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Seminario Diocesano de Morelia

Teología Espiritual
Luis Alonso Gutiérrez Gutiérrez 4º de teología

SÍNTESIS Y APLICACIÓN DE BUEN ESPÍRITU Y MAL ESPÍRITU EN SITUACIONES ESPECÍFICAS


DE LA IGLESIA DE HOY EN LA MESA DEL BANQUETE DEL REINO

La Iglesia no puede escapar a todos los devenires históricos, que sin duda impactan la manera
en que se debe vivir la fe. No puede escapar a todo este ambiente que se puede tornar
negativo, y cae, lamentablemente, en algunas de sus trampas. Por ello es necesario conocer
el paso de Dios en la vida de cada uno de quienes conformamos la Iglesia, contraponiéndolo
con el mal influjo del espíritu mundano en la misma vida social. El autor intenta dar un
esbozo de la acción del Mal espíritu y del Buen espíritu en tres sectores: en los dirigentes, en
el los laicos y en la Compañía.

Ante ellos, se nos invita a hacer un discernimiento, siguiendo las reglas de san Ignacio, de la
situación eclesial; pero particularmente una regla: qué experimento y hacia dónde me lleva.

Así, ante la situación de los dirigentes que tienden a centralizar, creyendo que la fuerza viene
de ellos mismos y no de Dios, mostrando una Iglesia que sólo es maestra, y no servidora
podemos afirmar que ello se debe a que experimentan miedo a perder posición, poder y
control. Lo que deben hacer es lo radicalmente opuesto: al miedo, contraponer la osadía libre;
a la codicia de poder, la humidad y la ineficacia mundana; a la centralización inquisitiva, la
confianza en que ésta es la obra del Señor.

En los laicos, el mal espíritu del mundo deforma la figura del pobre haciéndola despreciable
y peligrosa, por lo que la correcta reacción ha de ser el implicarse en el dolor de la humanidad;
en cuanto a los pobres que experimentan el camino de la droga y de la desesperanza, su
reacción ha de ser la de experimentar una confianza que no conoce más razón de ser que la
experiencia de un Dios que no frustra la esperanza de los pobres.

La mundanización de la Compañía de Jesús está en estrecha relación con su falla en la


pobreza como plataforma de trabajo; en el olvido de los pobres y sobre todo de la pérdida de
amistad con Jesús. Su reacción, pues, ha de ser la de experimentar, pero de verdad,
exponiéndose al mundo de la pobreza.

Pero también ahí Dios actúa y nos habla. A los dirigentes Dios les invita a despojarse de los
pobres del mundo, a la corresponsabilidad con los laicos e impulsar la fuerza de la vida
religiosa y a optar por los pobres. Las mociones de Dios al común de la Iglesia llevan a que
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Luis Alonso Gutiérrez Gutiérrez 4º de teología

se baje al encuentro con Dios, y no quedarse en el rito; a que desconfíen de la técnica y del
poder por sí mismo, a testimoniar la esperanza. El impulso de Dios en el corazón de los
empobrecidos es que el pobre crea en el pobre y en hacer énfasis de que ellos son los
verdaderos agentes para cambiar el mundo. Y en la Compañía, la moción ha de ser en verdad
compañeros de Jesús, a través de la cercanía con los pobres, poniendo la confianza en Jesús
y experimentando dolor con Cristo doloroso.

El problema de todos estos impulsos es encontrar mediaciones valederas que puedan


ayudarnos a hacer visible y presente la invitación de Dios. De allí que al final el autor sugiere
unas reglas para sentir desde los pobres, con el mundo, como un norte de la difícil marcha de
la humanidad.

Aplicación pastoral

Hasta ahora, nunca me había puesto a pensar que el discernimiento que propone san Ignacio
no solo sirve para mi proceso personal, sino que también es una herramienta utilísima al
momento de querer hacer un análisis de la realidad de la parroquia, o de tal o cual grupo
apostólico, y así hacer las proyecciones pastorales no conforme a lo que yo pienso que es lo
mejor, o lo que diga tal o cual coordinadora, sino realmente poner ante la mirada de Dios el
caminar pastoral, y haciendo una lectura de las mociones que encontramos, hacer una
propuesta desde el querer de Dios.

Pienso que ahí está el problema de muchos planes parroquiales fallidos; muchas de las veces
solo es el plan del seminarista, del párroco o del coordinador, que sin duda desean el buen
funcionamiento de la comunidad, pero nunca ven si realmente es lo que Dios quiere en ese
momento; si en verdad se está dando respuesta al proyecto de Dios, y así lograr el avance o
el crecimiento.

Aplicación personal

Bien podría tomar varias de las tentaciones que el espíritu mundano pone en los diversos
sectores que el autor nos presenta. Algo muy importante a distinguir en la lógica de
estrategias y movimientos espirituales es que, al buen espíritu, le gusta que el ser humano
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vaya existencialmente avanzando. En cambio, el mal espíritu intentará que retroceda. Desde
la lógica de Ignacio, Dios me va pidiendo algo a través de las mociones internas, por lo mismo
es importante que aprenda a distinguirlas. Ser cristiano es aprender a luchar contra el mal que
acecha en los fueros internos, también luchar contra la injusticia que veo en el mundo. Sentir
bonito no es en automático una moción del buen espíritu. El buen espíritu es como ese
instructor del gimnasio que me exige dar más y sacar lo mejor que tengo. También, me invita
a que sea solidarios y me una a las mejores causas que intentan construir un mundo más
humano. Por tal motivo es que el discernimiento ignaciano mantiene su vigencia y es una
gran herramienta para enfrentar los tiempos modernos, no solo dentro de mi formación, sino
ante el mundo.

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