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VÍCTOR DEL RÍO


Factografía
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LECTURAS
VÍCTOR DEL RÍO
Serie Historia del Arte y de la Arquitectura

Factografía
DIRECTORES Juan Miguel Hernández León y Juan Calatrava

VANGUARDIA
Y COMUNICACIÓN DE MASAS
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© Víctor del Río, 2010


© Abada Editores, s.l., 2010
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diseño Sabática

producción Guadalupe Gisbert

2010
isbn 978-84-96775-xx-x
depósito legal M-xxxxx-2010

preimpresión Mónica Muñoz


impresión LAVEL
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A mis padres
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PRÓLOGO
LA FACTOGRAFÍA O LA UTOPÍA
DE UNA OBJETIVIDAD SIN MEDIACIONES
Simón Marchán Fiz

Desde que en los pasados años ochenta posmodernos varios


reconocieran en la actividad fotográfica uno de los rasgos dis-
tintivos de su condición, las reflexiones sobre los usos y los
espacios discursivos de la fotografía no solamente han legiti-
mado la incorporación y la aceptación de sus formas en el
campo expandido de las artes, sino también los papeles que ha
jugado la fotografía desde sus momentos aurorales. Tal vez por
ello, incluso a su pesar, el arte «después de la modernidad»
ha marcado ciertas distancias críticas que contrabalancean su
proclamada actualidad con figuras contractuales de más largo
recorrido. Ésta es la premisa que subyace también a la «breve
historia de la factografía» que ahora me es grato presentar,
cuyo origen, si es que no genealogía, Víctor del Río sitúa con
acierto en la vanguardia soviética de los años veinte del siglo
pasado.
Aun cuando el autor reconoce el interés teórico que ha
despertado esta categoría entre los miembros del grupo neo-
Este libro es el resultado de una investigación financiada por la Junta yorquino de la revista October, son de agradecer los esfuerzos
de Castilla y León desplegados en su investigación para bucear en las fuentes his-
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tóricas originarias, así como las posiciones críticas que adopta tiene que adaptarse a la nueva situación y renegociar su función
respecto a los juicios primerizos sobre la factografía, emitidos en la nueva sociedad en «transición hacia el socialismo». No
a veces sin demasiada información histórica, y el signo melan- obstante, conscientes de las dificultades para llevar a buen
cólico de su recuperación en la actualidad. puerto el «programa máximo» del productivismo en el «arte
Este ensayo se plantea el objetivo de esclarecer en sus de producción», sus más combativos y lúcidos representantes
aspectos históricos y conceptuales un término inusual entre se plantean como objetivo realizar un «programa mínimo» en
nosotros, casi desconocido en la jerga crítica: la «factogra- el arte utilitario representativo. No en vano, desde 1923 el
fía», pero tampoco oculta sus intenciones de extrapolar, más poeta S. Tretiakov había sugerido que, al lado del artista-inge-
allá del marco artístico originario, la operatividad del mismo niero que construye cosas materiales, entra en escena el «psi-
en los estadios culturales más avanzados del presente. Por eso coingeniero» o, con más propiedad, el «psicoconstructor».
mismo, tras resaltar en primer lugar la función política que la En prosecución de este programa mínimo se sitúa la res-
«factografía» desempeñó a partir de 1925 en la segunda fase puesta para captar la realidad y, todavía más, para organizar la
del productivismo, la considera como el embrión de relevan- vida que los «productivistas» contraponen a los ataques pro-
tes conceptos en nuestro actual sistema de representación y pinados por los artistas figurativos del arte de caballete, enva-
comunicación de masas; incluso, como el hilo conductor que lentonados por la NEP y su éxito social. El artista se aleja
enhebra la experiencia de la vanguardia soviética con el estado entonces de las analogías con el ingeniero para tender nuevas
de los medios en la era de la globalización. A consecuencia de ligazones con el constructor de la vida. Dado que se trata de
ello subraya la importancia, si es que no la hegemonía, que un cambio decisivo en la vanguardia soviética como proyecto,
tanto entonces como en nuestros días han alcanzado «las téc- siempre cabría ampliar y precisar las influencias que ejerciera
nicas de la fijación objetiva» en las que se resuelve la «facto- sobre el productivismo la proletkult, un movimiento cultural
grafía» como un procedimiento artístico. más amplio que venía gestándose desde mediados de la década
Una vez centrado el relato, me parece pertinente que inicie anterior y que anticipa muchas de las ideas que intentan mate-
el análisis de la factografía incidiendo sobre el marco político y rializar los «productivistas».
cultural en el que se despliega la vanguardia en la Unión Sovié- De cualquier modo si, por un lado, a medida que se esfu-
tica, que no es otro sino el retorno al realismo y a los medios maba la utopía revolucionaria de la Forma, los «productivis-
expresivos de la tradición pictórica a partir de la política del tas» se adaptan a los hechos reales, por otro, intentan conci-
NEP (Nueva Política Económica, 1922) y la reorganización de liar el realismo y la vanguardia invocando un nuevo arte utilitario
las alianzas en el sistema institucional de las artes. A este res- representativo que se plasma en la ilustración, el cartel, el
pecto conviene recordar cómo hacia mediados de los años cine, la fotografía, el fotomontaje y, sobre todo, la «factogra-
veinte, ante las dificultades de organizar en un futuro próximo fía» como procedimiento envolvente de los restantes.
la cultura material debido al atraso industrial y económico- Este arte utilitario, como solía ser habitual en las vanguar-
social, la corriente de la vanguardia hegemónica hasta entonces dias, renegaba de sí mismo cuando postulaba la superación
aglutinada en torno al Frente Izquierdista de las Artes (LEF), definitiva de tal condición, pero, en cuanto creación figura-
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tiva de masas, tampoco se contentaba con abordar los temas factografía como registro mecánico de los hechos, entre la
proletarios al modo usual como hacían sus contrincantes, los literatura del hecho en los reportajes, la factografía y el cine-
defensores del arte de caballete, sino que se interesaba tanto o verdad. Es oportuno subrayar además la estrecha relación que
más por las cuestiones del «procedimiento» en la configura- existe entre las técnicas de fijación de la imagen y los nuevos
ción de estos materiales. Tal arte utilitario se reconocía tanto soportes en la fotografía y el cine a partir de la reproducción
en las teorías del LEF (B. Arvatov o Tretiakov) como en las mecánica.
obras de Rodchenko, D. Vertov, G. Klucis, El Lissitzki y De los análisis desgranados en estas páginas se desprende
otros. igualmente que la «factografía» afecta a los nuevos géneros de
En este deslizamiento hacia el «programa mínimo», se la cultura visual en sus aspectos epistemológicos, gnoseológi-
produce un cruce apasionante entre los analistas «formalis- cos y políticos; en primer lugar, a los modos de visión, ya que
tas» de los lenguajes y los nuevos teóricos sociales, entre el el ver del ojo biológico, al ser desplazado por el ojo mecánico,
método formal y el método sociológico, entre el formalismo y altera profundamente la estructura de nuestros comporta-
el marxismo; un cruce en donde se encuentran dirigentes mientos e introduce unos nuevos filtros en la percepción de la
políticos comprometidos con la cultura artística, como realidad que posibilitan otros modos de ver. Precisamente, en
Trotski, Nikolai I. Bujarin, A. Lunacharski, los «formalistas» esto insistía el cine-ojo de D. Vertov.
B. Eikhenbaum, Osip M. Brik y V. Shklovski, o defensores del No menos incidencia tenía desde una perspectiva gnoseoló-
arte de producción como B. Arvatov y Pavel N. Meddvedev. gica en las estrategias del realismo, pues impulsaba una nueva
Sin embargo, probablemente las posiciones que más incidie- orientación en la concepción de la idea misma de realidad. La
ron sobre la «factografía» fueron las que sostenían Brik y factografía, como el medio más preciso, rápido y objetivo de
Arvatov, quienes, desde precedentes teóricos bien distintos, fijar los hechos, atentaba abiertamente contra la teoría de la
proponen llevar a cabo una síntesis entre el método formal y mímesis, reinterpretada por Lenin como «teoría del reflejo»,
el marxismo con la ayuda de los saberes técnicos sobre los que era sustituida por un arte «real» que fija el hecho y no
procedimientos de las artes. oculta una voluntad de captar verdad. En pos de esta ambición
Se trata de una síntesis ciertamente problemática que con- abandonaba el reflejo pasivo, la verosimilitud o la ficción, el
fiaban alcanzar gracias a los nuevos soportes técnico-artísticos realismo de los pintores de caballete en suma, para postular un
que ponían a disposición de los creadores las «técnicas de carácter activo en la construcción de la realidad. Este desliza-
fijación objetiva». Con éstas es identificada, precisamente, la miento promueve una transformación del realismo del reflejo
«factografía» (Faktografia), cuya primera acepción tiene que ver en un constructivismo gnoseológico que emana de la represen-
con la «escritura de los hechos», sin análisis ni mediaciones, tación técnica, de la factografía como una herramienta de
en el campo literario y en la fotografía, siendo su asociación conocimiento basada en las condiciones técnicas de la cámara
con las estrategias documentales una lectura derivada. En este en su papel de ojo mecánico. Este «constructivismo» implica
marco me parecen esclarecedoras las analogías que el autor que el artista se retira a un segundo plano, insinuando la futura
tiende entre la literatura y las prácticas artísticas basadas en la desaparición o «muerte» del autor.
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Desde este «constructivismo», en donde los hechos en su Tretiakov, el autor de esta investigación se alinea más bien con
devenir parecen desplazar al sujeto y al artista, la factografía se V. Shkloski y Eisenstein al sugerir la imposibilidad de practicar
reencuentra con una tesis central del Productivismo, la que la asepsia y la ausencia de toda interpretación. Por eso, tras lla-
trasluce las pretensiones de incorporar el arte a la vida real, así mar la atención sobre la ambigüedad histórica que estos nuevos
como de que el primero actúa como organizador de la géneros visuales alimentan hasta el presente, se detiene con
segunda. El arte, al igual que la ciencia, deviene, por tanto, acierto en señalar los dispositivos artísticos que contrarían
un método organizativo de la vida en general, un constructor tanto las tesis sobre la desaparición de la función estética como
y modelo de vida. Únicamente que, en consonancia con el la superación de la idea de arte. De hecho, en la actualidad
programa mínimo de los psicoconstructores como formado- todo es visto bajo un prisma artístico; incluso, en ocasiones de
res de ideas, escora inevitablemente hacia un nuevo «arte un modo estetizado.
propagandístico de agitación», hacia una ingeniería social, En este clima me parece oportuna la incursión sobre los
que se consumaría a partir de 1928. vínculos de Walter Benjamin con la vanguardia soviética. En
Sin duda, el nudo problemático de mayor calado en la pre- efecto, aunque, a diferencia de sus alusiones explícitas al
sente investigación atañe a cómo la voluntad de verdad y la surrealismo, apenas menciona el Constructivismo y, menos,
utopía de alcanzar la objetividad a través de la factografía tro- el productivismo, sabemos que colaboró en algunas revistas de
piezan con que este procedimiento, en cuanto construcción de este signo, como G. Material zur elementaren Gestaltung (1923-1926)
una nueva realidad mediante la representación técnica, es la e i 10 (1927-1929), más ligada que la anterior al Constructi-
suma del registro de los hechos más la técnica del montaje. vismo ruso. Incluso, tras conocer a Asja Lacis en 1924 en Ca-
Sin embargo, en la síntesis entre este registro de los hechos y pri, entre diciembre de 1926 y enero de 1927, visita Moscú en
su montaje se suscita la cuestión de si es posible salvar la dis- un momento en que, como ponen en boca de Benjamin sus
tancia entre ambos sin que interfieran intencionalidad alguna entrevistadores en la revista Wecernjaja (enero de 1927), el «arte
y los criterios de interpretación, los análisis y las mediaciones, entra al servicio de la industria y la vida cotidiana» y «habla
las briznas de subjetividad en suma. En esta tesitura, salvo que sobre las fotografías, carteles y diagramas coleccionados por él,
el montaje dialéctico intervenga casi por arte de magia, al mito que transmiten una imagen visible del arte soviético».
de la objetividad se uniría la utopía de la transparencia de los Si bien no es el objeto del presente ensayo el relato de la
signos; un asunto, por lo demás, que afecta de lleno a las pre- estancia de Benjamin en Moscú ni sus contactos y sintonías
tensiones del documentalismo en general hasta hoy día. con ciertas figuras de la vanguardia soviética, que están siendo
Precisamente, la intersección entre el registro y el montaje objeto de atención en Alemania, me parece acertado estable-
de los hechos provoca los debates sobre la presencia del sujeto cer que la conexión se produce en la encrucijada entre la teo-
o del artista y sobre los dispositivos a los que recurren, por ría formalista y la marxista a través de la figura del «escritor
ejemplo, D. Vertov en el cine-verdad y Rodchenko en los foto- operante» de Tretiakov, un autor que ejerció notable in-
montajes. Como se desprende de los capítulos dedicados a fluencia sobre la vanguardia alemana artística y literaria, en
estos dos creadores y a la literatura de los hechos auspiciada por particular sobre J. Heartfield y B. Brecht. Asimismo, se clari-
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fica acertadamente que la incidencia no se aprecia en su obra INTRODUCCIÓN


más divulgada, «La obra de arte en la época de la reproducti-
bilidad técnica», sino en un ensayo anterior, «El autor como
productor» (1934), que Víctor del Río considera con funda-
mento como el eslabón perdido de una cadena que une el
Productivismo y las tendencias posestructuralistas recientes.
En suma, el lector tiene ante sí un oportuno y esclarecedor
estudio sobre las prácticas factográficas y documentales. Al
lado del relato historiográfico, al autor también le importa
reflexionar sobre ciertos desarrollos conceptuales que afectan
de lleno a la estética y la teoría artística. Baste recordar, por
ejemplo, que, en oposición al actual sociologismo ambiental,
de sus páginas se desprende que la voluntad de transformar la
Si relatáramos la historia del siglo XX en imágenes encontraría-
realidad a través del arte no está reñida con la especificidad del
mos un buen número de fotografías que son ya parte de un
trabajo artístico ni con los dispositivos diferenciadores o, lo
patrimonio iconográfico ineludible, algo que todos reconoce-
que es lo mismo, lo problemático que en estas prácticas resulta
mos como una crónica visual de nuestro tiempo. Entre esas
alcanzar una objetividad sin mediaciones. Posiblemente, ésta
imágenes estarían, sin duda, los retoques fotográficos que el ré-
sea una de las principales conclusiones que se debe extraer de
gimen de Stalin realizó sobre algunas escenas que retrataban el
esta magnífica aportación con la cual Víctor del Río abre en
proceso revolucionario. Los archivos, cuyo carácter documental
nuestro panorama un capítulo casi inédito en la revisión de la
debía garantizar una base objetiva para el relato de la historia,
vanguardia soviética, así como en los «efectos» que la facto-
eran profanados para eliminar a algunos protagonistas incómo-
grafía surte no sólo en las actuales prácticas documentales,
dos o para maquillar a los líderes bolcheviques. El caso de
sino también en la ruta occidental de la factografía y los
Trotski desplazado de las cercanías de Lenin en algunos de sus
medios de masas en una cultura visual globalizada.
mítines es el más conocido, pero la lista de personajes borrados
de las fotografías históricas es mucho mayor y no se detiene en el
caso soviético, sino que afecta a otros regímenes totalitarios a lo
largo del siglo xx1. Se trata, pues, de imágenes que habría que
mostrar por pares, alternando el original y la versión retocada
en una suerte de juego de búsqueda de diferencias. El juego

1 Para una muestra comparada de estos procedimientos véase Jauber, Alain, Le


commissariat aux archives, París, Barrault, 1986.
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sugiere un carácter cómico en el ejercicio de reconocimiento, El argumento de este libro es la descripción del modo en
aunque se vuelva grotesco si atendemos al trasfondo, que es el que algunos artistas de vanguardia ven en las posibilidades de
mismo por el que los documentos de confesión de los presos la comunicación de masas un nuevo campo de experimenta-
torturados eran corregidos y transformados hasta encajar en ción que les permitirá reinterpretar su función social. Como
una versión oficial de los hechos. El mismo proceso de mutila- se desprende del subtítulo, se trata de poner en relación la
ción de los cuerpos se aplicaba a las imágenes, de modo que vanguardia del siglo xx con un estadio cultural basado en la
éstas contienen el eco de la violencia con la que se encarnó la comunicación de masas. Pero a esta premisa podrían planteár-
fantasía totalitaria. sele algunas preguntas como ¿a qué vanguardia nos referi-
La construcción de la verdad oficial tiene así un alto precio mos?, ¿qué entendemos por comunicación de masas? y ¿qué
y genera sus propias imágenes. La historia de las manipulacio- tipo de relación establecemos entre esos dos términos?
nes de las imágenes se convierte en un reverso permanente de Acerca de la noción de vanguardia vamos a distinguir el
la presunción de verdad que les atribuimos. Y podríamos pre- concepto histórico general de sus manifestaciones concretas en
guntarnos, más allá de la obviedad de estos casos, si nuestros diferentes «ismos». Alternaremos esos dos niveles, del más
actuales sistemas de información operan, en realidad, de modo abstracto al más concreto, localizado en la historia y sometido
diferente a estas burdas tergiversaciones. Nuestra lectura com- a la peculiaridad de un caso de estudio. Por lo que se refiere a
parada de diversos canales de comunicación parecería garanti- la noción general de vanguardia, podríamos asumir de modo
zar un mayor contraste, pero siempre encontramos la sospecha provisional el planteamiento de que lo único que quizá tuvie-
residente en el aspecto testimonial con el que se nos presentan ran en común todos aquellos ismos que se sucedieron durante
los hechos. la primera mitad del siglo xx fue su propensión a emprender
Hoy tenemos a nuestra disposición sistemas alternativos de una búsqueda de los límites del arte. Cuando uno busca esos
contrainformación, periodismo amateur a través de blogs priva- límites acaba cuestionando, como es obvio, la noción misma
dos en internet; también tenemos bases de datos que recogen de arte, y acercándose bastante al mundo de la vida, a la reali-
los relatos orales de personas que vivieron situaciones límite en dad o a lo cotidiano. De ello se derivaría una versión teórica
zonas de conflicto. La diversidad y la polifonía de estos nuevos de la vanguardia que la define como un proyecto de aproxima-
flujos de información parecen reinterpretar las fórmulas tra- ción a la praxis vital2, en contraste con la idea del «arte por el
dicionales de contar la historia. El concepto de «intrahisto- arte» o con los distanciamientos esteticistas de otros tiempos.
ria» acuñado por Miguel de Unamuno cobra aquí un nuevo No parece extraño, si seguimos ese argumento, que el arte del
sentido en la acumulación de relatos individuales y colectivos. siglo xx se asimile a otras actividades hasta confundirse con
Pero todo ello se basa por igual en el registro mecánico de esos ellas, en especial cuando la industria se vuelca sobre la produc-
relatos, en la representación de los acontecimientos a través de ción masiva de imágenes y sobre un escenario asentado en la
medios técnicos de registro y difusión. Esto supone una nueva
forma de escribir los hechos, es decir, constituye una «facto-
grafía» que es específica de nuestro tiempo. 2 Sería el caso de Bürger, Peter, Teoría de la vanguardia, Barcelona, Península, 1997.
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comunicación de masas. Pero, para abordar ese asunto, recu- una vez que se generalizan, se integran en las instituciones y
rriremos a un caso de estudio mucho más arraigado en la his- son tomados por el poder y por los grandes intereses econó-
toria y no por ello menos paradigmático de los destinos del micos como una parte especializada del mercado y la política.
arte en la actualidad. La novedad que encontramos en el siglo xx reside en la cons-
Vamos a partir de un episodio que tiene lugar a finales de los trucción de una esfera pública mediada por esas fórmulas de la
años veinte en la Unión Soviética. Se trata de un experimento comunicación de masas. Estos conceptos inciden en la fron-
ejemplar de la toma en consideración de las nuevas posibilidades tera permeable que separa propaganda e información, adoc-
creativas de los medios técnicos de registro de imagen y sonido; trinamiento y educación.
en particular, de la fotografía y el cine. Se trata del conjunto de Las cuestiones que debatieron los rusos anticipaban las
proyectos emprendidos al final del constructivismo por artistas, paradojas éticas derivadas de las imágenes documentales y de
escritores y teóricos que delinearon lo que se denominó «pro- las crónicas que tratan de ser fieles a la realidad. El ángulo
ductivismo», y cuyos protagonistas se agruparon en torno al muerto, en el que la voluntad de verdad queda atrapada, lo
Frente Izquierdista de las Artes. En el seno de los acalorados encontramos en el hecho de que esa «realidad» no es otra
debates que mantuvieron estos artistas y escritores, entre los que cosa que una creación imaginaria, una representación téc-
encontramos a Alexander Rodchenko, Varvara Stepanova, Dziga nica. Los artistas soviéticos inventaron un neologismo muy
Vertov, Sergei Eisenstein, Boris Arvatov, Viktor Shklovski o Ser- revelador para referirse a ello cuando el arte y la literatura se
gei Tretiakov, nacen algunos de los conceptos más importantes reorientaron hacia el uso de la fotografía y el cine como bases
de nuestro actual sistema de representación mediática. Son de su producción; hablaron entonces de «factografía». Se
conocidos, por ejemplo, los debates en torno al montaje cine- trata de un concepto al que se le asociaron las prácticas docu-
matográfico, pero también podríamos situar en ese lapso un mentales, las exposiciones y el reportaje periodístico. No pre-
origen del género documental tal como hoy lo conocemos. En tende sólo una reflexión sobre las formas de grabar imágenes
cualquier caso aquellos artistas y cineastas, junto a los teóricos y y sonidos según las nuevas técnicas, sino sobre una determi-
escritores, anticiparon las bases de la reflexión que aún hoy nada manera de contar la historia a partir de esos recursos.
seguimos manteniendo acerca de estos asuntos. Ese gran relato de la humanidad que se cuenta a través de
Aunque aludir a ese episodio concreto de la historia del innumerables historias con minúsculas constituye un ámbito
arte es tomar la parte por el todo en lo que se refiere a la de intereses comunes para el arte y los medios de comunica-
noción de «vanguardia», el caso de la factografía es paradig- ción de masas.
mático de una aspiración general del arte a lo largo de los últi- La factografía será el hilo conductor de este relato que des-
mos cien años, tanto en su elaboración teórica como en sus cribe un camino que podría verse como un zoom de alejamiento
obras. Esta aspiración se comprueba en el intento de conoci- histórico: del detalle de la experiencia soviética al estado más
miento y transformación de la realidad cotidiana. general de los medios de masas en la era de la globalización.
La comunicación de masas a la que nos vamos a referir es Esto último figura como un apunte final que señala la apertura
reflejo y origen, al mismo tiempo, de aquellos experimentos de un fenómeno histórico cuyo devenir complejo ha de ser tra-
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tado con minuciosidad. Del mismo modo, ese recorrido des- Entre ellas el productivismo, y en él la factografía, comenzará
cubre una trayectoria que va del este al oeste siguiendo una ruta su intermitente proceso de revalorización. Artistas como Hans
occidental de la recepción y reinterpretación de un fenómeno Haacke, Michael Asher, Daniel Buren o Dan Graham desarro-
en apariencia lejano en el tiempo y el espacio. El devenir de llan en esos años obras en este sentido y reorientan una parte
esos desplazamientos y la ampliación del campo de visión quizá del denominado «arte de concepto» hacia la operatividad
permita comprender el vínculo entre los fenómenos minorita- política de sus acciones.
rios y aislados y los de escala global. Una parte importante de El término «neovanguardia», que en general recoge una
esta investigación se encamina a desvelar los trasvases de infor- serie de tendencias entre los años cincuenta y setenta como el
mación sobre este concepto, la factografía, entre historiadores pop art, el conceptual o el minimal, retiene un sentido receptivo
y teóricos del arte. Figuras como Walter Benjamin se revelan que lo vincula con el origen de las vanguardias históricas a tra-
indispensables en la incorporación de las enseñanzas de los vés de algunos de sus casos. En ello la factografía se torna deci-
rusos en una nueva manera de entender el trabajo del artista. siva porque alude de manera paradigmática a la función del
Muy pronto las cuestiones del arte serían aplicadas a otras de artista en el contexto mediatizado del poscapitalismo. La pre-
carácter más general que afectaban a las nuevas formas de en- gunta que se hacen artistas y críticos será: ¿qué pueden apor-
tender la realidad a través de los medios. tarnos las experiencias de entonces en un mundo donde el
El objetivo de este ensayo será trazar un recorrido por un capitalismo imita al arte? De modo implícito el concepto de
concepto en gran medida olvidado pero con una enorme neovanguardia sugiere la idea de «retorno». Pero tal retorno
capacidad de influencia en la historia del arte posterior a la no lo es de cualquiera de las manifestaciones vanguardistas,
Segunda Guerra Mundial. Cuando nos referimos a la historia sino de algunas en particular. Con ello se está proponiendo, al
del arte contemporáneo, lo hacemos tanto en su carácter de mismo tiempo, un cauce de continuidad sobre ciertas prácticas
relato como en la sucesión de sus prácticas. Algunas de ellas, y un criterio de discriminación sobre cuáles de ellas son signi-
en particular el arte conceptual, revelan su conexión no siem- ficativas para los nuevos tiempos, cuáles les sirven a los artistas
pre reconocida con la factografía, con lo que ésta se convierte después de la Segunda Guerra Mundial para reconsiderar su
también en un modelo explicativo para manifestaciones más papel en el sistema de la cultura. De hecho, lo que aparece
recientes. En esto, si el concepto de «vanguardia» resulta detrás de la neovanguardia es una necesidad de definir de
problemático por la pluralidad de sus manifestaciones y por las nuevo las condiciones de posibilidad del arte, su sentido o su
dificultades para identificar un único sentido de su historia, función en el conjunto de la cultura.
no resulta menos complejo si añadimos la visión que los artis- Si bien es cierto que los autores norteamericanos son los
tas posteriores han dado de ello bajo el amparo de una que han utilizado con más empeño el término «neovanguar-
supuesta «neovanguardia». dia», no sería exacto atribuir su origen a Benjamin H. D.
Muchas de las prácticas artísticas desde mediados de los Buchloh, tal como se ha pretendido. En realidad, la aplicación
sesenta, en efecto, parecen extraer las consecuencias políticas más asimilable al desarrollo que después se ha dado de tal con-
de las experiencias más radicales de la vanguardia histórica. cepto histórico se encuentra anticipada en la Teoría de la vanguardia
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de Peter Bürger3, ante cuyas tesis se desplegarán los debates que cos podrían ocultar los problemas de fondo; al fin y al cabo, las
dan cuerpo al concepto de neovanguardia. La explotación que categorías estéticas, sometidas a su devenir histórico, tienden a
Foster o Buchloh han hecho del concepto de Bürger ha propi- ser siempre reductivas. El declive de los vanguardismos, que
ciado que la idea de neovanguardia quede atribuida al contexto parecen fracasar en el intento de integrarse plenamente en la
norteamericano, olvidando las polémicas suscitadas por Bürger praxis vital, habría que entenderlo, más bien, como una ten-
en Alemania después de la publicación de su Teoría de la vanguar- sión irresuelta con una forma específica de praxis, la que pro-
dia en 1974 y de las que otros muchos autores se harían eco4. picia el nuevo escenario de los medios de comunicación de
En realidad los problemas que se tratan en estos debates masas. Ésta será, al menos aquí, la hipótesis de trabajo. El
hacen de la cuestión que se apunta en la definición de «van- objetivo de esta investigación tiene, por tanto, una base histo-
guardia» y «neovanguardia» un eje que articularía un mismo riográfica en la que se dialoga con quienes han descrito la
proceso propio del siglo xx. En ello, los debates terminológi- naturaleza del arte en el último siglo. Pero trata de sugerir, más
allá de esos avatares internos al mundo del arte, la naturaleza
de las representaciones en nuestro tiempo, esto es, la forma en
que construimos nuestro mundo a través de los medios.
3 Bürger, Peter, op. cit.
4 Es, de hecho, en la crítica al concepto de neovanguardia donde se genera la Este trabajo ha sido posible gracias a la ayuda de algunas
necesidad de una interpretación específica para los años de eclosión de nue- personas. Entre ellas me gustaría destacar la aportación deci-
vos movimientos de posguerra. En el epílogo a la segunda edición del libro,
Bürger añade un artículo publicado en 1979 en el que contesta a las polémi-
siva de Simón Marchán Fiz que me descubrió el caso de la fac-
cas suscitadas por su obra en los años anteriores y que eran compiladas en tografía cuando trabajaba sobre los orígenes del género docu-
Lüdke, W. Martin, «Theorie der Avantgarde», Antworten auf Peter Bürgers mental en el campo de la fotografía. Quienes trabajamos en la
Bestimmung von Kunst und bürgerlicher Gesellschaft, Fráncfort, Suhrkamp, 1976. La
edición española recoge este texto en Bürger, Peter, op. cit., pp. 169 y ss. Hal estética, teoría, la crítica y la historia del arte le debemos uno
Foster muestra en El retorno de lo real esta condición polémica del concepto de de los más sólidos legados intelectuales en lengua castellana.
neovanguardia y destaca entre las respuestas más importantes en el ámbito
anglosajón la de Buchloh, Benjamin H. D., «Theorizing the Avant-Garde»,
Quiero agradecer también a Olga Fernández sus pacientes lec-
Art in America (noviembre de 1984). Con todo, sin duda la propuesta de Bürger turas de las versiones preliminares de este ensayo, así como sus
constituye un momento clave de la aplicación de la teoría crítica posadornia- sugerencias que han contribuido a mejorar el resultado final.
na al escenario artístico después de la Segunda Guerra Mundial. Es Bürger,
por tanto, quien ponía en entredicho la viabilidad de la rehabilitación de los También quiero hacer constar un agradecimiento a Maria
proyectos de vanguardia en las nuevas condiciones de producción artística de Zalambani por la documentación aportada, así como a Teresa
la posguerra en Europa. Éste sitúa inicialmente en Europa el problema de la
neovanguardia, mientras que Buchloh o Foster ampliarán el uso del concep-
Muñoz la rapidez y precisión de las traducciones del ruso soli-
to al ámbito americano. Así Bürger sitúa la neovanguardia entre los años cin- citadas. Agradezco también al Departamento de Historia del
cuenta y sesenta: «El concepto histórico de movimiento de vanguardia se Arte/Bellas Artes de la Universidad de Salamanca las gestiones
distingue de tentativas neovanguardistas, como las que se dieron en Europa
durante los años cincuenta y sesenta. Aunque la neovanguardia se propone sobre traducción de documentos y préstamo interbiblioteca-
los mismos objetivos que proclamaron los movimientos históricos de van- rio, y a la Dirección General de Promoción e Instituciones
guardia, la pretensión de un reingreso del arte en la praxis vital ya no puede
plantearse seriamente en la sociedad existente, una vez que han fracasado las
Culturales de la Junta de Castilla y León el apoyo en el des-
intenciones vanguardistas», Bürger, Peter, op. cit., pp. 54-55, n. 4. arrollo de esta investigación.
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1. ¿QUÉ ES «FACTOGRAFÍA»?

Podemos asociar el término «factografía» a diferentes contex-


tos, ya sean en función de la disciplina en la que se aplica o en
referencia a su devenir histórico de tal modo que el desarrollo
de sus aplicaciones permitirá la comprensión de una cierta his-
toria de la cuestión teórica que le subyace. Esa cuestión consiste
en la transformación que sufre la función artística dentro del
sistema de la cultura una vez que se integran entre sus recursos
los soportes de registro que proporciona la técnica, esto es, la
utilización de la fotografía, el cine y la grabación sonora como
bases de una serie de nuevos materiales disponibles para los
creadores. La modificación del punto de vista afecta al hecho de
que esos soportes son la base de nuevos medios que se generali-
zan en el uso de la información y la transmisión de conoci-
miento y doctrina en el espacio social del siglo xx. La idea mis-
ma de «realidad» con la que el arte se había relacionado a
partir de las diferentes estrategias del «realismo» quedará
modificada a partir de este nuevo espacio mediático. La facto-
grafía aparece entonces como un concepto clave para entender
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28 FACTOGRAFÍA 1 . ¿QUÉ ES «FACTOGRAFÍA»? 29

los procesos de permeabilización del arte y las prácticas sociales Esta tradición, que adquiere una nueva vigencia con la lla-
asociadas a la comunicación de masas. mada neovanguardia, tiene sin embargo que enraizarse en un
Por tanto debemos tener en cuenta que la primera de las acep- primer momento histórico. Al hablar de factografía debemos
ciones de la factografía es la que contiene su significado literal, esto remitirnos, por tanto, a la acepción originaria del término en
es, la idea de una «escritura de los hechos». El concepto de facto- el contexto de la vanguardia soviética, y más en concreto, den-
grafía ha sido definido a partir del origen ruso de la palabra (Fakto- tro del constructivismo, en los debates mantenidos por la fac-
grafiia) como la «descripción de hechos sin análisis o generaliza- ción productivista entre 1927 y 1929. La cuestión del origen
ción»5. El término sugiere, por tanto, una escritura literal de los de la factografía en la historia del arte del siglo xx nos remite
hechos, un registro sin mediaciones y anterior a cualquier tenta- con ello a una serie de textos esencialmente teóricos, a unas
tiva de interpretación. Aun cuando esta idea es previa a los sopor- prácticas dispersas, alternativas al discurso más general del
tes en los que finalmente se presentan los hechos, es indudable que constructivismo y, también, a una reinterpretación del fenó-
los medios técnicos de producción de imagen, la fotografía, el cine meno por parte de historiadores contemporáneos del arte que
o el vídeo, tendrán un protagonismo histórico. recala, precisamente, en la zona de ambigüedad entre la litera-
A partir de esta idea genérica podremos establecer una tura y las prácticas de producción de la imagen basadas en
segunda lectura de la factografía que la situaría como sinónimo medios técnicos.
de las estrategias documentales que han sido utilizadas tanto en La acepción originaria de factografía pertenece a la historia
el arte como en la comunicación de masas. Bajo los comporta- del arte del siglo xx y consiste en una práctica surgida en el pro-
mientos hoy reconocibles como formas documentales o foto- ductivismo. Para autores como Margarete Vhringer, «la facto-
periodísticas encontraríamos, por tanto, una tradición que grafía fue el concepto que conectaba a escritores, fotógrafos y
algunos historiadores han tratado de definir y diferenciar en directores de cine para producir películas de propaganda y lle-
relación con el término. Sin embargo, hay que advertir que la var cine e ideología simultáneamente a la población mayorita-
factografía, como categoría estética que recorre el siglo xx, es riamente analfabeta. Esta tendencia de efectivación, que fue
un concepto más amplio que el «documental», que sería un comenzada con la muerte de Lenin, fue reforzada por Stalin al
género derivado y popularizado a partir de los años treinta. final de 1924»6. Por su parte, Ron Hunt ha definido la facto-
grafía como una obra de naturaleza documental en la que los
fenómenos procedentes del mundo real son reconstruidos para
5 «“Factografía” en lo sucesivo es el significado de la palabra rusa faktografiia, que un
llamar la atención sobre su importancia crítica y política7. Los
diccionario de 1964 definía como “una descripción de hechos sin análisis [o] partidarios de la factografía emergen de un trasfondo artístico,
generalización”», Kozlov, Denis, «The Historical Turn in Late Soviet Culture:
Retrospectivism, Factography, Doubt, 1953-1991», Kritika: Explorations in Russian and
Eurasian History 2(3) (verano de 2001), pp. 577-600; p. 578. La cita recogida en
el fragmento aparece a pie de página como Akademiia Nauk SSSR, Slovar’ sov- 6 Vhringer, Margarete, «Film as Physiological Experiment», en http://vlp.mpiwg-
remennogo russkogo literaturnogo iazyka, Moscú/Leningrado, Nauka, 1964, berlin.mpg.de/essays/data/art5?p=1; consultado el 14 de mayo de 2005.
16, p. 1215. [Las traducciones de los textos sin una edición en castellano son 7 Hunt, Ron, «For Factography!», Studio International 980, vol. 191 (marzo-abril de
nuestras excepto que se indique lo contrario.] 1976), pp. 96-99.
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30 FACTOGRAFÍA 1 . ¿QUÉ ES «FACTOGRAFÍA»? 31

pero diversifican sus medios en cine, ensayo y fotografía privile- ese periodo. Como sugiere Denis Kolzov en su aproximación
giando el aspecto político de la obra sobre otras consideraciones terminológica, la factografía nos acerca a una fórmula in-
estilísticas. Hunt enfatiza la distinción de los realismos tradicio- trahistórica de recuperación de los rastros en los que la cultura
nales en el empleo de los medios técnicos, así como el rechazo rusa ha depositado su propia búsqueda de los orígenes y la
del simple registro de la realidad. Es decir, nos remontamos a identidad colectiva8. El funcionamiento del modelo factográ-
un periodo artístico de profundas transformaciones donde fico afecta tanto a la historia (ya sea en el contexto del trauma
tiene lugar una revisión de los principios estéticos que afectan a histórico del holocausto9 o en la revisión de la historia rusa
la función artística en el nuevo proyecto soviético. Si bien es poscomunista) como a las prácticas artísticas de vanguardia (las
cierto que el productivismo es un fenómeno minoritario desde que vamos a vincular con el productivismo), bajo una perspec-
una perspectiva general de las vanguardias, también lo es que sus tiva de autoconciencia colectiva10 que recobra las huellas de lo
consecuencias conceptuales tienen quizá más vigencia hoy que cotidiano como un mecanismo de significación irrenunciable.
otras poéticas coetáneas. La experiencia de la factografía es, en Tendremos ocasión de comprobar cómo esta perspectiva se
realidad, un trance creativo fugaz del crepúsculo de la vanguar- aproxima al programa que los artistas soviéticos de finales de la
dia soviética a finales de los años veinte, en parte ocultado por década de los veinte trataban de poner en marcha.
la propia historia cultural de la Unión Soviética, y en parte,
por la recepción tardía de la experiencia del constructivismo en
8 «La última obsesión soviética por la minucia histórica, así como un generali-
Occidente. Destacan, por ello, los intentos de actualización del zado aire de pasado, fueron mecanismos de una búsqueda colectiva de los
concepto en las propuestas de la teoría del arte actual, que nos orígnes y las identidades en las que la sociedad se ocupó durante el periodo de
permiten un rastreo de los orígenes de las tendencias documen- 1953 a 1991», Kozlov, Denis, «The Historical Turn in Late Soviet Culture:
Retrospectivism, Factography, Doubt, 1953-1991», op. cit., p. 578.
tales y de las estrategias de nuevo realismo. 9 Entre los discursos pronunciados con motivo del 50 aniversario de la libera-
Es en ese margen donde el arte de la segunda mitad del ción del campo de concentración de Auschwitz-Birkenau, en las sesiones espe-
ciales de la Jagiellonian University Senate, Izrael Gutman, miembro del comi-
siglo xx ha rentabilizado el sentido de la factografía, aun té del Vashem Memorial Institut de Jerusalén, habla de la reconstrucción pre-
cuando sean pocos los autores que han hecho mención explí- cisa de los hechos históricos desde nuestro presente que ha sido posible gracias
cita de su origen en la cultura soviética. La factografía se ha a una «factografía del holocausto»: «Nosotros en la Hebrew University y en
Yad Vashem, como en otros institutos de investigación a lo largo del mundo,
convertido también en un concepto de la historiografía del estamos en disposición de reconstruir la factografía precisa del Holocausto.
siglo xx y, a pesar de su generalización en otros ámbitos, per- Sabemos lo que ocurrió y cómo, día por día, en el Gueto de Varsovia, en
Treblinka y en Auschwitz. Tenemos la capacidad de recapitular la crónica de los
manece ligado a la cultura rusa. De hecho, parece estar aso- eventos, pero seguimos yendo atrás en la insistente y fundamental cuestión:
ciado de manera especial a la constitución de un relato histó- ¿cómo fue posible?», Gutman, Izrael, discurso con motivo del 50 aniversario
rico de la Rusia del siglo xx, atravesada por el fenómeno del de la liberación del campo de concentración de Auschwitz-Birkenau, Cracovia,
26 de enero de 1995, http://www.zbiordokumentow.pl/1995/1/17.html; con-
nacimiento y declive de la Unión Soviética. La historiografía sultado el 25 de agosto de 2005.
reciente ha tomado como problema metodológico y cultural 10 Sobre la dimensión epistemológica de la factografía en el contexto de las cien-
cias sociales puede verse Kultygin, Vladimir Pavlovich, «Universal Content and
una factografía inscrita en el proceso de pérdida de aquellos National Forms in the Development of Sociological Knowledge: The View of a
referentes y en la reconstrucción de una memoria histórica de Russian Sociologist», Current Sociology, vol. 51 6, 2003, pp. 671-687.
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32 FACTOGRAFÍA 1 . ¿QUÉ ES «FACTOGRAFÍA»? 33

Esta función que aparece reflejada en los usos historiográ- un sistema de montaje. Su función pasará a ser la de busca-
ficos del término no es ajena a la naturaleza transformadora de dor, compilador y montador de hechos y, en el caso de los
las nuevas técnicas de registro en sus aplicaciones artísticas y factógrafos más radicales como Tretiakov, parte de la estruc-
podría considerarse la apertura de un rumbo programado tura productiva en tanto que «escritores operantes». Parece
hacia la superación de una función artística considerada obso- claro que, sobre estas premisas, el relato o el texto factográfico
leta desde algunos sectores de la vanguardia. Tal perspectiva ha conculca los sistemas narrativos tradicionales basados en la
sido reutilizada por las neovanguardias y por una nueva tradi- ficción y reinterpreta sus códigos para recuperar géneros apa-
ción teórica que describiremos en el relato de un proceso de rentemente menores en la historia de la literatura: los diarios,
recepción en el que intervienen los autores que han escrito la la biografía, los géneros epistolares, el reportaje, etcétera.
historia del arte del siglo xx. No obstante, es necesario entender que la posición de los
Puede que lo más significativo de la herencia de la factografía nuevos escritores pretende algo más que la mera incorpora-
resida en la propuesta seminal de un nuevo modelo de práctica ción de fragmentos de realidad en las obras de ficción. El
artística en la que se constata la crisis de las bases sobre las que tal nuevo método afecta a la estructura misma de la obra, aban-
actividad se había asentado hasta ese momento. Como ocurre dona las estrategias de verosimilitud que refuerzan la ficción,
con el productivismo en su conjunto, si el diagnóstico o la crí- y postula, a cambio, una construcción de la realidad. En este
tica de la situación resulta convincente, las nuevas propuestas sentido, Renate Lachmann apunta la necesidad de distinguir
que se desarrollaron bajo este concepto aparecen más desdibuja- entre los textos factográficos y aquellos de autores de ficción
das. El contexto productivista de la factografía determina no sólo que utilizan materiales factuales. Esta distinción no se basa
la interpretación de su historia, sino también las bases teóricas necesariamente en la superación de las convenciones litera-
que permitirán su actualización. A pesar de la complejidad del rias, asunto que Lachmann considera irresuelto en el contexto
momento histórico en que tiene lugar, la factografía se muestra de la factografía12, sino en el hecho de que el autor realista que
como una experiencia que permite reinterpretar problemas
fundamentales en el desarrollo del discurso artístico hoy, así
como de las actuales condiciones de construcción narrativa de la
11 Entre abril y mayo de 1923 el grupo LEF hacía un llamamiento a los distintos
historia en el periodismo y los medios de masas. creadores para que asumieran la misión de organizadores de la vida: «¡Asumid
El registro factográfico, en diferentes soportes, será pre- la organización de la vida real!», Grupo LEF, «¡Camaradas, organizadores de
la vida!», en LEF 2 (abril-mayo de 1923), Moscú, pp. 3-8, en Gómez, Juan
sentado como el material primario del artista. La premisa de José (ed.), Crítica, tendencia y propaganda, Sevilla, Istpart, 2004, p. 23. En 1929,
extraer imágenes, crónicas, textos o documentos de la realidad también Tatlin escribiría su artículo «El artista como un organizador de la vida
parecía cumplir un ideal de integración entre arte y vida des- cotidiana». Véase Tatlin, Vladimir, «The artist as an Organizer of Everyday
Life» (1929), en Zhadova, Larissa Alekseevna (ed.), Tatlin, Nueva York, Rizzoli,
crito en el programa productivista, además de convertirse en 1988, pp. 266-267.
premisa para el objetivo autoimpuesto de llegar a ser «organi- 12 «Aunque la cuestión de la convencionalidad literaria permanezca irresuelta, es
posible distinguir entre los textos que actúan factográficamente y aquellos textos
zadores de la vida real»11. El autor factográfico deberá mante- ficcionales que utilizan material factual», Lachmann, Renate, «Faktographie und
ner una actitud de registro de los hechos y trabajar mediante formalistische Prosatheorie», Ästhetik & Kommunikation, Berlín, 1973, p. 84, n. 12.
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34 FACTOGRAFÍA 1 . ¿QUÉ ES «FACTOGRAFÍA»? 35

trabaja sobre la ficción parte de una búsqueda preconcebida La factografía, por tanto, es la organización de un discurso
del sentido del relato, para la que él inventa los acontecimien- a partir de materiales documentales entre los que puede haber
tos, situaciones, personas, y en la que esta invención se orienta tanto imágenes como textos. La narración de los hechos, no
según un concepto concreto del carácter real de los hechos. El obstante, remite a una especie de nueva literatura que tras-
factógrafo, por el contrario, accede al sentido del relato por ciende los universos escindidios de la realidad y la ficción. Ello
primera vez mediante el análisis preciso de los hechos e intenta nos recuerda que los materiales obtenidos a través de los
guiar la atención hacia la condición real que éstos presentan, medios técnicos tienden a contar una historia, cuando no la
hacia su carácter concreto. Este trabajo directo sobre aspectos Historia en sentido general, y que ya resulta difícil imaginar el
de la realidad tendría como objetivo una inversión del prota- concepto de «crónica» sin esos recursos; recursos, al mismo
gonismo del sujeto que describen los hechos, hacia unos tiempo sancionadores de lo real y en esencia tan vulnerables a
hechos que en su devenir constituyen un sujeto. la manipulación que parecerían contener la semilla de su des-
Otra distinción no menos importante en la caracterización vío. En realidad, tan sólo son materiales en espera de tantas
de la factografía será la que Devin Fore13 ha señalado respecto del interpretaciones como sujetos organicen los documentos.
género documental. Fore distingue lo factográfico a partir de
algunas premisas inscritas en el concepto originario del produc-
tivismo soviético, frente a la creación de lo documental atribuida
a John Grierson en 1926, como término derivado del francés
documentaire. Estas premisas son fundamentalmente la sustitución
de una idea de registro pasivo y neutro de los hechos en el docu-
mental por el concepto de «operatividad» descrito por Tretia-
kov, y la hibridación de géneros y soportes en la objetivación de
las obras14. Formatos como el fotoensayo constituyen para Fore
una de las preferencias del movimiento, aun cuando no
exista una ortodoxia metodológica o un único modelo con-
ceptual para la factografía15.

13 Fore, Devin, «Introduction», October 118 [Soviet Factography. A Special Issue]


(otoño de 2006), p. 4. complica los intentos de delimitar un estilo factográfico coherente», Fore,
14 Para una revisión del concepto de «operatividad» en Tretiakov véase Mierau, Devin, «Introduction», October 118, cit., p. 4. Más adelante Fore amplía: «La
Fritz, Erfindung und Korrektur: Tretjakows Ästhetik der Operativität, Berlín, Akademie- pluralidad de nombres bajo los cuales fue designada esta práctica en la Unión
Verlag, 1976. Soviética –factografía, reportaje, factismo, documental– sugiere que no hubo
15 «La manifiesta preferencia por el fotoensayo del movimiento y otros híbridos una única metodología o modelo conceptual que pudiera comprender todas
intermediales, por ejemplo, frustra la clasificación estética acostumbrada y las manifestaciones de esta tentativa práctica», ibíd., p. 9.
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2. EL MARCO POLÍTICO
DE UN NUEVO ORDEN CULTURAL

Es bien conocida la pretensión estalinista de reinventar la histo-


ria. Quizá los famosos retoques fotográficos de los documentos,
a los que ya nos hemos referido, y las demás manipulaciones
operadas por el estalinismo ofrezcan en la gran escala política
una profecía de los destinos del proyecto factográfico, en cierto
modo llevado inexorablemente hacia su transgresión o, en defi-
nitiva, hacia la construcción de nuevas ficciones legitimadas
estética y políticamente como verdades históricas. La propia
biografía de los líderes bolcheviques y los escritos de denuncia,
los documentos públicos, las cartas privadas, los testamentos
ocultos y desvelados más tarde despliegan su peculiar narrativa
factográfica y marcan el hito histórico en el que situar la corta
permanencia de un proyecto utópico en el núcleo de la van-
guardia. Camino del exilio Leon Trotski advertía de la demoli-
ción de la historia en un texto titulado «¿Cómo pudo suce-
der?», que sería traducido por George Saunders el 28 de
febrero de 1929 en el New York Times16 bajo el título «Trotski
caracteriza a su enemigo Stalin».

16 «Como todos los empíricos, Stalin está lleno de contradicciones. Actúa según
sus impulsos, sin perspectivas. Su línea política es una serie de zigzags. Para cada
zig o cada zag, inventa alguna teoría baladí o se la encarga a otros. Su actitud
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2. EL MARCO POLÍTICO DE UN NUEVO ORDEN CULTURAL 39

En los últimos días del mes de diciembre de 1922 Lenin,


enfermo de su apoplejía, dicta desde la cama una carta al XIII
Congreso del Partido Comunista en la que, sin demasiados
velos, advierte sobre la figura de Stalin y recomienda la
ampliación del Comité Central. Los delegados del Congreso
escucharon la lectura de esta carta en mayo de 1924 a pesar de
los intentos de Stalin por ocultarla, pero sería finalmente olvi-
dada hasta el XX Congreso del Partido ya en 1956, tres años
después de la muerte de Stalin. El testamento político de
Lenin se completa con la evocación que Trotski hace en 1929
de su conversación con él en torno a la necesidad de recuperar
el control para evitar la consolidación de Stalin al frente del
partido17; conversación a la que, como indica Edward H. Carr,

hacia las personas y los hechos es sumamente irresponsable. Jamás se avergüen-


za de llamar blanco a lo que ayer llamaba negro. No sería difícil reunir un catá-
logo asombroso de las afirmaciones contradictorias de Stalin. Citaré un solo
ejemplo, que es el que mejor se adecua a los límites de un artículo periodísti-
co. Pido disculpas de antemano, porque el ejemplo concierne a mi persona. En
los últimos años Stalin empeñó todos sus esfuerzos en lo que se llama “la
demistificación de Trotski”. Se elaboró apresuradamente una nueva historia de
la Revolución de Octubre, junto con una nueva historia del Ejército Rojo y una
nueva historia del partido», Trotski, Leon, «¿Cómo pudo suceder?» [25 de
febrero de 1929], http://www.ceip.org.ar/escritos/Libro1/ContextHelp.htm;
consultado el 8 de noviembre de 2006.
17 «Mientras insistía en que fuera yo su lugarteniente en el Consejo de
Comisarios del Pueblo, Lenin discutió conmigo la forma de librar una lucha
conjunta contra el burocratismo de Stalin. Había que hacerlo de manera tal
que el partido sufriera la menor cantidad posible de convulsiones y choques.
/ Pero la salud de Lenin volvió a empeorar. En su llamado testamento, escri-
to el 4 de enero de 1923, le aconsejó insistentemente al partido que se sacara
a Stalin del poder central debido a su deslealtad y su tendencia al abuso del
poder. Pero, una vez más, Lenin debió volver a su lecho de enfermo. Se reno-
vó el acuerdo provisional de mantener a Stalin en el timón. Al mismo tiem-
po, las esperanzas de que Lenin se recuperara se desvanecían rápidamente.
Ante la perspectiva de que debería abandonar definitivamente su trabajo,
quedó planteado otra vez el problema de la dirección del partido»,
Fotografías de Lenin en la tribuna tomadas el 5 de mayo de 1920 con una diferencia Trotski, Leon, «El triunfo de Stalin» [25 de febrero de 1929], en
de algunos segundos; en la segunda, Trotski ha salido de la escena. A partir de los años http://www.ceip.org.ar/escritos/Libro1/ContextHelp.htm; consultado el 8 de
treinta la primera versión será erradicada de los documentos oficiales noviembre de 2006.
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40 FACTOGRAFÍA NOMBRE DE CAPÍTULO 41

Trotski concedería una enorme importancia18. El trasfondo Ese mismo año, Stalin escribirá dando cuenta de una de las
político en el momento en el que aparece la explicitación del primeras sorpresas históricas del marxismo como es el hecho
proyecto factográfico debe, por tanto, contextualizarse en el de que la revolución anunciada hubiera tenido lugar en un
ascenso al poder de Stalin y la sustitución del paradigma trots- país con escaso desarrollo capitalista. Esta realidad es conju-
kista de la «revolución permanente» por el estalinista «socia- rada en estos años por el propio Stalin al definir precisamente
lismo de un solo país», basado en la colectivización forzosa y la preeminencia del socialismo de un solo país que iría
que había empezado a adoptarse en 1925 en medio del proceso ganando eco en dirigentes como Bujarin, quien acepta la tesis
de sucesión tras la muerte de Lenin el 25 de enero de 1924. estalinista a la vista de fracasos en la política internacional
La idea del «socialismo de un solo país» había sido tomada como el fallido intento revolucionario «acción de marzo» de
por Stalin de las palabras de Lenin en los diferentes textos en 1921 en Berlín o las dificultades de reconocimiento diplomá-
los que gestiona la memoria del líder desaparecido. Se trataba tico del nuevo Gobierno. El hecho de que la revolución
de una propuesta táctica en el terreno doctrinario para neu- hubiera tenido lugar en un país ajeno a la órbita del capita-
tralizar las ideas de Trotski y aventajarlo en el control de la lismo, y la alianza entre proletariado y campesinado, confor-
herencia leninista. Stalin reinterpreta esta idea presentándose mará para Stalin las peculiaridades fundamentales de la Revo-
como continuador de la política económica que tantos desve- lución de Octubre20. El antagonismo entre ambos proyectos,
los costara a Lenin mientras se encarga de estigmatizar las ideas «revolución permanente» y «socialismo de un solo país»,
trotskistas sobre la «revolución permanente» a través de las escenificaba la marginación progresiva de Trotski e implicaba
palabras de Lenin, subrayando la crítica de éste a los que
denomina «permanentistas». De este modo, en su lectura de
«Los fundamentos del leninismo», publicado en Pravda en Rusia es una prueba directa de ello. Unicamente debe tenerse en cuenta que el
1924, el nuevo líder urde su legitimación en clave continuista derrocamiento de la burguesía sólo puede lograrse si se dan algunas condiciones
mientras se sientan las bases de la transformación radical de las absolutamente indispensables, sin las cuales ni siquiera puede pensarse en la toma
del Poder por el proletariado». Stalin, Iosif Visarionovich, Los fundamentos del leninis-
políticas leninistas y la consolidación de un poder absoluto19. mo, Barcelona, Grijalbo, 1975, p. 38.
20 «En primer lugar, el que la dictadura del proletariado haya nacido en nuestro país
como un Poder surgido sobre la base de la alianza entre el proletariado y las masas
trabajadoras del campesinado, dirigidas por el proletariado. En segundo lugar, el
18 Carr, H. Edward, El interregno (1923-1924), Madrid, Alianza, 1987, p. 259. que la dictadura del proletariado se haya afianzado en Rusia a consecuencia de la
19 «Además, antes se creía imposible la victoria de la revolución en un solo país, victoria del socialismo en un solo país, poco desarrollado en el sentido capitalista,
suponiendo que, para alcanzar la victoria sobre la burguesía, era necesaria la mientras que el capitalismo subsiste en los otros países, con un mayor desarrollo
acción conjunta de los proletarios de todos los países adelantados o, por lo menos, capitalista. Esto no quiere decir, naturalmente, que la Revolución de Octubre no
de la mayoría de ellos. Ahora, este punto de vista ya no corresponde a la realidad. tenga otras particularidades. Pero las que nos importan en este momento son pre-
Ahora hay que partir de la posibilidad de este triunfo, pues el desarrollo desigual cisamente estas dos, y no sólo porque expresan con nitidez la esencia de la
y a saltos de los distintos países capitalistas en el imperialismo, el desarrollo, en el Revolución de Octubre, sino también porque revelan a las mil maravillas la natu-
seno del imperialismo, de contradicciones catastróficas que llevan a guerras ine- raleza oportunista de la teoría de la “revolución permanente”», Stalin, Iosif
vitables, el incremento del movimiento revolucionario en todos los países del Visarionovich, La revolución de Octubre y la táctica de los comunistas rusos, Pekín, Ediciones en
mundo; todo ello no sólo conduce a la posibilidad, sino también a la necesidad Lenguas Extranjeras, 1977, p. 124. Este texto de 1924 se convierte de hecho en una
del triunfo del proletariado en uno u otro país. La historia de la revolución en refutación de los postulados trostkistas a partir de la autoridad de Lenin.
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42 FACTOGRAFÍA NOMBRE DE CAPÍTULO 43

también un camino sin retorno hacia la era estalinista. La Las implicaciones eran, en este sentido, muy profundas. Aun-
década de los treinta deberá interpretarse después de esta tran- que aparentemente se discutían conceptos en cierto grado
sición bajo el dominio del realismo socialista que conseguiría anacrónicos, situados en los momentos iniciales de la revolu-
imponerse sobre las iniciativas de vanguardia. Es fundamental ción, en realidad el cruce de argumentos consiguió tergiversar
en el campo artístico y literario, por ello, la cuestión sobre los esta cuestión llevándola al terreno del control de la política
destinos del arte realista en el proceso por el que los miembros económica del presente. Stalin ganó la partida en este punto al
más radicales de LEF van a adoptar una nueva perspectiva que presentarse como continuador de la NEP y al legitimar su
será materializada en conceptos y prácticas factográficas. estrategia en una ficción de ortodoxia leninista, una ficción
El paso del leninismo al estalinismo en la cúpula política y arraigada en la construcción de los hechos, en una factografía
los condicionantes que ello proyectará sobre las políticas cul- de orden político que reinventa la historia como parte de un
turales aparecen como el resultado de algunos debates en programa totalizador en el que la utopía vanguardista se disol-
torno a la política económica emprendida por Lenin y las vió en la espiral de su propia agresividad ideológica.
contradicciones que albergaba para los bolcheviques. Esta En este aspecto la NEP se expande más allá de un microco-
situación adquiere su punto de inflexión entre 1924 y 1928 en mercio inicial propiciando un estadio provisorio de intercam-
el citado relevo y, paradójicamente, en las discusiones doctri- bio que se contraponía al llamado «comunismo de guerra».
narias en torno al «socialismo en un solo país» que apunta- En tales momentos los problemas de integración interétnica,
ban indirectamente a la cuestión de la gestión económica de la los localismos y nacionalismos o la base cultural religiosa de
nueva Unión Soviética. Por ello, el asunto nos remonta a una muchas de las zonas de la nueva Unión de Repúblicas eran
cuestión más profunda en la que se alude a las tensiones man- asuntos en los que se ponderaba una doble tendencia de rigidez
tenidas entre el discurso político y la necesidad de adaptación ideológica y tolerancia pragmática22. El impulso de la NEP
a una situación de naufragio económico. La estrategia estali-
nista para desacreditar a Trotski empleó los antiguos temas en Robert, Historia de Rusia en el siglo xx, Barcelona, Crítica, 2000, pp. 130 y ss. La recu-
torno a la naturaleza de la revolución, pero, en realidad, se rrencia de otros focos de descontento en diferentes puntos del país hizo ceder las
pretendía una interpretación de los destinos económicos de la últimas resistencias del Politburó aquel mismo año y Lenin pudo poner en marcha
su NEP. El proyecto como tal intentaba así paliar las contradicciones internas de
URSS. Estaba en juego la pervivencia de la Nueva Política Eco- una economía expropiada y paralizada por una industria estatal todavía ineficaz
nómica (NEP)21 y su vínculo con el escenario internacional. que, sin embargo, seguía necesitando la circulación de bienes de consumo.
22 Buena prueba de ello pueden ser las propias palabras de Stalin cuando escribe
en carta a Lenin el 22 de septiembre de 1922: «En cuatro años de guerra civil,
21 El origen de la NEP es la necesidad de reintegrar una estrategia agraria en el pro- nos vimos obligados a mostrar un cierto liberalismo para con las repúblicas. De
yecto económico global que, si bien inicialmente asumió con radicalidad la pre- resultas de ello, contribuimos a la aparición en su seno de una línea dura de
misa de la nacionalización de los medios de producción, obligaría más tarde a “socialindependentistas”, que consideran que las decisiones del Comité
modular ese impulso en sectores como el de la agricultura. Así, como han relatado Central son las decisiones de Moscú. O las transformamos en “autonomías”, o
diversas historias del proceso revolucionario, las revueltas campesinas en la provin- la unidad de las repúblicas soviéticas será una causa perdida. Y ahora nos preo-
cia de Tambov hacia 1921 obligaban a Lenin a negociar con el Politburó una reac- cupa saber cómo debemos actuar para no ofender a estas nacionalidades. Si
tivación enmascarada del comercio privado en algunas zonas rurales para atender a seguimos así, en un año estaremos a las puertas de la ruptura del Partido», cita-
las demandas del consumo interno. Es el caso del historiador británico Service, do en Lewin, Moshe, El siglo soviético, Barcelona, Crítica, 2006, p. 36.
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44 FACTOGRAFÍA 2. EL MARCO POLÍTICO DE UN NUEVO ORDEN CULTURAL 45

durante la etapa estalinista, mientras Trotski es exiliado al inte- marxista en su conjunto en la que las discrepancias entre
rior de la URSS en Alma-Ata en 1925, refuerza la posición de diferentes teóricos occidentales y soviéticos marcará la indefi-
Stalin y demuestra las posibilidades de desarrollo industrial y de nición de lo artístico dentro del cuerpo doctrinal. Al mismo
recuperación económica. Aunque aquel éxito aparente refor- tiempo en estos momentos se planteaba la contradicción alo-
zaba la imagen de continuismo que Stalin pretendía, no tardó jada en las declaraciones sobre las preferencias estéticas de los
en llegar el desmantelamiento de la NEP a raíz del viaje de Sta- dirigentes soviéticos y la asunción radical de las consecuencias
lin a los Urales y Siberia en enero de 1928 a partir del que de las nuevas necesidades de propaganda y reinterpretación de
aplica un férreo control sobre las cosechas de grano de estas la función artística. En este aspecto, muy pronto Lenin escri-
zonas con medidas que recordarían poderosamente al «comu- biría a propósito de Maikovski: «No me encuentro entre
nismo de guerra». Tal desmantelamiento se produce para dar quienes admiran su talento poético, aunque admito mi
paso al primer plan quinquenal comenzado ese mismo año. Es incompetencia en esta área»24. La confesada dificultad de
la etapa en la que se instalan las granjas colectivas que Tretiakov Lenin para simpatizar con los postulados estéticos de Maia-
visitará en calidad de factógrafo o «escritor operante» en 1929. kovski, una de las destacadas figuras literarias de vanguardia
En el tratamiento de los aspectos culturales, la incorpo- entre los bolcheviques que formaba parte, junto con O. Brik
ración de la censura a partir de la creación de la Administra- y N. Punin, de la facción más avanzada de la Unión de Artis-
ción Unificada para los Asuntos Literarios y Editoriales tas, no impidió el intento de conciliar las diferentes tenden-
(Glavlit), el 22 de julio de 1922, cerraría un ciclo de control cias en activo durante los años veinte.
ideológico por parte de los bolcheviques que afectará a la La aparición de la factografía es, por tanto, la respuesta del
producción artística estableciendo nuevas reglas de juego. Frente Izquierdista de las Artes (LEF) a la demanda de abordar
Tales reglas dejaban pendiente, sin embargo, la interpreta- la realidad y lo cotidiano desde una perspectiva revolucionaria.
ción de los postulados teóricos de la función de las artes en el Algunos historiadores describen un estado de shock en el pano-
nuevo sistema, como quedaba de manifiesto en la Tesis del Sec- rama artístico y literario soviético después de la guerra que
tor de Arte del Comisariado Pupular para la Enseñanza y del retardaría y haría replantear los conceptos artísticos estableci-
Comité Central de la Federación Panrusa de Sindicatos de dos en el antiguo régimen25, y que propiciaba una reinvención
Artistas en 1921. En ese año, «reconocen que todavía no ha desde su base de la función artística. Tras este primer shock tal
llegado la hora de fijar unas bases seguras e incontestables de reinvención de las artes en el mundo soviético se desarrolló
la estética proletaria»23, aun cuando la declaración se encar- con mayor entusiasmo del que hubieran deseado sus dirigen-
gará de establecer algunos puntos de consenso. Este problema
de ambivalencia sobre el papel del realismo y la práctica artís-
24 Lenin, Vladimir Illich, Polnoe sobranie sochinenny, Moscú, PSS, 1958-1965, vol. 45,
tica revolucionaria será heredado en el tiempo por la estética p. 13.
25 «La revolución de octubre y la guerra civil fueron experiencias terribles ante las
que la mayoría de los intelectuales retrocedieron en estado de shock. Muchos entra-
23 Calvo Serraller, Francisco; González García, Ángel y Marchán Fiz, Simón ron en un agujero negro mental donde trataron de repensar sus ideas acerca del
(eds.), Escritos de arte de vanguardia 1900/1945, Madrid, Istmo, 1999, p. 314. mundo, en un proceso que duraría varios años…», Service, Robert, op. cit., p. 143.
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46 FACTOGRAFÍA 2. EL MARCO POLÍTICO DE UN NUEVO ORDEN CULTURAL 47

tes, más interesados en una formación de base que en experi- determinantes los dispositivos de recepción colectiva y donde
mentaciones como las que sugerían los proyectos constructi- las estrategias estéticas adoptan un nuevo sentido.
vistas y productivistas26. La tensión entre la educación de las En su origen, el proyecto de creación de conciencia se en-
masas, la propaganda y la función artística marcará el escena- contraba de modo natural con algunos obstáculos específicos
rio fundamental que explica la aparición de la factografía. Ini- en el contexto ruso como era el analfabetismo generalizado de
ciativas como la que emprende Bujarin ya en 1920, al crear el la clase obrera y de la población rural, la propia diversidad
Instituto de Profesores Rojos para aglutinar el potencial edu- interna de las repúblicas que integraban el nuevo país y la escala
cativo de los jóvenes intelectuales socialistas, hablan de este continental del territorio que debían abarcar los mensajes.
horizonte revolucionario. Del mismo modo, el mismo Buja- Estos condicionantes anunciaban necesidades que no podían
rin fomentaba la aproximación participativa a la educación de soslayarse ni solucionarse mediante métodos tradicionales. La
la clase obrera a través del periódico y de un ejercicio del propaganda y la educación como formas aliadas en el proceso
periodismo. Aquellas estrategias prefiguran así algunas bases aparecían en el horizonte operativo. Es así como los principa-
factográficas que serán tematizadas hacia 1929 por Tretiakov y les líderes bolcheviques plantean desde un comienzo la necesi-
los demás miembros del Frente Izquierdista de las Artes. dad de una incorporación de la tecnología en las tareas tanto
El desmantelamiento de la NEP aparece entonces como de propaganda como de agitación. Por ello la radio y el perió-
punto de inflexión de la crisis de la vanguardia en tanto que dico tendrán papeles decisivos en los primeros pasos de la
escenario general de las actuaciones tanto en política econó- revolución alentados por el propio Trotski o Lenin. Desde un
mica como cultural. En este aspecto, el originario proyecto comienzo, por tanto, el ámbito de la educación colectiva se
leninista de trasladar la conciencia de clase desde las élites revela uno de los fundamentos del régimen. Tales estrategias
dirigentes hacia la masa se traduce a finales de la década de los tempranas apuntaban a la importancia con la que el trabajo del
veinte en un proyecto integral de educación y propaganda artista se inscribirá en la construcción de una nueva conciencia
política asociado al primer plan quinquenal y que se prolonga- de clase y que llevará a Stalin a considerar a los artistas como
ría en el tiempo. En el proceso de alfabetización y escolariza- «ingenieros del alma».
ción obligatoria se centrarán algunos de los mayores esfuer- Los términos en los que se desarrollará esa supuesta inge-
zos27. Y será en estos años en los que se debatirán las líneas niería y los debates internos que tuvieron como telón de
principales de la nueva cultura proletaria para la que resultan fondo el intento de transformación real de la sociedad ponían
en juego un momento de absoluta ruptura y lucidez en las pre-
misas fundacionales sobre la naturaleza de la nueva actividad
artística. Como describirá en 1923 la obra de Nikolai Tarabu-
26 Sobre este aspecto véase Suites, Richard, Revolutionary Dreams. Utopian Vision and
Experimental Life in the Russian Revolution, Oxford, Oxford University Press, 1989; en kin, «Del caballete a la máquina»,
especial, los capítulos 3 y 4.
27 Sobre las estadísticas de alfabetización en la Unión Soviética y la relación entre
el mundo actual presenta al artista unas nuevas necesidades: ya
trabajadores e intelligentisia véase el capítulo «El quid pro quo entre obreros,
especialistas e intelligentsia» de Lewin, Moshe, op. cit., pp. 76 y ss. no espera de él unos «cuadros» o unas «esculturas» de museo,
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48 FACTOGRAFÍA

sino unos objetos justificados socialmente por su forma y su 3. DEL CONSTRUCTIVISMO AL PRODUCTIVISMO
utilidad. Los museos ya están tan llenos que no es de ninguna
utilidad insistir con variaciones sobre temas antiguos. La vida ya
no justifica los objetos artísticos que se desacreditan por su
forma y contenido […]. Si la teleología del arte del pasado
encontraba sentido en el reconocimiento individual, el arte del
futuro encontrará este sentido en el reconocimiento social28.

En una suerte de reflejo histórico de las convulsiones en la


cúpula política y en el contexto económico, las luchas en el
conjunto de facciones artísticas muestran el momento crucial
que atravesaban los protagonistas de la vanguardia soviética y,
probablemente, la centralidad de sus debates. La consolida-
ción del constructivismo y la transición de un grupo de artistas Aleksei Gan firmaba en Moscú en 1922 su obra titulada El cons-
hacia el arte de producción son aspectos necesarios para tructivismo. El texto incluye una nota definitoria del movimiento:
entender el origen de la factografía. Será justamente en el «El constructivismo es un fenómeno de nuestra época. Surgió
resurgir productivista de 1928 con la refundación de la inicia- en 1920, en un ambiente de pintores de izquierda e ideólogos
tiva emprendida en 1925 con el Frente Izquierdista de las Artes de la “acción de masas”. Esta publicación es un libro de propa-
y con la reaparición de la revista LEF bajo el significativo título ganda con el cual los constructivistas inauguran la lucha contra
de Novi LEF, donde debamos situar nuestro punto de mira. los defensores del arte tradicional»29. Algunos historiadores
prefieren distinguir constructivismo y productivismo como
movimiento artístico y corriente teórica respectivamente30.
Parece claro que la distinción proviene de las propias discusio-

29 Gan, Aleksei, «El constructivismo», en AA. VV., Constructivismo, Madrid, Alberto


Corazón, 1973, p. 109.
30 «Podemos sostener, pues, que el término “constructivismo” designa un
movimiento artístico, mientras que el productivismo constituye una corrien-
te teórica que elabora una teoría social (no estética) de la producción del arte.
Adoptando la línea artística de los constructivistas, el movimiento producti-
vista se apodera del imaginario de los artistas, buscando englobarlo en un rígi-
do análisis teórico y demandando la producción de nuevas formas artísticas,
28 Tarabukin, Nikolai, «Del caballete a la máquina», en Tarabukin, Nikolai, El que respondan a las exigencias de la revolución, realizando el mandato so-
último cuadro. Del caballete a la máquina/Por una teoría de la pintura, Barcelona, Gustavo cial», Zalambani, Maria, La morte del romanzo. Dall’avanguardia al realismo socialista,
Gili, 1977, p. 48. Roma, Carocci Editore, 2003, p. 117.
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50 FACTOGRAFÍA 3. DEL CONSTRUCTIVISMO AL PRODUCTIVISMO 51

nes internas y de algunos testimonios como el de Chuzhak, que ral y socioeconómico, atribuyendo los contenidos netamente
diferencia a productivistas y constructivistas según criterios de estéticos a la primera de las opciones.
vinculación entre teoría y práctica. En su texto «Bajo el signo Sin embargo, al margen de la distinción, lo cierto es que el
de la construcción de la vida», de 1923, atribuye a los produc- constructivismo se diseñó con un sólido aparato teórico pro-
tivistas un origen filosófico no implicado en el contacto directo pio, y el productivismo se encarnó, a su vez, y al menos par-
con el material práctico, a diferencia de los constructivistas31. cialmente, en prácticas de las que es buen ejemplo la factogra-
Por su lado Christina Lodder ha aclarado al respecto de esta fía. El productivismo como teoría social de la producción
distinción que, a pesar de que, en buena parte de la bibliogra- artística no dejaba de ser por ello finalmente una teoría del
fía sobre el arte soviético, los términos aparecen de modo arte que, en su intento de reflejarse en las prácticas, determi-
intercambiable, en ocasiones el término «constructivismo» es naría las formas en las que se presentaban las obras. De algún
utilizado para referirse a obras de carácter cuasi científico, modo, el productivismo no podía ser sólo una teoría social del
mientras que las obras productivistas se implican más en los arte, sino que se implicaba en la dilatación de las fronteras
aspectos de aplicabilidad utilitaria y en el vínculo con el diseño «estéticas» al otorgar al arte un nuevo destino dentro de la
industrial. En cualquier caso, también Lodder sugiere la dis- estructura social. La clave de su desarrollo teórico y de su inci-
tinción entre los constructivistas, partidarios del arte de pro- dencia en las prácticas artísticas residiría precisamente en su
ducción pero capaces de formular sus teorías a partir de las planteamiento dialéctico que intentaba dotar a una nueva idea
bases prácticas de su experiencia, y los productivistas, quienes de arte de sentido histórico.
aparecían como puros teóricos que desarrollaban sus propues- El productivismo como conjunto de ideas es adoptado ini-
tas desde bases más filosóficas. El productivismo se muestra cialmente en el Inchuk32 en 1920, aunque sus primeros pasos
entonces como una teoría social del arte en la que se debilita la se dan en la revista El Arte de la Comuna, en Petrogrado en 191833.
reflexión sobre lo específicamente artístico para atender a su El grupo muta sus posiciones psicologistas de origen kandins-
función en las estructuras de organización colectiva. Esta lec- kiano a partir del activismo desarrollado por El Lissitzski en la
tura hereda en parte el antagonismo entre las aproximaciones revista Vesc, que conducirá, hacia 1921 y 1922, a una definitiva
formalistas al problema del arte y las de carácter infraestructu- predominancia de las ideas produtivistas y constructivistas
cuando Brik, Babichev, Ladovski y Tarabukin se unen a Kush-
ner y Arvatov. La puesta en práctica de las ideas productivistas
31 Chuzhak, Nikolai, «Pod znakom zhiznestroenya», LEF 1 (1923), p. 32, cita-
do en Lodder, Christina, Constructive Strands in Russian Art 1914-1937, Londres,
The Pindar Press, 2005, p. 239: «Los constructivistas son los únicos teóri-
cos que vienen del trabajo práctico a pico y pala (los productivistas no son un 32 Institut khudozhetvenony kultury (Instituto de Cultura Artística), 1920. Según
ejemplo para ellos… Éstos trataron de venir desde la filosofía). Los cons- Teresa Muñoz, en su edición crítica de textos sobre arte y comunismo:
tructivistas se las arreglaron para encontrar algunos enganches con la vida y «Pertenecieron a él artistas de todas las disciplinas como Brik, Arvatov,
fueron los primeros teóricos con algunos rastros de objetos materiales, sobre Rodchenko, El Lissitzki, Altman, etc.», en Gómez, Juan José (ed.), op. cit., p. 18,
los cuales –como algo que permanece pobre pero tangible– es posible hablar n. 19.
todavía». 33 Véase Lodder, Christina, El constructivismo ruso, Madrid, Alianza, 1988, p. 79.
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52 FACTOGRAFÍA 3. DEL CONSTRUCTIVISMO AL PRODUCTIVISMO 53

tiene su cauce a través del VKhUTEMAS, que también surge promover nuevas directrices en la producción artística revolu-
en 1920 como instituto artístico superior con el fin de crear cionaria36. Así, entre el 11 de mayo y el 22 de junio de 1924,
maestros artistas con conocimientos sobre la industria adapta- tiene lugar en Moscú la Primera exposición de discusión de las
dos al programa de integración que preveía el productivismo. asociaciones del arte revolucionario en activo, en la que se
El encuentro entre la ingeniería artística pretendida por el debatieron aquellas directrices. El radicalismo de LEF provoca
productivismo y la realidad de la fábrica genera las primeras una tensión entre los otros grupos que será el detonante de una
contradicciones importantes en el seno del movimiento. lucha interna por el espacio ideológico del arte en la revolución,
En 1922 Maiakovski aglutina algunas de las voces artísticas y algo que sus dirigentes no habían especificado doctrinaria-
teóricas más audaces del panorama de la izquierda soviética mente. El propio Trotski arbitraría los debates en su Literatura y
para constituir el LEF (Frente Izquierdista del Arte) en un revolución donde advierte de que la transformación promovida
grupo singular, vigente hasta 1929. En el núcleo fundandor por los miembros del frente izquierdista es prematura:
estarían Boris Arvatov, Osip Brik, Aleksei Gan, Nicolai Tara-
bukin y Boris Kushner. En 1923 nace la revista LEF 34, de la Los problemas planteados por los teóricos del grupo LEF res-
que sólo se publican siete números entre marzo de 1923 y pecto al arte y la industria de las máquinas, del arte que no
junio de 1925, todos ellos ilustrados por Rodchenko. En embellece la vida, sino que la modela, de la influencia confesada
enero de 1927 nace el primer número de la revista Novi LEF, un sobre el desarrollo del lenguaje y la formación sistemática de
nuevo intento de revivir el espíritu de LEF. Es, en el paréntesis palabras de la biomecánica, en tanto que educadora de las activi-
de la segunda aventura de LEF, entre 1927 y 1928, cuando dades del hombre en el espíritu de su racionalismo mayor y por
aparecen los textos descriptivos en torno a la literatura del tanto de la mayor belleza, son todos ellos problemas extremada-
documento-hecho, o factografía. mente importantes e interesantes desde la perspectiva de la edi-
Textos como el de Tretiakov, «El arte en la revolución y la ficación de una cultura socialista. Por desgracia, LEF colora la
revolución en el arte (Estética del consumo y la producción)»35, discusión de estos problemas de un sectarismo utópico. Aunque
de 1923, marcan el horizonte de fusión entre vanguardia y revo- definan correctamente la tendencia general del desarrollo en el
lución que sería característico del grupo. A partir de 1924 los dominio del arte o de la vida, los teóricos de LEF anticipan la
debates en torno a los problemas planteados por el constructi- historia y oponen su esquema o su receta a lo que es. No dispo-
vismo como marco teórico fundamental se intensifican para nen, por ello, de ningún puente hacia el futuro37.

34 En lo sucesivo, nos referiremos a la revista homónima del grupo en cursiva 36 Sobre las luchas intestinas en el seno del partido y la oposición a Trotski en el
para distinguirla del grupo como tal. área de influencia de las directrices sobre literatura véase Carr, Edward H.,
35 Tretiakov, Sergei, «Iskusstvo v revolisutsii i revolutisiia v iskusstve (estetiches- «El debate sobre la literatura» en Carr, Edward H., El socialismo de un solo país,
koe potreblenie i proizvodstvo)», Gorn 8 (1923), pp. 111-118; traducido al 1924-1926, Madrid, Alianza, 1974-1976, pp. 84 y ss.
inglés en Tretiakov, Sergei, «Art in the Revolution and the Revolution in Art 37 Trotski, Leon, Literatura y revolución, Ediciones digitales Izquierda Revolucionaria,
(Aesthetic Consumption and Production)», October 118, cit., pp. 12 y ss. 2006, p. 82.
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54 FACTOGRAFÍA 3. DEL CONSTRUCTIVISMO AL PRODUCTIVISMO 55

La revista LEF publica su séptimo y último número en 1925 endurecida a partir de 1928 en el contexto del Primer Plan
y este año es decisivo en la constitución del escenario de la fac- Quinquenal. La identificación de este momento como catali-
tografía. Las estrategias que seguir a partir de entonces serían zador de las transformaciones ideológicas que explican la con-
discutidas en la Primera Conferencia de Moscú de Trabajado- solidación de las estrategias factográficas parece consensuada
res de LEF entre el 16 y el 17 de enero. Entre los objetivos por la mayoría de los historiadores del arte soviético. El naci-
principales se encuentra la descentralización del grupo para miento de Novi LEF en 1927, dos años después de la disolución
integrar sectores de activismo periférico manteniendo el papel de LEF, se percibe como signo de un nuevo giro en la teoría y la
ejecutivo en el grupo moscovita. Al mismo tiempo, como pone práctica productivista. Leah Dickerman40 analiza la portada del
de manifiesto Nikolai Chuzhak en su primera intervención primer número de la renovada publicación con los retratos de
para la conferencia, el grupo expone su antagonismo y su posi- los miembros del grupo como la toma de conciencia de una
ción en el panorama artístico soviético mayoritariamente cierta marginalidad que comienza a desarrollarse a partir de ese
anclado en los soportes artísticos tradicionales, prácticas litera- momento y que potenciará la perspectiva de una superación
rias vinculadas con el realismo tradicional y en un discurso definitiva de la idea de arte y el desarrollo de nuevas prácticas
estético reaccionario. En 1925 tienen lugar igualmente las pri- como la factografía.
meras resoluciones explícitas del partido sobre literatura. El 1 Al establecer las condiciones históricas de aparición de la
de julio se publica el documento titulado «Sobre la política del factografía, otros autores se remontan a las nueve reuniones de
partido en el campo de las Bellas Letras»38 esbozado por Niko- los miembros de Inkhuk tenidas entre junio y abril de 1921 en
lai Bujarin, quien apoyaba a los grupos denominados «prole- las que se discutieron las consabidas relaciones entre «compo-
tarios», en especial a la Asociación Panrusa de Escritores Pro- sición» y «construcción» y que establecerían los marcos con-
letarios (VAPP), que había mantenido pretensiones de ceptuales tanto del constructivismo como del productivismo,
hegemonía en la representatividad de las prácticas literarias del cuyas consecuencias se verificarían años más tarde. Como ha
régimen. Aunque el documento no designa a ninguna de las explicado Briony Fer, algunos miembros del Primer Grupo de
tendencias como única depositaria de la representatividad de la Trabajo de los Constructivistas creían que la «construcción»
nueva literatura proletaria, ni otorga la posibilidad de hablar debía ser entendida en relación con los objetos tridimensiona-
en nombre del partido, sí declina implícitamente los plantea- les, pero no respecto a las problemáticas representacionales de
mientos del LEF. La ambigüedad del texto, que ha sido descrita las dos dimensiones. El conflicto se asienta sobre la idea de una
como la «línea blanda» en la política cultural39, será pronto producción de orden utilitario vinculado con la industria.
Entre los más avanzados productivistas muchos intuyen que el
concepto de utilidad debía asociarse, más bien, a un arte impli-
38 Traducido en «On the Policy of the Party in the Field of Belles Lettres:
Resolution of the TSK-RKP(b), July 1, 1925», en Brown, Edward, The cado en la organización social, y que las primeras confusiones
Proletarian Episode in Russian Literature 1928-1932, Nueva York, Columbia University
Press, 1953, pp. 235-240.
39 Fitzpatrick, Sheila, «The “Soft” Line on Culture and Its Enemies: Soviet
Cultural Policy 1922-1927», Slavic Review 2 (1974), pp. 267-287. 40 Dickerman, Leah, «The Fact and the Photography», October 118, cit., p. 133.
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56 FACTOGRAFÍA 3. DEL CONSTRUCTIVISMO AL PRODUCTIVISMO 57

de aquel encuentro de 1921 eran un mal necesario en un tiros en una escuela estética. El constructivismo solo es igual a
periodo de transición41. Como resumían las conclusiones pro- cero. La cuestión que se plantea es la de la existencia misma del
visionales encargadas a la comisión especial formada el 1 de arte. El constructivismo debe convertirse en el laboratorio de
marzo de 1921 por Aleksei Babichev, Nikolai Ladovski y Luibov estudios de toda la vida»43. En el mismo sentido, el texto se
Popova, «el esquema de construcción es una conjunción de dirige a los miembros del OPOIAZ44, el grupo dedicado a los
líneas, así como de los planos y formas que ellos determinan. Es estudios formalistas del arte. A ellos se les dice: «Vuestro tra-
un sistema de fuerzas. La composición es una combinación en bajo sólo será interesante y necesario junto al estudio socioló-
concordancia con lo definido, signo convencional»42. El gico del arte»45.
debate en torno al concepto de construcción es, pues, un Sobre estas bases podríamos reconstruir las premisas fun-
camino hacia la literalidad de la percepción, esto es, de lo feno- dacionales del productivismo en la senda de la realineación
ménico, que anticipaba las reflexiones en torno a los hechos al ideológica de un grupo de artistas en el contexto del construc-
abordar la factografía en Novi LEF. Esta primera escisión es la tivismo. La profundización en los principios artísticos revolu-
que plantea programáticamente el énfasis sobre la experiencia cionarios obligaba a reinterpretar de forma radical el trabajo
concreta que determinará la superación de los conceptos repre- del artista. El arte como «trabajo» se inscribe en una estruc-
sentacionales en el arte de caballete y de los modelos literarios tura funcionalmente necesaria donde no existen los exceden-
anteriores. tes del lujo burgués o la actividad diletante y evasiva de su arte.
En febrero de 1923, los firmantes del programa de LEF Este planteamiento está en consonancia con las premisas que
(Nicolai Aseev, Boris Arvatov, Osip Brik, Boris Kushner, Vla- Tarabukin planteaba en 1923 en su capítulo 16 de la obra «Del
dimir Maiakovski, Sergei Tretiakov y Nikolai Chuzhak) ya caballete a la máquina», titulada significativamente «Arte-
apuntaban las diferentes desorientaciones que podían sufrir los trabajo-producción-vida». En el texto, Tarabukin explica:
grupos que trabajaban en ese momento desde un horizonte de «El artista deja de ser un fabricante de objetos de museo que
renovación artística. Esto incluía a las distintas tendencias que han perdido todo su significado para convertirse en un crea-
operaban en el seno del constructivismo. En el texto, los auto-
res avisan a los constructivistas: «Tened cuidado de no conver-
43 Aseev, Nicolai; Arvatov, Boris; Brik, Osip; Kushner, Boris; Maiakovski,
Vladimir; Tretiakov, Sergei y Nikolai Chuzhak, «Programa de LEF», en AA.
41 Así lo explica Briony Fer a propósito del caso de Rodchenko: «Otros creye- VV., Constructivismo, Madrid, Alberto Corazón, 1973, p. 96. Recientemente el
ron que la construcción no estaba ligada a la propuesta utilitaria, pero era mismo texto ha sido publicado en una nueva traducción de Teresa Muñoz en
esencialmente un dispositivo artístico organizador. Sin llegar a conceder que Gómez, Juan José (ed.), op. cit., pp. 12 y ss.
la construcción fuera puramente estética, Rodchenko evidentemente creyó 44 «Obhschestvo izucheniya poeticheskovo iskusstva (Sociedad para el Estudio de
que una cierta confusión era necesaria, o incluso deseable, como parte de la la Lengua Poética), fundada entre 1914 y 1917 (nunca fue una asociación
construcción propiamente dicha», Fer, Briony, «Metaphor and Modernity: registrada oficialmente) por Brik, Viktor Shklovski y otros poetas y experi-
Russian Constructivism», Oxford Art Journal, vol. 12, 1, 1989, p. 19. mentadores formalistas. Sus trabajos tuvieron una influencia en el posterior
42 Babichev, Aleksei, Nikolai Ladovski y Luibov Popova citado en Khan- desarrollo del estructuralismo y la semiótica en la obra de Mijail Bajtin», nota
Magomedov, Konstruktivizm. Kontseptsiia formoobrazovianiia, Moscú, Stroiizdat, de Teresa Muñoz en Gómez, Juan José (ed.), op. cit., p. 18, n. 19.
2003, p. 97. 45 AA. VV., Constructivismo, cit., p. 96.
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58 FACTOGRAFÍA

dor de valores vitales indispensables; convertido en productor 4. FORMALISMO, TEORÍA SOCIAL


de toda clase de objetos, se mezcla íntimamente con la pro- Y NUEVOS SOPORTES
ducción, pasando a ser parte integrante en lugar de insertarse
mecánicamente, como un artista aplicado»46. Esta reinterpre-
tación no elude el cuestionamiento de la «existencia misma
del arte» en la medida en que la fusión con la vida tiende a
disolver su especificidad como práctica. De modo que, si, por
un lado, el arte se transforma en un «laboratorio de estudios
de toda la vida», por otro, en lo referido a la teoría que da Las declaraciones sobre la superación de la idea de arte en el
legitimidad a ese arte, la base de investigación sobre sus formas discurso productivista son muy variadas y han sido recogidas
deberá ser completada con una perspectiva de las condiciones en el relato histórico que se ha hecho de aquel momento como
sociales de su producción y recepción en la nueva cultura pro- núcleo fundamental de las cuestiones en juego48. En cualquier
letaria. caso estamos hablando del pretendido final de una manera de
El propio Aleksei Gan, poco antes de la publicación del entender la creación artística para postular su renacimiento
programa de LEF, había defendido en su «libro de propa- como una forma de trabajo y producción dentro de la nueva
ganda» del constructivismo la dependencia de cualquier tipo organización del socialismo. Para ello, se hacía necesaria la
de producción cultural de las condiciones sociales y económi- contraposición de un «artista-artesano», controlador prima-
cas, así como del desarrollo técnico que lo propicia. Conse- rio de sus producciones, con un «artista-ingeniero», plena-
cuentemente se intuyen las transformaciones que sobre los mente integrado en el sistema productivo industrial y colabo-
soportes artísticos tradicionales tendrían lugar en una óptica rador del obrero. La apuesta por la factografía como uno de
que superaba sin complejos las mitificaciones burguesas del los medios de superación del arte burgués se basa en un sis-
trabajo del artista. De manera natural encajará la consigna que tema dialéctico que es propio del aparato teórico del produc-
Gan escribe con letras mayúsculas en medio de una serie de tivismo: el arte debe situarse en otro lugar diferente al que la
eslóganes: «La pintura no puede rivalizar con la fotografía»47.

48 En ese contexto, algunos autores han invocado la idea de una muerte del arte
en el sistema productivista que habría de entenderse como superación
hegeliana, o, como se ha sugerido, en forma de muerte dialéctica por cuanto
el resultado de la caducidad de un concepto permite el nacimiento de otro.
Luigi Margarotto ha escrito al respecto: «[...] el arte muere pero dialéctica-
mente. La transformación del arte en un hacer humano es una “muerte”
dialéctica, en el sentido de que el arte en sí deviene en Otro, y, por tanto, no
conlleva ya problemas del arte, sino que presenta los problemas de lo Otro. El
arte disuelto en lo Otro que se ha realizado como Otro en sí se entiende como
46 Tarabukin, Nikolai, op. cit., p. 53. trabajo, como producción», Magarotto, Luigi, L’avanguardia dopo la rivoluzione,
47 AA. VV., Constructivismo, cit., p. 126. Roma, Savelli, 1976, p. 28.
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historia le ha asignado en la cultura burguesa. Esa dislocación artístico y una estética basada en la elaboración de un material
será de carácter funcional y se identifica perfectamente, en el primario procedente del registro de los hechos. Es importante
caso de la factografía, con los ideales del productivismo tal recordar, en lo que se refiere a la factografía, que la Escuela
como habían expresado desde 1918 los primeros teóricos del del Método Formal creada en el entorno de la entonces Uni-
movimiento. Algunos historiadores contemporáneos han versidad de Petrogrado entre 1916 y 1930 apoyaba en 1922 la
diversificado el origen de la factografía en varias matrices: creación de LEF, y Brik, uno de los fundadores de la escuela y
productivista, formalista, marxista y cinematográfica49. Sin anterior integrante del Círculo Lingüístico de Moscú, pasa a
embargo, es el desarrollo del propio productivismo el que ser el secretario de redacción de la revista LEF del frente
subsume los problemas teóricos del formalismo y su interpre- izquierdista. Por lo que se refiere a la tematización lingüística
tación de las artes en un contexto marxista, preocupado por las del periódico en el Círculo de Moscú, Devin Fore ha llamado
relaciones de producción y el peligro de reproducir una divi- la atención sobre el olvido de la figura de Grigorii Vinokur,
sión del trabajo en la nueva cultura soviética. De algún modo atribuyéndole una aportación clave en el contexto de LEF50.
el productivismo cifra su esencia en una síntesis del forma- Fore reconstruye la implicación de Vinokur en la creación de
lismo y la nueva teoría social y podríamos resumir esas dos un marco teórico para el análisis formalista del lenguaje pe-
opciones en la primera. riodístico desde los debates del Círculo Lingüístico de Moscú
Es la contraposición entre una perspectiva formalista y la entre 1922 y 1923.
necesidad de establecer un discurso consciente de las condi- Sobre la base de estos intereses comunes, enraizados en la
ciones objetivas de producción y recepción del arte en un teoría formalista, y una vez en marcha la actividad de LEF,
nuevo contexto socioeconómico la que lleva a las teorías pro- Lachmann distingue entre las posturas integradoras de las
ductivistas a recalar en los nuevos soportes y prestar una espe- nuevas prácticas con la función estética en autores como
cial atención al cine y la fotografía y a sus enfoques documen- Shklovski, y las de quienes como Chuzhak, Tretiakov o Brik
tales como ámbito de discusión. El cine, en efecto, condensa defienden la suspensión de lo estético como requisito para una
los debates en torno a la trama argumental que en su relación revolución del arte51. La «desliterarización» de la literatura, o
con el montaje determinará la nueva teoría cinematográfica. la desartistización del arte, que ambas corrientes proponen, se
Como fondo de las discusiones entre Eisenstein y Vertov, o de diferencia en la función revolucionaria del nuevo proyecto,
muchas de las reflexiones de Shklovski o de Brik, aparece el cuya incidencia puede volcarse sobre el terreno social o sobre
problema del tratamiento del registro directo de la realidad. el puramente estético, aun cuando este último no se pueda
La premisa factográfica articulará entonces un nuevo discurso entender como objetivo en sí mismo, sino en el sentido de

49 «Si emprendemos una reconstrucción genealógica de la literatura fakta, descu- 50 Sobre esto véase el capítulo «The Motoric Speech of the Newspaper: Grigorii
brimos que en sus orígenes comparecen varias matrices heterogéneas que, Vinokur», en Fore, Devin, «The Operative Word in Soviet Factography»,
interseccionándose e interactuando, producen este nuevo movimiento litera- October 118, cit., pp. 120 y ss.
rio. Entre ellas identificamos una matriz productivista, una formalista, una 51 Véase Lachmann, Renate, «Faktographie und formalistische Prosatheorie»,
marxista y una cinematográfica», Zalambani, Maria, op. cit., p. 16. op. cit., p. 80.
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una transformación radical del modo de ver, lo que Lach- Páginas antes, en la distinción de Eikhenbaum entre «forma-
mann denomina una «sensibilización». lismo» y «teoría del método formal», se encuentra el princi-
Por tanto, esta deseada mutación en el sistema productivo y pio activo de la mutación de la pregunta por la especificidad
receptivo de las artes podría tener un trasunto teórico en el del lenguaje literario a la incorporación de los materiales no
desplazamiento que tendrá lugar en el seno de LEF desde las «intrínsecamente literarios» como parte de la escritura. Sólo
posiciones del formalismo, más tolerantes con la tradición habría que invertir este objetivo del método formal o trabajar
artística moderna, hacia las que provenían de la teoría social, en su reverso: «Lo que nos caracteriza no es el “formalismo”
comprometidas con el desmontaje de las estructuras legitima- en tanto que teoría estética, una “metodología” representativa
doras de esa tradición. Si bien los teóricos formalistas como de un sistema científico definido, sino el deseo de crear una
Shklovski venían analizando el fenómeno del cine, fue en gran ciencia literaria autónoma partiendo de las cualidades intrín-
medida el encuentro con las teorías sociales de Arvatov las que secas de los materiales literarios. Nuestro único objeto es la
demandarían una apertura hacia los nuevos soportes como el conciencia teórica e histórica de los hechos que dependen del
tercer elemento en el que se dibujaba un punto de apoyo arte literario en tanto que tal»53.
nítido para la modificación efectiva de la función del arte en la Del mismo modo, los distintos avatares de esta estructura
cultura proletaria. Los intentos de síntesis entre perspectivas dialéctica que se presenta en el análisis factográfico de la
tradicionalmente disociadas, y a menudo antagónicas, no narrativa tendrán su correspondencia en las artes visuales,
hicieron sino poner de manifiesto las posibilidades que la donde la teoría productivista revela las posibilidades de lo que
fotografía, el fotomontaje o el cine ofrecían en la construcción Arvatov denomina técnicas de «fijación objetiva»54. Si la
de un nuevo escenario artístico. cuestión del argumento (suzhet) es compartida por la novela y el
No hay que olvidar que, en la estructura teórica de la Es- cine en tanto que problema para el método formal, el intento
cuela del Método Formal, se encontraba la pregunta sobre la de superar el concepto de «representación» visual será asu-
especificidad del lenguaje poético y que tal cuestión, debatida mido por las nuevas técnicas de producción de la imagen. En
en profundidad, abocaba a la cuestión de lo cotidiano como este escenario, Arvatov desarrolla una crítica de las llamadas
argumento de la obra, como ilustran las investigaciones de «artes que representan» para las que encontrará una alterna-
Vinokur en torno al lenguaje del periódico. La identificación tiva productiva capaz de estimular la coparticipación del pro-
de los materiales factuales con el argumento acabó siendo el letariado, en un contexto de tecnificación generalizada de la
verdadero tema del formalismo a partir de 1925, tal como vida cotidiana. Estos conceptos, lo «cotidiano», el «argu-
muestra Eikhenbaum en su ensayo titulado «La teoría del mento» y la superación del escenario de las representaciones,
método formal» al invocar el artículo de ese año de Tinianov son la estructura conceptual que define el proyecto factográ-
en LEF sobre la fusión de la literatura con la «vida práctica»52.
53 Ibíd., p. 29.
52 Eikhenbaum, Boris, «La teoría del método formal», en AA. VV., Formalismo y 54 Arvatov, Boris, Arte y producción. El programa del productivismo, Madrid, Comunicación,
vanguardia, Madrid, Alberto Corazón, 1970, p. 77. 1973, p. 103.
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ciones universales y que constituirán un reto para artistas


como El Lissitzki.

La tensión entre formalismo y teoría social

El universo ideológico de LEF aparece recorrido por estas dos


corrientes que tratan de integrarse en un solo discurso, pero
cuyas raíces se mantienen separadas y provocan algunos de los
debates más interesantes del momento. Esas dos corrientes, la
tradición formalista y las teorías sociales del arte revoluciona-
rio, convivirán en una cierta precariedad y serán decisivas en
la gestación del proyecto factográfico. Un cierto consenso his-
toriográfico acerca de estos dos itinerarios teóricos sitúa el
productivismo, con su origen escindido, como la conclusión
natural del constructivismo55. El intento de reunir forma-
lismo y teoría social dará como resultado un nuevo método
adoptado por los productivistas.
Imagen del catálogo del pabellón soviético de la Exposición Internacional Margarita Tupitsyn ha situado en la última fase del cons-
sobre la prensa en Colonia, 1928
tructivismo este método sociológico-formalista, más concreta-

fico en el seno del productivismo. Semejante relación triangu- 55 Christina Lodder ha explicado de la siguiente manera esta escisión en el seno
lar necesitará, sin embargo, otra de carácter contextual en el del grupo productivista: «Puede verse que la vía teórica seguida por estos cua-
territorio productivista donde se verifica cómo operan dos tro escritores [Arvatov, Kushner, Tarabukin y Brik] consistía en dos aproxi-
maciones básicas. La primera consistía en analizar la evolución del arte en tér-
corrientes teóricas, el método formal y la teoría social, para minos de sus elementos formales para probar lo inevitable de su aparición en
dar lugar a un tercer elemento en las prácticas artísticas vincu- el arte de producción. La segunda consistía en analizar el arte en términos de
sociología para llegar a la misma conclusión. La primera aproximación teóri-
ladas con la aplicación de los nuevos soportes. Con «nuevos ca indicaba que el final de la pintura era un producto lógico de la evolución
soportes» nos referimos a las citadas técnicas de fijación obje- anterior del arte. La segunda se proponía demostrar la utilidad de las bellas
tiva de los hechos que, para Arvatov, estaban en la fotografía, el artes en las nuevas condiciones sociales. La aserción de que el arte de produc-
ción era, sin duda, el arte del futuro se acompañaba, por tanto, de dos justifi-
cine y el fonógrafo, fundamentalmente. De la fotografía deri- caciones teóricas. Los argumentos de Tarabukin, explicados en «Del caballete
varían prácticas como el fotomontaje o los montajes de expo- a la máquina», eran característicos de la primera tendencia teórica. Arvatov,
cuyas teorías son características de la segunda línea evolutiva, manifestó que
siciones de carácter propagandístico como las mostradas en Tarabukin no entendía nada de sociología», Lodder, Christina, El constructivis-
representación de la Unión Soviética en las diferentes exposi- mo ruso, cit., p. 104.
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66 FACTOGRAFÍA 4. FORMALISMO, TEORÍA SOCIAL Y NUEVOS SOPORTES 67

mente entre la muerte de Lenin en 1924 y el decreto de la kovski), que se encarna, paradigmáticamente, en el texto de
constitución estalinista de 1936, es decir, entre el primer y Viktor Shklovski, La tercera fábrica, de 192657. Es necesario, por
segundo plan quinquenal56. Por tanto, resulta necesario rete- tanto, ubicar como fondo del nacimiento de la factografía no
ner como marco contextual la implantación del paradigma sólo el conjunto de corrientes teóricas que operan en el debate
político y económico del «socialismo en un solo país» y el des- cultural soviético, sino también las luchas políticas abiertas por
mantelamiento de la NEP hacia 1928, tal como hemos apun- el control de la gestión de las instituciones formativas y la
tado. El cambio de rumbo en el poder político y su traducción representatividad oficial como arte del régimen. En esta lucha,
en las medidas económicas llevaría aparejado en un segundo el componente ideológico debía tomar cuerpo en una práctica
momento (no inmediatamente) el control de la política cultu- artística concreta donde el concepto de «lo cotidiano» y sus
ral a favor del populismo de la pintura tradicional en clave rea- representaciones eran tanto la base material del nuevo arte
lista. El margen de retardo sería la frágil prórroga de un estadio proletario, como el campo de batalla para las diversas interpre-
de vanguardia que no llegará, en ningún caso, a superar los pri- taciones sobre cómo el discurso artístico debía abordarlo58.
meros años treinta. El momento es revelador de una crisis más Algunos aspectos esenciales que formarán parte de la
general en el estatus político del constructivismo, del que los estructura conceptual de la factografía en el contexto del pro-
debates productivistas son un resorte ideológico que encara la ductivismo son, por un lado, el hecho de nacer de una ruptura
atmósfera cada vez más hostil. En el enjambre de las discusiones ideológica y estética, es decir, el estar plenamente implicada en
tenidas acerca del nuevo rumbo del arte soviético, la hostilidad un proceso de confrontación entre artistas y teóricos del arte
aventada por los vanguardistas radicales parecía volverse en con- que contraponen maneras diferentes de entender su propio
tra. El declive del papel simbólico que la vanguardia soviética trabajo; por otro, nace de la incorporación de una pragmática
había mantenido en el proyecto de creación de una nueva cul- vinculada a la respuesta social y la necesidad de traspasar las
tura proletaria abocaba a un nuevo posicionamiento teórico barreras que convertían al arte en una práctica especializada
más radical en el productivismo. ajena a los problemas reales de construcción de una nueva
Simón Marchán Fiz sugiere el progresivo énfasis que sociedad; por último, el origen del problema se sitúa justa-
adquiere la perspectiva sociológica sobre la estrictamente for- mente en el desbordamiento de los marcos teóricos formalis-
mal a partir de los llamados «Forsocy» (Brik, Arvatov y Maia- tas en esta época.

56 «El así llamado método formalista-sociológico, que recorre la ideología pro- 57 Marchán Fiz, Simón, Las vanguardias históricas y sus sombras, Madrid, Espasa Calpe,
ductivista, aportó las bases teóricas de la mayor parte del arte de la vanguardia 1995, pp. 508-509.
soviética después de la muerte de Lenin. Como resultado, los productivistas y 58 «Receptivos a este deslizamiento, los miembros del LEF lo saludaron como un
formalistas-sociológicos minaron la idea predominante entre los artistas de progreso y consideraron a la “factografía” (literatura fakta) como una integración
vanguardia de que la abstracción fue primariamente una creación revolucio- perfecta entre el arte y la vida. No fue casual, por tanto, que donde sedimen-
naria, en su lugar; instigaron una práctica estilística e iconográfica más diver- taron con lucidez estas ideas ambientales, que estaban calando entre los pro-
sa», Tupitsyn, Margarita, The Soviet Photograph, 1924-1937, Londres/New Haven, ductivistas, fuera en la influyente interpretación sociológica de B. Arvatov
Yale University Press, p. 6. sobre Arte y producción (1926) […]. El programa mínimo de los productivistas,
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Este momento de debate entre las corrientes activas en LEF La teoría social del arte en la producción
coincide con la fase final del formalismo, en la que ha cobrado
relevancia el problema del argumento en el relato. Es, con la Indudablemente, la demoledora crítica del llamado «arte de
aparición de este asunto en los debates formalistas, como se caballete» que emprende Arvatov en su obra de 1926, Arte y
consuma un proceso que en momentos anteriores ya apuntaba producción, no podía dejar indiferentes a los sectores más con-
hacia una disgregación narrativa y una vía fragmentaria en el servadores del profesorado de artes y a los propios artistas que
texto literario. El formalismo dedica mucha atención a los practicaban, de un modo u otro, un arte identificable con las
periodos literarios menos estudiados, a los géneros menores, y vanguardias desarrolladas hasta entonces. El asunto de la fun-
renueva la visión de autores como Gogol, Pushkin y Tolstoi. ción social del arte había tenido en aquella obra una síntesis
Los temas del formalismo son asumidos desde el punto de vista fundacional. El discurso de Arvatov se hace radical al analizar
de una «estética de la alienación»59 donde ya es operativo un la idea de un arte de caballete ajeno a la realidad que lo rodea
nuevo concepto que interpreta «lo literario como un fenó- y que acaba convirtiéndose en objeto decorativo. Por eso «no
meno inestable y condicionado por el contexto». El forma- puede haber un arte de caballete proletario»60. En este diag-
lismo, por tanto, anticipa la ruptura militante con los concep- nóstico Arvatov sólo concede un papel transformador a los
tos jerárquicos de la literatura y trata de establecer un nuevo artistas que denomina «constructivistas», que operan un
modelo teórico que será fundamental para aportar legitimidad cambio importante al incorporar al cuadro de caballete mate-
al proyecto factográfico. Este asunto quedaba debidamente tes- riales ajenos a la tradición pictórica61.
timoniado en la compilación de ensayos titulada Literatura fakta La nueva función artística deberá vincularse al «industria-
de 1929 a través de los textos de Shklovski, Brik o el propio lismo» y al «productivismo» en una asunción sin ambajes de
Chuzhak. la implicación del arte en la vida. La aproximación a los pro-
cesos industriales y productivos de la nueva sociedad conlleva,
entre otras consecuencias, la incorporación de la tecnología
como ámbito prioritario en la génesis de las imágenes y los
enunciado tres años antes, se veía ahora matizado por la “fijación de los soportes artísticos.
hechos” a través del fotomontaje y la fotografía, proclamados el punto de par-
tida para el nuevo “arte propagandístico de agitación” (B. Arvatov) que debe Con ello, aunque la obra de Arvatov abarca una perspectiva
ser complemento activo de la propia realidad y alternativa al “montón infini- más general sobre la función artística en la teoría social, el
to de material ilustrativo para los museos etnográficos provinciales”», como
calificaba P. Novitski, director del VKhUTEMAS desde 1926, al realismo de
horizonte de su discurso fundamenta las premisas teóricas de
la AkhRR», ibíd., p. 509. la factografía. El ensayo propone una interpretación de la his-
59 «El viraje hacia la literatura trivial, las parodias literarias de la periferia, los
géneros secundarios, lo paródico o la antinovela […], así como, sobre todo,
el operar con un concepto de literatura que concibe lo literario como un
fenómeno inestable y determinado por el contexto, pretenden romper, de 60 Arvatov, Boris, Arte y producción, cit., p. 57.
forma militante, con las interpretaciones jerárquicas y, al mismo tiempo, 61 «Entonces el construtivista comprendió que la transformación real de los
establecer una literatura adecuada a su nuevo concepto», Lachmann, Renate, materiales será gran fuerza organizadora si se aplica a la creación de formas
«Faktographie und formalistische Prosatheorie», op. cit., pp. 76-77. necesarias, utilitarias, de objetos», ibíd., p. 64.
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70 FACTOGRAFÍA 4. FORMALISMO, TEORÍA SOCIAL Y NUEVOS SOPORTES 71

toria del arte que es consecuencia de las relaciones de clase y de final del ensayo, sobre la necesidad de recurrir a los medios
intercambio en la evolución del contexto socioeconómico técnicos de registro de la vida cotidiana, sino por las implica-
burgués. Por ello, el primer nivel de lectura que puede hacerse ciones que el proyecto factográfico revela a través de su nicho
del texto es una crítica del papel del arte en la cultura bur- histórico en el productivismo. Este camino había sido prepa-
guesa. Esta primera aproximación establecerá el lugar antagó- rado por los más ambiciosos programadores de la nueva cul-
nico que debe ocupar el arte de producción que se despliega tura proletaria.
bajo la demanda de una integración en el tejido vital de la En efecto, el planteamiento de Arvatov en el texto de 1926
nueva sociedad proletaria. aparece en perfecta coherencia con el que Tretiakov había pro-
Es importante recordar que, en realidad, la alternativa puesto en 1923 en su texto «El arte en la revolución y la revo-
productivista tendrá dos posibles desarrollos sugeridos en el lución en el arte». En aquel momento Tretiakov explicaba ya
texto: uno de ellos continúa el proyecto del constructivismo en la función narcótica del arte burgués a través de la construc-
la alianza entre arte e ingeniería; el otro mira hacia los nuevos ción de una realidad alternativa.
soportes que son conductores ideológicos oportunos para
propiciar una conciencia histórica y cotidiana de la clase tra- Bajo el signo de la edificación, la perfección y la trascenden-
bajadora. El paradigma del arte en la producción requiere los cia espiritual, una vida ficcional diferente era ofrecida a la
conocimientos técnicos de la industria y en él conviven dos figu- propia vida del pueblo, que era aceptada triste pero infalible-
ras complementarias: el artista-ingeniero y el artista-ideólogo. mente. El pueblo era transportado a diferentes épocas, en
Esta distinción había sido anticipada por Tretiakov en 1923 en otras configuraciones, en fantasías. El arte fue el truco conju-
el número 1 de la revista LEF en su ensayo «Dónde y adónde» rador con una cualidad casi hipnótica. Fue un narcótico que
en el que, como relata Simón Marchán, «al lado del artista- creaba en la mente humana una vida diferente, paralela a la
ingeniero que construye cosas materiales, entra en acción el vida real63.
“psicoingeniero” o “psicoconstructor”»62. Si el primero sos-
tiene los ideales constructivistas en el plano de su realización Sobre esta base de ilusionismo el artista aparece como
social, el segundo inaugura una revalorización definitiva de los hechicero y es, en esa cualidad inaccesible al pueblo, en la que
soportes factográficos como portadores privilegiados de una Tretiakov cifra la figura milagrosa del genio, ante el que se
estructura ideológica que debe ser sometida al discurso de contrapone un nuevo realismo que emerge de la reflexión de
clase. Es en este punto donde el texto de Arvatov de 1926 se la vida tal como se da. Esta alternativa en el arte de producción
muestra decisivo para la génesis de un espacio conceptual de será gestionada, tanto para Arvatov como para Tretiakov, por
los nuevos soportes, y, con ellos, de la perspectiva factográfica. un nuevo trabajo de transformación de la conciencia que
Su obra es, por tanto, una pieza necesaria en el esquema con- situarán en el papel del arte en la cultura proletaria.
ceptual de la factografía, no sólo por el enunciado explícito, al
63 Traducido al inglés en Tretiakov, Sergei, «Art in the Revolution and the
62 Marchán Fiz, Simón, op. cit., p. 504. Revolution in Art», October 118, cit., p. 15.
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72 FACTOGRAFÍA 4. FORMALISMO, TEORÍA SOCIAL Y NUEVOS SOPORTES 73

Por su parte, Tarabukin se pregunta por el papel del artista de autoconciencia operativa de la clase trabajadora. En este
constructivista en la producción64. La respuesta es reveladora punto el caso de la factografía resultará ejemplar. La mayor
porque la idea del artista de la conciencia, su papel, es de pura parte de tales vías de desarrollo encontraron una dura resisten-
propaganda. Los planteamientos generales de LEF son descri- cia en las estructuras académicas y sociales del arte soviético de
tos también por Arvatov en su estructura dialéctica. En las la época y fracasaron finalmente en el intento de convertirse en
páginas de Arte y producción el aparato político del productivismo prácticas generalizadas. La historia de su fracaso es ya un relato
se presenta contra el arte decorativo o aplicado, contra el arte mítico para el discurso artístico contemporáneo. Sin embargo,
de artesanía como técnicamente reaccionario, y contra todas sus premisas teóricas fueron en esto el origen de la legitimidad
las modalidades de estilización o fetichización: «[...] el pro- que otras muchas prácticas desarrollarían más tarde.
pósito de los lefistas es volcar todo el arte a la construcción de
la cultura material de la sociedad, en estrecha ligazón con la
ingeniería»65. La base de la distinción del arte proletario está La dimensión educativa de la factografía
en la incorporación de la técnica: mientras que el arte burgués
es de origen artesano y propicia la fetichización del objeto, el La definición de una cultura proletaria es una de las cuestio-
arte proletario es industrial y trata de superar la disociación nes más importantes para el productivismo y sería tematizada
histórica entre la técnica artística y la técnica social. Contra la por Alexander Bogdanov y otros bajo el concepto de la prolet-
fetichización de los materiales, métodos y misiones, el pro- kult67. El nacimiento de una cultura específica de los trabajado-
grama productivista acaba con los criterios de valor asociados a res, con una naturaleza autónoma y autogestionada, es un
los materiales y abre así la posibilidad de incorporar cualquier arma de construcción de la nueva sociedad. Diversos autores
estrato de la vida cotidiana66. han descrito cómo los debates sobre la concepción de la prolet-
Para entender las vías de desarrollo previstas para el arte en kult tienen el objetivo de preguntarse por la relación entre una
la cultura proletaria, conviene tener presente la globalidad del revolución social y su consecuente revolución cultural68. Por lo
proyecto en su pretensión de transformar el concepto mismo
de cultura a partir de su incorporación a la vida cotidiana. Si,
Este proceso de fetichización es descrito por Arvatov más adelante referido
por una parte, el nuevo arte era un reflejo de esa vida coti- también a las propias herramientas de producción artística: «[...] sólo en una
diana, por otra, no podía plantearse exclusivamente como sociedad individualista el pincel y el violín son herramientas artísticas mono-
polizadas y fetichizadas. El proletariado, clase de productores con conciencia
representación veraz en clave costumbrista, sino como forma colectiva, no conoce esta limitación. En sus manos la imprenta, la electrici-
dad, la radio, el automóvil, la luz, etc., pueden ser también herramientas para
la creación de arte, tan flexibles como las tradicionales pero mucho más
64 Tarabukin, Nikolai, op. cit., p. 56. potentes», ibíd., p. 87.
65 Arvatov, Boris, Arte y producción, cit., p. 78. 67 Para una completa revisión de los textos sobre la proletkult véase Proletarische
66 «La poesía y el periodismo, el drama y la romería, pintar una pared y pintar Kulturrevolution in Sowjetrsslnad (1917-1921), Múnich, Deutscher Taschenbuch
un cuadro se consideraban distanciados entre sí, mejor dicho opuestos (“No Verlag, 1969.
soy un publicista” –decía con orgullo el prosista burgués–; “no soy un pintor 68 Para una revisión de los presupuestos teóricos de la proletkult y de sus conse-
de brocha gorda” –decía con igual orgullo el pintor burgués–)», ibíd., p. 85. cuencias políticas puede verse Knödler-Bunte, Eberhard, «Thesen zur politi-
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74 FACTOGRAFÍA 4. FORMALISMO, TEORÍA SOCIAL Y NUEVOS SOPORTES 75

mismo, se plantea la relación entre las prácticas culturales y las proyecto de máximos de la proletkult dará paso a una radicali-
clases sociales en las que se producen. En el fondo de todo zación de los ideólogos productivistas que adoptarían los pre-
ello, para la proletkult está en juego la posibilidad de una nueva supuestos enunciados por Bogdanov en 1918 tratando de
cultura netamente proletaria. Se formula así radicalmente el revitalizarlos en el nuevo contexto.
problema de la función del arte en la sociedad y el objetivo de Toda la sensibilidad del constructivismo parece orientada a
convertirlo en una actividad emancipadora. la formación y a los procesos de aprendizaje como partes
Las principales objeciones al proyecto de la proletkult prove- importantes de una conciencia de la forma y de lo visible. El
nían de una suerte de realismo sociológico y del escepticismo componente educativo se hará, si cabe, más patente en el pro-
de algunos de los líderes soviéticos, en particular de los pro- ductivismo cuando se refuerza el efecto ideológico y de con-
pios Lenin y Trotski, cuyos pensamientos son de gran influen- ciencia de las imágenes y las formas artísticas. Este aspecto era
cia en estos momentos, sobre la preparación de las masas pro- decisivo para Arvatov por cuanto le atribuía una función radi-
letarias para recibir un arte cuya función y realización se cal tanto en la reconstrucción de una idea de arte desde den-
alejaba de lo conocido hasta entonces y heredado de la cultura tro, acorde con los nuevos objetivos revolucionarios, como en
burguesa. Para estos líderes la nueva cultura proletaria, aunque la aplicación de ese arte en el contexto de la cultura proletaria.
necesaria idealmente, debía cimentarse sobre un conoci- Su obra divide así claramente la acción artística según su
miento previo de la cultura existente. La perspectiva transicio- orden científico en la cultura proletaria en dos apectos: «1) la
nal de Trotski en la evolución del socialismo posterga el educación artística; 2) la producción artística»70. En la ense-
alcance de una cultura proletaria hasta el momento de su rea- ñanza artística Arvatov incluye la enseñanza de la técnica como
lización más general en el seno de la nueva sociedad. El plan- paso previo a cualquier aplicación estética. La idea del arte
teamiento de Bogdanov, principal teórico de la proletkult, es como forma de educación queda expresada: «La misión del
contrario a esta dilación del trabajo en el ámbito de la cultura proletariado es destruir el tabique que separa el artista,
y recomienda la refundación de la labor artística bajo las pre- monopolista de una “belleza” determinada, de la sociedad en
misas revolucionarias. Todas estas cuestiones fueron debatidas general, convertir los métodos de educación artística en mé-
con gran intensidad en los momentos previos al relevo de todos de educación general del individuo armoniosamente
poder que tiene lugar tras la muerte de Lenin y que dará desarrollado en el aspecto social»71. De este modo, la idea de
lugar a la instauración del paradigma del «socialismo de un educación artística sería un aspecto esencial en la constitución
solo país» en el que hemos enmarcado históricamente el de una cultura proletaria72. El didactismo de la teoría produc-
nacimiento de la factografía69. El proceso de abandono del tivista se extiende en la labor de los componentes del LEF

schen Einschätzung des Proletkult», Ästhetik und Kommunikation. Beiträge zur politischen 70 Arvatov, Boris, Arte y producción, cit., p. 93.
Erziehung [Proletarische Kultur (Proletkult)] 5/6 (febrero de 1972), pp. 64 y ss. 71 Ibíd., p. 96.
69 Para una completa revisión de estas cuestiones y como edición de los materia- 72 Sobre la necesidad de una reforma radical de la educación en virtud de la nueva
les documentales de las discusiones internas del partido puede verse el núme- figura del artista, Christina Lodder apunta: «Esta nueva misión no podía ser
ro especial en febrero 1972 de la revista Ästhetik und Kommunikation 5/6, cit. llevada a cabo por el antiguo tipo de artista aplicado ni por el antiguo tipo de
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76 FACTOGRAFÍA 4. FORMALISMO, TEORÍA SOCIAL Y NUEVOS SOPORTES 77

hasta situarse también en el horizonte del proyecto factográfico del artista constructor con la voluntad de organizar la vida
con la antología de 1929, Literatura fakta. De nuevo Tretiakov anti- según criterios industriales y tecnocientíficos, la factografía no
ciparía esta tendencia en 1923 con su «tectología» como cien- haría sino formalizar este proyecto en lo que Viktor Pertsov
cia organizativa bajo la inspiración de Bogdanov y de otros auto- consideraba una «organización politécnica de la literatura»,
res como Aleksei Gastev73. La mayoría de los miembros de LEF es decir, en el intento de homologar el trabajo entre el autor
abrazan estas teorías de corte cientifista como parte de un pro- profesional y el trabajador manual. En efecto, según Pertsov,
yecto que supone una suerte de ingeniería social en la que el «la idea básica de politecnismo consiste en la eliminación de
arte adquiere un papel predominante. Así, Tretiakov escribe: la separación entre la labor mental y física»75. Por lo tanto, y
en referencia a la factografía, «los cuadros de la literatura
No olvidemos que hemos entrado en un periodo en el que proletaria deberían ser formados no sobre las bases de un ais-
debemos tomar los pensamientos y sentimientos que constitu- lamiento profesional, sino sobre las bases de una inclusión
yen la verdadera «consumación de la revolución» y cristalizar- politécnica de la literatura en el conjunto de habilidades
los en la conciencia. Actualmente el frente más crucial es aquel necesarias para el constructor de la sociedad socialista»76. En
de la organización ideológica del individuo. Y esta campaña este contexto se explica la adhesión de buen número de los
requiere el mismo «esfuerzo para la conciencia» que el que integrantes de LEF a las ideas de Aleksei Gastev o el propio
está siendo emprendido para la existencia [za bytie] en la política Bogdanov como visionarios de la ciencia organizativa que
y la economía74. incorporaba al arte en la construcción de la nueva sociedad.
La factoría en sí se convertiría en la teoría de Gastev y en otras
Si la idea de Tretiakov de los «psicoconstructores» for- iniciativas contemporáneas en un taller o en una institución
maba parte de un salto cualitativo al equiparar la ingeniería de la enseñanza superior dentro del proceso de edificación
cultural77. Y, en su traducción sociológica y formativa, el ejer-
ingeniero. Sólo podía cumplirla un nuevo tipo social: el artista-constructor.
cicio de una nueva literatura y un nuevo arte orientados a la
Sin embargo, este nuevo tipo de obrero no podía surgir sin la reconstrucción transformación de las conciencias devenía indudablemente
de todo el sistema de educación artística, reconstrucción que transformaría las una inextricable combinación de propaganda y educación.
escuelas de arte en politécnicas, produciendo “ingenieros-constructores,
equipados con todo el aparato del conocimiento técnico, con métodos cientí- Pero Arvatov va más allá al hacer una distinción entre un
ficos para la organización del trabajo y con una actitud productivista hacia la arte proletario y la «práctica artística proletaria», enten-
forma”. Estos nuevos ingenieros constructores, o artistas constructores
(Arvatov usó los términos industrialmente), habían de establecer la ingeniería
diendo el primero «como sistema parcial subordinado al sis-
constructiva en las empresas industriales», Lodder, Christina, El constructivismo
ruso, cit., p. 107. 75 Pertsov, Viktor, Pisatel’na proizuodstve, Moscú, Federatsiia, 1931, p. 8.
73 Para una descripción más pormenorizada de las relaciones de los miembros de 76 Ibíd., p. 13.
LEF con Aleksei Gastev puede consultarse el capítulo «Polytechnic 77 «La visión de Gastev de la fábrica como un “taller productivo en el que todo
Production: Aleksei Gastev» en Fore, Devin, «The Operative Word in Soviet lo que tiene el trabajador es una rutina perfeccionada” respondía a las inicia-
Factography», October 118, cit., pp. 107 y ss. tivas educativas contemporáneas para transformar la fábrica en una institución
74 Tretiakov, Sergei, «Art in Revolution and the Revolution in Art», October 118, de edificación cultural y de aprendizaje», Fore, Devin, «The Operative Word
cit., p. 13. in Soviet Factography», October 118, cit., p. 113.
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78 FACTOGRAFÍA 4. FORMALISMO, TEORÍA SOCIAL Y NUEVOS SOPORTES 79

tema general de la cultura proletaria», y la segunda como 1. El cine debe llegar a ser un arma técnica y formal en
«práctica que, de manera orgánica y en todos sus elementos, la construcción social diaria, no en el nivel de su interpre-
coincide por sus métodos con la obra socialista del proleta- tación ideológica, sino en su aplicación sociopráctica (cine
riado»78. Esta integración orgánica de educación, arte y cul- en las escuelas secundarias, en las universidades, en los ins-
tura proletaria es el objetivo último del productivismo. El titutos de investigación, etcétera).
artista se instala en una concepción global en la que aparece 2. Debemos reducir la red de cines, adoptar una actitud
como constructor de la vida. Tanto Arvatov como Bogdanov agresiva contra la cultura autónoma del cine y agitar para la
apuntan a esa función y para ello parten de un contexto indus- producción cinematográfica en las organizaciones «utilita-
trializado donde el arte debe asumir como conciencia histórica rias» apropiadas y para la creación de departamentos de
de su presente la premisa de su producción masiva y su repro- cine dentro de ellas.
ductibilidad. 3. El eslogan del «cine de fijación del hecho» debe ser
El intento de definir el papel del arte en la proletkult per- reemplazado por eslóganes para un estudio del cine, la
mite explicar el concepto de cultura como sistema de forma- enseñanza del cine, cine de propaganda y cine de informa-
ción integral del individuo a través del arte, lo que implicaba ción, etc., y por el adiestramiento que transformará los
un conjunto de modelos de acción vinculados con la recep- actuales estetas del cine en los cuadros de futuros realiza-
ción de las masas. Es, en esa necesidad de una recepción dores (no con la intención de destruir el arte, como algu-
colectiva, donde el despliegue de las técnicas de producción y nos camaradas sugieren, sino para socializar su función)79.
recepción de la imagen van a cobrar una relevancia inédita.
En los debates que tienen lugar en 1927 en las páginas de la Las prácticas cinematográficas se orientan así a su aplicación
revista Novi LEF sobre la función del cine, Arvatov media con en los centros de investigación y enseñanza como herramien-
un texto que envía después de que se publicaran las conversa- tas de trabajo. Incluso el eslogan del cine como fijación del
ciones entre algunos otros de los más importantes miembros hecho debe ser reconducido hacia un aprovechamiento en el
del grupo en el número anterior. En su aportación, Arvatov terreno de la propaganda para darle un sentido socialmente
intenta superar la controversia para hablar de las demandas constructivo. La necesidad de hacer operativas las obras lleva a
funcionales del cine más allá de los criterios estéticos. Y es en Arvatov a vincular propaganda y educación. En este punto la
este punto en el que se hace necesario interpretar la técnica vía para hacer efectivas las virtualidades de una praxis artística
cinematográfica según nuevos criterios para una pragmática en el contexto revolucionario pasan por esa necesidad. Resulta
alejada de la autocontemplación. En esa concepción aplicada esclarecedor que el desarrollo de estas cuestiones parte de la
del cine, Arvatov enumera los requisitos del medio para su pregunta acerca de por qué Eisenstein, como director de cine
inserción programática en el contexto revolucionario. revolucionario, es aclamado por las audiencias burguesas en

79 Arvatov, Boris, «Plataforma del cine», Novi LEF 3 (1928); traducido al inglés
78 Arvatov, Boris, Arte y producción, cit., p. 84. en Screen (Londres) 4, vol. 12 (1971-1972), p. 83.
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80 FACTOGRAFÍA 4. FORMALISMO, TEORÍA SOCIAL Y NUEVOS SOPORTES 81

Occidente80. La respuesta será la necesidad de superar una conceptos, educación y propaganda, hoy casi antagónicos en la
mera eficacia técnica en la gestión del montaje sobre el mate- nueva ideología de la comunicación de masas, no se presenta-
rial factual que parece necesario para el nuevo cine, llevando la ban en conflicto para Arvatov ni lo harían para los defensores
práctica cinematográfica a un plano de aplicabilidad que debe de la factografía. Es, más bien, la gestión del imaginario en la
suprimir la contemplación pasiva de las salas (de ahí la necesi- propaganda fascista y estalinista la que estigmatiza a nuestros
dad de recortar su red), para integrarlo en la educación diaria ojos los métodos que en la cultura soviética formaban parte de
y en el trabajo de aprendizaje e investigación. En ello, la pro- la ingeniería ideológica del productivismo. Tales métodos se
paganda como medio de transmisión de ideología se hace ponen en marcha sobre la estructura colectiva de los medios de
indispensable. En el productivismo la propaganda es un vehícu- masas. El nuevo objetivo del arte productivista en la cultura
lo necesario de la educación de las masas, y se revela decisivo el proletaria y su vinculación con las tecnologías de la imagen
recurso a los nuevos medios. Éstos no son vistos como ele- dan lugar a una dialéctica sobre la función del arte:
mentos de expresión individual, sino como herramientas para
una producción y recepción colectiva de las imágenes81. Estos El sentido de este cambio puede formularse así: la producción
artística que antes cumplía misiones sociotecnológicas ahora cumple
misiones socioideológicas; el artista formador de objetos se trans-
80 La respuesta que aporta Arvatov cifra la cuestión en el contexto de produc- forma en formador de ideas, hace del objeto un medio en sí y
ción y recepción y su dinámica en ese medio, más allá de las virtudes inter-
dirige la producción material hacia fines que son totalmente
nas de la obra, indudablemente menos interesantes para él. Para explicar la
situación se remite a dos hechos: «Recientemente los diarios nos hablan de ajenos82.
cómo el cine burgués del “periodo de la revolución soviética” a través de los
impactos de la “exploración de los explotadores” provocó una demostración
revolucionaria en alguna ciudad italiana. Tomemos otro ejemplo. La prime- Sobre esta premisa fundamental se consuma un cambio de
ra producción cinematográfica del cine soviético, El acorazado Potenkin, está en perspectiva en la que el productivismo incide y que abre la posi-
este momento haciendo un tour triunfal por la Europa burguesa aplaudido
por audiencias que están lejos de ser exclusivamente proletarias. ¿Cómo
bilidad de superación de un concepto del arte basado en la
explicar esto? […] Estos dos hechos deben explicarse como sigue: las distin- prioridad del objeto y en sus códigos de identificación como
ciones sociales y de clase que caracterizan un arte de producción no deben ser elemento aislado de la producción industrial y utilitaria. No
vistas intrínsecamente en el arte de producción como tal –son, más bien,
extrínsecas a él y están ubicadas en los métodos de producción y consumo–», debe pasar desapercibido en el texto el anticipo de las teorías
ibíd., p. 82. más contemporáneas sobre los medios cuando Arvatov identifi-
81 Así lo explicará Christopher Phillips en su edición de textos críticos sobre
fotografía en la sección dedicada al productivismo soviético cuando afirma:
ca el objeto y el medio, que sugiere intuitivamente la identidad
«Las máquinas productoras de imagen como la fotografía y el cine no fueron entre medio y mensaje que propondrá McLuhan décadas des-
vistas en un principio como instrumentos de expresión individual, sino como pués. En la redefinición de esta relación el problema de la téc-
sentidos para formar una visión nueva, radical y colectiva. Precisamente la
cuestión de cómo la fotografía podría servir a una cultura revolucionaria fue nica como escenario específicamente contemporáneo conduce
central para los debates soviéticos sobre la fotografía en torno a los años a una reinterpretación del arte en el contexto de reproductibi-
veinte, y contestados en una gran variedad de formas». Phillips, Christopher
(ed.), Photography in the Modern Era. European Documents and Critical Writings, 1913-1940,
Nueva York, The Metropolitan Museum of Art/Aperture, 1989, p. 211. 82 Arvatov, Boris, Arte y producción, cit., p. 22.
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82 FACTOGRAFÍA 4. FORMALISMO, TEORÍA SOCIAL Y NUEVOS SOPORTES 83

lidad industrial. Esto afectará en los discursos productivistas a la es menor de lo esperado y se instala un cierto pesimismo entre
rivalidad evidente entre pintura y fotografía, que sería abordada sus dirigentes. Esta constatación limitaría las expectativas de
por Brik en términos manifiestamente economicistas (produc- crecimiento y el optimismo en la sesión del Comité Central del
tivistas)83. En todo momento, la perspectiva de Arvatov se cen- Partido celebrada en abril de 1926. Las mismas declaraciones
tra en un modelo de tehcné que evoca una idea de arte asociada a de prudencia pueden verse reflejadas en el ámbito cultural ante
la tecnología y la pérdida histórica de esta función en el proceso la constatación de la necesidad de un cambio progresivo que
de exclusión sufrido en la cultura burguesa: «Con la llegada de afectaría negativamente al radicalismo de LEF.
la máquina, el artista quedó al margen del proceso tecnoló- Habría que poner de manifiesto el vínculo histórico entre
gico»84. las campañas de industrialización promovidas en los sucesivos
planes quinquenales, y en particular con los resultados visibles
del primero de ellos iniciado en 1928, y la inserción de la fac-
El espacio conceptual tografía en el contexto de las campañas de documentación,
de las «técnicas de fijación objetiva» registro y archivo de tales transformaciones. El análisis de la
función artística en el contexto conduce de manera irreversi-
Los historiadores del proceso revolucionario en Rusia describen ble al problema de los «nuevos» soportes artísticos o de las
un entorno de rivalidad en el desarrollo industrial que, sin llamadas «técnicas de fijación objetiva». Indudablemente lo
duda, afectaba a los diferentes ámbitos de la actividad. Así, entre que aquí denominamos «nuevos soportes» es una generaliza-
las industrias dedicadas a la fabricación de medios de produc- ción donde la novedad sólo se establece en relación con el
ción, consideradas de tipo A, y las de producción de bienes de contexto artístico de los años veinte y con la incorporación de
consumo, llamadas de tipo B, existen ya dificultades en el las técnicas de producción de imagen al discurso artístico en
esquema organizativo a mediados de la década de los veinte85. La ese momento. Hoy, hablar de novedad en esas técnicas resul-
industria soviética presenta en estos momentos un balance de taría absurdo. No obstante, conviene resaltar que, aunque ha
desajuste entre la oferta y la demanda. Hacia 1926 se comprueba transcurrido casi un siglo, el uso de estos medios parece rete-
que la tasa de crecimiento de la industria en la Unión Soviética ner un halo inconsciente de novedad asociado a la innovación
tecnológica que se implica siempre en sus prácticas.
El nicho conceptual para una aplicación de la técnica a las
83 «El fotógrafo registra la vida y los eventos más rápidamente y más precisa-
mente que el pintor. En esto reside su fuerza, su gran siginificado para la
nuevas formas artísticas se creaba al mismo tiempo que las es-
sociedad», Brik, Ossip, «La fotografía versus la pintura», traducido al inglés tructuras de representación de la tradición artística occidental
en Phillips, Christopher (ed.), op. cit., p. 215. se desmoronaban en la crítica productivista. La función crea el
84 Arvatov, Boris, Arte y producción, cit., p. 28. También más adelante Arvatov
recuerda esta escisión operada históricamente sobre la función artística: «El órgano y, en el debate productivista, es la función del arte la
arte, otrora organizador de las fuerzas productoras de la humanidad, se con- que está en juego. La dimensión pragmática del objetivo de
vierte en freno de esas fuerzas», Arvatov, Boris, Arte y producción, cit., p. 32.
85 Véase Carr, Edward H. y Davies, R. W., Bases de una economía planificada (1926-1929),
fijación de los hechos hace que la selección de nuevos medios y
Madrid, Alianza, 1980, p. 294. técnicas sea una consecuencia obvia; éstos pasan a un primer
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84 FACTOGRAFÍA 4. FORMALISMO, TEORÍA SOCIAL Y NUEVOS SOPORTES 85

plano como herramientas principales de la nueva función El arte de producción analiza el funcionamiento de las
social del artista, que actúa así como un agente ideológico: «llamadas artes que representan (los cuadros, las novelas, el
«La fijación del hecho y la agitación representan dos funcio- cine, etc.)»89. Atribuye a estas artes en la historia de Occi-
nes básicas. Teniéndolos en consideración deberemos tener dente un papel suplementario a las carencias de las sociedades.
también en cuenta los dispositivos a través de los cuales sus Así, la imagen usurpa lo que no es dado en la organización
funciones pueden llevarse a cabo»86. Por su parte, Arvatov social y actúa como sistema paliativo insuficiente. Arvatov
atribuye sin dificultad una estética propia al paisaje derivado argumenta esto bajo una breve descripción de las preferencias
de la tecnificación de la vida cotidiana en consonancia con iconográficas en algunos momentos históricos:
experiencias como las que había emprendido Bujarin en
torno al empleo de los medios de difusión de masas y la par- Si el arte no «refleja» la realidad, como es aceptado creer, sino
ticipación del proletariado en la prensa; una idea que se que la complementa; si el artista, mediante unos y otros proce-
encontraba profundamente arraigada en revistas como Técnica dimientos, armoniza lo que en realidad no está armonizado,
y vida que, como ha relatado Maria Gough87, arengaban hacia 1924 quiere decir que todo arte plástico es, por su función social,
sobre una necesaria tecnificación de la vida como parte del pro- una refundición de la realidad, su transformación. Entonces, el
ceso revolucionario. La estética derivada de esa nueva realidad artista toma los elementos de la realidad, los transforma a su
tecnificada era, sin embargo, ocultada por el retraso en el manera, los extrae de la vida cotidiana para que podamos cap-
gusto estético y el vicio arcaizante que impide ver el interés de tarlos de una forma nueva. Por tanto, el naturalismo legítimo,
lo nuevo88. la «veracidad» en el arte es un mito, algo imposible de lograr.
Las artes plásticas «realistas» son una contradictio in adjecto, y el lla-
mado «realismo» es sólo una forma de transformar artística-
mente la realidad; además, una forma que se utiliza de manera
86 LEF, «Editorial», Novi LEF 11/12 (1927); traducido al inglés en Screen (Lon-
inconsciente90.
dres), vol. 12 4 (1971-1972), p. 67.
87 «Un primer fotorrelato aparecía en la edición de noviembre de 1924 de la
revista de los trabajadores del transporte, Tekhnika i zhizn’ (Técnica y vida), que
documentaba una selección de recientes adquisiciones de los trabajadores- ello, las nuevas formas materiales adquirían un aspecto reaccionario, eran
inventores en varias fábricas de Leningrado. La edición fue diseñada por expulsadas del hogar y sustituidas por adornos tradicionales, eran declaradas
Aleksei Gan y Rodchenko, quienes habían asumido poco antes la producción “antiestéticas”, etc. Es curioso que en la América de hoy, modelo técnico para
de la revista, mejorando los antiguos gráficos, bastante convencionales, de los demás países, se observe un afán de arcaizar la vida diaria, de estilizar las
estilo constructivista. La portada de la edición solicita al lector la suscripción formas posimpresionistas, superadas ya en Europa, etc. Las estaciones de
a la revista: “Técnica y vida discutirá y mostrará a todos las últimas invenciones ferrocarril, los automóviles, las fábricas fueron durante mucho tiempo consi-
–las últimas adqusiciones– en todos los reinos de la técnica en la URSS y en el deradas en la sociedad capitalista como cosas “vulgares” que había que adornar
extranjero. ¡Trabajadores! La tecnología avanzada mejora vuestra vida. ¡Esta con cubiertas “antiguas” para aplastar su originalidad formal. Sólo con el
revista es para ti!”», Gough, Maria, The Artist as Producer. Russian Constructivism in tiempo la nueva técnica empieza a imponerse a lo arcaico en la vida social dia-
Revolution, Berkeley, Los Ángeles, Londres, University of California Press, ria, rompe las formas de esa vida diaria, reorganiza los gustos, crea una esté-
2005, pp. 171-172. tica propia», Arvatov, Boris, Arte y producción, cit., pp. 99-100.
88 «El progreso técnico cambiaba las formas materiales de la vida diaria, pero 89 Ibíd., p. 104.
dejaba casi intactos los gustos sociales y la esfera del puro consumo; debido a 90 Ibíd., p. 108.
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86 FACTOGRAFÍA 4. FORMALISMO, TEORÍA SOCIAL Y NUEVOS SOPORTES 87

Esta capacidad reflectante de la actividad artística en las patibles las pretensiones de «veracidad» de esas artes con su
sociedades burguesas tiene como problema añadido, así lo propia estructura representacional. Por otro, para Chuzhak la
explica Arvatov, su ocultación y su carácter «inconsciente». factografía debe sobreponerse a la representación literaria, a
Frente a ello, el arte en el contexto socialista debe hacer cons- las figuras con las que se codifica la realidad en términos ima-
cientes sus prácticas, el origen de sus objetos y su iconografía. ginarios. El concepto de representación artística, asociado a la
De algún modo, debe ser manifiesta su faktura en lugar de pre- verosimilitud y el realismo ilusionista en este caso, es invo-
sentarse como un ejercicio de ilusionismo y ocultación. Esta cado, por tanto, no sólo como un intento de reflejo de la rea-
demanda interna de la inserción del discurso artístico en sus lidad, sino como una forma de reconstruir el mundo en el
compromisos de acción social abunda en el problema omni- imaginario y, por ello, sobre sus virtualidades transformado-
presente de la «veracidad» o el «realismo» de las representa- ras. Las posibilidades de las técnicas de registro de la realidad
ciones artísticas, de modo que ambas cuestiones aparecen ínti- ahorran un paso en ese principio transformacional que cual-
mamente ligadas. El concepto mismo de «representación» es quier práctica artística impone: «[...] todo arte plástico es,
el que está siendo superado a través de las estrategias factográfi- por su función social, una refundición de la realidad, su
cas. Frente a la idea de representación como «reflejo», los sis- transformación»91. La incidencia de los nuevos medios de
temas de representación mecánica de la imagen ofrecerán una fijación objetiva en la cultura contemporánea sustituye la fun-
aproximación sin mediaciones a la realidad. Las imágenes ya no ción reconciliadora de la representación por la presencia
serán «realistas» por el tanteo descriptivo de las artesanías pic- inmediata de los hechos, cuyo montaje dialéctico es la génesis
tóricas o escultóricas, sino que serán, en la concepción produc- de un significado ideológicamente determinado. En él residen
tivista, definitivamente reales, capaces al menos de inducir en las posibilidades de transformar la verosimilitud en veracidad,
su montaje dialéctico un vínculo efectivo de la conciencia con la así como la reorientación del contenido ideológico de la
realidad que debe ser codificada. Indudablemente, tales plantea- representación, no consciente en la tradición, hacia el desve-
mientos serán objeto de crítica en el seno mismo de la teoría lamiento factográfico de lo cotidiano.
marxista en autores tan representativos como Lukács. El pro- Otro de los elementos que permite dibujar la estructura de
blema del realismo se convierte así en una cuestión de orden las tesis de Arvatov a propósito del nuevo arte, y de forma
político y filosófico. ejemplar del productivismo como matriz de la factografía, es,
No obstante, puede comprobarse que, tres años después de por tanto, la aplicación de las nuevas técnicas de reproducción
que fuera publicada la obra de Arvatov, Chuzhak recopilaba los de imagen en su condición de registros de la realidad. Es la
textos sobre literatura fakta con una argumentación que presenta aplicabilidad de tales recursos lo que convierte al nuevo arte
notables parecidos: por un lado, la tesis del ensayo de 1926 en un fenómeno «aplicable», a su vez, en el contexto de una
apunta a un escenario cultural en el que se olvida que la capa- proletkult.
cidad de reflejo de la realidad en las «artes que representan»
está condicionada por las transformaciones (o recodificacio-
nes, si se prefiere) operadas por el artista, lo que hace incom- 91 Arvatov, Boris, Arte y producción, cit., p. 108.
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88 FACTOGRAFÍA 4. FORMALISMO, TEORÍA SOCIAL Y NUEVOS SOPORTES 89

Por eso, plantear al arte la misión de fijar la realidad (de refle- recurriendo a medios más exactos. Para captar la vida diaria, hay
jar la vida cotidiana, por ejemplo) es anticientífico y práctica- dos métodos: uno es científico (método dialéctico), otro es téc-
mente inútil. Cierto que, en las sociedades que se desarrollan nico: la fotografía, el cine, el fonógrafo, el museo. Esta fijación
de manera anárquica, las artes gráficas fueron un medio de objetiva con el ulterior montaje dialéctico de los hechos reales
conocimiento concreto de la realidad; pero el conocimiento es algo distinto de esa combinación subjetiva de los hechos ima-
este [sic] era parcial, subjetivamente deformado. A medida que ginados que son las artes plásticas93.
la técnica ha ido creando medios exactos para fijar, estos medios
han desplazado el arte de sus posiciones como medio cognosci- «Esta fijación objetiva con el ulterior montaje dialéctico de
tivo: la fotografía y el cine anulan el retrato, el paisaje y el los hechos reales…» parece una definición bastante ajustada de la
género; el periodismo hace inservible la literatura costumbrista, factografía en el terreno de las artes visuales. En uno de los textos
etcétera92. teóricos más importantes del productivismo se definen, por
tanto, las bases sobre las que la factografía será una de las encar-
En este punto, Arvatov sitúa la problemática de lo factográ- naciones de esa «corriente teórica» de la izquierda artística
fico en su dimensión de superación de los antiguos géneros soviética. Por su parte, serán tales técnicas de reproducción, el
artísticos a través de las nuevas técnicas de producción de ima- cine, la fotografía, el fonógrafo y el museo, tal como se enumera,
gen. Aun cuando no se detiene a analizar las aplicaciones de las encargadas de posibilitar un tipo de práctica artística que
esas técnicas, su mera capacidad de registro maquinal conlleva supere los anclajes esteticistas del arte burgués. En este contexto,
una situación nueva que barre el potencial cognitivo que en la matriz productivista de la factografía se despliega en un con-
otro tiempo hubieran podido tener las llamadas «bellas junto de prácticas que habían sido desarrolladas por algunos de
artes». La idea de que los artistas tengan a su disposición los principales miembros de LEF.
«medios exactos para fijar» introduce una variable técnica En el contexto previo a la publicación de los textos de litera-
que permite la superación del «realismo» entendido como tura fakta los miembros del frente izquierdista de las artes asu-
esfuerzo de veracidad en las representaciones artísticas, para mían la tarea de analizar de modo entusiasta las propuestas
acercar este trabajo al del científico. El mito de la objetividad cinematográficas más destacadas de los años veinte, hasta el
de los nuevos soportes parece necesario para fundar una nueva punto de que algunos autores han situado en el cine una de las
relación con lo cotidiano en el plano técnico: matrices fundamentales de la factografía94. Sin duda la teoría
arvatoviana reserva al cine un lugar preeminente en el pro-
El proletariado, por supuesto, debe conocer la vida no sólo de grama productivista, pero, además, el propio formalismo de
forma abstracta (la ciencia), sino también concreta en toda su Shklovski había recorrido algunas de sus paradojas narrativas.
realidad. Pero no a través del arte, con su arbitrariedad, sino

93 Ibíd.
94 Ya hemos visto el caso de Zalambani. Sobre este aspecto véase el parágrafo I.1
92 Ibíd. de Zalambani, Maria, op. cit., pp. 16-19.
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5. FACTOGRAFÍA Y CINE

La idea extendida acerca del carácter cinematográfico de la fac-


tografía viene reforzada por las propias fuentes históricas. De
los modelos que sugería Arvatov en sus conclusiones de Arte y
producción, como medios de captación de la vida cotidiana, el
cine se perfila como el más autónomo y desarrollado en las
postrimerías de la vanguardia de las décadas de los veinte y
treinta. La producción cinematográfica soviética se concreta,
así, no sólo en un ámbito privilegiado de aplicación de los
principios factográficos, sino en una de las posibles matrices del
concepto en virtud del programa expuesto por los teóricos de
LEF en sus numerosos foros de discusión. El cine convoca en
torno a su práctica algunos de los debates más explícitos acerca
del problema teórico que subyace a la factografía, el montaje de
los hechos, y sobre el que los partidarios del método formal ya
habían trabajado. Del mismo modo, la significación de Vertov
y de sus discusiones sobre el cine documental en el contexto del
arte de la segunda mitad del siglo xx llevará a establecer asocia-
ciones explícitas con el proyecto factográfico entre los artistas
de los años setenta.
El caso de la literatura del hecho sería un desarrollo apli-
cado de los principios debatidos en torno al cine constructi-
Factografía ultima.QXP 30/4/10 13:05 Página 92

92 FACTOGRAFÍA 5. FACTOGRAFÍA Y CINE 93

vista95. La ampliación de los debates en el terreno de las Bellas sus contribuciones al debate cuando equipara el cine de pro-
Artes al cine queda claramente enunciado en el editorial de ducción con una utilización sociotecnológica del arte98. Por
Novi LEF de los números 11 y 1296. Para los firmantes, «la pro- sus características de recepción colectiva y de registro verosímil
ducción de cine es un campo en el que LEF ha concentrado de la vida cotidiana, el cine ofrecía más garantías que la mayo-
recientemente una particular energía, estableciendo prácticas ría de los soportes de inducir acciones aplicadas a la organiza-
de producción, estudiando la realización cinematográfica y ción colectiva. Se mostraba como un soporte novedoso cuyos
construyendo una teoría del cine»97. En 1922 Aleksei Gan usos no estaban lastrados por la larga tradición cultural de las
promueve la revista Kino-fot dedicada al cine y la fotografía. En «bellas artes».
paralelo a la actividad desarrollada por Kino-fot a favor de las Sobre esta base podemos situar la labor desarrollada por
facultades renovadoras del cine, Dziga Vertov edita su revista Dziga Vertov en torno al concepto de la fábrica de hechos, en
Kinopravda, de la que aparecen 23 números entre 1922 y 1925, y cuya órbita, junto a la idea del cine-ojo o del «cine crónica», se
en la que se irán publicando en breves ensayos sus teorías ha tematizado la versión cinematográfica de la factografía. El
acerca del «cine-verdad». Kino-fot se subtitula «El diario de la montaje como fundamento de la gestión del significado en la
cinematografía y la fotografía»; fue lanzado con periodicidad narración cinematográfica preocupa, por tanto, a todos los
semanal, aunque sólo tres números aparecieron entre el pri- teóricos del momento. Entre ellos se contrapone el cine de
mero del 25 al 31 de agosto de 1922 y el último del 8 de enero Eisenstein y el de Vertov como modelos de una interpretación
de 1923. La implicación de Gan en la revista nos permite factográfica del cine99. El editorial de LEF para los números 11
reinterpretar el papel del soporte cinematográfico en la revi- y 12 en 1927 resumirá la disociación de dos tendencias en el
sión del constructivismo desde finales de los años veinte, así seno del grupo a propósito del cine actuado y no actuado.
como su radical influencia en las prácticas fotográficas.
En efecto, Gan considera el cine como la quintaesencia del Pero, cuando la cuestión es la función social de esas dos
aparato del trabajo en una tecnología social. Se trata, para él, categorías [el cine «actuado» y el cine «no actuado»],
de un órgano de la sociedad y un asunto de Estado para el pro- entonces la orientación de LEF emerge inmediata y clara-
letariado. Planteamientos muy similares muestra Arvatov en mente: por un lado, hacia el cine del hecho –el documental

95 Como describe Zalambani, el trabajo literario y el cinematográfico son pro-


gresivamente abordados sobre la idea del registro de hechos: «La procla- 98 Véase Arvatov, Boris, «Plataforma del cine», Novi LEF 3 (1928); traducido al
mación de la superioridad del hecho es de este modo sancionada y los para- inglés en Screen (Londres), vol. 12 4 (1971-1972), p. 80.
lelismos entre el trabajo cinematográfico y el trabajo lierario son cada vez más 99 Maria Zalambani recupera a través de un documento inédito las tesis pro-
frecuentes», Zalambani, Maria, op. cit., p. 32. puestas por Tretiakov y Shklovski: «El debate sobre el cine actuado/no actua-
96 LEF, «Editorial», Novi LEF 11/12 (1927); traducido al inglés en Screen (Lon- do continúa en 1927, como testimonia el registro estenográfico de la confe-
dres), vol. 12 4 (1971-1972), p. 68. rencia del título “LEF y cine”, en la cual participan, entre otros, Brik,
97 Ibíd. Tretiakov y Shklovski», LEF, «LEF y cine», Novi LEF II-2 (1927), pp. 50-70.
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94 FACTOGRAFÍA 5. FACTOGRAFÍA Y CINE 95

en el sentido más amplio de la palabra– y, por otro, el cine jero (VOKS) distribuiría en La Haya en inglés, alemán y fran-
de agitación tópico, propagandístico y pragmáticamente cés en el contexto de la aportación soviética a la Exposición de
orientado100. Cine Internacional. El texto tiene otra aparición en el mismo
año (una parte de él se publica en el número 5 de Novi LEF con
Mientras que el primero desarrolla un montaje basado en el título «Lo que trae el cine a la vida»)104. La aportación
los principios de autonomía de los hechos, Eisenstein apuesta supone un sumario de los métodos del cine revolucionario
por una perspectiva semántica del montaje donde las expecta- entre cuyos cineastas Tretiakov destaca a Sergei Eisenstein,
tivas del espectador son agentes necesarios en la interpretación Dziga Vertov y Lev Kuleshov. Tretiakov describirá también de
de sentido de las obras101. La complejidad de la recepción debe modo bastante sucinto la disyunción en las discusiones en
buscar un determinado efecto temático final. Las críticas de torno al cine que en 1927 se publicaban en el número 11-12 de
Brik, Shklovski o Eisenstein a los planteamientos sobre el Novi LEF:
hecho absoluto en Vertov pondrán de manifiesto la condición
paradójica del programa ideológico de una factografía de las Nunca ha sido mi perspectiva que LEF debiera concernir al
artes visuales. La mayoría de los teóricos productivistas y parti- documental; esto sería bastante unilateral. Siempre he sentido
cipantes en las discusiones que se recogen en la revista utiliza- que hay una justificación para el hecho de que LEF presentara
rán este conflicto de interpretaciones como punto de partida dos nombres: Eisenstein y Vertov. Estos dos hombres están tra-
de sus observaciones sobre el cine. Es significativo, en el caso bajando exactamente con el mismo aparato pero con dos méto-
de Arvatov, que participa a posteriori con su artículo enviado dos diferentes. Con Eisenstein el aspecto agitacional predomina
en 1928102. y el material cinematográfico está subordinado a esta función.
En 1928 Tretiakov escribe su texto «Nuestro cine»103 para Con Vertov es el aspecto informacional el que predomina con
ser publicado en el folleto ilustrado de título «El cine es un la tensión del material en sí mismo105.
lenguaje internacional que mantiene unidas a las naciones»,
que la Sociedad para las Relaciones Culturales con el Extran- Tretiakov especifica que lo documental no es un objetivo
exclusivo del proyecto de LEF y encarna en las figuras de los
dos grandes cineastas soviéticos dos modelos metodológicos. El
énfasis en el aspecto informacional que Tretiakov atribuye a
100 LEF, «Editorial», Novi LEF 11/12 (1927); traducido al inglés en Screen (Lon-
dres), vol. 12 4 (1971-1972), p. 67. Vertov parece estar más cerca del modelo factográfico, aunque,
101 «El arte debe hacer manifiestas las contradicciones del Ser, para formar equi- desde el comienzo de sus desarrollos, los textos y las declara-
tativos puntos de vista al suscitar contradicciones en la mente del espectador, y
forjar exactos conceptos intelectuales con el choque dinámico de pasiones
opuestas», Eisenstein, Sergei, Teoría y técnica cinematográficas, Madrid, Rialp, 1999,
p. 102.
102 Arvatov, Boris, «Plataforma del cine», Novi LEF 3 (1928); traducido al inglés 104 Para una contextualización del texto véase la edición de October 118, cit., p. 27.
en Screen (Londres), vol. 12 4 (1971-1972), p. 80. 105 Tretiakov, Sergei, «Notas de discusión (extractos)», Novi LEF 11-12 (1927);
103 Traducido al inglés en Tretiakov, Sergei, «Our cinema», October 118, cit. traducido al inglés en Screen (Londres), vol. 12 4 (1971-1972), p. 74.
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96 FACTOGRAFÍA 5. FACTOGRAFÍA Y CINE 97

ciones del cine-verdad serán puestos en cuestión. En realidad en las cualidades técnicas de la cámara en su condición de ojo
lo factográfico es el debate como tal, en tanto que reflexión mecánico107.
teórica acerca de unas prácticas guiadas por un mismo espí- El concepto de «cine-ojo» que desarrollará en su obra res-
ritu. Tretiakov mantiene su distancia respecto al objetivismo ponde a esta voluntad de penetración en la realidad. Voluntad,
de Vertov en tanto que cumplimiento del «cine-proporción en gran medida épica, que se asienta sobre una relación para-
leninista» y su orientación cientifista y documental destinada dójica con la cámara que concierne al mecanismo conceptual
a la formación de las poblaciones rurales. Lenin transmite a de la factografía y, en general, de las prácticas documentales: si,
Lunacharski esta política cinematográfica que sería implemen- por una parte, la virtud específica de la cámara, en su condición
tada a partir de 1923 y de la que se haría eco el proyecto verto- de instrumento óptico de registro, es la recogida fiel de los
viano. La crítica de Tretiakov se centra, no obstante, en la pro- hechos, también es cierto que esta cualidad implica una supera-
ducción cinematográfica de Vertov a partir de 1924 en la ción de los límites perceptivos, es decir, una trascendencia de
medida en que el carácter de las estrategias de montaje se hace las limitaciones del ojo humano que permitiría penetrar más
más autorreferencial y compleja, y se distancia de sus aparen- profundamente en la realidad que se registra. El acceso a la rea-
tes objetivos. lidad a través de la cámara se convierte para Vertov en un hecho
Toda la maquinaria ideológica de Vertov en su «cine-ojo» científico que tiene dos pasos: el registro sobre la película sen-
y la declinación de sus acuñaciones terminológicas destinadas sible de la vida misma y la organización de los materiales en el
a proponer un nuevo léxico se dirigían a una crítica global de montaje. «El método del cine-ojo es el método de estudio
la industria cinematográfica. Una de esas críticas es la depen- científico experimental del mundo visible: A) Basado en una
dencia del cine burgués de la representación teatral. La mitifi- fijación planificada de los hechos de la vida sobre la película.
cación de los actores y personajes del cine es también objeto de B) Basado en una organización planificada de los cine-mate-
crítica cuando escribe: «¡Abajo con los reyes y reinas inmor- riales documentales fijados sobre la película»108.
tales de la pantalla! ¡Larga vida al mortal ordinario, filmado en Este nuevo poder escópico se legitima por la delegación de los
su vida en sus tareas diarias!»106. medios de producción en manos de los trabajadores en el con-
El discurso de Vertov sostiene una ambición enteramente
vanguardista en el intento de alcanzar una manera «otra» de
mirar en la que la premisa factográfica opera, por un lado, 107 «Esta película representa un asalto a nuestra realidad por las cámaras y prepa-
ra la temática de la labor creativa contra el fondo de las contradicciones de
como herramienta ideológica capaz de hacer saltar las contra- clase y la vida cotidiana. En una revelación de los orígenes de los objetos y del
dicciones de clase en el terreno de lo cotidiano y, por otro, se pan, la cámara hace posible para cada trabajador que adquiera, a través de la
consolida como una herramienta del conocimiento asentada evidencia, la convicción de que él, el trabajador, crea esas cosas por sí mismo,
y que consecuentemnte le pertenecen», Vertov, Dziga, «On the Film Konwn
as Kinoglaz», en Michelson, Annette y O’Brien, Kevin (eds.), op. cit., p. 34.
108 Romaguera i Ramio, Joaquim y Alsina Thevenet, Homero (eds.), Textos y mani-
fiestos del cine. Estética. Escuelas. Movimientos. Disciplinas. Innovaciones, Madrid, Cátedra,
106 Vertov, Dziga, «Kino Eye», en Michelson, Annette y O’Brien, Kevin (eds.), 1993, p. 33; también en Vertov, Dziga, Memorias de un cineasta bolchevique,
Kino Eye. The Writings of Dziga Vertov, Los Ángeles,University of California Press, p. 71. Barcelona, Labor, 1974.
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98 FACTOGRAFÍA

texto marxista. La cámara, en su condición de instrumento de


producción de imágenes, otorgaría a los trabajadores una forma
de autoconciencia desde el imaginario. Esta pretensión se revela
históricamente más bien un deseo insatisfecho que aparece antes
en el horizonte ideológico de Vertov y de otros autores que en la
práctica cinematográfica, al margen de algunos proyectos aisla-
dos. Sin embargo, éste es el origen de lo que algunos historiado-
res contemporáneos van a considerar el vínculo específico de una
«cultura factográfica» que se extiende internacionalmente bajo
la forma de una autoconciencia de la vida cotidiana para la clase
trabajadora. El perfil conceptual de la factografía queda marcado
por esta relación con la toma de conciencia en la identidad de
clase o cultura proyectada sobre la relación de registro de la
intrahistoria en cualquiera de sus diversos contextos.
El proyecto de Vertov se presentaba como un verdadero des-
cubrimiento respecto a un campo temático y un método de pro-
ducción de imágenes, es decir, respondía al más ortodoxo ritual
del creador. El relato mítico de las dificultades que él y Kaufman
debieron superar para el desarrollo de sus actividades, así como
los sistemáticos diarios que escribe entre 1926 y 1953, así lo con-
firman. En su película de 1929, El hombre con la cámara, los créditos
iniciales, junto con el aviso a los espectadores de la peculiaridad
del proyecto, presentan a Vertov como «autor-supervisor del
experimento». El «entretítulo» sostiene la tensión entre el
resultado imprevisible de la experimentación y la autoría distante
de un «supervisor». Es en ese mismo año cuando Vertov
reconstruye su historia creativa en el texto «De la historia de los
kinoks». El hecho de explicitar una conciencia histórica del
cine-ojo y su perspectiva evolutiva implican una reafirmación de
la propuesta en clave ideológica y formal. La culminación del
proceso de depuración del concepto que alienta «cine-ojo» es
la película El hombre con la cámara, en la que las premisas factográfi-
cas están plenamente asumidas. Fotogramas de Dziga Vertov, El hombre con la cámara, 1929
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100 FACTOGRAFÍA 5. FACTOGRAFÍA Y CINE 101

La obra de 1929, El hombre con la cámara se presenta como un gan y los músicos se preparan para tocar en una suerte de
extracto del diario de un cameraman. Al dirigirse a los espec- coreografía no exenta, a su vez, de cierta teatralidad. De este
tadores, escrito con títulos de crédito, puede leerse: «Esta modo Vertov establece un juego irónico y autorreferencial
película presenta un experimento en la comunicación cinemá- donde la cámara y el proceso de generación de las imágenes
tica de eventos visibles sin intertítulos, sin escenarios, sin tea- serán los verdaderos protagonistas. La fascinación de la cámara
tro. Esta obra experimental trata de crear un verdadero y abso- por los encuadres, los rincones arquitectónicos y los detalles
luto lenguaje internacional del cine basado en su total de los objetos móviles produce una estética propia basada en la
separación del lenguaje del teatro y la literatura...»109. En pulsión escópica. Los pequeños acontecimientos y ligeros
esto, el objetivo desde el punto de vista estructural será una movimientos de la vida real son recogidos cuidadosamente
mayor coherencia con el propio medio cinematográfico como como partes de un mosaico en cierta medida fotográfico en el
soporte capaz de registrar la realidad y de generar con ello que el montaje establece sutiles asociaciones. Las analogías
material autosuficiente. La escenificación, el guión, la inter- visuales conseguidas en la reordenación del celuloide en la
pretación de los actores profesionales y toda la trama que sos- mesa de montaje dará lugar a lo que podría considerarse un
tiene la ficción cinematográfica se sustituye por una gestión de sello propio de Vertov en el tratamiento de las imágenes.
los registros directos de la realidad. Estos materiales son frag- Shklovski ataca de nuevo esta utilización encubiertamente
mentos palpitantes de la vida desde los que el cine debe gene- lírica del documento a través de lo que denomina «rimas
rarse en asociación con los noticiarios y los materiales de cinematográficas» para negar finalmente la pretensión verto-
carácter informativo110. viana de producir obras sociotecnológicas en las que no se
Pero tal presentación a través de intertítulos resulta sutil- reconoce su condición artística111.
mente contradictoria con el planteamiento que parece suge- Kaufman, con la cámara al hombro, montada aún sobre el
rirse, al igual que las primeras imágenes de la película presen- trípode, se convierte en el motivo que enlaza las imágenes. El
tan un patio de butacas que podría ser de un teatro. Unos
segundos más tarde nos damos cuenta de que se trata de una
sala de proyección en la que el público entra, las luces se apa-
objetivo, del momento que elijamos para ello, del modo en que captemos la
huella que habrá dejado, dependerán la calidad técnica, el valor social e his-
tórico del material, y posteriormente la calidad de todo el filme», Vertov,
Dziga, «El Kino-Pravda», en Romaguera i Ramio, Joaquim y Alsina
109 Vertov, Dziga, The Man with the Movie Camera, producida por VUFKU, 1929, Thevenet, Homero (eds.), op. cit., p. 48.
película reeditada con arreglos de la George Eastman House, International 111 «La obra de Dziga Vertov es arte y no construcción tecnológica. El rechazo de
Museum of Photography and Film, 1995. la construcción argumental se ha limitado a empobrecer su trabajo. Su pre-
110 «De igual manera que la casa necesita unos buenos ladrillos, se necesita un tensión de basarse en el hecho es justa en el terreno artístico, pero no ha sido
buen material cinematográfico para organizar unos buenos films. Por ello es llevada hasta el fondo. Se ha limitado a producir meros versos, versos de pro-
necesario tratar con seriedad los noticiarios cinematográficos, esta fábrica de paganda con rimas cinematográficas y, como la artisticidad ha sido llevada
cine-materiales, en los que la vida, al pasar por el objetivo de la cámara, no se hacia el paralelismo lírico, el encuadre ha sido demasiado poco utilizado. No
hunde para siempre y sin dejar huellas, sino que deja, al contrario, un trazo tenemos tiempo de ver cómo los tungusos, después de comer carne cruda, se
preciso e inimitable. / De la manera en que dejemos penetrar la vida en el secan la boca y manos con tierra, porque, con el método de Dziga Vertov,
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102 FACTOGRAFÍA 5. FACTOGRAFÍA Y CINE 103

relato de sus tanteos para encontrar un buen ángulo de filma- son estrictamente factográficas112. Estas acusaciones son fre-
ción eleva una pregunta que es estructuralmente «retórica», cuentes en el periodo de génesis de los textos de Literatura
como el género que Vertov trata de legitimar: ¿quién filma al fakta113. La práctica real de Vertov contradice en parte su idea-
que filma? Se trata, pues, de la cuestión acerca del sujeto rio a los ojos de algunos de los miembros de LEF.
implícito en la mirada documental y en su inalienable indivi- En la teoría de Vertov, los temas revolucionarios no garan-
dualidad, alejada realmente de la práctica colectiva y amateur del tizan la superación de las estructuras narrativas burguesas; por
proletariado. En los diferentes contextos en los que aparece y el contrario, pueden reforzarlas. El carácter verdaderamente
en las asociaciones entre acciones y movimientos, formas orgá- innovador del cine-ojo será el tratamiento específico de los
nicas y formas mecánicas, el tema último de la película es el materiales factuales. La aparición de la Internacional que
registro de las imágenes, de modo que finalmente es la cámara triunfalmente ilustra los títulos de crédito al final de la película
quien lleva al cameraman, y sin duda quien arrastra al especta- no presupone su eficiencia en el terreno narrativo. Hacia 1929,
dor por su propio proceso de producción. Vertov escribe una breve historia de los kinoks en la que sugiere
Los travellings de Vertov hacen un estudiado seguimiento del que la esencia del cine es el registro de los hechos pero que la
hombre con la cámara de cine. Son los tranvías y el movi- tarea de coherencia de tal empresa va contra la mayoría de las
miento natural de los medios de transporte los que modifican prácticas cinematográficas.
el punto de vista. En alguna toma Kaufman aparece en la parte Al mismo tiempo que presenta esta autopercepción heroica
baja de un tren sosteniendo la cámara al nivel de las ruedas y del trabajo de los kinoks, se desarrollan las teorías en torno a la
rodando en una complicada posición. Lo mismo ocurre con factografía. De tal modo, los autores de sesgo más formalista
los coches desde los que el hombre con la cámara también cap- como Shklovski apuntan algunas críticas importantes al pro-
tura imágenes. La fotografía e incluso la película revelada con
su sucesión de fotogramas se transforma en un metarrelato de
la filmación. El proceso de montaje es retratado en su relación 112 «Cuando nos ofrecen un título que dice: “Niño mamando leche”, y luego nos
con las imágenes. El juego de Vertov es audaz y los intertítulos, muestran al niño mamando leche, acabamos por volver a las diapositivas.
de manera subrepticia, son sustituidos por imágenes de rotu- Naturalmente, Dziga Vertov no es tan ingenuo como para no comprenderlo.
Pero, como este paralelismo entre letrero y encuadre tiene para él carácter “de
laciones urbanas o papeles escritos que sirven de acotaciones canción”, carácter heroico, intenta reforzar con un letrero la carga emotiva del
para las escenas. Este hecho será notado por Shklovski en un cuadro. Dziga Vertov también ha tenido que servirse del actor. Es totalmente
legítimo, aunque el cine se base en la fotografía, pero el mismo momento de la
texto de 1927 publicado en Novi LEF, en el que cuestiona el elección del encuadre y del momento de filmar –el momento del corte del
acercamiento indirecto a estrategias de dramatización que no tiempo y del espacio– es un acto también artístico», ibíd., p. 162.
113 De nuevo Shklovski denuncia las «trampas» de Vertov cuando apunta la apa-
rición de algún actor entre los figurantes reales que deberían ser únicos pro-
tagonistas de su cine: «En la Kinopravda (cine-verdad) de Dziga Vertov,
dedicado a la radio, he visto disfrazado de campesino a uno de los ayudantes
mostrar este momento significa mostrar a continuación cómo bocas burguesas de Vertov mientras que, en la “verdad”, se trata de un campesino medio. /
se secan con una servilleta particularmente elegante», Shklovski, Viktor, Cine y Incluso si cogiésemos “la vida de improviso”, el hecho de cogerla estaría igual-
lenguaje, Barcelona, Anagrama, 1971, p. 163. mente “orientado” en el plano artístico», ibíd., p. 147.
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104 FACTOGRAFÍA 5. FACTOGRAFÍA Y CINE 105

yecto ideológico de Vertov, escenificando de nuevo la tensión tado”»116. De hecho, Shklovski no perderá ocasión de mencio-
entre las posturas más intervencionistas sobre el material fáctico nar el supuesto fracaso de Vertov sobre este programa en Lite-
y aquellas que pretenden una prioridad de los materiales sobre ratura fakta, al hilo de sus reseñas sobre las obras de Tretiakov,
el montaje. El principio dialéctico que subyace a tales debates es Chzhungo y Den Shi-khua.
la relación entre verdad y representación en sus variadas inter- El problema se desarrolla, pues, de un modo específico a
pretaciones. La discusión sobre el montaje instala la preocupa- propósito del cine, donde el mero registro documental de las
ción por la estructura metonímica y alegórica de la fotografía en imágenes no parece suficiente y en el que siempre habrá que
su capacidad para evocar las dialécticas entre el fragmento y la establecerse una «interpretación», si no en el origen mismo
totalidad. Para Shklovski, en efecto, el problema se resumirá en de la escena, sí al menos en su reordenación en la mesa de
la pregunta acerca de cómo gestionar la yuxtaposición, quizá montaje. La cuestión remite, por tanto, al problema de la reu-
irreductiblemente alegórica, de los fragmentos: «En los pri- nión de fragmentos factográficos, cuya reinserción en un
meros años de la cinematografía soviética se decía: “El filme no nuevo discurso alterará de modo inevitable su sentido. Tales
interpretado es la vida cogida de improviso”. / En realidad ha fragmentos, de orden fotográfico, nos recuerdan el principio
resultado que el filme “no interpretado” es fundamentalmente alegórico que, de igual modo, podría rastrearse en el fotomon-
un filme “de montaje”»114. taje. Otros autores como Annette Michelson han mencionado
A lo largo de los diferentes debates mantenidos en el con- esta condición fragmentaria del montaje en referencia al hecho
texto de la revista Novi LEF, muchas de las declaraciones de los fotográfico117.
compañeros de Vertov ponen de manifiesto la imposibilidad Si la literatura heredaba las cuestiones sobre el montaje de
de una completa asepsia de la mirada documental, tal como los hechos en el contexto cinematográfico desde el punto de
hemos venido sugiriendo. Para Eisenstein, «el montaje es una vista de la estructura narrativa, no podía, sin embargo, retener
idea que surge de la colisión de planos independientes, la inmediatez de registro que la toma de imágenes suponía para
incluso opuestos uno a otro: el principio “dramático”»115. el cine y que se incorporaba en los usos fotográficos por parte
Este principio dramático, por tanto, dependerá siempre de la de los artistas visuales. El problema de la factografía quedaba así
gestión de los significantes, de la que no puede ausentarse el atrapado a medio camino entre la dimensión narrativa (subor-
autor. En otros lugares, Shklovski dudará de la posibilidad real dinada a las virtuales tendencias de sentido que podían desa-
de esquivar el momento interpretativo en la obra documental: rrollarse en el montaje) y la cuestión del registro mecánico de
«Diré más: se puede afirmar sin vacilaciones que justamente
en la crónica encontramos muchísimo material “interpre-
116 Shklovski, Viktor, «Sergei Eisenstein y el “filme no interpretado”», Novi LEF
4 (1927), en Shklovski, Viktor, Cine y lenguaje, cit., p. 148.
117 Sobre este aspecto véase el magnífico ensayo de Michelson, Annette, «The
114 Shklovski, Viktor, «Sergei Eisenstein y el “filme no interpretado”», Novi LEF Wings of Hipothesis: On Montage and the Theory of the Interval», en
4 (1927), en Shklovski, Viktor, Cine y lenguaje, cit., p. 147. Feitelbaum, Matthew (ed.), Montage and Modern Life 1919-42, Cambridge,
115 Eisenstein, Sergei, op. cit., p. 103. MIT/ICA, 1992.
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106 FACTOGRAFÍA

las imágenes que propiciaba la fotografía. Esta indetermina- 6. FACTOGRAFÍA Y LITERATURA


ción del espacio de las artes visuales y las nuevas funciones asig-
nadas por la orientación factográfica de los géneros artísticos
en su conjunto será un aspecto fundamental de su ambigüedad
histórica. La misma cuestión será retomada años después por
los artistas de la neovanguardia, como tendremos ocasión de
comprobar.

La estrategia factográfica se presentaba como antagónica de


una fuerte tradición de realismo en la literatura prerrevolu-
cionaria burguesa y de la aristocracia rusa. Sin embargo, den-
tro del seno de las nuevas asociaciones literarias obreras, la
propuesta de LEF se situaba en el límite de lo literario y resul-
taba erosiva para las otras prácticas y tendencias más allá de su
contenido. Su apuesta venía a desarticular el modelo tradicio-
nal de novela burguesa a través de estrategias literarias como el
skaz y el ocerk que recuperaban algunos géneros menores ensa-
yados en el siglo xix. La factografía se vincula, por ello, con
una tradición antiburguesa presente ya en los géneros o subgé-
neros populares del realismo.
La palabra skaz118 remite a una estrategia narrativa basada en
la transcripción directa de la oralidad siguiendo los giros e
imprecisiones del habla de personajes que suplantan al autor

118 Cornwell, Neil, «Soviet Literature – Skaz Narrative (1830)», The Literary Encyclopedia (8
de junio de 2005), http://www.litencyc.com/php/stopics.php?rec=true&UID=1561
(Universidad de Bristol); consultado el 6 de diciembre de 2005.
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108 FACTOGRAFÍA 6. FACTOGRAFÍA Y LITERATURA 109

en la incorporación al relato de contenidos ideológicos. La Por su parte se entiende por ocerk un tipo de escritura que
introducción de la oralidad pura en el relato se realiza a través es un montaje de retazos textuales de procedencia heterogénea
del monólogo narrativo de un personaje que aparece como articulados a modo de crónica por un autor. El origen de la
figura suplementaria del autor y que transpone las concepcio- palabra ocerk se vincula con la idea de esbozo literario, pero su
nes de éste en el contexto de la narración por una vía indi- peculiaridad en el contexto de la tradición literaria rusa lo
recta. El uso de esta técnica permite la infiltración del habla hace de difícil traducción. Como ha propuesto Martin Schnei-
más coloquial y extraliteraria de los personajes por un ingenio der122, la presencia de esta modalidad literaria podría acotarse
de dramatización narrativa. El término tiene su origen en la al primer plan quinquenal y asociarse a Tretiakov como princi-
palabra rusa que significa «relato», cuya raíz coincide con el pal teórico y productor. En un documento manuscrito y
verbo «decir»119. El término fue adoptado por la Escuela del taquigrafiado procedente de la conferencia pansoviética que
Método Formal para aludir a la técnica narrativa de incorpo- tuvo lugar en Moscú entre el 23 y el 26 de mayo de 1931 con-
rar discursos de oralidad procedente de personajes con escasa vocada por la Rabocaja Gazeta y por la editorial del VCSPS, Tre-
formación cultural o con fuertes acentos de habla regional. tiakov diserta sobre aspectos fundamentales de su concepción
Como describe Lachmann, los desarrollos en torno al skaz de esta variedad de la escritura factográfica123. En el texto que
propuestos por Eikhenbaum, en particular a través de su transcribe la intervención de Tretiakov, este lamenta la escasa
ensayo sobre la obra de Gogol120, plantean los principios de calidad de algunos de los ocerks que se pueden leer en la prensa
una demolición de la «bella literatura» en los que enraíza la y arenga sobre la especificidad irreductible del género en la
literatura del hecho. Esta querelle contra la «bella literatura» cultura soviética. La calidad debe cuidarse y superar la crisis
constituye uno de los temas de los debates productivistas en del género, que, en su carácter autóctono y revolucionario,
torno a géneros como el ocerk, tal como han constatado autores merece ser conservado. En palabras de Tretiakov, el ocerk no es
como Régine Robin que han estudiado de modo específico el asimilable a un género literario, sino, más bien, a un movi-
realismo socialista121.

121 «Tretiakov, Pertsov, Chuzhak, O. Brik no dejaron de reclamar que no era


necesario el cultivo de la herencia de los ancestros, promover un nuevo
119 Así lo define la Enciclopedia Británica cuando dice: «En la narrativa rusa, una Tolstoi, militar en una estética de la representación y del realismo. Lanzaron
narrativa escrita que imita el habla oral en sus usos dialectales, coloquiales y en sus dardos contra el psicologismo, el reflejo y “el hombre vivo”, contra la este-
la peculiar forma de hablar de esa persona. Entre los escritores mejor cono- tización del ocerk», Robin, Régine, Le réalisme socialiste. Une esthétique imposible, París,
cidos que han usado este dispositivo están Nikolai Leskov, Aleksei Remizov, Payot, 1986, p. 235.
Mijail Zoshchenko y Evgeni Zamiatin. La palabra es original del ruso y literal- 122 El estudio monográfico más amplio sobre el ocerk es de Schneider, Martin, Die
mente significa “relato”, que se deriva de skazat, “decir”», en Enciclopedia británi- operative Skizze Sergej Tret’jakovs. Futurismus und Faktographie in der Zeit des 1. Fünfjahrplans,
ca: http://www.britannica.com/eb/article-9125538; consultado el 8 de di- Bochum, Ruhr-Universität, 1983.
ciembre de 2005. 123 La obra de Maria Zalambani, La morte del romanzo, transcribe este documento y
120 «Eikhenbaum ya había anticipado su solución al problema de la prosa del rescata con ello un importante testimonio sobre la peculiaridad del ocerk: «En
siglo xx en su Gogol, al interpretar a éste como el “antiliterato” [“Anti- la sección manuscrita del IMLI RAN (f. 510, op. I, n. 2, pp. 1-14), se con-
Belletrist”] que, en cierto modo, opera con el skaz», Lachmann, Renate, serva un fragmento del estenograma de la conferencia pansoviética de los
«Faktographie und formalistische Prosatheorie», op. cit., p. 79. obreros-ocerkistas que tuvo lugar en Moscú del 23 al 26 de mayo de 1931. La
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110 6. CONSIDERACIONES FINALES 6. FACTOGRAFÍA Y LITERATURA 111

miento que comprende otros géneros124. El ocerk es un método Por tanto, el ocerk tendría una estructura mixta entre la
prosístico que se ubica con ambigüedad entre la literatura pura objetividad fáctica y la organización autoral del sujeto que
artística y la literatura de carácter periodístico tal como confir- reúne tales fragmentos. En cierto sentido, podría operar al
maría la más citada de las definiciones del ocerk, debida a modo de un fotomontaje. Como indica Tretiakov, el ocerk se
Gorki, según la cual «el ocerk se encuentra en algún lugar entre desarrolla justo en el punto de encuentro de la crónica perio-
el tratado científico y el relato». Aunque los contenidos son dística y la literatura artística126. Tretiakov subraya, de hecho, la
articulados por una fuerte presencia del yo del autor y respon- dimensión periodística del ocerk como una virtud ecléctica
den a la reproducción de hechos y personas reales con una propia, y sitúa más adelante el origen de este movimiento en
orientación polémica o de carga moral, es necesario identifi- las crónicas de guerra de Zinaida Richter en las que se entre-
car como rasgo específico la referencia a hechos reales recogi- mezclan recuerdos políticos de la Istpart y en la corresponden-
dos en el relato. Schneider aporta definiciones según L. Ti- cia de Larisa Rejsner que solía incorporar. Por su parte, Larisa
mofeev y N. Vengrov, y Bogdanov, que retienen este rasgo de Rejsner es autora de un libro titulado Frente, así como de una
facticidad intrínseco al ocerk, así como su cohesión narrativa a novela titulada Afganistán, ambos de 1924. El sesgo histórico que
partir de un personaje compilador de la información que presenta la obra de los primeros autores de ocerks muestra la
expone el centro compositivo de la obra, por lo demás, de dimensión originalmente asociada a la historiografía de los
carácter abierto y fragmentario125. métodos factográficos, y la variedad de propuestas derivadas de
Bogdanov en la Kratkaja literaturnaja énciklopedija matiza la defi- ellos en los que la literatura se mueve en la más autoconsciente
nición del ocerk en su condición de género prosaico en el que ambigüedad sobre su estatuto subjetivo. La relación con los
la presentación descriptiva-narrativa se deriva de las observa- materiales preexistentes, apropiados o recuperados mediante
ciones del «narrador» que cohesiona la colección de frag- la cita, no hablan sólo de una literatura de los hechos, sino
mentos. En el artículo de Bogdanov se describe también la también de su antecedencia como tales que configura una lite-
subdivisión entre ocerks «documentales» y «propagandísti- ratura de facto, anterior al autor y, por tanto, no sometida a su
cos», por un lado, y, por otro, en el «ocerk artístico». única «autoridad».
En cuanto al carácter fragmentario de la escritura del ocerk,
el escritor no intenta conseguir un modelo o una imagen inte-
gral, sino que perfila o esboza partes concretas, fragmentos de
parte allí conservada (pp. 13-24ª) corresponde a la intervención de Tretiakov la realidad cuidadosamente delimitados. El resultado es des-
en la reunión; se trata de un dactiloescrito, con numerosísimas correcciones
aportadas por la mano del mismo autor, que constituye un importante testi- crito a menudo como un «esbozo». En este proceso descrip-
monio del debate entonces en curso sobre el nuevo género factográfico del tivo y parcial, algunas partes de la realidad son subrayadas,
ocerk. Tomando nota de esta intervención, Tretiakov publicará tres años más
tarde el artículo “La evolución del género” (Tretiakov, 1934)», Zalambani,
Maria, op. cit., p. 182.
124 Tretiakov, Sergei, «La evolución del ocerk soviético» [p. 16], traducido al ita-
liano en Zalambani, Maria, op. cit., p. 182. 126 Tretiakov, Sergei, «La evolución del ocerk soviético» [p. 15], traducido al ita-
125 Schneider, Martin, op. cit., p. 58. liano en Zalambani, Maria, op. cit., p. 182.
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112 FACTOGRAFÍA 6. FACTOGRAFÍA Y LITERATURA 113

mientras que otras pierden importancia. De ello se deriva una meno de la fotografía128. Es la condición verosímil y documen-
preeminencia de los detalles en el ocerk, así como la descrip- tal de la imagen técnica la que permite coincidir con el ocerk en
ción alegórica, que se despliega en un sinnúmero de tropos una sensibilidad cultural por la crónica y por el registro testi-
metonímicos. Entre todos los ejemplos destaca uno de Gleb monial de los hechos. Este dato es clave para entender la
Uspenskii, «Knizka cekov», donde no sólo se caracteriza al dimensión cómplice de la factografía y lo fotográfico en un
hombre de negocios Ivan Kuzmic con ayuda de la metonimia, contexto tendente a la exploración de las fronteras de la espe-
componiendo el todo a través de la parte, sino que además se cificidad artística y a la fusión de lo poético con la praxis.
alude al cambio del sistema feudal al capitalista. Cuando un Puede rastrearse en los ocerk de los años veinte la tendencia más
ocerk particular no puede presentar una visión de conjunto, se clara hacia la ilustración gráfica y la analogía explícita con lo
hace necesaria la construcción del ocerk-ciclos para la descrip- fotográfico. Aspectos como el fotoensayismo de Tretiakov en
ción de un mayor fragmento de la realidad, de modo que un torno a las experiencias en las granjas colectivas así parecen
conjunto de ocerks actúan como mosaico. Este procedimiento confirmarlo. En la construcción literaria de las escenas, en
de agrupación puede rastrearse en las colecciones de esbozos algunos casos, se emplean técnicas cinematográficas y, como ha
de Gleb Uspenskii, L. Rejsner, M. Saginian, V. Maiakovski y, explicado Schneider, reencontramos la «renovada aspiración
entre ellos, el propio Tretiakov. de probar la verdad de la palabra por medio de conexiones
El problema del ocerk puede enmarcarse en el seno de los visuales (esta vez fotos)»129.
debates literarios en torno a la dialéctica entre «hecho» e En el desarrollo de las técnicas literarias en torno al ocerk,
«invención» entre el final de los años veinte y principios de habría que tener en cuenta la dimensión apariencial del rea-
los treinta. Aun cuando el alcance del ocerk va más allá de la lismo en la construcción narrativa. Dado que no todos los
transgresión de lo literario en su confrontación con la reali- ocerks están basados en hechos, la verosimilitud y el carácter tes-
dad, esa dialéctica (hecho-invención) se presentará como un timonial cobran mayor sentido en tanto que formas. La bús-
eje articulador de las cuestiones referidas a la escritura factual queda de un «efecto realidad» se antepone a una «ontolo-
en sus diferentes aplicaciones. Entre las características enume- gía» del documento, de modo que el criterio último de la
radas por Schneider figura la de ser un género en prosa corta,
cuantitativamente menor. Autores como D. Brown han
comentado la indefinición del género como entidad formal127.
128 «El progreso que tuvo lugar en las ciencias naturales durante la primera mitad
La verificabilidad de los hechos relatados en el ocerk es quizá del siglo xix condujo a un grado de precisión descriptiva desconocido hasta
el criterio básico de su facticidad que se vinculará con el fenó- entonces. A ello habría de añadirse el desarrollo de la fotografía (Daguerre),
que instauró nuevas proporciones. En el “fizionlogiceskij ocerk” hallaron tales
procesos su condensación. Así, la demanda de Belinskij de una “verdadera
mirada al objeto (vernyj vzgljad na predmet)” intentó satisfacerse mediante una
“reproducción descriptiva, oportuna, verdaderamente fotográfica de la reali-
127 Brown, D., «The Ocherk: Suggestions Toward a Redefinition», American dad”. Bajo este aspecto hay que entender también la ilustración de las coleccio-
Contributions to the Sixth International Congress of Slavists II, La Haya, Mouton, 1968, nes de ocerk mediante xilografías y grabados», Schneider, Martin, op. cit., p. 62.
p. 31. 129 Ibíd.
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114 FACTOGRAFÍA 6. FACTOGRAFÍA Y LITERATURA 115

presentación del relato es su verificabilidad. En este proceso nuevas premisas, sin duda afectadas por el optimismo técnico e
puede constatarse, por tanto, un paso desde la subordinación industrial en los dispositivos fotográficos y cinematográficos.
tradicional de los hechos al esquema narrativo previsto por el En esto, y dada la diversidad de prácticas en que se exploran en
autor, aun cuando los hechos se muestren verosímiles, hacia este momento, el debate se establece, como demuestran los tex-
una desarticulación del argumento previo a favor de la estruc- tos de la recopilación de 1929, contra el frente de escritores
tura interna de los hechos tal como han tenido lugar. El soviéticos que representaban el intento de recuperar la tradi-
debate, en cualquier caso, se asienta en todo momento sobre ción realista de Tolstoi adaptándola a las temáticas y necesidades
dos aspectos complementarios: en el plano formal a través de épicas del socialismo. Serán los principios teóricos de la Litera-
su verosimiltud y, en el terreno semántico, en su verificabili- tura fakta los que definan la posición ideológica del LEF ante la
dad. En ello, es claro el papel de la fotografía y el cine como literatura junto con los diálogos en torno al cine y la fotografía.
recursos testimoniales. Sobre ellos, Schneider concluye que, Si bien la tradición periodística del siglo xix había desarro-
«en resumen, se puede constatar que la demanda de verdad llado algunos subgéneros y prácticas que no escaparían a la
es, como en otros tipos de textos, de una gran importancia, mirada de autores como Baudelaire o Benjamin (este último
donde el concepto “verdadero” en general será entendido (en inspirado directamente por Tretiakov, como podremos com-
parte científicamente) como la posibilidad de comprobación. probar), el proyecto de fusión entre literatura y crónica de los
El concepto de verdad del ocerk está estrechamente relacionado hechos es tratado con una inédita profundidad por los autores
con el desarrollo de las técnicas fotográficas y cinematográficas soviéticos en este momento. Ellos plantean el traspaso de las
por razones históricas»130. fronteras entre las disciplinas y, si en un primer momento
En el ocerk encontramos, pues, una de las más peculiares parecería que la consecuencia más importante es la muerte de la
variantes factográficas en la que destaca la tensión entre el ele- novela como género de ficción, resulta inevitable entrever el
mento articulador del autor y la irreductibilidad de los mate- destino inverso en la literaturización del reportaje. Esta cues-
riales de los que se sirve; a su vez, como podemos comprobar, tión será abordada en otros contextos y disciplinas aunque aquí
vinculados con los medios técnicos de registro de las imágenes. enfaticemos la previsión de los autores soviéticos. Las conse-
Pero interpretar su presencia en los debates literarios a finales cuencias de esto último son de un calado que afecta a la consti-
de los años veinte implicaría iluminar el fondo de costum- tución del sistema de los medios y que reenvía la cuestión a la
brismo y realismo que hunde sus raíces en la mejor tradición política y la ética de esos medios en tanto que depositarios ideo-
literaria rusa. Sin embargo, más allá de estas prácticas muy lógicos del patrimonio colectivo de la información. Problemas
enraizadas en la cultura prerrevolucionaria, conviene interpre- como la verificabilidad y la relación entre lo descriptivo y lo
tar el fenómeno de la factografía como la articulación teórica de interpretativo, la distinción entre información y opinión, que
un problema en el discurso productivista, que rentabiliza un aparecen como antinomias en el diseño disciplinar del perio-
sustrato de sensibilidad hacia lo cotidiano preexistente bajo dismo, estarían ligados a este origen factográfico.

130 Ibíd., p. 63.


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7. LITERATURA FAKTA

El corpus más importante de textos programáticos sobre facto-


grafía se encuentra en la compilación que Nicolai Chuzhak,
con la probable colaboración de Tretiakov, publica en 1929
bajo el título Literatura fakta131. Esta compilación tiene algunos
antecedentes importantes entre los artículos que el mismo
autor escribiera en la revista LEF. Por su parte, el resto de los
participantes en la obra también habían anticipado algunas
reseñas y comentarios en la revista Novi LEF. De las aportaciones
previas a la antología de Chuzhak se han señalado como fun-
damentales «Hacia una dialéctica del arte», publicado en 1921
y «Bajo el signo de la construcción de la vida», de 1923132.

131 AA. VV., Literatura fakta. Pervyi sbornik materialov rabotnikov LEFa, Moscú, Federacija,
1929. La obra es reeditada en Literatura fakta: Pervyi sbornik materialov rabotnikov LEFa,
Moscú, Zakharov, 2000. Nos referiremos en lo sucesivo a la reedición del año
2000 al mencionar los textos de los principales autores que comentamos con
el apoyo de los apéndices aportados en Zalambani, Maria, op. cit., en los que se
traducen al italiano algunos de los ensayos más representativos de la antología.
Es importante reseñar que, en ninguna de las dos ediciones rusas de Literatura
fakta, aparece explícito en portada el nombre de Chuzhak. El subtítulo que
acompaña a «literatura fakta» («literatura del hecho») es «Primera colección
de materiales de los trabajadores de LEF».
132 «Para una comprensión profunda de este texto, es necesario remitirse a dos
escritos precedentes del mismo autor. El primero se titula “Hacia una dialéc-
tica del arte” y es una obra en la que Chuzhak sostiene que el arte está condi-
cionado por el materialismo dialécitco y que, siendo en continua evolución,
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118 FACTOGRAFÍA 7. LITERATURA FAKTA 119

El recuento de las bases documentales disponibles sobre la rio Strada califican esta obra de Tretiakov como la obra maes-
factografía revela la precariedad de una estrategia literaria que tra de la literatura del hecho135. Los principios allí defendidos,
contrasta con la eficacia del concepto en la teoría del arte pro- sin embargo, encontraban soporte teórico en textos de los
ductivista. Entre los documentos con los que en rigor pode- diferentes miembros de LEF y, en particular, en las premisas
mos trabajar sobre la factografía se encuentra un número ideológicas formuladas por Arvatov para el nuevo arte produc-
limitado de textos que describen con precisión los procedi- tivista. La factografía condensaba así diversas teorías y prácticas
mientos y la naturaleza del nuevo método literario y algunas artísticas confluyentes que tendían a la revalorización de los
obras de difícil acceso hoy. sistemas de registro documental de los hechos. La mayoría de
Las obras mencionadas, como la bioentrevista a Teng Shih- los textos recogidos en Literatura fakta habían sido publicados
Hua realizada por Tretiakov133, encarnan las directrices expre- entre 1927 y 1928 en la revista Novi LEF, pero el hecho de su
sadas en la colección de textos de 1929134. Autores como Vitto- reedición como corpus teórico sugiere una propuesta decidida
hacia una nueva práctica literaria. La vocación pedagógica de
esta recopilación de breves ensayos queda de manifiesto en el
intento de proponer una nueva técnica literaria acorde con las
crea siempre nuevos valores ideológicos y materiales. El segundo es un artículo
que aparece en LEF en 1923, de título “Bajo el signo de la construcción de la pretensiones transformadoras de la función artística en el
vida”, y es un escrito en el que Chuzhak ilustra su concepto de arte como méto- contexto del productivismo, algo que afectaba tanto a los auto-
do de edificación de la vida. Sobre la base de estos datos, el atuor escribe en
1929 el vademécum del joven escritor soviético, verdadero manual de propa-
res jóvenes como a los lectores. Literatura fakta fue diseñada
ganda y formación de los jóvenes soviéticos», Zalambani, Maria, op. cit., pp. 53- como antología por Nicolai Chuzhak y Sergei Tretiakov con la
54. Margarita Tupitsyn confirma así la valoración histórica de ambos textos, intención de ser un manual para escritores. Como se indica en
fundamentales para contextualizar la recopilación de 1929 que dará cuerpo
pedagógico al método factográfico: «Dos discusiones adicionales formuladas la presentación general del libro, sólo los artículos introduc-
en las páginas de LEF y más tarde en Novi LEF tuvieron una influencia directa torios de cada sección fueron escritos ad hoc.
sobre el desarrollo de la fotografía de vanguardia. El artículo de Chuzhak, “Bajo
el signo de la construcción de la vida”, proponía la idea del arte como un siste-
La presentación se divide en dos partes: la primera explica el
ma de hechos, una perspectiva resultante de su teoría del “ultrarrealismo”. origen de los textos en LEF y define al destinatario último de la
Chuzhak declara que el arte documental –o factografía– no era lo mismo que enseñanzas factográficas entre los jóvenes escritores soviéticos y
el realismo convencional, sino que requería que el artista superara lo real “a
través del prisma de un giro dialéctico”. Esta teoría de la factografía, acom- la segunda dedicada a mostrar la estructura interna del con-
pañada de la noción del nuevo papel del autor como productor de Tretiakov, junto, así como a subrayar el carácter experimental del proyecto
ayudaron a desviar la atención de los fotógrafos de vanguardia soviéticos de la
creación a la producción», Tupitsyn, Margarita, The Soviet Photograph, 1924-1937,
factográfico. Un artículo bajo la firma de LEF —«Sobre este
cit., 1996, p. 7.
133 Tretiakov invocará su propio trabajo de bioentrevista con Teng Shih-Hua, «la
biografía de un hombre real» en el texto que titula «La biografía del objeto»
para Literatura fakta: «La atención intenta continuamente deslizarse sobre la 134 «Necesitamos cifras concretas. Un artículo, un ensayo, un diario, las anota-
conocida dualidad del psicologismo biográfico, mientras las cifras y los datos ciones de un testimonio oral acumulan la aritmética de la China de hoy»,
reales operan en los límites de la metáfora y de las hipéroboles estéticas.» Tretiakov, Sergei, Giovanni in Cina, Turín, Enaudi, 1974, p. 4.
Tretiakov, Sergei, «La biografía del objeto», traducido al italiano en 135 Strada, Vittorio, «Tra “fattographia” e antiromanzo», en Tretiakov, Sergei,
Zalambani, Maria, op. cit., p. 164. Giovanni in Cina, cit., p. 458.
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120 FACTOGRAFÍA 7. LITERATURA FAKTA 121

libro y sobre nosotros (prefacio)»— introduce la obra. El texto años han estado dirigidos en pos del desenmascaramiento de los
contiene ya una explicación bastante precisa del contenido del cadáveres «artísticos», pero la nueva literatura documental ya
libro: ofrece la posibilidad de sacar conclusiones metodológicas bási-
cas en lo que respecta al carácter de la fijación y la iluminación
del hecho. Estas conclusiones se perfilan en los artículos
Sobre este libro y sobre nosotros (prefacio)
«Manual del escritor» y «Biografía del objeto».
Aquí están reunidos los trabajos de los LEF, es decir, de los tra- En el artículo «La literatura de la construcción de la vida»
bajadores del Frente Izquierdista del Arte, de los dos últimos se realiza un recorrido histórico imprescindible por la literatura
años –especialmente en torno a la cuestión de la literatura del rusa bajo el signo de lo funcional, es decir, de lo condicional-
documento-hecho–. Sólo los artículos de introducción en cada utilitario, de la representación de los procedimientos promovi-
apartado son nuevos. Para nosotros mismos esto es un resul- dos, en relación con el lugar y con el tiempo.
tado; es el semblante de nuestro grupo literario en la última El artículo «El nuevo Leon Tolstoi» plantea la cuestión del
etapa productiva. «creador de conciencia» colectivo para la construcción de
Pero no reside en ello el cometido principal del libro. nuestros días, el periódico.
Lo principal es que queremos ser útiles a nuestra juventud En el epígrafe «Epígonos del arte» se revela la falta de con-
escritora soviética, que sinceramente se considera a sí misma el cordancia del género literario con la tarea de la nueva realidad.
tornillo literario de la construcción socialista pero que, por En el epígrafe «Lo vivo y lo muerto» intentamos poner en
falta de experiencia, cae prisionera de inservibles y ajenos pie la cuestión, confundida por todos los grupos literarios,
métodos literarios. Queremos ponerla en guardia ante la imita- sobre el auténtico, es decir, el siempre documental, y no libre-
ción absurda del arte literario mediante formas caducas, diri- mente inventado, «individuo vivo».
giendo su pensamiento en la búsqueda de su propio camino El epígrafe «Cómo y de qué aprender» trata sobre el tan
como escritores, que nace orgánicamente de las necesidades de cacareado aprendizaje en los clásicos.
la época revolucionaria. Revelamos el carácter de clase de los El epígrafe «De cara al periódico» es para el corresponsal
géneros literarios que se practican. obrero, enfrentado al trillado camino de la «creación» frau-
Descartando de la literatura la imaginación ociosa, presen- dulenta-artística.
tada bajo la bandera del «arte» vedado y de una vez para siem- En el último epígrafe, «Hacia lo nuevo», se presenta sólo
pre místicamente prescrito, dirigimos por todos los medios la una parte de aquellos elementos de la nueva figuración que
atención de nuestros compañeros hacia la nueva literatura que consideramos necesario cultivar en nuestra época y que noso-
se ha abierto ya camino, no la literatura de la verosimilitud tros mismos tuvimos tiempo de fijar en el tumulto literario de
ingenua y mentirosa sino la de la verdad real y expresada con la nuestros días. Aquí se señalan los trabajos de los LEF y de los no
máxima precisión. LEF en el campo de la literatura del hecho; aquí también se
Por desgracia, todavía no podemos dar una guía directa de sondean las cuestiones de los nuevos medios técnicos y los nue-
esta literatura, ya que nuestros principales esfuerzos en estos vos enfoques funcionales.
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122 FACTOGRAFÍA 7. LITERATURA FAKTA 123

No ocultamos la insuficiencia comparativa de este último tografía combina así los conceptos clave que desmantelan el
epígrafe nuestro, y creemos que la tarea de completarla sistema de los géneros en la tradición burguesa.
mediante la reflexión será la de nuestro siguiente libro. Inmediatamente después de esta introducción, en la pri-
En el artículo de cierre, «Continuará», se hace el primer mera sección del texto titulada «La literatura del hecho», se
bosquejo de los futuros trabajos de los escritores del hecho. reúnen los artículos que ofrecen los principales planteamien-
Frente a nosotros, consecutivas, las preguntas: la pregunta tos metodológicos. Esta sección se cierra con otro breve texto
sobre la especificación del método y la técnica de la literatura firmado por LEF –«A modo de postescriptum»137– y en ella se
del hecho; la pregunta sobre el género literario sintético pero incluyen dos textos de Chuzhak y otros dos de Tretiakov alter-
convenido con los límites del tiempo; y lo principal, quizá, la nados.
pregunta sobre la reorganización del trabajo mismo en torno a Es bastante probable que las presentaciones firmadas por
la literatura del documento según los principios de la división LEF fueran también preparadas por ambos. El primero de los
del trabajo de los compañeros especialistas, productivamente textos firmados por Chuzhak, «El manual del escritor»,
interesados en la reproducción de la eternamente cambiante revela la orientación pedagógica del libro. El segundo de sus
biografía del objeto. artículos, «La literatura de la construcción de la vida», com-
Este trabajo, pensamos, configura nuestro semblante para la pleta esta perspectiva con una aproximación a las condiciones
próxima etapa de trabajo136. sociales de la producción literaria y con una descripción en
clave de decadencia de la literatura del siglo xix. Sobre esa
base, Chuzhak intenta rastrear los orígenes de la literatura fac-
Como se describe en el texto, el proyecto de revelar «el tográfica en algunos autores de ese siglo y persigue una cierta
carácter de clase de los géneros literarios que se practican» familiaridad de intenciones con otras tendencias presentes en
convierte a la factografía en un mecanismo de autoconciencia. la literatura proletaria de los años veinte. En el texto de Chuz-
La antología tiene así un papel ideológico fundacional basado hak se traslucen los debates entre las distintas tendencias que
en el ejercicio pedagógico con que se presenta. Esta cuestión es operan en LEF en estos momentos y de las que éste representa
importante por lo que respecta a la naturaleza de los nuevos la facción más radical. Por su parte, Tretiakov aporta dos tex-
contenidos del arte y la literatura. En el primer párrafo los tos entre los que destaca «La biografía del objeto», una escla-
probables autores, Chuzhak y Tretiakov, hablarán de la «lite- recedora lectura metodológica sobre la tendencia factográfica
ratura del documento-hecho», ámbito inaugural que decide en su antagonismo con la literatura de la tradición burguesa.
la orientación de la propuesta sobre la doble dimensión del El otro texto, «El nuevo Leon Tolstoi», contrapone la gran
material factual, el hecho, y su registro, el documento. La fac- novela romántica con la literatura de lo cotidiano en clave más
divulgativa.
136 LEF, «Sobre este libro y sobre nosotros (prefacio)», Literatura fakta: Pervyi sbor-
nik materialov rabotnikov LEFa, Moscú, Zakharov, 2000, pp. 5-6; traducción de
Teresa Muñoz para este ensayo. 137 Ibíd., p. 73.
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124 FACTOGRAFÍA 7. LITERATURA FAKTA 125

En la segunda parte del libro, «Los epígonos del arte», se descomposición del argumento», justifica la necesidad de la
encuentran textos de muy diversos autores procedentes de prosa sin argumento (o de las obras dramáticas sin argu-
reseñas publicadas con anterioridad en Novi LEF, y que ofrecen mento), en relación con varios aspectos: en primer lugar, el
un mosaico de las alineaciones ideológicas y estéticas del material, el interés por los hechos, por los detalles, por lo
momento entre la izquierda cultural soviética. El título no esencial, lo que da como resultado en literatura la escritura de
oculta una denuncia explícita sobre la condición epigonal de libros de memorias, biografías, diarios y, en el teatro, la
los escritores del realismo socialista. Osip Brik escribe los cua- representación de escenas fragmentarias; en segundo lugar, el
tro primeros textos de esta sección. Entre ellos se alternan papel del autor, que ya no se sitúa entre el consumidor y la obra,
reflexiones metodológicas sobre los presupuestos de la litera- en el espacio que el consumidor ansioso por recibir la obra
tura del hecho con reseñas críticas que abordan las precarieda- artística le presta, sino que ahora se pliega a la realidad de los
des de la nueva literatura proletaria en la figura de autores hechos. Por último, el punto de vista del espectador, que ya no
coetáneos. ve en el libro o en la obra dramática un resultado, una mues-
Desde la perspectiva de los lefistas, los textos del realismo tra artística, sino una capacidad, la del autor, para convertir
no hacen sino reproducir los modelos establecidos por la tra- los hechos que están en primer plano en una forma que los
dición de los grandes maestros. Es significativo de esta segunda expresa (la forma artística es, pues, una entre muchas otras
parte el artículo que la abre, «Contra la personalidad “crea- posibilidades).
tiva”», firmado por Brik, en el que se desarrolla una crítica del Shklovski se refiere al periódico como sucesor de las formas
individualismo en la figura del escritor burgués. El artículo de narrativas clásicas: un periódico que no es una mera colección
Brik recoge los ecos de los debates que se mantenían con las de artículos aislados sino que adquiere mediante su composi-
corrientes realistas avaladas por el poder político y que fijaban ción un carácter literario, gracias a la labor de los redactores.
en la figura de Tolstoi un modelo aplicable al desarrollo de una Para Tretiakov, por su parte, el lenguaje es un instrumento
nueva novela soviética respaldado incluso por Lenin. El fundamental que es preciso utilizar despojado de toda retórica
enjambre de alineaciones de grupos de escritores y el signo de absurda: la poesía surge de la sencilla descripción o enumera-
las polémicas parecen un fiel correlato de las que se mantenían ción de lo visto o acontecido. Recurriendo a la metáfora del
en el terreno de las artes visuales. Esta segunda sección de la vuelo en aeroplano como prospección del terreno, alude a la
antología concluye con el texto de Shklovski titulado «Pasado y «cámara lenta» cinematográfica que permite ralentizar la
presente» que se muestra a todos los efectos como un nuevo imagen del vuelo de una mosca para observar el aleteo de sus
manifiesto de LEF en el que se declara la muerte de la novela alas, y más tarde también al efecto óptico de una gota de lluvia
como género. que aumenta la visión de una araña. Las metáforas escópicas
La última sección se abre con dos textos programáticos que son importantes a la hora de considerar el objeto y la forma
apuntan las líneas principales de la nueva prosa, para desglosar del relato: más allá de la percepción personal de cada observa-
después una serie de recensiones sobre autores de algunas dor, la visión cenital y a cierta altura del suelo nos habla de los
obras factográficas. Por un lado el primer texto de Brik, «La hechos geológicos, agronómicos, botánicos, económicos que
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126 FACTOGRAFÍA 7. LITERATURA FAKTA 127

definen el territorio, que el pasajero (el lector) desconoce y relevancia una vez que se combina con una perspectiva socioló-
sobre los que desea ilustrarse. Estos planteamientos coincidi- gica en el contexto del productivismo. En este aspecto, la
rán con algunas de las consideraciones de Dziga Vertov sobre herencia formalista de Shklovski y otros autores no verá en la
el cine-ojo y comparten con sus teorías sobre el cine la idea de incorporación de lo cotidiano una alienación de lo específica-
que los nuevos dispositivos amplían científicamente el poder mente artístico sino, más bien, el ensanchamiento de las fron-
de la mirada. teras estéticas en el ámbito de la creación, algo que entrará en
Una buena parte de Literatura fakta se basará en la aplicación un moderado conflicto con la opción más radical y disolutoria
de los presupuestos factográficos a los comentarios sobre algu- de la vertiente pragmática y sociologista del productivismo, para
nos títulos significativos del momento. La compilación de tex- la que el estudio de lo cotidiano es una forma de hacer de la
tos de Chuzhak ofrece en la disparidad de sus propuestas un literatura un mecanismo objetivante y científico en la construc-
marco conceptual completo de la factografía. Del conjunto se ción social138. El mito literario que esconden estos plantea-
pueden extraer las trazas fundamentales sobre las que se des- mientos se concreta en el escritor no profesional que aborda la
arrolla el fenómeno. Cada uno de los breves ensayos apunta en realidad sin mediaciones y que incorpora una participación
una dirección y conjuga su propio léxico, pero ello no impide efectiva del trabajador. No en vano el primero de los artículos de-
reconocer la problemática de fondo en la que la factografía se dicados a esta sección lo firma Shklovski y se titula «La labor del
dibuja como una alternativa a la tradición literaria burguesa y a escritor y su técnica». Se trata de una guía rápida para escritores
sus modelos de construcción ficcional. Quizá el primero de los noveles que invita, de hecho, a una amateurización consciente y
principios activos en la propuesta de manual factográfico con que enlaza con textos anteriores del autor volcados sobre la
que Chuzhak reúne las aportaciones de sus compañeros de LEF pedagogía de la escritura. Entre 1923 y 1926 Shklovski desarro-
será el establecimiento de bases diferenciales frente a la tradi- lla una labor de estudio del grupo Joven Guardia en la que
ción literaria. Esas trazas diferenciales se basan, en síntesis, en pone en juego sus nociones pedagógicas.
dos aspectos fundamentales que serán: una nueva teorización La desprofesionalización del escritor es una perspectiva que
de lo cotidiano (byt), una teoría del argumento (suzhet) que intentaba sortear los vicios instituidos en el terreno de la retó-
implica tanto el destronamiento del héroe novelesco tradicio- rica del medio, para dar voz a quienes pueden aportar una
nal, como la supresión de los recursos metafóricos y analógicos perspectiva más «real» desde otros campos de la praxis; algo
tradicionales a favor de la economía retórica de los hechos.
En efecto, una de las secciones de Literatura fakta está por
completo dedicada al concepto de lo cotidiano. A través de la 138 Hansen-Löve escribe sobre esto: «[…] contrariamente a los ideólogos de la
idea del diario y de la escritura periodística los factógrafos vanguardia de izquierda, los formalistas no vieron nunca en el arte de los
hechos o productivista un abandono del ámbito artístico (o estético) por el
demandan, como ya hemos visto, una literatura instalada en la económico o práctico, sino sólo una expansión de los límites del género en la
incorporación de estos géneros en apariencia menores. La lite- esfera del byt literario y en nuevas zonas de la actividad estética», Hansen-
Löve, Aage, «Il formalismo russo», en Etkind, Efim; Nivat, Georges;
ratura publicitaria y periodística había sido uno de los temas Serman, II’ja y Strada, Vittorio, Storia della letteratura russa, Turín, Einaudi, 1989,
abordados desde la óptica formalista, pero adquirirá aún mayor (4 vols.), vol. III (1), pp. 701-747.
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128 FACTOGRAFÍA 7. LITERATURA FAKTA 129

que, si en Shklovski se presenta bajo el signo del extraña- cuando grupos antagónicos pretendan apropiarse del con-
miento formalista, en Tretiakov se muestra en un contexto cepto para legitimar la aproximación de las prácticas al mundo
político. El segundo texto de la sección, firmado por este real de los trabajadores. El concepto se presenta de entrada
último, es un ejercicio de reportaje literario sobre la experien- problemático en un momento complejo y atravesado por
cia tras una visita a un koljós aunque también en su «Biografía innumerables alineaciones de grupos en las que se entremez-
del objeto», recogido en Literatura fakta, Tretiakov está hablando clan cuestiones ideológicas, formales y teóricas. Del signo de
de la construcción de un nuevo byt139. Vladimir Trenin com- la interpretación que se sostenga sobre este concepto, depen-
pleta esta perspectiva con su artículo «El corresponsal obrero derá otra de las cuestiones debatidas en la cultura soviética, la
y el literato». Los objetivos de los textos pasan, por tanto, de idea de «realismo» como formalización. En esto, el proceso
un «realismo» de la representación, a una producción desde de discusión y las posiciones defendidas afectan tanto al
la realidad, transformando así las premisas básicas del papel ámbito literario como al de las artes visuales. Por lo que res-
del arte. pecta a la Literatura fakta, las referencias explícitas a los novelis-
En el contexto en el que se desarrolla el productivismo el tas del realismo en las reseñas críticas escenifican de nuevo
concepto de «lo cotidiano» se dibuja como uno de los terri- este debate.
torios de discusión más importantes para los agentes que Factógrafos y pintores o novelistas del realismo están
intervienen en la definición ideológica de la cultura soviética hablando de objetivos artísticos distintos cuando se refieren a lo
en ese momento. Incluso los líderes fundadores revoluciona- cotidiano con la palabra byt. Sin duda la Revolución de Octubre
rios como Anatoli V. Lunacharski contemplan la analítica de sitúa el concepto de lo cotidiano como objetivo político. En
lo cotidiano en el arte como una tarea inpostergable, parte este contexto pueden delimitarse dos acepciones de lo cotidiano
necesaria de la construcción del socialismo. Así lo expresa en 1930 en la cultura rusa: ezhednévnyi (adjetivo) es interpretada como
en sus «Cartas sobre el arte»140. Es en torno a lo cotidiano don- algo más próximo a lo cotidiano en las lenguas romances, es
de las diferencias de interpretación se harán más evidentes decir, lo que ocurre todos los días, algo que tiene más conexio-
nes con lo contingente y fugaz. «Byt (sustantivo) significa algo
más que “vida cotidiana”; alude a una forma de ser, esto es, a la
139 La palabra byt sería entendida como «modo de vida». Así lo plantea Régine facticidad bruta de la vida cotidiana o la intratabilidad de la vida
Robin en su lectura del «realismo socialista» cuando apunta: «La prueba de material»141. Por este motivo, byt se utiliza con mucha frecuen-
la evolución de LEF y de Novi LEF, las teorías de Tretiakov sobre la construcción
de un nuevo byt o modo de vida, de la biografía del objeto y de “la muerte del
cia para hablar de «forma o modo de vida», ya en el caso de un
arte”», Robin, Régine, op. cit., p. 234.
140 «Los problemas relativos a la transformación radical del modo de vida, de lo
cotidiano, la fundamentación alta y consciente de esas costumbres en una
forma colectiva hasta ahora nunca vista, se convertirán en una tarea imposter- trabajo de máxima productividad, destinado a la erección de los cimientos y
gable. Pero incluso ahora no podemos tomar los problemas referentes a lo los primeros pisos del futuro socialismo», Lunacharski, Anatoli V., Sobre cul-
cotidiano como extemporáneos. La reconstrucción de lo cotidiano sobre bases tura, arte y literatura, La Habana, Editorial Arte y Literatura, 1985, p. 272.
nuevas es ya necesaria para crear una situación tal y coadyuvar a la formación 141 Roberts, John, The Art of Interruption. Realism, Photography and the Everyday,
de un hombre tal, que constituya un antecedente suficiente para realizar un Manchester/Nueva York, Manchester University Press, p. 16.
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130 FACTOGRAFÍA 7. LITERATURA FAKTA 131

individuo (por ejemplo, en referencia a la vivienda donde mento. El concepto de montaje en el contexto de la factografía
habita), ya en el de un colectivo (el modo de vida de los campe- se cifra en la idea de sceplenie, entendida como el enlace de los
sinos, de los obreros, de los habitantes de la ciudad, etc.). Sin hechos que facilita una aserción sobre la realidad. Sceplenie sig-
duda el byt, forma de vida colectiva en el nuevo orden socialista, nifica un desvelamiento de los hechos en sus propias contra-
se perfila pronto como el terreno específico de las representa- dicciones de modo que resulten significativos de una lectura de
ciones de la conciencia trabajadora. la realidad, explicativos de una situación, reveladores, en defi-
El proyecto factográfico en su máximo alcance se orienta nitiva, gracias a su génesis y representación dialéctica. El análi-
hacia una revelación del contenido de los hechos y de su efecto sis del funcionamiento del argumento en Shklovski no se limita
de agitación. Tal como enunciaba el editorial de Novi LEF unos a las explicaciones sobre la génesis de las constantes y conven-
años antes de la publicación de Literatura fakta: «Nos movemos ciones en el uso de las estrategias argumentales dentro de la
hacia una época en la que el contenido intelectual de los tradición. En lugar de estas recurrencias, Shklovski prefiere
hechos les otorgará su efecto de agitación sobrepasando de interpretar el papel del argumento como estrategia retardataria
lejos aquel que procede de su presión emocional»142. Para de la recepción apoyada por procedimientos como la construc-
Chuzhak, el trabajo de la factografía consistirá en el desvela- ción por fases, la gradación, la repetición, el paralelismo tau-
miento de un argumento oculto de la cotidianidad que, a su tológico, el entrelazamiento y otras. El interés en los materia-
vez, permita reconocer la estructura latente de los comporta- les factográficos viene dado por la ruptura de las expectativas en
mientos humanos. Lo cotidiano apunta a la existencia de una la literatura sin argumento. De ello se derivará el potencial
trama soterrada, alejada del patetismo que pretendía estimular cognitivo en la génesis de una nueva conciencia ante el montaje
el sustrato emotivo del lector ante la obra en la tradición bur- de los hechos que defendía el programa factográfico. En
guesa. La literatura del documento-hecho se basa en el reco- efecto, la consecuencia de esto no se limita a su capacidad de
nocimiento de esa trama sutil de la vida. En este aspecto intensificación de la percepción (zaostrivanie vosprijatija) y sus
resulta interesante la distinción entre «el arte de ver una resultados cognitivos, sino que alienta la pretensión de, como
trama, invisible a un ojo inexperto»143, una mirada sobre lo apunta Lachmann, «sacar consecuencias pragmáticas y agita-
cotidiano, y su realización en clave argumental a partir de los doras de la percepción no automatizada, del “nuevo modo de
hechos, lo que Chuzhak denominará la literatura de la pro- ver”, en el sentido de una profundización en el proceso, que se
moción del hecho. hace transparente mediante el sceplenie de los hechos»144.
En este sentido, la consecución de tal desvelamiento proce- Esta voluntad transformadora no debe entenderse en nin-
sual estará muy ligada a la cuestión del montaje y del argu- gún caso de modo autocomplaciente. Chuzhak se encarga de
incorporar en el planteamiento de la factografía un dispositivo
autocrítico y advierte de algunos peligros que se encuentran no
142 LEF, «Estamos buscando. Editorial», Novi LEF 11/12 (1927); traducido al
inglés en Screen (Londres), vol. 12 4 (1971-1972), p. 68.
143 Chuzhak, Nikolai, «El manual del escritor», Literatura fakta, cit., p. 9; traduci-
do al italiano en Zalambani, Maria, op. cit., p. 156. 144 Ibíd., p. 82.
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132 FACTOGRAFÍA

sólo en la realización estética mediante la expresión innova- 8. LA ANALOGÍA ENTRE LITERATURA Y FOTOGRAFÍA
dora del hecho, sino también en la representación aislada del
hecho para sí mismo. La ausencia de una vista aclaratoria de
los hechos y una cierta alineación con respecto a ellos conlleva
una vulgarización factográfica: los hechos serán vistos fuera de
su dinámica (junto a un sospechoso sesgo épico). La realidad
social para los teóricos de la factografía no se compone de un
caos, sino de un conjunto de hechos que ya conllevan la sjuzet-
nost (carácter del argumento), es decir, la posibilidad de ser
vistos en la asociación de unos con otros.
Es probable que tanto lo cotidiano como el argumento sean
tramas internas de la modernidad en su conjunto; la cuestión
de nuevo es que las fórmulas de construcción de la conciencia
a partir de estos conceptos ensayadas en el experimento sovié-
Hemos apuntado ya algunos aspectos de la crisis del construc-
tico marcarán el signo de los destinos de fusión del arte en la
tivismo en las luchas políticas entre los grupos artísticos con-
comunicación de masas durante el siglo xx. Si la modernidad
servadores y los planteamientos disolutorios del producti-
pictórica había explorado el universo inquietante de los obje-
vismo. Entre las alternativas que éste propone, la factografía
tos pequeños, la literatura había hecho lo propio aplicando la
condensa un espíritu que estaba presente en la rehabilitación
lente de aumento a lo anecdótico. Este proceder, que encon-
icónica que la fotografía supuso para el complejo constructi-
tramos desde las iconografías objetuales del cubismo hasta los
vista, en las incursiones del «cine-ojo» de Vertov, en el foto-
hiperrealismos, aporta una nueva ideología que está en la base
montaje que daba salida a los nuevos modelos propagandísti-
de nuestra cultura.
cos, o en las escenografías basadas en la fotografía mural como
la que El Lissitzki mostraba en diversas exposiciones interna-
cionales diseñando el pabellón soviético. Como ha indicado
Dickerman, la hibridación del término «facto-grafía» sugiere
en sí la asociación con la fotografía en el sentido de una escri-
tura fotográfica capaz de registrar los hechos al igual que la luz
escribe las imágenes sobre la película sensible145. Por parte de

145 «Aquella factografía fue entendida por sus máximos exponentes como un
modo explícitamente fotográfico de escritura, tal y como sugiere el propio
neologismo, que propone una analogía entre la escritura de la luz de la foto-
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134 FACTOGRAFÍA 8. LA ANALOGÍA ENTRE LITERATURA Y FOTOGRAFÍA 135

los escritores, como ya hemos podido comprobar, el ejercicio A la pintura de caballete, que supuestamente funciona como
de las nuevas técnicas narrativas se asentaba claramente en la «espejo de la realidad», LEF opone la fotografía –un medio
alusión al registro fotográfico, tal como se ha manifestado al más preciso, rápido y objetivo de fijar el hecho–. A la pintura
respecto de los escritores de ocerks. Lo factográfico se percibe de caballete –reivindicada como una fuente permanente de agi-
así más allá de su origen literario, por un lado, en la emana- tación– LEF opone la pancarta, de interés actual, diseñada y
ción de las prácticas artísticas basadas en los sistemas de regis- adaptada para la calle, el periódico y la manifestación, y que
tro mecánico de los hechos y, por otro, en el anhelo teórico llega a las emociones con la precisión del fuego de artillería. En
que albergaba el proyecto productivista de ofrecer una síntesis la literatura, a las belles lettres y su correspondiente afirmación del
al problema de la escisión entre arte y praxis. La factografía «reflejo», LEF opone el reportaje –la «factografía»–, que
supone la primera tentativa de establecer un programa artís- rompe con las tradicionaes literarias y entra por completo en el
tico y un modelo teórico al respecto. terreno del publicismo al servicio del periódico y la revista147.
La asociación entre la «literatura del hecho» y las prácticas
fotográficas y cinematográficas del productivismo, que venían El texto reproduce el espíritu y casi la letra de las páginas
siendo debatidas años antes, estaba presente en el discurso teó- finales de Arte y producción, en el que se cuestiona, como ya
rico de modo permanente para muchos de estos autores. Todos hemos descrito, la idea del arte como reflejo. Tiempo después
ellos ya colaboraban bajo una perspectiva cómplice y en los Boris Ioganson, uno de los artistas oficiales del realismo esta-
mismos órganos de difusión y alineación. LEF declara en tales linista, polemizaría con la memoria de LEF invocando la teo-
órganos de difusión que sus más notables resultados se dan en ría del reflejo de Lenin (de carácter más epistemológico) para
dos campos: la literatura y las bellas artes146. Con el nacimiento afirmar la insuficiencia del hecho como única garantía del arte
de la revista Novi LEF en 1927, se inauguraban una serie de socialista148. Pero, para LEF, el arte «realista» es imposible y,
estrategias artísticas que no podían ser tomadas aisladamente en su lugar, se necesita uno «real», capaz de fijar el hecho. La
sino como un proyecto común. Así en los números 11 y 12, el correspondencia entre las «bellas artes» y las belles lettres tiene
editorial firmado por Novi LEF fija los nuevos objetivos que la su simetría en un antagonismo común representado por la
teoría arvatoviana ya apuntara un año antes en su crítica a las factografía, ya sea en la literatura o a través de las imágenes. El
artes de caballete. conjunto de propuestas de Novi LEF, su «artillería», debe
cubrir varios frentes que, en paralelo, responden a un mismo

grafía y la inscripción del hecho en este nuevo tipo de producción de prosa.


“La fijación y montaje del hecho” –una repetida demanda que sirvió como un 147 LEF 11-12 (1927); compilado en Screen (Londres), vol. 12 4 (1971-1972), p. 67;
mandato general de los diarios para el trabajo en los diferentes medios– había citado en Burgin, Victor, «La modernidad en la obra de arte» en Burgin,
surgido en las primeras descripciones teóricas de la fotografía», Dickerman, Victor, Ensayos, Barcelona, Gustavo Gili, 2004, p. 23.
Leah, «The Fact and the Photograph», October 118, cit., p. 134. 148 Ioganson, Boris, «O meraj uluchsheniia uchebno-metodicheskoi raboty v
146 LEF, «Editorial», Novi LEF 11/12 (1927); traducido en LEF, «We are uchebnyj zavedeniiaj Akademii judozhestv SSSR», Sessii Akademii judozhestv SSSR.
Searching», Screen (Londres), vol. 12 4 (1971-1972), p. 67. Pervaia i vtoraia sessii, Moscú, 1949.
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136 FACTOGRAFÍA 8. LA ANALOGÍA ENTRE LITERATURA Y FOTOGRAFÍA 137

programa ideológico y teórico. La analogía estaba arraigada en la durísima verdad. Y añade que el punto de vista de Sibiriakov
la propia naturaleza metafórica del discurso productivista, es es una «cámara» insertada en la literatura; la suya es una
decir, en su pretensión de fundirse con la industria y con la «cine-verdad». La misión que se propone al factógrafo
vida. implica una perspectiva global de lo que en otro tiempo había
A propósito del reportaje de Tretiakov «A través de las sido el hecho artístico. Aprender a ver a través de estos nuevos
gafas borrosas», Nikolai Chuzhak rastreaba en Literatura fakta un anteojos basados en el registro mecánico de los hechos será la
vínculo que parece trascender el previsible vínculo entre la pretensión última de la factografía. De modo implícito, como
literatura de los hechos y la fotografía. En su intento por des- revela Tretiakov, la presencia de esos nuevos medios de repro-
arrollar un manual de escritura factográfica. Chuzhak invoca ducción, en concreto en la génesis de las imágenes, alienta la
la figura de Tretiakov con sus reportajes, que encarnan el espí- investigación factográfica. El propio Rodchenko evocaría esta
ritu de la nueva prosa. La reubicación de la función artística analogía con la novela factográfica precisamente en un texto de
en el lugar de la mirada, entendida en su dimensión transfor- 1928, en medio de una polémica con Kushner, que trata de rei-
madora de la realidad, es algo que de forma instintiva sugerirá vindicar una fotografía experimental partiendo del debate entre
la analogía de la cámara fotográfica al tratar de definir a ese la formalización de la imagen o la afirmación del contenido
nuevo escritor: «Es un escritor-especialista que se ha puesto factual150.
en una condición similar a la de una máquina fotográfica que Esta relación entre literatura y artes visuales puede enten-
absorbe todo, un escritor que experimenta todos los puntos de derse como un proceso por el que los debates en torno al
vista posibles y que sinceramente desea aprender a ver»149. constructivismo y su apuesta por la experiencia fenomenoló-
También en la compilación de 1929 sobre la literatura del gica directa, más allá de la capacidad simbólica de los objetos o
hecho se reproducía un prólogo que Chuzhak había escrito las imágenes y su asociación al «signo convencional», presu-
para la obra de Sibiriakov, El patrón y el trabajador, de 1927. El ponía una cierta abolición de las artes literarias. En este sen-
comentario de Chuzhak al libro de Sibiriakov resalta dos tido, la necesidad de modernizar la escritura adaptándola a la
aspectos básicos: su calidad de documento histórico (es casi concepción de una modernidad tecnológica e industrial que-
una fotografía de la vida y el trabajo reales en Siberia) y su daba pendiente bajo la promesa de una reforma estructural.
maestría formal, desprovista de elementos «artísticos». Sibi- La idea de que la práctica factográfica fue desplegada en
riakov cuenta lo que ve tal cual es, con toda su crudeza, su diversos campos discursivos establece el vínculo entre una fac-
rutina, su laconismo. No hay nada inventado en su relato y, no tografía específicamente literaria y otra de carácter artístico,
obstante, de lo real en toda su desnudez nace la épica. La
fuerza del autor, recalca Chuzhak, reside en su eficiencia y en
150 «Fotografiar meros hechos, como una simple descripción, es un asunto muy
nuevo. Pero la complicación está en que cierta pintura puede oscurecer el
hecho que es simplemente fotografiado y una novela puede oscurecer el hecho
que es simplemente descrito. Vosotros que amáis la realidad no encontráis tan
149 Chuzhak, Nicolai, «El manual del escritor», op. cit., p. 9 ss. Traducido al ita- fácil anotar los hechos tampoco», traducido al inglés en Rodchenko,
liano en Zalambani, Maria, op. cit., p. 158. Alexander, «A Caution», en Phillips, Christopher (ed.), op. cit., p. 265.
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138 FACTOGRAFÍA 8. LA ANALOGÍA ENTRE LITERATURA Y FOTOGRAFÍA 139

basada en el uso de técnicas de reproducción de la imagen. interesadas en la pragmática social de los medios parece propi-
Pero ello parece también el fruto de una conexión teórica en ciar, al mismo tiempo, una diversificación de los soportes y
el espacio conceptual que el productivismo deparaba a los una intercambiabilidad en el concepto mismo de factografía,
nuevos soportes, tal como hemos mostrado a través de la teoría que encuentra suficientes metáforas en los sistemas mecánicos
arvatoviana. Esta cuestión no sólo afecta al principal teórico de registro de imagen que los artistas habían adoptado. Marga-
del productivismo, sino también a aquellos que, como rita Tupitsyn recoge esta sutil pero necesaria analogía termi-
Shklovski, recalan en la factografía desde orígenes formalistas. nológica en el seno del nacimiento de un concepto que hoy se
Como ha sido descrito por las últimas tesis historiográficas aplica de manera flexible a las prácticas fotográficas.
sobre este periodo, al reconstruir el contexto de la factografía
Un año después, Chuzhak y otros críticos y escritores asociados
surge de modo espontáneo una correspondencia entre la
a Novi LEF produjeron un libro de ensayos titulado Literatura fakta
experiencia factográfica en el ámbito literario y la obra de
(Literatura del hecho). Aunque el libro se dedicaba prioritariamente
artistas como Rodchenko151.
a las prácticas literarias, reflejaba la desilusión generalizada con
Los historiadores apuntan a una evolución hacia posiciones
respecto al estado de la producción artística entre los artistas y
diametralmente opuestas en la teoría de Shklovski en el trata-
escritores radicales. Los principales objetivos de esta nueva
miento de los vínculos entre arte y vida. Este tránsito discurre
«literatura del hecho» eran desarrollar lo que los autores
por la disociación entre arte y vida y la afirmación del método
denominaban vne-iskustvenny suzhet (argumento trans-artístico) y
factográfico, que justamente trataba de conjurar tal escisión.
adquirir «una completa concreción de la literatura, redireccio-
Esta lectura de los cambios de orientación en las filas formalis-
nando el centro de atención de las emociones humanas en seno
tas ha llegado a ser considerada por autores como Manfredo
de lo literario a la organización de la sociedad». Chuzahk
Tafuri como una suerte de «expiación» que encontrará su
denominó su teoría de la factografía «ultrarrealismo» para dis-
aliento en los procesos paralelos que presentan las artes visua-
tinguir este nuevo método de los tipos de realismo que se
les en la obra de artistas como Rodchenko152. De este modo, el
empleaban en pintura. La meta del ultra-realismo era operar
progresivo desplazamiento de las posiciones formalistas a otras
solo con aquellas formas constructivas que no eran parte de la
estética tradicional. Ello implicaba el uso del lenguaje común
para las obras literarias y la fotografía y el cine documental para
151 «Algunos formalistas asumieron algunas de las críticas marxistas y crearon
varios tipos de socio-formalismo. Shklovski, que había sido el exponente más las artes visuales153.
extremista de la separación entre el arte y la vida, se alió después de 1925 con
la factografía o “literatura documental”. Ésta consistía en una forma de repor-
taje, expuesta entre otras, por Brik y Maiakovski, que se correspondía con el chenko la pintura debe hacerse producción, o como para Ginzburg la arquitec-
trabajo de Rodchenko en fotografía», en Fer, Briony; Batchelor, David y tura debe convertirse en un instrumento “social”. Para ellos, como para Dziga
Wood, Paul, Realismo, racionalismo y surrealismo. El arte de entreguerras (1914-1945), Vertov, el campo de donde se deben extraer los materiales primarios del nuevo
Madrid, Akal, 1999, p. 128. arte productivo es la banalidad cotidiana», Tafuri, Manfredo, «Formalismo y van-
152 Tafuri explica: «El método formal, de 1925 en adelante, quiere insertarse en la guardia entre la NEP y el primer plan quinquenal», en Salvadó, Ton (selecc. e
producción como para expiar un complejo de culpa. La literatura se verá obli- intr.), Constructivismo ruso, Barcelona, Ediciones del Serbal, 1994, p. 18.
gada a convertirse en literatura fakta, “factografía”: exactamente como para Rod- 153 Tupitsyn, Margarita, The Soviet Photograph, cit., p. 38.
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140 FACTOGRAFÍA 8. LA ANALOGÍA ENTRE LITERATURA Y FOTOGRAFÍA 141

La activación de este complejo ideológico compilado por constructivismo atravesaba una crisis en todos sus frentes. Los
Chuzhak en 1929 difunde un nuevo lenguaje que es común a desajustes de las prácticas artísticas con respecto a la teoría y al
las obras literarias y a las fotográficas o cinematográficas. Es programa ideológico, debatidos internamente en los órganos
fácil constatarlo en el caso de los debates sobre la trama cine- de difusión de LEF, ampliaban la distancia entre los ideales
matográfica que se reproducen en Literatura fakta, como ya productivistas y la puesta en marcha efectiva de los principios
hemos podido sugerir. Pero la clave de esta conexión se de la factografía. Artistas como Rodchenko, equipados con sus
encuentra en el carácter reactivo con que la factografía aparece Leicas y con los nuevos anteojos factográficos, serán ejemplos
en un contexto que Tupitsyn contempla bajo el prisma del inequívocos del destino trágico del productivismo.
desencanto. La respuesta de la factografía se concreta en el
proyecto de una «trama transartística». Los textos programá-
ticos publicados en ese periodo pueden parecer suficientes
para establecer la asociación en la comunidad de lenguaje; sin
embargo, es necesario atender también a la matriz ideológica
del productivismo y a la asociación intuitiva que ofrece en el
contexto de la época entre prácticas artísticas como la fotogra-
fía, el fotomontaje y el cine soviéticos. La proximidad de los
actores de esta escena del productivismo reafirma una conver-
gencia de intereses y sensibilidades, así como un evidente
intercambio de información entre ellos154.
Por tanto, la traslación al terreno de la escritura parece más
bien la conclusión natural del problema teórico que se les
planteaba a los miembros de LEF en ese momento en el que el

154 Tal como hemos venido citando, la revista inglesa Screen publicaba entre 1971 y
1972 algunos de los documentos de aquellos números de Novi LEF editados por
Ben Brewster. En su introducción a los textos, Brewster alude a esta concien-
cia de comunidad artística. El concepto que sintetiza las preocupaciones de
unos y otros es la factografía, la opción más consecuente con la revolución y
cuya lectura más ambiciosa subsume tanto una orientación de la literatura
como el cine documental o la fotografía. Todos ellos aparecen como formas
artísticas del futuro: «Es, por tanto, paradójico que la punta de lanza de la
vanguardia rusa en los años veinte, el Frente Izquierdista de las Artes (LEF)
entre 1927-1928, proclamara la “factografía” como la tarea correcta del artis-
ta revolucionario, y describiera el periódico, el cine documental y la fotogra-
fía como el “arte” del futuro. El arte como dispositivo, el eslogan original de pleto de lo que nunca fue demandado en los años treinta», Brewster, Ben,
los formalistas, parece haber sido rechazado a favor de un realismo más com- «Documents from Novi LEF», Screen (Londres), vol. 12 4 (1971-1972), p. 59.
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9. LA INADECUACIÓN DE RODCHENKO

Uno de los casos más paradigmáticos de esta situación será, sin


duda, el de Rodchenko. Pero la obra de los artistas que han
sido asociados al modelo factográfico no siempre ofrece una
relación ortodoxa con el registro factual a través de las técnicas
de «fijación objetiva». Hacia 1928, Rodchenko produce algu-
nas series fotográficas en las que estudia desde diversos ángulos
algunos objetos de vidrio, jarras y copas cuyos reflejos conver-
tían las imágenes en juegos formales casi abstractos. En reali-
dad, estas imágenes pueden emparentarse con sus interpreta-
ciones de algunos picados y contrapicados arquitectónicos, en
los que el límite de la perspectiva tiende a convertirse en una
figura geométrica sobre el plano de la imagen. Tales procedi-
mientos serían analizados por el propio artista en los debates
mantenidos con Kushner en diferentes cartas abiertas publica-
das en Novi LEF a lo largo de 1928. En textos como «Los cami-
nos de la fotografía moderna», publicado en el número 9 de
la revista, abordaría la necesidad de estas perspectivas forzadas
para contravenir las convenciones pictóricas inconscientes en
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9. LA INADECUACIÓN DE RODCHENKO 145

la mirada, en una exploración que conectaba con otros mode-


los de perspectiva155.
Algunos autores han interpretado la obra de Rodchenko en
estos años según los términos descritos en los idearios produc-
tivistas, a pesar de la patente desvinculación con problemáticas
de orden social. Pero la práctica artística de Rodchenko en
torno a las piezas de vidrio, fotografiadas desde diferentes
ángulos, contradice en gran medida los presupuestos de la teo-
ría en lo que se refiere a la integración entre arte y vida social,
al menos en la vía de afirmación prioritaria de los hechos en la
que los compañeros de Rodchenko se situaban. Él mismo se
había desmarcado del fetichismo del hecho156 en sus debates
con sus compañeros de Novi LEF a favor de un proyecto foto-
gráfico basado en la experimentación con las formas. Esta
etapa de la obra fotográfica de Rodchenko se enmarcaría de
modo más convincente en las exploraciones formales y abstrai-
zantes preocupadas por el desarrollo de la técnica fotográfica
moderna y en la búsqueda de su propio lenguaje. En 1928
Rodchenko avisaba a los camaradas de LEF de que el feti-
chismo del hecho era tan innecesario como pernicioso para la
fotografía157.

155 «La fotografía –el nuevo, rápido y concreto reflector del mundo– empren-
dería seguramente la exhibición del mundo desde todos los puntos de vista
privilegiados, y desarrollaría la capacidad del pueblo para ver desde todos los
lados. Tiene la capacidad de hacerlo», traducido al inglés en Rodchenko,
Alexander, «The Paths of Modern Photography», en Phillips, Christopher
Alexander Rodchenko, Naturaleza muerta con Leica, 1929 (ed.), op. cit., pp. 257-258.
156 Sobre la acusación de «fetichistas del hecho» lanzada contra los factógrafos
véase Ivanov, Fedor, «Fetishisty fakta», Krasnaia nov 7 (1929), pp. 227-237.
157 «Por lo que respecta al “qué” es fotografiado más que el “cómo” es fotogra-
fiado considerándolo el aspecto más importante de la fotografía, ciertos
camaradas en LEF han mostrado algunas reservas contra el giro de la fotogra-
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146 FACTOGRAFÍA 9. LA INADECUACIÓN DE RODCHENKO 147

Esta tensión entre la admiración formalista por el disposi-


tivo, con sus nuevas posibilidades representacionales, y el
impulso factográfico estaba presente en Vertov respecto al
cine, y reaparece en la figura de Rodchenko de manera muy
notable en sus discusiones con los detractores del proyecto
productivista. Ello se comprueba, de hecho, alternancia entre
sus fotografías más estetizadas y las que tratan de adaptarse de
modo explícito a la función factual. Así, la revista Novi LEF
publicaba en 1928 en el número 5 parte de su Archivo Revolu-
cionario, constituido por fotografías, de corte manifiesta-
mente testimonial en este caso, de diferentes escenas de la
nueva organización de la vida proletaria. Es revelador el pie de
foto de una de estas imágenes en la que Nadeida Krupskaia,
fundamental promotora del sistema educativo soviético y
Alexander Rodchenko, fotografía de Nadeida Krupskaia
esposa de Lenin, aparece en medio de un numeroso grupo de de su Archivo Revolucionario, 1928
trabajadores sentados en el campo. Allí se explica: «Camarada
N. K. Krupskaia en una reunión –fotografía del Archivo
Revolucionario de A. R.–. En contraste con los retratos en los como el de «objetividad»; conceptos, en definitiva, que tien-
que la gente posa para el fotógrafo y son tomadas contra un den a la descripción de una relación problemática con la rea-
fondo especial, LEF está por la toma de la persona en las cir- lidad: desde la acepción de lo objetivo como forma de auto-
cunstancias de su trabajo habitual. Ésa es la razón por la que rreferencialidad del objeto artístico (sin relación alguna con
esta fotografía incluida de N. Kruspkaia parece más valorable ningún elemento exterior), hasta la representación objetiva
para nosotros que aquellas donde aparece aislada de su con su carga de función política. Esta suerte de contradicción
entorno»158. léxica en la teoría del arte del momento sirve para interpretar
Podemos apuntar a la serie de paradojas desarrolladas en la la brecha que se abre entre constructivistas y productivistas y,
bibliografía teórica de este momento en torno a conceptos al mismo tiempo, explicar un sentido ambivalente del poten-
cial factográfico de la fotografía: si, por un lado, permite un
registro mecánico y aparentemente sin mediaciones, por el
otro, reifica la naturaleza última de ese registro. La represen-
fía como arte de base, en contra de la experimentación, y en contra del for-
malismo. De este modo ellos mismos sucumben a la estética del ascetismo y el tación de la realidad deviene una pulsión autorrepresenta-
filisteísmo. Debería precisarse a nuestros camaradas que el fetichismo del dora. Ya hemos visto a este respecto el caso de Vertov, pero
hecho es pernicioso para la fotografía», traducido al inglés en Rodchenko,
Alexander, «A Caution», en Phillips, Christopher, op. cit., p. 264.
podría hacerse extensible al núcleo de la teoría factográfica.
158 Reproducida en Novi LEF 5 (1928) y en October 118, cit., p. 158. En 1929 Rodchenko fotografía un bodegón en el que aparece
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148 FACTOGRAFÍA 9. LA INADECUACIÓN DE RODCHENKO 149

su propia Leica junto a una pluma y un bloc de notas. La obra gio de la obra de Moholy-Nagy en Novi LEF a la vista de que su
se titula «Naturaleza muerta con Leica» y podría ser una ima- respuesta a las acusaciones no era publicada en el mismo lugar
gen emblemática del equipo básico del factógrafo. La imagen desde el que provenían161. En cualquier caso, el salto a su pro-
también revela la fascinación por el instrumento técnico que yecto de documentación de las obras del canal, encargado por
posibilita esa literatura de los hechos y recuerda la condición la administración de Stalin, determinará un giro definitivo en
autorreferencial de todo registro. su obra que alcanzaría al núcleo de sus motivaciones artísticas.
La ambigüedad en el concepto de objetividad dentro del «Si las perspectivas anguladas de sus fotografías –su “forma-
seno de la teoría productivista debería poner sobre aviso de la lismo”– no daban ni con lo nuevo ni con lo viejo, ahora todo
complejidad del momento. Cabe preguntarse, por tanto, si los se hace claro y se orienta rectamente hacia el objetivo de su
encuadres de las fotografías de Rodchenko por esta época Leica»162, nos dice Ángel González.
hacen coincidir la perspectiva factográfica con la más depurada Sin embargo, la recepción contemporánea del concepto de
formalización de la imagen. A diferencia de éstas de 1928 ó 1929, «factografía», en parte confuso y olvidadizo de su contexto
las que producirá hacia 1933 documentando las obras de construc- histórico más próximo, subsume estas prácticas y otras de
ción del canal del Mar Blanco bajo el título genérico En construcción artistas que utilizaban de diversas formas la fotografía en un
han servido a Ángel González para explicar el destino trágico mismo proyecto. Podemos encontrar semejantes asociaciones
del «documento» bajo el vaticinio benjaminiano: «No hay de carácter general entre la factografía y la obra de Klucis o El
documento de cultura que no lo sea al tiempo de la barba- Lissitzki en los textos de Leah Dickerman, Benjamin H. D.
rie»159. González nos recuerda, de hecho, que la revista Soviets- Buchloh, Victor Burgin y John Roberts. En algunas ocasiones
koïe Foto ya había arrojado duras críticas al patente esteticismo y se equipara al uso de materiales fotográficos en la obra de los
formalismo de las fotografías de Rodchenko160. artistas constructivistas. Pero los usos de la fotografía que
La acusación de los contemporáneos de Rodchenko con- hacen unos y otros trastocan definitivamente el contenido tes-
firma algo relativamente obvio en las obras y en su aproxima- timonial de la fotografía. Después de las elaboraciones teatra-
ción artística a la realidad a través de la fotografía. Pero es que les en los montajes de El Lissitzki o los forzados y estetizantes
los ataques desde Sovietskoïe Foto no se limitaban a la acusación encuadres de Rodchenko, resulta problemático hablar de con-
de formalista, sino que incluían también la de plagio. En 1928 tenido factográfico en el modo en que lo hacen algunos auto-
Rodchenko se vería obligado a responder a la acusación de pla- res, puesto que el sesgo documental o testimonial, el registro
de la realidad, se ha sustituido por una propuesta que contiene

159 Benjamin, Walter, «Sobre el concepto de Historia», en Benjamin, Walter,


Obras, libro 1-vol. 2, Madrid, Abada, 2008, p. 309. 161 Traducido al inglés en Rodchenko, Alexander, «Downright Ignorance or
160 González, Ángel, «Documentos de barbarie», en González, Ángel, El Resto. Mean Trick», en Phillips, Christopher (ed.), op. cit., p. 245. La aclaración
Una historia invisible del arte contemporáneo, Madrid, Museo Nacional Centro de Arte precede a la carta que aparece fechada el 6 de abril de 1928.
Reina Sofía/Museo de Bellas Artes de Bilbao, 2000, p. 190. 162 González, Ángel, op. cit., p. 190.
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150 FACTOGRAFÍA

de modo intencionado una construcción artificiosa de la ima-


gen. Sin duda la sugerencia estética que nos proponen las
obras se basa en la autoconciencia del acto fotográfico, en la
afirmación de su condición de registro o de «imagen encon-
trada» en la realidad. Como hemos visto, el montaje dialéc-
tico de los hechos era la clave en la que se dirimía el proyecto
factográfico en la narrativa, pero en la fotografía de Rod-
chenko y las escenografías de Lissitzki, fundamentalmente, el
espíritu factográfico se reorienta hacia nuevos objetivos.
El fenómeno de la incorporación de la fotografía en la tra-
yectoria artística de quienes habían trabajado sobre la idea de
la «construcción» y el contexto teórico e ideológico del pro-
ductivismo han sido razones suficientes para considerar la
obra de éstos como derivas del proyecto factográfico. Sin
embargo, se constata que su aproximación no llega a ser de
orden documental hasta el momento en el que el régimen de
Stalin adopta sus herramientas en la «construcción» de un
imaginario capaz de ocultar algunas realidades. De modo que,
entre las imágenes producidas en los mismos años en los que
se escribe sobre factografía y las que producirán por encargo
apenas cuatro años después, podría rastrearse un giro que
trasciende el meramente referido a la incorporación de las
técnicas de fijación objetiva y la transformación de los sopor-
tes artísticos.
Lo que acaban mostrando los fotomontajes en torno a las
fotografías tomadas en el Mar Blanco no es una construcción
de la URSS, sino, como reza en su título, una «URSS en
construcción». La virtud factográfica que parece tener la foto-
grafía como registro oculta el crimen de Estado, de modo que
el gran modelo anunciado se vuelve a su pesar ocultación y
archivo de la barbarie. Los fotomontajes de Rodchenko no
logran ocultar, a pesar de su eficacia, una realidad tan absurda
como la voluntad de construcción que los alentaba. La teatra- Alexander Rodchenko, URSS en construcción, 1933
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152 FACTOGRAFÍA 9. LA INADECUACIÓN DE RODCHENKO 153

lidad última del antagonismo entre los artistas de izquierda y viques, lo que acabó con ella, sino su virulenta identificación
los conservadores no impide que la traslación del constructi- con las exclusiones y las purgas estalinistas. Groys delata así el
vismo al terreno de las «técnicas de fijación objetiva» fuera carácter mimético con que establecieron los miembros de LEF
una suerte de prefiguración del realismo socialista en el pro- su discurso en relación con el poder. El dogmatismo y la litera-
pio constructivismo163. lidad de los postulados productivistas en relación con la doc-
La ambigua relación con el poder de la vanguardia pro- trina oficial del régimen suplantaban, de hecho, las pretensio-
ductivista ha constituido, probablemente, la zona ciega de una nes transformadoras del proyecto estalinista. Eran, por así
recepción idealizada del proyecto en sus reediciones neovan- decirlo, más estalinistas que Stalin.
guardistas, tal como tendremos la ocasión de ver en este La voluntad de transformación es aquí, por tanto, voluntad de
mismo estudio. Esta zona de sombra, a medio camino entre poder, y presenta, al menos, dos identificaciones radicales dentro
los desarrollos artísticos del momento, la fascinación por la del discurso artístico de la modernidad: por un lado, una identi-
técnica y la derogación definitiva de la esperanza utópica, dad con lo real como material en el que intervenir y, por lo
marca, sin duda, el signo melancólico de su recuperación para tanto, una disolución de la autonomía y la especificidad del
la actualidad. trabajo del artista; por otro lado, una identificación con el
Parece con ello olvidarse en muchos de estos relatos actuales poder en tanto que voluntad de transformación de esa reali-
el espíritu originario de aquellas batallas entre la vanguardia dad. La identidad entre arte, realidad y poder tenía un alto
radical y el realismo socialista hoy reconstruidas con un halo precio en el que los artistas, cumpliendo su propia demanda,
casi mitológico. El fenómeno de devoración mutua, bajo el eran integrados en el aparato del Estado como operarios en las
signo de una politización del arte, se salda con la disolución de obras de reinvención de la historia. Esta aspiración a ocupar
quienes rechazaban su propia especificidad dentro del sistema un lugar más allá de las fronteras del arte, el desbordamiento
de construcción social. Para autores como Boris Groys164, es de las funciones estéticas en el complejo y delicado sistema que
necesario desmitificar la derrota de la vanguardia porque no trataba de reflotarse después de la revolución, situaba a los
fue el poder establecido, o el escepticismo de los líderes bolche- líderes bolcheviques ante una difícil posición delante del ambi-
cioso proyecto de vanguardia de LEF. La mayor parte de los
miembros del frente fueron así reclutados. El carácter ambiguo
de la obra de Rodchenko, su bascular entre la fotografía de
163 «Circula una piadosa leyenda a propósito de la caída de los constructivistas
que coincide exactamente con la que hace de Lenin el mayor enemigo de
reportaje y las arquitecturas de la forma en los objetos, su des-
Stalin. Lo único cierto es que los viejos bolcheviques no fueron tan afortuna- tino como reportero que debe ocultar la verdad, forman parte
dos como los antiguos futuristas. Rodchenko sobrevivió a las purgas pero tam- de la historia de esta absorción del ideal productivista y, por
bién Tatlin, El Lissitzki… Ciertamente, los supervivientes fueron muchos más
que los caídos. Para quien quiera y sepa leer lo que antes de 1937 estaba ya extensión, de toda la vanguardia soviética en la ejecución real
impreso en negro sobre blanco, no es sólo que el leninismo anunciara el esta- del poder.
linismo sin demasiados rodeos, sino que el constructivismo parece a su vez
prefigurar el realismo socialista», ibíd., p. 194.
En ello, la estetización de la política a la que aludiera Ben-
164 Véase Groys, Boris, Obra de arte total Stalin, Madrid, Pre-Textos, 2008. jamin se realizaba como proyecto de obra de arte total y como
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154 FACTOGRAFÍA

un desbordamiento apocalíptico del mundo administrado. El 10. WALTER BENJAMIN Y LA RECEPCIÓN


fenómeno de construcción de una realidad nueva, superpuesta INTERNACIONAL DE LA FACTOGRAFÍA
al caduco régimen del pasado, parece contener las resonancias
oníricas que compartían con los artistas. En ello, la megalo-
manía y el culto a la personalidad son aspectos que deforman
un vago e impreciso principio de realidad que queda trasto-
cado en los experimentos políticos del siglo xx.
Es sintomático de ello el uso iconográfico de la efigie de
Lenin. Su imagen en el caso soviético se convierte en la de un
mesías secularizado que se consuma con la construcción de su
Mausoleo en la Plaza Roja inaugurado en octubre de 1930 tras
el embalsamamiento del cuerpo a cargo del patólogo Alexei
Shchusev. En este aspecto, la cooperación de todas las fuerzas La recepción de la factografía en el contexto artístico occiden-
artísticas en la sacralización material de Lenin con su presen- tal comienza en los años treinta en el contacto con los artistas
cia corporal embalsamada hace colapsar los idearios estéticos y teóricos alemanes de la República Weimar, tal como han des-
en un mecanismo mucho más eficaz en el orden de lo imagi- crito algunos historiadores166. Pero resulta muy importante el
nario y de lo simbólico. Quizá en este aspecto nada podía ser caso de Walter Benjamin por su influencia posterior en la teo-
más factográfico que la presencia literal del cuerpo de Lenin ría del arte. Como ha relatado, Benjamin había visitado la
bajo el amparo de un monumento. La taxidermia de Lenin Unión Soviética entre el 6 de diciembre de 1926 y el 1 de
ofrecía así un elemento de exhibición pararreligiosa que ins- enero de 1927, momento en el que se instala en él la analogía
cribía la muerte del líder bolchevique en el orden de las pre- entre revolución y tecnificación a la vista de los nuevos mode-
sencias reales. En el mausoleo representación y presencia real los culturales ensayados allí167. La tecnificación necesaria debía
se identificaban para proyectarse como formas legitimadoras
del poder en su pura ejecución. Retornando a Groys, «[...] la
166 Sobre la recepción del constructivismo en Europa véase Bann, Stephen, «Russian
fisonomía externa de Lenin está restaurada “realistamente” Constructivism and Its European Resonance», en AA. VV., Art Into Life, 1914-
hasta en los más minúsculos detalles, tal como él era “en reali- 1932, Nueva York, Rizzoli, 1990, pp. 213 y ss. De modo más general, y en el
mismo volumen puede verse el texto de Foster, Hal, «Some Uses and Abuses of
dad”»165. Russian Constructivism», en AA. VV., Art into Life, cit., pp. 241 y ss. En este texto,
Foster explicita la herencia de sus lecturas sobre constructivismo en Christina
Lodder y en el ensayo de Buchloh, «De la faktura a la factografía», en October 30
(otoño de 1984), Cambridge, MIT Press (véase nota 1 del citado texto).
167 «Cuando Benjamin visitó Moscú a finales de 1926 tomó nota de la “conversión
del esfuerzo revolucionario en esfuerzo tecnológico”, lo que no afectaba de modo
tan apremiante al cambio cultural, como a la “electrificación, construcción de
canales y construcción de fábricas”», Buck-Morss, Susan, «The City as Dream-
165 Ibíd., p. 134. world and Catastrophe», October 73 (verano de 1995), p. 18.
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156 FACTOGRAFÍA 10. WALTER BENJAMIN Y LA RECEPCIÓN INTERNACIONAL... 157

venir acompañada de un modelo teórico para la práctica artís- dico»171. En su exploración del panorama de la nueva litera-
tica revolucionaria, algo que la factografía parecía encarnar. La tura Benjamin ya señala la importancia de escritores como
recepción de Benjamin de los conceptos factográficos se pro- Tretiakov o Maikovski y ensaya los temas que van a presentarse
duce a través de Tretiakov y alcanza el núcleo mismo de la teo- en la conferencia que titula «El autor como productor».
ría del arte benjaminiana. Su asimilación de los principios Podría, por tanto, hacerse una lectura comparada entre las
factográficos es clara a través de uno de sus textos más impor- figuras de Benjamin y Tretiakov en la consolidación de un
tantes: «El autor como productor», de 1934. Esta incorpora- modelo teórico para el arte «en la era de su reproductibilidad
ción de las ideas productivistas probablemente tendrá como técnica». Si el alemán consolida su versión productivista del
referencia la problemática prefascista a la que Benjamin se escritor a partir de Tretiakov, éste pone en práctica tales prin-
enfrenta. cipios. En la granja colectiva (koljós) llamada El faro comunista, en
Tras su visita a la Unión Soviética, Benjamin publica una el norte del Cáucaso, Tretiakov se encargó entre 1928 y 1930
serie de artículos en diversas revistas en los que ejerce de cro- de la gestión de las comunicaciones administrativas entre la
nista de la actividad literaria y cinematográfica en la Rusia del aldea y las autoridades de Moscú, así como de la edición de un
momento168. En ellos da cuenta de los temas matriciales de la diario que sería distribuido entre 16 localidades mientras ejer-
nueva cultura proletaria y de los problemas asociados al pro- cía de corresponsal para la revista Pravda. Estos viajes factográ-
ceso de consolidación de un proyecto de arte revolucionario. ficos darían comienzo con la autorización del Gobierno de
En estos textos indentifica con precisión aspectos como los Moscú en julio de 1928 y continuarían hasta el verano de 1930
debates sobre el cine no actuado de Vertov169 o la recepción de en un total de cuatro visitas a las granjas del distrito de Geor-
Einsenstein en Occidente170. El panorama de la nueva litera- gievski en el norte de la región de Stravrpolski. De estos traba-
tura proletaria asociada a los programas de alfabetización jos se derivaron una serie de ensayos y un gran archivo foto-
hacen que Benjamin incorpore una nueva visión y escriba gráfico desaparecido hoy. El planteamiento general de estos
como anticipo: «Así, en Rusia, hoy leer es más importante trabajos de reportaje estaría plenamente asociado al modelo de
que escribir; y leer el periódico es más esencial que leer libros; fotoensayo que se configuraba como uno de los tipos de ocerk
y enseñar a leer es más importante todavía que leer el perió- más comunes en la época pero producidos con la perspectiva
«operante» de Tretiakov que daría sentido al proyecto facto-
gráfico. La estrategia fotoensayística se convierte, pues, en un
168 Véase, por ejemplo, Benjamin, Walter, «Nueva literatura en Rusia», en
híbrido entre el discurso literario y la práctica fotográfica.
Benjamin, Walter, Obras, libro II-vol. 2, Madrid, Abada, 2009, p. 372; ori- Maria Gough ha relatado estas incursiones de Tretiakov en las
ginariamente publicado en 1927 en la revista i 10: Internationale Revue.
169 Benjamin, Walter, «La situación del arte cinematográfico en Rusia», en
Benjamin, Walter, Obras, libro II-vol. 2, cit, p. 363; originariamente publica-
do en marzo de 1927 en la revista Die literarische Welt.
170 Benjamin, Walter, «Réplica a Oscar A. H. Schmitz», en Benjamin, Walter, 171 Benjamin, Walter, «El agrupamiento político de los escritores rusos», en
Obras, libro II-vol. 2, cit, p. 367; originariamente publicado en marzo de 1927 Walter, Obras, libro II-vol. 2, cit., p. 359; originariamente publicado en mar-
en la revista Die literarische Welt. zo de 1927 en la revista Die literarische Welt.
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158 FACTOGRAFÍA

granjas colectivas como una forma de «turismo radical». Para


Gough estos viajes ponen a prueba los límites del modelo fac-
tográfico a través de los fotoensayos y de la combinación entre
texto e imagen en una labor vinculada por completo con la
idea de «operatividad»172. Este concepto transmuta la expe-
riencia estética como «efecto» sobre un contemplador en un
fenómeno de la acción colectiva donde el autor debe impli-
carse como agente que interviene en el contexto mediante un
acto estético. Como consecuencia de ello, la división jerár-
quica entre autor y receptor, escritor y lector, queda abolida
en un juego de implicaciones activas. Si bien es cierto que
Tretiakov trató sinceramente de integrarse por completo en la
estructura colectiva bajo la premisa de ser un «escritor ope-
rante», el texto de Gough no esconde su lectura ambivalente
respecto a la figura del autor en el contexto del koljós y plantea
desde su título la idea de un fenómeno de «turismo radical»
en el que la mirada documental y el intento de implicación en
la estructura productiva no pueden dejar de ser parcialmente
incompatibles.
Después de estas experiencias, Tretiakov escribe en 1931
un breve ensayo titulado «El escritor y la aldea socialista»,
para acompañar un pase de diapositivas en una conferencia
que éste daría en Berlín. El documento sería enviado el 21 de
enero de 1931 a la Sociedad Berlinesa para los Amigos de la
Nueva Rusia, escrito en alemán. El texto es una crónica de las

172 «Mi argumento principal es que la experiencia de Tretiakov en el koljós, y en


particular su experiencia con la cámara en el koljós, puso a prueba los límites
del modelo factográfico que había desarrollado recientemente en colabo-
ración con sus colegas en la revista Novi LEF, y llevó, en última instancia, a su
formulación de un nuevo modelo para la práctica cultural al que dio el nom-
bre de “operativismo”», Gough, Maria, «Radical Tourism: Sergei Tret’iakov Fotografías de Sergei Tretiakov en su estancia como escritor operante
at the Communist Lighthouse», en October 118, cit., p. 161. en la granja colectiva El faro comunista, 1930
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160 FACTOGRAFÍA 10. WALTER BENJAMIN Y LA RECEPCIÓN INTERNACIONAL... 161

propias experiencias ocerkistas de Tretiakov y parodia las opi- cadena dialéctica del proceso en el que el hecho es lo esen-
niones vertidas por algunos reporteros americanos y visitan- cial»175, situándolo en una forma de agitación efectiva; por
tes extranjeros que juzgaban la experiencia en este modelo de último, reintegrando la contribución literaria en una reor-
granjas colectivas implantadas en la Unión Soviética como ganización efectiva de la realidad. El impacto de las experien-
parte del nuevo programa de desarrollo agrario. Del mismo cias de Tretiakov en El faro comunista sobre la izquierda de Wei-
modo, Tretiakov comenta las dificultades del pintor tradicio- mar ha sido documentada en las respuestas de Siegfried
nal que trata de hacer posar afectadamente a los protagonis- Kracauer, Gottfried Benn o Johannes Becher que publica-
tas de aquella experiencia, al margen de las transformaciones ron después de su intervención176, pero indudablemente el
efectivas que están llevando a cabo. Con ello, Tretiakov diag- caso más importante de recepción del fenómeno de la facto-
nostica una inadecuación de las representaciones, en parti- grafía como forma de operatividad, y en particular de este
cular de las artísticas, en la empresa de dar cuenta de la reali- texto de Tretiakov, será el ensayo de Benjamin «El autor
dad. Para esta distancia Tretiakov solicita la implicación de como productor».
los artistas en los nuevos procesos productivos. En este El artículo que cierra Literatura fakta, «Continuará», de
aspecto, el trabajo del arte debe hacerse «operativo» al Tretiakov, es una larga reflexión sobre la figura del escritor y
modo en que este concepto había sido definido por el mismo sobre la actividad literaria tal como deben ser en el futuro,
autor: «No hay duda de que la nueva realidad debe ser adap- desde el punto de vista de la construcción de la literatura del he-
tada por la literatura. Y esta tarea está siendo cumplida por la cho y del socialismo. Al escritor contestatario o aislado del
literatura soviética. Igualmente incontestable es la segunda mundo en el desempeño de su labor artística, y al escritor
tarea de la litaratura: no sólo capturar la realidad, sino tam- indiferente, desprendido emocional e intelectualmente de su
bién cambiarla en el curso de la lucha de clases»173. Propone tarea, que se somete indistintamente a cualquier directiva
así, ante la inadecuación de las descripciones contemplativas impuesta, Tretiakov opone la figura del escritor inmerso en la
e idealizadas del arte tradicional en las nuevas comunas, una realidad social que lo rodea, comprometido con el trabajo
aproximación opuesta con una verdadera y mucho más efi- colectivo. Es éste un escritor que ha de haber superado su
ciente capacidad de transformación más allá de lo metafó- individualismo y que ha podido desprenderse de la brillantez
rico. El nuevo método para Tretkiakov consiste, primero, en hasta ahora asociada a su identidad profesional con el propó-
elegir un objeto, «investigando los hechos en su especifici-
dad y en sus manifestaciones concretas»174; en segundo lugar,
abordar periodísticamente ese material «extrayendo la
175 Ibíd.
176 Sobre este asunto véase Fore, Devin, All the Graphs, Reportage and Documentary in Weimar
Germany and the Soviet Union [tesis doctoral], Nueva York, Columbia University,
2005. Del mismo modo, la edición de Fore en la edición especial de October
1173Tretiakov, Sergei, «El escritor en la aldea socialista», traducido al inglés en sobre factografía explica brevemente estos avatares: Tretiakov, Sergei, «The
«The Writer and the Socialist Village», October 118, cit., p. 65. Writer and the Socialist Village» [introducción de los editores], October 118,
174 Ibíd., p. 68. cit., p. 64.
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162 FACTOGRAFÍA 10. WALTER BENJAMIN Y LA RECEPCIÓN INTERNACIONAL... 163

sito de formar parte de un mecanismo de producción en el como digo, su calidad literaria por incluir su tendencia litera-
que la autoría pasa a tener un valor semejante al de la correc- ria»177.
ción, edición o impresión desempeñadas por otros trabajado- Benjamin invoca la figura de Tretiakov en el texto como un
res. Tretiakov propone un sistema de trabajo en equipo articu- paradigma del «escritor operante». El testimonio que Benja-
lado a través de la creación de talleres en los que la actividad min describe parte de la experiencia de Tretiakov en El faro
literaria se divide en fases, cada una de las cuales corresponde comunista, en los mismos momentos en los que desarrollaba su
a un profesional distinto. Estos talleres, junto con las editoria- labor en la revista Novi LEF 178, y con ello acusa recibo del con-
les, serían responsables del cumplimiento de los planes quin- cepto de «operatividad». Ejemplifica a través del autor sovié-
quenales de producción literaria, exactamente como en cual- tico la función artística derivada de las nuevas condiciones en
quier otro sector industrial. una lucha antifascista, y sitúa en el diálogo con la técnica lite-
Es necesario recordar que el texto de Benjamin inspirado raria la clave de la superación de los conflictos interpretativos
por Tretiakov nace de una conferencia pronunciada para el derivados de la dualidad entre tendencia (política) y calidad de
Instituto para el Estudio del Fascismo en París el 27 de abril de la obra. El énfasis de Benjamin en esta dialéctica entre calidad
1934. Tal diferencia de contexto cambia la repercusión de los y compromiso desdibuja en cierto grado los planteamientos de
debates para los que los conceptos factográficos son invocados, Tretiakov menos dependientes de la superación de los criterios
pero no debe impedir el reconocimiento de las analogías que de autoridad. Para Benjamin, la redefinición de las técnicas
presentan los discursos de los teóricos productivistas y los de literarias pasa por la refundación de los géneros y el cuestiona-
Benjamin en estas fechas. miento, que hoy recibimos con resonancias adornianas, del
Las mismas ideas propuestas en Literatura fakta y en «El derecho a su existencia como tales géneros. Es decir, apunta a
escritor en la aldea comunista» serán reflejadas en el breve
semblante que Benjamin dedica a Tretiakov en su ensayo «El
autor como productor». La cuestión de fondo a la que alude 177 Benjamin, Walter, «El autor como productor», en Benjamin, Walter, Obras,
es el conflicto intrínseco a la obra de arte entre su tendencia libro II-vol. 2, cit., pp. 298-299.
política y su calidad en tanto que obra. La solución es una 178 «Mas, volviendo a Tretiakov, distinguía al escritor operante del escritor infor-
mante. Su misión no es informar, sino luchar; no observar: intervenir acti-
síntesis en el propio núcleo de la creación literaria. Por vamente. Tretiakov definía la misión del escritor operante con los datos de su
tanto, la tendencia y la calidad están necesariamente unidas, o propia actividad. Cuando en 1928, en la época de la colectivización total de la
agricultura, se impartió la consigna “¡Los escritores a los koljoses!”, Tretiakov
bien el compromiso de la obra es indispensable para dotarla acudió a la comuna El faro comunista y allí se encargó durante dos largas estancias
de calidad: «O, lo que es decir: la tendencia correcta desde el de los trabajos siguientes: organización de los meetings de masas; recaudación de
correspondiente punto de vista político incluye una tenden- dinero para comprar tractores; reclutamiento de campesinos para el koljós;
inspección de las salas de lectura; creación de periódicos murales y dirección
cia literaria. Añadiré en seguida que esta misma tendencia del periódico del koljós; redacción de noticias para los periódicos de Moscú;
literaria que está contenida, implicada o explícitamente, en introducción de la radio y el cine ambulante, etc., etc. No es así sorprenden-
te que su libro Señores del campo, que redactó Tretiakov tras haber vivido en los
toda tendencia política correcta, consitituye sin duda la calidad koljoses, ejerciera a su vez gran influencia sobre las formaciones ulteriores de
de la obra. La tendencia política correcta de una obra incluye, las comunidades colectivas», ibíd., pp. 300-301.
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164 FACTOGRAFÍA 10. WALTER BENJAMIN Y LA RECEPCIÓN INTERNACIONAL... 165

la idea de que quizá no sea necesario pretender que perduren ción de las actuales formas literarias, en el que muchas de las
eternamente algunas prácticas artísticas máxime cuando las contraposiciones en las que estamos acostumbrados a pensar
condiciones objetivas de su producción y su recepción han podrían ya perder toda su fuerza180.
cambiado de modo radical179. Como sugiere el texto, los géne-
ros marginales o de comentario de las grandes obras han cons- Por tanto, en las nuevas tareas del escritor, la crónica no basta.
tituido algunas de las fuentes históricas más importantes del Para entender la dimensión activista de este nuevo operador,
conocimiento. A partir del ejemplo soviético, el texto proyecta el texto nos recuerda la vinculación con las tareas de propa-
sobre la transformación de las funciones del artista su posibi- ganda y divulgación con las que se entrelaza la literatura. Ben-
lidad de futuro, modificando no sólo su papel en el contexto jamin se refiere veladamente a sí mismo para explicar la fun-
social, sino sus recursos como agente operativo sobre la reali- ción desmitificadora y operativa que reúne simultáneamente la
dad. Es en este punto en el que Benjamin hace explícita la rehabilitación de los géneros periodísticos. Con ellos se pone
herencia de Tretiakov y la referencia a la factografía: en juego una dialéctica colaborativa en la que las fronteras en-
tre autor y lector se desdibujan y donde la escritura es priori-
Pero ustedes pueden apreciar a Tretiakov y aun, sin embargo, tariamente un instrumento al servicio de los trabajadores:
pensar que su ejemplo no es nada relevante en este contexto.
Y ustedes tal vez objetarán que las tareas de que Tretiakov se De esta manera, la asimilación arbitraria sin duda de los hechos va
encargó son por cierto más propias de un periodista o un de la mano de la asimilación igualmente arbitraria del lector, que
propagandista, y que en cambio no tienen demasiado que ver se ve convertido de repente en colaborador de su periódico. Esto
con lo que es la literatura. He seleccionado el caso de Tretia- esconde a su vez un momento dialéctico: la decadencia de la litera-
kov con intención de indicarles desde qué amplio horizonte tura en la prensa burguesa resulta ser la fórmula que corresponde
se han de repensar nuestras ideas sobre las formas o los géne- a su restauración en la prensa soviética. Al ganar la literatura en
ros de la literatura al hilo de los datos técnicos concretos de la amplitud lo que pierde en profundidad, la distinción entre autor
situación actual para llegar a esas formas expresivas que cons- y público que la prensa burguesa aún mantiene de forma conven-
tituyen el punto de partida de las energías literarias del pre- cional empieza a desaparecer actualmente en la prensa soviética.
sente […]. Todo ello lo digo para familiarizarlos con la idea Ahí el lector está siempre dispuesto a convertirse así en escritor, a
de que estamos en medio de un enorme proceso de refunda- saber: descriptor o prescriptor. Así, en tanto que experto (aunque
no en un campo, sino en el puesto mismo que él ya ocupa), el lec-
tor accede a la autoría: su trabajo toma la palabra181.
179 «No siempre hubo novelas en el pasado, y no siempre tendrá que haberlas; no
siempre tragedias; no siempre el gran epos; las formas del comentario, de la
traducción, incluso de lo que llamamos falsificación, no siempre han sido
formas que revolotean al margen de la literatura, y no sólo han tenido su sitio 180 Ibíd., p. 301.
en los textos filosóficos de Arabia o de China, sino además en los literarios. 181 Ibíd., p. 302. En el texto, el fragmento aparece como cita aunque es el pro-
No siempre fue la retórica una forma irrelevante, sino que en la Antigüedad pio Benjamin el que escribe estas líneas con algunas variantes en otro artícu-
imprimió su sello a grandes provincias de la literatura», ibíd., p. 123. lo titulado «El periódico». Como informa la edición de Abada, Benjamin
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En estas líneas retoma el ejemplo de la vanguardia soviética tro privilegiado de la sensibilidad de su tiempo y ha permi-
para establecer una sustitución de la autoría, figura de autori- tido actualizar desde su escritura siempre eficaz la constela-
dad, por la figura colectiva de la posición, de un lugar desde el ción de problemas en los que el arte había quedado recluido
que se emprende el discurso y que responde a un modelo de tras las experiencias vanguardistas. La incidencia que la obra
«periodistificación» de la literatura, o de literarización de las benjaminiana tiene en las teorías del arte en la segunda mitad
condiciones de vida, tal como él mismo apunta. La propuesta del siglo xx se confirma en el intento por parte de sus histo-
de Benjamin alude a una infiltración del «autor» en las riadores y teóricos de proseguir con las cuestiones recogidas
estructuras de difusión colectiva en la que los géneros tradicio- en sus textos. En efecto, una parte fundamental del discurso
nales de la creación son revisados en esta nueva actitud opera- artístico contemporáneo retiene este conflicto entre la auto-
tiva. La democratización de la práctica artística llevará a susti- disolución del arte y su carácter específico. En la recepción
tuir los planteamientos aristocráticos y distanciados del artista del problema constatamos el papel transmisor de Benjamin
burgués por un amateurismo en el que la fotografía se con- como interlocutor histórico del productivismo en los años
vierte en un arma de cualificación colectiva, y la crónica perio- treinta.
dística, una literatura del pueblo. Tretiakov documentaba ya Los ecos de la teoría benjaminiana quizá no hayan sido
en el contexto soviético la hostilidad hacia los «corresponsales destacados lo suficiente hasta el momento. Podríamos apuntar
obreros» en los debates estéticos y reivindicaba sus aportacio- a modo de sugerencia la forma en que muchos de los autores
nes porque, «a pesar de su falta de preparación y su escaso posestructuralistas han desarrollado ideas seminales del pensa-
rigor, son factógrafos en potencia182». miento de un Benjamin, a su vez, inspirado por el producti-
El hecho de reinterpretar el texto de Benjamin de 1934 a vismo. Baste señalar la disolución de la figura del autor, asen-
partir del modelo factográfico, algo que parece claro a la luz tada aquí en la recepción de la factografía, el problema de la
de los hechos históricos y de la asimilación convencida de los posición política del discurso, o la homologación de los géne-
presupuestos productivistas, tiene una enorme importancia ros, la horizontalidad entre obra y comentario y, en definitiva,
en diferentes aspectos. En primer lugar, como ha ocurrido en la desjerarquización de lo literario que también se contem-
otros casos, la obra de Benjamin sigue actuando como un fil- plaba en la experiencia factográfica. La incorporación que
Benjamin hace de estos presupuestos y su desarrollo posterior

publica el artículo del que procede la cita en 1934 en la revista suiza Der öffen-
tliche Dienst, aunque fue redactado en 1931. Véase Benjamin, Walter, Obras, libro
II-vol. 2, cit., pp. 239 y ss. de preparación y su escaso rigor, son “factógrafos” en potencia. Se debe tra-
182 Tretiakov se defiende de las afirmaciones peyorativas de los propios compañe- tar de mejorar su cualificación, pues, para una auténtica socialización del arte,
ros de LEF diciendo: «Rechazamos decididamente las afirmaciones despecti- ellos valen más que cualquier pintor o literato cualificado, decidido a trabajar
vas de algunos compañeros del LEF: “¿Queréis incluso considerar como lefis- en un sentido progresivo, una vez arrepentido y después de haber renegado de
ta cualquier insignificante periodista, cualquier muchacho que sepa tomar su propio pasado». Tretiakov, Sergei citado en Tafuri, Manfredo,
algunas fotos?”. Es aristocraticismo estético. La masa de los fotógrafos aficio- «Formalismo y vanguardia entre la NEP y el primer plan quinquenal», en
nados, los miles de reporteros y de corresponsales obreros, a pesar de su falta Salvadó, Ton (selecc. e intr.), op. cit., p. 18.
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en otros autores son bases de un modo de pensar la literatura tor», en la secuencia de esta recepción que se completaría con
y el arte que fundamenta un determinado modelo de posmo- la figura de John Heartfield, quien también en 1931 visitaba la
dernidad. Dicha aproximación, por supuesto, ha encontrado Unión Soviética185.
también poderosos detractores183. Pero, al margen de los contactos biográficos con los prota-
Las formas de comportamiento artístico descritas por Ben- gonistas de la izquierda artística soviética, «El autor como
jamin, este operar «por infiltración», en el que se confunden productor» revela de forma inequívoca la recepción de Benja-
las funciones del artista y las del investigador o el agitador min del proyecto factográfico también en la claridad con la
político serán, en efecto, recuperadas por otros autores como que se formulan los conflictos teóricos que constituyen la ten-
Benjamin H. D. Buchloh al interpretar la obra que Hans sión entre arte y realidad. Este ensayo se produce, además,
Haacke produce hacia 1969 desde una perspectiva factográfica, contemporáneamente al que haría de Benjamin uno de los
o Hal Foster en su versión más general del «artista como etnó- autores más citados en la teoría del arte del siglo xx: «La obra
grafo» en la neovanguardia184. Sin duda se trata de avatares de arte en la época de su reproductibilidad técnica». La pro-
que modifican el sentido originario, tanto como para distin- ximidad temporal combina una relectura de las condiciones de
guir al «artista como etnógrafo» del «escritor operante», producción del arte en un contexto masificado y determinado
pero, en cualquier caso, el texto de Benjamin, recorrido por por los nuevos sistemas de reproducción técnica. Los proble-
el espíritu de Tretiakov, a su vez, se verá proyectado en las pos- mas asociados a estas cuestiones están además en la recepción
teriores lecturas del arte de la neovanguardia en los años de Arte y producción, de Arvatov. Este sustrato de la conexión de
setenta y ochenta del siglo xx. Benjamin con el ámbito soviético se revelará en los ecos arva-
La proximidad de los presupuestos de Benjamin al produc- tovianos que es fácil encontrar en la conferencia de 1934. Al
tivismo se manifiesta no sólo en las simpatías y proximidades postular la necesidad de los ingenieros artistas y el tratamiento
biográficas a la figura de Tretiakov a través de Brecht, sino en calidad de productos industriales de las obras, Benjamin
también en la complicidad teórica con los textos de Arvatov. parece sumarse plenamente al programa productivista186. Pero
Esta recepción contemporánea a los avatares de la factografía esa adhesión desde la óptica occidental tendrá la interferencia
de los presupuestos teóricos productivistas por parte de Benja- de las discontinuidades históricas y de los «discursos inte-
min es documentada por Roberts cuando relata la relación de rrumpidos», tendrá, como en esencia toda recepción tiene,
amistad que mantienen Brecht y Tretiakov a raíz de la visita a una mutación del sentido.
Berlín que este último realiza en 1931. Roberts sitúa nítida-
mente el texto de Benjamin de 1934, «El autor como produc-
185 Roberts, John, The Art of Interruption, cit., p. 28.
186 «Pero la calidad del trabajo se expresa a través de la presentación del produc-
to. La calidad del producto es su forma, su construcción. Por tanto, la indus-
183 Véase sobre esto el ya emblemático texto de Steiner, George, Presencias reales, tria socialista deberá poner a tono la forma del producto con su consumo. Eso
Barcelona, Destino, 1991. precisamente es tarea de la producción artística, que sólo lograrán cumplir los
184 Véase Foster, Hal, El retorno de lo real. La vanguardia a finales del siglo, Madrid, Akal, ingenieros que crean al mismo tiempo las formas de los productos industria-
2001, pp. 175 y ss. les, o sea, los ingenieros artistas», Arvatov, Boris, Arte y producción, cit., p. 103.
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La conexión de Walter Benjamin con el modelo factográ- activo en la institución del significado de la vanguardia artís-
fico prepara así un escenario decisivo para la teoría del arte tica, lo que determinará las teorías del arte posmoderno. Con
contemporáneo y se refleja en la práctica como parte de una varias décadas de diferencia, proyectados algunos de los pro-
nueva sensibilidad. Esto se traducirá en fenómenos bien blemas latentes de lo factográfico sobre el arte de la segunda
conocidos en la historia reciente relacionados con la incor- mitad del siglo xx, son legitimadas prácticas artísticas que
poración de nuevos soportes como son la consolidación de la serán amparadas bajo el concepto de «neovanguardia» o
fotografía y el vídeo, así como la proliferación del género «segundas vanguardias».
documental en las prácticas artísticas contemporáneas. Por De este modo, la recepción de la vanguardia, que tiene
tanto, la recepción del productivismo en Occidente será en unos avatares complejos y estratificados a lo largo de las déca-
gran medida mediada por el sutil pero decisivo vínculo con la das, disociados entre las teorías y las prácticas, queda en parte
Alemania de entreguerras y se amplía en la práctica a una impregnada del espíritu melancólico de la escritura de Walter
profunda mutación en el estatuto de los soportes de registro, Benjamin. Esto trasciende el perfil psicológico de un autor y
no sólo en tanto que virtuales depositarios de la benjaminiana se debe, más bien, al germen de negación o de autodisolu-
«reproductibilidad», sino en sus consecuencias sociológicas ción de lo artístico en la praxis social, un principio básico
para la recepción colectiva de las imágenes y para su valor de que se reconoce en el ideario de la factografía y que muchos
cambio en la cultura del siglo xx. Esta situación presenta dos han tomado como premisa esencial de las vanguardias en su
planos de incidencia: por un lado, en el estatuto teórico de conjunto. Es el caso de Peter Bürger en su análisis del pro-
tales soportes y, por otro, en la consideración historiográfica blema de la autonomía, al acuñar también el concepto de
del productivismo y su papel en la historia del arte contem- «neovanguardia» actualizando, de paso, la recepción histó-
poráneo. El solapamiento de ambos planos propiciará el per- rica de aquellos desdibujados «ismos» de principios de
fil ambiguo de la cuestión factográfica y diversificará sus acep- siglo187.
ciones. La atención al caso Benjamin no puede ocultar el hecho
El texto de Benjamin, «El autor como productor», se hace de que la factografía contamina las nuevas prácticas docu-
así indispensable, una auténtica clave cuyas implicaciones van mentales desde diferentes lugares y aproximaciones. Sería
mucho más allá de la figura de su autor. Leído en paralelo a fundamental atender a los diversos movimientos de fotografía
«La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica», obrera y de documentalismo en el ámbito anglosajón188 y en
y a las diversas tentativas en torno a la fotografía que escribe otros contextos para tener una visión compleja de este pro-
durante los años treinta, y bajo el prisma de la experiencia fac- ceso. Otras prácticas han producido modelos similares al de
tográfica de Tretiakov, ofrece una explicación reveladora de la
transformación que tiene lugar en la consideración del fenó-
meno del arte en nuestro tiempo. En ello Benjamin consigue
187 Véase Bürger, Peter, op. cit.
anticipar un cambio de paradigma en el que su propia teoría 188 Véase sobre ello Scott, William, Documentary Expressions and Thirties America,
será un hito fundamental. En particular, su legado permanece Chicago, The University of Chicago Press, 1973.
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la factografía sin una conexión explícita, lo que sugeriría una de un modelo de realidad transmutada en reportaje, en cróni-
difusión general de una cierta «cultura factográfica»189. No ca de los hechos, algo que entendemos de manera inmediata al
se pretende aquí, por tanto, otorgar a Benjamin un protago- observar nuestro entorno, que está en la base ideológica del
nismo exclusivo en el proceso siempre poliforme de la recep- periodismo y del discurso mediático-informativo. La prioridad
ción y el desplazamiento de las prácticas y las experimentacio- de los hechos, su condición en apariencia autosuficiente, sigue
nes artísticas, sino señalar su carácter anticipador y simbólico alentando el juego de las representaciones mediáticas, tanto
sobre la base de los efectos teóricos a partir de su incorpora- como las artísticas.
ción como referente ineludible a la teoría del arte contempo- En su origen como proyecto productivista en el ámbito de
ráneo. una reinvención integral de la idea de arte, los creadores sovié-
La factografía reúne así desde su origen la estructura esen- ticos asumen con naturalidad la premisa estalinista de ser inge-
cial de este caso de recepción. Su herencia sufre distintos avata- nieros del alma, para lo que necesitarán nuevas herramientas
res, se oculta y queda alojada como una categoría estética cuyos técnicas. Todos los historiadores contemporáneos constatan el
efectos vertebran muchas de las poéticas actuales. De tal modo desplazamiento hacia las «técnicas de fijación objetiva» en la
que, cuando Benjamin escribe sus textos de corte productivista, trayectoria de los artistas próximos o integrantes de LEF. Ste-
esto es, entrados los años treinta, el proyecto ya ha sido diluido panova hacía notar en 1928, a propósito de una mirada retros-
en el aparato propagandístico del estalinismo. Resulta sorpren- pectiva sobre el fotomontaje, un cambio sustancial en el uso de
dente la diferencia de escala entre su fundación casi anecdótica, las técnicas de registro documental entre los artistas del frente
al modo de un epifenómeno dentro del devenir de la cultura izquierdista de las artes190. Este desplazamiento hacia el soporte
soviética, y sus repercusiones de efecto retardado sobre la reva- fotográfico es fechado por Alexander Lavrentiev en 1924191. Sin
lorización del género documental y del papel de los medios de embargo, de ello podemos obtener interpretaciones diferentes
registro técnico de imagen y sonido. Pero, en ello, reconoce- en la historiografía contemporánea192. La revalorización de
mos de inmediato la cooperación simultánea de diferentes
focos internacionales análogos en sus objetivos, y el juego de los
retornos históricos y el fenómeno de la recepción que da sen- 190 «Un grupo de artistas del frente izquierdista de las artes han prestado aten-
ción a los problemas del arte de producción. Este giro de sus intereses ha dic-
tido a la neovanguardia; aunque, eso sí, con repercusiones que tado un cambio en el método básico de trabajo, esto es, en el uso de la técni-
trascienden los problemas autonómicos del arte para apuntar a ca y de los medios artísticos para expresar una verdad documental. Ahora esta-
mos usando la fotografía como un método viable de comunicación de realida-
un modo de construir la realidad en los diversos géneros perio- des», Stepanova, Varvara, «Fotomontaje», traducido al inglés en Phillips,
dísticos. Lo factográfico se sitúa, por tanto, en la génesis misma Christopher (ed.), op. cit., p. 234.
191 Laventiev, Alexander, Alexander Rodchenko: Photography 1924-1954, Colonia, Ko-
nemann, 1995.
192 Para Christina Lodder, una de las historiadoras más notables de este periodo,
la incorporación de estos soportes era una suerte de subterfugio ante la atmós-
189 En este aspecto el texto de Roberts, John, The Art of Interruption, cit., ha explo- fera manifiestamente hostil del circuito artístico soviético y la incomprensión
tado este planteamiento para establecer diversas asociaciones internacionales del poder político sobre las posibilidades del constructivismo para encarnar el
bajo el amparo de una idea general de «cultura factográfica». proyecto socialista. Según esta perspectiva, probablemente demasiado volcada
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estas técnicas en el contexto soviético, la atención que los artis- utópico, donde los acentos marcan las diferencias entre los
tas formados en el futurismo y en el constructivismo le dedi- distintos autores. La propia inadecuación de las prácticas al
can, tiene varias lecturas posibles: una de ellas intepreta este programa teórico describe una construcción del imaginario
hecho como el final de un proyecto estético, el síntoma y la soviético a través de casos como el ya mencionado de Rod-
causa simultánea de una decadencia; otra sugiere que seme- chenko.
jante reorientación no es sino el comienzo de un nuevo
modelo estético basado en la factografía.
Esta última versión confirma el fracaso del productivismo
dentro de la cultura soviética en la que estos artistas trataban
de desarrollar el programa de la factografía, pero desplaza la
experiencia hacia un modelo teórico y a unas prácticas artísti-
cas que se reproducen en otros contextos y retornan décadas
más tarde. En este aspecto, las interpretaciones de la factogra-
fía se vuelven paradigmáticas del funcionamiento de la neo-
vanguardia. Es, en la consideración del fracaso del proyecto

sobre la preeminencia del constructivismo, la fotografía, el fotomontaje y el


resto de los dispositivos factográficos serían fugas insatisfactorias. La misma
autora ha matizado posteriormente esta postura al hilo del estudio de la revis-
ta Kino-fot, que, a pesar de haberse editado tan sólo tres números, le permite a
la historiadora comprender la labor paralela al constructivismo que Alexei Gan
desarrollaba en apoyo de la fotografía y el cine. «La fotografía proporcionaba
un medio de ser realista sin recurrir al realismo pictórico, pero al mismo tiem-
po corroía los principios constructivistas por los cuales se regía inicialmente.
La fotografía y el fotomontaje, por consiguiente, fueron a la vez síntoma y
causa de la decadencia del constructivismo y de su compromiso creciente con
la realidad existente en oposición a la proyectada», Lodder, Christina, El cons-
tructivismo ruso, cit., p. 181. Lodder se pregunta si la implicación de Gan con el
cine, y la ausencia total del término «constructivismo» en los editoriales de la
revista escritos por él, no significaría que ya lo habían abandonado sus princi-
pales teóricos: «¿Significa la implicación de Gan con el cine que el principal
teórico del constructivismo había abandonado el movimiento? El término
“constructivismo” no fue usado en ninguno de los editoriales de Gan y sólo
apareció en un par de ocasiones en Kino-fot; con todo, hay buenas bases para
concluir que lejos de abandonar el constructivismo, Gan, de hecho, concibió
la revista como un último intento de promover el movimiento», Lodder,
Christina, Constructive Strands in Russian Art 1914-1937, cit., p. 377.
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11. LA RUTA OCCIDENTAL DE LA FACTOGRAFÍA

El problema de la incomprensión cultural en el vector Este-


Oeste se convierte en un tópico de la discontinua y precaria
transición de los contenidos culturales. La fragilidad de los
objetos culturales en ese trasvase arroja toda suerte de dudas
sobre su origen. En el caso de la cultura rusa, la barrera idio-
mática, el secretismo practicado durante años por los dirigen-
tes soviéticos y la complejidad intrínseca de sus avatares cultu-
rales lo han convertido en un territorio dificultoso y minado
para el análisis occidental193. El problema de la recepción se
convierte en algo que trasciende las cuestiones estéticas para
poner de relieve el trasfondo infraestructural de la historia del
siglo xx.

193 Véase sobre esto Weinhart, Martina, «Comprensible incomprensibilidad. El


conceptualismo de Moscú y el espectador occidental» en Groys, Boris,
Fontán, Manuel y Hollein, Max (eds.), La ilustración total. Arte conceptual de Moscú,
1960-1990, Madrid/Fráncfort, Fundación Juan March/Schirn Kunsthalle
Frankfurt/Hatje Cantz, 2008, pp. 62 y ss.; también Degot, Katia, «Moskauer
Kozeptualismus. Selbstbewußtein», Kräftemessen. Eine Ausstellung ost-östlicher
Positionen innerhalb der westlichen Welt, Múnich, Künstlerwerkstatt Lothirnger
Straße, 1995.
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178 FACTOGRAFÍA 11. LA RUTA OCCIDENTAL DE LA FACTOGRAFÍA 179

El caso del productivismo y la factografía soviética, además, como entre instituciones artísticas de prestigio. Su carácter
ha despertado el interés de una parte muy pequeña aún de la histórico no esconde la intención de trazar un puente para
teoría literaria y de la historia del arte. Sin embargo estos una legitimación de «nuevos productivismos» entre las prác-
ámbitos competenciales, entre los estudios literarios y los refe- ticas artísticas contemporáneas más críticas que tratan de recu-
ridos a las artes visuales, no llegan a colaborar para la forma- perar la vanguardia soviética196. Se consolida así el texto como
ción un discurso histórico completo. Así, mientras que en Ita- un caso de estudio paradigmático de la recepción teórica de la
lia y Alemania se encuentran importantes estudios sobre el factografía y de su latente y, a veces, desapercibida influencia
origen y la genealogía de Literatura fakta, en el ámbito anglosajón en las categorías estéticas contemporáneas y en la teoría del
las teorías de la vanguardia en las artes visuales utilizan el con- arte actual. El texto de Buchloh en 1984 anticipa el papel de lo
cepto de factografía desde una perspectiva impermeable a la factográfico y se muestra certero al avanzar su importancia
historiografía no escrita en inglés. Si bien es destacable la co- para la neovanguardia, pero la ausencia de cualquier mención
herencia interna del sistema de presupuestos teóricos entre los a Literatura fakta y la imprecisión de sus fuentes en el contexto
autores norteamericanos e ingleses, esto aumenta los riesgos productivista sugieren que Buchloh está trabajando en exclu-
de una endogamia teórica que se comporta con indiferencia siva sobre el rastro testimonial de Alfred Barr y sobre una vaga
ante cualquier otra línea historiográfica. Mientras tanto, las idea de lo factográfico asociada a los usos de la fotografía entre
fuentes rusas son traducidas a las lenguas occidentales con len- artistas como Rodchenko, Klucis o El Lissitzki. Es sintomático
titud194. de esta imprecisión el hecho de que Buchloh no identifique en
El ensayo de Benjamin H. D. Buchloh publicado en 1984, Walter Benjamin el texto más obvio de su vínculo con la facto-
«De la faktura a la factografía», tiene una relevancia especial. A la grafía, el ya comentado «El autor como productor». En su
notoriedad del autor en las tendencias críticas actuales hay que
añadir el lugar que el propio texto ocupa en su obra195. No en
vano ha sido utilizado en diferentes contextos académicos, así
196 Sobre esta incorporación del texto a las nuevas revisiones sobre el periodo es
significativa la presentación de la obra colectiva de AA. VV., Espacios fotográficos
públicos. Exposiciones de propaganda, de Pressa a The Family of Man, 1928-1955, Barcelona,
MACBA, 2009. Una importante recopilación de textos vinculados con la
194 La atención al caso de la factografía se concretaba en el número 118 de la constitución de las bases documentales en las prácticas artísticas del siglo xx y
revista October que se publicó editado por Devin Fore en otoño de 2006 en que se presenta como reflejo de la exposición comisariada por Jorge Ribalta en
October 118, cit. Entre los antecedentes declarados de esta edición, que ofrecía el MACBA de Barcelona bajo el título Archivo universal. La condición del documento y la
algunas traducciones inéditas de Tretiakov al inglés, se encontraba la tempra- utopía fotográfica moderna, entre el 23 de noviembre de 2008 y el 3 de junio de
na edición de la revista Screen de los textos de Novi LEF en 1974, y el ensayo 2009. El libro citado utiliza el texto de Buchloh como marco teórico general:
publicado por Benjamin H. D. Buchloh en 1984 bajo el título «De la faktura «Este libro sigue el relato planteado por Benjamin H. D. Buchloh en su ensa-
a la factografía», October 30 (otoño de 1984), Cambridge, MIT Press. yo seminal De la faktura a la factografía (1984) e intenta trazar la historia de la
195 Con buen criterio, la edición española que publicaba una selección de sus exposición fotográfica expandida de uso propagandístico, intruducida por El
ensayos rescata este texto para ofrecer un primer compendio con una pers- Lissitzki, en su periodo de máxima vigencia, desde 1929 hasta 1955. Es por
pectiva amplia del pensamiento del autor en Buchloh, Benjamin H. D., For- ello que el texto de Buchloh aparece a modo de prólogo», «Nota sobre la
malismo e historicidad. Modelos y métodos en el arte del siglo xx, Madrid, Akal, 2004. publicación», en AA. VV., Espacios fotográficos públicos, cit.
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lugar se refiere a «La obra de arte en la época de su reproduc- la indecibilidad entre su emplazamiento histórico y el sentido
tibilidad técnica» y, aunque sin duda ambos textos parten de teórico con que se utiliza. Lo factográfico, por tanto, presenta
una misma reflexión inspirada en el caso soviético, la asocia- en este ensayo una configuración ambigua a pesar de que
ción planteada por Buchloh no retiene el papel de Tretiakov parece ser el destino de la investigación del autor, y a pesar de
en la concepción de la factografía y en la impresión que causa articular virtualmente el discurso bajo la hipótesis de un cam-
a Benjamin su testimonio197. En este punto, otros autores bio de paradigma.
como Hal Foster han seguido el itinerario trazado por Buch- Tendría que ser a propósito de la aplicación del concepto a
loh en la consideración de los diarios de Barr como fuentes de la interpretación de la obra de Hans Haacke en 1988 cuando
la recepción del proyecto constructivista y productivista198. Buchloh proponga una definición de factografía. En este
Treinta años después del ensayo «De la faktura a la factogra- punto, remite a su propio ensayo monográfico, «De la faktura
fía», el editor del número monográfico de la revista October a la factografía», de cuatro años antes, y define en breve el
sobre factografía en otoño de 2006 agradece a Buchloh el concepto. Aunque el trasfondo de la experiencia soviética está
haber hecho posible la edición tanto conceptual como prácti- presente, el concepto trasciende el contexto histórico para
camente199. construirse como una estrategia de incorporación receptiva de
La precariedad historiográfica de las fuentes que maneja los hechos al ámbito de la representación artística. Por tanto,
Buchloh en 1984 o su renuncia a revisar con mayor profundi- para el autor
dad el momento histórico al que se refiere tienen como pri-
mera consecuencia una indefinición conceptual de lo facto- brevemente, «factografía» puede definirse como una práctica
gráfico hasta el punto de que, sin tener otra información artística en la que la facticidad de unas circunstancias sociales,
sobre el tema, resultaría difícil identificar un contenido que políticas y económicas dadas eran vistas suficientemente com-
asociar al término, y más complicado aún decidir si se trata de plejas e importantes para merecer una representación artística.
una categoría enraizada en la época o un neologismo aportado Con ello se asumía que las nuevas masas de las sociedades
por el autor para la ocasión. El concepto queda sugerido desde industriales autorizarían nuevas formas de producción artística
participativa que se relacionaran directamente con sus expe-
197 Después de una cita de Stepanova, Buchloh apunta: «Si estas líneas suenan fa- riencias cotidianas y así trascendieran la tradicional limitación
miliares hoy, no es porque el texto de Stepanova haya tenido una gran influen- de clase impuesta por los estándares esotéricos de la cultura
cia en el pensamiento y las actividades de sus colegas, sino más bien porque, más
visual burguesa200.
de diez años después, en un texto que hoy se considera con justeza una de las
contribuciones más importantes a la teoría estética del siglo xx, se describe y
analiza exactamente el mismo fenómeno histórico. Estoy hablando, por Por lo que respecta al ensayo de 1984, todo el relato se fil-
supuesto del artículo de 1935 de Walter Benjamin “La obra de arte en la era de
la reproducción mecánica”», Buchloh, Benjamin H. D., «De la faktura a la fac- tra a través de la figura de Alfred Barr en su visita a la Unión
tografía», p. 125.
198 Foster, Hal, «Some Uses and Abuses of Russian Constructivism», en AA. VV.,
op. cit. p. 246. 200 Buchloh, Benjamin H. D., Neo-Avantgarde and Culture Industry, Cambridge, The
199 Fore, Devin, «Introduction» [nota al pie], October 118, cit., p. 3. MIT Press, 2003, pp. 239-240.
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Soviética de 1927. Ello se muestra como un caso de recepción incluye a los artistas del productivismo o a Alfred Barr en el
diferida por el que Buchloh asocia las impresiones anotadas escenario soviético de 1927. Buchloh atribuye a Barr un retraso
por Barr en su diario tras la visita a los estudios de los artistas, histórico en la incorporación de los llamados métodos facto-
con unas prácticas tendentes al uso de la fotografía que le per- gráficos en el arte americano y europeo en virtud de su omisión
mitirán construir una idea de lo factográfico. El texto recu- en los planes de recuperación de la vanguardia europea.
pera el testimonio del contacto con Tretiakov, que pondrá al
futuro director del MoMA sobre la pista de la idea de factogra- A pesar de haber sido testigo de este cambio de paradigma, no
fía. En efecto, Alfred Barr tendría un papel decisivo en la ins- parece que Barr quedara muy impresionado y, desde luego, no
titución de una determinada idea de lo que habían sido las modificó sus planes para el futuro. En efecto, continuó con su
vanguardias históricas, y visita la Unión Soviética y Alemania idea de fomentar el arte de vanguardia en Estados Unidos
en 1927, momento en el que toma contacto con las postrime- siguiendo el modelo que se había desarrollado en las primeras
rías de la vanguardia y sus derivaciones hacia el productivismo dos décadas del siglo xx en Europa occidental (principalmente
y el Agitprop. Barr se sorprende de no encontrar pintura en en París). Fue esta tozudez la que retrasó hasta finales de los
ninguno de los artistas con los que tiene contacto: Rod- años sesenta la influencia del programa del productivismo y los
chenko, El Lissitzki, etc. Tretiakov, por su parte, le muestra métodos de producción factográfica sobre el público europeo y
una concepción del arte basada en una nueva forma de repre- norteamericano202.
sentación-producción artística, que será clave en la transfor-
mación del pensamiento estético y que está en relación con el Pretender una toma de conciencia sobre el anunciado
despliegue industrial que vive la Unión Soviética en ese cambio de paradigma que trata de confirmar, y que sólo se
momento. Se trata de la factografía y sobre ello escribe: «Tre- realiza plenamente a finales de los años sesenta, es tanto como
tiakov […] parece haber perdido el interés por cualquier cosa lamentar la escasa previsión de Barr sobre los futuros del arte,
que no se conforme a su idea de arte, es decir, un arte de estilo o la capacidad para modificar esos designios. Es paradójico
periodístico, descriptivo y objetivo. Desde que la pintura se ha que la afirmación al mismo tiempo atribuye a Barr un poder
hecho abstracta ya no le interesa y en lugar de escribir poesía de decisión sobre las tendencias artísticas que parecería tam-
ahora se limita a los reportajes»201. bién competencia de quienes desarrollaban sus prácticas en ese
A partir de esta lectura, Buchloh cuestiona el proceso de momento, es decir, de los propios artistas europeos y nortea-
construcción de la historia del arte del siglo xx a través de sus mericanos. Pero tal atribución, de nuevo, es reveladora de la
agentes más destacados y propone así una distribución de la res- tensión todavía irresuelta en el ensayo de Buchloh entre dis-
ponsabilidad sobre el devenir de este cambio de paradigma que curso teórico e historia: en la medida en que tal discurso (ya
sea ejercido a través de la política de exposiciones del MoMA o
201 Barr, Alfred, «Russian Diary, 1927-1928», October 7 (invierno de 1978),
p. 21; citado en Buchloh, Benjamin H. D., «De la faktura a la factografía»,
October 30, cit., p. 118. 202 Ibíd., p. 118.
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a través de la crítica) pretende determinar las prácticas artísti- En realidad, a juzgar por testimonios alternativos del pro-
cas de manera vinculante, las suplanta para decidir el sentido pio Barr, su recepción del entorno artístico soviético no fue
de su historia. en absoluto indiferente; más bien lo valora con énfasis. En
Pero los testimonios recogidos por Buchloh podrían com- todo caso lo que se desprende de sus escritos es un escepti-
pletarse con algunos otros en los que Barr habla de manera cismo sobre la renuncia a considerarse a sí mismos como artis-
más explícita sobre una de las posibles obras factográficas de tas de los protagonistas que tuvo oportunidad de conocer. Es
Tretiakov, como es la bioentrevista a Teng Shih-Hua: decir, lo que Barr no parece entender es que las prácticas que
Tretiakov, Rodchenko o Stepanova están proponiendo no
Mucho más importante –como expresión del espíritu del LEF y puedan darse dentro del arte moderno.
como obra de arte– es el nuevo estudio de Tretiakov acerca de la De este modo, en un esbozo colectivo de LEF, pone de
vida de un muchacho chino. Durante varios meses, Tretiakov manifiesto esa perplejidad cuando escribe: «El LEF está for-
habló día a día con el muchacho, haciendo preguntas, interro- mado por un grupo de individuos a los que cualquiera, a
gándolo y utilizando como base sus profundos y propios conoci- excepción de ellos mismos, describiría como artistas desde el
mientos sobre la vida en China. El resultado, una vez publicado, punto de vista literario, dramático, pictórico, crítico y cine-
recibirá la denominación de autoentrevista [sic «bioentrevista»], matográfico»204. La autoexclusión que Barr detecta adquiere
término de carácter científico y periodístico a la vez. La primera una mayor precisión cuando entra a analizar la figura de
parte ya ha aparecido en una edición de 180.000 ejemplares. De alguno de ellos en particular, como en el caso de Eisenstein,
este modo, Rusia adquirirá mayor conocimiento de China y al en quien encuentra una cierta contradicción vital entre su dis-
mismo tiempo se añadirá un cuidadoso –y sin duda, excelente– curso y la intensidad de sus implicaciones personales en dife-
documento biográfico a la literatura china203. rentes disciplinas artísticas205.

Parece claro que Barr sí acusa recibo de las indicaciones de


Tretiakov en torno al nuevo proyecto literario y lo ubica correc-
tamente en sus coordenadas artísticas y documentales. A este 204 Se completa esta misma cita con un semblante del grupo no exento de pinto-
resquismo cuando dice: «Poseen un espíritu racional y materialista, y un
respecto, según Buchloh, la visita de Barr a la Unión Soviética programa agresivamente práctico. Desprecian el término “estético” y rehuyen
coincide con un momento crítico porque, si bien la actividad es las implicaciones bohemias de la palabra “artístico”. Para ellos, en teoría, el
individualismo romántico es abominable. Son comunistas», Barr, Alfred
la más intensa y variada que llegaría a alcanzar el constructi- H., Jr., La definición del arte moderno, cit., p. 157.
vismo, también es cierto que los intelectuales que protagoniza- 205 «Eisenstein adoptaba una actitud similar al referirse a sí mismo en unas
ban esta situación eran conscientes de la amenaza de disolución declaraciones publicadas el año pasado en La Nación. “Mi profesión es la de
ingeniero y matemático. Mi planteamiento, al enfrentarme con una pelícu-
que iba a abortar el proyecto que habían iniciado. la, es el mismo que adoptaría frente al equipo de una granja avícola o la ins-
talación de un sistema de riego.” Tan ostentoso utilitarismo pierde algo de su
fuerza cuando, en el transcurso de una conversación, uno se entera de que su
ingeniería era arquitectónica, de que también era pintor aficionado y de que
203 Barr, Alfred H. Jr., La definición del arte moderno, Madrid, Alianza, 1989, p. 158. durante la guerra fue contratado oficialmente como artista», ibíd., p. 162.
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Por lo demás, es obvio que Barr no reconoce ningún cam- Cabe por ello dudar de que la estructura con la que El Lis-
bio de paradigma en las propuestas factográficas que le da a sitzki elabora sus montajes determine una diferencia formal,
conocer Tretiakov porque, entre otras cosas, no ha entendido apriorística, es decir, anterior a sus contenidos, respecto a la
que aquéllas puedan negar en términos efectivos el concepto escenografía fascista fuera de la obvia tendencia ideológica.
de arte. El efecto de continuidad con las prácticas artísticas de Este determinismo de la «tendencia» ideológica y de la efica-
la modernidad que se deriva de la recepción de Barr sería un cia artística recuerda poderosamente la interpretación de Wal-
interesante asunto para analizar. El propio comentario de ter Benjamin sobre la figura del «escritor operante» de Tre-
Buchloh sobre la factografía intenta enraizarla en las postri- tiakov. Sin embargo, la «operatividad» no tiene mucho que
merías del arte moderno, en su límite vanguardista, de modo ver con la calidad literaria que todavía preocupa a Benjamin
que el cambio de paradigma debe reinterpretarse en esa rela- como un residuo de las obsesiones de la filosofía del arte bur-
ción de oposición y continuidad estratégica con lo moderno. gués. En otras palabras, pensar que las manos de El Lissitzki
Esta situación, y el calibrado último en el que se cifra la impli- garantizaban una lectura «educativa» y «concienciadora»,
cación ideológica, la negación de los conceptos tradicionales diferente de las de otros eficaces escenógrafos fascistas, sólo
del arte, es la que afecta de manera más notable a la dimensión puede resultar de la atribución de una bondad intrínseca al
histórica del problema. modo de hacer del artista soviético. Estos modos de hacer,
La relación del agente individual con la historia, en el caso junto con los de los escenógrafos fascistas, en realidad, se
de Barr, puede inducir a un error de escala que se ve repro- homologan en la práctica y sólo son decididos en el contexto y
ducido cuando Buchloh habla de la obra de El Lissitzki en re- en su ejecución histórica y social. Es en la puesta en escena
lación con los desarrollos de la propaganda política de los misma como oportunidad o como caso histórico donde se
regímenes totalitarios. Independientemente de la gestión que deciden las influencias que sobre la conciencia colectiva tienen
los totalitarismos llevan a cabo de los hallazgos escenográficos estos «productos» artísticos. En todo caso, ya sabemos de la
de El Lissitzki, lo cierto es que del discurso de Buchloh se relación de los medios con sus mensajes desde McLuhan, y sin
deriva una especie de relación de causalidad entre la aporta- duda asistimos en este momento no sólo al nacimiento de nue-
ción de un artista concreto y las consecuencias históricas de todo vos medios de comunicación de masas sino a su toma de con-
el aparato propagandístico de tales regímenes que, de facto, ciencia como tales. Su constitución como ideología en sí
emplean estrategias muy similares. Todo hace sospechar que eclipsa en parte la pretensión determinante de los mensajes
El Lissitzki no tenía en su mano modificar ese rumbo histó- que contienen; en cierto modo, ocultan la doctrina que pre-
rico ni dotó de herramientas nuevas a lo que ya era un uso, tenden transmitir con la nueva ideología del medio.
por lo demás, conocido. La cuestión que se deriva de ello La presunción acerca del carácter crítico de los fotomura-
atribuye un mesianismo a los artistas que ya estaba, a una les de Pressa revela una trampa implícita e involuntaria en
escala mucho mayor, en la construcción de la figura del líder muchos relatos occidentales al abordar estos casos históricos,
totalitario. Sin duda, el mesías artista no podía competir con máxime cuando el efecto político real de la obra de El Lissitzki
Stalin. no queda analizado. La petición de principio sobre esa bon-
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188 FACTOGRAFÍA 11. LA RUTA OCCIDENTAL DE LA FACTOGRAFÍA 189

dad de las primeras propuestas, antes de la supuesta malversa- de su ascenso y caída. Esa interferencia se transfigura en mito-
ción instrumental de los totalitarismos, sólo se sostiene en el logía y, como tal, olvida la falta originaria de su hybris que
discurso y en la mirada nostálgica de Occidente sobre aquellas encierra la aspiración de encarnar la conciencia de ese sujeto
experiencias. Podemos decir que, si la configuración ideoló- de la historia. Si bien el poder real fracasa en ese intento, cuya
gica de estos montajes se basaba en un uso de materiales facto- fricción con la realidad genera una barbarie hoy conocida,
gráficos, esto afecta sobremanera al modo en que los textos de también es cierto que se satisface en una autoafirmación que se
apariencia documental inciden en propuestas encaminadas a ejecuta sobre lo real y que transforma de facto la conciencia
producir elementos doctrinarios. mediante la tortura y la violencia. La declaración autoinculpa-
El texto de Buchloh supone así un ejemplo de lo que Groys toria del preso político, que firma después del proceso de
ha descrito como fascinación de los historiadores occidentales demolición de su condición humana, se consuma así como
por el aparato de represión estalinista: una factografía inversa, como la afirmación de los hechos
mediante la coacción, donde el sujeto individual, en efecto,
[...] el papel determinante de los mismos [resoluciones, nom- desaparece para contribuir a la ficción de un sujeto histórico.
bramientos y arrestos, que por sí mismos no son más que sínto- Al margen de las consecuencias teóricas que pueden atis-
mas] en la mayoría de las descripciones históricas de ese barse, debemos observar lo que se implica aquí de reconstruc-
periodo refleja cierta fascinación del observador externo por el ción narrativa de la historia con sus desplazamientos y discon-
ceremonial del aparato burocrático centralizado soviético, que tinuidades. Porque el caso de la factografía es al mismo tiempo
en realidad no es más que una fachada tras la cual se oculta la un problema histórico y metahistórico. Habla en un mismo
acción de procesos sociales reales, aunque este aparato pretende relato de un objeto histórico dado, extensible a la vanguardia
precisamente que sus decisiones tengan una importancia deter- en general, y de las condiciones de posibilidad de la construc-
minante para esos procesos206. ción de la historia misma. Por ello, el espejismo de su intento
de rehacer lo real y su mitificación como fracaso son parte del
De nuevo, una inversión de la perspectiva sería necesaria mismo problema conceptual.
para reubicar el problema del sujeto histórico que se aloja en
el programa vanguardista cuya culminación cristaliza en la fac-
tografía. A la pretensión de ocupar ese lugar simbólico de la
vanguardia se le contrapone su ocupación efectiva de la obra
del estalinismo. Pero la proyección de la fantasía totalitaria de
la vanguardia, que se disculpa en el utopismo, da lugar a una
interferencia en nuestra recepción del fenómeno, en el relato

206 Groys, Boris, Obra de arte total Stalin, Valencia, Pre-Textos, p. 42.
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12. SOBRE LA BASE FACTOGRÁFICA


DEL ARTE DE CONCEPTO

La herencia de la factografía tiende a superponer dos planos de


discurso que no deben confundirse. Uno es historiográfico,
como acabamos de ver, y recupera un episodio de la vanguardia
histórica para legitimar una nueva práctica neovanguardista. Tal
herencia quedaba interrumpida tanto por su condición perifé-
rica en el contexto soviético, como por su carácter tardío den-
tro de la cronología de ese proceso. Podemos decir que aparece
crepuscularmente al final del ciclo que denominamos vanguar-
dia, cuando la mayoría de los acontecimientos han saldado sus
últimas aportaciones. En este sentido podría ser un reducto
final del espíritu común de un proyecto de vanguardia que se
sublima en la identificación con el devenir revolucionario en la
Unión Soviética. El otro plano es el de la práctica artística de
esa neovanguardia. En ella algunos artistas interpretan su
legado histórico bajo las condiciones de un nuevo estadio cul-
tural. Según esto podrían rastrearse las conexiones de esas prác-
ticas con la factografía originaria tanto por alusiones directas
como por parentescos formales y discursivos.
Aunque hasta ahora hemos documentado con mayor deta-
lle la recepción historiográfica de la factografía, no podemos
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192 FACTOGRAFÍA 12. SOBRE LA BASE FACTOGRÁFICA DEL ARTE DE CONCEPTO 193

dejar de apuntar al menos las consecuencias que se pueden Estas aproximaciones en el contexto de la neovanguardia,
intuir en las prácticas artísticas después de la Segunda Guerra como es obvio, se someten a las peculiaridades de la recepción
Mundial. En este aspecto, lo que sigue es más una hipótesis diferida y discontinua de las vanguardias históricas que hemos
de trabajo que debe ser verificada en próximas investigaciones apuntado y a la modificación radical del contexto en el que se
sobre la base de definición aquí aportada de una categoría producen.
estética, la factografía, que parece una herramienta de inter- Todos estos aspectos se comprueban en las referencias teó-
pretación plausible para explicar el desarrollo de una parte ricas a la factografía en la bibliografía crítica en torno a artistas
fundamental del arte del siglo xx. Del mismo modo, es nece- conceptuales de los setenta. Si los soportes que combinan
sario enmarcar como hipótesis de trabajo el hecho de que la co- fotografía y texto sirven como base, no sólo de la reminiscen-
municación de masas presenta una base factográfica con la que cia factográfica desde el contexto soviético, sino de su estruc-
el arte de la neovanguardia establece un diálogo que es uno de tura discursiva, serán los objetivos conceptuales de las obras de
sus fundamentos. Entre sus avatares sin duda el llamado «arte los artistas las que generen un escenario específico de la neo-
de concepto» será el que más atención ha mostrado a los vanguardia. No parece plausible un grado de hegemonía ideo-
medios y al fenómeno de la comunicación de masas y los nue- lógica siquiera cercano al que mostraban los miembros del
vos sistemas de transmisión del conocimiento. Su aproxima- LEF. Pero sí cabe establecer una serie de coordenadas teóricas
ción, frente al mimetismo del pop, ha tratado de ser estruc- en las que se ha enmarcado la recepción y adaptación de los
tural y ha desplegado una analítica cuya dependencia de la conceptos factográficos en el contexto del arte en la segunda
semiótica, la filosofía del lenguaje y el posestructuralismo se mitad del siglo xx. Podríamos especificar así diversas aproxi-
hace obvia e intencionada en algunos casos. Participa, por maciones entre horizontes de aplicación teórica del modelo
tanto, del panorama general de los años sesenta y setenta. La factográfico que se comprueba en los autores que explícita-
utilización habitual de las relaciones entre imágenes y textos, mente utilizan el término.
o incluso la supresión radical de la imagen a favor de lo tex- Una de las vías de desarrollo de la nueva factografía será el
tual, y la simulación de modelos mediáticos como la publici- análisis de la conciencia histórica contemporánea. El trata-
dad, los clips televisivos o la prensa escrita, darían una idea miento de los traumas históricos del siglo xx no sólo es una
inmediata de las posibles asociaciones con la factografía. Si a temática recurrente en algunos artistas, sino que determina
ello añadimos el desplazamiento en los setenta hacia discursos también los soportes de la representación y la exhibición que
contraculturales de contenido político en las propuestas más se escogen para desplegar el discurso. En ello la utilización de
críticas encontraremos aún más posibilidades de analogía. En narrativas audiovisuales de corte documental o la recuperación
términos generales el recurso al fotoensayo, a estructuras de documentos históricos propicia una función artística de la
archivísticas que simulan catalogaciones o disposiciones reconstrucción y cura simbólica de la memoria. Se busca así
museográficas, la narratividad de corte documental y el regis- estimular una comprensión de los contextos socioculturales de
tro exhaustivo de procesos que se describen con pretendida los espectadores atendiendo a los condicionantes propios de la
objetividad serán rasgos distintivos de esta nueva factografía. clase social, el género, la nacionalidad o la raza. Estas cuestio-
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194 FACTOGRAFÍA 12. SOBRE LA BASE FACTOGRÁFICA DEL ARTE DE CONCEPTO 195

nes, decisivas en el arte de los noventa, se prefiguran en de sus obras la trama de intereses sobre la que se sostienen los
muchas de las prácticas neovanguardistas. En los noventa, las objetos culturales, como en el caso de la obra Manet-PROJEKT ’74,
propuestas artísticas que abordan tales problemas en el hori- de 1974, producida con motivo de la exposición colectiva inter-
zonte de la memoria mantienen la presencia de la historia que nacional del Wallraf-Ricchartz-Museum de Colonia y que
se confirma indisociable del concepto mismo de factografía muestra una genealogía de los propietarios de la obra de Manet,
desde sus orígenes, tal como hemos mostrado. La botte d’asperges, de 1880. El retrato factográfico, a través de
Por otro lado, una segunda vía de trabajo será la que incide copias de los documentos de propiedad, de ese destino de la
en la frontera entre lo subjetivo y el espacio público. Los nuevos obra de Manet mostraba los intereses económicos que hacían
medios permiten «publicar» lo privado, intervenir en la esfera visible una transición desde las élites del nazismo en Alemania a
pública con la presencia, a menudo perturbadora, de los ritua- una nueva oligarquía que heredaba tanto el poder económico
les privados. Esa dialéctica entre la objetivación de los aspectos como los fetiches del arte moderno. El despliegue sobre la
subjetivos a través de los registros propiciados por los soportes pared de los documentos, que se acompañaba con una repro-
técnicos tendría su reverso en la subjetivación de la realidad ducción del óleo de Manet, recordaba poderosamente a otras de
objetiva. Tanto en los discursos más históricos como en los más las obras emblemáticas de Haacke: Shapolsky et al. Manhattan Real
intimistas, la factografía de la neovanguardia revela un modelo Estate Holdings, A Real Time Social System, as of May 1, 1971. Poco después
de subjetividad no encriptado por los códigos del arte reproduciría esta investigación a propósito de otra pintura en
moderno, sino asimilado al estatuto de la imagen en los medios Seurat’s «Les Poseuses» (small version), 1888-1975, una obra que
de masas y asentado en la pragmática social de los dispositivos de Haacke desarrolla en 1975. En cualquier caso, esta aproxima-
producción de imágenes, con una especial presencia de la foto- ción de Buchloh atiende a un modelo de historia como relato
grafía y el vídeo. Tanto el amateurismo como las prácticas tera- cultural a gran escala. Por tanto, una de las orientaciones más
péuticas o la descontextualización de los sistemas de organiza-
ción del imaginario colectivo formarán parte, por tanto, de las
nuevas estrategias factográficas. su “primer verdadero trabajo político” (la obra MoMA poll, en el Museo de
Podemos encontrar ejemplos de estos modelos en la inter- Arte Moderno de Nueva York, instalada y orientada a la exposición de 1970,
Information), su enfoque parece haber seguido –incluso sin saberlo, como él ha
pretación que algunos historiadores y críticos han hecho desde asegurado repetidamente– el modelo histórico de la factografía productivista
la factografía de artistas contemporáneos. Tal sería el caso de la y su proyecto de estética colaborativa y participativa. Activar la visión subjeti-
va –o, en términos de Walter Benjamin, transformar el modelo contempla-
versión de Hans Haacke ofrecida por Buchloh que relata la ex- tivo-pasivo de la experiencia estética burguesa en un modo (inter)activo par-
periencia histórica de crisis política ante las opacidades de la ticipativo de percepción y colaboración– había sido uno de los objetivos pro-
cultura en el mundo administrado207. Haacke desvela en algunas gramáticos de la estética productivista después de 1921», Buchloh, Benjamin
H. D., «Hans Haacke: Memory and Instrumental Reason», en Buchloh,
Benjamin H. D., Neo-Avantgarde and Culture Industry. Essays on European and American
Art from 1955 to 1975, Cambridge/Londres, The MIT Press, 2000, p. 214.
207 Buchloh hablará de aproximaciones factográficas en la obra de Haacke en Véase también Buchloh, Benjamin, «Hans Haacke: la urdimbre del mito y la
varios momentos de su obra pero, en especial, a propósito de su serie Polls, ilustración», en [catálogo] «Obra social». Hans Haacke, Barcelona, Fundació
iniciada en 1969: «Incluso antes de que Haacke produjera lo que denominó Antoni Tàpies, 1995, p. 287.
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196 FACTOGRAFÍA

claras de la factografía neovanguardista se dirige hacia el desve-


lamiento de las relaciones entre los grandes discursos políticos y
la producción cultural, como es el caso de las estrategias de
reconciliación de la cultura alemana en los años setenta que
Haacke toma como contenido de algunas de sus obras208. En
este nivel de la historia, la experiencia colectiva se articula en
relación con la recepción individual del espectador mediante
algunos mecanismos participativos. Las derivas de este plantea-
miento enlazarán con las búsquedas de un arte político y
podrían ofrecer en su concepto un vínculo con las nuevas prác-
ticas de la crítica institucional.
En el caso de John Roberts sobre la obra de Jo Spence, asis-
timos a una factografía que muestra una objetivación de lo sub-

208 Véase sobre ello la intervención que el artista alemán propone en la Bienal de
Venecia de 1993 representando a la Alemania reunificada en el pabellón
nacional; un hecho, una Alemania unida, que no tenía lugar desde 1938. La
obra parece un intento por desenterrar la historia reciente de ese país. Haacke
diseña para ello una compleja fórmula escenográfica e instalativa entre la que
se encuentra un mural fotográfico sobre la visita de Hitler al mismo lugar en
1934 y levanta el suelo del pabellón, el último vestigio del diseño nazi a partir
de losetas de mármol. En palabras de Buchloh, «de este modo, los visitantes
tenían que pasar por encima de los cascotes de piedra para recorrer aquella
(des)instalación. La obra era sorprendente, sobre todo porque representaba un
acto literal de derribo: paradójicamente, el escándalo del uso persistente e
incuestionado no se había puesto en evidencia hasta el momento en que aque-
llos poderosos e insospechados restos de la arquitectura nazi quedaban con-
vertidos en ruinas. En cuanto Haacke recibió el encargo de actuar en nombre
de una cultura unificada oficial y nacional, la reemergencia del Estado nacio- Hans Haacke, Seurat’s «Les Poseuses» (small version), 1888-1975, 1975
nal alemán apareció como un campo de ruina y discontinuidad, suspendido
entre un pasado fascista ignorado y unas pretensiones problemáticas e ilegíti-
mas de reconstrucción de un modelo convencional de identidad nacional»,
ibíd., p. 289. Anthony Haden-Guest también se refiere a esta obra recordan-
do la dimensión sonora del proyecto. «Haacke también había hecho quitar los
accesorios y levantar el suelo de terrazo, que había quedado con una estética de
bombardeo, lleno de hoyos y montículos; pero la clave de la obra era el soni-
do. El paso de los artistas, marchantes y periodistas y ayudantes por los mon-
tículos de baldosas rotas producía crujidos agudos y retumbos huecos como si
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198 FACTOGRAFÍA

jetivo209. En las terapias fotográficas de Spence y en la docu-


mentación de su enfermedad, Roberts encuentra un microrre-
lato en el que lo íntimo puede convertirse en un material
intersubjetivo que también habla de las determinaciones de
clase y de la relación del individuo con el mundo adminis-
trado. Esta aproximación, que podría contrastar con el dis-
curso de Haacke, ofrece, sin embargo, algunas conexiones
interesantes con la factografía originaria en cuanto a la incor-
poración de lo factual en clave autobiográfica y testimonial. De
este modo, conviven en diferentes niveles de aproximación
modelos de conciencia histórica que establecen una dialéctica
entre lo individual y lo colectivo, entre las experiencias subje-
tivas y las de carácter social o cultural. En cierto sentido, los
caminos de Haacke y Spence descritos por Buchloh y Roberts,
respectivamente, son inversos al transitar de lo particular/sub-
jetivo a lo general/objetivo, deductivamente en el primero e
inductivamente en el segundo. Esta segunda línea de desarro-
llo de lo factográfico, que representa Spence a través de sus
microrrelatos, será igualmente explotada por un gran número
de artistas en los ochenta y constituye una marcada tendencia
cuando se institucionaliza a través de sus soportes.
Estos casos, que señalamos por sus alusiones directas al con-
cepto de «factografía», no agotan, sin embargo, la variedad de
vínculos latentes en las prácticas asociadas al arte de concepto. El

se hubieran enzarzado en una guerra real invisible», Haden-Guest, Anthony,


Al natural. La verdadera historia del mundo del arte, Barclona, Península, 2000, p. 268.
209 Refiriéndose a la obra de Spence, Roberts dirá: «Ésta es una distinción cru-
cial entre su trabajo y la mayoría de la práctica fotográfica crucial en los
ochenta implicada en la reinvención de lo factográfico», Roberts, John, «Jo
Spence: la fotografía, la autoafirmación y lo cotidiano» [catálogo], Jo Spence.
Más allá de la imagen perfecta. Fotografía, subjetividad y antagonismo, Barcelona, MACBA,
2005, p. 67. Véase también Roberts, John, op. cit., cap. 11: «Jo Spence: pho-
tography, empowerment and the everyday», pp. 199-215. Jo Spence y Tim Sheard, Untitled (From a Session of Powerlessness), 1987
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200 FACTOGRAFÍA 12. SOBRE LA BASE FACTOGRÁFICA DEL ARTE DE CONCEPTO 201

trasfondo de la experiencia soviética se verifica en otros artistas De este modo podríamos rastrear el proceso de una cons-
cuya labor ensayística ha contribuido a legitimar esta genealogía trucción teórica en torno a las nuevas prácticas de la que par-
con la incorporación del posestructuralismo a las metodologías ticipan los principales artistas del denominado «arte de con-
de producción artística y a la hermenéutica de la vanguardia. cepto». El debate historiográfico en torno al conceptual deja
Peter Wollen ha señalado la herencia estructuralista y semiótica ver de modo intermitente y discontinuo estas referencias a la
de Victor Burgin desde Barthes, como lector de Saussure, factografía. La combinación de un desarrollo práctico en las
Hjelmslev y Jakobson210. Traza con ello una breve historia inte- obras fototextuales y de registro audiovisual y la elaboración
lectual de Burgin recordando su conferencia titulada «Photo- teórica de estos ensayos sobre los nuevos estatutos de las imá-
graphic Practice and Art Theory» en la Polytechnic of Central genes constituyen una histórica labor en la que encontramos el
London en 1974 y que sería publicada en la revista Studio Interna- hilo de una continuidad con la factografía. Muchos otros
tional en 1976, texto significativo del nuevo ámbito de preocupa- artistas, sin una alusión directa al momento vanguardista coo-
ciones en el que lo factográfico tendrá una indudable relevancia. peran, sin embargo, en la constitución de una atmósfera
La aspiración a sistematizar una suerte de «retórica de la basada en la preocupación por la dimensión política de la
imagen» al modo de Barthes puede verse confirmada en tex- imagen documental, las construcciones mediáticas, y la fun-
tos de Burgin como «Photographic Practice and Art Theo- ción crítica y operante del artista en el nuevo contexto. La aso-
ry», de 1987, publicado junto a algunos ensayos clásicos de la ciación entre lenguaje e imagen es utilizada por Martha Rosler
teoría de lo fotográfico por autores como Benjamin y Eco211. En en su producción de los setenta asentada en muchos casos en
su escritura ensayística Burgin abordaba ya en 1976 el contexto una relación metacrítica con el género documental. Aun
originario de la factografía212 y planteaba la disyunción entre alta cuando la obra de Rosler, al igual que la de Burgin, se presta a
y baja cultura derivada de los procesos de autonomía en la un entorno interpretativo crítico con la semiótica, sus propias
modernidad y en conflicto con la tradición artística burguesa213. lecturas teóricas de los problemas tienen que ver con la
reconstrucción del efecto historicista del documental y su
desactivación política214. Por su parte, ya en los ochenta en una
simulación del fotorreportaje la obra de Sekula adopta la
210 Wollen, Peter, «Barthes, Burgin, Vértigo», en [catálogo] Victor Burgin. Una expo-
sición retrospectiva, Barcelona, Fundació Antoni Tàpies, 2001. estrategia fototextual.
211 Burgin, Victor (ed.), Thinking Photography, Londres, Macmillan Education,
1987.
212 El texto titulado «La modernidad en la obra de arte» es presentado en la edi-
ción española de sus ensayos como «Versión ampliada de un texto presenta- 214 Así se muestra en su ensayo «Dentro, alrededor y otras reflexiones. Sobre la
do en el “Avant-garde Event” del Festival de Edimburgo, 1976», nota del edi- fotografía documental», inicialmente publicado en 1981, en Rosler, Martha,
tor en Burgin, Victor, Ensayos, cit., p. 48, nota 1. «In, Arround, and Afterthoughts (on Documentary Photography)», Martha
213 «Los procesos artísticos que se desarrollaron en Rusia y que culminaron con Rosler: 3 Works, Halifax, The Press of the Nova Scotia College of Art and Design,
el llamamiento a favor de la “factografía” pueden considerarse en absoluta 1981, también publicado en Wedge 2 (otoño de 1982), y más tarde en Bolton,
relación de continuidad con las tendencias del futurismo y coherentes con la Richard (ed.), The Contest of Meaning, Cambridge, The MIT Press, 1992. En
exigencia prerrevolucionaria de Maiakovski de que los clásicos fueran “expul- español puede encontrarse en Ribalta, Jorge (ed.), Efecto real. Debates posmodernos
sados del barco de vapor de la modernidad”», ibíd., p. 23. sobre fotografía, Barcelona, Gustavo Gili, 2004, pp. 70-125.
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202 FACTOGRAFÍA 12. SOBRE LA BASE FACTOGRÁFICA DEL ARTE DE CONCEPTO 203

Podemos encontrar además una continuidad justificada en y ochenta218 entre los que destacan Programa de escape o El museo de
el contexto soviético posestalinista para describir la especifici- los sueños Sigmund Freud. Para muchos de estos grupos la herencia
dad del arte conceptual ruso. El intento de mostrar esta gene- factográfica es integrada de modo natural en el uso testimonial
alogía desde 1929 hasta la actualidad lleva a Victor Tupitsyn a y metanarrativo de la fotografía y los documentos219. Esta refe-
hablar de la reorganización de los fotógrafos rusos en torno a rencia remite a la tradición vernácula de la que los grupos pos-
dos nuevos paradigmas: el de la fotografía documental, que conceptuales rusos disponían y que está siendo objeto de una
vincula con la factografía, y el de la mitografía como construc- renovada atención en los últimos años220.
ción del mito histórico. En su artículo «URSS en de-cons- En otras latitudes destacan experiencias como Tucumán arde
trucción: factografía contra mitografía»215 hablará de grupos planteada con todos los dispositivos seudoperiodísticos de un
tales como los Faktoviks, Acciones Colectivas (CA)216, los Fotó- ejercicio de contrainformación221 en Argentina hacia 1968. La
grafos Proletarios de la Sociedad Revolucionaria (ROPF) o el revalorización de este caso de estudio dentro del panorama de
Archivo Moscovita de Arte Nuevo (MANA) trazando una los llamados «conceptualismos del sur» nos recuerda la nece-
herencia de lo factográfico en la versión tendente a la docu- sidad de una revisión historiográfica de este momento y la
mentación en la que se combinan fotógrafos rusos desde los posibilidad de hallar nuevas conexiones como formalización
años treinta hasta artistas conceptuales de los años setenta y de un posicionamiento político. El horizonte factográfico se
ochenta. Andrei Roiter, Sergei Borisov, Igor Makarevich, Vla- atisba así como una herramienta interpretativa cuya recupera-
dimir Kupreianov, Lev Vygotski o Nikolai Bacharev serán los ción parece impostergable.
nuevos protagonistas que abrirán una etapa que el historiador
considera neofactográfica. Otros como el ucraniano Boris
Mijailov han sido convocados en algunas recientes exposiciones
en Europa relativas a aspectos próximos a la factografía217. De 218 Sobre este asunto puede verse Tupitsyn, Victor, «Neo-Faktografie: zum
gegenwärtigen Stand der Fotografie-Diskussion in Russland», Neue Bildende
este modo se plantea el retorno de la factografía cuando Victor Kunst, vol. 4 3, 1994, pp. 30-35.
Tupitsyn sugiere una neofactografía en referencia a los nuevos 219 La construcción archivística de su obra como historia de las acciones será ana-
grupos de acción y documentación artística en los años setenta lizada en entrevista con Sabine Haensgen por el propio Andrei Monastirski
como un fenómeno de la factografía. Véase Haensgen, Sabine [entrevista con
Andrei Monastirski], «Video, Archive, Storage: Moscow Performance Art in
the Age of Digital Repetition», http://www.artmargins.com/content/interview/
haensgen.html; consultado el 14 de mayo de 2005.
220 Véase Groys, Boris; Fontán, Manuel y Hollein, Max (eds.), La ilustración total.
Arte conceptual de Moscú 1960-1990, Madrid/Fráncfort, Fundación Juan
215 Tupitsyn, Victor, «Urss in de-costruzione: factografia contro mitografia», March/Schirn Kunsthalle Frankfurt/Hatje Cantz, 2008.
D’Ars, vol. 35 145 (abril de 1995), pp. 40-45. 221 El 3 de noviembre de 1968 un nutrido grupo de artistas inaugura una expo-
216 Véase Acciones Colectivas, Kollektivnye deistviya: Poezdki za gorod (Collective Actions: sición en el local de la Confederación General del Trabajo (CGT) de los
Trips Out of Town), Moscú, Ad Marginem, 1998. Argentinos de Rosario donde se exhiben los resultados de una investigación
217 Sobre esto véase el catálogo de la exposición Tupitsyn, Margarita y Tupitsyn, factográfica sobre la situación que viven los trabajadores de la zona. El análi-
Victor (eds.), Verbal Photography. Fotografia Verbal Ilya Kabakov, Boris Mikhailov and the sis evidenciaba las implicaciones del instituto Di Tella y otras instituciones
Moscow Archive of New Art, Oporto, Museu Serralves, 2004. culturales en una orientación de la práctica artística evasiva mientras la políti-
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12. SOBRE LA BASE FACTOGRÁFICA DEL ARTE DE CONCEPTO 205

En efecto, el problema derivado de la pluralidad del con-


ceptual de sus diferentes focos culturales concita una impor-
tante cuestión a la que no es ajena la propia naturaleza de estas
prácticas y el errático devenir de la recepción de la factografía.
En un nuevo contexto geopolítico cuyo marco venía marcado
por las consecuencias de la Revolución de Octubre en la esfera
estratégica internacional, asistimos al paroxismo de las dialéc-
ticas centro-periferia que se habían inaugurado en la moder-
nidad. El aludido vector atlántico y las condiciones de una
construcción de la historia reciente en clave mediática actúan
igualmente como telón de fondo.
La nómina de artistas que encajan en el perfil general que
hemos descrito aquí, nómina a la que habría que añadir a cine-
astas y escritores, podría suponer un catálogo de la nueva facto-
grafía que no se ha confeccionado hasta la fecha y que implica-
ría una delimitación harto compleja de los criterios y las
fórmulas que se emplean en la neovanguardia. Establecer ese
catálogo sería tanto como sugerir un nuevo canon asociado esta
vez a una categoría enraizada en la historia y cuya recepción se
ha dado en los términos de precariedad que hemos tratado de
describir. Semejante ortodoxia sería incompatible con la condi-
ción «mediática» de lo factográfico en la actualidad. El víncu-

ca estatal desplegaba una operación que trataba de desmantelar la industria


azucarera de la que vivía una buena parte de los trabajadores. La exposición
precedió a una serie de acciones colectivas en Rosario, Buenos Aires y en otros
puntos que acabaron por incorporar a algunos de los artistas que las protago-
nizaron a la lucha política. La experiencia de Tucumán arde tenía una dimensión
colaborativa e interdisciplinar a la que se sumaron investigadores procedentes
de otros campos. La ejecución efímera de muchas de sus acciones ofrece sólo
un archivo incompleto que, sin embargo, es custodiado por Graciela
Carnevale. Sobre la experiencia argentina véase Longoni, Ana y Mestman,
Mariano, Del di Tella a Tucumán arde. Vanguardia y política en el ’68 argentino, Buenos
Acciones Colectivas, El eslogan, acción realizada el 18 de enero de 1977 Aires, El cielo por asalto, 2000.
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206 FACTOGRAFÍA 12. SOBRE LA BASE FACTOGRÁFICA DEL ARTE DE CONCEPTO 207

lo, pues, sólo puede darse en la medida en que la factografía es tico en la relación del arte con el ejercicio de la política. El
una categoría estética instalada más allá del arte. Su recepción problema del fracaso de la vanguardia como utopía ocultaba el
historiográfica y la que entrevemos en el arte de concepto parti- hecho de que se estaban realizando sus estrategias de forma
cipan de un marco productivo propio tras la Segunda Guerra efectiva en la praxis, es decir, la apropiación de los métodos en
Mundial. El arte de concepto en cada una de sus variantes puede el campo de la modificación de la conciencia se verificaba en el
ser visto así a la luz de la factografía, bajo las nuevas condiciones uso que el poder hacía de la propaganda. El experimento, lejos
de producción de imágenes. Este hilo argumental encierra no de ser fallido, reveló su éxito en su ejecución macropolítica. Si
pocos síntomas de una relación problemática con el caso de la los fascismos y sus aparatos de comunicación rentabilizaron los
factografía. Por contraste, encuentra un reflejo deslumbrante y experimentos vanguardistas, el nuevo capitalismo después de la
ocultador en el conjunto de prácticas artísticas y en las teorías Segunda Guerra Mundial lo convertirá en parte de su estruc-
posmodernas de la cultura. La herencia benjaminiana no pasa tura. Esta incorporación modificará, pues, la base de las teorías
aquí desapercibida. Las teorías semióticas y estructuralistas de la y las prácticas culturales desde la mutación de lo factográfico.
cultura pueden verse, por un lado, asociadas con claridad a los Buena parte de la estructura económica actual podría así inter-
problemas estudiados en el experimento soviético, y, por otro, pretarse como la acumulación de estrategias factográficas, basa-
ciegas a ese origen político e histórico. El experimento ha esca- das en los hechos, en las crónicas y en su manipulación como
pado al control de sus diseñadores, se instala como un estatus metanarrativas socialmente difundidas. Pero la fenomenología
inconsciente del arte en relación con los medios de comunica- de esas estrategias factográficas conllevaría una nueva teoría de
ción de masas. Pero, y esto es lo más inquietante, se realiza ade- los medios. Mientras tanto, el ámbito de experimentación del
más de modo efectivo en la política de esos medios, en su ejecu- arte durante el siglo xx puede indicarnos algunas de las claves
ción sobre la vida, en su construcción de una determinada idea de este proceso que ha llegado a instalarse bajo la forma de un
de «realidad» que se convierte en el medio mismo, en un presupuesto invisible.
objeto de intercambio económico y de poder. En el episodio de la recepción de los historiadores nortea-
El problema historiográfico al que hemos aludido, esto es, mericanos, ya sean los protagonistas de las instituciones de
la fundamentación de las prácticas artísticas actuales en las van- nuevo cuño que albergan el legado de la vanguardia, como fuera
guardias históricas, parece ser un hecho anecdótico en relación el caso de Alfred Barr en su papel de director del MoMA, o de
con los acontecimientos que han sido desplegados en la cultura los críticos de esa modernidad fraguada en los museos, encon-
de los medios de comunicación. En la actualidad, el paisaje de tramos una clave indisociable de la escala global de los aconteci-
lo real es indisociable de una nueva estructura de producción mientos. El vector atlántico funda un nuevo escenario después
de imaginarios a la que debemos un principio de realidad de la Segunda Guerra Mundial. En el meridiano del siglo,
enteramente factográfico. Ya hemos hablado de cómo a una durante las décadas de los cuarenta y cincuenta, se consolida la
vanguardia le sucederá, con toda lógica, una «neovanguar- estrategia del nuevo capitalismo de consumo en el contexto
dia». Pero esos conceptos historicistas conllevan una tensión americano, y se definen las bases del circuito europeo como
que es el fruto de un reflejo de lo que ocurría en el caso sovié- entorno subsidiario de un nuevo esquema productivo de escala
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208 FACTOGRAFÍA 12. SOBRE LA BASE FACTOGRÁFICA DEL ARTE DE CONCEPTO 209

internacional durante una larga posguerra. Algunos de los su objetivo reside, precisamente, en trazar un denominador
aspectos que se confirman en el seno del nuevo modelo econó- común, tanto histórico como ideológico, que atraviesa tales
mico son el nacimiento de la industria cultural y de ocio que prácticas. La genealogía de los proyectos de la fotografía obrera
exporta nuevas narrativas de ficción. La industria cinematográ- y del documental en el contexto anglosajón serían estaciones
fica y el papel de la fotografía en Estados Unidos serán decisivas de paso necesarias para una construcción de la historia de los
en ello. Pero también se despliega la red que sostiene una avatares de la factografía. En cualquiera de los casos la sistema-
comunicación de masas que va más allá de las fronteras naciona- tización se vuelve imposible. Ello se debe a un salto receptivo
les. Prácticas como el periodismo se convierten en armas facto- por el que lo factográfico se diluye en el sistema general de los
gráficas y se apoyan en la fotografía y el vídeo como soportes de medios, dentro de la problemática de la comunicación. La
registro en los que se canaliza el flujo de las imágenes. Una herencia de la factografía obliga a un salto especulativo, a una
nueva literatura mediática escribe la historia en tiempo real. hipótesis teórica.
Después de tales acontecimientos, ¿cómo se recibe el Las preguntas sobre esa discontinuidad y sus réplicas en
legado del Este? ¿Cuáles son las interpretaciones de la van- diferentes contextos son las que darán sentido a conceptos
guardia y sus retornos en el nuevo contexto mediático? receptivos como el de «neovanguardia», una neovanguardia
¿Cómo es posible que el rastro de la factografía se pierda hasta que debe vérselas con el supuesto fracaso del proyecto origina-
convertirse en un débil hilo argumental en algunos relatos de rio y la melancolía teórica que se deriva de ello. En esta fase, la
la historia de las vanguardias mientras que la mayor parte de la práctica artística no puede sustraerse a su condición mediática,
producción de imágenes se da bajo las premisas testimoniales y y gran parte de la reflexión que se propone en los años sesenta,
narrativas asimilables a los problemas planteados en el origen marcada por el signo de la politización del arte223, podría
soviético? En este aspecto, autores como Buchloh tienen la entenderse como parte de una tensión irresuelta con los
lucidez de intuir el papel decisivo de este fenómeno. Otros medios. Ese vínculo será explorado y sistematizado por los ar-
como Roberts trazan un panorama difuso de lo que denomi- tistas de la nueva factografía en los setenta. La alternativa al
nan «cultura factográfica» en el que se engloban prácticas arte moderno será la autoconciencia de la condición mediática
dispersas222. Con ello trata de preservar en los avatares poste- de los nuevos comportamientos en los que el núcleo factográ-
riores la génesis ideológica de lo factográfico enlazando en un fico no puede ser eludido. Así pues, el resultado de los trau-
mismo sustrato espacios discursivos de la fotografía cuyos con- mas históricos del siglo xx es, en su segunda mitad, la indiso-
textos probablemente difieren lo suficiente para recomendar ciabilidad de la práctica artística y la comunicación de masas.
una revisión crítica de los enlaces que se proponen. Si bien La medialización del arte contemporáneo no es un hecho que
ésta puede ser la mayor dificultad del intento teórico de se refiera sólo a la incorporación de nuevos soportes, sino
Roberts para definir una cultura factográfica, lo cierto es que

223 Para una lectura general de esta década véase Crow, Thomas, El esplendor de los
222 Véase Roberts, John, op. cit. sesenta. Arte americano y europeo en la era de la rebeldía 1955-1969, Madrid, Akal, 2001.
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210 FACTOGRAFÍA

que, como la propia condición medial de la comunicación de 13. HACIA UNA TEORÍA DEL ARTE Y LOS MEDIOS
masas, es primero un fenómeno ideológico. El arte contem-
poráneo es así, en muchas ocasiones a su pesar, un caso para-
digmático de la comunicación, y tiene su máxima tensión en el
intento de inscribirse en una industria cultural a la que cues-
tiona y cuyo «código fuente» trata de mostrar.

Las últimas décadas han estado marcadas por un retorno de las


teorías sobre los medios. En lo referido al discurso artístico
este retorno se envuelve en una idea de superación del con-
cepto mismo de «medio». A propósito de ello Rosalind
Krauss ha sugerido que el ready made y algunos usos de la foto-
grafía volatilizan el concepto moderno de «medio» y dan paso
a la era «posmedia» anticipando el planteamiento de los
artistas contemporáneos más significativos224. La posibilidad
de una superación de tal concepto se convierte casi en un cri-
terio de validez frente a las derivas que abundan en los viejos
recursos. Para Krauss esa innovación se reconoce en la capaci-
dad de algunos artistas para reinventar el medio225.
Los cuestionamientos del objeto artístico moderno en el
minimal y el conceptual son las bases de este cambio de rumbo

224 Véase Krauss, Rosalind, «A voyage on the North Sea», Art in the Age of the Post-
Medium Condition, Londres, Thames & Hudson, 1999.
225 Véase sobre ello una cierta contraposición entre la obra de James Coleman, como
artista renovador de los medios, y Jeff Wall como continuista en Krauss, Rosa-
lind, «“… And Then Turn Hawai”. An Essay on James Coleman», October 81
(verano de 1997).
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212 FACTOGRAFÍA 13. HACIA UNA TEORÍA DEL ARTE Y LOS MEDIOS 213

que señala la inflexión de la neovanguardia. Los nuevos com- un estadio mediático del que es indisociable. La era posmedia
portamientos apuntan así a la mutación del sentido de los no afecta tanto al arte como a la realidad, o afecta al arte en
medios en las prácticas artísticas, que exhiben los reversos de tanto que parte de esa realidad. Sólo en la medida que el arte
los usos convencionales de éstos. De tal modo, la utilización adquiere una «operatividad» factográfica en los medios con-
del cine, el vídeo o las estructuras narrativas de la comunica- sigue una relevancia más allá de sus coordenadas convenciona-
ción de masas en diferentes soportes se ejercita en el arte con- les de circuito y, con ello, más allá de su autonomía. De modo
temporáneo a la contra de su naturalización en la esfera social. que el intento de superar la autonomía mediante la gestión de
El arte se vuelve así una especie de autoconciencia de los sus propios medios debe verificarse con los «otros» medios,
medios con la posibilidad de establecer una visión crítica sobre aquellos que generan las bases de un momento histórico que se
su despliegue en la esfera pública. Ahora bien, este señala- ha denominado «condición posmedia».
miento crítico es a menudo ocultado por el juego con el El concepto de «comunicación» aportaría a esta proble-
soporte y queda, incluso en sus mejores casos, clausurado en mática una visión más general. Cuando se habla de «medios»,
un discurso específico ajeno a la convivencia con una pragmá- se echa en falta un adjetivo o un sintagma que complete su sen-
tica social «expandida». Los problemas de la especificidad del tido transitivo, esto es, los medios deberán serlo de algo. En
objeto artístico frente a lo prosaico o lo cotidiano, una preo- ello, la reflexión teórica en el campo de las artes resulta sor-
cupación formalista que no ha dejado de estar presente en prendentemente elusiva de la cuestión de fondo que parece dar
todo el pensamiento contemporáneo, no pueden dar cuenta sentido al debate sobre una «nueva era». Los medios a los que
del espacio discursivo de los «medios» en su relación con la se refieren los discursos, tanto los artísticos como los teóricos,
praxis social. son, sin duda, los «medios de comunicación». Si con ello nos
En efecto, lo que vemos del arte más actual nos lleva a referimos a la televisión, la radio, la prensa escrita y a internet,
suponer que todo este diálogo entre el arte y los medios se también sabemos que su ámbito de acción va mucho más lejos
centra en los «medios artísticos» y, más concretamente, en lo de lo que sus canales ofrecen, y acaban hibridándose y ocu-
que de artísticos tienen algunos medios. En realidad los dis- pando el espacio público de modo totalizador. En ese sustrato
cursos artísticos y sus legitimaciones teóricas siguen ocupadas de su condición de medios, no sólo nos referimos al canal que
en la abolición de una determinada idea de lo que fue el arte producen y que permite su recepción, sino a un espacio social
moderno, mientras éste, a través de sus vanguardias más radi- propio, generado por ellos y que instala una escena y un foco
cales, había apuntado con toda claridad el problema de su de atención informativa que se convierte en parte de nuestra
clausura en la praxis social de una comunicación de masas realidad cotidiana. Conceptos como el de «opinión pública»
basada en los soportes de registro. Esta óptica, que permite o «sociedad de la información», no serían sino formas que
mostrar de nuevo la ya conocida transición histórica entre la adquiere ese poder generador de los medios.
modernidad y la posmodernidad en la segunda mitad del si- Es claro a estas alturas que el concepto de «medio»
glo xx, no toma en consideración que su verdadera diferencia absorbe tanta ambigüedad que debe ser redefinido en cada
con el caso vanguardista es su actual e inédita convivencia con nuevo discurso. La semántica del término se amplia continua-
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214 FACTOGRAFÍA 13. HACIA UNA TEORÍA DEL ARTE Y LOS MEDIOS 215

mente, y, aunque su origen son los conocidos canales de la En la actualidad, cuando los proyectos de los artistas ope-
comunicación que crean una nueva esfera pública, las teorías ran sobre esa «realidad mediática», son asociados a lo que se
acaban hablando retrospectivamente de toda la historia de la ha denominado media art. La utilización de medios de repro-
humanidad como una sucesión de transformaciones mediáti- ducción de imágenes se consolida como forma artística por
cas. Para McLuhan la extensión de lo humano por la técnica es analogía con los medios de comunicación y en relación dialéc-
el fundamento del «medio» porque esto crea un nuevo tica con ellos, tanto para afirmarlos como para negarlos. Sin
campo ideológico asociado; modifica la forma de pensar y embargo la cuestión excede los condicionamientos del propio
concebir el mundo. Esto es extensible a recursos como la luz discurso artístico y desplaza la reflexión a un campo más gene-
eléctrica, un caso que trata con insistencia el autor canadiense ral que afecta a la construcción de la experiencia subjetiva en
por su aparente neutralidad. Con ello, su concepto de nuestro tiempo. Nuestra experiencia «mediatizada» debe ser
«medio» podría descomponerse en dos rasgos fundacionales: estudiada desde una nueva estética, lo que concede, en apa-
por un lado, la capacidad para reorganizar una visión de las riencia, un papel relevante a los estudios visuales, a la semió-
grandes transformaciones culturales a lo largo de la historia en tica y la teoría del arte contemporáneo. En definitiva, debe-
virtud de esa extensibilidad semántica; por otro, la demolición mos reaprender a juzgar las apariencias, algo que había sido un
del presupuesto de neutralidad del «medio» frente a sus con- patrimonio del arte y su metarrelato teórico como forma de
tenidos. Esto último es la aportación más incisiva del texto de conocimiento.
McLuhan en contra de la creencia general de control del La reflexión sobre los medios no debería pensarse, por
hombre sobre sus creaciones. Ahora bien, aunque el concepto tanto, como una forma de profundizar en la herramienta artís-
puede ser aplicado a todos los fenómenos técnicos que han tica, al modo de las exploraciones sobre el plano bidimensional
transformado los modos de vida y la cultura en la historia, hay cubista, o las expansiones del campo escultórico, sino como una
algo inédito en la nueva era, porque, «antes de la velocidad reacción al contacto con las nuevas representaciones producidas
eléctrica y del campo total, no era obvio que el medio fuera el en el campo de la comunicación de masas. Esta reacción se da en
mensaje»226. La base de esta comprensión tendrá que ver con el plano de una política de las representaciones. Los medios se
la experiencia de la vanguardia histórica en el terreno de las recargan así de un estatus político que transforma las estrategias
artes. Es, en la asociación entre la vanguardia y la conciencia artísticas cuando éstas producen imágenes técnicas. Esa produc-
de los medios, donde se reconoce la incidencia sutil del arte ción se basa, por añadidura, en registros factográficos como los
moderno que el propio McLuhan anticipaba en 1964227. que acreditan los medios de comunicación que ingresan así en la

226 McLuhan, Marshall, Comprender los medios de comunicación. Las extensiones del ser humano,
Barcelona, Paidós, 2009, p. 37. Boris Groys ha señalado esta reveladora asociación como fundamento de una
227 En efecto, McLuhan recurrirá al cubismo para ilustrar el concepto de necesidad de revisión de esas teorías de los medios. Véase Groys, Boris, Bajo
«medio» y sobre esta asociación entre vanguardia y teoría de los medios. sospecha. Una fenomenología de los medios, Madrid, Pre-Textos, 2008.
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dialéctica entre realidad y ficción a través de las fórmulas ya ción absoluta de todas las representaciones, en un proyecto de
conocidas de la industria del espectáculo. Incluso en su versión construcción de la realidad donde los medios, en efecto, se
más banal, los productos del espectáculo muestran una impara- vuelven decisivos. El caso del estalinismo es, en esto, un
ble tendencia a la literalidad del registro, a una factografía que es modelo fundacional de la supuesta era posmedia. En efecto, la
en sí misma el espectáculo de la vida de los otros exhibido a tra- temática del fracaso de la vanguardia se prefigura así como uno
vés de los medios. Nociones como las de «tiempo real» confir- de los fundamentos del estadio de lo posmedial. Podemos
man la utopía de una identificación de los medios con la vida. La conectar, por tanto, los comienzos del siglo xx con su final
comunicación, ante cuya condición especular quedan atrapadas atravesando el meridiano del siglo como un fenómeno de
las prácticas artísticas, sostiene una permanente ambigüedad mutación que explicaría el retorno de la vanguardia.
entre su intención informativa y su espectacularización. En este Si tuviéramos que establecer una simetría entre la primera
aspecto ha suplantado, como lo hizo el poder político en el y segunda mitad del siglo xx, podríamos suponer que la van-
tiempo de Stalin, el proyecto de obra integral de la vanguardia. guardia es a la revolución lo que la neovanguardia es a la
Sin embargo, esta suerte de narcisismo por el que tanto el comunicación de masas. Es decir, habría una correspondencia
arte contemporáneo como sus aparatos teóricos se dan por entre el anhelo de revolución de la vanguardia histórica, ges-
aludidos en este contexto debería abordarse mediante una tada en alianza con las utopías políticas y estéticas del xix y
inversión de la perspectiva. No es que la estética y el arte ten- principios del xx, y el anhelo de implicación en los procesos
gan algo que decir sobre los medios actuales, sino que son de la comunicación de masas del arte después de la Segunda
parte de ellos. La fantasía de autoexclusión de estas disciplinas Guerra Mundial. En ambos casos la base común podría
no puede ser más contradictoria con las pretensiones de inci- situarse en una legitimación tecnológica que se asienta en los
dencia pública de sus productos. Nada tan inerte como el medios de producción de imagen y sonido, y en la que tendría
juego de la crítica a la institución arte por los discursos que se especial importancia el registro de los hechos como espejismo
inscriben en esa misma institución. Todo ello son paradojas mediático. Esta base de registro se convierte en una forma de
bien conocidas y asentadas en una caracterísitca circularidad incorporar aspectos inéditos de la realidad al campo de las
del discurso artístico. representaciones; satisface un programa de integración totali-
El mito de una reflexión autónoma sobre los medios zadora que se reconoce en una pulsión archivística de raíz ilus-
reproduce el supuesto fracaso de la vanguardia histórica en su trada y en su avatar revolucionario de la ideología de lo nuevo.
pretensión de fundirse con la praxis social. Pero ese fracaso no Desde la iconografía de lo cotidiano en el arte moderno a los
proviene de su falta de incidencia, o de la frustración de sus mecanismos factográficos del productivismo soviético, la posi-
aspiraciones utópicas (más bien realizadas más allá de sus bilidad de hacer ingresar a lo prosaico en una nueva poética
expectativas), sino del error de perspectiva sobre su papel total alienta la utopía de la vanguardia. El proceso de afirma-
reflexivo en el mundo mediático. Ese mundo, en el contexto ción de la diferencia y su redención por el arte, mediante el
estalinista, comenzaba a convertirse de manera paradigmática reconocimiento estético de la alteridad, multiplica las escisio-
en la mediación totalitaria del poder, en la instrumentaliza- nes en el seno de la cultura occidental.
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De la experiencia soviética obtenemos importantes conclu- mismo tiempo intacta e interpretada. El absentismo interpre-
siones: si la cuestión de los medios afecta a la construcción de tativo que permite una sucesión de imágenes bajo el rótulo
la experiencia subjetiva frente a una realidad modelada bajo «no comment» se afirma como juego retórico de la ideología
formas estratégicas, entonces el problema de los medios no de la comunicación. Mientras tanto, la fuerza esquilmadora de
puede disociarse de una gestión del poder y de nuestra relación esa ideología vacía de contenido todo lo que toca.
colectiva con él. La pregunta que subyace es la de cómo vivir La delimitación de este problema que aparecía inscrito en el
bajo las nuevas formas de alienación. El proyecto de transfor- programa factográfico sólo puede ser aquí apuntado a modo de
mación de la conciencia de la clase obrera en el estalinismo conclusión. Pero con ello entrevemos el potencial explicativo
verifica esta hipótesis hasta su paroxismo. La tortura y la des- de esa categoría estética que hemos definido como «factogra-
trucción de la memoria eran medios también, y lo eran de una fía». El rastreo de los problemas teóricos que alentaron los
esfera pública creada sobre cimientos factográficos. El caso de debates entre los artistas bolcheviques nos sugiere desde su con-
la factografía, con su afirmación de los hechos, configura el creción histórica un replanteamiento del papel del artista en el
origen de lo que Mario Perniola ha identificado como una nuevo contexto. Apunta a la indisociabilidad de la teoría del
ideología de la comunicación228. En el mismo sentido encon- arte y la teoría social de los medios, más allá de las condiciones
tramos la asociación que Paolo Virno ha establecido entre la técnicas de la producción de las imágenes en nuestros días.
comunicación de masas y sus consecuencias en la afirmación de
la charla vaciada de contenido, la curiosidad autosatisfecha o el
oportunismo como fuerzas que configuran un estado de ánimo
generalizado229. Respecto a la factografía, su carácter de ante-
cesora del género documental y de otras manifestaciones artís-
ticas posteriores no es comparable a su condición de prefigura-
dora del estatuto ideológico de los medios contemporáneos.
De la propaganda totalitaria a la ideología de la comunicación
se describe un arco que no debe ocultar su origen. Estos aspec-
tos podrían rastrearse en tópicos como la objetividad periodís-
tica o en las éticas y deontologías de los medios de comunica-
ción, todo ello asentado sobre el mismo poder factográfico en
tanto que registro de una realidad que debe ser presentada al

228 Perniola, Mario, Contra la comunicación, Buenos Aires, Amorrortu, 2006.


229 Véase Virno, Paolo, «Ambivalencia del desencanto: oportunismo, cinismo
y miedo», en Virno, Paolo, Virtuosismo y revolución. La acción política en la era del
desencanto, Madrid, Traficantes de Sueños, 2003.
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BIBLIOGRAFÍA

Esta bibliografía recoge una selección de textos que abordan


específicamente el concepto de «factografía» incluyendo las
fuentes teóricas de la época en las ediciones y traducciones uti-
lizadas en este estudio. También se incluyen otras monografías
y obras colectivas reseñadas expresamente a lo largo del libro.

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Bogdanov, A., 73-78, 110 61, 68, 86-87, 117, 118 n., 119,
Bolton, R., 201 n. 122, 123, 126, 130-132, 136,
Borisov, S., 202 137, 139, 140
Factografía ultima.QXP 30/4/10 13:06 Página 232

232 FACTOGRAFÍA ÍNDICE ONOMÁSTICO 233

Círculo Lingüístico de Moscú, 61 Glavlit (Administración Unificada Klucis, G., 12, 149, 179 Lüdke, W. M., 24 n.
Coleman, J., 211 n. para los Asuntos Literarios y Knödler-Bunte, E., 73 n. Lukács, G., 86
Cornwell, N., 107 n. Editoriales), 44 Kolzov, D., 28 n., 31 Lunacharsky, A., 12, 128, 129 n.
Crow, T., 209 n. Gogol, N., 68, 108 Krakauer, S., 161
Gómez, J. J., 33 n., 51 n., 57 n. Krauss, R., 211 Maiakovski, V., 45, 52, 56, 57 n.,
Davies, R. W., 85 n. González García, A., 44 n., 148, Krupskaia, N., 146, 147 66, 112, 157, 200
Der öffentliche Dienst, 166 n. 149 Kuleshov, L., 95 Makarevich, I., 202
Dickerman, L., 55, 133, 149 Gorki, M., 110 Kultygin, V. P., 31 n. MANA (Archivo Moscovita de
Die literarische Welt, 156 Gorn, 52 n. Kupreianov, V., 202 Arte Nuevo), 202
Gough, M., 84, 157, 158 Kushner, B., 51, 52, 56, 57 n., Manet, E., 195
Eco, U., 200 Graham, D., 23 65 n., 137, 143 Marchán Fiz, S., 25, 44, 66, 67
e i 10, 15 Grierson, J., 34. Kuzmic, I, 112 n., 70
Eikhenbaum, B., 12, 62, 63, 108 Groys, B., 152, 153, 154, 177 n., Margarotto, L., 59 n.
Eisenstein, S., 15, 20, 60, 93-95, 188, 203 n., 215 n. La Nación, 185 n. McLuhan, M., 81, 187, 214
104, 156, 185 Gutman, I., 31 n. Lachmann, R., 33, 61, 62, 68 n., Meddvedev, P. N., 12
El Arte de la Comuna, 51 108, 131 Mestman, M., 205 n.
El Faro Comunista, 157, 159, 161, 163 Haacke, H., 23, 168, 181, 193- Lacis, A., 15 Michelson, A, 96 n., 97 n., 105
El Lissitzki, 12, 51, 65, 133, 149, 198 Ladovski, N., 51, 56 Mierau, F., 34 n.
150, 152, 179, 182, 187 Haensgen, S., 203 Lavrentiev, A., 172 Mijailov, B., 202
El Museo de los Sueños de Sigmund Freud, Haden-Guest, A., 196 n. LEF (Frente Izquierdista de las Moholy-Nagy, L., 149
203 Hansen-Löve, A., 127 n. Artes), 10, 12, 33 n., 42, 45, Monastirski, A., 203 n.
Escuela del Método Formal, 61, Heartfield, J., 15, 169 46, 48, 52-54, 58, 61, 65, 67 Muñoz, T., 25, 51 n., 57 n., 122 n.
62, 108 Hitler, A., 196 n. n., 68, 72, 75-77, 83, 89, 91,
Etkind, E., 127 n. Hjelmslev, L., 200 92, 93, 95, 103, 107, 119-121, NEP (Nueva Política Económica),
Hollein, M., 177 n., 203 n. 122 n., 123, 124, 126, 130 n., 10, 11, 42-44, 66, 139 n., 167 n.
Feitelbaum, M., 105 n. Hunt, R., 29, 30 134, 135, 140 n., 141, 145, 166, Neue Bildende Kunst, 203 n.
Fer, B., 55, 56 n., 138 n. 173, 184, 185, 193 Nivat, G., 127 n.
Fernández, O., 25 Inchuk (Instituto de Cultura LEF (revista), 33 n., 48, 50 n., Novi LEF, 48, 52, 55, 56, 84 n.,
Fitzpatrick, S., 54 n. Artística), 51, 55 52, 54-55, 57 n., 61-62, 70, 92, 93 n., 95, 102, 104, 117,
Fontán, M., 177 n., 203 n. Internationale Revue, 156 n. 117, 118 n., 128 n. 118 n., 119, 124, 128 n., 135,
Fore, D., 34, 61, 76 n., 161 n., Ioganson, B., 135 Lenin, V. I., 13, 17, 29, 38, 39, 139, 140 n., 143, 145, 146,
178 n., 180 Ivanov, F., 145 n. 40, 42, 43 n., 45, 66, 74, 96, 149, 158 n., 163, 178 n.
Foster, H., 24, 155 n., 168, 180 124, 135, 152 n., 154
Jakobson, R., 200 Leskov, N., 119 n. O’Brien, K., 96 n., 97 n., 134
G. Material zur elementaren Gestaltung, 15 Lewin, M., 43 n., 46 n. October, 9, 34 n, 52 n., 55 n., 61
Gan, A., 49, 52, 58, 84 n., 174 n. Kaufman, B., 98, 101-102 Lodder, C., 50, 51 n., 65 n., 76 n., 71 n., 76 n., 94 n., 95 n.,
Gastev, A., 76-77 Kino-fot, 92, 174 n. n., 155 n., 173 n., 174 n. 134 n., 155 n., 158 n., 160 n.,
Ginzburg, M., 139 n. Kinopravda, 92 Longoni, A., 205 n. 161 n., 178 n., 180, 211 n.
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234 FACTOGRAFÍA ÍNDICE ONOMÁSTICO 235

OPOIAZ (Sociedad para el Estu- Scott, W., 172 109, 111, 112, 113, 115, 118, 119, Vinokur, G., 61, 62
dio de la Lengua Poética), 57 Screen, 86 n., 92 n., 94 n., 95 n., 122, 123, 125, 128, 136, 137, Virno, P., 218
130 n., 135 n., 140 n., 178 n. 156, 157, 158, 160, 161-164, VKhUTEMAS (Talleres Artísticos
Perniola, M., 218 Sekula, A., 201 166, 168, 170, 178 n., 180, y Técnicos Superiores del Es-
Pertsov, V., 77 Serman, I., 127 n. 184-187 tado), 52, 68 n.
Phillips, C., 80, 82 n., 137 n., Service, R., 43 n., 45 n. Trotski, L., 12, 17, 37, 38, 39, VOKS (Sociedad para las Rela-
145 n., 149 n., 173 n. Seurat, G. P., 195 40, 41, 42, 47, 53, 74 ciones Culturales con el Ex-
Popova, L., 56 Shchusev, A., 154 Tucumán arde, 203, 205 n. tranjero), 94
Pravda, 40, 157 Shklovski, V., 12, 15, 20, 60-62, Tupitsyn, M., 65, 66 n., 118 n., Vygotski, L., 202
Programa de Escape, 203 67, 68, 89, 93 n., 94, 101, 102, 139, 140, 202 n.
Proletkult, 11, 73-75, 78, 87 104-105, 124, 125, 127, 128, Tupitsyn, V., 202, 203 n., 203 n. Wall, J., 211 n.
Punin, N., 45 131, 138 Wecernjaja (revista), 15
Pushkin, 68 Sibiriakov, D. V.,136, 137 Unamuno, M., 18 Wedge, 201 n.
Sovietskoïe Foto, 148 Uspenskii, G., 112 Weinhart, M., 177 n.
Rabocaja Gazeta, 109 Spence, J., 196, 198, 199 Wollen, P., 200
Rejsner, L., 111, 112 Stalin, I., 17, 29, 37, 39, 40, 41, VAPP (Asociación Panrusa de Wood, P., 138 n.
Remizov, A., 108 n. 43, 44, 47, 149, 150, 152 n., Escritores Proletarios), 54
Ribalta, J., 179 n., 201 n. 153 Vengrov, N., 110 Zalambani, M., 25, 30 n., 60, 89
Richter, Z., 111 Steiner, G, 168 n. Vertov, D., 12, 13, 14, 20, 60, n., 92 n., 93 n., 109 n., 110 n.,
Roberts, J., 130 n., 149, 168, 169 Stepanova, V., 20, 173, 180, 185 91-106, 126, 133, 139 n., 146, 111 n., 117 n., 118 n., 130 n.,
n., 172 n., 196, 198, 208, 209 Strada, V., 119 n., 127 n. 147, 156 136 n.
Robin, R., 108, 128 Studio International, 200 Vesc, 51 Zamiatin, E., 108 n.
Rodchenko, A., 12, 14, 20, 51 n., Suites, R., 26 n. Vhringer, M., 29 Zoshchenko, M., 108 n.
84 n., 137, 138, 139 n., 141,
143-154, 175, 179, 182, 185 Tafuri, M., 138, 139 n., 167
Roiter, A., 202 Tarabukin, N., 47, 48 n., 52, 57,
Romaguera i Ramio, J., 97 n., 58 n., 65n., 72
101 n. Tatlin, V., 33 n., 152
ROPF (Fotógrafos Proletarios de Tekhnika i zhizn (Técnica y vida, revista),
la Sociedad Revolucionaria), 84 n.
202 Teng Shih-Hua, 118, 184
Rosler, M., 201 Timofeev, L., 110
Tinianov, I., 62
Saginian, M., 112 Tolstoi, L., 68, 115, 121, 124
Salvadó, T., 139 n., 167 n. Trenin, V., 128
Saunders, G., 37 Tretiakov, S., 11, 12, 15, 18-19,
Saussure, F., 200 33, 34, 46, 52, 56, 57 n., 61,
Schneider, M., 109, 110 n., 112-114 70, 71, 76, 93 n., 94-97, 105,
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ÍNDICE

Prólogo 9
por Simón Marchán Fiz

Introducción 17
1. ¿Qué es «factografía»? 27
2. El marco político
de un nuevo orden cultural 37
3. Del constructivismo al productivismo 49
4. Formalismo, teoría social
y nuevos soportes 59
La tensión entre formalismo y teoría social 65
La teoría social del arte en la producción 69
La dimensión educativa de la factografía 73
El espacio conceptual
de las «técnicas de fijación objetiva» 82
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5. Factografía y cine 91
6. Factografía y literatura 107
7. Literatura fakta 117
8. La analogía entre literatura
y fotografía 133
9. La inadecuación de rodckenko 143
10. Walter Benjamin y la recepción
internacional de la factografía 155
11. La ruta occidental de la factografía 177
12. Sobre la base factográfica
del arte de concepto 191
13. Hacia una teoría del arte y los medios 211
Bibliografía 221
Índice onomástico 231
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