Vous êtes sur la page 1sur 2

"Suicidio": barbarismo y perversión

Gregorio HINOJO ANDRES

A todos aquéllos, algunos amigos buenos,


que decidieron elegir el día y la hora

El entrecomillado del término suicidio muestra cla- atacar y desprestigiar a famosos teólogos de su
ramente el propósito de esta breve disquisición filo- época y, de paso, a los filósofos antiguos, entre
lógica, interesada y preocupada por las palabras, ellos a Séneca. Para denigrar y vilipendiar a los que
por su origen y por su significado, que no pretende acaban con su vida creó este vocablo con el mismo
emitir juicios de valor ni calificaciones morales sobre componente que "homicida", "fratricida" "parricida",
la búsqueda voluntaria de la muerte, ni discutir su como si se tratara de acciones similares. Bien fuera
licitud o su legitimidad. Estas son cuestiones muy por la monstruosidad del término o por el desdoro
arduas y demasiado elevadas para mis pretensio- de este autor, desaparece durante siglos y sólo lo
nes y mi competencia; como diría el poeta mantua- encontramos -si mis investigaciones son exactas y
no non nostrum inter uos tantas componere lites, fundadas- a mediados del siglo XVII. Es evidente
"no es nuestro ajustar entre vosotros disputas tan que la sensibilidad y conciencia lingíHstica latina de
grandes". Como filólogo y enamorado de la palabra los humanistas del Renacimiento nunca hubieran
desde hace tiempo me disgusta y me desagrada aceptado este neologismo tan antilatino, tan
ese vocablo tan feo, tan perverso y tan "bárbaro". "bárbaro".
Exponer su origen y su difusión en las lenguas de No se vuelve a encontrar el término hasta la in-
nuestro entorno es el objeto de esta glosa. A publi- gente obra del teólogo y moralista J. L. Caramuel,
caria me han impulsado las no infrecuentes penas Theologia mora lis fundamentalis, de 1643, reedita-
de muerte en vísperas del siglo vigesimoprimero y da en Roma en 1656. Los moralistas han sido
las polémicas tan numerosas, algunas de carácter siempre poco sensibles a la belleza de las palabras
léxico, sobre el fin que para su vida buscó y consi- y a la corrección linguística; no se han interesado
guió el tetrapléjico señor Sampedro. mucho, según propia confesión, ni por las normas
El término suicidio, común -con las lógicas va- de la gramática ni por los preceptos de Donato.
riantes fonéticas- a muchas lenguas modernas de Con esta palabra buscaba resaltar el aspecto cri-
Europa, deriva de un pretendido término latino sui- minal de la acción al asociarla con la noción de
cidium, que nunca existió en latín clásico ni en latín asesinato -incluida en el sufijo-, y con ello pre-
tardío y, lo que es más importante, nunca pudo tendía y conseguía estigmatizar y denostar la
existir. En efecto, los hablantes de la lengua de muerte voluntaria en la civilización occidental. El
Roma nunca formaron los compuestos con un pri- autor es consciente de que se trata de un término
mer elemento pronominal, ni con suus-sui, ni con extraño y por ello siente la necesidad de definirlo:
ningún otro, como puede comprobarse con la con- "Suicida dicitur qui se ipsum interemit".
sulta de cualquier diccionario latino, incluso de los Por las mismas fechas se acuña el término en in-
más ingentes, o de los modernos soportes informá- glés, en la obra de sir Thomas Browne, Religio Me-
ticos que contienen prácticamente todos los escritos dici, escrita en 1636 y publicada en 1642, aunque el
latinos antiguos conservados. Para un conocedor Oxford English Dictionary data su primera aparición
de la lengua del Lacio suicidiumlsuicida sólo podría en 1651. La lengua inglesa, con mucha más pro-
aludir o sugerir "la matanza del cerdo", "el matarife": pensión y facilidad que el latín y las lenguas romá-
de sus-suis "cerdo", más el sufijo -cidium, -cida, de- nicas para la formación de palabras compuestas,
rivados del verbo caedo que significa "matar", "dar presentaba menos inconvenientes y escrúpulos pa-
muerte"; pero el vocablo nunca existió, ni siquiera ra aceptar el nuevo término. Esta puede ser una
para esta designación, porque los romanos pensa- explicación racional y lógica de que se acuñara en
ban con buena lógica que no eran comparables en inglés antes que en otras lenguas, y no la mayor
absoluto un homicidio y una festiva matanza del frecuencia del suicidio entre los hablantes de dicha
cerdo y por ello no pOdía utilizarse el mismo sufijo lengua, como alguna vez se ha insinuado. El em-
para denominar ambos hechos; era y es una pala- pleo de la palabra, sin ninguna pretensión de origi-
bra impensable, y por tanto bárbara, en la lengua nalidad, en dos obras escritas por las mismas fe-
latina, y debería serio en cualquier lengua románica chas, nos inclina a defender que ya estaba en el
o neolatina. Si hubiera existido un celoso guardián ambiente de la época y se utilizaba en discusiones
de la pureza de la latinidad cuando se acuñó el y debates morales y filosóficos de carácter oral,
término, hubiera dedicado no un dardo, sino una ja- aunque tardó a incorporarse a la lengua escrita;
balina a su infeliz nacimiento. siempre la lengua hablada ha gozado de mayor li-
El primer empleo del que tenemos constancia es bertad y se ha adelantado a utilizar y admitir neolo-
de Galtiero de San Víctor -probablemente su gismos y barbarismos.
"creador"- teólogo rigorista y ultramontano, en Desde el inglés se difundió a las lenguas conti-
1180, en su obra Contra quatuor labyrinthos Fran- nentales, pero se demoró un tanto su aceptación
ciae, calificada por su editor y comentarista de definitiva. En francés fue utilizado por primera vez
"pamphlet virulent et passionné", en la que pretende en 1737 y figura ya en el Dictionaire de J'Académie

12
de 1762; en castellano fue empleado por Moratín y además de su maldad y sus connotaciones de ira-
se incorpora al Diccionario de la Academia en cundia, de brutalidad para denigrar a los que deciden
1817, aunque no aparece todavía en el de Autori- elegir este destino para su vida, merecedores de un
dades. También en Italia tardó a difundirse y no se máximo respeto. Muerte voluntaria, expresión muy
incorporó a los diccionarios hasta muy avanzado empleada en el mundo romano, y utilizada como
el siglo XIX. sustituto de "suicidio" en otras lenguas modernas, es
Los romanos nunca crearon ni pudieron crear este una designación objetiva que no muestra ningún jui-
término porque era incompatible con la estructuras y cio de valor ni connotación axiológica sobre este acto
las normas de su lengua, pero tampoco crearon ni de libre decisión humana.
buscaron un compuesto posible con -cidium, -cida, Para concluir quiero manifestar que tampoco me
porque pensaban que la violencia y la crueldad inhe- parece del todo afortunado el término "eutanasia";
rentes a estos sufijos no eran aplicables en absoluto a es una designación, pese a su enorme éxito, con-
los que buscan acabar con su propia vida, de la que tradictoria y antitética -un oximoron como dirían
todo hombre es responsable y titular indiscutible. los amantes de las figuras retóricas-, ya que la
Comprendo perfectamente que desde una ética per- diosa necrófila nunca es buena ni propicia, sino
sonal y privada o desde una conciencia estricta y téne- triste, infausta y funesta, incluso cuando alguien
ra no se acepte la licitud moral del llamado suicidio, pe- voluntariamente llama a sus puertas; la muerte sólo
ro es innegable que este acto nunca puede ser puede calificarse como un mal menor, deseable
juzgado ni calificado con la misma dureza y rigor que únicamente en situaciones límite, física o psíquica-
cualquier destrucción de otra vida humana, que un mente. Por otra parte, las palabras cargadas de al-
homicidio, fratricidio o parricidio, términos que sí guna noción y connotación positiva siempre pueden
aceptaron los romanos y acuñaron en su lengua, ni desarrollar funciones apelativas, de propaganda;
debe ser designado de forma idéntica. A su agramati- además de informar y significar pretenden conven-
calidad el vocablo añade su incorrección e inexactitud cer.

EDITORIAL TROTTA
Tfno. 34-1-593 9040
Sagasta, 33, Madrid, 28004
E-mail: trotta@infornet.es
http://www.trotta.es

JORGEN HABERMAS ANTONIO BAYLOS y JUAN TERRADILLOS


Facticidad y validez. Derecho penal del trabajo (2.a ed.)
Sobre el derecho y el Estado democrático de derecho
JUAN RAMÓN CAPELLA
en términos de teoría del discurso
Fruta prohibida. Una aproximación histórico-teorética
PETER HÁBERLE al estudio del derecho y del estado
Libertad, igualdad, fraternidad. 1789 como historia,
ROSARIO GALLARDO MOYA
actualidad y futuro del Estado constitucional
Democracia sindical interna
J. RAWLS, R. RORTY, J. F. LYOTARD, A. HELLER,
ANTONIO MANUEL PEÑA FREIRE
J. ELSTER, S. SHUTE y S. HURLEY
De los derechos humanos La garantía en el Estado constitucional de Derecho

PAOLA CAYALIERI y PETER SINGER (eds.) BARTOLOMÉ CLA YERO

El Proyecto «Gran Simio». Happy Constitution. Cultura y lengua constitucionales


La igualdad más allá de la humanidad
LUIGI FERRAJOLI

CARLOS MARÍA CÁRCOY A


Derecho y razón (3.a ed.)
La opacidad del derecho
NICOLA MATTEUCCI
JUAN J. BUSTOS Y HERNÁN HORMAZÁBAL Organización del poder y libertad.
Lecciones de derecho penal (vol. 1) Historia del constitucionalismo moderno

13

Vous aimerez peut-être aussi