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Revista Iberoamericana de Teología

ISSN: 1870-316X
angel.sanchez@uia.mx
Universidad Iberoamericana, Ciudad de
México
México

Baptista Rodrigues, António Augusto


Liderazgo y desarrollo económico desde una óptica cristiana
Revista Iberoamericana de Teología, vol. VIII, núm. 15, julio-diciembre, 2012, pp. 79-104
Universidad Iberoamericana, Ciudad de México
Distrito Federal, México

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=125232015004

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Ribet / Vol. VIII / N° 15, julio-diciembre 2012, 79-104
Derechos reservados de la Uia, ISSN 1870316X

Liderazgo y desarrollo económico


desde una óptica cristiana

António Augusto Baptista Rodrigues*

Resumen
El actual modelo económico, altamente excluyente y discriminante, mantie-
ne un sesgo economicista ajeno al desarrollo integral de los hombres, aunque
se continúe hablando de crecimiento económico como medida del desarro-
llo. Este artículo plantea que un cambio en dicho paradigma requiere otra
dimensión en la economía además de un liderazgo basado en el desarrollo

A n t ó n i o
humano y respetuoso del hombre. Para ello propone la práctica de un lide-
razgo integral, independientemente del estilo de liderazgo, profundamente
arraigado en las bases del servicio y de la entrega a Dios.

Palabras clave: Amor. Caridad. Justicia social. Espiritualidad. Liderazgo. Servicio.

A u g u s t o
Summary
The current economic model exclusionary and discriminatory pursues a
strictly economistic vision away from the integral development of man, even
though economic growth as a measure of development.is considered as the
vital subject of discussion. This article suggests that a necessary change re- B a p t i s t a
quires another dimension in economics and leadership based both on hu-
man development and respectful of man. We propose the practice of an
integral leadership, regardless of the leadership style practiced, but deeply
founded on service and devotion to God.
R o d r i g u e s

Key words: Love. Charity. Social Justice. Spirituality. Leadership. Service.

*Instituto Superior Autónomo de Estudos Politécnicos y Instituto Superior de Educa-


ção e Ciências. Correspondencia: Alameda das Linhas de Torres, 179, 1750-142 Lisboa,
Portugal. Tel. (+351) 217541310. Correo electrónico: pmarte67@gmail.com

79
R e v i s t a I b e r o a m e r i c a n a d e T e o l o g í a
Introducción
Crecimiento económico y desarrollo económico se asocian frecuentemente. El
modelo económico vigente insiste que habiendo crecimiento económico existe
desarrollo. ¿Pero de qué desarrollo estamos hablando? Ciertamente el desarro-
llo económico por sí solo no mejora los resultados sociales ya que los seres
humanos deben ser los fines del desarrollo, y no simples medios para otros fi-
nes1. A su vez, el liderazgo como actividad y los líderes como actores no pro-
mueven el desarrollo justo desde una dimensión antropológica de la persona.
En las Cartas encíclicas Populorum progressio2 de Pablo VI y Sollicitudo rei
socialis3 de Juan Pablo II, publicadas en los años 1967 y 1987 respectivamen-
te, la Iglesia coloca el hombre en el centro de la Economía.
o

En este trabajo se va reflexionar sobre la relación viable que puede darse


entre desarrollo y liderazgo, pero solo, si cambiarnos nuestra cosmovisión
R o d r i g u e s

racional por una cosmovisión que Dios tiene del mundo creado y de la reali-
dad en que se encuentra la persona. El modo de encarar el desarrollo depen-
de como se conciben las relaciones4 de los líderes a todos los niveles. En vez de
hablarnos de producto interno bruto5, ¿por qué no hablar de producto interno
relacional?6
B a p t i s t a

1 El ámbito del desarrollo humano va más allá: otras esferas de opciones que la gente

considera en alta medida incluyen la participación, la seguridad, la sostenibilidad, las


garantías de los derechos humanos, todas necesarias para ser una persona creativa y
productiva y para gozar de respeto por sí misma, potenciación y una sensación de per-
tenecer a una comunidad. (PNUD, 2000:17)
2 En adelante PP.
3 En adelante SRS.
4 La incapacidad de los lideres en generar relaciones interpersonales no se consideran las
A u g u s t o

relaciones de control, dominación u otras formas desiguales implica que no se reconozca


el valor económico de los bienes relacionales , necesarios en el momento de formular polí-
ticas económicas. Cf. E.CAMBÓN, Trinità modello sociale, Città Nuova Editrice, Roma
1999, a este propósito habla de una pobreza determinada por una profunda soledad, por la
necesidad de amar y de ser amados por sí mismos, como personas y desinteresadamente,
por el aburrimiento provocado por una vida vacía de significado y de motivaciones, por la
incapacidad encontrar una valorización de sus capacidades humanas y materiales.
A n t ó n i o

5 El Producto Interno Bruto (PIB) es el valor monetario de los bienes y servicios finales

producidos por una economía en un período determinado.


6 Relacional no tiene el sentido de las técnicas del management o del ámbito de la psicología

organizacional, pero se propone un significado metafórico de apertura y transformación por la


gracia del Espíritu Santo. Efectivamente las relaciones humanas se redujeron a meras relacio-
nes de intercambio de equivalentes. Sin embargo, el universo económico está hecho de diver-
sos mundos, en cada uno de los cuales prevalece un tipo específico de relaciones. Por ejemplo,

80 L i d e r a z g o y d e s a r r o l l o e c o n ó m i c o
d e s d e u n a ó p t i c a c r i s t i a n a
1. Desarrollo económico y desarrollo integral
La teoría económica tiene sus bases fundacionales en la microeconomía, debien-
do a ella su condición de disciplina científica. Esta teoría parte de la premisa que
el sistema económico debe funcionar a plena eficiencia para que los consumido-
res maximicen su bienestar, llegando a señalar que el sistema funciona en forma
óptima cuando nadie puede mejorar su bienestar sin que otro tenga que reducir
el propio. Por tanto, uno de los postulados sobre los cuales se levanta todo el an-
damiaje conceptual tiene que ver con las motivaciones que tienen los consumi-
dores para preferir un conjunto de bienes y servicios a otro. La ciencia económica
considera estas motivaciones de orden subjetivo, sobre las cuales no cabe hacer
ningún juicio de valor ya que cada consumidor es un agente que actúa racional-
mente, que sabe cuáles son sus prioridades al consumir, dado su ingreso dispo-
nible. A esta motivación subjetiva que responde al bienestar de las personas a

A n t ó n i o
través del consumo se le denomina función de utilidad, la cual no se puede
agregar al nivel del conjunto de la sociedad por no ser una función cardinal y ca-
recer de un carácter objetivo. Ella expresa los deseos que nos diferencian a unos
de otros, haciendo a la realidad compatible con nuestro carácter individualista,
impulsado por nuestro egoísmo intrínseco.

A u g u s t o
La enorme mayoría de los economistas sigue afirmando que la utilidad es una
función monótonamente creciente de la cantidad, y que todo aumento de la ri-
queza realza la calidad de vida. También sostienen que una economía sana
crece por lo menos un 3% por año, propulsada por el crecimiento demográfico,
los avances tecnológicos y la pasión adquisitiva. No les importa la desigualdad
creciente entre personas y naciones, que se ha dado en los últimos cuatro de-
cenios, ni el agotamiento de los recursos naturales; tampoco les preocupa la B a p t i s t a
desertificación, la contaminación ambiental, ni el despilfarro. Es verdad que
hay excepciones (p. ej. Stiglitz, Sen y Fitoussi 2008)7, pero suelen limitarse a se-
ñalar el problema, el cual, sostienen, no es económico sino político8.
R o d r i g u e s

conjuntamente con las relaciones de intercambio se encuentran presentes de una manera muy
determinante las relaciones de reciprocidad o pro-sociales . Cf C. CALVO, Globalización y
Desarrollo Integral Inclusivo, X Semana Social Católica, 2010, 100.
7 J. STIGLITZ, A. SEN Y J.P. FITOUSSI, The Measurement of Economic Performance an So-

cial Progress Revisited: Reflections and Overview. Paris: Commission on the Meas-
urement of Economic Performance And Social Progress, 2008.
8 M. BUNGE, Conferencia en la XLV Reunión Anual de la Asociación Argentina de

Economía Política, Buenos Aires, 19 de Noviembre de 2010. Riqueza o bienestar? Cre-


cimiento económico o desarrollo integral? Noviembre 2010.

81
R e v i s t a I b e r o a m e r i c a n a d e T e o l o g í a
La atención exclusiva a bienes de consumo presupone una concepción defi-
ciente de la naturaleza humana (homo economicus), así como una visión
sesgada del desarrollo como crecimiento exclusivamente económico, en el
que los bienes, tales como la paz y la prosperidad, valen tanto como los ma-
les (por ejemplo, la guerra y el endeudamiento). La concepción economicista
también lleva al empobrecimiento de la vida de los más, así como al rápido
agotamiento de recursos no renovables.
Hay dos reacciones posibles a los peligros mortales que comporta la visión
economicista de la vida y del desarrollo: la contracción económica y el desa-
rrollo integral. La primera no es socialmente justa ni políticamente viable, ya
que ignora que el 80% de la población mundial aún carece de lo necesario
o

para satisfacer sus necesidades básicas. La meta del desarrollo debiera ser el
bienestar de los más antes que la riqueza de unos pocos en contados países9.
R o d r i g u e s

El paradigma económico que sustenta ideológicamente el sistema capitalista no


ha logrado con la autorregulación del mercado el paraíso prometido por el sue-
ño iluminista-liberal. En lugar de esta utopía encontramos en Latinoamérica y en
todo el Tercer Mundo, en general, profundos bolsones de inequidad.10
Allí donde parece que nada se puede hacer, donde la pobreza grita por la
dignidad de la persona humana, emergen con fuerza múltiples alternativas
al desarrollo tradicional y al modelo económico vigente.
B a p t i s t a

En el siguiente cuadro podemos visualizar las características distintivas de


las formas económicas actuales y el nuevo modelo de desarrollo humano in-
tegral solidario como vocación de todos los hombres.11
A u g u s t o

9 A.Y. MARSHALL, Desarrollo Humano.


10 El Papa Francisco en su discurso de 16 Mayo frente a un conjunto de nuevos emba-
A n t ó n i o

jadores lamentó que a pesar de todos los avances logrados en las últimas décadas, la
mayoría de la humanidad sigue viviendo en una precariedad diaria con consecuen-
cias desastrosas , como el aumento de la violencia y la pobreza o la pérdida de la
alegría de vivir .
11 El desarrollo humano integral solidario pone en el centro de su concepción a la

persona humana en su integralidad, tanto personal como colectiva, por ser imagen y
semejanza de Dios.

82 L i d e r a z g o y d e s a r r o l l o e c o n ó m i c o
d e s d e u n a ó p t i c a c r i s t i a n a
Diferencias Tradicional Integral
Maximización de Satisfacción de las necesidades
Objetivo
las ganancias humanas en su conjunto
Factor El trabajo, la comunidad,
El capital
fundamental la solidaridad, la cooperación
Se rige por El mínimo costo El salario digno y el precio justo
Tipo de
Jerárquica Democrática
organización
Tipo de
De competencia De cooperación
relaciones
Utilidades Para unos pocos Para todos/as
Genera Exclusión Inclusión

A n t ó n i o
Parcial (índices
Integral (aspectos sociales.
macroeconómicos,
Mirada económicos, culturales, ecológicos,
monetarización de
éticos, espirituales)
la economía)

A u g u s t o
Fuente: Elaboración propia, adaptado de Cristina Calvo, Globalización y Desa-
rrollo Integral Inclusivo.

Se habla de desarrollo como un conjunto de políticas públicas en general y


de políticas sociales orientadas a corregir las fallas del mercado y los pro-
blemas sociales existentes en los países. De una perspectiva económica de
desarrollo, Pablo VI habla de una perspectiva de desarrollo humano como B a p t i s t a
una vocación de todo hombre con respecto a la cual cada uno es el principal
responsable:
En los designios de Dios cada hombre está llamado a un determinado desarro-
llo, porque toda vida es una vocación. Desde su nacimiento, a todos se ha dado,
como en germen, un conjunto de aptitudes y cualidades para que las hagan fruc-
R o d r i g u e s

tificar: su floración, durante la educación recibida en el propio ambiente y por el


personal esfuerzo propio, permitirá a cada uno orientarse hacia su destino, que
le ha sido señalado por el Creador. Así, por la inteligencia y la libertad, el hom-
bre es responsable tanto de su propio crecimiento como de su salvación. Ayu-
dado, y a veces estorbado, por los que le educan y le rodean, cada uno continúa
siempre, cualesquiera sean los influjos en él ejercidos, siendo el principal artífice

83
R e v i s t a I b e r o a m e r i c a n a d e T e o l o g í a
de su éxito o de su fracaso. Sólo por el esfuerzo de su inteligencia y de su volun-
tad el hombre puede crecer en humanidad, valer más, ser más .12
Frente a una concepción excesivamente estrecha del desarrollo − meramente
económico13 − el Papa propone el desarrollo integral14: El desarrollo no se
reduce al simple crecimiento económico. Para ser auténtico, el desarrollo ha
de ser integral, es decir, debe promover a todos los hombres y a todo el
hombre .15 El verdadero desarrollo es definido como el paso, para todos y
cada uno, de unas condiciones de vida menos humanas a condiciones más
humanas".16 El desarrollo integral del hombre no puede realizarse sin el
desarrollo solidario de la humanidad, mediante un mutuo y común esfuer-
zo .17 Es interesante señalar que las palabras de Pablo VI suponen que la fe
o

cristiana es humanizadora, que lo sobrenatural no anula lo natural sino que


lo potencia.
R o d r i g u e s

Aunque cada uno es el principal responsable de su propio desarrollo, éste


debe ser solidario, cosa perfectamente comprensible desde la antropología
cristiana que subraya la natural sociabilidad del ser humano. La solidaridad
no anula a aquel a quien sirve, sino que lo promueve; los pueblos más po-
bres están llamados a ser ellos mismos los agentes principales de su propio
desarrollo: La solidaridad mundial, cada día más eficiente, debe lograr que
todos los pueblos por sí mismos, sean los artífices de su propio destino .18
B a p t i s t a

12 Encíclica Populorum Progressio 15, (en adelante: PP).


13 Los principios bíblicos con respecto a la economía dados por Dios no son respetados
en el actual modelo de la ciencia económica ni la propia teoría los considera como
premisas universales en cualquier modelo. La Biblia habla de tres principios: principio
dado en creación sobre el acceso a todos (Ex 16,17-18;22,21-27; Ex 14,28-29;Mi3,3-4; Eze
47,21-23); principio dado en la creación sobre el derecho, responsabilidad y privilegio
A u g u s t o

de que todos puedan trabajar dignamente (Ex 21,1-6;20,26-27; Lev 25,35-43;19,13; Is


58:3;Ex20,10-11;12-23) y por último el principio sobre el derecho y responsabilidad en
compartir la producción (Sal 95,3-5; Ex 13,2;23,19; Dt 14,22-29;24,19-22;26,12-13; Ex
22,25-27; Lev19,9-10; Neh 5,1-13).
14 Esta integralidad se puede percibir a luz de la Biblia y dentro de lo espirito del pun-

to 3 de este trabajo, el protagonismo en la comunidad que debe explorar formas para


promover una economía de solidaridad donde las personas puedan tener empodera-
A n t ó n i o

miento sobre los procesos productivos y las formas de intercambio. Si el lector quise
profundizar sobre el tema, los siguientes pasajes le ayudarán: Jn 21,15-17; Hechos
20,26-28; Col 2,19; Ef 2,21; 4,16; Fil 2,1-4; Ro 12,4-13; Heb10,24-25).
15 PP, 14.
16 PP, 20.
17 PP, 43.
18 PP, 65.

84 L i d e r a z g o y d e s a r r o l l o e c o n ó m i c o
d e s d e u n a ó p t i c a c r i s t i a n a
En sintonía con Pablo VI, el Papa Juan Pablo II profundiza el tema de la insu-
ficiencia de un desarrollo meramente económico.19 A medida que es adver-
tida esa insuficiencia entra en crisis la estrecha concepción economicista del
desarrollo y se percibe la necesidad de una visión más integral. La experien-
cia muestra que la disponibilidad de una gran cantidad de recursos y bienes
de todo tipo no asegura la felicidad y, si no es orientada al verdadero bien de
todo el género humano, puede volverse fácilmente contra él para oprimirlo.
El Papa deplora la cultura consumista y sostiene que una de las mayores in-
justicias del mundo contemporáneo consiste en que son pocos los que po-
seen mucho y muchos los que no poseen casi nada.20
El mal no consiste en tener sino en un tener que se absolutiza y no se subor-
dina al ser y a la vocación del hombre.21 El desarrollo limitado a su dimen-
sión económica fácilmente se vuelve contra aquellos a quienes se pretende

A n t ó n i o
beneficiar. En el Antiguo Testamento, se advierte al pueblo del peligro de
concentrar capital o enriquecerse especialmente cuando esto llevaba al em-
pobrecimiento de otros sectores, (Lev 19,13; Deut 15,9-11; Is 5,8; Jer 6,11-13;
17,11; Haba 2,9-13). También, en el Nuevo Testamento encontramos pasajes.
Llegando a afirmar que la avaricia es idolatría, (Mt 6,18-24; Lc12,15-21; Col
3,5; Ef 5,5; Tit 2,12; Heb13,5).

A u g u s t o
El auténtico desarrollo humano debe medirse y orientarse según un paráme-
tro interior propio del ser humano. Dicho parámetro está en la naturaleza
específica de la persona creada a imagen y semejanza de Dios, y llamada a
utilizar a las criaturas y ocuparse de ellas en obediencia a la voluntad de
Dios. La persona tiene una verdadera afinidad con Dios, está llamada a la
inmortalidad y es fundamentalmente de naturaleza social. El desarrollo no B a p t i s t a
puede excluir ninguna de estas dimensiones.22
R o d r i g u e s

19 SRS, 28.
20 En las escrituras, Dios muestra como su corazón está con los humildes y marginados
para levantarles, mientras que está dispuesto a enviar vacíos a los ricos. (Lc 1,46-53;
Lc 6,20-26; 1Sam 2,2-8; Sal 12,5; Jer 5,26-31; Mt 25,31-46).
21 Las riquezas en sí no son malas, pero el pecado es que el ser humano puede hacer de

ellas su prioridad principal y privilegio de minorías, olvidando que la creación y el ser


humano con su don creacional están capacitados para generar abundancia para todos,
(1Tim 6,17b; Fil 4,18-19; Fil 4,19; 2; Cor 9,8).
22 SRS, 29.

85
R e v i s t a I b e r o a m e r i c a n a d e T e o l o g í a
Juan Pablo II afirma que el desarrollo23 puede ser considerado como la ex-
presión moderna de una dimensión esencial de la vocación del hombre se-
gún las Sagradas Escrituras. En efecto, según la Biblia el ser humano ha sido
creado a imagen y semejanza de Dios. Quien ha puesto al hombre ante la
exigencia de una tarea: dominar a las demás criaturas en obediencia a la ley
divina. Desde esta visión de fe se afirma que las continuas realizaciones de la
historia humana que responden a esa vocación originaria, son a menudo
puestas en peligro y crisis por el pecado.24
En el numero 15 de SRS, el Papa destaca unas dimensiones del subdesarrollo
que juzga aún más preocupantes que lo que revelan los indicadores económicos
y sociales. Son carencias de tipo cultural y formas de opresión y discriminación
o

que son más frecuentes en los países menos avanzados: El analfabetismo, la di-
ficultad o imposibilidad de acceder a los niveles superiores de instrucción, la in-
R o d r i g u e s

capacidad de participar en la construcción de la propia nación, las diversas


formas de explotación y de opresión económica, social, política y también reli-
giosas de la persona humana y de sus derechos, las discriminaciones de todo ti-
po, de modo especial la más odiosa basada en la diferencia racial.

2. Liderazgo económico y liderazgo integral


B a p t i s t a

«Salta a los ojos de todos, en primer lugar, que en nuestros tiempos no


sólo se acumulan riquezas, sino que también se acumula una descomu-
nal y tiránica potencia económica en manos de unos pocos, que la mayor
parte de las veces no son dueños, sino sólo custodios y administradores
de una riqueza en depósito, que ellos manejan a su voluntad y arbitrio.
Dominio ejercido de la manera más tiránica por aquellos que, teniendo en
A u g u s t o

sus manos el dinero y dominando sobre él, se apoderan también de las fi-
nanzas y señorean sobre el crédito, y por esta razón administran, diríase, la

23 Cuando se observa la desigualdad entre países y las relaciones entre los países ricos

para con los países pobres como refiere el Concilio Vaticano II gran parte de los
A n t ó n i o

primeros son países cristianos. Entonces tiene un propósito la pregunta en el ámbito


del liderazgo cristiano y del empoderamiento: ¿Cuál es la imagen de Dios presente en
esos países? En la línea de pensamiento de E.CAMBÓN, Trinità modello sociale, Città
Nuova Editrice, Roma 1999, en especial 64, todas las injusticias y abusos son causa-
dos, por la ausencia de un encuentro con el Amor de Dios y por la falta de conciencia
de sus consecuencias para la vida .
24 SRS, 31.

86 L i d e r a z g o y d e s a r r o l l o e c o n ó m i c o
d e s d e u n a ó p t i c a c r i s t i a n a
sangre de la que vive toda la economía y tienen en sus manos el alma de la
misma, de modo que nada ni nadie puede respirar contra su voluntad.
Esta acumulación de poder y de recursos, nota casi característica de la
economía contemporánea, es el fruto natural de la limitada libertad de
los competidores, de la que han sobrevivido sólo los más poderosos, lo
que con frecuencia es tanto como decir los más violentos y los más des-
provistos de conciencia. [ ]
Últimas consecuencias del espíritu individualista en economía, venerables
hermanos y amados hijos, son esas que vosotros mismos no sólo estáis vien-
do, sino también padeciendo: la libre concurrencia se ha destruido a sí misma;
la dictadura económica se ha adueñado del mercado libre; por consiguien-
te, al deseo de lucro ha sucedido la desenfrenada ambición de poderío; la
economía toda se ha hecho horrendamente dura, cruel, atroz.».25

A n t ó n i o
Estas palabras de Pio XI del año 1931 continúan siendo actuales, traducen el pa-
radigma vigente del desarrollo económico y de la perspectiva de liderazgo eco-
nómico. Existe un liderazgo económico, se trata de países26, personas que tienen
lo que se podría denominar poder económico donde se enfatiza la opulencia
económica bajo la forma de capacidad de gasto y niveles de consumo.27

A u g u s t o
Son esos los que mandan. Se impone su capacidad de gestión en particular en
orden a los resultados cuantitativos. Siendo modelos meramente economicis-
tas promovidos por los poderes internacionales y nacionales, generan socie-
dades marcadas por la exclusión, y por ende, resultan contrarios al desarrollo
integral humano.
De acuerdo con SEN28, hay necesidad de entender que el desarrollo no es só- B a p t i s t a
lo ingresos, pero que sin ingresos la gente carece de derechos. La segunda es

25 Palabras de Pío XI, en la encíclica social Quadragesimo anno, sobre la restauración

del orden social en perfecta conformidad con la ley evangélica al celebrarse el 40º
aniversario de la encíclica Rerum novarum de León XIII (números 105-107 y 109) en
R o d r i g u e s

el 15 de mayo de 1931, en medio de una gran recesión económica que por aquellas fe-
chas asolaba todo el mundo capitalista.
26 La secretaria de Estado, Hillary Clinton, estableció el 14 de Junio como el Día Mun-

dial del Liderazgo Económico para destacar el compromiso del Gobierno de los Esta-
dos Unidos de poner la economía en el centro de la política exterior, y usar la
diplomacia para avanzar en la transformación económica a nivel mundial.
27 El ansia de dinero, poder, placer y éxito, avasalla muchos corazones.
28 Este economista Premio Nobel de Economía en 1998 postula que la finalidad de la

ciencia económica debe ser la de ayudar a las personas a contar con las capacidades

87
R e v i s t a I b e r o a m e r i c a n a d e T e o l o g í a
que las capacidades que el postula se pueden comprometer muy temprano
en la vida de las personas, lo que hace que en una sociedad libertaria, la
igualdad sea vital, independientemente de que ésta se refiera a materias dis-
tintas y a que varíe de cultura en cultura.
La visión de Sen armoniza los diversos roles que cumplen los individuos, en
cuanto personas dotadas de capacidades para elegir, consumidores con li-
bertad para escoger y ciudadanos con derechos para optar.
Frecuentemente se plantea que gran cantidad de problemas y dificultades que
enfrentamos en el mundo se debe a la falta de líderes.29 Se ve la formación del
liderazgo como una gran solución a un mundo que parece estar cada día más
caótico y fuera de control.30 Se tiene la esperanza de que los líderes puedan
o

traer orden a ese caos. Se ha venido diciendo que tanto a las personas que na-
cen con el potencial de ser líderes, ó bien que se forman como líderes a través
R o d r i g u e s

de la vida y a quienes, por una u otra razón se les coloca a ejercer funciones de
líderes, se les debe proveer apoyo de formación para que puedan mejorar la
calidad de ese liderazgo. Esto ha llevado al desarrollo de un gran cúmulo de li-
teratura y de propuestas para la formación de líderes. La eficacia del líder se
lograría en la medida que estos líderes tengan posibilidad de ser formados pa-
ra que desarrollen ciertas cualidades que les permitan cumplir a cabalidad esa
tarea de líderes. El objetivo de la formación de líderes es formar líderes efica-
B a p t i s t a

ces , que a su vez cuestionen el concepto de liderazgo y los daños que aquél
puede causar y ha causado en la sociedad. Cada persona o institución que
desea tratar el tema busca agregarle ciertos adjetivos o cualidades al rol del
líder para poder solucionar contradicciones que son inherentes al mismo tér-
mino. La literatura es abundante y el liderazgo continúa siendo un concepto
sin una definición consensual31.
A u g u s t o

que les permitan buscar objetivos que ellas consideran valiosos para sus vidas, como
expresión real de un ejercicio de la libertad como derecho natural.
29 Estoy totalmente convencido de que la mayoría de las compañías actuales carecen del

liderazgo que necesitan. Y con frecuencia el déficit es grande. No hablo de un déficit del
10% sino del 200%, el 400% o más, de arriba abajo en toda la jerarquía . Cf. C. LOWNEY,
A n t ó n i o

El Liderazgo al estilo de los Jesuitas, Editorial: Grupo Editorial Norma 2004,351.


30 Un librero en línea ofrece más de diez mil títulos sobre el tema. Aun sin tomarse el

trabajo de examinarlos, se puede dar por sentado que ninguno de ellos presenta a la
sociedad como inundada de líderes. Probablemente es todo el contrario . CF. C. LOW-
NEY, El Liderazgo al estilo de los Jesuitas, Grupo Editorial Norma, 2004, 331.
31 Es irónico que a pesar de la gran inmensidad de investigaciones, administradores e

investigadores todavía no se conoce prácticamente nada acerca de la esencia de lo que

88 L i d e r a z g o y d e s a r r o l l o e c o n ó m i c o
d e s d e u n a ó p t i c a c r i s t i a n a
Pero, ¿tiene sentido hablar de encontrar una fórmula efectiva para el logro
de un liderazgo eficaz?32 La democracia33 se funda sobre el control del apara-
to del poder por los gobernados. Desafortunadamente el paradigma del líder
implica formas muy difusas e inespecíficas para delimitar, mucho menos pa-
ra vigilar y controlar las conductas y el poder que esos líderes ejercen. Es el
momento de cuestionarnos34 seriamente la esencia misma del concepto de
liderazgo y del impacto que este causa no solo distrayendo la atención en la
facilitación de procesos sinérgicos para el cambio, sino que muchas veces
contribuye seriamente al agravamiento de los problemas. Esta reflexión es
una invitación a considerar la posibilidad de hacer una ruptura no sólo con
el concepto de liderazgo, sino aún mucho más importante, con el mismo pa-
radigma del liderazgo bajo el cual la mayoría de los países viene viviendo
por muchos años,35

A n t ó n i o
Las propuestas sobre liderazgo, frecuentemente lo que hacen es la reproduc-
ción de una sociedad jerarquizada donde unas minorías asumen responsabi-
lidad por la marcha de la familia, grupos organizados y de la sociedad en
general, excluyendo36 a una gran mayoría de participar protagónicamente en

A u g u s t o
es el liderazgo, acerca de por qué algunas personas son seguidoras y otras las que li-
deran. Liderazgo continúa siendo una química misteriosa; el uso de palabras abstrac-
tas como carisma proclaman nuestra ignorancia . Cf. H. MINTZBERG, Mintzberg en
Management, The Free Press, 1989, 51.
32 Si el corazón del hombre no fuere bueno, entonces nada más se puede tornar bueno. Y

la bondad del corazón solo puede venir de Aquello que en sí mismo es la Bondad, lo bien .
Cf. J. RATZINGUER, Jesus de Nazaré, A esfera dos livros, Lisboa 2007, 65.
B a p t i s t a
33 Una democracia sin valores convirtiese fácilmente en un totalitarismo abierto o di-

simulado, como la historia demuestra . Cf. JUAN PABLO II, Carta encíclica Centesimus
Annus, 1991, 46:AAS83, 793-867).
34 Si el paradigma de liderazgo actual no responde a los cambios de la sociedad, no pode-

mos evitar que la expresión de nuestro carisma se vea afectada. El reto que afrontamos en
los momentos de cambio paradigmático es distinto: se trata de re-imaginar otra vez el ca-
risma a la luz de los signos de los tiempos. Y ése es un asunto en el que está de por medio el
Espíritu Santo. Creo que no es tarea sencilla. ¿Un líder no es también un evangelizador? La
R o d r i g u e s

misión de un líder no es dar a conocer a Jesús Cristo y hacerlo amar?


35 Una nueva discusión acerca del liderazgo surge por parte de los defensores en cuan-

to a que el liderazgo ha sido una forma sutil de perpetuar abusos en la sociedad y que,
por lo tanto, lo que se necesita no es desarrollar lideres sino generar procesos de auto-
gestión y protagonismo centrados en la comunidad y no en individuos. Esto acerca-
miento puede ser ampliado en LSL. JMA., Desarrollo integral transformador, Visión
Mundial, MAP Internacional y ASONGS, Quito 2003,126-213.
36 La exclusión consecuencia del paradigma de liderazgo vigente, resulta en un concep-

to de desarrollo centralizado en minorías que dictan sus reglas y formas de organiza-

89
R e v i s t a I b e r o a m e r i c a n a d e T e o l o g í a
esa responsabilidad para que tomen el rol de ser recipientes pasivos de las
ideas y decisiones de los líderes, para ser seguidores de ellos.
El término líder , independientemente de los adjetivos que se le ponga para
tratar de dar cabida al concepto de participación (por ejemplo, líder huma-
nista, líder democrático, líder participativo, líder situacional, líder autorita-
rio, etc.) siempre implicará el poder concentrado para guiar y el rol de
masas para ser seguidores . Este modelo viejo y agostado no solo inhi-
be el crecimiento de las personas mismas sino también las posibilidades de
realizar cambios verdaderos e integrales en nuestras organizaciones y socie-
dad.37 El líder frecuentemente ha impedido38 que el resto de las personas
cumplan la responsabilidad primaria de toda persona: darse nacimiento a sí
o

mismo, y no ser objeto pasivo para que sean otros los que le formen .
El paradigma del liderazgo39 actual se ha encargado de convencer40 a la ma-
R o d r i g u e s

yoría de la población que en los procesos productivos y económicos de nues-


tra sociedad existen unos privilegiados (líderes que controlan los procesos
productivos) que pueden manejar todos los aspectos que se requieren para

ción. Sin el reconocimiento de los derechos individuales, no podemos hablar de bien


común. JUAN PABLO II, en el número 15 de SRS, relativamente a la coartación de los
derechos a la iniciativa en materia económica refiere . En lugar de la iniciativa creado-
B a p t i s t a

ra nace la pasividad, la dependencia y la sumisión al aparato burocrático que, como


único órgano que dispone y decide - aunque no sea poseedor - de la totalidad de
los bienes y medios de producción, pone a todos en una posición de dependencia casi
absoluta, similar a la tradicional dependencia del obrero - proletario en el sistema ca-
pitalista. Esto provoca un sentido de frustración o desesperación y predispone a la
despreocupación de la vida nacional, empujando a muchos a la emigración y favore-
ciendo, a la vez, una forma de emigración psicológica .
37 LSL. JMA., Desarrollo integral transformador, Visión Mundial, MAP Internacional y
A u g u s t o

ASONGS, Quito 2003,126-213.


38 Esta es una visión contraria al liderazgo a la manera de Jesús, proceso por medio

del cual se influye de manera saludable, ya sea por el pensamiento o las acciones, en
las ideas, conductas y compromisos de otros, para el logro de objetivos comunes . Cf.
H. SEGURA, Más Allá de la Utopía, Bs.As.: Kairos, 2005, 72.
39 [ ] La mayoría de los hombres carece de un paradigma, de alguien que encarne sus
ideales más elevados y los inspire a esforzarse con valentía para alcanzarlos . Cf. J. COTÉ, El
A n t ó n i o

Liderazgo de Jesús, Principios de una Vida Exitosa, Perú: Ediciones Puma 2003,13.
40 El convencimiento presupone un acto artificial y lo que se necesita es de un lideraz-

go que busque el nivel espiritual de las personas en su desarrollo integral por la ra-
zón de que estamos en una economía de mercado construida sobre la confianza y el
respeto por la palabra empeñada, que son, valores espirituales cristianos y no debe-
mos avergonzarnos de ellos . Cf. P. LECOCQ, Presidente de la Unión Internacional
Cristiana de Dirigentes de Empresa (UNIAPAC), Octubre, 2009.

90 L i d e r a z g o y d e s a r r o l l o e c o n ó m i c o
d e s d e u n a ó p t i c a c r i s t i a n a
una buen gerencia (visión, pensamiento estratégico, acceso a fuentes de infor-
mación, estudios de mercado, como tomar decisiones empresariales, etc.) y
que los trabajadores y empleados (los seguidores) deben ser esas grandes ma-
sas dispuestas todo el tiempo a ofertar su fuerza laboral y sus conocimientos
profesionales al servicio de esas minorías que les lideran.41 Esto hace que fre-
cuentemente las grandes masas de empleados y trabajadores no puedan tener
acceso al conocimiento ni a la práctica de otras formas de organización empre-
sarial y desarrollo de inteligencia colectiva que les permita ser protagonistas
y organizadores de procesos productivos que sean muchos más humanos y
comprometidos con la equidad, el bienestar integral de las familias y la comu-
nidad, así como al manejo responsable de los recursos naturales.
Es muy interesante contrastar estos rasgos o formas de ejercicio de poder en
los líderes y en otras personas que a través de la historia generaron profun-

A n t ó n i o
dos cambios sin que necesariamente hayan funcionado bajo el paradigma se-
cular del liderazgo.42 Se pueden citar los ejemplos de Jesús Cristo, Gandhi,
Madre Teresa y muchos otros que han optado claramente por morir para
que otras personas puedan experimentar la vida, cumpliendo roles de pro-
fundos catalizadores sociales sin que hayan presumido el rol tan propio de
los líderes de guiar a las demás personas. Estas personas han descubierto

A u g u s t o
que no tiene sentido el amor43 al poder, pues hay un camino mucho más ex-

41Un método práctico para mantener a los pobres fuera de toda participación significa-

tiva en la sociedad es cargándolos con mucho trabajo, angustia por la supervivencia y


B a p t i s t a
falta de esperanza en una educación. Los Papas en sus encíclicas suelen poner de ma-
nifiesto la relación entre la miseria económica y la exclusión política. Muchos expertos
en economía y ciencias sociales han desarrollado este tema de manera más amplia.
¿Pero cómo se puede expresar este principio de manera positiva? Lo primero que sur-
ge es que la gran libertad concedida al hombre para crear, con una participación res-
ponsable, el mundo en el que quiere vivir. Ha de ser siempre un mundo en el que las
personas sean capaces de estar lado a lado solidariamente. Esto no elimina todas las
tensiones, problemas de distribución de los bienes, y el debate sobre las estructuras
R o d r i g u e s

políticas. Pero sí previene la violencia cruel y el odio hacia los otros.


42 La cuestión principal del liderazgo cristiano no radica en la capacidad técnica para

ejercer influencia sobre un grupo, sino en saber determinar el objetivo teológico hacia
el cual ese grupo debería avanzar. Lo primero es un asunto psicológico o gerencial del
cual es responsable el líder, y lo segundo un asunto de orden espiritual que compro-
mete a todo el grupo . Cf. H. SEGURA, Más Allá de la Utopía, Bs.As.: Kairos, 2005, 76.
43 El amor que nos referimos en este trabajo es lo amor que está en Dios. No es un

amor que se adicione a los amores humanos, impuesto de fuera. Es lo amor que está
en la base de todas las posibilidades humanas de amar. (Rm 5,5; Jo 15,9; Jo 17,26).

91
R e v i s t a I b e r o a m e r i c a n a d e T e o l o g í a
celente que es el poder del amor, donde ya no hay que buscar formas de con-
trol de otras personas ni peor aún control de la vida misma, pues hay que
descubrir la profunda satisfacción que se experimenta cuando se deja que se
la vida la que fluya a través de ellos/as.44 Posiblemente uno de los mayores
castigos que se auto impone el líder es el creer que debe tener todo bajo con-
trol y que es responsable de que sucedan las cosas lo cual le impide conti-
nuamente experimentar la libertad de poder ser ellos mismos y disfrutar
del placer de ver como las fuerzas creativas de la vida y de los procesos co-
lectivos pueden recrearle y recrear el entorno.
Jesús Cristo, cuya misión central sí era la de salvar la humanidad, permanente-
mente mostró un profundo respeto por la libertad de conciencia de las personas
o

y evitó todo tipo de elemento coercitivo para ejercer control en las demás perso-
nas. Permanentemente les invitaba con su modelo, enseñanza y actuar a que
R o d r i g u e s

asumieran responsabilidad por su propia vida. Con sus parábolas, ejemplos y


preguntas, invitaba a cada persona a que asumiera responsabilidad por sus pro-
pios procesos cognitivos y trataran de responderse a las preguntas fundamenta-
les en sus vidas. Cada encuentro buscaba hacerlos adultos o en otras palabras,
promover la autonomía de las demás personas, en contraste con las conductas
de los líderes dominantes, que buscan infantilizar a sus seguidores para mante-
ner a sus audiencias cautivas. Continuamente invitaba a las personas a descubrir
B a p t i s t a

que la razón fundamental de nuestra existencia como Humanidad, es ser pro-


fundamente relacionales entre unos/as y otros/as, con el orden creado y con
quien nos creó. Las relaciones de control que se dan en el esquema de líder y
seguidores condenan al ser humano a perder la posibilidad de experimentar a
plenitud esa comunión a la que todos y todas hemos sido llamados/as. Los
cambios más poderosos que se están dando tanto en las ciencias como en la filo-
A u g u s t o

sofía, apuntan hacia la comprensión de que existe una profunda interdependen-


cia de todos los seres, así como de los fenómenos psicológicos, sociales y
políticos que es expresada en la concepción del Universo como un gran sistema
conformado por infinidad de subsistemas y que interactúan dinámicamente en-
tre ellos, haciendo que el aparente caos sea una preciosa expresión de vida plena.
Nada puede ser entendido en aislamiento del resto y la peor alienación que se
A n t ó n i o

puede dar es cuando las personas optan por construir bordes , separaciones y

44 Cualquier persona puede ser grande, porque cualquier persona puede servir (M.

L. KING, Jr.).

92 L i d e r a z g o y d e s a r r o l l o e c o n ó m i c o
d e s d e u n a ó p t i c a c r i s t i a n a
barreras entre seres humanos o su creador que impiden la comunión y el pensar
y actuar como un todo integrado. El ser humano debe aprender a ver la verda-
dera democracia como un orden natural creado por Dios para el cual estamos
diseñados si deseamos vivir la comunión y la vida en plenitud.45
El paradigma del liderazgo es uno de los medios más sofisticados para mantener
verdades que justifican separaciones y jerarquías establecidas en la sociedad
(como si fueran naturales o peor, como necesarias ), y aislar a quienes buscan
disminuir o remover esas jerarquías. El mismo líder es ese prototipo de aliena-
ción con el resto de la comunidad. Personas46 que no tienen ningún apetito por
funcionar bajo el paradigma de liderazgo no subvaloran a los demás como inca-
paces de guiar sus propias vidas y por lo tanto por ninguna razón van a querer
ofrecerse como líder aunque fuesen invitadas a hacerlo. Estas personas han en-
tendido que su responsabilidad como ciudadanos es buscar facilitar que todos

A n t ó n i o
podamos cooperativamente construir nuestro destino en el que podamos convi-
vir en armonía, justicia, equidad, paz y amor. Por lo tanto, son personas que op-
tan por ejercer su poder entregando sus energías y tiempo al servicio de los
demás.47 Son personas que sin que necesariamente posean una posición política
o tengan cierto tipo especial de conocimientos, ni tengan control sobre ciertos re-
cursos, han adquirido una gran capacidad de influencia a través de su testimo-

A u g u s t o
nio de servicio y amor desinteresado por los demás. Los ejemplos más claros de
estas personas son aquellas que han invertido sus vidas comprometidos en facili-
tar procesos de cambio, para que personas y grupos sociales, a las cuales se les
había despojado de las posibilidades de ejercer algún tipo de poder, promuevan
procesos sociales para que todos puedan ir recuperando progresivamente aque-
llo de lo que se les había querido privar, tal vez por varias generaciones: ejercer B a p t i s t a
el poder a través del servicio. La solidaridad y el amor desinteresado son las más
sólidas y las menos ostentosas formas de hacerlo.

45 El seguimiento de Jesucristo lleva a la comprensión y al amor, no a la destrucción;


R o d r i g u e s

a la convivencia y a la paz, no a la violencia; a la entrega generosa a los demás, no al


egoísmo. Y eso es un bien social. Una cultura impregnada con estos valores es una cul-
tura de calidad. No se debe, pues, silenciar que Dios es amor, que nos ama y nos invita
al amor. Y eso es justamente lo que hace el Papa . Cf. D. MELÉ, La lógica del amor y el
liderazgo, Revista de Antiguos Alumnos, IESE Abril - Junio 2006 ,48.
46 El concepto de persona toma el hombre en todas sus acepciones: ser social, corporal,

intelectual y espiritual.
47 El liderazgo como servicio no está lejos de la lógica del amor . Cf. D. MELÉ, La lógi-

ca del amor y el liderazgo, Revista de Antiguos Alumnos, IESE Abril - Junio 2006, 50.

93
R e v i s t a I b e r o a m e r i c a n a d e T e o l o g í a
Personas que viven bajo sistemas de jerarquías, liderazgo, regulaciones y re-
glas que tienen que ser aceptadas y reforzadas por diferentes medios inclu-
yendo los coercitivos, difícilmente desarrollan una genuina credibilidad y
confianza recíproca entre los miembros48. Este aparato legal49 para mante-
ner orden y dirección en el grupo sirve como un sustituto de confianza y
credibilidad generando costos de transacción que consumen gran cantidad
de energía extra en el sistema convirtiendo a las relaciones humanas en un
intercambio de mercancías.
Es frecuente ver como los conceptos de liderazgo y líderes legitiman la jerar-
quización de la sociedad, la absolutización del poder y la justificación de éli-
tes50 que manejen ese poder y asuman las responsabilidades ante grandes
o

masas que continúan siendo recipientes pasivos de las decisiones de esas mi-
norías.51 Con frecuencia los líderes, ya sea consciente o inconscientemente,
R o d r i g u e s

buscan el reconocimiento y la auto promoción, modelando intereses indivi-


dualistas y luchas de poder para lograr intereses personalistas entre las mino-
rías que se disputan ese poder.52 Fácilmente se vuelven ciegos a sus propias
inconsistencias y van desarrollando personalidades plásticas y artificiales para
mantener una imagen que llega a ser muy diferente a lo que realmente son. En
algunos casos, a consecuencia de ir encubriendo sus errores cometidos, hay
B a p t i s t a

48 Las clases del profesor Keating, en la película «Dead Poets Society», eran dadas de

manera considerada poco ortodoxa en la escuela. Keating apela a valores como la li-
bertad de pensamiento y de expresión que chocan frontalmente con los que son de-
fendidos en la escuela. Entusiasmados con el lema Carpe diem (aprovecha el día)
proclamado pelo profesor, los alumnos ganaran coraje para experimentar desafíos y
experiencias que nunca antes hubieran osado enfrentar. La máxima Carpe diem ,
A u g u s t o

transmitida por lo profesor, justifica que cada uno de los alumnos recupere su libertad
e natural osadía y va alterando su comportamiento habitual.
49 [ ] el legalismo roba el gozo de la fe. Genera temor, porque procura controlar a
las personas mediante la intimidación . Cf. J. COTÉ, El Liderazgo de Jesús, Principios
de una Vida Exitosa, Perú: Ediciones Puma 2003,121.
50 La prueba del buen orden (económico) en un país no es dada por el número de mi-

llonarios que existen, sino por la ausencia de hambre entre las masas . Cf. GANDHI en
A n t ó n i o

A. TAROZZI, Visioni di uno sviluppo diverso, Grupo Abele, Turín 1990, 5.


51 El modelo de liderazgo que ha imperado en el mundo se ha caracterizado por ser

autoritario, jerárquico, prepotente, manipulador, excluyente y egoísta hasta lo sumo .


Cf. H. SEGURA, Más Allá de la Utopía, Bs.As.: Kairos, 2005, 58.
52 El hombre se encuentra dividido en sí mismo. Y así, toda la vida humana, singular

y colectiva, se presenta como una lucha dramática entre el bien y el mal, entre la luz y
las atrevas . Cf. Constitución Pastoral GAUDIUM ET SPES, número 13.

94 L i d e r a z g o y d e s a r r o l l o e c o n ó m i c o
d e s d e u n a ó p t i c a c r i s t i a n a
quien llega a perder todo principio ético para convertirse en un abusador cró-
nico y violador de toda clase de derechos de las otras personas.53
El empeño por el desarrollo no es un deber individual o individualista, es un im-
perativo para todos y cada uno, un deber de todos para con todos. La dimensión
solidaria es esencial al desarrollo humano54. Para lograr esa dimensión, se requie-
ren nuevas formas de organización social donde no se den las formas tradiciona-
les de poder tomando decisiones por personas y áreas muy remotas de las cuales
poco conoce su realidad o posibles consecuencias que traerán esas decisiones en
esas comunidades. Difícilmente podrá hablar de desarrollo si no se dan mecanis-
mos representativos y de autoridad de las personas que habitan en los diferentes
territorios, donde las personas que van a experimentar directamente las conse-
cuencias de las propuestas de desarrollo sean las que participen en esos procesos
de planificación y toma de decisiones.55 Se requiere que las élites gobernantes y

A n t ó n i o
empresariales asuman un profundo compromiso para recrear formas de demo-
cracias participativas tanto en lo político como en lo económico para lograr estra-
tegias de desarrollo sostenible con equidad.56 Si decimos que las estructuras son
pecaminosas, podemos concluir que las decisiones de las personas no son rele-
vantes, y por lo tanto no entra en juego la responsabilidad moral. El ejercicio del
poder es, cuanto menos, tan relevante como la posesión de bienes materiales57.

A u g u s t o
53 Aquellos que construyen las economías no son la Iglesia, ni los políticos, ni las uni-

versidades, ni las grandes instituciones, sino que es el sello de ejecutivos que están
tomando decisiones que impactan a muchos .Esas son las personas a las que tenemos
que apuntar por un cambio de corazón . Cf. P. LECOCQ, Presidente de la Unión Inter-
B a p t i s t a
nacional Cristiana de Dirigentes de Empresa (UNIAPAC), Octubre, 2009.
54 SRS, 32.
55 En la perspectiva de los obispos latinoamericanos (documento final de Puebla, en México,

Enero de 1979) la construcción de una sociedad a medida del hombre y en sintonía con el
proyecto de Dios, es necesario impulsar la conversión de la mentalidad de las personas, en
la escala de valores y en las leyes e instituciones. Son aspectos inseparables que necesaria-
mente se relacionan, perjudicándose o promoviéndose mutuamente.
56 Todas las sociedades para funcionaren presentan tres aspectos fundamentales: eco-
R o d r i g u e s

nómico, político y una cosmovisión de vida capaz de ofrecer, a nivelo personal y co-
munitario, razones para vivir, para amar, para esperar, para sublimar el sufrimiento y
la muerte. En la perspectiva de E. CAMBÓN, Trinità modello sociale, Città Nuova
Editrice, Roma 1999, en especial 64, las personas, las comunidades, las instituciones,
las naciones, etc. Ajen en sentido trinitario en la medida en que vivieren con las otras,
para las otras, en las otras y gracias a las otras.
57 Esto se explica con una cita de la Constitución Pastoral GAUDIUM ET SPES, Roma

1965,12-22, el pobre es a quien "se priva de casi toda posibilidad de iniciativa personal
y de responsabilidad".

95
R e v i s t a I b e r o a m e r i c a n a d e T e o l o g í a
Novak considera además que cultura, virtudes e instituciones como claves
del desarrollo humano son de algún modo mutuamente dependientes. Se
necesitan instituciones bien concebidas y sólidas porque [I]os sistemas defi-
cientemente concebidos frustran muy a menudo a las personas virtuosas,
mientras que las instituciones bien concebidas hacen que aún las personas
menos virtuosas se comporten mejor de lo que lo harían en otras circunstan-
cias .58 Pero [II] la virtud es indispensable. La idea de que las instituciones
pueden funcionar sin virtud es quimérica .59
Sin duda lo más valioso de la Doctrina Social de la Iglesia60 sobre este tema es
la concepción cristiana del desarrollo elaborada por Pablo VI y profundizada
por Juan Pablo II. Esta concepción implica la apelación a la solidaridad de to-
o

dos. El principio dado en la creación sobre el derecho, responsabilidad y privi-


legio de toda la humanidad de poder trabajar dignamente en una forma
R o d r i g u e s

creativa nos muestra como el trabajo, entendido como una dimensión del
desarrollo, es visto como una responsabilidad y privilegio para cada uno de
los cristianos, rechazando todo tipo de injusta distorsión de la dignidad o re-
tribución de las personas. (Hch 18,3; 1Cor, 4-12; 7,22; 12,13; Ef 4,28; 6,5,9; Col
3,9-14; 3,25-4,1; 1Tim5,18; Tito 2,11-15; 3,8,14). Debido a que la sostenibilidad
de los procesos de desarrollo está determinada por el nivel de democracia que
tenga esa comunidad, y debido a la relación que tenga el nivel de democracia
B a p t i s t a

de un grupo humano con la mayor o menor influencia que el paradigma61 de


liderazgo tenga en ella, es importante ampliar este tema. Es por eso que el te-
ma de liderazgo se convierte en un tema central cuando queremos hablar de
comunidades y sociedades participativas y democráticas.
A u g u s t o

58 M. NOVAK, El pensamiento social católico y las instituciones liberales. Libertad con


justicia, Emecé Editores, Buenos Aires 1992, 311.
59 M. NOVAK, El pensamiento social católico y las instituciones liberales, Libertad con jus-

ticia. Emecé Editores, Buenos Aires 1992, 324.


60 I. C. LARAÑA, Doctrina social de la Iglesia. Una aproximación histórica,3ª ed., San

Pablo, Madrid 1991.


A n t ó n i o

61 Los paradigmas son elaboraciones conceptuales que nos ayudan a dar un sentido a

nuestra experiencia. El teólogo J. SOBRINO, Spirituality of Liberation: Toward Political


Holiness, Maryknoll, Orbis Press, NY 1990, los compara con los goznes de una puerta.
Los momentos de crisis y desquiciamiento sobrevienen cuando los viejos goznes gas-
tados ya no pueden soportar el peso de la puerta. Cuando se llega a ese punto es ne-
cesario poner otros goznes para que la puerta pueda girar de nuevo, y además con
suavidad.

96 L i d e r a z g o y d e s a r r o l l o e c o n ó m i c o
d e s d e u n a ó p t i c a c r i s t i a n a
3. ¿Desarrollo sin liderazgo?
Desafortunadamente nuestra tendencia al imaginar a una sociedad sin líderes62 es
pensar que sería una sociedad anárquica, caótica y sin modelos que nos ayuden a
promover valores y rasgos cruciales para el bienestar de la sociedad. Nos cuesta
imaginarnos el desarrollo de la sociedad sin maestros líderes que guíen a las
grandes masas. Sin embargo, hace más de 2000 años fue planteado una propuesta
revolucionaria; la de construir una sociedad sin jerarquizaciones y sin líderes, con
autoridades responsables y que entienden y viven su rol de autoridad en una mi-
sión autentica de servicio.63 Fácilmente asumimos que sería una sociedad donde
cada persona es manejada por sus propios caprichos. Los seres humanos tenemos
un gran potencial para pensar y actuar razonada y responsablemente para convi-
vir en relaciones de amistad, solidaridad, reciprocidad y servicio, pero desafortu-
nadamente, también tenemos un gran potencial para construir relaciones de

A n t ó n i o
dominancia. Fácilmente podemos utilizar cualquier ventaja que la vida nos da pa-
ra establecer relaciones asimétricas de poder que fácilmente nos llevan a desarro-
llar diferentes formas de abusos sobre aquellas personas que no tengan esas van
tajes. Es por eso que se hace crucial que para la convivencia armónica y justa de
los seres humanos, es necesario marcar las normas de esa convivencia justa y te-

A u g u s t o
ner autoridades que permitan el promover y vigilar que esas normas sean cum-
plidas por todos.64 Los seres humanos por naturaleza somos seres sociales que
necesitamos convivir en diferentes formas de organizaciones las cuales frecuen-
temente presentan la necesidad de autoridades. Estas autoridades deben claramen-
te responder a la comunidad que las ha elegido, sirviendo en el cumplimiento de
las responsabilidades asumidas y promoviendo la participación protagónica de la
comunidad en sus diferentes procesos políticos y sociales.65 B a p t i s t a

62 Los jesuitas crearon una compañía en la cual todos los empleados eran líderes. [ ]
Todos son líderes y todos pueden dirigir constantemente . Cf. C.LOWNEY, El Lideraz-
go al estilo de los Jesuitas, Editorial: Grupo Editorial Norma 2004,107-108.
63 Mat 23 ,8; Jn 13,1-20; Mat 20,24-27; 1Ped 5,1-6; 1Ped 2,9; 1Cor 12,12-27).
R o d r i g u e s

64 Existen leyes injustas. Tenemos nosotros que contentarnos en obedecerlas, esfor-

zarnos por cambiarlas, o deberemos ya transgredirlas? [ ] Yo no dudo en afirmar


que aquellos que se llaman abolicionistas debería retirar inmediatamente su apoyo
personal y económico al gobierno de Massachusetts, y no esperar a constituir una ma-
yoría de uno que les otorgue el derecho de prevalecer . [ ]. Más aún, cualquier
hombre más correcto que sus vecinos constituye de por sí una mayoría de uno. . Cf.
H. D. THOREAU, Civil Disobedience, Apple Wood, Septiembre 2000, 33.
65 La degradación del valor de la confianza, en primer lugar base fundamental de la demo-

cracia de la sociedad civil, y después del régimen político organizado para gobernar la so-

97
R e v i s t a I b e r o a m e r i c a n a d e T e o l o g í a
Cuando una sociedad está acostumbrada a funcionar bajo el paradigma del
liderazgo66 donde personas que muestren cierto tipo de rasgos propios del
líder, rápidamente reciben el aval no sólo para ser aceptados como sus líde-
res, sino para ser asignados como autoridades para que sean quienes esta-
blezcan las formas de gobierno67. En estos procesos se viola profundamente
no sólo uno de los componentes fundamentales del ciudadano que es el ser
sujeto de responsabilidades en la conformación del marco jurídico y político
de la forma de gobierno, sino que violenta la libertad de esos ciudadanos.
Un elemento fundamental en lo que atañe al gobierno, es el desarrollo de la
responsabilidad para aprender a someterse mutuamente unos a otros-68 Este
mutuo sometimiento solo puede ser posible en libertad y es la forma que las
o

sociedades tienen para que el poder no sea un instrumento de abuso, de


opresión y de violencia. El poder69 sólo será un medio de vida y no de muerte,
R o d r i g u e s

ciedad civil, exige un regreso al culto del civismo, a la educación para el ejercicio responsa-
ble de la ciudadanía, a la valorización de la honra de servir la comunidad, a la convicción
de que las naciones son un futuro con pasado. Es necesaria la reinvención continua del fu-
turo que no tiene sustentación posible en el relativismo que invadió las estructuras sociales,
y en la falta de liderazgos movilizadores. Cf. A. MOREIRA, Ensaio: o diálogo e a sede de po-
der, Revista Nova Cidadania, nº 41, Março 2010,26-27.
66 En actual paradigma está profundamente enraizado en todos los espacios de la so-
B a p t i s t a

ciedad y sobretodo porque afecta directamente las estructuras de poder excluyentes


de la mayoría de las personas. Cf. E. MORIN, El método, las ideas, Cátedra, 1991, 238,
Como cualquier revolución, una revolución paradigmática ataca evidencias enormes,
lesiona intereses enormes, suscita resistencias enormes. [ ] el espíritu de un indivi-
duo carece del tiempo y el alejamiento para percibir la revolución en curso. Los gran-
des paradigmas tienen una vida multisecular y su agonía puede llevar un siglo .
67 Por cualquier norma que se los juzgue, Benedetto de Goes, Matteo Ricci y Chris-

topher Clavius no parecen haber sido modelos de liderazgo. Ninguno de ellos tuvo
A u g u s t o

bajo sus órdenes decenas de subalternos y ninguno subió muy alto por la jerarquía je-
suita. No fueron ni los más santos, ni los más eminentes ni los más influyentes jesuitas
de la historia, pero fueron líderes, y precisamente porque no se amoldan a nuestra
idea convencional del liderazgo es por lo que su vida plantea importantes preguntas
sobre qué significa ser líder, ya sea como jesuita del siglo XVII o en cualquier campo
de la vida moderna. Cf. C .LOWNEY, El Liderazgo al estilo de los Jesuitas, Grupo Edi-
torial Norma 2004, 73.
A n t ó n i o

68 Ef 5,21.
69 Estoy hablando de desarrollo sin liderazgo que utiliza el poder como instrumento

coercitivo, manipulador, pero lo que necesitamos es de otro tipo de poder. Ejercer el


liderazgo es ejercer el poder que tenemos como seres humanos. Poder que puede dar
sentido a los otros sentidos. Poder que se puede medir en cierto grado, si revisamos
nuestras vidas, nuestra situación personal de empoderamiento o de capacidades a las
que todas las personas podemos acceder con mucho sacrificio. Es decir, crecemos en

98 L i d e r a z g o y d e s a r r o l l o e c o n ó m i c o
d e s d e u n a ó p t i c a c r i s t i a n a
cuando se ejerce sobre sujetos libres, y sólo en tanto ellos sean libres. Cuando
un grupo humano libremente participa en el establecimiento de las reglas de
convivencia, libremente establece el perfil de los diferentes tipos de autori-
dades que requieran con las regulaciones explícitas sobre las cuáles opera-
rán, libremente participa en el examen de posibles candidatos que reflejen
ese perfil como en su elección, libremente apoyen, respalden y se sometan
a esas autoridades, libremente la evalúen y las remuevan cuando estas no
cumplan para lo cual fueron elegidas, solo entonces podremos hablar de
grupos humanos y sociedades gobernables en un ambiente de justicia y paz.
La participación en la construcción de un orden social justo enriquece a la
persona, que se sabe colaboradora en el perfeccionamiento de la sociedad. Se
percibe como sujeto activo del bien común, del desarrollo y progreso de su
pueblo y, por tanto, solidaria con sus semejantes en la tarea de construir la

A n t ó n i o
ciudad terrena.70
El paradigma de liderazgo asume que el ciudadano común no debe asumir
estas responsabilidades, sino simplemente cumple con aceptar a un líder y
dejar que él sea quien les guie en sus procesos históricos. Esto atenta contra
una de las condiciones más serias para que el poder sea un medio de prote-
ger y promover la vida: la plena libertad, especialmente la libertad de con-

A u g u s t o
ciencia. De ahí que el ciudadano pueda asumir un rol protagónico en la
construcción del gobierno, le ofrezca apoyo permanente, y lo interpele71
cuando no cumple las reglas del juego, ya que sin la posibilidad de resisten-
cia, el poder se convertiría en imposición. Pero el estereotipo de liderazgo
de los de arriba, que todo lo transforma inmediatamente, no es la solución:
es el problema. Si sólo los que están en una posición de mandar a grandes B a p t i s t a
equipos son los líderes, todos los demás tienen que ser seguidores. Y los que

capacidades de servicio respondiendo a la pregunta: ¿De qué soy capaz para ser
bueno y hacer el bien? Cf. T.A.L. APARICIO, Liderazgo efectivo, Santa Cruz, Bolivia, nº
6, Mayo 2001.
R o d r i g u e s

70 Con libertad, y de acuerdo con tus aficiones o cualidades, toma parte activa y eficaz

en las rectas asociaciones oficiales o privadas de tu país, con una participación llena de
sentido cristiano: esas organizaciones nunca son indiferentes para el bien temporal y
eterno de los hombres . Cf. J.M.E. BALAGUER, Forja, Scepter Pubs, nº 717, 2002.
71 Debemos reconocer, sin embargo, que en algunos lugares, actuar como cristiano
que quiere amar a Dios y a los demás puede significar ir contracorriente. Puede costar,
pero querer a la gente de verdad sin sentimentalismos no significa estar fuera de la
realidad . Cf. D. MELÉ, La lógica del amor y el liderazgo, Revista de Antiguos Alum-
nos, IESE Abril - Junio 2006, 48.

99
R e v i s t a I b e r o a m e r i c a n a d e T e o l o g í a
se catalogan como seguidores actuarán inevitablemente como tales, despro-
vistos de la energía y el empuje necesarios para aprovechar sus propias
oportunidades de liderazgo .72
La investidura de liderazgo dada a quienes se les titula como líderes73, tien-
de a crear dinastías, mientras que las posiciones de autoridad tienen meca-
nismos de distribución de poder como de renovación74 y remoción de
personas que ocupen esas posiciones de autoridad, especialmente cuando es-
tas por una u otra razón no pueden cumplir con sus compromisos. Las atri-
buciones y delegaciones de poder que se les hacen a los líderes se convierten
en atribuciones y delegaciones mientras que las atribuciones y delegaciones
de poder que se hacen a las autoridades no son a la persona misma sino a la
o

posición que ella ejerce. No en vano se construyen los más diversos estereo-
tipos y conceptualizaciones de formas que legitimen el concepto de líderes y
R o d r i g u e s

seguidores como algo normal y necesario.75

72 El modelo jesuita acaba con el precepto del único grande hombre por la sencilla
razón de que todos ejercen influencia, buena o mala, grande o pequeña, todo el tiem-
po. Un líder aprovecha todas las oportunidades que se le presenten para influir y pro-
ducir un impacto. Las circunstancias les dan a unos pocos la oportunidad de vivir
momentos definitorios que cambian el mundo; la gran mayoría de la gente no tiene
B a p t i s t a

esas oportunidades. Sin embargo, el liderazgo lo define no sólo la magnitud de la


oportunidad sino también la calidad de la respuesta. Uno no puede controlar todas
sus circunstancias pero si la manera como responde a ellas . Cf. C. LOWNEY, El Lide-
razgo al estilo de los Jesuitas, Grupo Editorial Norma 2004,21.
73 Pocos hombres tienen el éxito suficiente como para generar confianza, crear coraje

e inspirar la perseverancia necesaria para seguir hacia adelante sin claudicar en el difí-
cil intento de vivir a contramano de la cultura y de nuestra naturaleza humana . Cf. J.
COTÉ, El Liderazgo de Jesús, Principios de una Vida Exitosa, Perú: Ediciones Puma
A u g u s t o

2003,13.
74 Véase en la BIBLIA, en los tres primeros versículos de Éxodo 32, cómo el pueblo de

Israel quiere mantenerse sojuzgado por un líder. Cuando su líder se ausenta, rápida-
mente corren a buscar otro líder para que les sigan guiando. Los líderes son expertos
fabricando dioses para que vayan delante de las personas arrastrándolas a las más
situaciones absurdas.
75 Por ejemplo, la película rey león , la vida de las abejas, etc. Sin embargo, el libro de
A n t ó n i o

F. KOFMAN, Metamanagement, Kamphausen, 2005 plantea un nuevo tipo de liderazgo


que va contra los padrones comunes. No cabe en el ámbito de esto trabajo analizar el
libro, pero refiero algunas pistas para el lector más interesado: el líder es un ser hu-
mano como cualquier otro, limitado por sus modelos mentales, que piensa que su
punto de vista es siempre parcial; está convencido de que los pensamientos y puntos
de vista de los demás tienen lógica, y está abierto a enfrentarse a nuevos enfoques;
cree que si hay voluntad y compromiso con el diálogo, se puede producir una apren-

100 L i d e r a z g o y d e s a r r o l l o e c o n ó m i c o
d e s d e u n a ó p t i c a c r i s t i a n a
4. Conclusiones
Como hemos visto, integral y solidario son las dos características del autén-
tico desarrollo humano según la Doctrina Social de la Iglesia: el desarrollo de
todo el hombre y de todos los hombres. Bien entendida la antropología cris-
tiana, debería bastar con decir desarrollo humano integral porque la dimen-
sión solidaria está necesariamente incluida en una concepción de la persona
como ser naturalmente social. Nadie puede desarrollar en sí la imagen de
Dios sino mediante el amor al mismo Dios y al prójimo. Parafraseando a
Juan Pablo II: El verdadero desarrollo debe fundarse en el amor a Dios y
al prójimo, y favorecer las relaciones entre los individuos y las sociedades.
Esta es la civilización del amor , de la que hablaba con frecuencia el Papa
Pablo VI .76
En síntesis, según Juan Pablo II la negación de la libertad religiosa, política y

A n t ó n i o
económica empobrecen a las personas más que la privación de bienes mate-
riales y un desarrollo que no afirme plenamente esos derechos no puede
considerarse auténticamente humano.77
Siendo la caridad cristiana tan exigente, ¿es posible vivirla o hay que enten-
derla como un ideal utópico, bonito pero totalmente impracticable? El Papa

A u g u s t o
es consciente de que algunos pueden responder de modo negativo. Es signi-
ficativo que pocos días después de la publicación de su encíclica Deus Cari-
tas Es, Benedicto XVI, en una carta dirigida a los lectores de una popular
revista italiana, en la que presentaba su primera encíclica, explicaba que en
ella había querido responder a dos preguntas fundamentales: «¿Es posible
amar a Dios?», «¿Podemos de verdad amar al prójimo, cuando nos resulta
extraño o incluso antipático?». Ya en la introducción de la encíclica, Benedic- B a p t i s t a
to XVI da una primera respuesta a estas cuestiones al señalar que no estamos
solos: «puesto que es Dios quien nos ha amado primero (Cf. 1 Jn 4, 10), ahora
el amor ya no es sólo un "mandamiento", sino la respuesta al don del amor,
con el cual viene a nuestro encuentro». Y añade: «Sí, podemos amar a Dios,
dado que Él no se ha quedado a una distancia inalcanzable, sino que ha en-
R o d r i g u e s

dizaje en doble dirección (tu aprendes de mí, yo aprendo de ti);piensa que si existe un
problema, él puede haber contribuido a generarlo. Es decir, al sentirse parte del pro-
blema, es capaz de comprometerse a la hora de encontrar una solución (no tira balo-
nes fuera ), y incita a los demás a discutir temas controvertidos y dilemas.
76 SRS, 33.
77 SRS, 15.

101
R e v i s t a I b e r o a m e r i c a n a d e T e o l o g í a
trado y entra en nuestra vida No sólo nos ha ofrecido el amor, ante todo lo
ha vivido primero y toca a la puerta de nuestro corazón en muchos modos
para suscitar nuestra respuesta de amor». Podemos también amar al próxi-
mo: «Sí, podemos, afirma el Papa si somos amigos de Dios. Si somos ami-
gos de Cristo queda cada vez más claro que Él nos ha amado y nos ama,
aunque con frecuencia alejemos de Él nuestra mirada y vivamos según otros
criterios». El cristiano puede amar porque, en la medida en que se une a
Cristo, Dios le otorga el don del amor78. De modo aún más explícito, el Papa
afirma en la encíclica Deus Caritas est, 14 que «el mandamiento del amor es
posible sólo porque no es una mera exigencia: el amor puede ser mandado
porque antes es dado».
o

La relativa superioridad de un país y su natural liderazgo impone la obliga-


ción moral para ese país de abrirse a la promoción del bien común de todos:
R o d r i g u e s

Es oportuno afirmar aquí -y no debe parecer esto una exageración- que un


papel de liderazgo entre las naciones se puede justificar solamente con la po-
sibilidad y la voluntad de contribuir, de manera más amplia y generosa, al
bien común de todos. Una nación que cediese, más o menos conscientemen-
te, a la tentación de cerrarse en sí misma, olvidando la responsabilidad que
le confiere una cierta superioridad en el concierto de las Naciones, faltaría
gravemente a un preciso deber ético .79
B a p t i s t a

Una Comunidad (familiar) de Naciones refundada o renacida, precisa de


adoptar, en su Carta Constitucional, esos valores. Ellos integran, por ejem-
plo, la noción de un mundo con deberes recíprocos , apostado en el
desarrollo integral del hombre (y no apenas en el progreso científico y
tecnológico , ya que, como se decía en la Carta Encíclica del Papa Benito
XVI, Spe Salvi del 2007, no es la ciencia que redime el hombre, sino el
A u g u s t o

amor ), que tiene de combatir, antes de todo, los desvalores de la muerte y


de la destrucción.80
A n t ó n i o

78 En la línea de pensamiento de E. CAMBÓN, Trinità modello sociale, Città Nuova


Editrice, Roma 1999, en especial 33, la dinámica de la vida trinitaria consiste en im-
pactar un duplo efecto: dar existencia a los otros y realizar la identidad propia .
79 SRS, 23.
80 Cf. N. ROGEIRO, Dossier: Aquilo que é mais forte, Revista Nova Cidadania, nº 42,

Abril 2010, 51.

102 L i d e r a z g o y d e s a r r o l l o e c o n ó m i c o
d e s d e u n a ó p t i c a c r i s t i a n a
Sólo el cambio de los niveles de conciencia81 a un nivel de conciencia capaz
de transformar la realidad de una forma constructiva permite entender que
la vida y el concepto de espiritualidad no es un enfoque dualista. Hemos
de admitir que el paradigma de liderazgo económico no sirve82, esto período de
la historia que muchos denominan posmodernidad está marcado por la ne-
cesidad, cada vez mayor, de descubrir una imagen de Dios nueva y creíble.83
La renovación se requiere y se hace cambiando hacia un paradigma de soli-
daridad, fundamentada en principios universales84 de reciprocidad, com-
plementariedad y amor sin ningún tipo de discriminación o jerarquizaciones
que erosionen el poder y la responsabilidad de cada ser humano.
En la actual crisis que vive el mundo, pareciera que se ha perdido la brújula,
pues como mundo civilizado y desarrollado no sabemos hacia dónde vamos,
ni qué queremos de este mundo en el futuro. Si queremos la preservación de la

A n t ó n i o
raza humana o su extinción. Si queremos un mundo desarrollado cuyos frutos
sean disfrutados por todos los habitantes de la tierra o la situación de exclu-
sión y de pobreza en que vive la mayor parte de la población del mundo.
Entonces necesitamos de aquel líder que señale el rumbo y que se encargue
de convencer al mundo entero que ese es el camino correcto.
¿De qué sirve que existan en la actualidad gran cantidad de líderes políticos, si

A u g u s t o
ellos no van a defender la paz en el mundo, ni a impulsar la lucha contra la co-
rrupción o la lucha contra la pobreza mundial? ¿De qué sirve que exista gran
cantidad de líderes empresariales, si carecen de escrúpulos? Necesitamos que

B a p t i s t a
81 En periodos de incertidumbre, no deja de ser tentador acudir a modelos que dieron

sus frutos en otra época. Pero esa respuesta sólo nos llevará a una pérdida de tiempo e
hipotecará el futuro. Antes del cambio de la conciencia, el gran reto es iniciar un cam-
bio profundo en los corazones, a partir de un nuevo impulso de fe, caminando hacia
una mayor centralidad en Cristo Jesús.
82 Saber escuchar es uno de los principios de lo liderazgo cristiano. Los cristianos ha-

blan de la necesidad del silencio interior para poder escuchar a Dios. Pero, y citando a
J.M. POVILUS, Gesù in mezzo nel pensiero di Chiara Lubich. Genesi, contenuti e attua-
R o d r i g u e s

lità di un tema della sua spiritualità. Città Nuova, Roma 1981, 73. no se da la misma
importancia al silencio interior para poder escuchar los otros, ni que eso puede consti-
tuir un auténtico encuentro con Dios en el prójimo .
83 El hombre es creado como un ser libre y responsable llamado a la entrega. A veces

el hombre moderno está erróneamente convencido de que él es el único autor de sí


mismo, de su vida y de la sociedad. Esto es una consecuencia... del pecado original.
(BENEDICTO XVI, Carta Encíclica Caritas in veritate. Roma 29.06.2009, num. 34).
84 En estos pasajes bíblicos encontramos estos principios: 1Cor 12,12-27; Rom 12,3-5; Ef

2,19-22; 4,12-16.

103
R e v i s t a I b e r o a m e r i c a n a d e T e o l o g í a
el liderazgo trascienda los intereses de un grupo y se convierta en un medio
para alcanzar los fines sagrados de la sociedad, que no son incompatibles con
los intereses de las organizaciones empresariales ni de los países. Por lo tanto
necesitamos calidad y no cantidad y esa calidad tiene que ver con el ejercicio
del liderazgo integral, con la dimensión moral de los líderes.85
Llegaremos al verdadero desarrollo cuando el hombre sea lo más importante
en la política y en la economía, y cuando estas dos áreas tan importantes se
manejen bajo criterios éticos y por hombres rectos.86
En definitiva, el desarrollo económico tiene que ser desarrollo integral y el
liderazgo económico tiene que cambiar a un liderazgo integral. No se trata
de la defensa de una utopía, la situación del mundo lo exige. El modelo eco-
o

nómico está agotado. En este sentido, se requiere el cambio de una cosmovi-


sión exclusivamente humana o racional dada por los sentidos por una
R o d r i g u e s

cosmovisión que Dios tiene del mundo creado y de la realidad en que se en-
cuentra la persona. La conclusión es clara. Un liderazgo de servicio dedicado
al cultivo de un corazón compasivo, amante de Dios y experto en el amor al
prójimo87, un liderazgo del amor y el amor88 en las instituciones es posible,
pero requiere vida espiritual. Hace falta descubrir que el amor es un don que
viene de Dios, querer ese don y pedírselo. Y una vez recibido, trasladarlo a
todos los ámbitos de la vida.
B a p t i s t a
A u g u s t o

85 La recuperación de la espiritualidad cristiana para revivificar las mentes de los líde-

res torna posible practicar un liderazgo coherente con el evangelio. Para San Benito de
A n t ó n i o

Nursia, el fin de la espiritualidad no es el cumplimiento de una norma moralista sino


la búsqueda de un corazón puro.
86 C. Q. ARCE, Desarrollo con valor humano. www.cem.org.mx (consultada el 27 de

Abril de 2013).
87 H. SEGURA, Más Allá de la Utopía, Bs.As.: Kairos, 2005, 136.
88 La novedad cristiana no consiste en acreditar que Dios existe, sino que Dios es

amor (1Jo 4, 8-16).

104 L i d e r a z g o y d e s a r r o l l o e c o n ó m i c o
d e s d e u n a ó p t i c a c r i s t i a n a

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