
imposibilidad de que el mismo bien pueda ser consumido por dos personas al mismo
tiempo. Así, la misma manzana no puede ser consumida por dos personas
simultáneamente o el mismo automóvil ser usado para ir a dos lugares diferentes y
opuestos en el mismo instante. En cambio el aire sí puede ser respirado simultáneamente
por varias personas al mismo tiempo. En consecuencia su consumo es no rival.

Si analizamos el mundo descubrimos que lo usual es que existe propiedad civil solo sobre
bienes de consumo no rival. Pero esa es solo una de las coordenadas que explican la
definición de los derechos de propiedad. La segunda se refiere a la existencia de costos de
exclusión. Establecer derechos de exclusión esenciales para el funcionamiento de la
propiedad, puede ser algo muy costoso y lo es más para determinados bienes. Por
ejemplo, es costoso excluir a los demás del uso del aire, lo que también explica su carácter
de bien de uso público. Nuevamente los costos de exclusión suelen ser bajos en los típicos
bienes sujetos a la propiedad clásica, como una casa o un libro. Lo que ocurre es que en
los bienes que pueden ser identificados y que tienen un límite físico identificable, crear

17
mecanismos de exclusión como registros, acciones judiciales y defensa posesoria es
relativamente sencillo.

Sin embargo, las características de rivalidad y bajos costos de exclusión pueden no darse
juntas. Por ejemplo en los bancos de peces, el consumo es rival, pues si uno se come un
pez, el mismo no puede ser comido por otro. Pero dado que los bancos de peces se
mueven por el océano, e identificar qué pez individual es de quién es muy costoso, el
resultado es que, en principio, no hay propietarios de los peces. Por ello para evitar la
sobre pesca usamos mecanismos alternativos a la propiedad como vedas o la asignación
de cuotas de pesca.

En términos generales, la propiedad intelectual -en especial los derechos de autor y las
patentes de invención, y en menor medida los signos distintivos- no cumple con estas dos
características señaladas, especialmente como consecuencia de su carácter incorporal o
inmaterial.

Nótese que los derechos de autor y las patentes no tienen consumo rival. Unos pueden
leer la misma obra de Vargas Llosa sin que en ese momento otra persona

(en realidad miles o millones de personas), puedan leerla exactamente al mismo tiempo.
No confundamos la obra con el libro que lo contiene. El libro es un bien material y como
tal no puede ser usado por dos al mismo tiempo. El libro físicamente tiene consumo rival y
bajos costos de exclusión. Por eso si hay propiedad privada, de naturaleza civil, sobre el
soporte físico del libro, como ocurre con un cuadro, un disco con música o una estatua.
Pero sobre las ideas contenidas en la obra, la que le dan forma y valor, no existe consumo
rival y hay costos de exclusión altos. El resultado final es que el uso del derecho derivado
del derecho de autor no excluye el uso de otros, y es costoso poner en vigencia
mecanismos para que dicha exclusión llegue a funcionar. Lo mismo pasa con una patente.
La fórmula de un medicamento podría ser usada por varios al mismo tiempo, sin que unos
excluyan a otros.

De hecho, en un bien de esas características el uso público parece la mejor alternativa.


Más gente se culturizará si se le deja leer a Vargas Llosa y más gente se curará si puede ser
atendida con un medicamento fabricado por un sinnúmero de laboratorios al mismo
tiempo.

18
Por otra parte, los costos de exclusión en la propiedad intelectual suelen ser muy altos,
ello es consecuencia precisamente de su carácter incorporal. Si quiero defender mi casa,
basta construir una cerca. Para desposeerme de mi televisor deben entrar a mi casa, y
siempre puedo recuperar mi cartera arranchándosela al ladrón. Pero con la propiedad
intelectual ello no es tan sencillo. Basta recordar un poema para recitarlo, una canción
para cantarla y hacer una fotocopia para leer un libro. Es un tipo de derecho que puede ser
reproducido al infinito y por tanto el control sobre el mismo es realmente difícil.

El resultado es que en la propiedad intelectual el bien objeto de protección es el resultado


del paradigma precisamente contrario al de la propiedad clásica: consumo no rival y altos
costos de exclusión. La conclusión natural debería ser entonces no protegerla.

Si es así ¿por qué protegemos la propiedad intelectual? La razón es muy sencilla: lo


hacemos para incentivar la creatividad. Para ello creamos una especie de "propiedad
artificial" pues no reúne los requisitos clásicos de la propiedad. Así vamos contra la lógica
económica que marca la naturaleza de las cosas para crear incentivos para que las
personas inviertan tiempo y recursos en generar creaciones útiles para todos. Se fuerza un
derecho de exclusiva, costoso de ejecutar y difícil de poner en práctica, solo para crear
esos incentivos.

Bajo esta idea se protege la obra de Vargas Llosa para motivar a que escriba, la de Charly
García para motivarlo a componer música y la de Szyszlo para motivario a pintar. Por ello
asumimos los inmensos costos de poner en vigencia este tipo de derechos y aceptamos
que, al menos por un tiempo, estos derechos sean privados (creando lo que para algunos
es un monopolio o privilegio) a pesar de que su mejor uso, desde el punto de vista social,
es el uso público.

Esto explica por qué tenemos que sujetar este tipo de derechos a normas distintas a las
del Código Civil, tal como lo establece el artículo 884. Explica además, por qué no pueden
ser derechos perpetuos. Si la idea no es proteger en sí mismo un bien sin consumo rival,
sino los incentivos para crear, no es necesario darle al creador un monopolio o privilegio
perpetuo sobre su ideal. Basta darle los incentivos a crear. Vencido dicho plazo el bien
pasa a dominio público, donde conseguirá el uso más deseable desde el punto de vista
social-económico, es decir el uso libre por todos.
19
La excepción sirve justo para confirmar la regla. Las marcas y demás signos distintivos
tienen protección perpetua, siempre que uno los use y, en el caso de las marcas, cumpla
con registrarlas y renovar el registro. La razón es obvia: las marcas sí tienen consumo rival.
Dado que su función económica es distinguir unos productos de otros, si se permitiera el
uso simultáneo de las mismas por diversas personas no cumplirían su rol. Si varios usaran
la palabra Coca Cola para distinguir bebidas gaseosas, se produciría una tremenda
confusión en el mercado y los incentivos de los productores para mejorar sus productos y
prestigiarlos se diluiría, pues una vez conseguido su objetivo, otros podrían copiar la marca
sin problema.

El carácter perpetuo de la propiedad clásica se inspira precisamente en la creación de


incentivos a invertir o usar razonablemente. Si todos tienen acceso a un terreno agrícola y
lo pueden usar libremente, nadie tendría incentivos para invertir en explotarlo, pues los
demás vendrían y se llevarían la cosecha al no poder ser excluidos. Por otra parte, el hecho
de que cualquiera puede usar generaría una sobre explotación del bien. Esos problemas se
corrigen creando propiedad privada sobre los bienes que tienen consumo rival, como un
terreno agrícola. Las marcas, en ese sentido, se asemejan más a un terreno que a un
derecho de autor, y ello explica su diferente tratamiento.

En cualquier caso, y sin perjuicio de las imprecisiones en la redacción ya anotadas, el


legislador hizo bien en dejar claro que las reglas aplicables a la propiedad intelectual no
pueden ser, en estricto, las mismas que se aplican a la propiedad civil tradicional.

3. Bienes

Según Max Arias – Schreiber Pezet (1998) , se consideran bienes todos aquellos
elementos del mundo exterior a las personas, que de una manera directa o indirecta
sirven para satisfacer sus diferentes necesidades y tienen como denominador común o
nota esencial, un valor, representando, en consecuencia, una riqueza.

El bien es el elemento central de los derechos reales. Los bienes son tales en cuanto
constituyen el objeto del derecho.

20
Gunther Gonzales Barrón, en su libro, Tratado de derechos reales, nos menciona LA
SUMMA DIVISIO DE LOS BIENES: INMUEBLES Y MUEBLES.

Nos dice que la principal clasificación de los bienes reconocida por el Código Civil es la
distinción entre inmuebles y muebles. De un entendimiento literal de estos adjetivos
puede considerarse que la clasificación tiene una motivación exclusivamente física,
esto es, que el criterio de movilidad o no, determina el ingreso en una u otra
categoría.

Toda categorización en el Derecho debe tener implicancias prácticas y tangibles en


cuanto a la realidad vital. En efecto, en este caso, las principales diferencias en el
régimen jurídico de los bienes muebles e inmuebles son las siguientes:
 La transferencia de propiedad de los bienes inmuebles se realiza con el solo
consentimiento de las partes que origine un contrato de enajenación (art. 949 CC),
mientras que en los muebles se requiere un requisito adicional, la tradición (art.
947 CC).
 Los bienes inmuebles son susceptibles de ser dados en garantía real de hipoteca
(art. 1097 CC), mientras que los muebles pueden ser afectados en garantía
mobiliaria (Ley 26877)
 Los bienes muebles pueden ser nullius (sin propietario) y, en ese caso, la
propiedad es adquirida por el primer ocupante (art. 929 CC). Esta situación no se
aplica en el caso de los bienes inmuebles, pues a falta de propietario privado, el
titular es el Estado.
 La adquisición de la propiedad por usucapión requiere un plazo posesorio de diez
o cinco años en los bienes inmuebles (art. 950 CC), mientras solo necesita de
cuatro a dos años en los bienes muebles (art. 951 CC).

Ahora bien, en nuestro Código Civil, los bienes objeto del derecho real se
encuentran comprendidos en los artículos 885 y 886; bienes inmuebles y bienes
muebles, respectivamente.

21
6.1. Bienes inmuebles.
6.1.1. El suelo, subsuelo y sobresuelo
Max Arias – Schreiber Pezet en el primer tomo de su libro Exegesis (1998) nos
dice que entre estos tres bienes existe un común denominador que es el hecho
de tratarse de bienes inmuebles por naturaleza. El suelo y el subsuelo están
arraigados a la tierra misma, mientras que el sobresuelo es una prolongación
del suelo.
Alberto Vásquez Rios, precisa que el término suelo puede referirse a la
superficie terrestre, se encuentre en zona rural o urbana; además aclara que
debe tener propietario, sea este un particular o el Estado.
Añade también que el subsuelo es la corteza terrestre aprovechable
económicamente, o que simplemente da fijeza al suelo.
Mientras que el sobresuelo es todo aquello que se levanta sobre el suelo o que
permanece por encima de él.

Eugenio Ramírez Cruz, en el primer tomo del libro Tratado de derechos reales,
nos menciona que el suelo es el bien inmueble por excelencia. De él se derivan
todos los demás bienes inmuebles.
Al mismo tiempo, la propiedad del suelo (predio) comprende lo que está
encima (sobresuelo) y lo que se halla debajo (subsuelo).

El subsuelo obviamente tiene importancia económica para el dueño del suelo,


pero puede pertenecer a un propietario distinto, ya porque es enajenado a un
tercero, ya porque se encuentra ahí algún yacimiento minero o algún
monumento arqueológico, en cuyo caso pertenece al Estado (art. 954 CC).
El sobresuelo es la porción área que corresponde a toda la superficie terrestre.
Lo que se encuentra arriba o encima del suelo. Algunos lo denominan ¨aires¨,
aunque es preciso advertir que no es sinónimo de espacio aéreo.

22
6.1.2. El mar, los lagos, los ríos, los manantiales, las corrientes de agua y las aguas
vivas o estanciales
Eugenio Ramírez Cruz, señala que todas las aguas y corrientes de agua, en
general, participan de la naturaleza inmobiliaria del suelo, de quien dependen
sus cauces o cauce.

El mar, viene a ser la porción liquida de la corteza terrestre. En realidad no es


rigurosamente cierto que las aguas marinas sean inamovibles; si se mueven;
basta comprobar el oleaje, lo que sucede es que su naturaleza inmobiliaria se
deriva de la inamovilidad de cauce, lecho o cuencas terrestre donde están
contenidas.
También son inamovibles los lagos, que viene a ser una masa o acumulación
natural de agua en la superficie.
Los ríos son también dominio público del Estado. Su navegación es libre.
Los manantiales son la fuente u origen de donde emana o surge el agua. Su
importancia crece cuando se trata de aguas medicinales, sobre todo porque
estas atraen al turismo.

6.1.3. Las minas, canteras y depósitos de hidrocarburos

Eugenio Ramírez Cruz, indica que el carácter inmobiliario de estos bienes se


deriva de su pertenencia o arraigo a la tierra, independientemente que se trate
de minas (sustancias minerales metálicas) o de canteras (sustancias no
metálicas). Si son extraídos, pierden su carácter inmobiliario y se transforman
en bienes muebles.

Conceptualizando cada término señalado en el artículo, la mina es un criadero


de metales que se encuentra, de ordinario, en las profundidades de la corteza
terrestre y, de acuerdo, con el régimen legal vigente, pertenecen al Estado.
Las canteras son sitios o yacimientos minerales que, al contrario de las minas se
encuentran generalmente en la superficie de la tierra, y de donde se extraen
roca, piedra, hormigón, granito, arena, cal, yeso, etc.

23
Los depósitos de hidrocarburo son yacimientos naturales de sustancias fósiles
liquidas, solidas o gaseosas, que se encuentran en el subsuelo terrestre. Son
hidrocarburos el petróleo, la gasolina, kerosene, gas, etc.

6.1.4. Las naves y aeronaves

Las naves son vehículos en forma de barcos o embarcaciones que tienen por fin
transportar bienes y/o personas agraves de los mares, ríos, o lagos. Las
aeronaves son todos los vehículos susceptibles de navegación aérea

Max Arias indica que aun cuando ontológicamente de trata de bienes muebles
por naturaleza dada su posibilidad física de traslación, ha habido
consideraciones de orden económico y de interés social para catalogarlos como
inmuebles, por determinación de la ley. De esta manera al asimilarse al
régimen de la propiedad inmobiliaria disfrutan de la mayor protección que
confiere la ley a esta última, así como de sus posibilidades crediticias.
Este inciso tiene como antecedente remoto la ley de hipoteca naval, en la cual,
con agudo sentido de las necesidades marítimo-comerciales, se consideraban
los buques mercantes como bienes inmuebles para el solo objeto de
hipotecarlos.

6.1.5. Los diques y muelles

Los diques son los muros artificiales realizados por el hombre para contener las
aguas de mares, ríos o lagos. Los muelles son las construcciones hechas a la
orilla del mar o de un rio navegable que facilitan el embarque y desembarque
de bienes y/lo personas de las embarcaciones.

Alberto Vásquez Rios menciona que son bienes inmuebles por naturaleza,
precisamente porque al estar unidos al suelo del puerto, conviértanse en
inmóviles.

6.1.6. Los pontones, plataformas y edificios flotantes


24
Los pontones son un tipo de embarcaciones que se caracterizan por tener
mayor facilidad en el paso de los ríos y puentes. Las plataformas son tableros
horizontales, descubiertos, elevados sobre el suelo. Los edificios flotantes son
edificaciones que se encuentran permanentemente asegurados a orilla.
Es una innovación, como tal no figuraba en el código anterior.

Los pontones flotantes vienen a ser en el lenguaje portuario, cualquier


embarcación en desuso y fondeada permanentemente en el puerto, y que sirve
de depósito, almacén y en general, para cualquier otro uso o servicio portuario

Las plataformas flotantes, en lenguaje verbal, es cualquier tablero horizontal.


También viene a ser el suelo superior, a modo de azotea o de torre

Los edificios flotantes son todas las construcciones u obras sostenidas por
flotadores que se encuentran inmovilizadas en el agua.

6.1.7. Las concesiones para explotar servicios públicos

La concesión es el acto administrativo por el que el Estado otorga a un


particular la facultad de prestar un servicio público

Alberto Vásquez Rios señala que los denominados servicios públicos se


diferencian en su finalidad de las llamadas obras públicas, puesto que estas no
general ningún tipo de lucro debido a que su utilización es gratuita y su
realización es totalmente dejada por los particulares al Estado, algunas
instituciones de beneficencia o al quehacer filantrópico de gobiernos
extranjeros. Son numerosos los servicios entre más desarrollada se encuentre
una sociedad más serán los servicios que preste a los ciudadanos en general;
son, entre otros, servicios pulidos: las redes de telecomunicación, los servicios
de luz, energía eléctrica los servicios de agua, desagüe, alcantarillado, etc.

6.1.8. Las concesiones mineras obtenidas por particulares


25
La concesión minera es la manera alternativa de explotación de recursos
mineros p geotérmicos que el estado otorga a los sujetos de derecho privado, a
instancias de estos y bajo viertas condiciones determinadas por ley. Los
concesionarios pueden ser individuos (personas naturales) o empresas
(personas jurídicas), pueden ser personas nacionales so extranjeras.

Como señala Eugenio Ramírez Cruz (2004), en el artículo 7 del TUO de la Ley
General de Minería D.D N°014-92-EM, se clasifica a las concesiones de acuerdo
a la actividad para las que ser les otorga, estas son: concesiones de explotación,
exploración, beneficio, labor general y transporte

La concesión minera confiere a su titular un derecho real, consistente en la


suma de los atributos que la ley le reconoce al concesionario.

6.1.9. Las estaciones y vías de ferrocarriles y el material rodante afectado al servicio


(inciso derogado)

6.1.10. Los derechos sobre inmuebles inscribibles en el registro

Vásquez Rios Alberto nos menciona que aquí, el objeto a que se aplican los
derechos son bienes inmuebles, puesto que estos son ordinariamente
inscribibles en el registro.

En la vieja doctrina se les llamaba inmuebles por el objeto a que se aplican. Hoy
se prefiere llamarlos derechos inmobiliarios.

Se puede precisar el derecho a la habitación, la superficie. El uso y el usufructo


cuando tengan por objeto un bien inmueble.
También son derechos inmobiliarios la hipoteca y la anticresis. Pues su objeto
es un bien inmueble

26
6.2. Bienes muebles
Definiendo al bien como la denominación dada a aquello que tiene un
significado valorativo, es decir, una medida de valor, el bien mueble seria,
aquella medida de valor a la cual puede desplazársele de un lugar a otro.
(Castillo, 2016)

La clasificación de los bienes muebles está establecida en nuestra codificación


civil, regulada en el artículo 886. (Codigo civil, 1984):

1.- Los vehículos terrestres de cualquier clase.

2.- Las fuerzas naturales susceptibles de apropiación.

3.- Las construcciones en terreno ajeno, hechas para un fin temporal.

4.- Los materiales de construcción o procedentes de una demolición si no están


unidos al suelo.

5.- Los títulos valores de cualquier clase o los instrumentos donde conste la
adquisición de créditos o de derechos personales.

6.- Los derechos patrimoniales de autor, de inventor, de patentes, nombres,


marcas y otros similares.

7.- Las rentas o pensiones de cualquier clase.

8.- Las acciones o participaciones que cada socio tenga en sociedades o


asociaciones, aunque a éstas pertenezcan bienes inmuebles.

9.- Los demás bienes que puedan llevarse de un lugar a otro.

10.- Los demás bienes no comprendidos en el artículo 885.

Existe otra clasificación realizada por el Catedrático Gunther Gonzales, el cual


las clasifica de la siguiente manera: (Gonzales, 2005)

27
1) Muebles por naturaleza: Serán bienes muebles todos aquellos que puedan
trasladarse de un lugar a otro ( Incisos 1, 3, 4, 5 y 8 )
2) Muebles por ficción legal: Son aquellos objetivos no perceptible por los
sentidos, y sobre los cuales no se puede predicar su condición de movilidad o
inmovilidad. Estos son entidades ideales, pero objetivadas cuando se
materializan en una “obra”. ( inc. 6)
3) Muebles por analogía: hace referencia al inciso 8, ante esta premisa, el
autor hace una crítica con respecto a que los títulos valores son derechos
obligacionales y entonces serian mal vistos en el campo de derechos reales,
pero para motivo de estudio le denomina “crédito cosificado”. (pp. 207-208)
6.2.1. Individualización de los bienes
Los derechos patrimoniales siempre recaen sobre un elemento
externo, en el cual se aplican los poderes contenidos en el derecho
subjetivo, de lo contrario caería en un vació. Por lo tanto cada bien
debe estar determinado, es decir gozar de autonomía jurídica, pero
existen algunas reglas con jurídicas si no extraída del tráfico y de los
usos: (Gonzales, 2005)

a) Tratándose de bienes muebles y sólidos, generalmente la


individualidad y pluralidad coinciden, pero en otros casos no como
por ejemplo en el juego de naipes la pluralidad de las cartas hacen la
Unidad de un solo juego.
b) En caso de bienes líquidos, solo alcanzan individualidad cuando se le
logra separar en un recipiente.
c) En caso del suelo (bien inmueble) salvo en los casos de avulsión y
aluvión, siempre será una demarcación convencional hecha por los
mismos sujetos.
d) En caso de los bienes compuestos, estos pueden gozar de una
autonomía tanto en conjunto como libres. (pp. 209-210)

7. Partes integrantes y accesorias


De acuerdo con las conexiones que se establecen entre los bienes, estos pueden ser
también simples y compuestos. Los bienes simples son aquellos que constituyen una sola
28
estructura imposible de descomponer, mientras que los bienes compuestos, por el
contrario, son aquellos cuya estructura es susceptible de descomposición.
El tema de las partes integrantes y accesorias solo se presenta en los bienes compuestos, de
ningún modo en los bienes simples.

7.1. Noción de parte integrante

El artículo 887º del código civil señala que “es parte integrante lo que no puede ser
separado sin destruir, deteriorar o alterar el bien.

Las partes integrantes no pueden ser objetos de derechos singulares.”

Ramírez E. (2004 p.166) La parte integrante es un bien mueble incorporado en otro


(inmueble o mueble) y que no puede ser físicamente separado, pues originaría su
deterioro o destrucción.

Del mismo modo Gonzales G. (2013 p. 318) señala que la parte es un bien singular,
susceptible de tráfico, que por virtud del acto de incorporación física con otro principal,
pierde su individualidad. En buena cuenta, la parte se confunde con el todo; y el todo
supera a cada una de las partes aisladas.

El problema económico que subyace en la doctrina de las partes integrantes radica en


que el ordenamiento jurídico tiene por objetivo evitar la destrucción del valor
económico de los bienes mediante su separación en porciones. Por ello, las partes
integrantes de los bienes no son susceptibles de derechos separados, de esta forma se
busca impedir que la utilidad de los bienes se reduzca por efecto de una división
arbitraria o antieconómica.

Como algunos ejemplos se puede señalar lo siguiente:

A) Un acreedor recibe la hipoteca de una casa en garantía de su préstamo; sin


embargo, el valor de la casa es sensiblemente superior al monto e la obligación.
No por ello el acreedor podrá dividir la casa (que tiene unidad jurídica) a fin de
compensar su préstamo con el valor de la casa arbitrariamente fraccionada.

29
B) Dos copropietarios de un automóvil no podrán dividirse el bien, llevándose
uno el chasis y el otro el motor. En este caso, a falta de acuerdo, el juez está
facultado para impedir la división física del bien, sacando a remate todo el
automóvil, y posteriormente dividir el precio obtenido en la subasta entre los
dos copropietarios.

C) Un constructor levanta de buena fe un edificio en un terreno ajeno. En tal


caso, el propietario el suelo se hace dueño de la construcción, aun cuando
deberá su valor(o, excepcionalmente, exigir al constructor la compra del suelo).
La norma pretende evitar la demolición del edificio, y la consiguiente pérdida el
valor económico.

Con estos tres ejemplos queda claro que la doctrina de las partes integrantes
tiene como finalidad evitar la destrucción de los bienes mediante su división o
alteración anti-económica. Se entiende que todo bien es un recurso valioso, y
que su división arbitraria implicaría destruir ese valor, ocasionando perjuicio
tanto a las partes interesadas como a la sociedad, por cuanto la riqueza general
se vería disminuida con la pérdida del bien. Definitivamente el sistema legal
busca evitar soluciones económicas ineficientes. Por ello el legislador define
como parte integrante a todo elemento incorporado a un bien, y que no puede
ser separado sin destruir, deteriorar o alterar el bien. En conclusión, la parte
integrante no puede ser separada o retirada sin producir disminución de la
riqueza general.

7.1.1. Caracteres

Ramírez cruz Eugenio nos señala las siguientes características en cuanto


a la parte integrante:

 Unión física o corporal del bien (simple) al otro (compuesto). La


unión física debe ser permanente, no pasajera, por ello los materiales
separados de una edificación, en tanto se efectúen reparaciones; no
pierden su calidad de partes integrantes.
 La inseparabilidad del bien, puesto que de producirse ella, se
originará el menoscabo, destrucción o alteración del bien.

30
 Las partes integrantes no pueden ser objeto de derechos
particulares o singulares (art. 887º. Párr. 2º). En el código derogado no
figuraba una norma similar a esta. Es una lógica consecuencia del
carácter anterior, lo contrario sería admitir la destrucción o deterioro
del bien.

7.2. Noción de bienes accesorios

Según el código civil Peruano en su art. 888º “Son accesorios los bienes que, sin
perder su individualidad, están permanentemente afectados a un fin económico u
ornamental con respecto a otro bien.

La afectación sólo puede realizarla el propietario del bien principal o quien tenga
derecho a disponer de él, respetándose los derechos adquiridos por terceros.

Los accesorios pueden ser materia de derechos singulares. El aprovechamiento


pasajero de un bien para la finalidad económica de otro no le otorga la calidad de
accesorio.

La separación provisional del accesorio para servir a la finalidad económica de


otro bien, no le suprime su calidad.”

Gonzales G. (2013) con respecto a los bienes accesorios menciona que en la


realidad vital no solo encontramos partes integrantes que conforman “un bien”
(unidad jurídica), o agregación de bienes a un mismo fin, si no también
vinculación económica entre un “bien principal” y otro “accesorio”, sin que
ambos lleguen adherirse o confundirse en un solo cuerpo. En la parte integrante
esta se incorpora con el todo, el accesorio conserva su propia autonomía,
aunque sobre él nace una vinculación económica con respecto del bien principal.

Por otro lado Max Arias (1998 p. 85) define a las partes accesorias como aquellos
elementos que, sin ser integrantes del bien principal, están empero destinados a
servir permanentemente a su fin económico u ornamental.

La relación que exige el artículo bajo comentario, cuando señala que debería
corresponder al fin económico u ornamental, significa que la parte accesoria
debe estar ya en condiciones que permitan su correspondencia con el bien

31
principal, Así el caso de un tractor adquirido por un agricultor para el trabajo de
sus campos, se requiere, para convertirse en parte accesoria, que haya llegado al
fundo y que, de consiguiente, sea ya susceptible de uso.

El otro factor requerido por el artículo 888 es el de la aplicación permanente del


bien. Por lo tanto, no son partes accesorias aquellos bienes cuya utilización o
empleo sea meramente transitorio o pasajero. Esto sucedería con la adscripción
al bien principal de determinados elementos introducidos por un arrendatario,
pues sería transitoria y desaparecería con la terminación del arrendamiento.

EL segundo párrafo del artículo 888º está destinado a proteger a los propietarios,
habida cuenta de la facilidad con que pueda producirse la afectación en materia
de bienes muebles. Empero, el mismo precepto respeta los derechos adquiridos
por terceros.

Dado que materialmente las partes accesorias no están unidas a la principal, no


existe impedimento para que puedan ser materia de derechos singulares, a
diferencia de lo que sucede con las partes integrantes.

El mismo artículo 888º establece que el aprovechamiento pasajero de un bien


para la finalidad económica de otro no le otorga la calidad de accesorio.

Finalmente, la separación temporal de las partes accesorias carece de efectos


jurídicos y siguen siendo tales en relación con la parte principal. Se considera que
existe separación temporal cuando se suspende momentáneamente el ejercicio
del fin económico y ornamental. Ello sucede por ejemplo, con el transporte de
una maquina destinada al trabajo de un fundo a un taller, o a cualquier otro
lugar, con el objeto de hacerle reparaciones.

7.2.1. Caracteres:

Gonzales Gunther señala que del artículo 888º se pueden extraer las
siguientes notas caracterizadoras:

 Debe existir un bien que desempeñe el papel de principal.


 Debe existir un bien que desempeñe el papel de accesorio.

32
 El accesorio debe encontrarse al servicio del fin económico u
ornamental del bien principal.
 Se necesita un acto de voluntad que afecte el accesorio a los fines del
bien principal.

7.3. Relación de las partes integrantes y accesorios con el bien principal:

El artículo 889º del código peruano prescribe que “Las partes integrantes de un
bien y sus accesorios siguen la condición de éste, salvo que la ley o el contrato
permita su diferenciación o separación.”

El principio jurídico que se observa en este artículo de lo accesorio sigue la suerte


o condición del bien principal fue admitido desde el Derecho Romano
(accessorium sequitur principale).

Respecto a este artículo Arias M. (1998 P.87) señala que la vinculación que
tienen las partes integrantes y las accesorias con el bien principal determinan la
existencia de una unidad valorativamente considerada. Interesa particularmente
que esta unidad no se rompa fraccionándose en sus elementos constituyentes y
por eso la ley lo impide al consagrar el principio según el cual las partes
integrantes y las accesorias siguen la condición jurídica del ben principal:
accessorium sequitur principale.

Del precepto que comentamos se desprende se desprenden una serie de


consecuencias. Así cuando un derecho real afecta al bien principal arrastra
igualmente en afectación a las partes integrantes y accesorias. El acreedor
hipotecario, por ejemplo, hace efectivo su crédito no solo contra la masa
principal, sino contra todos los elementos a ella.

La unidad de las partes integrantes y las partes accesorias con el bien principal es
la regla. Ella admite como es lógico, la excepción, debiendo ser esta expresa y
teniendo como fuente la ley o el acuerdo de voluntades.

8. Frutos
8.1. Etimología
Del latín fructus, proviene de fruor (gozar,disfruta), raíz: frumo. Equivalente a
vescos (satisfacer la necesidad de alimento).
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8.2. Concepto
Es un concepto jurídico más que social o económico. El fruto es una realidad que
una cosa genera periódicamente sin perjudicar su substancia, produciéndose a
intervalos sin disminuir la cosa.
Son los provechos renovables que genera un bien sin que se altere ni disminuya su
sustancia (art. 890).

El corte de árboles, afectando su sustancia, no da, en principio, lugar a frutos


(corte para leña); más si se trata de cortes periódicos de árboles plantados
justamente para la producción de madera (por ejemplo: corteza de corcho), si se
trataría de frutos.

La teoría de los frutos es consecuencia de una evolución. Ab initio se vinculó con


la tierra (iure soli percipitur), luego con los animales e incluso con los humanos
(esclavas). Sostiene Viera que frutos en el derecho romano fueron los productos
agrícolas de un predio rústico, luego agrupó el aprovechamiento de animales
(pelo, lana, leche, crías)y, finalmente se incorporaron como frutos las acciones
humanas.

Tienen un régimen jurídico especial. Una vez separados, los frutos son cosas
muebles distintas al bien que las generó, al cual estaban ligadas, mas no por eso
se tornan accesorias; criterio distinto tiene Gonzáles Linares, quien manifiesta
que los frutos son considerados accesorios en tanto no sean percibidos ( las
naranjas del naranjo, las paltas del palto, la miel del panal); percibidos que fueran
dejan de ser accesorios y adquieren individualidad propia.
El fruto es consecuencia de una generación, un derivado. Así tenemos
 Generado: Fruto
 Bien madre: Bien frugífero o fructífero

Los frutos son susceptibles de producción. Es aquello que la cosa produce y puede
volver a producir en las mismas circunstancias. Aunque ninguna cosa dura

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indefinidamente, todas las cosas perecen hoy o más tarde, por lo que la
susceptibilidad de producción no puede ser considerada infinita. Ninguna cosa
produce frutos para siempre. La cosa fructífera es perecedera, pasajera. Puede ser
longeva (la higuera: higo, cactus: tuna) o efímera (tomate), caso este último que
se identifica con las plantas que solo viven para dar fruto y semillas una vez en su
vida; luego mueren.

8.3. Definición
‘’Son frutos los provechos renovables que produce un bien sin que se altere ni
disminuya su sustancia’’ (art. 890) La cría de una oveja las frutas de un árbol. Es
un rendimiento económico extraído de un bien conforme a su destino y sin alterar
su esencia, sea de forma inmediata ( frutos naturales o industriales) o como
consecuencia de una relación jurídica destinada a conseguir provechos.
Fruto es aquello que la cosa produce periódicamente sin que por eso disminuya su
cualidad original, su sustancia.

8.4. Caracteres
Para Gonzáles Linares, son los siguientes:
 No alteran la sustancia del bien productivo
 Son bienes de naturaleza viva, animal o vegetal. Provienen de la
explotación de actividades económicas sobre recursos naturales
renovables.
Otro
 Los frutos son dados por naturaleza, no por el hombre.
 Lo accesorio (fruto) sigue la suerte de lo principal (bien madre).
8.5. Clases
Artículo 891º.- Los frutos son naturales, industriales y civiles. Son frutos naturales
los que provienen del bien, sin intervención humana. Son frutos industriales los que
produce el bien, por la intervención humana. Son frutos civiles los que el bien
produce como consecuencia de una relación jurídica.

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8.5.1. Naturales
Los que provienen del bien, sin intervención humana (art 891).Son
comúnmente asociados a la naturaleza, producidos sin que
intervenga la mano del hombre, al menos de manera principal.
Son espontáneos y no requieren cultivo.
 Lana
 Miel
 14
Leche
 Naranja
Al estar ligados a la cosa madre, fructífera, los frutos no tienen
autonomía antes de la separación, siendo meras partes de la cosa.
Luego de la separación son una cosa nueva, ganando su
autonomía. Son aquellos que se desprenden periódicamente de la
cosa madre. Percepti, son los frutos recogidos.
8.5.2. Industriales
Los que produce el bien por la intervención humana (art. 891. Son
creados y obtenidos por el hombre. Se obtienen por el cultivo.
 Café
 Cereales
 Legumbres
8.5.3. Civiles
Los que el bien produce como consecuencia de una relación
jurídica (art 891). Non natura, sed iure praecipiuntur, no por
naturaleza, sino por el derecho se reciben.

Los que se derivan de un préstamo de dinero, pecunia crédito. Son


los réditos obtenidos con el ejercicio de un derecho real mediante
la constitución de una relación jurídica en término de la cual el
titular queda investido de un crédito respecto a un tercero.

 El interés (mutuo)

14141414
Vieira José Alberto op. Cit. P. 194
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 El canon(superficie)
 El vectigal (efiteusis)
 La renta (arrendamiento)
 El sueldo y ganancias (del trabajo del hombre)

8.6. Adquisición y propiedad de los frutos


Artículo 892º.- Los frutos naturales, industriales y civiles pertenecen al propietario,
productor y titular del derecho respectivamente, sin perjuicio de los derechos
adquiridos. Se perciben los frutos naturales cuando se recogen, los industriales
cuando se obtienen y los civiles cuando se recaudan.

Pero puede suceder que este dominio sea de terceras personas y en ese sentido el
artículo bajo comentario recoge el criterio de los llamados derechos adquiridos.

8.7. Computo de los frutos industriales y civiles


Artículo 893º.- Para el cómputo de los frutos industriales o civiles, se rebajarán los
gastos y desembolsos realizados para obtenerlos.

8.8. Otra clasificación:


a) Frutos a producir: cosas que pueden ser producidas, correspondiendo a cosas
futuras.
b) Frutos Pendientes: Son los producidos por la cosa pero no separados de ella,
la siguen integrando. Estos frutos no tienen autonomía, siguen siendo parte
de la cosa madre.
c) Frutos separados: Aquellos que fueron apartados, pasando a ser frutos
naturales. Si son separados por acción humana, se llaman frutos percibidos.
Los frutos percibiendo son aquellos que debiendo ser percibidos no lo fueron.
d) Frutos percibidos: Son aquellos separados por la acción humana.
e) Frutos no consumidos pero existentes (frutos extantes) y frutos consumidos
(frucyos consumpti).
f) Frutos percibiendo: Aquellos que habiendo sido generados no fueron
recogidos.

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8.9. Efectos
Según Gonzáles Barrón, los frutos generan los siguientes efectos.
 El poseedor de buena fe hace suyos los frutos.
Artículo 908º.- El poseedor de buena fe hace suyos los frutos.

 Estableces desde que momento se restituyen los frutos en cado de


ineficacia (nulidad, rescisión o resolución).

 El poseedor de mala fe está obligado a entregar los frutos percibidos y, si


no existen a pagar su valor estimado al tiempo que los percibió o debió
percibir.

Artículo 910º.- El poseedor de mala fe está obligado a entregar los frutos


percibidos y, si no existen, a pagar su valor estimado al tiempo que los
percibió o debió percibir.

 Delimitar esfera de actuación del usufructuario


Artículo 999º.- El usufructo confiere las facultades de usar y disfrutar
temporalmente de un bien ajeno. Pueden excluirse del usufructo
determinados provechos y utilidades.
9. Productos

Max arias resalta que a diferencia del código de 1936, el nuevo código define lo que
se entiende por productos, poniendo el acento en la distinción que tiene respecto de
frutos y, concretamente, en el hecho de ser provechos no renovables.

Es así que el artículo 894 del código civil peruano de 1984 estipula que “son
productos los provechos no renovables que se extraen de un bien”

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Ramírez Eugenio señala que producto es todo rendimiento, provecho o utilidad que
finalmente va a desencadenar la extinción de un bien fuente. Resultan así ser
productos, por ejemplo los hidrocarburos (petróleo, gas), minerales, etc.

Enrique Varci da otros ejemplos como:

- Yacimientos de sal
- Yacimientos geológicos (minerales)
- Yacimientos de hidrocarburos (petróleo, gas)
- Canteras de rocas (mármoles, granitos, calizas y pizarras)
- Corte de madera en montes no poblados
- Carne de un animal sacrificado

Max arias agrega además que los productos disminuyen o alteran esta sustancia,
desde el momento en que se extraen, separan o recogen del bien principal.

Para ejemplificar señala lo siguiente: La extracción de una tonelada de mineral


supone que el bien extraído es un producto, pues los yacimientos mineros no se
multiplican o reproducen y las vetas, bolsones, etc. de mineral, que son la sustancia,
inevitablemente disminuyen a medida que se produce la explotación, hasta su
agotamiento.

Puede suceder que lo que en su origen era un producto se convierta en fruto, merced
a los avances de la ciencia y la tecnología. Ello sucede para poner un ejemplo con la
tala científica de los árboles, pues en virtud de ella, el bien principal, matriz o
sustancial solo sufre una muy lenta disminución dadas las providencias adoptadas,
como son la realización de las labores de tala en zona periódica, por zonas o con
replante.

8.1. Características:
Varsi citando a González linares y otros apunta las siguientes características:
- Naturaleza Extractiva
- Son propios de los recursos naturales no renovables
- Obtenido el bien productivo, no se vuelven a producir
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- Extinguen de la manera definitiva o paulatinamente los bienes obtenidos

8.2. Diferencias con el fruto:

Enrique Varci señala que lo distintivo entre fruto y producto es la susceptibilidad de


reproducción de un resultado. La cosa que no se puede repetir una vez obtenida, no es
un fruto es un mero producto. El fruto es generado por una cosa y puede volver a
generarse por la cosa fructífera o por el propio fruto obtenido. Los productos son
cosas separadas que no tienen capacidad de autogenerarse, son nuevas cosas nacidas
en la separación de la cosa madre y cuya continua explotación provoca el detrimento
de forma gradual y lenta.

Los frutos mantienen la cosa perennizan su esencia, los productos la reducen, usar los
productos de una cosa es limitarla, reducirla.

La distinción entre fruto y productos tiene importancia en cuanto al régimen jurídico


aplicable. El titular de un derecho real de goce en cuyo contenido se integra la cosa
(usufructo) puede aprovechar los frutos. Lo cual no puede hacerse con los productos
en la medida en que estos causen un perjuicio en la substancia de la cosa.

Semejanzas y diferencias

Frutos Productos

Ambos de contenido económico y productivo, siendo útiles para el hombre

Son consecuencia del ejercicio del uso y goce de un bien

Pueden ser sometidos a transformaciones industriales

Son instituciones que tienen una enorme aplicación en el ámbito de la posesión

Provecho renovable Provecho no renovable

Aprovechamiento de bienes renovables Aprovechamiento de bienes no renovables

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Se producen en periodos variables de No se producen
duración (crías, cosechas)

No agotan con el primer o reiterado Se agotan con su explotación


aprovechamiento

No afectan ni extinguen el bien fructífero Afectan y extinguen el bien productivo

Están destinados al consumo vital del No están destinados al consumo vital del
hombre hombre

8.3. Remisión de los productos a los frutos:

El artículo 895 del código civil señala que “las disposiciones sobre frutos comprenden
los productos si ellas no los excluyen expresamente”. Eugenio Ramírez indica que esto
significa una extensión de las normas sobre frutos a los productos.

Vásquez Ríos resalta que esto se debe a que el código prevé la posibilidad de que en
algún momento de la producción de los bienes, los productos sean similares a los
frutos, y en este sentido las disposiciones sobre frutos comprendan los productos.

Este precepto es una repetición textual del código civil derogado de 1936, y su razón
de ser, explica Max Arias, responde a la similitud que existe entre frutos y productos,
pues unos y otros constituyen rendimientos de un bien matriz o principal. La parte
final contempla la posibilidad de que exista tratamiento separado y distinto, para lo
cual será indispensable que la exclusión sea expresa, lo que elimina la posibilidad de
que puede ser tácita.

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10. Referencias Bibliográficas
 Jorge Albedaño Valdez. Derecho reales editorial Pontífice Universidad Católica
Lima 2017
 Marco Antonio Corcuera García Ley de Garantía Mobiliaria editorial industria
gráfica libertad Trujillo 2016
 Jorge Eugenio Castañeda, Los derechos reales, Tomo I, cuarta edición Lima.
 Colin y capitán, Derecho Civil, Tomo II. Quinta ed. Reus, Madrid- 1952.
 Gunter Gonzales Barrón. Tratado de derecho reales editorial jurista editores tomo
II Lima 2013
 Nerio Gonzales d. civil patrimonial parte reales jurista editores II edición Lima 2012
 Varsi Rospigliosi. Tratado de derecho reales 2017
 Albert Vázquez Ríos. Derecho reales tomo I y tomo II editorial San marcos Lima
2011
 Cuadros V. Carlos. Derechos Reales Tomo I. Lima, 1994
 Topasio Ferreti, Aldo. Derecho Romano patrimonial, 1992.

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