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Trilce, I
Y la península párase
por la espalda, abozaleada, impertérrita
en la línea mortal del equilibrio.
Trilce, LV
Vallejo dice hoy la Muerte está soldando cada lindero a cada hebra
de cabello perdido, desde la cubeta de un frontal, donde hay algas,
toronjiles que cantan divinos almácigos en guardia, y versos anti
sépticos sin dueño.
1
España, Aparta de mí este cáliz, III
Solía escribir con su dedo grande en el aire:
«¡Viban los compañeros! Pedro Rojas»,
de Miranda de Ebro, padre y hombre,
marido y hombre, ferroviario y hombre,
padre y más hombre. Pedro y sus dos muertes.
2
CARLOS OQUENDO DE AMAT
(Puno, 1905 – España, 1936)
r e c l a m
Desde un tranvía
el sol como un pasajero
lee la ciudad
las esquinas
adelgazan a los viandantes
y el viento empuja
los coches de alquiler
r Novedad
o Todos los poetas han salido de la tecla U de la Underwod
s
n
e
c
a
n
u compró para la luna 5 metros de poemas
1923
3
CÉSAR MORO (Lima, 1903-1956)
4
El acopio fulgurante
De datos perdidos en la noche cabal del pasado
Como un jadear eterno si sales a la noche
Al viento calmar pasan los jabalíes
Las hienas hartas de rapiña
Hendido a lo largo el espectáculo muestra
Faces sangrientas de eclipse lunar
El cuerpo en llamarada oscila
Por el tiempo
Sin espacio cambiante
Pues el eterno es el inmóvil
Y todas las piedras arrojadas
Al vendaval a los cuatro puntos cardinales
Vuelven como pájaros señeros
Devorando lagunas de años derruidos
Insondables telarañas de tiempo caído y leñoso
Oquedades herrumbrosas
En el silencio piramidal
Mortecino parpadeante esplendor
Para decirme que aún vivo
Respondiendo por cada poro de mi cuerpo
Al poderío de tu nombre oh poesía
Lima, la horrible, 24 de julio o agosto de 1949
Pienso en tu cuerpo que hacía del lecho el cielo y las montañas supremas
de la única realidad
con sus valles y sus sombras
con la humedad y los mármoles y el agua negra reflejando todas las estrellas
en cada ojo
No olvidaré nunca
Pero quién habla de olvido
en la prisión en que tu ausencia me deja
en la soledad en que este poema me abandona
en el destierro en que cada hora me encuentra
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No despertaré más
No resistiré ya el asalto de las inmensas olas
que vienen del paisaje dichoso que tú habitas
Afuera bajo el frío nocturno me paseo
sobre aquella tabla tan alto colocada y de donde se cae de golpe
Elegía blasfema para los que viven en el barrio de San Pedro y no tienen qué comer
señores míos
por favor
traten de comprender
detrás de esa pared tan blanca
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no hay nada
pero nada
lo cual no quiere decir
que no haya cielo
o no haya infierno
sería como confundir el sol
con un silbido
o con el propio cigarrillo
(no haber visto nunca el cielo
significa solamente
no tener dinero
ni para los anteojos)
pero que detrás de esa pared tan blanca
circule un animal tan fabuloso
arrastrando según dicen
siempre radiante
siempre enjoyado
un manto de cristal siempre encendido
y que su vivir sea tan brillante
que ni la vejez
ni la soledad
ni la muerte
amenacen su plumaje
no lo creo
ni puedo concebir tampoco
que además sea invisible
o demasiado parecido
al cielo azul
al árbol verde
al fruto rojo
al pan dorado
un animal tan milagroso
carecería de vientre
no tendría tantos hijos
negros blancos amarillos
que amanecen diariamente
con la cara ensangrentada
y los brazos amarrados
con la lengua acuchillada
y el estómago vacío
un animal así
no tendría el hocico sedoso de los vendedores de gracias
y ataúdes y estampas y souvenirs de instantes perfectamente
olvidados bajo un cenicero o una postal de san pedro
una bestia semejante
tendría alas además
pero no alas de plumas encendidas
qué tontería
sino membranas divididas netamente
por la naturaleza
a izquierda y derecha
simétricamente dispuestas para volar un día
por sobre la pared tan blanca
por sobre el hambre y la guerra
o más humildemente
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por sobre el resfriado y el cáncer
no señores míos
créanme realmente
detrás de esa pared tan blanca
no hay nada
pero nada
una criatura tan perfecta además
no podría vivir encerrada
toda una eternidad
en un lugar tan hediondo
no podría vivir
alimentándose tan sólo
de su propio cuerpo luminoso
cómodamente tendido
en la gran pompa celeste
como si se tratara
de una espléndida ramera ya cansada
llena de mil hijos de mil padres olvidados bajo un cenicero
o una postal de san pedro
Mutatis mutandis, 10
escribo algo
algo todavía
algo más aún
añado palabras pájaros
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hojas secas viento
borro palabras nuevamente
borro pájaros hojas secas viento
escribo algo todavía
vuelvo a añadir palabras
palabras otra vez
palabras aún
además pájaros hojas secas viento
borro palabras nuevamente
borro pájaros hojas secas viento
borro todo por fin
no escribo nada
A rose is a rose
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Escucha las trompetas de tu reino. Noé naufraga cada mañana, todo
mar es terrible, todo sol es de hielo, todo cielo es de piedra.
¿Qué más quieres de mí?
Quieres que ciega, irremediablemente a oscuras deje de ser el alacrán
en su nido, la tortuga desollada, el árbol bajo el hacha, la serpiente sin
piel, el que vende a su madre con el primer vagido, el que sólo es
espalda y jamás frente el que siempre tropieza, el que nace de rodillas,
el viperino, el potroso, el que enterró sus piernas y está vivo, el dueño
de la otra mejilla, el que no sabe amar como a sí mismo porque
siempre está solo. Ve lo que has hecho de mí. Predestinado estiércol,
cieno de ojos vaciados.
Tu imagen en el espejo de la feria me habla de una terrible semejanza.
Arte negra: mirar sin ser visto a quien nos mira mirar.
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Facilidades de la noche y de la palabra. Obscenidades de la luz y
del tiempo.
TE ESTOY PERDIENDO
en cada voz que escuchas,
en cada rostro que contemplas,
en cada gesto tuyo,
en cada lugar
que recibe a tu cuerpo.
Ser como la luz
que te envuelve, por la que dejas
un retazo de sombra. Ser
como la noche que te obliga
a un pensamiento, a un deseo,
a un sueño.
Ser una materia leve,
una corriente extensa
que te persiga siempre.
No ser esto que soy
y que te está perdiendo.
Conducta razonable
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Elegía en 1965
Después de tanta sangre, no derramada en
vano, sólo quedó la nieve teñida de carmín.
(Chocano)
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oscuras como una boca abierta y sentir mucho frío.
Pero si los hombres no quieren hablar siempre de lo mismo
tratarán de construir un periscopio para saber
cómo se desordenan las islas y el mar
y las demás ballenas -si es que existe todo eso.
Y el aparato ha de fabricarse con las cosas
que tenemos a la mano y entonces se producen
las molestias, por ejemplo
si a nuestra casa le arrancamos una costilla
perderemos para siempre su amistad
y si el hígado o las barbas es capaz de matarnos.
Y estoy por creer que vivo en la barriga de alguna ballena
con mi mujer y Diego y todos mis abuelos.
Pero no.
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Y la dueña de la casa y el cartero
no me volvieron a preguntar
por ti.
2
Para olvidarme de ti y no mirarte
miro el viaje de las moscas por el aire
Gran Estilo
Gran Velocidad
Gran Altura
3
Para olvidarte me agarro al primer tren y salgo al campo
Imposible
Y es que tu ausencia
tiene algo de Flora de Fauna de Pic Nic.
4
No me aumentaron el sueldo por tu ausencia
sin embargo
el frasco de Nescafé me dura el doble
el triple las hojas de afeitar.
Un perro negro
Un perro. Un prado.
Un perro negro sobre un gran prado verde.
¿Es posible que en un país como éste aún exista un perro negro sobre un gran prado verde?
En este país un perro negro sobre un gran prado verde es cosa de maravilla y de rencor.
1
Tower of Pisa
Alabaster and not ivory. Y eterno,
Para ferias de fascistas
Quien la canta.
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Ezra
Y su ejército perenne en pie
De muerte.
Torre de Pisa
Et cinis et cilicium.
2
Ezra:
Sé que si llegaras a mi barrio
Los muchachos dirían en la esquina:
Qué tal viejo, che' su madre,
Y yo habría de volver a ser el muerto
Que a tu sombra escribiera salmodiando
Unas frases ideales a mi oboe.
No mueras más
Oye una sinfonía para banda
Volverás a amarte cuando escuches
Diez trombones
Con su añil claridad
Entre la noche
No mueras
Entreteje con su añil claridad
Por lo que Dios más ame
Sal de las aguas
Sécate
Contémplate en el espejo
En el cual te ahogabas
Quédate en el tercer planeta
Tan sólo conocido
Por tener unos seres bellísimos
Que emiten sonidos con el cuello
Esa unión entre el cuerpo
Y los ensueños
Y con máquinas ingenuas
Que se llevan a los labios
O acarician con las manos
Arte purísimo
Llamado música
No mueras más
Con su añil claridad.
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Self Portrait
Soy Billy th’ Kid
Ladrón de bancos
Y como llevo una herida
En la espalda y como
El Tiempo muchas veces
Me negó sus aguas
Sé dónde voy:
Gracias Desierto
Yo nunca olvidaré
Tus pasos sobre
La arena. Tú jamás
olvidarás los míos
La línea misma
Del crepúsculo
Es la línea de la Aurora
Esto va diziendo
E las yentes se allegando
Y sé dónde he de ir
Y el no soñar
se asemeja al ensueño
Pero La Poesía
No es la Demencia
An unusual Beauty
Y ante mí se extiende
El Desierto vacuo
Y transparente
Y no pervive
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El esplendente silencio
De la noche y alguien
Le dijo: Maestro
Cuántas veces debemos
Perdonar y él les
Respondió setenta
veces siete
A C. a su semblante Y a su recuerdo
en cualquier lugar en donde esté
Y luego martes, miércoles, jueves de una docena de proyectos a otra docena de proyectos,
de una semana a otra con chocolate por las noches, con playa los feriados,
con cigarros y café en el Caribe, con películas de Claude Lelouch o de Antonioni
en el Metro, en el Maximil en Marzo en Abril. Y de pronto
tu quiero ir a una ciudad, caminar, entrar tú a una librería y tu comprar
un libro de Onetti. O mejor no. Quiero tu dejarlo todo, ir tú al mar
frecuentar la avenida Arequipa, escribir tú cartas a tu padre, a tu madre
que permanece en la región central del Perú, escribir tú más cartas
a tu amiga Amalia la medio puta, la pampera que se fue al Canadá
junto al río Ontario y te extraña.
Y yo basta o hasta cuándo con la misma vaina
con la misma vaina.
Y tú quiero, voy, vengo,
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he perdido el tiempo o déjate
de tantas cosas o ¿la Belleza?
¡la practicidad, eso, los años vuelan!
Y yo, deja esa sonaja o basta o camina
o no te mojes en agua pasada.
Pero llantos vidrios quebrados, puertas cerradas violentamente o tú dejada sola
de pie en una calle. O yo en una butaca de cine. O yo y tú en silencio
a través de neblina y barrios durante días para que todo julio afuera
una breve algarabía y agosto una hecatombe que duró hasta setiembre
cuando me brotó un flujo de luz y las calles giraban, el piso era deslizante
difícil la conversación, imposible la calma, absolutamente necesario el relax.
Y siempre adherido a tacos, a brillos tuyos, a carteras de charol,
a cabellos largos, a tu cuerpo de 20 años adherido y pongo 748 kilómetros
y tú escribes cartas, yo mando postal. Tú una carta, yo otra carta, tú más cartas
Vuelvo y aquí está noviembre lleno de fiestas, visitas al parque Garcilaso
la primera vez de noche, de noche –la noche de cual día–
de noche contra un árbol sin precauciones, nuestros y luego
en los parques de la Aurora, en un cuartucho, en las arenas de Agua Dulce
en los toldos donde hombre y mujer solos,
otras redes tejen detrás de las paredes de tela.
Y lo sabían todos,
todos lo sabían y allí mezclaron kilos de mierda en las palabras de su conversación
y a ti te cayó la pestilencia. Y yo requinté, solté trampas.
Pero todo se perdió en las diversas formas del murmullo.
Y entonces había que variar cambiar de vida por ti y por mí,
pero TU la televisión TU Natalie Wood TU Caterine Deneuve
TU la Colmena de noche, el Mercado Mayorista, los camales.
YO el Cuarto Tribunal, TU una familia de barrio pobre.
YO una universidad de Lima.
YO calle de Piura.
TU tradicional partido político de derecha, la Radio Onda Popular de Perú
YO edificio de 40 departamentos y 500 familias.
Yo estadio de 80 mil aficionados al box. YO clínica siquiátrica.
TU libro de poemas surrealistas. Bienal de Brasil o de Venecia, Rayuela de Cortázar.
YO miércoles de verano, jueves sábado de invierno. TU invasión armada.
TU congreso de americanistas, una conversación en el Pentágono,
YO fábrica de municiones, la lluvia en Santiago, la Plaza de la Revolución
en Cuba el 26 de Julio. TU mi poema el Júbilo y también este poema.
TU la exposición del 70 en Osaka. TU la vida de tu hermana.
TU la cuarta explosión en el Pacífico, el cohete cantor de China. TU Machupicchu
la violencia, el final del siglo, el Oráculo de Osiris, las revueltas en América.
TU la vejez de la belleza TU las postrimerías de una época TU y eso también
un enorme vacío, un hueco móvil y succionante ¡el espanto! ¡la demencia!
Y aquí conmigo
Y aquí conmigo tú me falta un brillo, tu quiero dejarlo todo,
tu quiero encerrarme en la cabina de una discoteca, escuchar tú y tú varios discos
después comprar el último larga duración de Juan Manuel Serrat. O mejor no
Coger tres vestidos, dos pares de zapatos tu y dejar el trabajo, la academia
y largarte y dejarlo todo, mi colchón, mi mesa, mis piernas, mis manos
mis testículos y dejarlo todo, todo!
¡Pero tú pisas, bebes agua estancada! ¡Crías víboras
y sapos! Tú amamantas perros! ¡Tú miedos, tú sobresaltos!
Pero ¡NO TU! ¡TU NO!
Tú no respondes por la mierda de bestia que perfora tus sentidos.
Tú no respondes por la mierda de bestia que trepa la inteligencia, los días,
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la voluntad, los días y los días ciegos horribles demenciales y miedos, miedos!
y vidas humanas en toneles, en botellas de vinagre vidas
vidas humanas en acuarios. Y tu no respondes mi mariposa, mi nerviosa tu no respondes
y yo me pongo en mis manos, en mis brazos yo me pongo en mis piernas me pongo
en mis riñones para que todo o algo sea duradero y golpeo una puerta que tarda
en abrirse, golpeo muchas puertas que tardan en abrirse
y une telaraña te envuelve, envuelve, envuelve todo.
Y tú no respondes ¡TU NO! ¡NO TU!
Y sin embargo hubo que colocar entre tú y yo 748 kilómetros, y rápidamente luego
colocar semanas, habitaciones y después de manera incontenible
miles de libros de decoración y artesanía, proyectos de lo que será el hombre
en el año 2000 entre tú y yo, revistas llenas de fotos de Apolo XI,
el movimiento Hora Zero, los discursos de Velasco, el Diario del CHE,
y ciudades enteras; Trujillo, Huacho, Chimbote, Lima, todo el agua del río
Santa, del río Moche, del río Virú entre tú y yo; y vidas de 30, de 40, de 50,
de 60 años entre tú y yo y mundos llenos de sonidos, ideas,
pensamientos y costos.
Sobre todo costos
y pensamientos.
Y coincidimos en el terral
el heladero con su carretilla averiada
y yo
que corría tras los pájaros huidos del fuego
de la zafra.
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También coincidió el sol.
En esa situación cómo negarse a un favor llano:
el heladero me pidió cuidar su efímero hielo.
Oh cuidar lo fugaz bajo el sol...
El hielo empezó a derretirse
bajo mi sombra, tan desesperada
como inútil
Diluyéndose
dibujaba seres esbeltos y primordiales
que sólo un instante tenían firmeza
de cristal de cuarzo
y enseguida eran formas puras
como de montaña o planeta
que se devasta.
No se puede amar lo que tan rápido fuga.
Ama rápido, me dijo el sol.
Y así aprendí, en su ardiente y perverso reino,
a cumplir con la vida:
Yo soy el guardíán del hielo.
El lenguado
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MARÍA EMILIA CORNEJO (LIMA, 1947-1972)
Soy la mujer
que lo engañó cotidianamente
por un miserable plato de lentejas,
la que le quitó lentamente su ropaje de bondad
hasta convertirlo en una piedra
negra y estéril,
soy la mujer que lo castró
con infinitos gestos de ternura
y gemidos falsos en la cama.
Soy
la muchacha mala de la historia.
Último retrato
Carlos Alberto tiene nueve años y trae a un niño ciego. Corren juntos envueltos en la
blancura de esta casa persiguiendo una luz. Es diciembre. Y en diciembre grita ciego el
mar. Y grita la noche despavorida y gritan ciegas las estrellas.
Carlos Alberto tiene once años y vive en cajas baúles túneles pozos madrigueras. Habla con
los animales. Esconde palabras extrañas en los árboles.
Carlos Alberto tiene trece años y sigue a Purísima en el sueño. Se sostiene con sus manos
en el aire. Camina con sus pies. Se hunde en sus ojos. Respira sus incendios. Es octubre
o es diciembre otra vez. Y en diciembre camina santo el mar llamando con sus palabras de
sal a los dormidos y corre blanca la noche y corren blancas y santas las estrellas.
Carlos Alberto tiene diecisiete años y escribe días sábanas desiertos países. Vidas que
jugará y caminará y romperá y perderá. Cuerpos que serán Claudias Marías Roxannas
Julias Lucías Mirandas Aldanas. Es octubre o es agosto o es diciembre otra vez cuando
se levanta santo el mar. Los ángeles vuelan en la oscuridad. Las estrellas dejan heridas
terribles en los dedos.
Carlos Alberto tiene cuarenta y ocho años. Vive en lo que pierde en lo que espera en lo que
falta. Hiere. Miente. Anuda trenzas ríos resplandores. Es diciembre. Y diciembre es la noche
y es la sombra que se desprende de la luz.
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El sol es blanca la noche y los ángeles ciegos.
soy tres vidas tres alientos tres fulgores y una sola muerte de amor
interminable.
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sentimos una ligera vibración en el aire un silbido
plateado casi un temblor helado un mal de ojo
que nos envuelve sin dejarnos reaccionar
Guerra
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Venado asesinado
Post Coitum
Descender las escaleras del hotel
y que las cosas vuelvan a su antiguo espesor.
Este placer ya ha sido pagado:
todo es dinero todo se vuelve papel moneda
el goce es dejado sobre sábanas prestadas.
Bendición
Benditas sean las muchachas
que usan rouge y rimmel
beben vino con altos oficiales
y por las noches
-espejos y media luz-
abren las piernas con decencia ,
como cuando duele.
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MONTSERRAT ÁLVAREZ (Zaragoza, 1969)
Diariamente...
lima/año cero
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poesía en una arcada luego ha de beberse el
día y la noche tragarse el mundo hasta el
hartazgo para recomenzar
las imágenes
de los cadáveres descompuestos
pasan
flotando
ante nuestras narices g-é-l-i-d-a-s
como carne muerta desde el nacimiento
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