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Pierre Bourdieu Jean Claude Passeron LA REPRODUCCION Elementos para una teoria del sistema de ensefianza editorial laia/barcelona La edicién, original francesa fue publicada por Les éditions Minuit, de Paris, bejo el titulo La reproduction. by Les Editions Minuit, 1970 para ia Introduccion a'due voci, Guaraldi, 1972 Versién castellana de E. L. ‘Texto revisado por J. Melendres y M. Subirats Prélogo para la edicién espafiola: Marina Subirats Prélogos de Ja edicién italiana: Giovanni Bechelloni y Francesco Ciafatont Br Loni ats eS anes» sa . fo de a Peubierta): Editorial Laia, S. A, ‘Constitueion,” 1820, ae Impreso en: Romanyal Valls, Verdaguer, i, Capellades (Barcelona) Printed in Spain Nota sobre la traducci6n Para la presente traduccién hemos adoptado el criterio de la maxima literalidad, conservando la forma de las frases originales —con sus numerosisimas subordinadas—, caracte- ristica del estilo de los autores. Salvo en los casos en que existe un equivalente exscto en el sistema de ensefianza es- Pafiol, hemos mantenido en francés los términos relativos al sistema francés. Para facilitar en alguna medida la com- prensién del texto, hemos incluido en la nota 1 del libro luna somera descripcién del sistema de ensefianza francés, base de los andlisis de Bourdieu y Passeron. Los autores utilizan a menudo la expresién latina cursus para referirse, no al curso escolar, sino al historial 0 trayec- toria escolar de los estudiantes. Sefialemos, por tltimo, que Jas numerosas abreviaturas latinas: ie. y e.g. que aparecen fen el original (libro I) han sido traducidas, respectivamen- te, por «o sea» y «por ejemplo», dado que en su forma pri- mitiva son poco usuales en castellano. indice Nota sobre Ia traduceién . Introduccién a 1a edicién castellana . Introduccién a la edicién italiana... . LC LIBRO 1. Fundamentos de una teorfa de ta violen- cia simbélica i aa eee LIBRO 2. El mantenimiento del orden . 1+ Capital cultural comunicacién Pe dagégica. . : i 2. Tradicién ilustrada y conservacién so- Giallo fe 3. Eliminacién y seleccién 4. La dependencia por la independencia. Apéndice . 15 35 39 109 11 155 189 227 m Libro 1 Fundamentos de una teoria de la violencia simbélica Para evitar un poco las contorsiones y el confusionismo se podria obligar a todo ser- moneador a enunciar al principio de su dis- curso la proposicién que quiere exponer. J.5, Rousseay, El gobierno de Polonia. ‘Cuando el legislador no puede emplear ni Ja fuerza ni el razonamiento, es necesari que recurra a una autoridad de otro orden, que pueda hacerse obedecer sin violencia y Fersuadir sin convencer. He aqui lo que obli- a5 desde siempre a los padres de las nacio- nes a recurrir a la intervencién del Cielo, J-3. Rousseau, El contrato social. Abreviaturas utilicadas en el Libro accién pedagégica. ‘autoridad pedagégca. trabajo pedagdgico, autoridad escolar. sistema de ensefianza, trabajo escolar. Estas convenciones gréficas sirven para recordar a los lectores que los conceptos por ellas designados constituyen por si mismos una taquizrafia de sistemas de relaciones 16- gicas que no es posible enunciar completamente en todas las Proposiciones, aunque han sido necesarios para la cons truccién de esas proposiciones y son la condicién de una adccuada lectura. Si este procedimiento no se ha extendido 1 todos los conceptos «sistémicos» que se utilizan (arbitra: riedad cultural, violencia simbélica, relacién de comunica- cién pedagégica, modo de imposicién, modo de inculeacién, legitimidad, ethos, capital cultural, habitus, reproduccién so- cial, reproduccién cultural), ha sido para evitar que la lectu- ra se convirtiera en algo iniitilmente dificil. PIERRE BOURDIEU Y JEAN-CLAUDE PASSERON 0. Todo poder de violencia simbélica, 0 sea, todo poder que logra imponer significaciones ¢ imponerlas como legitimas disimulando las relaciones de fuerza ‘en que se funda su propia fuerza, afiade su fuerza pro- ia, es decir, propiamente simbdlica, a esas relaciones de fuerza. Escolio 1. Rechazar este axioma que enuncia simulté- neamente la autonomfa y la dependencia relativas de las re- laciones simbélicas respecto a las relaciones de fuerza equi- valdria a nogar la posibilidad de una ciencia sociol6gica: en efecto, considerando que todas las teorfas implicita o explt citamente construidas sobre la base de axiomas diferentes conducirian o bien a situar la libertad creadora de los indi- Viduos 0 do los grupos al principio de la accién simbélica, considerada como auténoma respecto a sus condiciones ob- jetivas de existencia, 0 bien a aniquilar Ia accién simbélica como tal, rechazando toda autonom{a respecto a sus condi- ciones materiales de existencia, se puede considerar este axioma como un principio de Ia teoria del conocimiento so- ciol6gico. Escolio 2. Basta con comparar las teorias clésicas del fundamento del poder, las de Marx, Durkheim y Weber, para ver que las condiciones que hacen posible la constitucién de cada una de ellas excluyen la posibilidad de construccién del objeto que realizan las otras. Asi, Marx se opone a Durk- hheim porque percibe el producto de una dominacién de cla- se allf donde Durkheim (que nunca descubre tan claramente su filosofia social como en la sociologia de la educacién, Iu- gar privilegiado para la ilusién del consensus) no ve més LA REPRODUCCION 45 que el efecto de un condicionamiento social indiviso. Bajo otro aspecto, Marx y Durkheim se oponen a Weber al con- tradecir, por su objetivismo metodoldgico, Ia tentacién de ver en las relaciones de poder relaciones interindividuales de influencia o de dominio y de representar las diferentes for- mas de poder (politico, econémico, religioso, etc.) como otras tantas modalidades de la relacién socioldgicamente indife- renciada de poder (Macht) de un agente sobre otro. Final- ‘mente, por el hecho de que Ia reaccién contra los represen- tantes artifcialistas del orden social conduce a Durkheim a poner el acento en la exterforidad del condicionamiento, mientras que Marx, interesado en descubrir bajo las ideolo- gfas de la legitimidad les relaciones de violencia que las fandamentan, tiende a minimizar, en su andlisis de los efec- tos de la ideologia dominante, la eficacia real del refuerzo simbélico de las relaciones de fuerza que origina el recono- ‘cimiento por los dominacos de Ia legitimidad de la domina- cién, Weber se opone a Durkheim como a Marx en que es el tinico que se impone expresamente como objeto Ia contri- bucién especifica que las representaciones de Iegitimidad aportan al ejercicio y a la perpetuacién del poder, incluso ‘@ pesar de que, encerrado en una concepcién psicosociolégi- ca de estas representacicnes, no puede interrogarse, como Jo hace Mars, acerca de las funciones que tiene en las rela- ciones sociales el desconccimiento de la verdad objetiva de estas relaciones como releciones de fuerza, 1. De Ja doble arbitrariedad de la accién pedagégicn 1, Toda accién pedagégica (AP) es objetivamente una violencia simbélica en tanto que imposici6n, por un poder arbitrario, de una arbitrariedad cultural, Escolio. Las proposiciones que siguen (hasta las propo- ssiciones de tercer grado incluidas) se aplican a toda AP, sea esta AP ejercida por todos los miembros educados de una formacién social o de un grupo (educacién difusa), por los miembros de un grupo familiar a los que la cultura de un grupo o de una clase confiere esta tarea (educacién fami liar), o por el sistema de agentes explicitamente designados a este efecto por una institucién de funcién directa o ind rectamente, exclusiva o parcialmente educativa (educacién institucionalizada) 0 que, salvo especificacién expresa, esta 46 PIERRE BOURDIEU Y JEAN-CLAUDE PASSERON AP esté destinada a reproducir la arbitrariedad cultural de las clases dominantes 0 de las clases dominadas. Dicho de otra forma, el alcance de estas proposiciones se halla defi- nido por el hecho de que se refieren a toda formacién social entendida como sistema de relaciones de fuerza y de si ficados entre grupos o clases. Por ello, hemos renunciado, en los tres primeros puntos, a multiplicar los ejemplos tom: dos del caso de una AP dominante de tipo escolar con el fin de evitar sugerir, ni siquiera implicitamente, una restriecién de la validez de las proposiciones relativas a toda AP. Se ha reservado para su momento légico (proposiciones de gra do 4) la especificacién de las formas y efectos de una AP que se ejerce en el ambito de una institucién escolar; sélo en la \iltima proposicién (4,3) se halla caracterizada expresamente Ja AP escolar que reproduce Ia cultura dominante, contribu- yendo asi a reproducir la estructura de las relaciones de fuerza, en una formacién social en que el sistema de ense- fianza dominante tiende a reservarse el monopolio de la vio- Jencia simbélica legitima, 11. La AP es objetivamente una violencia simbé- Jica, en un primer sentido, en la medida en que las re- laciones de fuerza entre los grupos o las clases que constituyen una formacién social son el fundamento del poder arbitrario que es la condicién de la instaura- cién de una relacién de comunicacién pedagégica, 0 ssea, de la imposicién y de Ia inculcacién de una arbi. trariedad cultural segiin un modelo arbitrario de im- posicién y de inculcacién (educacidn). Escotio. Ast las relaciones de fuerza que constituyen las formaciones sociales de descendencia patrilinear y las for- maciones sociales de descendencia matrilinear se manifies- tan directamente en los tipos de AP correspondientes a cada uno de los dos sistemas de sucesién. En un sistema de des- cendencia matrilinear en que el padre no detenta autoridad Juridica sobre e! hijo, mientras que el hijo no tiene ningtin derecho sobre los bienes y los privilegios del padre, éste solo Ptiede apoyar su AP en sanciones afectivas 0 morales (aun- que el grupo le aporte su sostén, en ultima instancia, en el ‘caso en que se vean amenazadas sus prerrogativas) y no dis- one de la asistencia juridica que se le asegura, por ejemplo LA REPRODUCCION 7 cuando pretende afirmar su derecho a los servicios sexuales de su om Por el contrario, en un sistema de descenden- cia patrilinear, en que el hijo, dotado de derechos explicitos y juridicamente sancionados sobre los bienes y los privile- gios del padre, mantiene con él una relacién competitiva, e incluso conflictiva (como el sobrino con el tfo materno en un sistema matrilinear), el padre «representa el poder de la sociedad como fueraa en el grupo doméstico»y ‘puede, eon esta prerrogativa, imponer sanciones juridicas al servicio Seen: ier ee ees a ee trata de ignorar Ja dimensién propiamente bioldgica de la relacién de imposicién pedagégica, es decir, la dependencia biolégicamente condicionada que corresponde a la impoten- cia infantil, no se puede hacer abstraccion de las determina- ciones sociales que especifican en todos los casos la relacién entre los adultos y 10s nifios, incluso en aquellos en que los, educadores son los padres bioldgicos (por ejemplo, las de- terminaciones corresponcientes a la estructura de la fami- lia o @ la posicién de la familia en la estructura social), 1.1. Como poder simbélico, que no se reduce nun- ca por definicién a la imposicin de la fuerza, la AP s6lo puede producir su efecto propio, o sea, ‘propia. ‘mente simbélico, en tanto en cuanto que se ejerce en uuna relacién de comunicacién, 1.12, Como violencia simbélica, la AP sélo puede Producir su efecto propio, o sea, propiamente pe- dagégico, cuando se dan las condiciones sociales de la imposicién y de la inculeacién, o sea, las relaciones de fuerza que no estén implicadas en una definicién for- mal de la comunicacién. 1.13. En una formacién social determinada, la AP que las relaciones de fuerza entre los grupos o las cla- 85 que constituyen esta formacién social colocan en posicién dominante en el sistema de las AP, es aquella que, tanto por su modo de imposicién como por la de- limitacién de lo que impone y de aquellos a quienes lo impone, corresponde més completamente, aunque siem- pre de manera mediata, a los intereses objetivos (ma- teriales, simbélicos y, en el aspecto aqui considerado, edagogicos) de los grupos o clases dominantes. 48 PIERRE BOURDIEU Y JEAN-CLAUDE PASSERON Escolio. La fuerza simbélica de una instancia pedagégi- ca se define por su peso en la estructura de las relaciones de fuerza y de las relaciones simbélicas (las cuales expresan siempre esas relaciones de fuerza que se instauran entre las instancias que ejercen una accién de violencia simbélica; esta estructura expresa, a su vez, las relaciones de fuerza entre los grupos o las clases que constituyen la formacién social consideraia. Por la mediacién de este efecto de domi- nacién de In AP dominante, las diferentes AP que se ejercen en los diferentes grupos o clases colaboran objetiva e indi rectamente a la dominacién de las clases dominantes (por ejemplo, inculcacién por las AP dominadas de los saberes actitudes cuyo valor ha sido definido por la AP dominante en el mercado econémico 0 simbélico). 12. La AP es objetivamente una violencia simbéli- ca, en un segundo sentido, en la medida en que la de- Jimitacién objetivamente implicada en el hecho de im- poner y de inculcar ciertos significados, tratados —por Ia selecciéa y exclusién que les es correlativa— como dignos de ser reproducidos por una AP, reproduce (en el doble sgnificado del término) la seleccién arbitra- ria que un grupo o una clase opera objetivamente en y por su artitrariedad cultural. 121. La seleccién de significados que define obje- tivamente la cultura de un grupo o de una clase como sistema simbélico es arbitraria en tanto que la estruc- tura y las funciones de esta cultura no pueden deducir- se de ningin principio universal, fisico, biolégico 0 es- piritual, puesto que no estén unidas por ningain tipo de relacién interna a la enaturaleza de las cosas» o a una enaturalezs humana». 122. La seleccién de significados que define obje- tivamente la cultura de un grupo o de una clase como sistema simbélico es sociol6gicamente necesaria en la medida en que esta cultura debe su existencia a las condiciones sociales de las que es producto y su inteli gibilidad a la coherencia y a las funciones de Ja estruc- tura de las relaciones significantes que la constituyen, LA REPRODUCCION 9 Escotio. Arbitrarias cuando, por el método comparativo, se las refiere al conjunto de culturas presentes 0 pasadas 0, por una narracién imaginaria, al universo de las culturas posibles, las eopciones» constitutivas de una cultura (. No hay AP que no inculque significados no de- ducibles de un principio universal (razén légica o naturale- 2a biol6gica); puesto que la autoridad es parte integrante de toda pedagogia, puede inculcar los significados mas univer- sales (ciencias 0 tecnologia). Por otra parte, toda relacién de fuerza, por mecinica y brutal que sea, ejerce ademés un efecto simbdlico, Es decir, la AP, que est siempre objetiva- mente situada entre los dos polos inaccesibles de la fuerza pura y de la razén pura, debe recurrir tanto mas a medios directos de coaccién cuanto menos los significados que ella impone se imponen por su propia fuerza, o sea, por la fuerza de la naturaleza biol6gica o de la razén Igica. 13.1. La AP cuyo poder arbitrario de imponer una arbitrariecad cultural reside en diltima instancia en las relaciones de fuerza entre los grupos o clases que cons- tituyen la formacién social en la que dicha AP se ejer- ce (por 1.1 y 1.2) contribuye, al reproducir la arbitra- riedad cul:ural que inculca, a reproducir las relaciones de fuerza que fundamentan su poder de imposicién ar- bitrario (funcién de reproduccién social de la repro- duccién cultural). 1.3.2. En una formacién social determinada, las di- ferentes AP, que nunca pueden ser definidas indepen- dientemen‘e de su pertenencia a un sistema de AP so- LA REPRODUCCISN aL metidas al efecto de dominacién de la AP dominante, tienden a reproducir el sistema de arbitrariedades cul turales caracteristico de esta formacién social, 0 sea, fa dominacién de la arbitrariedad cultural dominante, contribuyendo de esta forma a la reproduccién de las relaciones de fuerza que colocan esta arbitrariedad cul- tural en posicién dominante. Escotio. Al definir tradicionalmente el «sistema de edu- cacién» como el conjunto de mecanismos institucfonales 0 consuetudinarios por los que se halla asegurada la transmi- sién entre las generaciones de la cultura heredada del pasado (por ejemplo, Ia informacién acumulada), las teorias clé- sicas tienden a disociar la reproduccién cultural de su fun- ign de reproduccién social, o sea, ignorar el efecto propio de las relaciones simbélicas en la reproduccién de las rela- ‘ciones de fuerza. Estas teorfas que, tal como puede observarse en Durkheim, se limitan « extrapolar a las sociedades dividi- das en clases la representacién de Ia cultura y de la transmi- sién cultural més extendida entre los etndlogos, se fundan en el postulado técito de que las diferentes AP que se ejer- cen en una formacién social colaboran armoniosamente a Ia reproduccién de un capital cultural concebido como una propiedad indivisa de toda la «sociedad». En realidad, por ‘el hecho de que correspondan a los intereses materiales y simbélicos de grupos o clases distintamente situados en las relaciones de fuerza, estas AP tienden siempre a reproducit la estructura de la distribucién del capital cultural entre 508 ‘grupos o clases, contribuyendo con ello a la reproduccién de la estructura social: en efecto, las leyes del mercado donde se forma el valor econémko o simbélico, o sea, el valor como capital cultural, de las arbitrariedades culturales reproduci- das por las diferentes AP y, de esta forma, de los productos de estas AP (individuos educados) constituyen uno de los mecanismos, mas 0 menos determinantes segiin el tipo de formacién social, por Jos que se halla asegurada Ia reproduc: cién social, definida como reproduccién de la estructura de Jas relaciones de fuerza entre las clases. 2. De In autoridad pedagégica 2. En tanto que poder de violencia simbélica que se ejerce en una relacién de comunicacién que s6lo

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