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ERNESTO FORERO VARGAS

Magistrado ponente

AL6002-2017
Radicación n.° 58161
Acta N.º 09

Bogotá, D. C., cinco (5) de septiembre de dos mil


diecisiete (2017).

Sería la oportunidad para que la Corte resolviera el


recurso de casación interpuesto por JULIO ARMANDO
MARTÍN BERNAL, contra la sentencia proferida por la Sala
de Descongestión Laboral del Tribunal Superior del Distrito
Judicial de Bogotá, el 31 de mayo de 2012, en el proceso
ordinario que instauró el recurrente contra la COMPAÑÍA DE
INVERSIONES DE LA FLOTA MERCANTE S. A. en
liquidación obligatoria.

Sin embargo, se advierte la imposibilidad de proceder a


cumplir con ese cometido, toda vez que no aparece
debidamente notificado el auto admisorio de la demanda
inicial a la COMPAÑÍA DE INVERSIONES DE LA FLOTA
MERCANTE S. A. en liquidación obligatoria, que funge como
demandada y por tanto no se trabó en legal forma la litis

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conforme lo consagra el artículo 29 del CPTSS en


concordancia con los artículos 315 y 320 del CPC, lo cual
impide que esta parte hiciera uso de los derechos de defensa
y contradicción de acuerdo con el artículo 29 de la
Constitución Política de Colombia, ello según los siguientes:

I. ANTECEDENTES

El señor Julio Armando Martín Bernal llamó a juicio a


Compañía de Inversiones de la Flota Mercante S. A. en
liquidación obligatoria, con el fin de que se condenara a la
indexación de la pensión restringida de jubilación reconocida
mediante Resolución 37 del 23 de marzo de 1999, a partir del
23 de agosto de 1998 y en cuantía de $237.645,68
mensuales, en los términos de los artículos 14, 20, 21 y 36
de la Ley 100 de 1993 y los artículos 48 y 53 de la
Constitución Política de Colombia; que se liquidaran y
pagaran los incrementos anuales de la ley; los reajustes de
las mesadas pensionales y de las adicionales de junio y
diciembre de cada año; los intereses moratorios establecidos
en el artículo 141 de la Ley 100 de 1993 y a las costas o
agencias en derecho.

Fundamentó sus peticiones, básicamente, en que la


Compañía de Inversiones de la Flota Mercante S. A. en
liquidación obligatoria, le reconoció la pensión restringida de
jubilación al señor Julio Armando Martín Bernal, mediante
la Resolución 37 del 23 de marzo de 1999, a partir del 23 de
agosto de 1998 y en cuantía mensual de $237.645,68, por

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los servicios prestados entre el 15 de octubre de 1963 y el 12


de septiembre de 1976; la prestación fue reconocida al actor
al cumplir 60 años de edad, bajo los parámetros del artículo
8 de la Ley 171 de 1961, por haber sido despedido
injustamente; que el valor de los conceptos salariales
devengados el último año de servicios, fueron USD4.411,84
dólares americanos, es decir, que el último ingreso mensual
fue de USD367,65.

Que el valor de un dólar para junio de 1976 era


equivalente a $35.26 pesos colombianos; que el ingreso
mensual a la tasa de cambio oficial para el 12 de septiembre
de 1976 era igual a $12.963,40 pesos colombianos, y el 75%
eran $9.722,50 mensuales; que el valor anterior debía ser
indexado desde el 12 de septiembre de 1976 hasta el 23 de
agosto de 1998, cuando se realizó el reconocimiento
pensional según la citada Resolución 37 del 23 de marzo de
1999.

Admitida la demanda, el juzgado dispuso ordenar su


notificación personal a través del representante legal de la
entidad demandada. Sin embargo, una vez enviado el
citatorio y el aviso judicial respetivos, el a quo tuvo por no
contestada la demanda por parte de la Compañía de
Inversiones de la Flota Mercante S. A. en liquidación
obligatoria, pues consideró que la notificación se había
cumplido mediante la remisión del citatorio de que habla el
artículo 315 CPC y aviso judicial del artículo 320 del CPC,
pues quien recibió dicho documentos informó que «la
empresa a notificar si funciona en esta dirección y la persona

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si labora ahí». Se constata que el juzgador de primera


instancia en momento alguno le nombró curador ad litem a
la demandada, y menos practicó su notificación a través de
dicho auxiliar.

El Juzgado Quince Laboral del Circuito de Bogotá, al


que correspondió el trámite de la primera instancia,
mediante fallo del 10 de junio de 2011 (f.º 96-100), resolvió
absolver a la Compañía de Inversiones de la Flota Mercante
S. A. en liquidación obligatoria, de todas y cada una de las
pretensiones, y condenó en costas al demandante en la suma
de $267.800.

Advierte la Sala que mediante auto de fecha junio 22 de


2011, el juzgado de conocimiento concedió la apelación
interpuesta por el demandante contra la decisión de primer
grado ante el Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Bogotá, y agregó «RECONOCER a la doctora MARICELA
MORALES GONZÁLEZ como apoderada de la demandada, en
los términos y para los fines indicados en el poder obrante a
folio 55 del proceso», empero revisada dicha foliatura no
aparece dicho mandato, ni tampoco dentro expediente en
algún otro folio, mostrando con ello que no hay tal
documento, ni apoderada.

La Sala Laboral de Descongestión del Tribunal Superior


del Distrito Judicial de Bogotá, mediante sentencia del 31 de
mayo de 2012, al resolver el recurso de apelación interpuesto
por el Julio Armando Martín Bernal, confirmó en su
integridad la sentencia de primera instancia.

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II. CONSIDERACIONES

Conforme a lo previsto en el artículo 132 del CGP


aplicable en materia laboral por remisión del artículo 145
del CPTSS, el juez deberá realizar control de legalidad para
corregir o sanear los vicios que configuren nulidades u
otras irregularidades del proceso.

Así las cosas, de las actuaciones surtidas dentro del


presente proceso se observa que la notificación del auto
admisorio de la demanda debió realizarse al demandado
personalmente, como lo dispone el numeral 1°, del literal
a), del artículo 41 del Código Procesal del Trabajo y de la
Seguridad Social, en la forma como fue modificado por el
artículo 20 de la Ley 712 de 2001, o bien en los términos
del artículo 29 del CPTSS, previo el trámite de que tratan
los numerales 1 y 2 del artículo 315 y los numerales 1 y 2
del artículo 320 del Código de Procedimiento Civil vigente
para la época, en los casos que sea pertinente su
aplicación.

En efecto, cuando el demandado no comparece a


notificarse al despacho judicial respectivo, o no es hallado
o se impide su notificación, la misma debe surtirse a través
de curador ad litem, en observancia de lo ordenado para el
proceso del trabajo por el artículo 29 del Código Procesal
del Trabajo y de la Seguridad Social, en la forma como fue
modificado por el artículo 16 de la referida Ley 712 de 2001,
que reza:

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ARTÍCULO 29. NOMBRAMIENTO DEL CURADOR AD LITEM Y


EMPLAZAMIENTO DEL DEMANDADO. <Artículo modificado por
el artículo 16 de la Ley 712 de 2001:> Cuando el demandante
manifieste bajo juramento, que se considera prestado con la
presentación de la demanda, que ignora el domicilio del
demandado, el juez procederá a nombrarle un curador para la
litis con quien se continuará el proceso y ordenará su
emplazamiento por edicto, con la advertencia de habérsele
designado el curador.

El emplazamiento se efectuará en la forma prevista en el


inciso segundo del artículo 318 del Código del Procedimiento
Civil y no se dictará sentencia mientras no se haya cumplido.

Cuando el demandado no es hallado o se impide la


notificación, también se aplicará lo dispuesto en los incisos
anteriores, previo cumplimiento de lo establecido en los
numerales 1 y 2 del artículo 320 del Código de Procedimiento
Civil. En el aviso se informará al demandado que debe concurrir
al juzgado dentro de los diez (10) días siguientes al de su fijación
para notificarle el auto admisorio de la demanda y que si no
comparece se le designará un curador para la litis.

Lo anterior, por cuanto el mencionando artículo 29


mantiene plena vigencia, dado que en manera alguna ha
sido derogado o subrogado por norma posterior, y respecto
de él, en juicio de constitucionalidad, la Corte
Constitucional lo declaró exequible por sentencia C-1038
de 5 de noviembre de 2003, momento en el que se
encontraba vigente la Ley 794 de 2003 -abril 9 de 2003-.

Esta última ley en su artículo 32 modificó el artículo


320 del Código de Procedimiento Civil, respecto de la
notificación al demandado por aviso, cuando no puede
realizarse personalmente, como parece se ha asumido en el
presente caso por el a quo, habida cuenta del informe
secretarial obrante a folio 49 del cuaderno del juzgado, que
da cuenta de esta clase de notificación.

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De ahí que siendo el artículo 29 del Código Procesal


del Trabajo y de la Seguridad Social una norma especial
frente a las que prevén similares actos procesales en el
Código de Procedimiento Civil, prevalece sobre aquéllas,
siendo deber de los jueces del trabajo y de la seguridad
social, acatar su contenido cuando, a pesar de haberse
citado al demandado éste no comparece, evento en el cual
debe designar curador ad litem para la litis, con quien debe
surtirse la notificación personal, y realizar el edicto
emplazatorio, sin el cual no es dable proferir sentencia de
primer grado.

Descendiendo al caso objeto de estudio, en auto de


fecha 17 de febrero de 2011, atendiendo el informe
secretarial que señalaba «la demandada no contestó la
demanda a pesar de haber sido notificada en forma personal
por aviso judicial de que trata el artículo 320 del CPC, tal y
como consta a folios 34 a 48 del plenario» ordenó tener por
no contestada la demanda por parte de la Compañía de
Inversiones de la Flota Mercante S. A. en liquidación
obligatoria, y citó para audiencia primera de trámite, sin dar
aplicación previa al artículo 29 del CPTSS.

Además, nótese que no hay constancia de que la


empresa demandada haya recibido la citación y el aviso de
notificación, ya que quien aparece recibiendo es el «Edificio
Plaza 67» (f.º 29 y 35) y no a la Compañía de Inversiones de
la Flota Mercante S. A., ni su representante legal, ni el
liquidador. Igualmente, no existe ninguna evidencia de que
la demandada haya otorgado algún mandato para

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comparecer al proceso.

Ante una situación similar a la aquí estudiada, en


sentencia CSJ SL, 13 mar. 2012, rad. 43579, dispuso esta
Sala de Casación:

8. Dado que, mientras conserve vigencia el artículo 29 del CPTSS,


no es procedente la notificación por aviso en el ámbito laboral –
salvo el caso previsto por el parágrafo del artículo 41 ibidem, las
advertencias al respecto hechas por la secretaría en las
comunicaciones remitidas a los demandados carecen de efecto.

9. Por lo anterior, previa verificación en el expediente, la secretaría


de la Sala, y, en guarda del debido proceso, deberá remitir el aviso
previsto por la parte final del inciso tercero del artículo 29 del
CPTSS a los demandados que recibieron la comunicación para que
comparecieran a notificarse del auto admisorio de la demanda, y
no hay constancia de no haber recibido aquélla (fl. 240,
excluyendo a Marco Tulio Carpintero González, pues a fl. 87 –
reverso, sticker- consta la inexistencia de la dirección), con la
advertencia específica que para el ámbito laboral la norma
contempla: el nombramiento de curador, con quien se surtirá la
notificación y se continuará el trámite del recurso.

La anterior irregularidad en la notificación del


demandado, en el asunto en particular no puede
considerarse superada, toda vez que la aquí accionada no se
enteró de la existencia del proceso, ya que el reconocimiento
de personería que aparece en el auto de junio 22 de 2011 no
tiene soporte alguno, por cuanto no fue allegado ningún
poder en el curso del proceso con destino a esta actuación y
por ende, nunca compareció, que al haberse proferido
decisión de primer grado sin la presencia de una de las partes
se vulneró el derecho fundamental de defensa y debido
proceso consagrado en el artículo 29 CN.

Cabe agregar que el artículo 29 de la Constitución


Política de Colombia, garantiza a los ciudadanos el respeto

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de las formalidades procesales, la aplicación efectiva de la


norma positiva y como consecuencia de ello, la correcta
administración de la justicia.

Dicho postulado constitucional persigue,


fundamentalmente, que las personas estén protegidas contra
eventuales abusos y desviaciones de las autoridades, dado
que, cada trámite está sujeto a lo que la norma constitucional
define como las «formas propias de cada juicio». En ese orden
de ideas, el derecho en comento tiene la doble condición de
garantía y principio rector de las actuaciones judiciales y
administrativas del Estado.

Es por ello que los procedimientos se constituyen en la


forma mediante la cual los individuos interactúan con el
Estado y, por tanto, se requiere de su estricto cumplimiento,
respetuoso de los derechos de contradicción, impugnación y
publicidad, con el objeto de no desquiciar el ordenamiento
jurídico.

Sobre el particular, ha manifestado esta Sala de


Casación Laboral, entre otras en la acción de tutela con CSJ
SL, 9 jun. 2009, rad. 20608, que:

El artículo 29 de la Constitución Política establece que “el debido


proceso se aplicará a toda clase de actuaciones judiciales y
administrativas”. Esta disposición reconoce el principio de
legalidad como fundamental en el ejercicio de las funciones tanto
judiciales como administrativas, razón por la cual, deben observar
las formas propias de cada juicio y asegurar la efectividad de
todas aquellas normas que permitan a los administrados
presentar, solicitar y controvertir pruebas, integrando una serie de
garantías en defensa de los asociados con el objeto de obtener
unas pronta y cumplida justicia.

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En este orden de ideas el debido proceso se entiende como la


regulación que previamente delimita los poderes del Estado y
establece las garantías de protección a los derechos de los
administrados, de forma tal que ninguna actuación judicial o
administrativa dependa de su propio arbitrio, sino que se
encuentre sujeta a procedimientos señalados en la ley y en los
reglamentos.

En consecuencia, de lo discurrido, y habida


consideración de no haberse surtido en el asunto de la
referencia la notificación en debida forma del auto admisorio
de la demanda de fecha 24 de marzo de 2010 a quien funge
como demandado, se deberá dar estricto cumplimiento de
conformidad con las normas de que se ha hecho abundante
cita.

Sin embargo, como la Corte carece de competencia para


emitir una eventual declaratoria de nulidad que se pudiere
haber presentado en la primera instancia, lo que procede es
declarar sin valor ni efecto el auto que dispuso dar curso a la
demanda de casación, así como la consecuente nulidad de lo
actuado a partir de ese momento en el trámite del recurso
extraordinario.

Como natural efecto de lo expuesto en precedencia, se


torna evidente que este mecanismo extraordinario fue
admitido sin haber lugar a ello; consecuente con lo anterior,
se regresará el expediente al Tribunal de origen para que
adopte la decisión que considere pertinente y los correctivos
del caso.

III. DECISIÓN

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En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia,


Sala de Casación Laboral,

RESUELVE:

PRIMERO: DECLARAR sin valor ni efecto el auto de 16


de octubre de 2012, por el cual se admitió el recurso de
casación interpuesto por el demandante. En consecuencia,
se declara nula toda la actuación surtida después de dicha
providencia, en el trámite del recurso extraordinario.

SEGUNDO: DEVOLVER el expediente al Tribunal de


origen para que adopte los correctivos del caso según lo
expuesto.

Notifíquese y cúmplase.

MARTÍN EMILIO BELTRÁN QUINTERO

DOLLY AMPARO CAGUASANGO VILLOTA

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